Acabo de leer el libro de Carlos Elías publicado en Debate (1). Es imposible hacer un comentario de un libro de 450 páginas en un post sin dejárselo uno casi todo en el tintero. Por ese motivo voy a dar hoy mis impresiones generales sin querer entrar en el debate de las ideas que considero, y ya empiezo a confesar, muy discutibles. El libro es entretenido, provocador e "incorrecto" pero eso no significa que todos sus argumentos se sostengan (empezando por el propio título porque la "razón" es esencial en la ciencia pero no es de su exclusivo patrimonio).
La tesis de don Carlos es que la ciencia en nuestro mundo occidental está en declive y que los mayores responsables son los medios de comunicación que transmiten una idea sesgada de la misma que la hace menos popular y atractiva, así como estereotipos nocivos. La causa es, dice, que los profesionales de la información son "de letras", no saben nada de ciencia y su incompetencia o su hostilidad se traduce en un sesgo pernicioso cada vez que hablan de ciencia y de científicos. Es una tesis atractiva para el complejo de Calimero de algunos "de ciencias" y rentable por lo polémica.
Seguramente me anime a hacer un post sobre los capítulos que más me interesan pero no va a ser este mes. Por lo tanto, doy sólo mi impresión general a través de unas pocas cuestiones.
La primera es respecto a la tesis básica ¿está la ciencia en declive? Creo que esa afirmación, que es uno de los pilares del libro, es muy discutible y que Elías, en su intento de justificarla, mezcla la ciencia con la percepción social de la ciencia. Podría haber usado indicadores más directos, globales, completos y fáciles de obtener. Dos podrían ser, por ejemplo, la evolución de la cantidad de científicos o de la propia producción científica. Pero creo que ahí las cifras no apoyarían la afirmación básica del libro.
La segunda cuestión es respecto al método usado para justificar las sucesivas afirmaciones. Elías acusa a los "de letras" de no usar el método científico por desconocimiento pero creo sinceramente que él, conociendo ese método, tampoco lo hace. Justifica sus afirmaciones con casos específicos y muy rara vez con datos suficientes (al menos según mi criterio), completos y de interpretación clara. Usa muchos casos anecdóticos o parciales como prueba pero eso tiene dos problemas: no sirven como tal (son anecdatos) y no son objetivos ya que están expresamente elegidos para apoyar la tesis que se defiende. Creo que eso se hace sistemáticamente a lo largo del libro.
La tercera es sobre la interpretación interesada de los casos que saca a colación. Aquí sí voy a poner un ejemplo porque es breve e ilustra una tendencia general a ver las cosas a través de un cristal coloreado que me ha parecido general en todos los capítulos. Elías dedica el capítulo 4 a mostrar cómo el cine y la televisión denigran o, al menos, dan una imagen sesgada y siempre negativa de la ciencia. Creo que es un capítulo donde casi todo es prescindible: se busca la película y dentro de esta el momento adecuado para apoyar la tesis. Otras películas y otros momentos no se mencionan nunca. Frecuentemente la interpretación es discutible y algo forzada. En algunos casos es algo más que eso: la serie de Harry Potter es anticientífica porque al tratar de magia pretende ponerla por encima de la razón y lo mismo pasa con la Guerra de las Galaxias porque se centra en la "fuerza", algo místico. Elías obvia, no sé por qué, que mucha gente es perfectamente capaz de distinguir la ficción de la realidad aunque no sea de ciencias (/ironía).
La cuarta es que hay partes contradictorias. El autor parece ser capaz de criticar una cosa y la contraria con pocas páginas de separación. Por poner un ejemplo rápido: arremete contra el periodismo científico en general por superficial e inepto pero después también critica al departamento de prensa de Nature, que hace un periodismo de calidad por el puro hecho de dar las noticias bien elaboradas a los medios de comunicación y ejercer (según él) un monopolio informativo sobre las noticias de ciencia (que, por cierto, es falso).
En fin, ya comentaré algo más detallado a la vuelta de septiembre pero, por el momento, la impresión que me queda es que el fenómeno que se denuncia en el libro, de ser real, puede tener explicaciones alternativas o complementarias. Personalmente estoy de acuerdo con que vivimos una época donde la enseñanza básica y secundaria es débil pero creo que lo es tanto en ciencias como en letras. También estoy de acuerdo en que las noticias de ciencias se dan a veces buscando el espectáculo pero creo que eso se hace también con otros temas. Sería cosa de asegurarse de que esa animadversión a la ciencia no sea un rechazo al pensamiento en general.
En fin, que afirmar que los "de letras" y en concreto los periodistas odian la ciencia y son los principales responsables de su presunto declive es una provocación absurda. O tal vez interesada.
Nota 1. Este asunto me ha recordado una entrevista que le hicieron a Rosendo, el rockero, hace unos años. El hombre se sinceró cuando le preguntaron cómo elaboraba sus letras: "yo le canto al público 'alguien te está jodiendo' y así sé que ya tengo a la mayoría de mi parte" (la cita no es literal). El libro de Elías tendrá una parte de su apoyo en algunos sectores de ciencias poco reflexivos porque representa una postura en la que resulta cómodo refugiarse.
Nota 2: en el blog del Topo ha habido una discusión sobre este libro. Yo insisto en que el fallo, en mi opinión, no es en presentar hechos (el descenso de matrículas en ciencias, por ejemplo) sino en justificar su causalidad y su significado. El Topo lo explica bien, sobre todo en los comentarios, y yo estoy de acuerdo con él (ver 1 y 2). Lamentablemente algunos de sus comentaristas han ido por el camino fácil del descrédito ad hominem, estrategia catalogada entre las falacias desde hace siglos.
(1) Carlos Elías, 2008, La razón estrangulada. La crisis de la ciencia en la sociedad contemporánea. Debate. Barcelona, 479 p.