Los motivos de enviar el artículo a PLoS ONE fueron dos, uno altruista y otro egoísta. El que suena mejor es el primero, claro: todas las revistas de la Public Library of Science son de acceso abierto. La licencia es Creative Commons Attribution, lo que significa que todo el mundo (literalmente) puede leer los artículos gratuitamente y hacer con ellos lo que quiera (trabajos derivados, por ejemplo) sin más requisito que citar a los autores. Es gratis para todos menos para los que publican, que debemos pagar una cantidad no despreciable. Echando cuentas, sin embargo, llegas a la conclusión de que es más barato pagar tú por que pongan tu artículo en abierto que la alternativa de una revista que sólo puede ser leída por suscripción, algo que no todos se pueden permitir.
El segundo motivo es menos guay: pensamos que el acceso libre supone un mayor número de citas potenciales. Es posible que tu artículo no sea citado por nadie o tal vez sólo por tí mismo (vean Ciencia oscura) pero al menos que no sea por estar en una revista inaccesible.
PLoS ONE no tenía factor de impacto y había dudas de que llegara a tenerlo porque parecía que la revisión no era especialmente fuerte ya que se sólo se rechaza un 30-35% de los artículos enviados y el número de artículos publicados es elevado: 2700 en el 2008 y casi 4000 en el 2009. Se asumía que si los artículos eran suficientemente citados eso era un indicador de que el nivel era adecuado para una revista científica "seria".
El tiempo ha confirmado esa cuestión y hoy PLoS ONE aparece en la última edición del JCR (Journal Citation Reports) con un factor de impacto de 4,35. El JCR es esa lista de revistas chachis donde es obligatorio publicar para que tu curriculum investigador tenga una pátina de respetabilidad (con razón o sin ella, que eso es otra cuestión).
Según SCImago, PLoS ONE ha acumulado 3979 citas en los últimos tres años para un total de 1306 artículos.
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