28 julio 2008

Adiós, Dodo, adiós y una tierna y falsa historia

La entrada sobre el último tilacino ha sido una de las más visitadas de este blog. El tilacino fue un ejemplo, como ponía en el subtítulo, de que somos predadores eficientes y, además, no nos gusta la competencia. Desapareció en la década de 1930.

El caso de hoy es diferente porque el pobre dodo, lo mismo que algún otro pájaro que comentaré al final, no era un predador.

El dodo fue bautizado por Linneo en 1766 con el poco halagador nombre de Didus ineptus. Más tarde él mismo se lo cambió por el más discreto de Raphus cucullatus.

Descripción del dodo en Systema Naturae de Linneo, 1767, p. 267.

El dodo vivía exclusivamente en la Isla grande de Mauricio, al Este de Madagascar, donde al parecer fue descubierto por una expedición portuguesa en 1505. Se le supone un descendiente de palomas o similares que llegaron volando y colonizaron la isla mucho tiempo antes. La ausencia de predadores dio al futuro dodo la justificación para aumentar de peso y dejar de volar. Se convirtió en un grandote de 1 m de altura y más de 20 kg peso, sin alas y sin miedo. Ni siquiera tenía pesadillas en sus sueños. Era la perfecta candidata a la extinción en cuanto sus idílicas condiciones de vida cambiaran.

Y cambiaron. Los navíos portugueses, británicos y alemanes establecieron Mauricio como escala obligada en la zona para abastecerse de carne fresca... de dodo. A base de garrotazos, los dodos conoceron a su primer predador, aunque su carne tampoco era, dicen, especialmente apetitosa. El golpe de gracia lo dio la colonización de la isla hacia 1638. Aparte de la gente, ya dañina por sí misma, vinieron los perros y las ratas. Antes del fin del siglo XVII el dodo sólo existió en los relatos.

image

Dodo según un cuadro de de Jan Savery (1589-1654).

A pesar de la pasión coleccionista de los portugueses en cuanto a historia natural se refiere, apenas nos queda nada del desafortunado bicho. Hay dibujos y pinturas pero, en cuanto a restos biológicos no queda ningún ejemplar disecado, ningún esqueleto completo. Sólo un par de cabezas y de pata en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford y en el Museo Británico y huesos dispersos.

Dos leyendas por el precio de una

A la leyenda del dodo se asoció un tiempo después la del tambalacoque, un árbol con nombre científico Sideroxylon grandiflorum o Calvaria major. Cuentan en algunos sitios que en Mauricio existen aún ejemplares de este árbol endémico de la isla pero que, si se pasea entre ellos, no encontrarán ejemplares jóvenes: todos tienen más de 300 años. El motivo es que las semillas del tambalacoque nunca germinan si, simplemente, caen al suelo. Esto no es infrecuente en el mundo vegetal donde hay muchas especies cuyas semillas necesitan pasar por procesos más o menos agresivos para poder germinar (o, a veces, esperar mucho tiempo expuestas a la intemperie). Actualmente, para acelerar la germinación, en los viveros se usan técnicas que van desde mantenerlas en agua durante unos días a sumergirlas en ácido pasando por rallar la cáscara con una lima o hendirla con una cuchilla. De hecho, y para evitar estas manipulaciones, se utiliza frecuentemente la mucho más cómoda multiplicación vegetativa mediante estaquillas o esquejes.


Un tambalacoque jovencito (fuente de la imagen)

Un ornitólogo llamado Stanley Temple dijo en los años 70 que había descubierto el secreto del ocaso del tambalacoque. El grueso y duro endocarpo de la semilla impedía la germinación a menos que pasara por el tracto digestivo del dodo. En ese tránsito, diversas circunstancias(imagínense lo que quieran) debilitaban las paredes permitiendo que la semilla, una vez expulsada, germinara en un ambiente ricamente abonado. Así, al extinguir los dodos, el hombre había condenado a una extinción paralela a los bosques de la isla que, desde entonces, sólo envejecían y casi habían desaparecido: apenas quedaban trece árboles vivos en 1973. Una auténtica historia de armonía biológica. Lástima que sea falsa.

Temple publicó sus trabajos en Science, en los años 1977 y 1979:

Temple, S.A. (1977). Plant-animal mutualism: Coevolution with dodo leads to near extinction of plant. Science, 197, 885-886.

Temple, S.A. (1979). The dodo and the tambalacoque tree. Science, 203, 1364.

En esos trabajos comprobó su hipótesis mediante un experimento: obligó a unos pavos (lo más parecido a un dodo que encontró) a comerse 17 semillas de tambalacoque. Siete de ellas fueron trituradas en la molleja y de las diez restantes germinaron tres. Aparte de este trabajo, es Temple el que asegura que no hay tambalacoques más jóvenes de 300 años en Mauricio. La hipótesis del mutualismo entre dodo y tambalacoque tuvo notoriedad no sólo por donde se publicó sino por el transfondo romántico de la misma, muy del gusto del público conservacionista.

Sin embargo, la historia que propone Temple hace aguas por varios motivos. El más relevante es que hay autores han reportado la germinación de semillas de este árbol sin necesidad de abrasión (por ejemplo, Hill 1941). Temple no los cita en sus trabajos. Otra no menos importante es que otros han verificado que su afirmación de que no hay árboles de menos de 300 años es errónea (Vaughn and Wiehe 1941), lo mismo que lo de los 13 únicos supervivientes. Aunque, en efecto, los bosques de tambalacoque son hoy residuales, hay varios cientos de árboles vivos, no sólo trece como aseguraba Temple (Witmer and Cheke 1991).

Aparte de lo anterior, el trabajo de Temple presenta algunos problemas desde el punto de vista científico. El más importante, que debería haber obligado a revisar la publicación, es que en su experimento no tuvo grupo de control (semillas puestas a germinar sin pasar por el trance del pavo). Ante la ausencia del grupo de control y dado el minúsculo tamaño de muestra podría sugerirse perfectamente que los pavos dificultan la germinación ya que sólo 3 de 17 semillas pudieron hacerlo: el experimento no demuestra nada.

Es obvio que el dodo está extinto y que al tambalacoque no le va nada bien pero la historia del mutualismo obligado no se sostiene. Para explicar el desastre hay candidatos mucho más evidentes pero más prosaicos como la deforestación, los cultivos de caña de azúcar, la introducción de fauna exótica como ciervos, cerdos y monos, y nuevas enfermedades fúngicas, también introducidas. Pero, ya saben, nunca dejes que la realidad te estropee una buena historia.

Curiosamente, la historia del mutualismo obligado entre dodo y tambalacoque está bastante extendida por internet mientras que los argumentos en contra no disfrutan, ni de lejos, de tanta popularidad.

Epílogo

El dodo no estaba solo en su breve y catastrófica experiencia con la marinería. Lo acompañaron otros parientes de la zona menos conocidos como el dronte de Reunión (Raphus solitarius) extinto a principios del siglo XVIII y el solitario de Rodríguez (Pezophaps solitaria) extinto hacia 1790.

Dibujo From George Edwards en "A Natural History of Uncommon Birds and of some other Rare and Undescribed Animals, Quadrapeds, Reptiles, Fishes, Insects, &c.", London, 1750.

Referencias básicas

Hill, A.W. (1941). The genus Calvaria, with an account of the stony endocarp and germination of the seed, and description of the new species. Annals of Botany, 5(4): 587-606.
Owadally, A.W. (1979). The dodo and the tambalacoque tree. Science, 203, 1363-1364.
Vaughn, R.E. and Wiehe, P.O. (1941). Studies on the vegetation of Mauritius III. The structure and development of the upland forest. Journal of Ecology, 29, 127-160.
Witmer, M.C. and Cheke, A.S. (1991). The dodo and the tambalacoque tree: An obligate mutualism reconsidered. Oikos, 61, 133-137.

Un artículo crítico sobre el mutualismo del dodo y tambalacoque y otro, en español, estusiasta y bien escrito.

23 julio 2008

El caso del Culex y su virus acompañante

Ya he comentado en otras ocasiones que la ciencia avanza poco a poco, con gran esfuerzo. Algunos de estos avances son muy significativos, otros son sólo pasos necesarios que exigen años de trabajo y dedicación. Hoy, en homenaje al investigador de a pie, les comento uno de estos casos.

La encefalitis japonesa fue descrita en Japón en 1871. Es una enfermedad vírica que se transmite por la picadura de mosquitos del género Culex. Actualmente, aunque prácticamente ha desaparecido de Japón debido a vacunaciones y pesticidas, es endémica de amplias zonas rurales del Sudeste asiático donde se registran anualmente entre 30000 y 50000 casos aunque probablemente son muchos más.

Una inquietante imagen (ganadora de un premio) de un Culex saliendo como adulto del estado de pupa (foto tomada de aquí). Pulsar encima para verla con más resolución.

El reservorio de virus está en los cerdos domésticos y en las aves, donde se desarrollan intensamente, no existiendo aparentemente el contagio entre humanos. Algunos otros animales domésticos pueden padecer también la enfermedad aunque no parece que la transmitan a través de los mosquitos.

La EJ es una enfermedad que afecta especialmente a niños y que es mortal en el 30% de los casos. Tras la infección, el virus invade el sistema nervioso central incluyendo el cerebro y la médula espinal.

Los síntomas de los casos graves son parálisis, convulsiones, coma y muerte. Los que se libran de morir quedan con secuelas, frecuentemente graves, que afectan a su función neurológica: convulsiones, parálisis parcial motora y de nervios craneales, ceguera cortical... Hasta un 75% de los niños que sobreviven sufren alteraciones psicológicas.

Declarada la enfermedad no existe tratamiento específico ya que no se han descubierto antivirales adecuados y, como ya sabemos, los antibióticos no son eficaces contra los virus. Sólo cabe la hospitalización para un cuidado intensivo, algo imposible en muchas de las zonas afectadas. Sí existen vacunas que son bastante efectivas (entre un 85 y un 98% según la modalidad) pero exigen una planificación y un calendario para las dosis de recuerdo que no son de frecuente ejecución.

Después de esta larga introducción les comentaré que no se sabía cómo el virus era capaz de dañar permanentemente las células del sistema nervioso ya que en muchas encefalitis víricas la recuperación es completa en unas semanas mientras que aquí los daños son permanentes. Una jovencísima científica llamada Sulagna Das y un investigador "senior", Anirban Basu, del National Brain Research Center han dado con la clave y la publican en el Journal of Neurochemistry.

Su trabajo ha revelado que los virus no sólo matan las neuronas sino también a las células madre que debían regenerarlas (las llaman indistintamente neural stem cells y neural progenitor cells, NPC). La destrucción de las NPC no permite la reparación de los daños y las secuelas se hacen permanentes. Por si fuera poco, los virus bloquean una fase específica de la división de las NPC supervivientes impidiendo su proliferación. Tres efectos que explican la gravedad de la enfermedad y sus secuelas.

Aunque este descubrimiento no ofrece soluciones sí permite saber que el problema es múltiple y permite también situarlo, con lo que las investigaciones futuras pueden dirigirse más directamente a las dianas adecuadas.

Para terminar, me ha llamado la atención que al buscar información sobre esta enfermedad aparece sobre todo como un riesgo para turistas y como un problema veterinario. Es como si la gente que vive en las zonas afectadas no existiera.

PS.: Otros posts sobre enfermedades que afectan a países en desarrollo y avances en ellas:

21 julio 2008

Unos terabytes de datos libres

De vez en cuando ocurren cosas que no salen en los periódicos ni consiguen especial difusión en Internet pero que son auténticos acontecimientos científicos. Una está a punto de suceder y, en mi opinión, generará una enorme cantidad de información sobre la evolución de la Tierra en las últimas décadas. Para que esto ocurra se han debido unir un enorme esfuerzo tecnológico y económico constante en el tiempo y, aún más importante por infrecuente, una voluntad de libre acceso a la información que merecería ser tomada en cuenta en este país. Vamos a ello:

Bajo el nombre genérico de Landsat se agrupa una serie de satélites que llevan 36 años sobrevolando la Tierra desde unos 700 km de altitud. El pionero en esta recogida de información desde satélites fue el Landsat 1, que se lanzó el 23 de julio de 1972. Este satélite llevaba un sensor llamado MSS (Multispectral Scanner) que tomó las primeras imágenes de la Tierra de forma sistemática en 4 canales diferentes (desde el verde al infrarrojo próximo). El aquel momento la resolución de estas imágenes (el tamaño del píxel sobre la superficie terrestre) era de 68x83 m. Actualmente estamos en el séptimo satélite de la serie, cuyo sensor estrella es el ETM+ (Enhanced Thematic Mapper Plus), con 7 bandas (desde el azul hasta el IR térmico) con resolución de 30 m (60 el IR térmico) y una toma pancromática de 15 m de pixel.

El Landsat 1 en la plataforma de lanzamiento (julio de 1972)

La NASA es el organismo del cual depende el programa Landsat y tiene una librería limitada de imágenes de acceso gratuito mientras que la mayoría son de pago. Las más baratas son las llamadas "históricas", que pueden conseguirse por algo más de 600 € y que cubren unos 180x180 km de superficie terrestre.

La buena noticia es que la situación actual va a cambiar de forma inmediata ya que la NASA ha anunciado oficialmente que todas las imágenes Landsat serán gratuitas y de acceso libre vía Internet. Esto supone muchos cientos de terabytes (Tb) de datos ya que cada escena (formada por 7 imágenes tomadas en varias longitudes de onda) viene a "pesar" entre 400 y 600 Mb.

Actualmente ya están disponibles las tomas recientes del sensor ETM+ de Norteamérica y África. Esta cobertura se extenderá a todo el mundo en este mes, julio de 2008. A partir de aquí la disponibilidad de datos se extenderá progresivamente hacia atrás: el 30 de septiembre de 2008 estarán disponibles todos los datos del Landsat 7 (1999-2008); los datos del sensor TM del Landsat 5 (1984-1994) el 5 de diciembre de 2008; finalmente, el 30 de enero de 2009 estarán todos los datos del sensor MSS de los Landsat 1 a 5 (1972-1994) y el 30 de abril de 2009 los del sensor TM del Landsat 4 (1982-1984). Pueden ver el calendario y algunos datos técnicos aquí.

Landsat 7 en montaje

Con esta colección de datos tendremos la posibilidad de analizar los cambios acaecidos sobre la Tierra de forma objetiva en las cuatro últimas décadas: urbanización, bosques, aridez, erosión, cobertura vegetal, hielos y glaciares, cambios fenológicos (ciclos temporales en la vegetación), fitoplancton marino, incendios, cultivos... Una vida de trabajo por delante.

¿Dónde se descarga todo esto? Hay dos opciones:

Abajo les pongo un ejemplo de imagen Landsat compuesta con canales visibles e infrarrojos. Es una zona del Sur de Alaska (Novarupta). Si pinchen encima para verla a resolución completa podrán disfrutar de los detalles que en esta vista pasan desapercibidos.

Imagen en falso color del sur de Alaska (Novarupta); pulsen encima para verla con buena resolución (841 kb)

Landsat no es el único ejemplo de datos satelitales libres aunque sí el de mayor resolución espacial y mayor trayectoria temporal. Entre otras opciones merece la pena mencionar MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer), de cuyas grandes posibilidades hablaremos otro día.

10 julio 2008

El Perito Moreno y el cambio climático

Leo en Informativos Telecinco:
El glaciar Perito Moreno, en el sur de Argentina, ha empezado un proceso de ruptura inusual en pleno invierno austral. Esto es algo que no ocurría desde el año 1917. Lo habitual es que el glaciar comience su deshielo durante el verano. El hecho de que ocurra en pleno invierno parece una señal más del cambio climático que está sufriendo la Tierra.
Lo cual son sólo verdades a medias aparte de alguna inexactitud. Es cierto que es inusual (aunque faltan datos importantes), es falso que no ocurra desde 1917. Es insostenible que es ruptura invernal sea achacable con claridad a ningún cambio climático. Aparte de esto, el fenómeno merece la pena, veamos de qué va la cosa y qué datos hay:

La imagen que ven abajo es la del famoso glaciar, que desciende desde los hielos andinos (Campo de Hielo Sur) hasta el Lago Argentino, en la Patagonia. La gran lengua helada llega desde el Oeste y acaba cruzando el Brazo Sur del lago hasta chocar con la orilla Este (foto panorámica). El hielo, de unos 60 m de altura y de 3 a 5 km de frente forma un dique que divide el lago en dos partes. De vez en cuando, grandes bloques se desprenden del frente y caen sobre el lago. Pero este no es el único espectáculo que el Perito Moreno nos ofrece.

Imagen tomada de Google Earth

El sistema es inestable ya que, al quedar represado por la lengua glaciar, el nivel en la parte Sur, la más alejada de la desembocadura del lago, sube poco a poco debido a los aportes de agua. La presión creciente sobre el hielo crea un gran túnel de desagüe y el ciclo finaliza con el colapso de su bóveda, un magnífico espectáculo que pueden ver en el video. No se pierdan el final, a partir de los 2'15". Si lo anterior no funciona, pueden usar este enlace.

Estuve allá, hace unos años, en un día gélido que le iba muy bien al paisaje. La ladera de enfrente está cubierta por bosques de haya antártica (Nothofagus) que contrastan con el irreal blanco azulado del hielo. Gente del lugar (de El Calafate en realidad) me comentó que estaban preocupados porque el fenómeno era antes regular y que ya se estaba retrasando mucho. Tendrían que esperar hasta marzo del año 2004 para ver otra ruptura. Habían pasado 16 años desde la anterior, en febrero de 1988. Sin embargo, el siguiente ciclo fue rápido: en marzo del 2006 volvió a romperse. Y en julio de 2008, ayer, fue la siguiente ocasión.

La percepción de regularidad es falsa como puede verse a continuación en las fechas de las rupturas con mes/año allá donde se sabe (o donde he encontrado datos). Las rupturas en el invierno austral están en azul y en granate las del verano; en cursiva donde no he encontrado datos:

  • son las siguientes: 1917, 1935, 2/1940, primavera/1947, 3/1952, 3/1953, 9/1954, 10/1956, 3/1960*, 2/1963, 2/1966*, 1970, 1972, 1975, 1977, 1980, 1984, 2/1988, 3/2004, 3/2006, 7/2008. Los asteriscos significan dos rupturas ese año (datos de aquí). La figura de abajo lo representa gráficamente salvo los dos últimos años (de Stuefer et al., 2007).
  • los intervalos en años son, aproximadamente: 18, 5, 7, 5, 1, 1, 2, 4, 3, 3, 4, 2, 3, 2, 3, 4, 4, 16, 2, 2.

Aunque, en efecto, las rupturas suelen producirse a finales del verano, en 1954 se produjo una en invierno y la de dos años después en el primer mes de primavera. No he encontrado información sobre el mes de ruptura de 9 años: 1917, 1935, 1970, 1972, 1975, 1977, 1980, 1984 por lo que no sabemos si hubo algún otro evento invernal o no. En cualquier caso, las relaciones con el cambio climático son temerarias y con esta serie de datos carecen de sentido. He comentado en este blog que hay muchos otros glaciares que están retrocediendo en las últimas décadas así como algún otro trabajo relevante, es innecesario acudir a este estandarte.

La referencia del trabajo mencionado:
Martin Stuefer, Helmut Rott, Pedro Skvarca, 2007, Glaciar Perito Moreno, Patagonia: climate sensitivities and glacier characteristics preceding the 2003/04 and 2005/06 damming events, Journal of Glaciology, 53: 3-16.

Del diario personal:
Llegamos al aeropuerto de Río Gallegos desde Buenos Aires. La empresa de acercarnos a El Calafate parecía ardua ya que sólo nos ofrecían un autobús para recorrer los más de 300 km que lo separaba de Río Gallegos. La carretera empezaba a pavimentarse ese año por lo hacerse todo ese camino de ripio y llegar de madrugada a nuestro destino no era plato de gusto. Vi a dos tipos vestidos de piloto que se acercaba por el pasillo. Y cuando digo "de piloto" me refiero a que iban con cazadora de cuero marrón, pantalones acolchados y sendos sacos de lona colgados del hombro. Reconozco que suelo tener suerte en la vida y esa vez no fue excepción: me acerqué, les pregunté y me dijeron que salían en media hora para allá y que tenían plazas libres. Fuimos a una pequeña oficina y pagamos algo menos de lo que costaba el viaje por tierra. Al preguntar por el avión nos señalaron una puerta que daba a una trasera de las pistas. Allí estaba: una avioneta DHC-6, roja y gris, de apenas unos 15 m de largo con dos motores de hélice. Dentro había asientos para una decena de personas ya que la parte trasera estaba ocupada por un montón de bultos a los que se unieron nuestros equipajes. Un rótulo bajo las alas explicaba la situación: Fuerza Aérea Argentina. Los dos pilotos iban en una cabina cuya puerta estuvo abierta todo el viaje. Así pudimos ver los Instrumentos analógicos, los controles de los motores que bajaban del techo... una sorpresa. Volamos sobre la Patagonia a unos 2000 m de altura y aterrizamos suavemente en la pista de tierra de El Calafate.
La vuelta fue otro cantar porque una tormenta nos obligó a desviarnos. Todos nos sentíamos bastante mal y un turista francés que iba delente de mí me señaló un instrumento de la cabina. Era el altímetro y marcaba 5500 m. La avioneta no estaba presurizada.

08 julio 2008

El debate de las dos culturas

Carlos Elías dice en El País que “España es un país de letras, dominado por la gente de letras, en el que existe un problema de acoso a la ciencia". Está, por tanto, en la línea de Paul Davies:

"Durante muchos años los científicos fueron ignorados porque no eran escuchados; ahora que comienza a oírseles, se ven pisoteados por una mafia intelectual".

O de Stephen Jay Gould:

"Entre los intelectuales de letras hay algo así como una conspiración para acaparar el panorama intelectual y editorial, cuando de hecho hay un grupo de escritores no novelistas, de formación científica en su mayoría, con multitud de ideas fascinantes sobre lo que la gente desea leer. Y algunos de nosotros escribimos y nos expresamos bastante bien".

Antes de seguir me gustaría comentar que no me gusta esa visión victimista del científico acosado por los intelectuales (entiéndase "de letras"). Veo más incomprensión que acoso. Pero bueno, lean el artículo de don Carlos y luego seguimos. Por el momento vayamos brevemente a los antecedentes del asunto.

El problema de las "dos culturas" es viejo (al menos más que yo): una cultura clásica "de letras" se opone a una "cultura de ciencias" y viceversa. Entre ambos grupos, "intelectuales" y "científicos" se mantiene un abismo de incomprensión, indiferencia y frecuentemente de desprecio. Es habitual referirse a que se considera un inculto al que no sepa las obras de Quevedo o Delibes pero nadie se asombra de quien no sabe qué es un logaritmo o cuál es la velocidad de la luz.

La expresión anterior surgió en el artículo de Charles Percy Snow The Two Cultures en New Statesman (6 de octubre de 1956) aunque su lanzamiento a la fama fue por una conferencia del mismo título en la Universidad de Cambridge. Fue la tarde del 7 de mayo de 1959 y se presentó dentro de las Conferencias Rede. Snow era físico, novelista y alguna cosa más; murió en 1980 pero el debate que suscitó sigue vivo.

El propio Snow propuso unos años más tarde el surgimiento de una "tercera cultura", una especie de alianza donde los dos antiguos bandos hablan y se comunican. Su optimista predicción nunca se produjo pero surgió otra.

A mediados de los 90 apareció el libro de John Brockman "La tercera cultura. Más allá de la revolución científica", una recopilación de artículos publicada en español por Tusquets (Metatemas, 43). Hay una traducción de un artículo de Brockman en BilbaoPundit que debe leerse y que sirve de resumen.

Brockman plantea que el entendimiento entre las dos partes no se ha producido. Como consecuencia, su tercera cultura va por otro lado: los científicos están empezando a comunicarse directamente con la sociedad al ponerse a escribir para todos. Ejemplos como Sagan, Gould, Dennett, Penrose, Dawkins, Asimov... no solucionan el problema original pero contribuyen a alcanzar una meta tal vez más importante: la comprensión pública de la ciencia.

Debo reconocer que mi visión al respecto es contradictoria. Por un lado soy optimista ante la evidencia de que nunca se había hablado y escrito tanto de ciencia. A esto ayuda un nuevo fenómeno: el surgimiento de los blogs científicos, algo que no era previsible hace apenas diez años. Una vía de divulgación cómoda, anárquica, incontrolada e imparable, donde los presuntos acosos no tienen influencia.

También tenemos libros cuyas ventas hace pocos años hubieran sido residuales pero que hoy son relativos éxitos (por poner un ejemplo, el maravilloso Una breve historia de casi todo). Finalmente, cada vez conozco más personas de "letras" que adoptan métodos y prácticas de la ciencia para desarrollar sus disciplinas, desde filólogos hasta geógrafos (sí, la geografía en España ha sido más de letras que de ciencias, cosas que pasan). Noten que esto que he comentado son esfuerzos individuales y fuera de la educación reglada y de los planes de estudios oficiales.

Y por otra parte soy pesimista por la evolución de la cosa a nivel institucional y social.

En primer lugar, la incomunicación de las dos culturas parece haberse extendido incluso dentro de ellas y hoy podríamos tal vez hablar al menos de cuatro: tecnológica, científica, clásica (las "letras") y artística, como compartimentos estancos (anecdóticamente, conozco bien la incomunicación entre tecnólogos y científicos porque la he sufrido personalmente al sacar una plaza en una carrera de ingeniería).

En segundo lugar, no debemos olvidar que los que forman parte de los diversos conjuntos de "intelectuales" (aceptemos el término) son una minoría en la sociedad en general y los que poseen una cultura más allá de su burbuja de especialidad son una pequeña fracción de esa minoría. Lamentablemente, considero probable que su número disminuya aún más en las próximas décadas ya que nuestros planes educativos están obsesionados por el mercado laboral y por las habilidades. Esto lleva a que cada vez se tiene menos conocimiento del entorno y de la historia, menos contexto donde situarnos como personas. Creo que las consecuencias personales y sociales son demoledoras.

Aquí pueden leer las opiniones de unas cuantas personas sobre la tercera cultura. Y para terminar una cita de Snow, posiblemente procedente a pesar del tiempo transcurrido (creo que es de 1959):

[...] no tenemos una sola identidad y nuestra formación y ocupación profesionales no nos definen exhaustivamente. Habitamos identidades superpuestas [..] y ninguna de ellas domina por sí sola todo el tiempo ni determina coherentemente nuestras respuestas. [...] Uno de los riesgos de la vida académica es el modo en que su ethos y su organización nos alientan a exagerar el poder y la importancia de estas afiliaciones disciplinarias en desmedro de otros lazos y lealtades, a menudo más profundos.

Para que conozcan a John Brockman hablando brevemente de esto:

y, mejor, escribiendo en El Pais.

06 julio 2008

El pi-crop circle y sus consecuencias para la humanidad

Impresionante, simplemente impresionante. Ya me dirán: resulta que en Wiltshire, Inglaterra, apareció el mes pasado un diseño de unos 75 m de diámetro sobre un campo de cereales. Nada sorprendente porque allí es costumbre veraniega este tipo de hallazgos que ya se cuentan por docenas.

Este, sin embargo, ha sido algo nunca visto porque el círculo codifica ¡el número pi! (la verdad, podría haber sido la constante cosmológica o algo más útil pero no, ha sido pi). De todas formas no se desmayen todavía, vamos antes a los hechos y luego a las reacciones. En la foto de abajo tienen ustedes el famoso pi crop circle.

Resulta que si van midiendo ustedes los sectores circulares desde dentro hacia afuera, su medida angular sigue la sucesión 3141592654. Abajo tienen una imagen con los tres primeros dígitos. Verán en el sector amarillo (1) un pequeño círculo que es, "obviamente", el punto decimal.

El descubridor de la clave es un señor llamado Michael A. Reed al que se le atribuye la carrera de astrofísica aunque en realidad es Ph. D. en instrumentación astronómica, algo más acorde con su formación en Electrónica (esto no es un demérito sólo buena información que corrige errores). El doctor Reed se asombra de lo avanzado del diseño:

Incluso el décimo dígito ha sido redondeado correctamente.

Les juro que la frase anterior aparece por varios lugares, así como la siguiente (que no es estoy seguro sea suyo):

Quien quiera que haya hecho esto, no sólo era creativo, sino que tenía una elevada comprensión matemática.

Como era previsible, comienzan a aparecer las tonterías habituales como, por ejemplo, en la sección de ciencia de TimesOnline:

"Los matemáticos están perplejos desde que un complejísimo crop circle apareció en un campo de Wiltshire representando un símbolo matemático fundamental"

Antes de seguir: Pedro, pordió, como matemático dame la medida de tu perplejidad ante la noticia. Y si no estás perplejo sigue leyendo:

...and even astrophysicists admit they find it “mind-boggling”.

El supuesto correo original donde el señor Reed da cuenta del hallazgo está aquí. Señala incluso que los tres círculos decrecientes en la parte exterior, justo a continuación del último dígito, indican que pi sigue indefinidamente. Dicho de otra forma: son puntos suspensivos.

No sé si se ha notado que esta "noticia" me parece una gilipollez aunque he intentado ser comedido. Vamos a ver qué se deduce de ella para la humanidad en las dos hipótesis clásicas:

Hipótesis 1: los CC están hechos por unos señores, los autodenominados circlemakers, que incluso tienen su propia página web donde incluyen una irónica guía para principiantes. Lógicamente esta terrenal hipótesis es descartada por los de siempre que prefieren atribuir los diseños a extraterrestres o energías misteriosas. Por ejemplo, la "experta y estudiosa" de los CC Lucy Pringle dice:

It is mind-boggling. I suspect a force from the ionosphere.
Esto es sorprendente. Sospecho una fuerza desde la ionosfera.

Lamentablemente, la señora Pringle, aunque haya "viajado mucho" (según su autobiografía) no nos desvela el mecanismo por el cual las fuerzas ionosféricas aplastan el cereal pero sí es más locuaz organizando tours turísticos por los CC, o vendiendo postales, libros, colgantes, tazas... Como curiosidad, es miembro de la Sociedad Británica de Zahoríes y también escribe artículos "científicos" (ejemplo) que me ahorraré comentar.

Hipótesis 2: los CC se deben a entidades no humanas o similares (llamémoslas ENH). Si aceptamos esto tendremos que asumir las sorprendentes consecuencias de que los ENH coinciden en muchas cosas con las convenciones humanas actuales de donde hacen los círculos:

  • usan el sistema decimal de numeración
  • usan el punto decimal como separador
  • usan los tres puntos como puntos suspensivos
  • conocen el número pi
  • nunca nos dicen algo que no sepamos ya

Las tres primeras nos llevan a un contexto especialmente humano y más especialmente anglosajón. Lo de que conozcan el número pi con 9 decimales sitúa a nuestra misteriosa fuerza al nivel de conocimientos del siglo XV cuando el matemático al-Kashi lo calculó con 16 decimales. No es para quedarse abobado, creo. Si decimos que esos 9 decimales implican una "elevada comprensión matemática" ¿qué diríamos de los que han hecho esta misteriosa camiseta con 4493 dígitos? Aunque reconozco que no he comprobado que el último esté bien redondeado.

Y la quinta consecuencia es estos círculos (ni las profecías de Nostradamus, ni los mensajes marianos, ni...) nos dicen jamás nada que no sepamos ya. ¿Podrían estas avanzadas mentes darnos alguna clave de algún problema matemático no resuelto? Sospecho que no.

Para finalizar un obviedad: la mejor manera de codificar pi en un círculo es, simplemente, dibujar ese círculo.

P.S.: Conversación en un bar de la universidad:

  • ¿Sabeis que el círculo ese de pi ha salido en Science?
  • ¿Science? ¿Qué es Science?
  • Una revista de gran prestigio científico.
  • Ya...

Tendrán que creérselo: Science publica una reseña (27 de junio de 2008, pág. 1701) sobre el pi-CC sin el más mínimo atisbo de análisis crítico. Menos mal que está en una sección similar a la de "Sociedad" en otras revistas no científicas.

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