La poliomielitis es una enfermedad vírica que afecta especialmente a niños entre 5 y 10 años. Tengo una historia personal sobre la polio que, si les interesa, pueden leer
en el otro blog. Baste decir aquí que esa historia hace que lo que les cuento me preocupe bastante, por decirlo suavemente.
Resulta que desde que se realizan campañas masivas de vacunación la polio ha disminuido radicalmente desde unos estimados 380000 casos en 1988, cuando la OMS planteó su erradicación, hasta 1997 en el 2006. Cuando se comenzó la
Global Polio Eradication Iniciative, la enfermedad era endémica en 125 países de cinco continentes e infectaba a más de 1000 niños cada día. Desde entonces han sido vacunados en el mundo unos 2 mil millones de niños gracias a 20 millones de voluntarios y con un coste estimado de 3 mil millones de dólares.
En el año 2006 se detectaron casos en 17 países aunque algunos son anecdóticos y donde sólo 4 se considera la polio como endémica. El más afectado, con 1124 casos (el 56% del total) es
Nigeria (endémico). Le siguen
Pakistán (40, endémico), Somalia (36),
Afganistán (31, endémico),
India (18, endémico), Etiopía (17) y Namibia (18). En
Polio Case Count de la OMS pueden encontrar estadísticas históricas muy detalladas y confirmar que América, Europa, Asia oriental y Oceanía están libres de la enfermedad desde hace algunos años (ver mapa
aquí). El último caso en América se detectó en septiembre de 1991 en Junín (Perú).
Lo cierto es que a pesar del claro éxito de la GPEI, no ha sido posible erradicar aún la polio de los últimos países, donde una mezcla de pésimas condiciones higiénicas, pobreza, altas densidades de población e incluso cuestiones ideológicas se unen para que el goteo de casos no se detenga.
Y en mayo del año pasado tres personas salen a la palestra cuestionando la conveniencia de la erradicación. En un trabajo titulado
Is polio eradication realistic? (DOI
10.1126/science.1124959) sostienen que la OMS no debe seguir con el objetivo de la erradicación. Comentan que bastaría con mantener controlada la enfermedad ("effective control"), admitiendo unos miles de casos al año y, dicen, dedicando el dinero que se ahorre a la malaria o SIDA. El primer firmante es Isao Arita, presidente de la Agency for Cooperation in International Health de Japón y protagonista años atrás de la erradicación de la viruela.
Aquí pueden encontrar un resumen del artículo en español.
Los promotores de esta idea han conseguido eco en personas de mucho peso, como Donald A. Henderson director de la primera campaña de erradicación de la viruela, o Konstantin Chumakov, de la US Food And Drug Administration, o Vadim Agol, de la Academia de Ciencias Médicas de Rusia, todos pesos pesados.
Por suerte, también ha habido una fuerte oposición desde la propia OMS que no está muy dispuesta a aceptar que la campaña haya sido un fracaso como dicen Arita y colegas. Para echar una mano, hace unos días se publicó un trabajo titulado "
Eradication versus control for poliomyelitis: an economic analysis" (DOI
10.1016/S0140-6736(07)60532-7) donde se plantea que el control supone costes acumulados mayores que la erradicación ya que debe ser mantenido indefinidamente (nota de prensa de la Harvard SPH
aquí).
Debo reconocer que el debate me resulta ofensivo porque se apoya esencialmente en argumentos económicos. Hay gente que lo ha manifestado así, como Bruce Aylward, actual director de la campaña de erradicación, que recuerda que el criterio es también humanitario y no sólo económico.
Pero incluso centrándonos en el dinero ¿es mucho ese coste de 3 mil millones de dólares hasta el momento?
Pues no me duelen prendas en recordar la unidad monetaria llamada IWD (Iraq War Day) que mencionaba
aquí, y que es equivalente a lo que le cuesta a los EE.UU. un día de guerra en Irak: 190 millones de dólares. Según esa cifra todo lo gastado hasta la fecha en la erradicación de la polio no llega a los 16 IWD y lo necesario para 2007-2009 son menos de 4 IWD.
Creo que no hace falta decir mucho más salvo recomendar al doctor Arita que se jubile y se dedique a la contemplación absteniéndose de dar ideas a los neocon. Recordemos que la polio no tiene cura, sólo es válida la prevención. Y, aunque sólo sea por egoísmo, la erradicación es necesaria ya que o seguimos inmunizando hasta la eternidad en los países libres de polio o cualquier importación puede desatar de nuevo una epidemia. Tal vez este último argumento convenza a los que sólo se miran el ombligo.
Nota siniestra: en el año 2003, en varios estados del norte de Nigeria se boicoteó la campaña de vacunación debido a que varios clérigos musulmanes difundieron que la vacuna podría estar contaminada con el virus del SIDA y con drogas para esterilizar a las niñas (ver aquí y aquí). Esta chifladura ocasionó, no sólo un fuerte rebrote de la enfermedad en Nigeria, sino la propagación a una docena de países vecinos que ya estaban libres de polio. Este último tema fue comentado en Ciencia y Lejos hace poco. Las religiones echando una mano, como siempre...