Un complicado y polémico cóctel de biotecnología, bioética y dinero
1. Los fundamentosLas técnicas llamadas ANT (de
Altered Nuclear Transfer) pretenden crear células troncales sin entrar en problemas éticos derivados del uso de embriones humanos. La técnica ANT se basa en la
extracción del núcleo de una célula madura, por ejemplo, de la piel, que contiene, como todas, el ADN del sujeto. Posteriormente, este núcleo se introduce
en un óvulo del que se ha extraído previamente su propio núcleo con lo que, consecuentemente, sólo queda el citoplasma. Este óvulo, además, ha sido tratado en un paso anterior
eliminando factores citoplasmáticos necesarios para una completa expresión de los genes y para el desarrollo coordinado de la división celular.
Los cybrids o híbridos citoplasmáticos son el resultado de implantar el núcleo de una célula somática humana en una célula no humana enucleada. De lograr su crecimiento durante unos días serían una fuente potencial de células troncales humanas.El óvulo resultado de la transferencia del núcleo somático tiene el ADN completo y puede comenzar a dividirse mediante estimulación eléctrica pero
sólo generará células troncales desorganizadas, nunca un embrión. Estas células troncales pueden ser usadas en investigación y dado que no existe ninguna opción a formar un embrión, los dilemas éticos sobre la creación o destrucción de embriones humanos potencialmente viables que comenté en el post
De embriones y células madre no son aplicables al caso.
Este procedimiento tiene un problema serio: la donación de óvulos humanos es muy escasa, casi inexistente. Por este motivo se introduce una variación que consiste en
transferir el núcleo somático humano a células no humanas (llamémoslas "animales" para entendernos aunque nosotros también lo seamos).
Dado que del óvulo animal sólo se necesita el citoplasma, el ADN nuclear de la nueva célula es completamente humano. Se forman así los llamados
cybrids o híbridos citoplásmáticos, una fuente potencialmente adecuada de células troncales humanas. Al cabo de cinco o seis días tras comenzar a dividirse la célula inicial tras estimulación eléctrica, las células troncales se extraen y se cultivan independientemente desechando el resto.
Hay que insistir que el origen del ADN humano no es un gameto sino una célula somática. En este sentido, un
cybrid es completamente diferente de un híbrido verdadero, resultado de la fecundación del óvulo de una especie por un espermatozoide de otra especie distinta (de lo que resultan los mulos, por ejemplo). En un
cybrid el ADN del núcleo es humano y sólo persiste el ADN mitocondrial que, al estar en el citoplasma, es del animal del que se haya extraído el óvulo (normalmente conejas o vacas).
2. La luz verde y dificultadesEn septiembre de 2007, tras un debate intenso, la
Human Fertilization and Embryology Authority (HFEA) de Gran Bretaña dió luz verde a esta línea de investigación. Las encuestas realizadas a la población dieron como resultado que
un 60% estaba de acuerdo con permitir esta línea de investigación y un 25% la desaprobaba.
Having looked at all the evidence the Authority has decided that there is no fundamental reason to prevent cytoplasmic hybrid research. However, public opinion is very finely divided with people generally opposed to this research unless it is tightly regulated and it is likely to lead to scientific or medical advancements.
La autorización incluye restricciones severas como, por ejemplo, que las células no deben mantenerse más allá de 14 días, que es cuando comienzan a producirse células de diferentes tipos.
En enero de 2008, la HFEA autorizó a dos grupos del Kings College London (
Stem Cell Biology Laboratory) y de la Universidad de Newcastle (
Institute for Human Genetics) a realizar investigaciones con híbridos citoplasmáticos.
Las reacciones no tardaron mucho en producirse y en abril, dos grupos religiosos, el
Christian Legal Centre y el CORE (
Comment on Reproductive Ethics) presentaron sendas reclamaciones judiciales para que estas licencias fueran retiradas considerando que los
cybrids eran híbridos auténticos humano-animal, cuya creación está prohibida legalmente en el Reino Unido por una norma de 1990. Recientemente su demanda ha sido desestimada por el equivalente a nuestro Tribunal Supremo que, si no he entendido mal, ha dicho que esas definiciones las determina la autoridad científica competente (en este caso la HFEA) y que las licencias concedidas entran de lleno en el ámbito de sus competencias.
El mayo de 2008, la casa de los Comunes votó sobre este tema ratificando la conveniencia de la investigación por 336 votos a favor y 176 en contra. Poco después, en julio de 2008, un tercer grupo (un equipo del
Clinical Sciences Research Institute de la Universidad de Warwick), recibió una tercera autorización.
3. No con mi dineroSi los grupos investigadores creían que con esto estaba todo solucionado, estaban equivocados. Dos de los equipos (King's College y Newcastle) presentaron proyectos para la extracción de células troncales y han visto rechazada la financiación solicitada. El tercer grupo (Universidad de Warwick) no ha presentado aún su proyecto. Los dos directores de los grupos han comentado que no se les ha dicho claramente la razón del rechazo por parte de los organismos a los que se pidieron los proyectos: el
Medical Research Council y el
Biotechnology and Biological Sciences Research Council (BBSRC). El representante de este último organismo comentó que la concesión de licencias no supone que la financiación sea automática, sino que debe estar sometida a criterios de calidad e impacto en el campo cientifico y entrar en competencia con otros proyectos del área. Añadió que la suposición de que en el rechazo habían intervenido factores no científicos era errónea.
Epílogo (por ahora)Hasta el momento se ha conseguido mantener la división celular de los híbridos citoplasmáticos
hasta el estado de 32 células (3 días), aunque con grandes dificultades y no por todos los equipos investigadores. El objetivo es llegar al menos a los seis días, momento adecuado para la extracción de las células troncales. Ir mucho más allá carece de sentido.