10 diciembre 2008

Revistas digitales

Un posible regalo para fin de año, cómodo de recibir y barato. No genera residuos ni es necesario almacenarlo en estanterías; no se pierde ni usa árboles muertos.

A través de Zinio es posible suscribirse a unas cuantas docenas de revistas de las normales, no necesariamente científicas. El inglés se lleva la mayor parte pero tampoco están mal algunas nativas nuestras. Por ejemplo: Geo, Lonely Planet, El Jueves, PC World, Muy interesante, Quo. Ah, sí, también Play Boy, claro. La lista completa en español está aquí.

Si no nos molesta leer en inglés, la lista se amplía mucho. Limitándonos a la ciencia y técnica tenemos desde Science (sí, esa Science) hasta Popular Mechanics o Popular Science, recientemente fiambre en España tras una aventura de apenas unos meses en los kioscos.

Yo estoy suscrito a Science en esta versión porque ya no sabía donde meter las revistas (un ejemplar por semana). Aquí me sale a menos de la mitad del precio "analógico", no ocupan lugar y me llegan con exactitud la madrugada de cada viernes. Además, esta suscripción no sólo permite descargar los ejemplares a partir de la fecha de pago (con tarjeta) sino que abre el acceso a todo el archivo vía web, incluyendo la descarga de los artículos en PDF desde el año catapum.

La difunta (en español) Popular Science sale por 1 euro el ejemplar, Popular Mechanics por 50 céntimos...

Mientras escribía lo anterior, me he convencido y reconozco que acabo de suscribirme por un año a Muy interesante. Ya tengo el número de este mes y ojeándolo veo que me adelanté al menos en un artículo, también es casualidad:

Actualización: todo el archivo histórico de Popular Mechanics y Popular Science están disponibles gratis en Google Books.

09 diciembre 2008

Zombis, peces globo y Wade Davis

Wade Davis hizo su tesis doctoral sobre algo muy raro. Antes diremos que Davis nació en Montreal a finales de 1953, estudió en Harvard donde se graduó en antropología y se doctoró en etnobotánica. Ya hablé de él en este blog por su maravilloso libro "El río". Copio ese breve post para ir haciendo boca.

"En 1941, el profesor Richard Evans Schultes desapareció en la selva amazónica donde pasó los siguientes 12 años de su vida explorando ríos que no figuraban en los mapas, recolectando plantas desconocidas para la ciencia y estudiando la sabiduría y las costumbres de docenas de tribus indígenas de Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Venezuela y, particularmente, Colombia." Treinta años después, dos alumnos suyos, también botánicos, Tim Plowman y Wade Davis siguen sus pasos. Tim Plowman morirá y Wade Davis escribirá este libro que recomiendo a todos los que quieran evadirse, al menos un rato, de la ponzoñosa actualidad de este país. Ojo, que luego hay que volver.

Wade Davis; foto tomada de su página en National Geographic

La historia que les cuento hoy es, creo, posterior a las aventuras compartidas con Tim Plowman. Comenzó en 1982, cuando Nathan S. Kline, un pionero en psicofarmacología, convenció a Davis para viajar a Haití. El objetivo era nada menos que investigar la existencia de un fármaco utilizado para la "zombificación", es decir, para la conversión de seres humanos en zombis.

El interés de Kline se debía a que, por primera vez, creían haber localizado un caso zombi "casi" verificable, el de Clairvius Narcisse, que reapareció en su pueblo tras 18 años de ausencia contando que le habían convertido en un zombi y esclavizado durante ese tiempo. Las historias de muertos vivientes eran comunes en el folklore local pero nunca habían sido verificadas. Intervenían en ellas la víctima, recientemente muerta, y el brujo o bokor que la revivía desde su tumba para reducirla a la esclavitud. Otros casos mas o menos comentados fueron los de un tal Natagete Joseph, reconocido a los 13 años de su supuesta muerte, y una chica llamada Francina, localizada en estado catatónico a los 3 años de enterrada y cuyo ataúd se encontró lleno de piedras. Noten que estos casos no están comprobados y proceden todos de declaraciones o relatos.

A mediados de los años 30 del siglo pasado se propuso la primera alternativa no sobrenatural a la historia. Según Zora Hurston, entonces estudiante en la Universidad de Columbia, la "zombificación" se conseguiría drogando a los vivos y no resucitando a los muertos. Con la droga se simularía la muerte del individuo que podría luego ser reanimado aunque con las funciones cerebrales severamente afectadas, lo que facilitaría el control sobre él y su sumisión.

Siguiendo con nuestra historia, al cabo de unos pocos meses, Davis dijo haber resuelto el misterio zombi desde un punto de vista estrictamente farmacológico. Su trabajo constituyó su Tesis Doctoral y se publicó con el título de The ethnobiology of the Haitian zombi en el Journal of Ethnopharmacology en 1983 (vol. 9(1): 85-104).

Davis consiguió muestras del supuesto "veneno de zombi" de cuatro fuentes distintas y encontró que contenían ingredientes bastante desagradables. Aunque la fórmula era diferente en cada lugar, había ingredientes comunes. Tres de ellos eran plantas psicoactivas: Datura metel, Datura stramonium y Albizia lebbeck. Otra media docena era fuertemente irritante. Finalmente, aparte de aditamentos propios del Callejón Diagon como restos de huesos humanos (lo más inocuo del mejunje), se localizaron cinco constantes de origen animal: una rana arborícola, un poliqueto, un sapo y dos o más especies de dos géneros de peces globo: Sphoeroides y Diodon. Todos ellos son químicamente raritos pero Davis se fijó especialmente en los peces globo, que tienen una propiedad interesante: contienen tetrodotoxina (TTX).

Uno de los involuntarios protagonistas de la historia: Diodon holocanthus.

La TTX bloquea los canales de sodio de las células produciendo insensibilidad y parálisis muscular. Como veneno se trata de un producto potente ya que la dosis letal es de unos 8 microgramos por kg corporal, miles de veces más tóxica que el cianuro.

Según Davis, el bokor usaría el mejunje para inducir a un estado de intoxicación no letal pero indistinguible de la muerte en un examen superficial debido a la parálisis, cianosis y desplome de la tensión arterial. Posteriormente sería desenterrado y revivido de alguna forma (las fórmulas de "resurrección" eran inconsistentes). Todo ello, unido al shock, al envenenamiento por el conjunto de productos, al pánico y a las propias creencias en la realidad de los zombies sumirían a la víctima en un estado de profundo desconcierto y terror. El bokor le mantendría en ese estado mediante drogas o sugestión o ambas cosas.

Y aquí podríamos parar diciendo que la ciencia logró solucionar un misterio reduciéndolo a su dominio terrenal. Pero no lo vamos a hacer porque el trabajo de Davis también debe ser examinado críticamente y posee algunos rincones oscuros.

En primer lugar, Davis y Kline (que moriría en febrero de 1983) aceptaban de entrada que el fenómeno zombi era real, aunque resultara producto de las drogas. Y este punto sigue hoy sujeto a la más razonable de las dudas porque nada ha podido verificarse al respecto nunca. El caso de Narcisse no es fiable como no lo fueron ninguno de los anteriores ni siguientes.

Tampoco es fiable la naturaleza del "veneno de zombi". Davis cita fuentes que hablan de su existencia, así como de un antídoto pero en ningún caso hubo pruebas concretas sino sólo rumores o declaraciones personales, la menos fiable de las fuentes. El supuesto antídoto fue también conseguido por Davis pero su composición era distinta en cada sitio y completamente inconsistente. Davis pasa de puntillas sobre este producto en su artículo centrándose en el que produciría la muerte aparente sin reparar en que la falsedad de uno arroja más dudas sobre la autenticidad del otro.

Davis afirmó haberse introducido en pocos meses en el cerrado mundo de los brujos y sus sociedades secretas hasta el extremo de que le prepararon y dieron los venenos y fue testigo directo de una exhumación. Era algo sorprendente teniendo en cuenta que nadie lo había logrado nunca, incluyendo a Kline en sus 30 años de trabajos en Haití. Incluso creyéndole, la sospecha de una manipulación o engaño está siempre presente, especialmente sabiendo que las muestras del veneno fueron encargadas y compradas, lo cual pone en duda aún más su autenticidad: si alguien está dispuesto a pagar una fuerte cantidad por "veneno de zombi" ¿por qué no dárselo aunque haya que inventarlo?

Pero las dificultades de la hipótesis de Davis no son sólo por cuestiones circunstanciales. En realidad Davis no analizó las muestras de veneno sino que dedujo sus propiedades, y especialmente la presencia de TTX, por los componentes. Tras sus publicaciones, algunas de las muestras fueron analizadas químicamente. Dos lo fueron por C. Y. Kao y Takeshi Yasumoto en la Universidad de Tohoku en Japón y son los únicos resultados publicados. Inicialmente, Kao no encontró que el producto tuviera efecto alguno administrado a ratones. El análisis posterior sólo mostró minúsculas trazas de TTX en ambas muestras lo que le llevó a escribir que su posible efecto en la "zombificación" carecía de fundamento. En otras seis muestras analizadas en Lausanne por Laurent Rivier entre 1983 y 1985 no se encontró nada de TTX y un segundo análisis en la Universidad de Niza dio esencialmente los mismos resultados: se encontró TTX en una sola muestra pero en concentraciones minúsculas de algunos nanogramos por gramo. En cambio, más recientemente Rivier se desdijo y señaló haber encontrado TTX en una muestra en concentraciones mucho mayores (5-20 microgramos/gramo).

¿Qué pasa aquí? Por qué desaparece la TTX de las muestras si es que hubo en algún momento? Según Kao, las muestras muestran valores de pH muy alcalinos (10) lo cual descompone irremediablemente la TTX en productos inocuos lo cual invalida la hipótesis original. Sin embargo, Davis argumenta que ese pH no se expresa en el polvo seco por lo que es el uso de un disolvente en el análisis lo que degrada la muestra. Un auténtico lío que sigue sin aclararse.

La prueba directa más simple hubiera sido administrar el famoso veneno a nuestros sufridos compañeros de investigación, los ratones, y ver que pasaba. Lo hizo un tal Leon Roizin a la vuelta del primer viaje de Davis a Haití. Davis escribe como "comunicación personal" de Roizin que este vió que los ratones entraban en estado comatoso y con ausencia de respuesta a los estímulos. Tras unas horas (hasta 24 en algunos ejempares) se recuperaron son daño aparente. Roizin se mostró muy molesto por que estos resultados fueran divulgados por Davis ya que se trató de un experimento sólo preliminar y "entre amigos". La sospecha de que no se llegó a realizar o de que los controles fueron deficientes es grande porque nunca fue publicado ni repetido. Roizin devolvió el material y rechazó volver a hablar del tema.

Tras todas las críticas, Davis acabó defendiéndose diciendo que su investigación tal vez necesitaría de más trabajo y tal vez fuera incorrecta pero nunca fraudulenta. Señala que el veneno tal vez no funcione siempre pero que es suficiente que lo haga en algún caso para que la "zombificación" sea un fenómeno real. Como ese posible caso sigue sin verificarse, el trabajo de Davis no puede considerarse de forma alguna como una prueba de nada. "No es mi propósito generar verdades absolutas", dijo. Y a mí me suena a salida por la tangente.

Acabo insistiendo en que, aunque este trabajo huele a fiasco por demasiadas hipótesis ad hoc, demasiadas suposiciones y posibilidades no contrastadas y un método de trabajo deficiente, el libro que mencioné al principio, "El río", es magnífico. Si les gusta el género de viajes no duden en leerlo.

07 diciembre 2008

Una completa y curiosa familia

Poco de nuestra apreciada "cocina mediterránea" sería posible sin unos alimentos que vinieron de América a partir del siglo XVI. Hoy nos preparamos una ensalada de verano o un pisto manchego sin reparar en que nuestros antepasados de hace cinco siglos lo tenían mucho más crudo. Por ejemplo, la patata (Solanum tuberosum) se cultiva posiblemente desde hace siete mil años en el altiplano andino y fue conocida por los españoles hacia 1530. Su origen ha sido debatido pero un trabajo reciente sobre la genética de 362 variedades lo sitúa en el Norte de Perú. De estos cultivos primigenios procederían todos los demás en una rápida diversificación a lo largo de los Andes cuyos extremos fueron el Oeste de Venezuela y el Sur de Chile. Al llegar a Europa y aclimatarse se convirtió en un alimento básico.

El tomate (Solanum lycopersicum o Lycopersicon esculentum) probablemente tiene su origen en la costa occidental de América del Sur, en algún lugar de la amplia zona entre en Norte de Chile y el Sur de Colombia. No hay constancia de que en esta zona fuera cultivado ni consumido y hubo que esperar a que se extendiera hasta México para que su cultivo se consolidara, tal como se narra en las crónicas de los conquistadores en el siglo XV. Llegó a Europa hacia 1540, dicen que tras la conquista de Tenochtitlan, hoy Ciudad de México. El nuevo cultivo, una variedad de color amarillo, se adaptó bien al clima mediterráneo aunque sus propiedades gastronómicas no fueron inicialmente apreciadas por casi nadie. La primera referencia europea a este fruto es italiana, de 1544, pero hubo que esperar hasta 1692 para que apareciera en un libro de cocina, también italiano.

El tercer elemento culinario por excelencia venido de América fue el pimiento (Capsicum annuum), también conocido como ají y chile. Lo más común es considerarlo originario de América Central aunque en otros lugares se menciona que se han encontrado vestigios en Ecuador con una antigüedad de unos 6000 años. Lo que sí es seguro es que fue el propio Cristóbal Colón quien lo llevó a España por primera vez ya que consta así en un texto escrito por Pedro Mártir de Anglería, cronista de Indias, fechado en 1493. El pimentón, pimiento seco y molido, se extendió por Europa aunque con algunas dificultades iniciales debido al bloqueo por parte de Portugal, que lo consideraba un competidor de la pimienta negra, cuyo mercado de ultramar controlaba.

Estas tres plantas pertenecen a la misma familia, las solanáceas. Es una familia grande (98 géneros) y con representantes de lo más interesante y/o exótico por muy diversos motivos. Por ejemplo, otro conocido que también vino de América fue el tabaco (Nicotiana tabacum), parece que original de la zona andina entre Brasil y Ecuador donde se usaba de múltiples formas para consumir la nicotina, el principal alcaloide presente en la planta: fumado, masticado, aspirado... La primera pintura de un cigarro es maya. Se trata de una estela, parece que de Palenque, donde aparece una figura fumando:


En Europa había solanáceas, como no, pero muchas, utilizadas también como medicinales o para viajar sin gastos, eran de naturaleza más pintoresca. Una de las más famosas era el beleño (Hyoscyamus niger); en Asturias hay un concejo con ese nombre, a saber por qué. Su alcaloide principal es la hiosciamina pero también está presente la más activa escopolamina. Tampoco era nada desconocida la belladona (Atropa belladonna), alucinógena para la cual pueden repetirse las leyendas del beleño. Sus alcaloides principales son los ya mencionados para el beleño a los que se añade la atropina, ampliamente usada en la medicina actual. El estramonio (Datura stramonium) y la mandrágora (Mandragora officinarum) cierran esta pequeña lista de curiosidades, no exhaustiva.

Todas arrastran un bagaje de leyendas que le atribuyen propiedades de todo tipo debido a su contenido en alcaloides. No crean que la aparentemente inofensiva patata se libra: su piel contiene cantidades variables de solanina, otro alcaloide que debe ser eliminado para no pasarlo realmente mal. Ese color verdoso que se ve en ocasiones al pelar las patatas son zonas ricas en solanina, que aumenta con la luz y la germinación. No se olviden de pelarlas bien.

Terminaremos con un tipo llamado Estanislao de Gautia que daba una "famosa" receta que tiene toda la pinta de ser muy poco recomendable (aparte de falsa): etanol, extracto de belladona, extracto de beleño, extracto de estramonio, extracto de opio de Esmirna, extracto de cicuta, extracto graso de cáñamo índico, polvo de cantárida y tragacanto (resina de Astragalus gummifer) para consolidar el mejunje. Ni se les ocurra.

03 diciembre 2008

Recuerdos de viaje

La ausencia de entradas estos últimos días se debió a un viaje que me llevó, junto con otra docena de colegas, a una reunión bastante lejos de mi residencia habitual. Aparte de los recuerdos y de los resultados del trabajo quedan las fotografías para facilitar la reconstrucción de nuestra historia. Les dejo con unas pocas.






22 noviembre 2008

Redundancia


Dado que me voy de viaje no he tenido tiempo de armar algo coherente hoy. Tirando de archivo, les dejo con la foto de abajo, digna de cierta reflexión. La tomé en un museo militar portugués. El rótulo pintado en el aparatito dice "dummy guided missile".

20 noviembre 2008

Genes Terminator

El 3 de marzo de 1998 se aceptó la Patente 5723765 en los EE.UU. con el nombre "Control of Plant Gene Expression" y que cubría algo llamado TPS, siglas de "Technology Protection System". La patente estaba a nombre de un Servicio de Investigación del Departamento de Agricultura de los EE.UU. y de una empresa llamada Delta and Pine Land Co.

TPS es el resultado de técnicas de ingeniería genética y se refiere a algunas plantas que tienen su ADN modificado. El objetivo final de la TPS, a pesar de su ambiguo nombre, es simple: el agricultor comprará semilla de un cultivo, ese cultivo crecerá y será cosechado normalmente pero si pretende reservar parte de la nueva semilla para la siguiente cosecha fracasará porque esas semillas no son viables. El agricultor tendrá que comprar nueva semilla en cada cosecha que quiera recoger.

La TPS ha sido bautizada por sus críticos como "gen terminator" ya que mata los embriones de las plantas en desarrollo para no se puedan volver a sembrar en años posteriores.El sistema es complejo pero creo puede entenderse al menos en sus grandes rasgos. Partimos de que el genoma de las plantas ha sido manipulado y se han introducido 3 genes nuevos: dos bacterianos y uno de otra planta. Estos tres genes actúan secuencialmente y sus papeles son los siguientes:

  • Gen 1: cuando se activa mediante un promotor (P1) permite que se produzca una proteína represora (PR) que se une a un sitio concreto del gen 2.
  • Gen 2: tiene su propio promotor (P2) que activa la producción de una proteína recombinasa (PRC). Sin embargo, entre ambos existe un sitio de unión donde puede unirse (o no) la PR del gen 1. Si la PR se une, se bloquea la acción del promotor P2 y la proteína recombinasa PRC no se produce. Si la PR no está presente, el promotor funciona y la PRC se produce.
  • Gen 3: tiene su propio promotor (P3) que activa la producción de una toxina letal para los embriones de la planta. Sin embargo, entre ambos existe un bloqueador que impide esa acción del promotor. La proteína recombinasa PRC producida por el gen 2 corta el fragmento de ADN correspondiente al bloqueador eliminándolo y permitiendo la producción de la toxina. En este caso el embrión muere. El promotor P3 es tardío, es decir, actúa sólo cuando la semilla está madura con lo que la cosecha es normal pero los embriones de las semillas están muertos.

Como verán, esta imaginativa reacción en cadena sólo se produce si la proteína represora PR del gen 1 llega al punto de unión del gen 2. El truco está en que este paso puede controlarse tratando la semilla con un producto químico antes de su venta. Este producto, llamado inductor, bloquea el sitio de unión en el gen 2 impidiendo que la PR haga lo mismo con lo que la PRC se produce, elimina el bloqueador del gen 3 y la toxina hace su aparición estelar. Si la empresa productora quiere tener cosechas propias normales y fértiles le basta con no hacer el tratamiento químico con el inductor.

La TPS no es útil para todos los cultivos. Así, las semillas híbridas procedentes de plantas con fertilización cruzada no son conservadas por los agricultores porque sus propiedades se desvanecen en una o dos generaciones. En este sentido, los productores pueden vender sus semillas sin más protección que la que le brinda la genética natural. Es el caso del maíz, del sorgo o del girasol. En cambio, las líneas que se autopolinizan son más estables y la endogamia permite que sus propiedades permanezcan año tras año. Son estas plantas las que son adecuadas para aplicar la TPS y evitar que el agricultor pueda reutilizarlas al año siguiente.

Como verán, el sistema es de los que hace pensar. Las empresas lo defienden y sus argumentos no son malos: la creación de una variedad de semilla de alto rendimiento cuesta decenas de millones de euros y esa inversión debe protegerse. Pero por tora parte, el pequeño agricultor, especialmente en los países pobres, teme que las grandes corporaciones tomen el control de las semillas y su vida dependa de una política de precios arbitraria donde ellos no van a tener ninguna influencia. En cualquier caso, el anzuelo puede ser la mayor productividad y resistencia a plagas de estas variedades, que puede tentar a los campesinos a abandonar las tradicionales y dejarse caer en este "anticiclo" donde todo debe volver a empezar cada año.

Pero queda contar la última novedad que intenta reducir las críticas a la TPS. Se llama T-Gurt y es una técnica, también de plantas transgénicas pero, en este caso, las semillas pueden utilizarse de un año a otro porque son fértiles. ¿Cuál es el método de control entonces? Pues que las características de alta productividad o de resistencia de esas semillas deben ser activadas antes de la siembra mediante un producto químico que, como pueden suponer, hay que comprar a la casa comercial. ¿Un avance? Tal vez sí pero, en cualquier caso, la gran cantidad de variedades que aún existen de muchos cultivos está claramente amenazada por el dominio de unas pocas estirpes genéticamente homogéneas. ¿Qué opinan ustedes?

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