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24 abril 2008

Merck y sus fantasmales autores

Merck es una gran empresa farmacéutica cuya fundación se remonta a 1891. Ha hecho grandes cosas, alguna de las cuales reseñé en este blog (ver Malas noticias en salud): en 1987 Merck inició el Mectizan Donation Program mediante el cual proporciona gratuitamente 68 millones de dosis anuales de ivermectina, el único medicamento efectivo contra la filariasis linfática y la oncocercosis, dos enfermedades producidas por gusanos parásitos que afectan a decenas de millones de personas en el mundo.Donde Merck usa autorías falsas para ocultar su intervención en ensayos clínicos de un medicamento propio con proble- mas de mortalidad

Pero todo tiene su lado oscuro y Merck ha sido acusada de usar autores fantasma para mostrar resultados favorables a uno de sus medicamentos, un analgésico llamado rofecoxib (comercializado como Vioxx y Ceoxx). La estrategia fue omitir nombres de autores ligados a la industria farmacéutica añadiendo el de otros que, en realidad, no habían trabajado en el artículo. De esta forma, la implicación de Merck en el ensayo clínico se ocultaba. Joseph S. Ross, del Hospital Monte Sinaí, lo ha resumido contundentemente:

"La idea de una compañía farmacéutica dirigiendo un ensayo clínico donde sus propios empleados lo diseñan, analizan los datos y escriben el artículo para luego, al final, contratar autores académicos para poner su nombre en el documento y dar un sello de supuesta autenticidad es algo escandaloso"

Ross es el primer autor de un trabajo donde analizaron un par de cientos de artículos relacionados con el medicamento publicados entre 1996 y 2004. Encontraron ensayos clínicos en cuyos borradores el primer autor era un empleado de Merck. A la hora de publicarse en revistas científicas, en 16 de 20 artículos este autor desapareció de ese lugar, que fue ocupado por un académico externo. El equipo de Ross encontró "escasa evidencia" de que esos autores académicos hubieran estado realmente involucrados en la investigación que firmaban pero sí localizaron evidencia de que habían sido pagados por aceptar su autoría, frecuentemente en solitario.

¿Tenía Merck algún interés en que estos ensayos le resultaran favorables? Lamentablemente, sí. Merck está en juicios por muertes ocasionadas aparentemente por dicho medicamento. Algunos análisis comenzaron a revelar que las tasas de mortalidad atribidas al Vioxx estaban claramente infravaloradas. Otros mostraron intervenciones sospechosas: en un estudio con enfermos de Alzheimer se encontró que se ocultaron o minimizaron tasas significativas de mortalidad respecto a grupos placebo. La sospecha de que estos ensayos clínicos fraudulentos están dirigidos a apoyar como argumento de autoridad a la compañía en los juicios es inevitable.

El negocio de Merck con este fármaco estaba en unos 2.5 mil millones de dólares hasta que fue retirado a finales del año 2004, cuando empezaron a destaparse los problemas de mortalidad por accidente cardiovascular y comenzaron los juicios.

22 enero 2008

Tesis doctorales en PDF

No lo sabía, qué vergüenza... La Universidad Complutense de Madrid tiene una aplicación donde ha puesto, creo que exactamente, 5000 (cinco mil) tesis doctorales, disponibles en PDF y libremente descargables.
Para más mérito, han utilizado una aplicación llamada GNU E-Prints que es libre y gratuita.
Dispone de búsquedas diversas incluyendo a texto completo. Que cunda el ejemplo.

Actualización: otro enlace similar, aunque no sólo de tesis, lo ofrece el CSIC a través de su Digital.CSIC
En otro post de hace meses también comunicaba el libre acceso a 5200 tesis doctorales con texto completo en Tesis Doctorales en Red (o, para quien lo prefiera, en Tesis Doctorals en Xarxa). Iniciativa patrocinada por el Departament d'Universitats, Recerca i Societat de la Informació de la Generalitat de Catalunya.

17 enero 2008

[Breves] Libre acceso a Year of Planet Earth

Libre acceso al suplemento Year of planet Earth desde la web de Nature. Los artículos (16) pueden descargarse en PDF: edades del hielo, efecto invernadero, terremotos, clima...

27 diciembre 2007

¿Se merecían el premio Science y Nature?

Juan Aréchaga publica un artículo en El País donde arremete contra el reciente Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades otorgado a las revistas Nature y Science. Su tesis parece ser, en resumen, que ese premio revela el desprecio que existe por las revistas españolas ante las extranjeras. En el blog de Evolutionibus se habla de ese artículo y me he decidido a comentarlo un poco más extensamente.

Creo que don Juan se equivoca. Analizando su artículo se encuentran afirmaciones que me parecen discutibles, irrelevantes y, alguna vez, falaces.

Comienza hablando de Science y Nature como

"[...] auténticos iconos demiúrgicos de una nueva religión intelectual a los que parece que todos los investigadores debemos mostrar adoración y pleitesía".

Frase bonita (sobre todo lo de "demiúrgico") pero, francamente, no sé de qué diablos habla. ¿Religión intelectual? ¿Qué es eso? ¿De dónde saca que tal cosa existe? ¿Quién ha dicho nada de pleitesías a nadie? Francamente, no quiero hacer interpretaciones pero el comienzo me parece muy desafortunado porque aplica la falacia del hombre de paja, algo que no nos merecemos a estas alturas.

Luego se pregunta ¿Qué es lo que se ha pretendido realmente con dicho premio? Y se responde él solo con interpretaciones que parecen más lamentaciones que argumentos y que, de nuevo, sólo existen en su imaginación. Los motivos del premio están en la página web de la Fundación, bastaba con leerlos en vez de montarse películas autoflagelantes.

Tras la crítica al jurado del premio viene el ataque a las revistas:

"las centenarias y renombradas publicaciones han sido, ante todo, la punta de lanza de la ciencia británica y norteamericana" siendo "los foráneos que han publicado en ellas y, particularmente, los españoles, [...] una muestra decorativa e insignificante a lo largo de su historia".

Por un lado, aunque aceptemos la primera frase (hay más ciencia donde hay más ciencia y menos donde hay menos, me dijo ayer mismo Perogrullo) los Premios Príncipe de Asturias son internacionales (con excepciones) y no debería ser demérito ser guiri. O eso creo yo.

En la segunda parte, don Juan cae en el defecto que él mismo critica, ya que parece despreciar las aportaciones españolas. ¿Cuál es el motivo de que las juzgue "decorativas" e "insignificantes"? ¿En qué cifras se basa? ¿Tal vez supone que publican aportaciones españolas ahí por limosna o porque lucimos bien como florero?

Buscando artículos con autores españoles en Science y Nature salen 835 en total. ¿Pocos? Tal vez, pero nunca "decorativos". Francamente, visto el pasado a medio plazo de la ciencia en España, la criba que existe en esas dos revistas y la competencia para llegar a ellas no me parece que sea algo insignificante.

El párrafo siguiente tampoco lo entiendo bien:

[...] ambos semanarios son, en realidad, un formidable negocio editorial -promocionado y mantenido por sus excelentes gabinetes de prensa- que beneficia exclusivamente a la compañía privada Nature Publishing Group y a la American Association for the Advancement of Science (¡nuestros bibliotecarios, investigadores e instituciones científicas saben muy bien lo que cuesta suscribirse, publicar o anunciarse en ellas!).

Lógicamente que son un negocio ¿y qué? Ambas son máquinas perfectamente engrasadas que sacan un número semanal en papel, que mantienen webs de altísimo nivel (incluyendo accesos gratuitos a algunas secciones). ¿Deben hacer eso gratis?

La última parte es desconcertante. Desconozco lo que cuesta anunciarse pero las suscripciones son, precisamente en estas revistas, especialmente baratas. Les pongo unas pocas cifras a continuación para que se hagan una idea (suscripciones individuales normales, no de estudiantes que son más baratas):

  • Science versión digital (recibes la revista por internet y tienes acceso al archivo histórico): 1.32 € por número
  • Nature versión papel (no tiene opción exclusivamente digital): 4 € por número
  • Investigación y Ciencia: 6 € por número
  • New Scientist: 3.3 € por número

¿Y publicar? Publicar no tiene coste económico en ninguna.

Vamos, que sin pretende tener razón porque la experiencia de Juan Aréchaga es mucho mayor que la mía, mi visión de las cosas es diferente. A mí lo que me parece "aldeano" (es su expresión) es hablar de "ciencia británica" o "revistas extranjeras". Y que en España haya o no para publicar "varias Natures o Sciences" no es más que una afirmación no verificable y sin consecuencias en la discusión.

Creo que nuestra forma de abordar el premio debería ser otra: no es normal que se haya dado el premio de comunicación y humanidades a dos revistas científicas. Han sido estas por su indiscutible trayectoria y popularidad pero, si superamos el papanatismo de las "ciencias nacionales", deberíamos aprovechar ese hecho para acercar la ciencia al resto de la sociedad, para tomar iniciativas propias y no para tirar piedras sobre esas revistas, que nos moleste o no, son el mascarón de proa de la ciencia actual.

23 diciembre 2007

Los laberintos de la ética y de la comunicación científica (y II)

Adelantándose a las críticas.

Como decía en el post anterior, el editorial de The Lancet del 22 de septiembre se titula La erosión de la confianza y comienza así:

Esta semana, The Lancet publica dos documentos de interés fundamental para la supervivencia de los niños. Lamentablemente, ambos han despertado inquietudes sobre el uso indebido de los datos por organismos de la ONU [...]

Se refiere a que la OMS y a UNICEF han utilizado resultados de artículos científicos para promocionar sus propios intereses como institución.

Ya comenté el caso de la OMS con los enlaces a los documentos originales la semana pasada. Comentaré hoy el de la UNICEF, que parece haber adoptado eso del "ataque preventivo": si te enteras de que alguien va a publicar un resultado que no te gusta, adelántate con otro que lo contradiga, al menos aparentemente, y asegúrate de que tenga una amplia cobertura mediática. ¿Que es exagerado u oculta datos fundamentales? Bueno, nadie es perfecto. Si van a criticar tu forma de hacer las cosas adelántate y vende sólo los buenos resultados. La UNICEF nos da una buena lección sobre cómo hacerlo.

El trabajo científico

El artículo, firmado por Christopher J.L. Murray, T. Laakso, K. Shibuya, K. Hill y A.D. López MD, se titula

Can we achieve Millennium Development Goal 4? New analysis of country trends and forecasts of under-5 mortality to 2015.

Comienza con afirmaciones incómodas (las cursivas son mías):

Aunque se han logrado aumentar la exactitud y puntualidad de las estimaciones de mortalidad infantil de menos de 5 años, estas estimaciones no utilizan todos los datos disponibles, no usan métodos transparentes y reproducibles, no distinguen entre medidas y predicciones y no proporcionan valores de incertidumbre para las estimaciones. Nos hemos propuesto desarrollar nuevos métodos que sean reproducibles y reanalizar los datos existente para proporcionar tendencias temporales detalladas.

Y los resultados, además de claros, también son incómodos ya que muestran un escaso avance:

Se prevé que la mortalidad global de menores de 5 años descienda un 27% desde 1990 al 2015, considerablemente menos que el descenso del 67% marcado por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (Millennium Development Goal 4, MDG4).

Luego, en la intepretación:

Globalmente, nuestro trabajo en la reducción de la mortalidad infantil no ha sido mejor que tres décadas atrás.

El trabajo de Murray y colegas mantiene, por tanto, que cuando se aplican métodos claros y técnicas reproducibles, cosas que no han sido lo habitual, la reducción de mortalidad aparece como muy alejada de los objetivos marcados por la UNICEF.

El conflicto con la UNICEF

Y aquí, The Lancet empieza a contar una historia sorprendente.

Antes de la recepción del trabajo de Murray, la revista recibe indicaciones desde la UNICEF de que la aparición de estimaciones de mortalidad infantil paralelas a las suyas puede dañar la cooperación entre agencias y organismos (el trabajo en cuestión era una colaboración entre el Institute for Health Metrics and Evaluation en la Universidad de Washington, y las Universidades de Harvard y Queensland).

Visto como se pone el panorama, desde la revista se hacen consultas a especialistas en el tema para ver si aconsejan o no la publicación del artículo. La respuesta es prácticamente unánime: el trabajo debe ser publicado.

Antes de la publicación del artículo, The Lancet se lo envía a la UNICEF a la espera de sus comentarios. También les comunican la fecha prevista de publicación.

Seis días después de este envío, el 10 de septiembre, la UNICEF convoca a periodistas para informarles de un "gran éxito de salud pública": por primera vez, la mortalidad anual de niños menores de 5 años ha descendido de 10 millones (informe completo, 72 pág.)

Según The Lancet, los periodistas están perplejos: la convocatoria es repentina, se realiza por primera vez separadamente del informe anual y no se dan datos concretos que apoyen las afirmaciones.

La UNICEF niega que hayan querido adelantarse al artículo, claramente crítico, de Murray y colegas pero un asesor de la organización comunica a The Lancet que el trabajo de Murray es "éticamente procupante" y que "no nos sentimos infelices por haber dado nuestras cifras antes". En realidad, las cifras de mortalidad las daba Murray y parece que la UNICEF simplemente las copió sin citar la fuente:

Child deaths worldwide have decreased from 13·5 (13·4–13·6) million in 1980 to an estimated 9·7 (9·5–10·0) million in 2005.

Sólo se trataba, pues, de desviar la atención sobre la parte que interesaba menos: la gran distancia que hay entre las cifras reales y el "objetivo del milenio".

Comentarios finales

Los casos de la OMS y de la UNICEF son distintos pero ambos caen en prácticas indeseables: la manipulación de resultados, la falta de transparencia en los datos y métodos y la hostilidad ante análisis críticos. Todo ello conduce al deterioro de la confianza ante instituciones que deberían tenerla toda.

Independientemente de este tipo de conductas tampoco debemos olvidar que la realidad a la que se refieren es lo más importante y nos da cifras tremendas: la proporción de niños muertos en el periodo neonatal (38% en el año 2000) está incrementándose. Se estiman 4 millones de niños muertos anualmente en ese periodo (4 primeras semanas tras el parto), un número similar de nacidos muertos y 0.5 millones de madres que mueren por causas relacionadas con el embarazo (Lawn, J.E. et al., 2005, 4 million neonatal deaths: when? Where? Why?, The Lancet, May 28-Jun 3, 365: 1845).

16 diciembre 2007

Laberintos de la ética en la comunicación científica

Que la realidad no te estropee una buena noticia.

El editorial de The Lancet del 22 de septiembre se titula La erosión de la confianza y comienza así:

Esta semana, The Lancet publica dos documentos de interés fundamental para la supervivencia de los niños. Lamentablemente, ambos han despertado inquietudes sobre el uso indebido de los datos por organismos de la ONU [...]

Se refiere nada menos que a la OMS y a UNICEF que han utilizado resultados de artículos científicos para promocionar sus propios intereses como institución.

¿Cómo se hace eso? Pues emitiendo comunicados de prensa donde sólo se comentan los aspectos positivos, se ocultan las incertidumbres y se atribuyen parte del mérito o lo usan como confirmación de la bondad de sus estrategias. La mejor forma de vender unos buenos resultados es ocultar los problemas y los factores que puedan crear incertidumbre aunque ello suponga distorsionar la realidad

Ya saben ustedes la opinión que me merecen los científicos que salen a la prensa vendiendo sus trabajos antes de que sean revisados y publicados. Aquí pasa algo similar, tal vez peor: la OMS y la UNICEF nos venden una moto trucada pero lo hacen a sabiendas. Veamos los datos del caso OMS (el de UNICEF lo dejo para otro post si veo que este les interesa).

El trabajo científico

El primer trabajo está firmado por Greg W. Fegan y colegas y trata de la eficacia de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga duración en la mortalidad de los niños por malaria. No es cuestión de analizar aquí completamente el trabajo sino de resumir sus resultados que, traducidos y zipeados, son:

Tras el seguimiento de 3500 niños de entre 1 mes y 6 años de edad en varios lugares de Kenia, se estima que el uso de mosquiteras tratadas con insectidas redujo la mortalidad un 44%.

El resultado parece espectacular pero Fegan y compañía son honrados y en su artículo hacen énfasis en los problemas y limitaciones del estudio así y dan estimaciones de incertidumbre que no pueden ser obviadas. En la Discusión del trabajo completo se lee (traducción no literal):

La tasa estimada de mortalidad en niños que han usado una mosquitera tratada es del 56% de los niños que no la han usado [...]. Esto supone unas siete muertes evitadas por cada 1000 mosquiteras repartidas.

A pesar de esto, la mortalidad infantil en conjunto no ha variado en los dos años de observación. Una posible explicación para estos resultados aparentemente contradictorios es que durante el primer año hubo una sequía que pudo afectar a la transmisión de la malaria destacando otros efectos de la situación sanitaria (1). Durante el segundo año llovió el doble y se las mosquiteras fueron repartidas masivamente en la segunda mitad del año eliminando las desigualdades anteriores.

(1) Se refiere a la posibilidad de acceso a las mosquiteras, muy diferente en ese año según zonas.

Otro efecto que ha podido influir en los resultados es la introducción de nuevos medicamentos antimalaria [...] con capacidad de reducir la transmisión de la anfermedad.

Los medicamentos mencionados comenzaron a usarse entre julio y septiembre de 2006, coincidiendo con parte del estudio. Los autores siguen enumerando problemas con honradez, entre ellos la dificultad de verificar algunos datos básicos:

No podemos estar completamente seguros de los informes sobre el uso de mosquiteras por parte de los niños que han muerto.

Ufff... Pero volvamos al resultado principal: la reducción del 44% en la mortalidad se expresa también en el trabajo como la relación entre mortalidades con y sin mosquiteras, que es de 0·56. Es un resultado aparentemente estupendo pero los autores estiman que está afectado por una incertidumbre que se refleja en un intervalo de confianza (95%) de 0·33 a 0·96 (p=0·04). Ese rango hace que los resultados deban tomarse con pinzas e interpretarse con mucha precaución.

Las mosquiteras no sólo evitan cientos de picaduras durante la noche sino que reducen la población de mosquitos al estar tratadas con insecticidas (imagen).

La versión publicitaria

A primeros de agosto de 2007, el grupo de Fegan conversó con la OMS sobre el trabajo bajo condición de confidencialidad ya que no les parecía correcto darlo a conocer antes de "legitimarlo" mediante su revisión por otros especialistas y su publicación en una revista relevante (The Lancet tiene un factor de impacto de 25).

Contaban con el compromiso de la OMS que tardó sólo unos días en incumplirlo haciendo una declaración de prensa sin avisar al equipo de sus intenciones. El comunicado con fecha del 16 de agosto, firmado por J. Palmer y V. Crowell (esta última de la OMS) tiene como subtítulo "Datos recientes en Kenia 'finalizan el debate' sobre la distribución las mosquiteras". Ese debate se refiere a la eficacia de dos estrategias: la de mosquiteras con tratamientos insecticidas únicos, de larga permanencia, y la de mosquiteras que son rociadas a intervalos determinados. La OMS defiende la eficacia de la primera y usa este estudio como prueba definitiva (las cursivas son mías):

Sensacionales resultados en Kenia, conseguidos mediante la nueva estrategia recomendada por la OMS, muestran que la distribución masiva de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga permanencia es una forma eficaz de incrementar rápida y espectacularmente la protección, especialmente entre los más pobres.

Los responsables de la OMS no sólo violaron la confianza del grupo actuando a sus espaldas sino que emitieron un comunicado excesivamente simplista obviando las partes que podían oscurecer una noticia tan espectacular y prometedora. Entre estos, el más relevante porque pone en entredicho el principal resultado del estudio, es el intervalo de confianza mencionado antes. Lógicamente, tampoco se comunica ninguna de las posibles fuentes de incertidumbre que los autores plantearon en su artículo.

Comentarios finales

Creo que del ejemplo podemos sacar algunas conclusiones. La primera es que organizaciones cuya acción merece respeto y apoyo pueden comportarse de forma irresponsable. La segunda es que no podemos dedicarnos a confirmar todas las noticias que nos saturan pero sí deberíamos poner en remojo aquellas sobre resultados espectaculares en materias tan sensibles como la salud. La tercera es que la mayoría de los resultados científicos no pueden resumirse en un par de frases o titulares sin obviar elementos esenciales. Es una pena pero es la cosa es así. Esto confirma la necesidad de que científicos y periodistas nos esforcemos en hacer una comunicación a la vez ágil y veraz. Eso sí, tampoco hay que quitar responsabilidad al resto de la sociedad, que debería esforzarse también en leer con atención y espíritu crítico. Difícil todo ello pero no imposible.

17 noviembre 2007

El origen humano del calentamiento global desacreditado

Un trabajo publicado en el número del 3 de noviembre del Journal of Geoclimatic Studies muestra que el calentamiento global no está provocado por la actividad humana sino por el incremento del número de bacterias emisoras de CO2 en los fondos marinos. La referencia completa es:

Daniel A. Klein; Mandeep J. Gupta; Philip Cooper; Arne F.R. Jansson, (2007), Carbon dioxide production by benthic bacteria: the death of manmade global warming theory?, Journal of Geoclimatic Studies, 13(3): 223-231.
DOI:152.9967/r755100729-450172-00-4

Donde los dos primeros autores son del Departmento de Climatología (University of Arizona) y los dos segundos del Departmento de Física Atmosférica (Göteborgs Universitet).

El incremento de dióxido de carbono es natural y de origen bacteriano. Remitirá en los próximas décadas por lo que la alarma actual es infundada. Sigamos contami- nando que no pasa nada.

El trabajo de Klein y colegas desacredita la teoría actualmente propuesta de que la causa primaria del calentamiento global son las emisiones de CO2 originadas por la actividad humana. Traduzco el resumen:

Se ha establecido que el incremento de la temperatura global se debe mayoritariamente al incremento de concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera. La posición de "consenso" atribuye este incremento a la quema de combustibles fósiles en los procesos industriales. Este es el mecanismo que sirve de apoyo a la teoría de calentamiento global de origen antrópico.

Nuestros datos demuestran que los que suscriben la teoría de consenso han obviado la fuente primaria emisora de dióxido de carbono. Mientras que una pequeña parte del incremento de las emisiones puede atribuirse a la actividad industrial, esta es ampliamente sobrepasada (más de 300 veces) por los volúmenes crecientes de CO2 producidos por eubacterias saprofíticas que viven en los sedimentos de las plataformas continentales que flanquean los océanos Atlántico y Pacífico. Es más, las emisiones bacterianas, al contrario que las industriales, se ajustan con exactitud a las fluctuaciones de la temperatura global de los pasados 140 años.

Este trabajo propone también un mecanismo para explicar el incremento de las emisiones bacterianas de CO2. Una serie de "explosiones" naturales de algas que comienzan en el sigo XIX causaron mortalidades masivas entre los principales predadores de bacterias, los moluscos braquiópodos del género Tetrarhynchia. Estos periodos de explosión de algas, como muestra el registro paleontológico, se han producido por más de tres millones de años y siempre se les ha acompañado un importante incremento de emisiones de CO2 como resultado de la multiplicación bacteriana cuando la presión de predación disminuye. Este fenómeno dura unos 150-200 años. Si el episodio actual es consistente con este registro podemos esperar un máximo de emisiones entre este momento y la mitad del siglo, volviendo luego a los niveles de base. Nuestros datos sugieren que la actual inquietud sobre el calentamiento global de origen antrópico no tiene fundamento.

El trabajo no ha estado exento de dificultades y hacen algunas denuncias demoledoras:

Cuando hemos retado a eminentes científicos del clima que suscriben la teoría de "consenso", nuestro interés a tropezado con evasivas y en algunos casos con reacciones agresivas. Esta discusión ha sido prohibida por los editores de revistas científicas. Esta revista es una valerosa excepción pero ha estado bajo una gran presión para que no planteara el asunto. Se deben, concluimos, simplemente a que hay demasiado en juego.

Y no sólo eso sino que se arriesgan por una causa justa:

Nuestros resultados nos colocan en una difícil posición. Consideramos nuestra obligación publicarlo tanto por objetividad científica como para impedir un terrible error (por sus consecuencias extremadamente costosas) por parte de los gobiernos del mundo.

Sabemos que esto puede poner nuestras carreras en dificultades.

Hemos sido advertidos, individual y colectivamente [...] de que podemos ser privados de toda financiación en el futuro e incluso podemos arriesgar la financiación de los departamentos donde trabajamos.

Creemos que esta intimidación académica contradice el espíritu de la libre investigación [...] y deploramos las respuestas agresivas que hemos tenido antes de la publicación y tememos la reacción que este trabajo pueda provocar.

Las dificultades vienen avaladas por el editorial del JGS, (ahora inaccesible pero copiado aquí) y que decía entre otras cosas:

Antes de venir a esta revista, Daniel Klein y colegas enviaron su trabajo a otras 43 revistas. Todas lo rechazaron y ninguna dió razón científica de su decisión.

Una conspiración en toda regla.
Bueno, hasta aquí la reseña de este apasionante y heroico trabajo. Ahora los metadatos:

Hay más detalles interesantes y divertidos para la gente curiosa. Por ejemplo, los supuestos predadores son, según ellos, "moluscos braquiópodos", cuando se trata de grupos (Phylum) diferentes: Mollusca y Brachiopoda.

Otro ejemplo, en este caso una referencia:

Tibbold, WR and JD Rawsthorne (1998). Miocene, Pliocene and Plasticine fossil records for eukaryotic mass on the West African continental shelf. Journal of Submarine Research 18:5. 196-203.

Mioceno, Plioceno y Plasticino, sí, han leido bien.

Y así todo, una mezcla de jerga científica, ecuaciones delirantes (Q³uct, jyΦ = ∑cy³11, por ejemplo) y referencias falsas mezcladas con otras verdaderas.

Puestos a comentar algo, diría que este intento de fraude revela lo peor y lo mejor de internet. Por un lado, cualquiera puede montarse una fachada más o menos convincente y vender falsedades dándoles la apariencia de un trabajo honrado. Por otro, el fraude se destapó en muy pocas horas gracias también a dos circunstancias: la existencia de la red que permite verificar los datos de forma independiente y la existencia de personas que no se tragan todo lo que le dicen.

En España el trabajo no ha tenido eco porque nos enteramos de todo tarde, como siempre, eternamente pendientes de crisis políticas catastróficas que nos acercan asintóticamente al día del juicio final. Menos mal que en este caso no había nada de que enterarse.

Que tengan un buen fin de semana.

Nota: en Nature hacen una entrevista al supuesto autor del artículo fraudulento. No les recomiendo que la lean ya que aquí usa de nuevo un nombre falso y desde el anonimato su credibilidad es igual a la del propio artículo: nula.

04 noviembre 2007

Resúmenes para seres humanos

Parodiando a Ubuntu, el "Linux para seres humanos", Science comienza un experimento sencillo: para algunos artículos ofrecerá un resumen hecho por los autores sobre el contexto del trabajo y los logros alcanzados. La novedad reside en que se trata de que este resumen sea comprensible por un lector medianamente formado pero no especialista en el tema.

Los dos primeros son del número del 2 de noviembre de 2007 y se accede a ellos desde Assess our Authors' Summaries (no es necesario estar suscrito):

König et al., Quantum Spin Hall Insulator State in HgTe Quantum Wells [Read Authors' Summary]

Kumar et al., Molecular Basis for the Nerve Dependence of Limb Regeneration in an Adult Vertebrate
[Read Authors' Summary]

A mí me atrae más el segundo tema, supongo que por deformación profesional. Les traduzco la introducción para que vean el estilo de los nuevos resúmenes:

A diferencia de los humanos, las salamandras pueden volver a hacer crecer un miembro amputado. Esta regeneración sólo se produce si hay una regeneración simultánea de los nervios cortados. Aunque pensamos habitualmente que el sistema nervioso conduce información entre las células nerviosas y sus nodos sensoriales y motores, los nervios son también esenciales para la regenración de los tejidos. Cuando se amputa en cualquier lugar un miembro de una salamandra, desde el "hombro" hasta los extremos de los dedos, el muñón forma un blastema, un grupo de células madre a partir de las cuales comienza la regeneración. Los nervios cortados también se regeneran y su nuevo creciemiento es algo necesario para la proliferación de las células del blastema. Si los nervios se cortan a un nivel más profundo que el tejido regenerativo, éste queda permanentemente anervado, los axones no pueden crecer y la regeneración del miembro falla.

Se me ocurre que podríamos aprender de esta idea para este Año de la Ciencia mediante, por ejemplo, una iniciativa institucional en la que autores hispanos y americanos escribieran un par de resúmenes "humanos" de sus publicaciones de más interés para la sociedad.

Es más, podría plantearse el Ministerio que a partir de ahora las publicaciones que surgen de proyectos financiados con dinero público tuvieran que aportar una versión comprensible de forma obligatoria. Un par de páginas que supondrían un buen ejercicio de comunicación con el resto de la sociedad y que estarían disponibles y sujetas a preguntas, observaciones y discusión en una web institucional.

01 noviembre 2007

Haciendo ciencia cooperativa

Hace unos meses les comenté algunas tesis doctorales mínimas. Hoy, en una línea semejante, vamos a la quintaesencia del trabajo comunitario. Actualmente el investigador solitario no es frecuente, especialmente porque internet ha facilitado el borrado de las fronteras, el acceso a los demás y el establecimiento de cooperación.

Consecuentemente, la tendencia general es a que el número de firmantes o coautores de los artículos científicos vaya creciendo poco a poco. Los datos procedentes de PubMed lo corroboran:

La media de autores firmantes de artículos científicos era de 1.5 en 1950 y ha subido hasta llegar a 4.6 en 2006. El trabajo colectivo aumenta no sólo por la facilidad de comunicarse sino también porque la ciencia se hace más compleja y la colaboración es cada vez más necesaria (y ventajosa a la hora de publicar).
En esta línea se puede llegar muy lejos y el 19 de marzo del año 2001 se publicó en Physical Review Letters un trabajo cuya referencia es la siguiente:

Aubert B, Boutigny D, De Bonis I, Gaillard JM, Jeremie A, Karyotakis Y, Lees JP, Robbe P, Tisserand V, Palano A, Chen GP, Chen JC, Qi ND, Rong G, Wang P, Zhu YS, Eigen G, Reinertsen PL, Stugu B, Abbott B, Abrams GS, Borgland AW, Breon AB, Brown DN, Button-Shafer J, Cahn RN, Clark AR, Dardin S, Day C, Dow SF, Elioff T, Fan Q, Gaponenko I, Gill MS, Goozen FR, Gowdy SJ, Gritsan A, Groysman Y, Jacobsen RG, Jared RC, Kadel RW, Kadyk J, Karcher A, Kerth LT, Kipnis I, Kluth S, Kolomensky YG, Kral JF, Lafever R, LeClerc C, Levi ME, Lewis SA, Lionberger C, Liu T, Long M, Lynch G, Marino M, Marks K, Meyer AB, Mokhtarani A, Momayezi M, Nyman M, Oddone PJ, Ohnemus J, Oshatz D, Patton S, Perazzo A, Peters C, Pope W, Pripstein M, Quarrie DR, Rasson JE, Roe NA, Romosan A, Ronan MT, Shelkov VG, Stone R, Telnov AV, von der Lippe H, Weber T, Wenzel WA, Zisman MS, Bright-Thomas PG, Harrison TJ, Hawkes CM, Kirk A, Knowles DJ, O'Neale SW, Watson AT, Watson NK, Deppermann T, Koch H, Krug J, Kunze M, Lewandowski B, Peters K, Schmuecker H, Steinke M, Andress JC, Barlow NR, Bhimji W, Chevalier N, Clark PJ, Cottingham WN, De Groot N, Dyce N, Foster B, Mass A, McFall JD, Wallom D, Wilson FF, Abe K, Hearty C, Mattison TS, McKenna JA, Thiessen D, Camanzi B, Jolly S, McKemey AK, Tinslay J, Blinov VE, Bukin AD, Bukin DA, Buzykaev AR, Dubrovin MS, Golubev VB, Ivanchenko VN, Kolachev GM, Korol AA, Kravchenko EA, Onuchin AP, Salnikov AA, Serednyakov SI, Skovpen YI, Telnov VI, Yushkov AN, Lankford AJ, Mandelkern M, McMahon S, Stoker DP, Ahsan A, Buchanan C, Chun S, MacFarlane DB, Prell S, Rahatlou S, Raven G, Sharma V, Burke S, Campagnari C, Dahmes B, Hale D, Hart PA, Kuznetsova N, Kyre S, Levy SL, Long O, Lu A, Richman JD, Verkerke W, Witherell M, Yellin S, Beringer J, Dorfan DE, Eisner AM, Frey A, Grillo AA, Grothe M, Heusch CA, Johnson RP, Kroeger W, Lockman WS, Pulliam T, Sadrozinski H, Schalk T, Schmitz RE, Schumm BA, Seiden A, Spencer EN, Turri M, Walkowiak W, Williams DC, Chen E, Dubois-Felsmann GP, Dvoretskii A, Hanson JE, Hitlin DG, Metzler S, Oyang J, Porter FC, Ryd A, Samuel A, Weaver M, Yang S, Zhu RY, Devmal S, Geld TL, Jayatilleke S, Jayatilleke SM, Mancinelli G, Meadows BT, Sokoloff MD, Bloom P, Fahey S, Ford WT, Gaede F, van Hoek WC, Johnson DR, Michael AK, Nauenberg U, Olivas A, Park H, Rankin P, Roy J, Sen S, Smith JG, Wagner DL, Blouw J, Harton JL, Krishnamurthy M, Soffer A, Toki WH, Warner DW, Wilson RJ, Zhang J, Brandt T, Brose J, Colberg T, Dahlinger G, Dickopp M, Dubitzky RS, Eckstein P, Futterschneider H, Krause R, Maly E, Müller-Pfefferkorn R, Otto S, Schubert KR, Schwierz R, Spaan B, Wilden L, Behr L, Bernard D, Bonneaud GR, Brochard F, Cohen-Tanugi J, Ferrag S, Fouque G, Gastaldi F, Matricon P, Mora de Freitas P, Renard C, Roussot E, T'Jampens S, Thiebaux C, Vasileiadis G, Verderi M, Anjomshoaa A, Bernet R, Di Lodovico F, Khan A, Muheim F, Playfer S, Swain JE, Falbo M, Bozzi C, Dittongo S, Folegani M, Piemontese L, Treadwell E, Anulli F, Baldini-Ferroli R, Calcaterra A, de Sangro R, Falciai D, Finocchiaro G, Patteri P, Peruzzi IM, Piccolo M, Xie Y, Zallo A, Bagnasco S, Buzzo A, Contri R, Crosetti G, Lo Vetere M, Macri M, Monge MR, Pallavicini M, Passaggio S, Pastore FC, Patrignani C, Pia MG, Robutti E, Santroni A, Morii M, Bartoldus R, Dignan T, Hamilton R, Mallik U, Cochran J, Crawley HB, Fischer PA, Lamsa J, McKay R, Meyer WT, Rosenberg EI, Albert JN, Beigbeder C, Benkebil M, Breton D, Cizeron R, Du S, Grosdidier G, Hast C, Höcker A, LePeltier V, Lutz AM, Plaszczynski S, Schune MH, Trincaz-Duvoid S, Truong K, Valassi A, Wormser G, Bionta RM, Brigljević V, Brooks A, Fackler O, Fujino D, Lange DJ, Mugge M, O'Connor TG, Pedrotti B, Shi X, van Bibber K, Wenaus TJ, Wright DM, Wuest CR, Yamamoto B, Carroll M, Fry JR, Gabathuler E, Gamet R, George M, Kay M, Payne DJ, Sloane RJ, Touramanis C, Aspinwall ML, Bowerman DA, Dauncey PD, Egede U, Eschrich I, Gunawardane NJ, Martin R, Nash JA, Price DR, Sanders P, Smith D, Azzopardi DE, Back JJ, Dixon P, Harrison PF, Newman-Coburn D, Potter RJ, Shorthouse HW, Strother P, Vidal PB, Williams MI, Cowan G, George S, Green MG, Kurup A, Marker CE, McGrath P, McMahon TR, Salvatore F, Scott I, Vaitsas G, Brown D, Davis CL, Ford K, Li Y, Pavlovich J, Allison J, Barlow RJ, Boyd JT, Fullwood J, Jackson F, Lafferty GD, Savvas N, Simopoulos ET, Thompson RJ, Weatherall JH, Bard R, Farbin A, Jawahery A, Lillard V, Olsen J, Roberts DA, Schieck JR, Blaylock G, Dallapiccola C, Flood KT, Hertzbach SS, Kofler R, Lin CS, Staengle H, Willocq S, Wittlin J, Brau B, Cowan R, Sciolla G, Taylor F, Yamamoto RK, Britton DI, Milek M, Patel PM, Trischuk J, Lanni F, Palombo F, Bauer JM, Booke M, Cremaldi L, Eschenberg V, Kroeger R, Reep M, Reidy J, Sanders DA, Summers DJ, Beaulieu M, Martin JP, Nief JY, Seitz R, Taras P, Zacek V, Nicholson H, Sutton CS, Cavallo N, Cartaro C, De Nardo G, Fabozzi F, Gatto C, Lista L, Paolucci P, Piccolo D, Sciacca C, LoSecco JM, Alsmiller JR, Gabriel TA, Handler T, Heck J, Brau JE, Frey R, Iwasaki M, Sinev NB, Strom D, Borsato E, Colecchia F, Dal Corso F, Galeazzi F, Margoni M, Marzolla M, Michelon G, Morandin M, Posocco M, Rotondo M, Simonetto F, Stroili R, Torassa E, Voci C, Bailly P, Benayoun M, Briand H, Chauveau J, David P, De La Vaissière C, Del Buono L, Genat JF, Hamon O, Le Diberder F, Lebbolo H, Leruste P, Lory J, Martin L, Roos L, Stark J, Versillé S, Zhang B, Manfredi PF, Ratti L, Re V, Speziali V, Frank ED, Gladney L, Guo QH, Panetta JH, Angelini C, Batignani G, Bettarini S, Bondioli M, Bosi F, Carpinelli M, Forti F, Giorgi MA, Lusiani A, Martinez-Vidal F, Morganti M, Neri N, Paoloni E, Rama M, Rizzo G, Sandrelli F, Simi G, Triggiani G, Walsh J, Hairre M, Judd D, Paick K, Turnbull L, Wagoner DE, Albert J, Bula C, Fernholz R, Lu C, McDonald KT, Miftakov V, Sands B, Schaffner SF, Smith AJ, Tumanov A, Varnes EW, Bronzini F, Buccheri A, Bulfon C, Cavoto G, del Re D, Faccini R, Ferrarotto F, Ferroni F, Fratini K, Lamanna E, Leonardi E, Mazzoni MA, Morganti S, Piredda G, Safai Tehrani F, Serra M, Voena C, Waldi R, Jacques PF, Kalelkar M, Plano RJ, Adye T, Claxton B, Franek B, Galagedera S, Geddes NI, Gopal GP, Lidbury J, Xella SM, Aleksan R, Besson P, Bourgeois P, De Domenico G, Emery S, Gaidot A, Ganzhur SF, Gosset L, Hamel de Monchenault G, Kozanecki W, Langer M, London GW, Mayer B, Serfass B, Vasseur G, Yeche C, Zito M, Copty N, Purohit MV, Singh H, Yumiceva FX, Adam I, Anthony PL, Aston D, Baird K, Bartelt J, Becla J, Bell R, Bloom E, Boeheim CT, Boyarski AM, Boyce RF, Bulos F, Burgess W, Byers B, Calderini G, Claus R, Convery MR, Coombes R, Cottrell L, Coupal DP, Coward DH, Craddock WW, DeStaebler H, Dorfan J, Doser M, Dunwoodie W, Ecklund S, Fieguth TH, Field RC, Freytag DR, Glanzman T, Godfrey GL, Grosso P, Haller G, Hanushevsky A, Harris J, Hasan A, Hewett JL, Himel T, Huffer ME, Innes WR, Jessop CP, Kawahara H, Keller L, Kelsey MH, Kim P, Klaisner LA, Kocian ML, Krebs HJ, Kunz PF, Langenegger U, Langeveld W, Leith DW, Louie SK, Luitz S, Luth V, Lynch HL, MacDonald J, Manzin G, Mariske H, McCulloch M, McShurley D, Menke S, Messner R, Metcalfe S, Moffeit KC, Mount R, Muller DR, Nelson D, Nordby M, O'Grady CP, O'Neill FG, Oxoby G, Pavel T, Perl J, Petrak S, Putallaz G, Quinn H, Raines PE, Ratcliff BN, Reif R, Robertson SH, Rochester LS, Roodman A, Russell JJ, Sapozhnikov L, Saxton OH, Schietinger T, Schindler RH, Schwiening J, Seeman JT, Serbo VV, Skarpass K Sr, Snyder A, Soha A, Spanier SM, Stahl A, Stelzer J, Su D, Sullivan MK, Talby M, Tanaka HA, Va'vra J, Wagner SR, Weinstein AJ, White JL, Wienands U, Wisniewski WJ, Young CC, Zioulas G, Burchat PR, Cheng CH, Kirkby D, Meyer TI, Roat C, De Silva A, Henderson R, Berridge S, Bugg W, Cohn H, Hart E, Weidemann AW, Benninger T, Izen JM, Kitayama I, Lou XC, Turcotte M, Bianchi F, Bona M, Di Girolamo B, Gamba D, Smol A, Zanin D, Bosisio L, Della Ricca G, Lanceri L, Pompili A, Poropat P, Vuagnin G, Panvini RS, Brown CM, Kowalewski R, Roney JM, Band HR, Charles E, Dasu S, Elmer P, Hu H, Johnson JR, Nielsen J, Orejudos W, Pan Y, Prepost R, Scott IJ, von Wimmersperg-Toeller JH, Wu SL, Yu Z, Zobernig H, Kordich TM, Moore TB, Neal H; BABAR Collaboration, 2001, Measurement of CP-violating asymmetries in B0 decays to CP eigenstates, Physical Review Letters, 86(12): 2515-2522.

Este es el artículo con más autores del que tengo noticia: 743 para un total de 8 páginas de texto. ¿Conocen alguno que mejore la marca?
Y no, no tengo ni la más remota idea de qué diablos están hablando.

16 agosto 2007

[Breves] Nature Collections

Nature pone en su web un librito monográfico sobre energía construido con artículos de las secciones de divulgación de la revista (no específicamente de investigación). Son de acceso libre y se accede desde el enlace Nature Collections: Energy. También puede pedirse un ejemplar impreso gratuito.
En Collections Archive encontramos otros monográficos de acceso libre: SIDA, Nanotecnología y cáncer, Metagenómica y Genoma humano.

06 julio 2007

Las portadas españolas de Nature y Science

Ya sabrán que les han dado el Premio Príncipe de Asturias a las revistas Nature y Science. A mí me parece importante no porque sean estas revistas en concreto sino porque este premio es muy "mediático" como dicen ahora los bárbaros. Servirá para difundir un poco la existencia de revistas científicas y tal vez para aumentar durante unos días la presencia de la ciencia en la sociedad que normalmente la obvia. Algunos periodicos se han puesto a rebuscar el papel de los grupos españoles en estas publicaciones. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid se lo amplifico en plan autobombo y les pongo debajo algo de información sobre las portadas españolas en estas dos revistas. Del exiguo total (5) las tres más modernas están accesibles en internet y las dos más antiguas no han sido escaneadas por las revistas y no las he encontrado por ningún sitio.

A la cabeza del pelotón está el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco, dirigido por el astrofísico Agustín Sánchez-Lavega. Han ocupado dos portadas de Nature con sus estudios sobre la atmósfera de Saturno, la primera en 1991 y la segunda en el año 2003 , firmada esta última por A. Sánchez-Lavega, S. Pérez-Hoyos, J. F. Rojas, R. Hueso y R. G. French.

Winds of change: Images of Saturn reveal circulation slowdown. Hubble Space Telescope observations between 1996 and 2002 have revealed an unexpected and dramatic slowdown in Saturn's strong equatorial winds since the Voyager encounters of 1980–81. Rather than being deeply rooted, driven by internal heat, these winds now seem to be a shallow surface phenomenon, liable to seasonal variations due to changes in exposure to sunlight. Away from the equator the zonal jets have remained stable.

Tenemos también al grupo de Atapuerca, que llegó a la portada de Nature en 1993 con un artículo firmado por Juan Luis Arsuaga, Ignacio Martínez, Ana Gracia, José Miguel Carretero y Eudald Carbonell sobre el descubrimiento de los cráneos de la Sima de los Huesos.

Three important fossil hominids were found in July 1992 in the Middle Pleistocene cave site called Sima de los Huesos (Sierra de Atapuerca, Burgos, Northern Spain). One is a complete calvaria (cranium 4), the second a virtually complete cranium (cranium 5), the third represents a more fragmentary cranium of an immature individual (cranium 6). There is a large difference in size between the two adult specimens (for example endocranial volume 1,125 cm3 versus 1,390 cm3). The Atapuerca human remains are dated to > 300,000 years. The Atapuerca cranial sample fits within the 'archaic Homo sapiens' group, but is well differentiated from the Asian Homo erectus group. The extensive Atapuerca human collection is the most complete sample of Middle Pleistocene humans yet discovered from one site, and appears to document an early stage in Neanderthal evolution.

En 1999 Iñaki Ruiz-Trillo, Marta Riutort, D. Timothy J. Littlewood, Elisabeth A. Herniou y Jaime Baguñá, del grupo de Evolución y Desarrollo de la Universidad de Barcelona y del Museo de Historia Natural de Londres firman un trabajo sobre la evolución del bilateralismo en los metazoos.

Molecular data indicate that acoel flatworms are not an order of the phylum Platyhelminthes, as previously thought, but are members of the earliest divergent Bilateria (hence an early evolutionary branch of triploblastic Metazoa). Acoels are characteristic in their lack of anatomical features, and few are as attractive as these, as yet unclassified, specimens (~6 mm long) found on coral at Ngerdwais, a coastal lagoon reef in Palau.[Image: Coral Reef Research Foundation, Palau]

Finalmente en el orden cronológico estamos nosotros con la portada del número de 21 de mayo del año 2004 y con el artículo que les comenté en varios posts hace unas semanas ("cómo se hizo A los musgos se los lleva el viento"). Me cabe el placer de haber demostrado con la figura de la portada que algunos, aunque seamos hombres, vemos más de 5 colores (hasta 9 o 10 incluso). El artículo lo firmamos Jesús Muñoz (Real Jardín Botánico de Madrid), yo mismo (Universidad de Extremadura), Francisco Cabezas (RJB), Ana Rosa Burgaz (Universidad Complutense) e Isabel Martínez (Universidad Rey Juan Carlos).

The ancestors were blowing in the wind: Map of the Southern Hemisphere showing the wind resistance encountered in traveling from Bouvet Island (black square) for 1 to 10 May 2003 (increasing resistance from orange to blue; land and ice over oceans are black). Wind resistance predicts plant dispersal between landmasses, as described on page 1144. [Map: Á. M. Felicísimo]

El diario ABC sacó hoy un artículo donde algunos de estos investigadores comentan la curiosa circunstancia de que estas publicaciones no hayan sido especialmente valoradas en su entorno, ni que hayan significado necesariamente un incremento de su financiación o facilidades en la investigación. Se lo pongo escaneado aquí.

07 mayo 2007

Ciencia oscura

No es oro todo lo que reluce. Cada mes se publican decenas de miles de artículos científicos. Sólo en la ISI Web of Knowledge dicen que tienen indexadas 22000 revistas periódicas cuyo ritmo de publicación es variable pero cuya media podría ser un número mensual. Hay mucha ciencia por ahí fuera, en efecto ¿pero tanta?
Y la respuesta es que posiblemente no, que hay una inflación de artículos realmente agobiante y que una mayoría de los trabajos que se publican son irrelevantes.
La mitad de las publicaciones científicas apenas llega a obtener media docena de citas a lo largo de los años. Desbrozar la ingente cantidad de publicaciones que nos inunda retrasa la localización de los trabajos realmente valiosos.
Si esto fuera así tendría al menos dos consecuencias negativas: que la ingente cantidad de artículos oculta los interesantes luego resulta fácil que algunos imprescindibles pasen desapercibidos al menos durante un tiempo y que cada vez es necesario invertir una mayor cantidad de tiempo en mantenerse al día en la revisión bibliográfica.
¿Cómo podemos comprobar si es cierto eso de que sobran artículos? Una forma razonable es estimando el impacto de los artículos en la comunidad científica donde el estadístico más razonable es el número de citas: a más citas, más relevante es el trabajo, más te han tenido en cuenta.
Empecemos un análisis simple. ¿Cuál es el número medio de citas por artículo? Lógicamente depende del año de publicación porque los artículos van acumulando citas con el tiempo y por la dinámica de la publicación es prácticamente imposible, por ejemplo, que algo publicado hace un mes tenga citas este año.
En la web mencionada hay estadísticas que iluminan este asunto y les reproduzco algunas básicas referidas a la última década (publicaciones desde 1997).
Para empezar, nuestra esperanza general de citas no es especialmente alta: de media, un trabajo es citado 8.8 veces al cabo de 10 años. Esta cifra, sin embargo, no es representativa por sí sola porque las citas varían mucho según el campo de conocimiento y es interesante ver que en cabeza están la biología molecular y genética (23.6 citas/artículo), la inmunología (19.1), la neurociencia (16.3) y la biología y bioquímica (15.1). A la cola están las ciencias sociales (3.5), la ingeniería (3.3), la matemática (2.6) y la informática (2.5).
¿Dan estas cifras una idea de lo dinámico del campo en cuestión? Lo dejo a su opinión.
El siguiente paso es que la media aritmética no es aquí un buen estadístico porque la distribución de citas está muy fuertemente sesgada. Veremos a continuación que podemos distinguir entre lo que podríamos llamar una ciencia influyente, poderosa, sexy, que muchos tienen en cuenta, y una ciencia oscura, muy oscura, muy oscura...
En la primera están, lógicamente los artículos más citados. Por ejemplo, un artículo titulado "Gapped blast and psi-blast: a new generation of protein database search programs" ha recibido 17567 citas en los últimos 10 años. Es el record porque en otros campos "apenas" llegan a las dos mil o tres mil. Y claro, para compensar esta minoría es necesario que haya algo en el otro extremo.
Para verlo mostraremos los percentiles que no son otra cosa que el número de citas que alcanza un cierto porcentaje de artículos. Aquí merece la pena centrarse en un año concreto, por ejemplo, el 2000, para el cual ya ha habido tiempo suficiente para que las aportaciones sean conocidas y se pueda hacer referencia a ellas.
A nivel general (todos los campos juntos, ver abajo) y para un trabajo publicado en el año 2000, sólo un 1% de los trabajos llega a las 115 citas y un privilegiado trabajo de cada mil llegará a las 328. Por campos la cosa varía, como es lógico. Aquí tienen una tabla resumen.


Más que fijarme en el orden de los campos me gustaría llamar la atención sobre que el 50% de los trabajos dificilmente será citado más de media docena de veces en su gris existencia impresa. En un muestreo más o menos aleatorio me salió que un 40% de los trabajos no son citados nunca. A lo cual hay que añadir que los que están a continuación probablemente lo deben en buena parte a autocitas, que no están descontadas de la estadística anterior.
No es difícil aceptar que la media docena de campos que están en cabeza son extremadamente activos en la ciencia del momento. Pero ¿alguien tiene alguna interpretación para la situación de la matemática como farolillo rojo en la lista? ¿O para el posible significado de la lista en sí?

16 abril 2007

Leyendo noticias de ciencia

Es todo una cuestión de fiabilidad. ¿Daremos crédito a esa noticia donde se comenta que las abejas están desapareciendo y que se debe a las radiaciones de la telefonía móvil? La respuesta es que no podemos asignar un valor verdadero/falso a todo pero, a pesar de ese problema, hay algunas pruebas simples para valorar si lo que estamos leyendo es una tontería, una exageración o algo con visos de realidad.
En zenSCI.com nos dan 5 normas a este respecto. En Ciencia y Lejos nos las traducen y comentan además de ponernos ejemplos. Pienso que las cinco normas ahí presentadas son algo heterogéneas pero válidas. Tal vez la última es tal vez pedir demasiado al lector porque obliga a reevaluar el contenido del artículo, cosa probablemente excesiva.
Animado por esas normas me atrevo a aportar las mías que sólo se solapan parcialmente con las anteriores y que creo son más fáciles de aplicar.
  1. Usar el sentido común. Leer con un antivirus y un cortafuegos en los ojos es sano. Todos sabemos que un mentiroso sabe escribir pero solemos ser benévolos con lo escrito, aunque pueda estarlo por un mentiroso. El sentido común se beneficia mucho del conocimiento general.
  2. Descartar directamente la noticia si no se aportan fuentes verificables. Las noticias falsas jamás citan fuentes concretas sino que, todo lo más, usan expresiones como "los científicos de la NASA", "el CSIC dice que...", "un informe de la FAO...". Yo empiezo a fiarme cuando los autores tienen nombre y pueden localizarse en una institución real.
  3. Poner en cuarentena las noticias cuyas fuentes son suplementos de periódicos, revistas amarillistas o páginas web de pelaje dudoso. Hay gente que cree que lo que publican en Discovery Salud tiene, en principio, un valor equivalente a lo publicado en The Lancet. Bueno, pues no. Y si usted es de los que lo cree mejor cambie de página porque aquí se sentirá incómodo y yo no voy a perder el tiempo discutiéndolo.
  4. Descartar directamente las noticias que implican que la física conocida es radicalmente errónea. Por ejemplo, los monjes tibetanos no levitan, el coche con motor eterno que no consume energía no existe, la telequinesia no funciona, los viajes astrales existen pero sólo en un estado de 6 grados o más en la escala Drinker...
  5. Descartar directamente las noticias que implican conspiraciones mundiales, grupos secretos, herederos de templarios, cabalistas o hijos del Espíritu Santo. He probado que las conspiraciones son imposibles.
  6. Poner en cuarentena las noticias que: a) suponen soluciones rápidas y completas de viejos problemas; b) van acompañadas de una FIS (foto del investigador sonriente) o de expresiones como "autor de docenas de libros" con la foto del investigador en la solapa; c) comienzan con ¿estaba Einstein equivocado? o varisntes de "tomar 3 martinis al día ayuda a prevenor la gota, según la universidad de Mongolongo".
Y recordemos que el 99.9% de la ciencia no se divulga, bien porque es realmente difícil, bien porque no es sexy ni vende portadas.

31 marzo 2007

Redescubriendo la sopa de ajo

M. M. Tai, del St. Luke's-Roosevelt Hospital Center de Nueva York publica en Diabetes Care (17, 2: 152-154, 1994) un trabajo titulado A mathematical model for the determination of total area under glucose tolerance and other metabolic curves.
El objetivo del trabajo es "desarrollar un modelo matemático para la determinación del área total bajo las curvas de diferentes estudios metabólicos". Es decir, en la figura de abajo, se trata de determinar, por ejemplo, el área en azul delimitada por el eje de abscisas, la curva y los valores a y b sobre el mismo eje.
El autor desarrolla y propone un método (traduzco y resumo): "el área bajo la curva se calcula dividiéndola en pequeños rectángulos y triángulos cuyas áreas se calculan con exactitud mediante sus respectivas fórmulas geométricas". Luego se suman y ya tenemos el área total. Es decir, dividimos la zona azul en rectángulos "verticales" estrechitos que van desde el eje de abscisas hasta la curva. La suma de las áreas individuales es una aproximación al área total que es el problema a solucionar.

Algunos se preguntarán de qué va esto. Pues se lo digo: M.M. Tai ha logrado publicar en una revista con un factor de impacto de nada menos que 7.84 un método de integración propuesto desde más de 150 años y llamado, entre otras formas, sumas de Riemann (matemático alemán que vivió entre 1826 y 1866). El concepto es incluso anterior a Riemann aunque lleva su nombre porque fue quien definió formalmente las condiciones para la integración.
La publicación ha sido, además, un éxito porque ha recibido 75 citas en unos años.

¿Qué puede haber pasado para que un concepto perfectamente conocido sea publicado en un revista importante y además sea reconocido mediante docenas de citas por otros colegas? Fliptomato fue el que levantó la liebre en su blog An American Physics Student in England y dice que la razón puede deberse al escaso diálogo entre áreas.
Yo estoy de acuerdo en que esa incomunicación ha sido una de las causas de esta publicación pero creo que ha habido otra que, para no ser hiriente, podríamos llamar "excesiva especialización". Y es que el concepto entra dentro de la cultura general básica de cualquier científico, independientemente de su campo de actuación. El "redescubrimiento" del Sr. Tai, la aceptación del artículo por la revista y las citas de sus colegas sólo se explican por la manía de compartimentar el conocimiento en cajas demasiado estrechas.
Aparte de lo anterior, voy a aceptar que M. M. Tai fue honrado y redescubrió la sopa de ajo con independencia. Pero lo que ya me escuece un poco es que decida alcanzar la inmortalidad llamando a su método "the Tai model". Ahí le ha podido la soberbia.

Y ya puestos, les comentaré una estrategia semifraudulenta para publicar que se usa con demasiada frecuencia: X hace una estancia en Y donde se entera de una técnica Z. Sea Z, por ejemplo, un análisis estadístico conocido y usado en su campo pero no en otros. X ve la luz: vamos a poner en marcha la churrera y hacer una serie de trabajos más o menos banales donde todo gravita alrededor de Z. Eso sí, los vamos a publicar en revistas de áreas menos numéricas donde las ecuaciones diferenciales impresionan mucho. Se sorprenderían de ver como una parte no despreciable de los artículos científicos se deben y se alimentan de esta "transferencia horizontal".

Actualización:
Buscando donde está actualmente M. M. Tai, encuentro que hubo algunas reacciones a su "descubrimiento" en la propia revista. He localizado las referencias de los comentarios y las réplicas pero la revista no está digitalizada en esta parte por lo que habría que buscar las páginas en alguna biblioteca ¿alguien tiene acceso y se anima? Todo está en solo número y en tres páginas. Pongo las referencias a continuación:

Bender, R., 1994, Determination of the area under a curve. Diabetes Care, 17 (10): 1223.
Wolewer, T.M.S., 1994, Comments on Tai mathematical model - reply. Diabetes Care, 17 (10): 1223-1224.
Monaco, J.H., Anderson, R.L., 1994, Tai formula is the trapeziodal-rule - reply. Diabetes Care, 17 (10): 1224-1225.

Respuestas:
Tai, M.M., 1994, Determination of the area under a curve - reply. Diabetes Care, 17 (10): 1225-1226.
Tai, M.M. 1994, Comments on Tai mathematical model - reply. Diabetes Care, 17 (10): 1226.
Tai, M.M., 1994, Tai formula is the trapeziodal-rule - reply. Diabetes Care, 17 (10): 1226.


Propuesta (ya puestos...):
The Golem's rule (c) pa integrar en 5 sencillos pasos; material necesario: lápiz, papel, regla, tijeras (o sierra de calar, ver abajo), báscula de baño, acceso a internet (para la wikipedia) y calculadora científica (para la regla de tres). Pasos a seguir:
  1. Dibujar la curva en cuestión sobre un papel.
  2. Dibujar sobre los restos del papel un cuadrado equivalente a la unidad de superficie.
  3. Recortar ambas formas.
  4. Pesar ambas formas.
  5. Buscar "regla de tres" en la wikipedia y aplicar.
Problemas conocidos:
  • la báscula de baño no es suficientemente precisa; solución: en vez de recortar las superficies en papel hágase sobre un tablón de 5 cm de grueso.
  • el punto 5 es crítico, asegúrese de poner los términos en su sitio.

04 marzo 2007

¿Demoliendo "papers"?

"Este libro nos enseña que todo es posible si está suficientemente demostrado en un paper científico". De la reseña de la Editorial Siglo XXI.

Pues no. Pero empecemos por el principio. He conocido una colección nueva de libros titulada "Ciencia que ladra..." editada por Siglo Veintiuno en Argentina. Son libros pequeños, de 100 a 150 páginas que tratan temas diversos. El que aquí nos ocupa se titula "Demoliendo papers. La trastienda de las publicaciones científicas".
Su estructura es más simple que sus intenciones: una breve introducción del compilador, Diego Golombek (Dr. en Biología), un prólogo titulado "Sobre el nacimiento, el desarrollo y la demolición de los papers" de Pablo Kremer (sociólogo) y 16 "artículos científicos" deliberadamente delirantes con títulos como "Criterio válido para la clasificación de los sándwiches de miga" o "El ADN se autorreplica, gracias a Dios".

A pesar de la reseña de la editorial que menciono arriba, la verdad es que no sé bien qué se pretende (de)mostrar en el libro. De la contraportada, introducción y prólogo se deducen ideas no muy coherentes. Por un lado, de la introducción supondríamos que sólo se pretende que los científicos se rían de sí mismos poniendo en forma de "paper" supuestos experimentos absurdos. Hasta ahí sin problema, los trabajos son divertidos aunque puesto a elegir me quedo con el insuperable The Teleplastic Inquirer. Hay, sin embargo, una afirmación con la que no estoy de acuerdo:
"El paper, casi por definicion, está escrito en difícil, una curiosa jerga técnica de acceso a unos pocos iniciados".
Ya que él generaliza, lo haré yo también para disentir: en el paper, casi por definición, se usa una gramática simple y un vocabulario sobrio, lo que hace que el texto sea normalmente muy fácil de seguir. Esto es aplicable a las ciencias experimentales sin excepciones significativas. Otra cosa es que los conceptos sean avanzados o especializados, lo que exige una formación previa, pero de ahí a hablar de "curiosa jerga" e "iniciados" hay un abismo. Por poner un ejemplo, les copio el resumen de un trabajo pillado al azar y titulado "Halwaxiids and the Early Evolution of the Lophotrochozoans" (casi ná):
"Halkieriids and wiwaxiids are cosmopolitan sclerite-bearing metazoans from the Lower and Middle Cambrian. Although they have similar scleritomes, their phylogenetic position is contested. A new scleritomous fossil from the Burgess Shale has the prominent anterior shell of the halkieriids but also bears wiwaxiid-like sclerites. This new fossil defines the monophyletic halwaxiids and indicates that they have a key place in early lophotrochozoan history"
La mayoría de ustedes entenderán más o menos lo mismo que yo de la esencia del trabajo. Pero de ahí no se deduce que los que lo entiendan deban ser "iniciados" o que esté escrito "en dificil". Al contrario, el resumen es un magnífico ejercicio de concisión y precisión, la sintaxis es minimalista y las formas verbales se limitan al presente. Y si no entendemos qué es un "scleritome" (1) es porque nuestra formación es otra pero me resisto a equiparar "científico" a "iniciado" porque la formación científica está al alcance de todos y no hay nada oculto en el camino para alcanzarla salvo trabajo.
Disiento también de un texto en la contraportada, que creo es conceptualmente erróneo:
"En 'Demoliendo papers' un grupo de estudiantes y científicos demuestran las más disparatadas hipótesis cumpliendo con los preceptos fundamentales de las publicaciones científicas".
Lo cual no es cierto: los trabajos del libro, divertidos y chiflados, no demuestran nada porque sólo cumplen con los "preceptos" formalmente y de forma muy banal (la estructura del paper) pero incumplen flagrantemente la lógica y caen el errores básicos de método.
Más grave por sus implicaciones es la frase en la reseña mencionada arriba:
"Este libro nos enseña que todo es posible si está suficientemente demostrado en un paper científico".
Esta frase es aparentemente una carga de profundidad pero la considero absurda en su propia concepción: precisamente la necesidad de demostración de los hechos nos llevan a concluir que no todo es posible, que hay leyes y regularidades en el comportamiento de las cosas. Los papers contribuyen precisamente a acotar los terrenos de lo real y de lo imaginario.

Por su parte, el prólogo de Kreimer no aclara nada y consiste en una secuencia de ideas de las que no he conseguido sacar gran cosa en limpio. Parece que intenta convencernos de que el paper no es el conocimiento ni la ciencia porque "oculta muchas más cosas de las que muestra". Lo cual a mí me parece obvio porque los artículos son sólo una de las formas de comunicar métodos y resultados, de hacer ciencia. Pero pasemos a comentar las cosas que según Kreimer se ocultan (lo cual parece ser un problema):
  • "Un paper muestra el éxito y esconde el fracaso: cuando se redacta el artículo ningún científico describe todos los procesos que tuvo que desarrollar para llegar a la redacción final."
Com.: Lo contrario sería confundir un paper con "mi querido diario". Para una exposición exhaustiva de los procesos están las libretas de laboratorio que, en ocasiones, han sido utilizadas incluso como prueba en juicios. Los papers son documentos sintéticos de métodos y resultados de investigaciones.
  • "Un paper oculta todo [el] "conocimiento tácito", es decir, un montón de aspectos que tienen que ver con la práctica de la investigación: la destreza del experimentador, la cultura y el lenguaje propios del grupo de investigación, los lugares donde se hizo, los procesos de aprendizaje..."
Com.: Bueno, si hubiera que poner todo eso cada paper se convertiría en un culebrón de media tarde y habría que publicarlo en fascículos. Ya en serio, los artículos incluirán los aspectos que son relevantes para entender y replicar el trabajo, no los accesorios. La idea es que los lugares donde ese hizo el trabajo estarán citados si aportan información relevante y no lo estarán si no la aportan. Lo mismo es aplicable al resto de aspectos: no es razonable convertir un artículo en una especie de recreación del contexto personal, científico y sociológico del grupo de investigación (aunque no perderé de vista usar Second Life para construir un escenario de metadatos :-)
  • "Un paper también oculta el papel que los autores desempeñan en un campo científico de relaciones sociales."
Com.: ¿Y qué? Los artículos se leen por su contenido, no para preparar guiones de programas rosa. Incluso si quieres saber más de los autores (profesionalmente hablando) hay herramientas eficacísimas y más pertinentes que contar tu vida y milagros en el artículo.
  • "Finalmente, un paper oculta el interés de los autores por legitimarse, por contar en su curriculum con una publicación más que pueda hacer valer ante sus pares..."
Com.: Hacer caso de este "problema" supondría convertir, de nuevo, los artículos en un diario o en algo peor ("me acuso, padre, de querer publicar para obtener prestigio...", "no te preocupes, hijo, es sólo un pecado de soberbia..."). Esencialmente, todos publicamos por los mismos motivos y no es esperable sorpresa alguna en ese proceso. ¿Hay que contarlo en los trabajos? No creo.

Al final, no entiendo bien a dónde quiere llegar don Pablo con estos supuestos problemas a no ser que su profesión de sociólogo le lleve a no conocer la naturaleza y objetivos de los artículos en ciencias experimentales. Aún así los trabajos que vienen después son divertidos y pueden leerse a ratos perdidos.
Eso sí, no esperen más del libro: ni es demoledor, ni rompe nada de lo establecido, ni propone alternativas a los vicios y defectos del sistema actual, ni nos enseña la trastienda de las publicaciones. Otra vez será.


(1) Incidentalmente: he buscado el origen del término scleritome y parece haber sido propuesto por primera vez por Stefan Bengtson (Taxonomy of Disarticulated Fossils, Journal of Paleontology, 59 : 1350-1358, 1985) y hace referencia al conjunto de placas de revestimiento de los artrópodos.

20 febrero 2007

Cómo se hizo "A los musgos se los lleva el viento" (4)

Disponemos ya de las 4 matrices de similaridad, una de distancia geodésica, otra de vicarianza y un par de centenares de conectividad por viento. El siguiente problema es comparar las primeras con el resto.
La comparación de matrices se hace habitualmente mediante el test de Mantel y ese fue nuestro primer análisis.
El test de Mantel estima la correlación existente entre dos matrices, pongamos A y B. La hipótesis nula es que los valores de ambas matrices no están correlacionados linealmente y la alternativa que existe una correlación superior a lo que cabría esperar por azar. El estadístico resultante es un coeficiente de correlación con rango entre -1 y +1.
Su significación estadística se estima mediante aleatorización: las filas y columnas de la matriz B se permutan al azar y para cada caso se calcula el estadístico correspondiente. Se supone que estas permutaciones, de ser cierta la correlación, tenderán a empeorar el coeficiente de correlación y, en caso contrario, harán que fluctue al azar. Tras realizar un número elevado de permutaciones, la posición relativa del estadístico inicial en la lista ordenada de coeficientes permite asignarle un valor de significación. En esta publicación se da la formulación, más detalles y algunos ejemplos del test.
Aquí aparece uno de los problemas típicos de muchos trabajos y que nunca sale a la luz: hay que localizar un programa que haga el test y, dado que nuestra vida es finita, que no nos la complique demasiado con su funcionamiento y los formatos de entrada y salida de datos.
Una búsqueda cuidadosa y bastante buena suerte hizo que diéramos con PopTools, que nos solucionó el problema. Aprovecho para hacerle publicidad: PopTools es un módulo para MS Excel desarrollado por Greg Hood del CSIRO (Australia). Además de añadir docenas de funciones matriciales, de simulación y procesos estocásticos, es gratuito y puede descargarse vía internet.
Poptools trata al usuario con amabilidad y nos permitió calcular con aceptable rapidez todos los coeficientes de correlación y su significación estadística. La representación gráfica de los resultados para los musgos es la siguiente (para el periodo inicial, actualmente tenemos una serie más amplia):

[pinche encima para ampliar]

En abscisas tenemos la serie temporal con los intervalos de 10 días. En ordenadas se representa el coeficiente de correlación. La línea rojiza sobre el valor 0.2 corresponde a un nivel de significación de 0.001.
Al ver estos nos convencimos de que íbamos por el buen camino. Los resultados mostraban correlaciones muy significativas entre la conectividad por vientos y la similaridad florística durante dos tercios del año. La correlación muestra ciclos anuales ya que al aproximarse el fin de año sus valores caen incluso por debajo de la línea de significación del 0.001. Los gráficos para hepáticas y líquenes son muy similares y sólo difiere el de los helechos donde no se observan los descensos de correlación de fin de año. Discutiremos el significado de estas diferencias en el último post.
Esta fase del trabajo muestra una relación muy significativa entre los vientos y la similaridad florística. Lógicamente había que compararlos con los de la hipótesis neutral. Para ello elegimos los periodos de máxima conectividad anuales, donde la colonización es más probable y los comparamos con la proximidad geográfica. Los resultados fueron los siguientes:

Podemos observar que los valores para la hipótesis neutral (columna de proximidad geográfica) o r(GP) son menores que los de viento r(WC) pero no mucho. De hecho, si comparamos por ejemplo 0.579 que es el r(GP) para musgos y 0.617, el r(WC) de 2003, la diferencia no es estadísticamente significativa para el tamaño muestral que tenemos.
Sin embargo, hay un argumento que el editor y los referees aceptaron y que es el siguiente:
  • tomados individualmente no podemos rechazar la hipótesis nula H0: r(WC) = r(GP)
  • pero estamos analizando un conjunto de 20 pares de coeficientes de correlación que pueden considerarse por su naturaleza de forma conjunta
  • en este conjunto, 17 de los 20 coeficientes r(WC) son mayores que los correspondientes r(GP) y sólo 3 son menores (los subrayados) lo que expresamos como 17-3.
  • si la hipótesis nula es cierta, esperaríamos encontrar valores de r(WC) mayores y menores que r(GP) aproximadamente a partes iguales: 10-10.
  • La suma de probabilidades de encontrar los resultados actuales (17-3) o peores (18-2, 19-1 y 20-0) por azar es 0.0007.
La idea, por tanto, es que existe una señal ahí que sobresale del ruido y que nos dice que el viento funciona mejor como variable explicativa que la mera distancia ya que la probabilidad de que los valores encontrados se deban al azar es muy baja. Aún así, con esta prueba no podíamos quedar contentos ni suponer que habíamos obtenido resultados definitivos. Además, siempre estaba ahí la sospecha de que los coeficientes podían ser inadecuados porque para estimarlos es necesario calcular desviaciones estándar y el significado de ese parámetro pierde sentido con distribuciones no gaussianas. La normalidad, podrán suponer, no es una condición que a los coeficientes de similaridad les apetezca cumplir ni de lejos.
Era necesario, por tanto, buscar una alternativa diferente a los tests de Mantel. Ya les adelanto que será una mezcla de dos técnicas llamadas respectivamente escalamiento multidimensonal y análisis de Procrustes. Y no se preocupen, que bajo esos nombres un tanto intimidantes subyacen métodos muy simples de entender.

13 febrero 2007

[Breves] Curso abierto

Grupo 9, o más abreviadamente, G9 es una asociación de las universidades públicas de Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Islas Baleares, La Rioja, Navarra, Oviedo, País Vasco y Zaragoza que se han unido para colaborar en docencia e investigación.
Dentro del G9 se ha creado el Campus Virtual Compartido (CVC) donde se ofertan asignaturas de libre elección que se pueden cursar desde cualquiera de los campus a través de internet.
Una es la mía, llamada "Métodos de búsqueda documental para la elaboración de trabajos científicos" y he decidido que sea de acceso abierto. En esta página pueden encontrar las ofertadas por la Universidad de Extremadura y acceder a la mía. No es necesario registrarse ni hace falta contraseña.

Nota: los temas se irán abriendo de acuerdo con el calendario de la asignatura. Actualmente está disponible el tema 1 con sus ejercicios correspondientes. El día 5 de febrero se abrirá el tema 2 y así sucesivamente.

31 diciembre 2006

Nature se tira a la piscina ¿sin agua?

Segunda parte del post Nature se tira a la piscina

Recordarán que hace unos meses en Nature iniciaron un ensayo de "revisión abierta" de trabajos científicos para explorar la posible sustitución del clásico método de "revisión por pares", donde dos o tres revisores anónimos analizan, critican y valoran el trabajo. Aquí se abría un blog donde cualquier usuario, previo registro, podía comentar el trabajo. La primera etapa del ensayo (tal vez la única) ha finalizado y con no muy buenas espectativas. Tal como comenta Alfonso Jiménez, ha habido poca participación por ambas partes: ni los autores están por la labor de exponer públicamente sus trabajos ni los potenciales revisores están dispuestos a ponerse a currar sobre los trabajos expuestos. En los comentarios al post Nature se tira a la piscina, Pedro Terán daba un buen número de razones por las que creía que la cosa no era ni siquiera una buena idea. Ahora el tiempo parece que le da la razón.
Nature publica un informe sobre el ensayo de donde extraigo sólo unos dos detalles, el primero de contexto y el segundo de resultados:
  • Nature recibe unos 10000 trabajos al año, de los cuales los editores rechazan directamente (sin otra revisión) un 60%. El 40% restante pasa a dos o tres árbitros externos que evalúan los trabajos y, finalmente, el editor decide. El resultado es que se publica aproximadamente el 7% de lo inicialmente enviado.
  • Durante el periodo de prueba se recibieron 1369 trabajos; sólo accedieron a la prueba los autores de 71 (el 5%). De estos, 33 no recibieron comentarios, y los 38 restantes recibieron 92 comentarios de los cuales 49 se refieren a 8 artículos. Apenas 4 comentarios fueron clasificados como técnicamente relevantes.
La conclusión, aunque un poco escondida, es la siguiente:
"Nature and its publishers will continue to explore participative uses of the web. But for now at least, we will not implement open peer review."
O sea: se acabó. Sobre toda esta efímera historia me gustaría hacer algunas consideraciones. Por ejemplo:
  • es aparentemente contradictorio el teórico apoyo a la idea y que, a la hora de la verdad, casi nadie se prestara a someter sus trabajos a la crítica pública y se prefiriera muy mayoritariamente el método tradicional. Tal vez, digo yo, se preguntó al colectivo equivocado (lectores) en vez de preguntar a los autores de los últimos 5 años, por ejemplo.
  • es chocante (y algo patético) que haya habido tan pocos comentarios y que sólo 4 de ellos hayan sido clasificados como realmente relevantes. Parecería que el colectivo de comentaristas no tenía demasiado nivel mientras que los otros, los que tal vez podrían haber aportado algo interesante, han decidido dedicar el tiempo, recurso escaso y valioso, a sus propios trabajos. Y es que ejercer revisor es ingrato, duro, no haces amigos y encima no te pagan (podrían, al menos, enviarte un ejemplar de la revista al final, pero ni eso).
  • es obvio que la crítica a los colegas sólo se hace cómodamente desde el anonimato y encuentro muy probable que mucha gente se abstuviera por ese motivo (no piensen mal, el anonimato en el método tradicional es sólo relativo ya que el editor sabe quien eres y te juegas tu dudoso prestigio si haces una crítica absurda).
  • los autores, si son mínimamente conscientes, han revisado cien veces su trabajo y lo han enviado a tres o cuatro colegas de confianza para que lo hagan a su vez. Es difícil convencer a nadie que otra revisión asamblearia vaya a aportar nada importante al texto. Tal vez por eso los comentarios han sido mayoritariamente superfluos.
Al final, por suerte o por desgracia, la popularización (que no democratización) de las revisiones en Nature se ha ido al traste. Era un ensayo conveniente, aunque sólo sea para acotar las espectativas de la llamada Ciencia 2.0. Ahora cada cual que saque sus conclusiones.
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