Es sabido que esta Mérida fue fundada en el año 25 a.C. con el nombre de Augusta Emérita y como retiro de soldados veteranos de las guerras cántabras, los últimos territorios conquistados en la península. El repentino crecimiento supuso la aparición de las grandes obras públicas en las que los romanos eran expertos.
El acueducto de Los Milagros era una de las tres conducciones que surtían de agua a la ciudad. De una de ellas, subterránea y poco conocida, ya mostré algunas fotos en un post anterior (una de romanos).
En cuanto a este acueducto, su nombre es lógicamente muy posterior a la fecha de su construcción que parece ser de finales del siglo I a.C. (fundación de la ciudad) con retoques en el III. El agua procedía del pantano de Proserpina, uno de los pocos que conservan el muro romano (hay debate sobre ello), y era conducida a lo largo de unos 10 km por canales subterráneos primero (hay restos de bóvedas) y por el acueducto al final, todo ello con una sorprendente pendiente de apenas 3.5 mm cada 10 m. La construcción original tenía una longitud de 830 m y una altura máxima de 25 m. Estos son datos fáciles de localizar y bastante conocidos.
Tal vez son más esquivos los trabajos donde se presentan argumentos a favor y en contra de la naturaleza romana de la presa de Proserpina, nombre que se le puso, parece que espuriamente, en el siglo XIX. Por un lado está este trabajo donde se defiende esa antigüedad de casi 2000 años y donde las pruebas más sólidas son sin duda algunos análisis de C14 que dan fechas sobre el siglo I d.C. (polen en sedimentos y un tapón y una muestra de madera localizados en la limpieza de 1995 que vació el embalse). Por otro lado, este otro trabajo sostiene que esas pruebas son insuficientes y da sus propios argumentos sobre la construcción de la presa en la Edad Media. A mí me parecen más convincentes las primeras porque las del segundo artículo se basan más en insistir en que las pruebas son insuficientes que en presentar pruebas que avalen sus propias hipótesis y las dataciones me parecen difíciles de refutar.
Pero, independientemente de este asunto, el espectáculo es magnífico:
Pilares del extremo Sur donde se ve la alternancia de sillares de granito con ladrillo tanto en los pilares como en los arcos.
En el tramo central, actualmente ajardinado, quedan algunos de los contrafuertes y se aprecia la parte de mampostería que con los sillares de granito y los ladrillos conforma la construcción. Los pilares cercanos al cauce poseen tajamares en la zona baja.
Y por si me lee gente informada sobre el tema ¿fueron derribados algunos arcos para dejar paso a las vías del ferrocarril? El aspecto actual lo sugiere pero la declaración del acueducto como bien cultural en 1912 parecería impedirlo.
4 comentarios:
El año pasado visité Mérida por primera vez y me quedé encantado, no sólo por sus maravillas romanas (que no son pocas) sino también por lo habitable y agradable que es el centro de la ciudad. Creo que eres afortunado de vivir en un sitio así.
La combinación de ladrillo y granito del Acueducto de los Milagros me gusta especialmente, y es una gozada disfrutarlo recorriendo toda la ribera por la cantidad de juegos de luces y perspectivas a los que se presta. Me ha gustado saber un poco más de él.
Pues la próxima que pases por aquí avisa, que unas cañas no nos las quita nadie.
Me entero, por Rafa, que vivir en Mérida es un lujo porque se trata de una ciudad amistosa y acogedora. Me encantan las fotos, la historia del acueducto. Lo del declive es impresionante.
Bueno, anduve fuera del aire mucho tiempo, pero ya regresé y me alegra hallarte tan activo como siempre.
La alegría es mutua Ana, llevabas un tiempo desaparecida.
Sí, Mérida ha sido acogedora para nosotros, emigrantes de nuevo cuño, de Norte a Sur, mientras que en los años 50 fue el revés, de Sur a Norte, siguiendo precisamente una calzada romana. La Vía de la Plata comunicaba Augusta Emérita con Asturica Augusta (actual Astorga) hacia el Norte y con Hispalis (actual Sevilla) hacia el Sur.
Sí, es un lujo estar aquí y eso que Asturias pone el listón muy arriba.
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