El primero está en Argentina, en la llamada península de Quetrihué, que penetra sobre el lago Nahuel Huapi. Era un día frío y húmedo de primavera y llegamos allá en una lanchita que atracó en un precario muelle de madera. Apenas a unos metros comenzaba un extraño bosque de árboles de color naranja por el que ya entonces se circulaba sobre una pasarela para evitar daños. Ese árbol es el arrayán, de nombre científico Luma apiculata, que allá supera a veces los quince metros de altura. De crecimiento lento, dicen que ha tenido problemas en estos últimos años por las visitas masivas. Por suerte no fue nuestro caso y pudimos disfrutar del fantasmal y silencioso ambiente del lugar sin demasiada compañía.
Aquí les dejo un par de imágenes de aquel día que espero puedan transmitir el ambiente del lugar.
Costa de la península de Quetrihué.
Bosque de arrayanes
Bosque de arrayanes
Rebrote desde la base de un árbol