09 enero 2009

Resurrección de especies extintas

Hablan en el New Scientist sobre la posibilidad, en un futuro próximo, de clonar especies extintas recientemente. La clonación de dinosaurios que vimos en Parque Jurásico es imposible porque el ADN está definitivamente perdido tras los millones de años transcurridos, pero otras especies más cercanas son, tal vez, mejores candidatas.
El ADN representa el conjunto de instrucciones básico para reconstruir un individuo por lo que el primer paso es recuperar ese ADN de restos de los animales. Lamentablemente ya esta primera tarea es casi imposible porque el ADN, como todo el conjunto, se destruye rápidamente al morir el bicho. Sólo en circunstancias especiales como la congelación o momificación hay opciones de encontrar ADN sino intacto, sí al menos no muy fragmentado. Se estima, sin embargo, que el límite de conservación de material genético, incluso en las mejores circunstancias, no llega al millón de años y para obtener algo más que mínimos fragmentos hay que bajar ese umbral a los cien mil años. La consecuencia es que debemos limitarnos a especies relativamente recientes. Por suerte las hay y además son muy interesantes. Los diez candidatos son especies "bandera", espectaculares y bastante conocidas por la gente no especialista. Antes de listarlas, pongamos la receta a aplicar, como si fuera una fabada:

Ingredientes:
  • cadáveres o restos momificados o congelados en buen estado
  • unos miles de millones de fragmentos de ADN (¿no esperarían encontrar el ADN intacto?)
  • una especie sustituta adecuada: la madre de alquiler
  • buena tecnología. mucho trabajo y cantidades ilimitadas de suerte
Proceso:
  1. Extraer el ADN de la especie extinta, secuenciar los fragmentos y componerlos para obtener un genoma completo
  2. Reconstruir el ADN a partir del genoma secuenciado construyendo el juego correcto de cromosomas.
  3. Introducir los cromosomas en un núcleo celular y éste en un óvulo de una especie afín.
  4. Implantar el óvulo en una madre adoptiva y esperar...
Cada una de estas etapas está llena de dificultades. La parte 1 es posible con las técnicas actuales pero la 2 es imposible por el momento: no sabemos crear cromosomas a partir de una secuencia que sólo está en un ordenador (la construcción de cromosomas artificiales ha sido muy exagerada como comenté en este post). La parte 3 es similar al método de transferencia nuclear que comenté en el post sobre bioética de estas Navidades (que casi nadie leyó, por cierto). Además de las dificultades habituales es necesario añadir que el óvulo debe proceder de una especie actual suficientemente emparentada con la extinta. Nadie sabe actualmente hasta qué punto este factor (el grado de afinidad) es influyente aunque es fácil suponer que mucho.

Les pongo sólo las 5 especies candidatas que más me gustan:
  1. Smilodon fatalis o tigre dientes de sable, extinto hace unos 25000 años. Aunque los Picapiedra tuvieran uno de animal doméstico, resucitar a este bicho tal vez no sea una buena idea como puede deducirse de su cráneo (imagen de la Wikipedia):
  2. Homo neanderthalensis u hombre de Neandertal, extinto hace unos 11000 años. Con esto la hemos liado, claro, porque resucitar gatitos tiene menos problemas éticos que vernos delante de un bebé/niño/adulto Neandertal. ¿Le quitaría alguno su estatus humano? ¿Le otorgaríamos sin rechistar los derechos que nos damos a nosotros mismos? Los neandertales fueron una especie distinta pero, por lo que se sabe, inequívocamente humana y tal vez extintos por la interacción con nuestros ancestros Homo sapiens. ¿Saldaríamos de alguna manera la "deuda histórica"?
  3. Thylacinus cynocepahlus , tilacino o lobo marsupial, extinto hace unos 70 años. Dado que el último murió en un zoo en 1936 y que se conservan tejidos es una especie perfecta para las primeras experiencias de resurrección. Además, al ser un marsupial, la gestación es probablemente menos conflictiva que con un mamífero placentario. Conté la historia del tilacino en un post que ha resultado ser de los más visitados del blog.

  4. Raphus cucullatus o dodo, extinto apenas hace 300 años, tampoco es mal candidato pero apenas hay restos en los museos, con el agravante de que no se ha encontrado ADN en ellos. El dodo llegó a ser descrito por Linneo y habtó exclusivamente en la isla grande de Mauricio. También conté la historia del dodo en el post Adiós, Dodo, adiós y una tierna y falsa historia donde se desmitifica una leyenda sobre el decaimiento de los bosques de la isla tras la extinción del pájaro.
  5. Dinornis robustus o moa, habitante de la actual Nueva Zelanda y extinto hace cinco o seis siglos. A pesar de que sus más de 3 m de altura y 250 kg de peso debían imponer bastante respeto se supone que este ave fue erradicada por el hombre.

Reconstrucción de la caza del moa (de aquí)

El resto de especies son el Castoroides ohioensis, un castor nortamericano de dos metros y medio de largo, el alce irlandés o Megaloceros giganteus, el Megatherium americanum o perezoso gigante (5 m medía el animalito), el rinoceronte lanudo o Coelodonta antiquitatis del cual se conservan numerosos ejemplares congelados en el permafrost, el gliptodonte (Doedicurus clavicaudatus), un tremendo armadillo de casi 4 m de largo y el Arctodus simus, un oso que debió de dar bastantes problemas a los colonizadores americanos. Curiosamente no aparece el mamut (Mammuthus primigenius), del cual hay también muchos restos congelados y en buen estado de conservación (se ha publicado recientemente su secuencia genética casi completa), ni el oso de las cavernas europeo (Ursus spelaeus).

En el listado de NewScientist se incluye al final, con un toque de mala idea, al gorila (Gorilla gorilla), considerando que su extinción no está muy lejana. ¿Es la hora de recolectar ADN de nuestro primo para "disfrutar" de algunos tristes ejemplares clonados en el futuro? ¿O será hora de tomar alguna medida eficaz de conservación? Son preguntas retóricas.

Actualización: secuencia genética del tilacino en un trabajo reciente

Miller, W. et al., The mitochondrial genome sequence of the Tasmanian tiger ( Thylacinus cynocephalus ) , Genome Research, 13 de enero de 2009.

6 comentarios:

Anna dijo...

algunos de estos casos me parece razonable y divertido, como el del tigre de dientes de sable. Otros, como el dodo, de animales que se extinguieron hace poco, me parecen relativamente vergonzosos, pero incluir al gorila es espeluznante: y si en lugar de dedicar dinero a resucitarlo no lo dedicamos a conservarlo? nos saldría bastante más barato... aunque quizá sea pedir demasiado.

Y luego, como dice, el caso del neandertal. Cuántos problemas éticos!

Ángel M. Felicísimo dijo...

En efecto Anna, esta posibilidad técnica despierta inquietudes y plantea interrogantes importantes. Y no sólo éticos.

Anónimo dijo...

El mayor problema que le veo a este es que parece MUY complicada la recuperación de poblaciones. "Resucitar" un dientes de sable, para zoos o hacer de mascotas, pues bien por lo que parenderíamos, pero vamos... Poder resucitar especies es lo que me gustaría de verdad.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Tal como se plantea la cosa, todo ejemplar que se consiga será un clon del cadáver de donde se haya sacado el ADN. Conseguir poblaciones supondría la necesidad de que exista diversidad genética, es decir, muchas fuentes de ADN diferentes. Creo que habrá que conformarse con el espectáculo de la mascota más que con una recuperación real de especies extintas.

Anónimo dijo...

Mi favorito, el moa, aunque cualquier otro de los candidatos también daría mucho morbo verlo coleando. Lo del neandertal, se acerca más a
una película de serie B

Ángel M. Felicísimo dijo...

Ese cartel es bueno, un simio y cuatro neandertales...

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