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17 marzo 2009

De bombas de racimo y otras hierbas

Con estos temas siempre pasa lo mismo: poca información y, aún esa, de fiabilidad imposible de contrastar. Hay cosas que sí, que se pueden saber, como que España, junto con otro centenar de países, firmó en diciembre un tratado contra el uso de las bombas de racimo. Más o menos a la vez, la ministra de Defensa, Carmen Chacón, anunció que España destruirá todo su arsenal de bombas de racimo para el 1 de junio de 2009.
Eso significa que tenemos bombas de racimo en nuestro arsenal.
Ese es el aspecto clave pero no parece que sea el único detalle. Se confirma, por ejemplo, que la destrucción de las bombas de racimo se hace en las instalaciones de FAEX (Fabricaciones Extremeñas) en Cáceres. Una parajoda (no es errata) porque FAEX forma parte de la compañía Explosivos Alaveses SA (Expal) que fabrica las llamadas BME 330. Podemos encontrar algo de información al respecto en Portal Aeronáutico, donde en una sección de armamento aire-superficie del Ejército del Aire se mencionan tres variantes. Para confirmar un poco más el dato, en esta página aparece información de la BME 330 proviniente de una empresa del ramo bajo el título "BME 330 AR Cluster Bomb (Spain)". Podemos encontrar datos similares en Infodefensa.com. Dicen que en el Ejército del Aire hay tres tipos de BME 330, según su carga:
  • BME 330C, con una carga de 180 submuniciones CP, CH o SNA
  • BME 330AT, con una carga de 512 SAC-1 y 4 MAC-2
  • BME 330AR, con una carga de 8 SAP y 20 SNA
A continuación nos explican un poco más las entretelas que se ocultan en los 317 kg que pesa cada unidad BME 330:
  • CP: antipersonal, alto explosivo de fragmentación, letal a 5 m (0.8 kg)
  • CH: carga hueca, anticarro, 200 mm.(0.8 kg)
  • SNA: alto explosivo, denegación de área (0.8 kg)
  • SAC-1: carga hueca y fragmentación, anticarro, 100 mm (0.2 kg)
  • MAC-2:alto explosivo, anticarro, denegación de área (3.5 kg)
  • SAP: carga hueca y alto explosivo, perforante, daña unos 50 m cuadrados (18 kg)
Foto tomada de Espejo aeronáutico

Según la misma página, se utiliza otro tipo de bomba de racimo aunque en este caso de origen foráneo:
  • MK-20 Rockeye II, de origen norteamericano aunque fabricadas aquí bajo licencia. En concreto, el Ejército del Aire utiliza la version CBU-100/B, que con un peso de 248 kg contiene 247 bombetas Mk-118 anticarro de 600 g de peso cada una que pueden perforar 19 centimetros de acero.
Instalaza S.A. es otro fabricante español que lo declara directamente ya que en su web anuncia uno de sus productos:
  • MAT 120: munición de mortero, con 21 submuniciones de efecto contra carro y de fragmentación, cuyas espoletas electrónicas están dotadas de dispositivos de autodestrucción y auto-neutralización, eliminando así el riesgo de municiones activas abandonadas sobre el terreno.
Lamentablemente, el Ejército español no da demasiada información al respecto por lo que es difícil saber con seguridad cual es la situación actual. Personalmente me disgusta saber que este tipo de armas se fabrica aquí, que no se hace público a quién se vende ni tampoco hasta qué punto entra en los planes de nuestros ejército la posibilidad de usarlas.

Por cerrar con un detalle menos siniestro les diré que las bombas de racimo han estado en un sitio donde no se las esperaba: en el discurso de un fotógrafo llamado Gervasio Sánchez, un cordobés que ha pasado su vida reflejando en sus fotografías los peores lugares del mundo.
A este fotógrafo se le concedió el Premio Ortega y Gasset de fotografía por una imagen titulada Sofía y Alia. La breve historia de Sofía Elface está aquí y la foto es esta:


Gervasio Sánchez escribe artículos, siempre sobre lo mismo: nuestro fracaso como humanos evidenciado por las guerras. Merece la pena también leerle en Los desastres de la guerra.
Gervasio recibió el premio y dijo, entre otras cosas y con nombres propios, lo siguiente (el discurso completo está aquí):
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años. Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad. Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado. Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas. Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas. Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

26 septiembre 2007

Typhoon

Nos modernizamos, la investigación avanza. La España del "que inventen ellos" desaparece. O algo así.

Expansión.com: En 2008, la política encargada de cerrar la brecha tecnológica española con respecto a las economías industrializadas contará con una partida de 9339 millones de euros. De ellos, 7679 se destinarán a la investigación de uso civil, lo que supone un incremento del 17,4% en relación con este ejercicio.

20minutos.es: [...] De esa partida, a la Sociedad de la Información y nuevas tecnologías van 1646 millones de euros, el 9,2% más que en 2007; a los programas de Investigación Básica 2580 millones (+18,2%), a los de Sanitaria 417 millones (+25,0%) y a los de desarrollo tecnológico industrial 2553 millones (+18,9%) por ciento más), entre otros.

¿Por qué esta subida en inversión? Bueno, por sensibilidad. Lo dicen aquí, entrecomillado:

terra.es: No en vano, el Gobierno considera la inversión en I+D+i "como un instrumento fundamental para mantener y aumentar el crecimiento, la productividad y el bienestar de nuestra sociedad"

Lo cual, como supondrán, me puso muy contento. Pero, lamentable e inexorablemente, llega la noticia que te devuelve a la realidad:

elPeriódico.com: España dispone ya de 19 cazas Eurofighter Typhoon [...] El coste total de los 87 nuevos cazas es de 10795 millones de euros.

La cosa sale más cara que la tinta de impresora: a más de 12700 euros/kg de avión. El contrato es con la empresa Eurofighter Typhoon y se supone que para ir jubilando a los actuales Mirage y F-18 que tan útiles nos han sido en los últimos años.

Eurofighter Typhoon

La cosa se complica más cuando no se acaba de desglosar con claridad qué partes del creciente presupuesto de I+D+i van a investigación militar y civil. Las malas lenguas hacen estimaciones pero a mí, francamente, me gustaría que fuera nuestro Gobierno el que diera las cifras sin los circunloquios habituales. Si, ya sé, es mejor que me siente a esperar.

Como comenté en otro momento, en el año 2007 se han aprobado proyectos de investigación por valor de 273 millones de euros dentro del Plan Nacional, la principal fuente de financiación de investigación académica. La financiación media concedida por proyecto es de 99000 €, unos 8 kg escasos de avión. El mío, que sólo necesita material informático, se solventa con menos de 2.5 kg. El total de proyectos financiados este año apenas llega a los 2.2 aviones.

Es probable que este total aumente porque aún se está en periodo de alegaciones. Mientras tanto se resuelven, las cifras de los otros años son 374 M€ en 2006, 299 M€ en 2005 y 275 M€ en 2004

Me dirán tal vez que no es justo, que los aviones se compran a lo largo de varios años. Y es verdad, pero no pierdan de vista que los ET no son el único gasto en armamento de nuestro ejército. O tal vez argumenten que la investigación militar acaba repercutiendo favorablemente en el mundo civil. Eso es cierto pero yo creo que repercutiría mucho antes si se hiciera de otra manera. A menos que se trate de proyectos como estos, claro.

En su blog, Escolar da otros datos que ponen las cifras en su sitio.

11 marzo 2007

Investigando para la convivencia

No nos engañemos, para investigar hace falta dinero y para conseguirlo hay que trabajar en temas que se consideran de interés en cada momento. Lo contrario puede hacerse porque nadie lo prohibe, pero desde la indigencia. Les comunico la buena noticia: acabo de encontrar una fuente de inspiración. Para que me orienten sobre mi futuro investigador próximo (admito sugerencias) les resumiré lo básico de media docena de líneas que supongo prometedoras visto su origen.
Viene de la DSO, Defense Sciences Office, que está en la DARPA, Defense Advanced Research Projects Agency, agencia del DoD, US Department of Defense de los EE.UU. de América, glups... Los proyectos en los que dicen que trabajan son, como mínimo, sugerentes.
  • Exosqueletons for Human Performance Augmentation, o desarrollo de exoesqueletos "plenamente integrados" para aumentar la velocidad, fuerza y resistencia de los soldados en combate.
  • Intestinal Fortitude, o programa de "fortaleza intestinal", donde se busca reducir los problemas debidos a las diarreas y otras afecciones similares en el campo de batalla.
  • PSP, Peak Soldier Performance, programa que persigue mantener a los soldados en un estado de alta eficiencia física y cognitiva en el campo de batalla. Incluye estudios sobre la fatiga muscular, tolerancia al frío y calor extremos, y alimentación especializada en situaciones de estrés extremo.
  • PSD, Preventing Sleep Deprivation, destinado al desarrollo de métodos para combatir la privación del sueño y prevenir la pérdida de eficacia asociada. Se estudian entre otras cosas fármacos y dispositivos para la "estimulación magnética transcraneal".
  • SSC, Soldier Self Care, o como un soldado herido puede tratarse a sí mismo en ausencia de personal sanitario con dos líneas de trabajo: a) eliminación del dolor sin afectar a funciones cerebrales como la conciencia o la capacidad de atención y b) sistemas de autodosificación automática de medicamentos ante heridas graves.
  • SBL, Surviving Blood Loss, donde se busca como aumentar el tiempo de supervivencia de un soldado con pérdida de sangre severa. Dos estrategias son: a) reducción de la tasa metabólica mediante administración de SH2 y b) administración de hormonas para reducir la respuesta inflamatoria.
Ya ven el panorama, si todos los programas salen adelante tendremos un soldado encerrado en una armadura tipo Puente mental, capaz de beber cualquier cosa sin tener diarrea (interesante para largas temporadas enlatado) y de tomar decisiones ajustadas en situaciones críticas incluso en bajo el calor del Kalahari o el frío de la Antártida, con un estimulador cerebral por si se cae de sueño y un amplio abanico de fármacos para el estrés. Una delicia.
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