29 diciembre 2013

Problemas en la fotografía de museos

Ayer estuve haciendo fotos en una exposición temporal sobre ritos funerarios que se presenta en el Museo de Arte Romano de Mérida. Cualquier fotógrafo que aparezca por este museo se encontrará con una serie de problemas comunes a este tipo de recintos. Hoy les comento los principales y, cuando sea posible, alguna solución.

Es más evidente es la falta de luz. Parece política de estos lugares que te muevas en un mundo de penumbra donde los objetos están iluminados por unos focos mortecinos que parecen dar más calor que luz. El caso es que hacer fotos con la sensibilidad base de las cámaras (ISO 100 en la mía) te lleva a velocidades de obturación de medio segundo. Dado que está prohibido usar trípode, es seguro que la inmensa mayoría de las fotos saldrán movidas si ajustas la exposición correctamente. Una opción es subir la sensibilidad ganando valores de diafragma y reduciendo proporcionalmente el tiempo de exposición. Sin embargo, y esto no es evidente, algunos sensores no necesitan hacer esto sino que es mejor estrategia medir para las luces más altas y subexponer el resto de la escena. Merece mucho la pena leer la magnífica explicación de Luijk sobre este curioso pero importante asunto.

El siguiente problema es el color de esas luces. El museo tiene una iluminación general de luz natural que penetra por algunos huecos en lo alto de la nave pero la luz llega débilmente (o no llega) a los espacios laterales y las vitrinas, que están iluminadas con focos. La exposición mencionada está en una zona cubierta exclusivamente por iluminación artificial. Como saben, la sensación de luz "natural" se produce con una luz con temperatura de color de unos 5500 K. Todo es subjetivo pero es la temperatura asociada a la luz solar en un día despejado y se entiende que los museos deberían iluminar los objetos con algo equivalente para ver los colores correctamente. Nada más lejos de la realidad. Abajo tienen la foto de una lucerna romana tal como fue tomada. El hecho de que la superficie bajo la pieza sea blanca les dará una idea del problema de la iluminación: en esta vitrina, la temperatura de color es de unos 2500 K.

Lucerna romana; foto sin corrección.
Como saben, la solución es realizar la corrección que se conoce como ajuste o balance de blancos. En el caso fotos tomadas en RAW, este ajuste es muy simple ya cuando arrastramos la imagen encima de Photoshop, se abre Adobe Camera Raw, el módulo de "revelado" raw. Aquí se pueden ajustar muchas cosas (estos días recomendé un video estupendo de J. M. Mellado, véanlo aquí). El procedimiento es tan simple que pulsar en el botón "White Balance Tool" (o equivalente en español) y pinchar sobre una superficie blanca o gris en la foto. En este caso hemos tenido suerte porque la superficie de la vitrina es blanca, en otros puede ser necesario hacer una toma más con una tarjeta de papel blanca o gris que podemos llevar en la bolsa para tener esa superficie de referencia. Esa toma la usaremos solamente para tener una estimación de la temperatura de color de la luz y aplicarla a la imagen sin tarjeta.
¿Es posible aplicar el balance de blancos a una foto en formato JPG? La respuesta es que sí, aunque con importantes limitaciones respecto a la toma en RAW. Si quieren una buena explicación la encontrarán, cómo no, en el blog de G. Luijk. Abajo les muestro la imagen definitiva de la lucerna.
Lucerna romana; foto corregida.
Observarán que además de realizar el ajuste de blancos me he molestado en eliminar la pieza que asomaba en la esquina superior derecha aunque esto es solo una manipulación estética. Lo importante es que los colores son ahora bastante más naturales y que la imagen carece del tono anaranjado dominante que tenia la toma original.
Lamentablemente estas operaciones no generan una imagen completamente correcta debido a que la fuente de luz no es equilibrada: probablemente los focos que iluminan la vitrina no emiten luz (o lo hacen débilmente) en las frecuencias correspondientes a los azules. En consecuencia, aunque aparentemente la imagen está bien, si hubiera colores azules en la lucerna saldrían débiles debido que no se puede reflejar longitudes de onda que la fuente de emisión no emite.
Dicho lo anterior, les añado un tercer problema: las piezas de las exposiciones están normalmente protegidas por vidrios que reflejan hábilmente todo el entorno y pueden engañar a los sistemas de enfoque automático. Hay algunas piezas de la colección visigoda situadas en mesas que aún no he sido capaz de fotografiar por la primera razón, la de los reflejos. La solución es buscar un ángulo adecuado, proteger la zona con nuestro peopio cuerpo y apoyar la parte delantera del objetivo en el vidrio. Esto último nos acercará al objeto tal vez excesivamente pero si no es así nos ayuda a reducir el movimiento de la cámara cuando disparamos con velocdades bajas. La foto anterior está tomada así, apoyando el objetivo en uno de los vidrios protectores. Lógicanente, siempre que podamos debemos apoyar la cámara en algun sitio: paredes, columnas... todo vale con tal de evitar la fotos movidas y conseguir un poco más de profundidad de campo.
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