La noticia científica de la década (o más) sale a la palestra en múltiples blogs, webs y noticiosos en general. La fuente citada como original es Russia Today donde aparece lo siguiente (traducción recreativa):
Científicos rusos han hecho un importante descubrimiento científico en las Montañas Khibinsly en el Círculo Polar Ártico. Han encontrado un nuevo mineral que absorbe la radiación. Todavía no tiene nombre oficial y sólo se le conoce como el número 27-4. Puede absorber radiactividad de los líquidos de desecho nuclear.
"Puede extraer sustancias radiactivas de cualquier solución acuosa lo cual tiene una gran importancia práctica" dice Yakov Pakhomovsky, el director del Kolsky Research Institute.
Tras entrar en contacto con el mineral, el agua radiactiva se vuelve completamente segura. De haber dispuesto los físicos de este mineral tras los desastres de Chernobyl o Three Mile Island, las consecuencias podrían haber sido muy diferentes ya que ambos accidente generaron contaminación por agua radiactiva. Sin embargo, no es tan simple como parece. Los científicos dicen que se necesitan toneladas del mineral y hasta ahora sólo se han descubierto unos pocos gramos. Pero están seguros de que pueden reproducirlo químicamente a mucha mayor escala.
"Necesitamos comprender sus propiedades de forma que los químicos puedan reproducirlo a escala ilimitada" ha dicho Grigory Ivanyuk del Kolsky Research Institute.
[...]
Este último hallazgo puede resultar ser extremadamente relevante para la industria nuclear.
Hace unos meses publiqué un post sobre la verosimilitud de este tipo de noticias (Leyendo noticias de ciencia)donde intenté dar alguna idea sobre cómo distinguir las noticias reales de las falsas o exageradas. No hay reglas completamente fiables pero esta de los rusos cumple condiciones que la hacen enormemente sospechosa. Eso, por supuesto, no ha sido impedimento para que salga en portada de Menéame o de Digg, faltaría más.
Sólo les comentaré algunos detalles:
- el Kolsky Research Institute parece no existir. El que no aparezca en internet no es suficiente para asegurar su inexistencia pero en el mundo en que vivimos es altamente sospechoso.
- Yakov Pakhomovsky existe pero, localizada su biografía, parece que no trabaja en el Kolsky Research Institute sino que dirige el Laboratory of Physical Methods of Rocks, Ores and Minerals Investigation, en el Geological Institute del Kola Science Centre. Aunque la web de este Instituto Geológico está sólo en ruso, ahí podemos encontrar a nuestro querido Paco y confirmar que su puesto es, en efecto, заведующий лабораторией физических методов исследования пород, руд и минералов (aquí) y no en el Kolsky.
- el otro que ha hecho, supuestamente, declaraciones es Grigory Ivanyuk, trabaja también en el Kola Science Centre pero en el Laboratory of Self-Organizing Mineral Systems (Лаборатория самоорганизации минеральных систем, aquí) y, de nuevo, no en el Kolsky.
- breve pero importante: no hay ninguna reseña del descubrimiento en las páginas del Instituto Geológico ni en la empresa que tienen, Laplandia Minerals Ltd. ni en la Academia Rusa de Ciencias (aunque aquí parece que están de vacaciones desde primeros de año).
- respecto a su curriculum científico, Paco tiene 22 publicaciones indexadas en el ISI y casi todas son, en efecto, de descripciones de nuevos minerales de la Península de Kola pero no hay ninguna respecto a este último descubrimiento. Tampoco hay nada en el curriculum de Ivanyuk, con 18 publicaciones.
Respecto a la noticia en sí, hay alguna cosa más que "canta". Una que parece haber pasado desapercibida es la incongruencia de las descripciones sobre las capacidades del mineral. Primero se dice que absorbe la radiación y luego que extrae las sustancias radiactivas. Ambas cosas son esencialmente diferentes. La primera supone una barrera a la radiación (¿alfa, beta, gamma?) y la segunda la adsorción de sustancias. Una sustancia que sea las dos cosas a la vez sería la maravilla del siglo: se mete en el agua radiactiva, adsorbe la sustancia y, por añadidura, bloquea la radiación. Hecho extraordinario que exige pruebas, aunque sean normales.
Se podría seguir un rato más pero creo que basta la aureola amarillista de la noticia para meter este artículo en la fresquera y esperar a ver de qué va la cosa. Mientras tanto, su credibilidad es baja, muy baja.
La moraleja es la de siempre: la tendencia a repetir sin demasiada reflexión cualquier cosa que sea espectacular o asegure la solución a alguno de nuestros problemas más graves, independientemente de la fiabilidad de las fuentes ni de lo exótico de los descubrimientos. La energía gratuita, las curas del cáncer, los remedios caseros milagrosos... todo alcanza la popularidad para luego desaparecer una temporada y volver a resurgir bajo otra versión.
Y si dentro de unos meses se demuestra que este artículo es cierto no sólo admitiré mi error sino que como penitencia les pondré en video como veo un episodio completo de un programa rosa.