No he hecho estadística de los comentarios pero he apartado los que discuten con argumentos. Algunos están de acuerdo en líneas generales con lo escrito, otros en absoluto, pero da lugar a que a mí me llegue información valiosa y pueda, o no, reconsiderar postulados.
Lo más preocupante, en mi opinión, son dos cosas que siempre pasan. No en este post, sino en cualquier blog donde se toque un tema polémico.
La primera es que poca gente lee los comentarios anteriores por lo que cuestiones ya respondidas se reiteran. La segunda es algo más preocupante y muy de moda en la política pero que debería estar más lejos en este ámbito nuestro: el recurso a la descalificación personal como contra-argumento. Aún así, de todos los comentarios me he hecho una buena idea de mí mismo: soy Mr. Hyde redivivo con un toque del conde Drácula y turbante talibán. Las encuestas de calidad no refrendan eso pero supongo que mis alumnos están aterrorizados.
Cerrando el apartado anterior, me voy a sincerar, esta vez sin ánimo de provocar, respondiendo a algunos comentarios.
La universidad española tiene varios problemas, a cada cual más serio, en todos los ámbitos de decisión, desde el Ministerio del ramo hasta el despacho del último profesor mileurista (que hay muchos). Algunos de esos problemas son solucionables a medio plazo pero no soy optimista. Otros no veo que vayan a mejorar en décadas. En cualquier caso, los alumnos no son responsables de ellos salvo en un aspecto: su ausencia generalizada de los órganos de gobierno donde, aunque no lo sepan o no se lo crean, tienen un peso significativo que podría aprovecharse mejor.
Empezando por arriba: desde el Ministerio, en los últimos años y afectando a ambos partidos políticos gobernantes, no se ha planificado con claridad la transición al EEES. Eso ha supuesto mucha pérdida de tiempo, muchas iniciativas segadas y bastante desaliento entre los profesores que se preocupan (créanme, alguno hay). Aún así, el movimiento alrededor del EEES es posible que genere efectos beneficiosos para algunos de los problemas básicos que mencionan algunos de ustedes, especialmente el mirar más hacia lo que se hace en otros países y, tal vez, adoptar técnicas de enseñanza diferentes cuando sea necesario. Las técnicas de enseñanza y los objetivos que se buscan son esenciales pero están sin definir. Mientras tanto cada profesor hará lo que pueda o quiera, habrá que esperar a ver si el tema se aclara.
La posición de funcionario tiene un efecto perverso, es verdad: nadie puede echarte salvo que entres en la delincuencia más descarada y aún así es difícil. La ventaja es que los que trabajan pueden hacerlo sin la tensión que tienen en sistemas extremadamente competitivos, el otro extremo del péndulo. ¿Qué es lo que pasa aquí? Pues que el profesor bueno lo hace bien y el malo lo hace mal. El profesor que quiere investigar, investiga y el que no, no. El que se molesta está en su despacho o al menos disponible (yo, por ejemplo, estoy a caballo entre dos ciudades y doy el móvil y correo a los alumnos para que las tutorías puedan ser en cualquier momento) y el que no, desaparece días o semanas enteras. El que tiene entrañas renueva su discurso, sus prácticas y sus formas buscando mejorar y el que no sigue trayendo sus transparencias de hace diez años sin mayores reparos.
La calidad del profesorado debe medirse teniendo en cuenta varias claves. La primera es que la mayoría de los profesores actuales sacamos la plaza con la antigua LRU. Eso significaba que dos de los miembros del tribunal los ponía tu departamento (frecuentemente tú mismo) y tres salían a sorteo entre los del área de conocimiento. Lógicamente, el de casa (también llamado "el bicho") jugaba con ventaja siempre y una mayoría de las veces ganaba la oposición. A veces injustamente pero otras no. Mi caso no es de los más descarados: yo no era estrictamente "de la casa" porque, aunque llevaba dos años en el departamento, venía de otra universidad, no era mi área aunque tenía experiencia en ella, también tenía publicaciones y docencia en media docena de maestrías y cursos de doctorado nacionales y extranjeros. El caso es que apenas tuve que pelear porque nadie más vino a competir. Aunque la saqué no tengo la sensación de que fuera un regalo: un año de preparación y un curriculum bastante más largo. De todas formas, el viejo sistema facilitó lo que hoy llamamos "endogamia", donde estabas de meritorio durante años y luego, al cabo del tiempo, como en el ejército, se te premiaba con un ascenso.
La actual LOU creo que tenía buenas intenciones y eliminó lo de los dos miembros del tribunal "a dedo" pero generó un sistema imposible que sólo va a durar unos años porque la actual reforma lo cambia de nuevo. Eso ha generado más frustración entre los aspirantes a profesores que ven que les cambian las reglas del juego constantemente.
¿Más problemas? Pues sí, muchos. Pero los comentaré otro día por mera cuestión de extensión. Hoy, para terminar en positivo y porque aún siento las agujas de vudú clavadas en los riñones, me atrevo, sin prepotencia (creo), a recomendar unas pocas reglas de supervivencia. Porque en la universidad deben ustedes flotar como un corcho para terminar la carrera. No se crean que fuera, en la sociedad real, no hace frío. Lo hace y mucho. Las reglas son pocas pero no veo que casi nadie las siga:
- ante una nueva asignatura, evalúen al profesor. Los hay de varios tipos pero sólo dos les van a causar problemas: los que exigen sus apuntes al dedillo (y no se te ocurra mirar otros libros) y los que creen que suspendiendo a todos la tienen más larga. En el primer caso, mala suerte (yo tuve dos de esos): sólo hay dos opciones. La primera es agachar la cabeza y pasar por el aro. La segunda es reclamar (veremos eso más adelante). Pregunten a los de otros cursos, recojan información y actúen en consecuencia: el profesor no es necesariamente un enemigo pero tampoco lo contrario.
- en casi todas las asignaturas basta con elegir un par de buenos libros para saber lo necesario, no sólo para aprobar, sino para saber. Si su profesor no se los menciona (aunque debería) busquen información en otras universidades, con profesionales, en foros... pillen los libros y úsenlos. Muy importante: todo está escrito, el profesor es una figura prácticamente prescindible salvo que sea realmente bueno.
- no usen excesivamente internet para los trabajos y el estudio. No es que sea una mala fuente en general (la wikipedia es normalmente buena) pero es que se nota mucho cuando se usa el corta/pega y los temas o trabajos quedan mal estructurados.
- hagan trabajo colectivo, el trabajo individual es necesario pero al 100% no es lo más eficaz. Si tienen, pongamos, 20 temas en una asignatura, pónganse de acuerdo y que cada persona o en grupos de dos preparen a fondo un tema, uno solo, con los libros adecuados. Sería bueno que luego hicieran una puesta en común pero aunque no lo hagan los temas serán mejores y el esfuerzo individual se habrá aprovechado también mejor.
- háganse un horario y respétenlo; la planifícación es imprescindible para aprovechar el tiempo. Incluyan horas de estudio y biblioteca (documentación) porque sino todo se juntará al final con los resultados previsibles.
- si hay problemas serios con un profesor únanse, vayan al sindicato de estudiantes y pongan una queja formal al vicerrector de turno. Normalmente esto no se hace porque creen que no va a ser útil. Les aseguro lo contrario. Usen el poder que tienen si alguien pretende abusar del suyo.
- finalmente, si no hay forma de aprobar, pidan un tribunal. Es un procedimiento reglamentado y que debe usarse. les recomiendo que lo hagan en grupo y que, en ese examen, estudien a fondo.