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07 diciembre 2007

Los códices desaparecidos

Juan de Zumárraga nació en Durango (Vizcaya) hacia 1475 (otros dicen 1468) y se hizo franciscano. Fue inquisidor en España y ejerció con provecho ya que la enciclopedia franciscana lo etiqueta como "represor de brujas en el País Vasco". Nombrado por Carlos I, fue obispo de México además de ostentar el cargo de "protector de indios", cosa que se entendía en aquel tiempo como más bien orientado hacia la evangelización porque ello supondría mayor beneficio espiritual (of course).

«Por la presente vos cometemos y encargamos y mandamos que tengáis mucho cuidado de mirar y visitar los dichos indios y hacer que sean bien tratados e industriados y enseñados en las cosas de nuestra santa fe católica por las personas que los tienen o tuvieren a cargo y veáis las leyes y ordenanzas e instrucciones y provisiones que se han hecho o hicieren cerca del buen tratamiento y conversión de los dichos indios, las cuales haréis guardar y cumplir como en ellas se contiene, con mucha diligencia y cuidado»

Movido por su ardiente celo apostólico inició también procesos inquisitoriales en México con un total de 183 causas. En una de ellas, en 1539, actuó contra Carlos Ometochtzin, hijo del señor de Texcoco, Nezahualpilli, acusado de apóstata e instigador de la idolatría. Fue quemado vivo el 30 de noviembre en la plaza Mayor de la ciudad de México. Estaba claro cual era el dios verdadero y qué pasaba si abandonabas el buen camino.

No contento con la conversión de los vivos, decidió facilitar el olvido del legado de los muertos. Cito literalmente el texto de su biografía en la poco sospechosa web de la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe:

...apenas cinco meses antes de recibir a Juan Diego, se precia en una carta al Capítulo General de su Orden, en Tolosa, de haber arrasado con cuanto había podido: ‘quinientos templos de los dioses y más de 20.000 imágenes de los demonios que adoraban...'

Pero no sólo templos e imágenes, sino también libros y papeles prehispánicos, de naturaleza jurídica, administrativa, comercial y de diversos ámbitos de conocimiento, fueron destruidos sistemáticamente por Zumárraga y sus ayudantes

Fernando Báez ratifica: "en el año 1530, en Tetzcoco, hizo una hoguera con todos los escritos e ídolos de los mayas". Eduardo Galeano, Juan Bautista Pomar y C. W. Ceram repiten la existencia del "auto de fe" donde se borraba irrecuperablemente el pasado para dejar paso libre a un futuro recto.

La parajoda (no es errata) está en que Fray Juan fue también el primer editor de libros en México. Libros, no lo duden, siempre correctos.

Como hoy va de franciscanos, citaremos también a Diego de Landa, otro celoso vigilante de la fe nacido en Cifuentes (Guadalajara) en 1524. En este caso realizó su labor en Yucatán, donde fue Provincial a partir de 1561 (la zona incluia también la actual Guatemala). Al año siguiente se estrenó mediante un auto de fe en Maní que, tras "interrogatorio hostil" (así se dice ahora), culminó el 12 de julio con la quema de cientos de ídolos y todos los libros que pudieron encontrar. En su obra "Relación de las cosas de Yucatán" (hacia 1566) lo dice y justifica:

Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena.

Otra parajoda (sigue sin ser errata) es que Fray Diego fue el único que describió los signos de la escritura maya y su equivalencia con el español. A pesar de los numerosos errores, derivados del empeño en usar una clave alfabética en vez de reconocer la naturaleza silábica de la escritura, fue útil para comenzar la tarea de desciframiento. Asimismo, su Relación es un documento único para el estudio de la situación en aquel siglo crítico donde tanto se perdió.

La destrucción de los escritos mayas fue eficaz ya que sólo cuatro de ellos sobrevivieron en forma de códices (otras muestras han quedado esculpidas o pintadas en murales o cerámica). Los códices están escritos sobre papel plegado en acordeón, hecho de corteza vegetal. Los supervivientes son los llamados de Dresden (39 pág., 3.6 m), de Madrid (112 pág., 6.8 m), de París y Grolier (11 páginas fragmentarias y de autenticidad discutida). Todos pueden descargarse en los enlaces anteriores aunque algunas fotos son antiguas (el códice de París, por ejemplo, lleva tiempo almacenado en una caja sellada por su fragilidad).


Una página del códice de Madrid

La escritura maya surgió de forma independiente del resto de las escrituras del mundo. A pesar de su complejidad, los glifos en que se basa se saben leer actualmente en buena parte, aunque aún hay muchos detalles sin comprender.

El personaje clave de este trabajo fue Yuri Valentinovich Knórosov (1922-1999), un soldado ruso en la Segunda Guerra Mundial. Se dice que, al entrar con el ejército ruso en Berlín se llevó de la Biblioteca Nacional dos libros: la mencionada Relación de las cosas de Yucatán de Diego de Landa y Códices mayas (1930-1933), con reproducciones de los hermanos guatemaltecos José Antonio y Carlos A. Villacorta Calderón. Pero esto merece ser una historia aparte.


Yuri Valentinovich Knórosov

Finalizo con la trascripción de un texto de José de Acosta (1539-1600):

En la provincia de Yucatán, donde es el obispado que llaman de Honduras, había unos libros de hojas a su modo encuadernados o plegados, en que tenían los indios sabios la distribución de sus tiempos, y conocimiento de plantas y animales, y otras cosas naturales, y sus antiguallas; cosa de grande curiosidad y diligencia. Parecióle a un doctrinero que todo aquello debía de ser hechizos y arte mágica, y porfió que se habían de quemar, y quemáronse aquellos libros, lo cual sintieron después no sólo los indios, sino españoles curiosos, que deseaban saber secretos de aquella tierra.

15 noviembre 2007

Lena

Abrí Digital Image Processing algorithms y allí estaba, en blanco y negro, repetida una y otra vez. Apenas diez minutos después volví a encontrarla en otro libro. Luego en un artículo en una revista. Luego en una presentación de diapositivas. El caso es que a lo largo de los años en la práctica totalidad de los libros sobre imagen digital aparecen cientos de variantes de la misma imagen, una y otra vez. Es como si se hubiera llegado a un acuerdo tácito: todo artículo sobre compresión fractal de imágenes, sobre resolución radiométrica, sobre... lo que sea, debe ir ilustrado siempre con imágenes de esta chica:

La imagen original se digitalizó hace 34 años en el USC Signal and Image Processing Institute de la University of Southern California. Sobre quién lo hizo no hay mucho acuerdo aunque la mayoría atribuyen la tarea a Alexander A. Sawchuk, profesor ayudante en verano de 1973 y que estaba preparando una comunicación para un congreso. Necesitaba una imagen para trabajar y decidió pasar por el escáner (lo que en aquel momento era una tarea nada irrelevante) alguna fotografía que presentara texturas y un rango dinámico amplio. Eran trabajos que sentaban las bases para los algoritmos de compresión de imágenes, aún más importantes entonces que ahora debido al mínimo ancho de banda de Arpanet, la red precursora de Internet.

Los escáneres planos de hoy están muy lejos del Miurhead que utilizaron en aquel momento. Era un escáner de tambor con una resolución fija de 100 ppp y una superficie útil de 5.12 pulgadas. Aprovechándola completamente podía generarse una imagen de 512x512 píxeles en color. La imagen se procesaría en un Hewlett Packard 2100.

Escáner Miurhead de tambor

Las tres imágenes originales (una para cada componente de color RGB) no salieron del todo bien y hubo que restaurar una línea perdida (simplemente duplicando la vecina). En aquel momento los escáneres eran kuy escasos y el SIPI recibió numerosas peticiones de copias de la cinta por parte de otros investigadores lo que contribuyó a hacer de la imagen un estándar para todos los desarrollos de los años siguientes.

Algo más tarde alguien se preguntó quién era ella. Las pertinentes indagaciones dieron fruto: resultó ser una chica sueca llamada Lena Sjööblom que había emigrado a los EE.UU. en 1969 y que en 1972, con 21 años, trabajaba de modelo en Chicago.

También se localizó la foto original: los ingenieros del SITI habían digitalizado, créanlo, una parte del poster central del Playboy de noviembre de 1972.

Si los motivos de esta elección fueron sólo técnicos y si esta revista estaba allí por mera casualidad son detalles aún sin explicar adecuadamente.

La imagen original sigue estando disponible en la base de datos del SITI; si quieren descargarla es esta (formato tif 768 kb):

Imagen escaneada en 1973

Lena Sjööblom se ha ganado un lugar en este sector de la ingeniería que abarca desde la trasmisión de señales hasta aplicaciones de internet. Actualmente vive en Suecia y no conocía su exótica popularidad hasta que la localizaron e invitaron a asistir a la 50th Anniversary Conference de la IS & T (The Society for Imaging Science and Technology) en Boston, mayo de 1997. Lena ha sido y es musa involuntaria de todo un sector de la ciencia y de la técnica.

¡Ah! Se me olvidaba (qué cabeza...), lógicamente con 512 píxeles la imagen de Lena fue sólo una parte del poster.

22 octubre 2007

1953, una aventura intelectual

En 1953 hubo noticias de cartelera. Una de ellas fue la subida de Edmund Percival Hillary y Tenzing Norgay al Everest, montaña más conocida por allá como Sagarmatha (Nepal) y Chomolungma (China). Otra fue que James Dewey Watson y Francis Harry Compton Crick firmaron en Nature su propuesta sobre la estructura de la molécula más famosa: el ácido desoxirribonucleico o ADN.

En cambio, el logro más importante, por lo que de desafío intelectual tiene, no tuvo tanta repercusión pública. Fueron sus artífices un arquitecto llamado Michael George Francis Ventris y un lingüista llamado John Chadwick que, conjuntamente, consiguieron descifrar una escritura muerta: la llamada minoica Lineal B.

Aunque es obvio que eso no se hizo en un año, fue en 1953 cuando se publicó el artículo definitivo:

Ventris, M.; Chadwick, J., 1953, Evidence for Greek Dialect in the Mycenaean Archives, Journal of Hellenic Studies, 73: 84-103.

Fue Arthur Evans quien encontró, el 5 de abril de 1900, las primeras muestras de este escritura sobre tablillas de arcilla. Estaban en Creta, en Cnosos. Evans creyó inicialmente que estaba ante restos micénicos pero se dio cuenta finalmente de su mayor antigüedad y llamó "minoica" a la civilización responsable del gran complejo de edificios, en relación con el posible palacio del rey Minos que, como decía la prensa rosa de aquel tiempo, fue hijo de Zeus y Europa.

Excavaciones de Evans en Cnosos

Evans encontró que aquello no tenía nada que ver con otras escrituras ya descifradas, como los jeroglíficos egipcios o la antigua cuneiforme de Sumeria. Estas habían contado con textos multilingües para facilitar su descifrado (las famosas piedra de Rosetta por un lado y la inscripción de Behistún por el otro), algo que no existía aquí. Apoyándose en posteriores descubrimientos (de Halbherr en 1902 en Hagia Triada) acabó diferenciando entre todo lo encontrado tres tipos de escritura, una jeroglífica, y otros dos que llamó respectivamente, en un rapto de imaginación, Escritura Lineal de Clase A y Escritura Lineal de Clase B.

Tablilla escrita con Lineal B

Sin embargo, a partir de aquí, Evans se equivocó en su enfoque, y aún reconociendo que aquella parecía un silabario, mantuvo que los signos tenían un significado semántico, imaginando posibles evoluciones desde teóricos antiguos pictogramas.

A la muerte de Evans en 1941 no se había avanzado gran cosa en el desciframiento de la Lineal B. Antes que Ventris, otra persona hizo un avance fundamental aunque ahora parezca pequeño. Fue Alice Kober, que buscó de forma sistemática pistas sobre un posible sistema de declinación. Había observado que aparecían raíces y sufijos comunes en palabras diferentes. Si eso se debe a un sistema de declinación, se encontrarán grupos de signos constantes seguidos de diferentes terminaciones. Por dar una idea sería como buscar algo similar a lo siguiente (en español):

To-le-do
To-le-da-(no)
To-le-da-(na)

que podría verse en Lineal B de alguna de estas formas:

Kober encontró cinco grupos de este tipo (entre ellos, los dos de arriba), con tres terminaciones de uno o dos signos. En esta etapa, aunque identificadas algunas posibles raíces y variantes, no se tenía ni idea de su significado. Lamentablemente Alice Kober murió a los 43 años, en 1950, y todo quedó de nuevo en suspenso.

Cuando Ventris entró en escena se sabía que en la Lineal B aparecían algo más de 200 signos, demasiados para ser un alfabeto. Pero su estructura tampoco apuntaba a un lenguaje ideográfico ya que muchos signos se repetían demasiado, formando grupos que parecían palabras, separadas por pequeñas líneas verticales. Finalmente se llegó a la conclusión de que se trataba de un silabario al que se le añadía un amplio conjunto de logogramas, signos que representan objetos...

Hoy se sabe que 60 signos representan valores fonéticos, con 55 sílabas y 5 vocales (en otros lugares en he encontrado que son 87 signos). El resto son logogramas y numerales, aunque aún quedan algunos sin identificar.

La gran idea para el desciframiento fue la de componer una matriz o rejilla donde las filas representaban las consonantes y las columnas las vocales. Por ejemplo, de los 5 grupos de Kober se dedujeron algunas combinaciones, como la siguiente (V: vocal; C: consonante):

Lo que daría la composición probable de 4 signos silábicos, combinaciones de dos consonantes y dos vocales. Aún así, seguía desconociéndose qué letras eran la V1, V2, C1 y C2 y, por supuesto, qué valor fonético podría tener.

La historia sigue con el análisis de Ventris rellenando poco a poco la potencial matriz silábica e intercambiando continuamente "notas de trabajo" con los expertos en el tema, cosa que hoy haríamos mediante correo electrónico o un wiki. Utilizó una amplia variedad de técnicas sobre posiciones, frecuencias y variaciones de los signos, haciendo suposiciones, corrigiéndolas o dándolas por probables hasta analizar más material.

El mayor problema a partir de ese momento era empezar a dar valores fonéticos a los signos. Ventris se decidió, basándose en suposiciones razonables aunque inseguras, a asignar la vocal a a un signo concreto, la llamada "doble hacha".

Luego analizó la escritura chipriota, otro silabario, y aunque no confiaba en la comparación, estableció igualdades entre dos signos parecidos en la una y en la otra y dedujo un par de valores más en la cuadrícula. Y en un paso siguiente, analizó la posibilidad de que los cinco grupos de Kober fueran topónimos y sus derivados. Dado que esos cinco grupos sólo aparecían en las tablillas de Creta, buscó nombres de cuidades que pudieran encajar en los valores supuestos de las sílabas. Y, en efecto, todo empezó a encajar:

A-mi-ni-so (Amnisos)
Ko-no-so (Knossos)
Tu-li-so (Tilissos)
Pa-i-to (Phaistos)...

El grupo de Kober de la derecha en una de las figuras de más arriba se tradujo finalmente como:

A-mi-ni-so (Amnisos)
A-mi-ni-si-jo (amnisiano)
A-mi-ni-si-ja (amnisiana)

Hubo más problemas, claro, como la omisión de la última consonante en muchos casos, o la introducción de vocales espurias para completar sílabas dentro de las palabras. Pero, según aparecían nuevas palabras y se rellenaba la rejilla silábica apareció algo sorprendente: aquella escritura se parecía a algo ya conocido. En un programa de la BBC, en junio de 1952, Ventris propuso que aquella lengua era griego. Era algo heterodoxo con el saber de la época ya que se suponía que los griegos habían llegado con el ocaso de la civilización micénica por lo que las lenguas respectivas poco podían tener en común. Ese programa fue escuchado por John Chadwick, un filólogo clásico que decidió revisar por su cuenta las propuestas de Ventris. Tras verificar su verosimilitud ofreció su ayuda a Ventris y de la colaboración nació el artículo de 1953.

Los minoicos y los micénicos, por tanto, hablaban una suerte de griego siglos antes de Homero. Evans la había supuesto derivada del Lineal A y esta probablemente de una escritura etrusca, más antigua y perdida, lo que llevaba a un callejón sin salida. El "camino griego" había sido descartado por todos hasta que salió por sí mismo a la superficie.

El año 1953, mientras el artículo estaba aún en imprenta, la hipótesis griega se confirmó al encontrarse una nueva tablilla en Pilos, la Grecia continental. El arqueólogo Carl Blegen le aplicó los valores de la rejilla de Ventris y Chadwick y aparecieron prefijos numerales, formas distintas de "asa" y "trípode", acompañados de los logogramas confirmatorios. Fue un refrendo necesario para afirmar la credibilidad del desciframiento.

Actualmente aún hay temas abiertos. La rejilla silábica de 1953 fue corregida en 6 signos posteriormente y se encontraron valores para otros 7. Tal vez la prueba final sea la confirmación a través de un texto bilingüe, algo que aún no ha aparecido.

Lamentablemente, la Lineal B no ha ofrecido sabiduría clásica. No hay textos filosóficos, literarios ni científicos. Es un lenguaje administrativo lleno de datos sobre comercio, nombres, profesiones... cosas, de todas formas, que nos acercan tal vez más que las otras a la vida cotidiana de hace tanto tiempo.

Ventris murió tres años después del artículo, en 1956, en un accidente de coche. La escritura Lineal A sigue hoy sin descifrar.

Michael Ventris

Más información en Omniglot, Alfabetos: Lineal B y en Pope, M., 2003, Detectives del pasado, una historia del desciframiento, Oberon, Madrid.

12 octubre 2007

Proyectos a medida de las personas

Alexandra Lavrillier es etnóloga y se le ha metido en la cabeza salvar la cultura del pueblo evenko del olvido. Los evenkos viven —casi obvio— en Evenkia, en la zona central de Siberia y han sido siempre nómadas. Actualmente el 60% ya no habla su lengua original y de una población total de 30000 personas, casi todos han renunciado al nomadismo y ya no viven en la taiga, olvidando con ello su modo de vida tradicional. En Evenkia quedan apenas 3800 evenkos y yo no había oido siquiera que existieran.

Alexandra Lavrillier ha creado un escuela tan nómada como ellos para que los niños puedan tener una instrucción moderna sin renunciar a sus familias y costumbres.

"La idea es permitir que los niños evenkos permanezcan junto a sus padres en vez de separarlos de sus familias a los seis años al enviarles a un internado..."

La separación de las familias fue obligada en los años 60 por el régimen soviético. A finales de los años 80, con la perestroika, los evenkos vieron reconocida su diferencia y obtuvieron, como otras minorías, un estatus de moderada autonomía. El daño, la erosión cultural, estaba hecha tras tantos años de desintegración social.

La escuela nómada funciona desde principios del año 2006 y ha conseguido el estatuto de "escuela experimental oficial" por parte de las autoridades educativas rusas. Actualmente atiende a 23 niños de 6 a 10 años dispersos por diferentes campamentos. Lavrillier es una de las tres profesoras y su hija una de sus alumnas.


Brad Norman no tiene títulos académicos, es naturalista y quiere proteger al tiburón ballena, el pez más grande que existe.

Zenón Porfidio Gomel nació en los Andes peruanos y fue testigo del desplazamiento de los cultivos tradicionales por la mecanización y la pérdida de la agrodiversidad por los cultivos genéticamente pobres. Se ha empeñado en invertir ese proceso de destrucción.

Zenón Porfidio Gomel, Perú

Runa Khan Marre mantiene las embarcaciones de madera de Bangladesh mediante un museo donde se reparan y construyen 40 tipos de barcos con las técnicas tradicionales, desplazados en apenas veinte años por los cascos de acero y los motores.

Julien Meyer busca conservar los 34 lenguajes basados en silbidos o tambores que existen en el mundo, todos a punto de desaparecer: Francia, España, México, Brasil, Perú, Colombia, República de Vanuatu, Tailandia, Laos, Nepal, Turquía y Grecia aún cuentan con personas que los conocen.

Son sólo unos pocos ejemplos que pueden acompañar a Claudia Feh, Chanda Shroff, David Lordkipanidze, Kikuo Morimoto, Teresa Manera o Dora Nipp, otras personas extraordinarias con proyectos extraordinarios. No son visionarios, como dicen en otras reseñas, sólo gente que ve lo mismo que nosotros pero que se decide a actuar, algo que muchos hemos olvidado que se puede hacer.

Chanda Shroff (India)

Hay empresas que a veces sorprenden por actividades que no tienen nada que ver con su principal producto o fuente de ingresos. Por eso poca gente (creo) ha oído hablar de los Premios Rolex, patrocinados por esa marca de relojes pijos sólo deseados por gente pija.

Pero habrán visto que los premios y sus premiados no tienen nada en común con eso. Son proyectos científicos, tecnológicos, geográficos y culturales individuales y con un sesgo que los hace muy especiales. Sólo son diez cada dos años pero muchos tienen ese brillo que hace pensar que aún hay gente que trabaja para que el mundo sea un poco mejor. A Alexandra Lavrillier, el premio de cien mil dólares le garantiza sostener la escuela tres años más.

Véanlos en Los Premios Rolex y si tienen un proyecto preséntense a los del 2008.

P.S. Después de escribir esto me quedo con una sensación de incomodidad. Por ejemplo, he escrito unas líneas sobre los evenkos, un pueblo que desconocía y del que con toda seguridad no voy a conocer más tras esta mención efímera. Una docena de líneas que definen mi encuentro en el tiempo con una cultura, con miles de vidas y experiencias. Diez minutos y el olvido entre cientos de posts para no volver nunca a mencionarlos ni a oir hablar de cómo les fue. Y veo que tampoco se explicarme bien, en fin.

27 septiembre 2007

El arzobispo y su mundo de colores

Hay otros mundos, supongo. Porque es la única explicación para algunas cosas. El que habla no es cualquiera dentro de la jerarquía sino un arzobispo que se llama Francisco Chimoio, cabeza de la archidiócesis de Maputo en Mozambique, que reúne presuntamente a unos 675000 católicos, algo así como el 17.5% de la población.

Chimoio dice lo siquiente (la noticia original parece ser de BBC News):

I know that there are two countries in Europe, they are making condoms with the [HIV] virus on purpose. They want to finish with the African people. This is the programme. They want to colonise until up to now. If we are not careful we will finish in one century’s time.

Con un poco de repelús, traduzco:

Sé que hay dos países en Europa que están fabricando condones [contaminados] con el HIV intencionadamente. Quieren acabar con el pueblo africano. Ese es el plan. Y si no somos cuidadosos lo habrán conseguido en un siglo.

Chimoio no es primerizo en barbaridades: resucitó el diezmo para financiar la iglesia, cosa como mínimo pintoresca en un país paupérrimo. Como parece increíble he buscado la noticia en una web libre de sospecha: Redes Cristianas.

Les confieso que había decidido no hablar demasiado de iglesias por aquello de que no ser un pesado y no ponerles, por ejemplo, imágenes como esta (pinchen si tienen valor) donde uno puede preguntarse cuantas familias mozambiqueñas deberían pagar su diezmo para financiar el modelito.

El de Mozambique hace juego con la ministra de salud de Sudáfrica, otro personaje que vive en universos paralelos.

20 agosto 2007

Gulen (13.12.1893-28.4.1895)

El 17 de junio de 1896, un gentlemen con traje de cuadros estrechaba una mano grasienta en cuyo otro extremo estaba un individuo greñudo y apestoso vestido con prendas indefinibles negras de hollín. El aspecto de este segundo individuo no era de extrañar ya que llevaba 16 meses sobreviviendo sobre los hielos del casquete polar ártico lo que incluía un invierno completo. Este último era el noruego Fridtjof Nansen y el primero el inglés Frederick Jackson.

La historia comenzó años antes aunque podríamos fijar su etapa madura en una conferencia impartida por Nansen ante la Sociedad Geográfica de Londres en noviembre de 1892. Nansen era ya conocido como explorador polar por la nada desdeñable hazaña de haber cruzado Groenlandia sobre esquíes pero la idea que proponía no tenía nada que ver con las técnicas convencionales de exploración polar. Nansen había llegado a la conclusión de que la banquisa ártica no permanecía estática en su conjunto sino que las placas de hielo derivaban llevadas por las corriente marinas. La clave de su idea era la hipótesis de que estas corrientes podrían arrastrar un barco varado sobre los hielos hacia el Norte y llegar muy cerca del Polo geográfico. La estrategia era, por tanto, acercar un barco a la banquisa en el verano, dejarse atrapar por los hielos y viajar "cómodamente" con ellos hasta salir de nuevo a aguas libres por el otro extremo del casquete polar. No se planteaba como objetivo la conquista del Polo Norte pero bueno, si se ponía a tiro tampoco iban a rechazar la oportunidad.

Nansen era prudente tanto respecto al derrotero como al material. Por ejemplo, planteaba que la travesía duraría probablemente tres años y tal vez hasta cinco. Lógicamente, durante este tiempo las necesidades básicas deberían estar garantizadas en lo posible: comida, combustible, entretenimiento y, sobre todo, seguridad.

Los precedentes eran malos: unos años antes, en 1879, el Jeanette se vió atrapado por los hielos al Norte de Siberia. La presión aplastó su casco con el resultado de la muerte de casi toda la tripulación, bien en el naufragio, bien en la huida en botes hacia las costas siberianas. Algunos restos del Jeanette aparecieron tres años después en el otro lado de los hielos, en la costa Oeste de Groenlandia. Este fue uno de los argumentos usados por Nansen para apoyar su idea de una corriente a través del Polo que habría transportado estos restos.

Para evitar la catástrofe, Nansen tuvo muy claro que el barco debía ser especial, no uno convencional más o menos adaptado a la expedición. Así se construyó el Fram, con 39 m de eslora, 11 de manga y 400 t de registro bruto. Entre las novedades destacaba la forma del casco, de sección redondeada y sin quilla aparente, con el fin de que el hielo, al comprimirlo, lo levantase en vez de aplastarlo. El Fram era original en muchos otros aspectos. Además de su forma, la protección contra el frío incluia calefacción, múltiples revestimientos en las paredes y suelos, cuatro puertas en cada escalera de salida al exterior, ventanas con triple vidrio... Pero, además, contaba por primera vez con iluminación eléctrica mediante lámparas de arco. Para alimentar la dinamo cuando la máquina de vapor estuviera parada se incorporó un generador eólico desmontable que funcionó a la perfección. Fue embarcada comida para cinco años, tanto para la tripulación como para los treinta perros. Su elección y empaquetado, en latas herméticas o cajas de zinc soldadas, lograron su conservación y evitaron el escorbuto.

A finales de julio de 1893, el Fram abandonaba las tierras noruegas en su extremo noreste y se dirigió hacia las islas de Nueva Siberia para dejarse atrapar, cosa que ocurrió a finales de septiembre. Los tripulantes se organizaron para pasar una larga noche polar que según el diario de Nansen transcurrió con comodidad y sin problemas.

La deriva no les llevó al Polo Norte pero les acercó mucho ya que el 9 de abril de 1895 llegaron a la latitud más septentrional nunca alcanzada: 86º 14'. Habían pasado casi dos años desde su salida. Pero Nansen no había esperado tanto. Mientras transcurrían los meses dedicados a las observaciones científicas y al mantenimiento y conservación de la nave, la idea de alcanzar el Polo no le abandonaba. Consideraba que si tenían un poco de suerte con el estado del hileo podían alcanzar la meta sin demasiado esfuerzo. Se equivocaba.

El Fram varado en los hielos

El 14 de marzo de 1895, en los 84º N, Hjalmar Johansen y Fridtjof Nansen abandonaron el Fram con 3 trineos cargados con unos 240 kg de peso cada uno (incluyendo 2 kayaks) y 28 perros. Llevan comida para un centenar de días, tiempo suficiente para cubrir los 665 km que les separan del Polo Norte y regresar hacia el Sur.

Nansen y Johansen abandonan el Fram y parten hacia el Polo Norte

Pero las previsiones optimistas de Nansen no se cumplen. Apenas tres semanas después, tras recorrer penosamente 220 km deciden volver. Habían llegado a los 86º 14', el punto más septentrional alcanzado hasta la fecha, pero las malas condiciones del hielo, todo bloques y grietas, el gran peso de los trineos y problemas con los perros, algunos de los cuales mueren de agotamiento o de convulsiones, les persuaden de la inutilidad del esfuerzo. La distancia media recorrida fue de apenas 10 km diarios mientras que la temperaturas nocturnas bajaban de -40 ºC. Lamentablemente no pueden volver a la comodidad del Fram porque no saben donde está. Deberán alcanzar la Tierra de Francisco José, a más de 600 km al SO.

Semana tras semana avanzan lentamente. Verán después que su camino se cruza con el del Fram, aunque a destiempo. Poco a poco empiezan a matar a los perros más débiles, que sirven de comida a los demás. Algunos se niegan al principio a probar esa carne pero cuando el hambre aprieta acaban cediendo. A mediados de mayo les quedan doce, a finales sólo siete. Johansen cumple 28 años.

A los tres meses de salir del Fram no han encontrado tierra firme a pesar de que sus cálculos les decían que debían haber llegado. En realidad, y a pesar de haber perdido el odómetro en uno de los múltiples vuelcos y accidentes, los cálculos eran correctos sólo que la tierra que esperaban, supuestamente avistada por otros exploradores, no existía. En junio han tenido que racionar la comida, muy escasa, y todos, perros y hombres, están hambrientos. Aunque llevan armas de caza no ven nada vivo en esta travesía hasta que el 22 de junio logran cazar una foca.

A partir de aquí deciden usar los canales en vez de evitarlos. Suben los trineos a los kayaks y reman hacia el Sur con los tres perros que quedan, acampando sobre bloques flotantes para dormir. La tierra no aparece hasta finales de julio en el horizonte. Les parece cercana pero aún tardarán quince días en llegar. Se trata de un islote del NE del archipiélago de la Tierra de Francisco José.

El viaje sigue semana tras semana. Ya no hay perros. Aparecen plantas entre las rocas y a mediados de agosto llegan a lo que parece, por fin, un mar abierto. Pero Nansen y Johansen se dan cuenta de que se les acaba el verano y entre días de mal tiempo y vientos en contra deciden construir un refugio para invernar en una isla que luego bautizarán como Isla Jackson. Sin herramientas, arrancan piedras del suelo helado y levantan poco a poco unas paredes de apenas un metro de altura intentando sellar los huecos con musgo. Cavan en el suelo con huesos de morsa y un patín de trineo pero está lleno de piedras y no llegan a igualarlo bien. El techo tienen que hacerlo con pieles de morsa que cazan en los alrededores y un tronco que encuentran varado. También abaten osos blancos cuya carne será la base de la monótona comida durante varios meses. La grasa de morsa les sirve para alimentar una cocinilla y un fanal.

En el diario de Nansen hay grandes vacíos en estos 9 meses ya que intentan pasar el tiempo durmiendo lo máximo posible. Las condiciones son malas, con mucho frío, viento y humedad. Sus ropas se les caen a pedazos e intentan no salir de los sacos que se han confeccionado con piel de oso.

El refugio de invierno

No pueden reemprender la marcha hasta el 19 de mayo. Uniendo sus kayaks en forma de catamarán e improvisando una vela navegan hacia el Sur y el 17 de junio de 1896 llegan a Cabo Flora. Una noche, en uno de sus campamentos, les parece oir ladridos a lo lejos. Por la mañana, 16 meses después de dejar la seguridad del Fram, Nansen se encuentra con Jackson. La conversación debería ser tan famosa como la de Livingstone y Stanley:

—¿No es Vd. Nansen?
—Sí, soy yo.
—¡Por Júpiter! Me alegro de verle.

Jackson está esperando un barco de avituallamiento que devolverá a los dos supervivientes, ya limpios, a Noruega.

En la Tierra de Francisco José

Apenas un par de semanas después, el 20 agosto de 1896, Nansen recibe la buena noticia de que el Fram ha aparecido después de tres años de su partida. Se reunen todos en el puerto de Tromsø. Como Nansen y Johansen, han pasado este último invierno polar confinados pero en inmejorables condiciones.

Si han llegado leyendo hasta aquí tal vez se pregunten quien era el Gulen que da título a este post. Gulen era uno de los perros y Nansen lo menciona en su diario de esta forma:

En el transcurso del día le llegó la hora a Gulen. Apenas se sostenía en pie, completamente extenuado. ¡Pobre animal! Trabajó leal, bondadosa y valientemente hasta su última hora y en pago a sus servicios iba a ser sacrificado para servir de comida a sus compañeros. Gulen nació en el Fram el 13 de diciembre de 1893 y, auténtico hijo de la noche polar, nunca vió otra cosa que nieve y hielo.

Gulen fue sacrificado el 28 de abril de 1895.

En 1922, a Fridtjof Nansen se le concedió el Premio Nobel de la Paz por su actividad en defensa de los refugiados y exiliados.

Un buen libro para seguir esta travesía:

Fridtjof Nansen
En la noche y entre los hielos. La expedición polar noruega de 1893 a 1896.
Planeta, Col. Viajes y Aventuras, Booket 9056, 1ª ed. junio de 2004. ISBN 84-08-05332-9.

Existe el Museo del Fram en Noruega.

30 julio 2007

Una aventura fotográfica (1862-1866)

Una de las aventuras españolas más singulares del siglo XIX fue la llamada Comisión Científica del Pacífico (CCP). Se trató de una expedición científica, una como otras, acordes con el espíritu romántico de la época, pero ésta tenía una característica nueva. Además de tres zoólogos, un geólogo, un botánico, un antropólogo y un taxidermista se incluyó a un fotógrafo llamado Rafael Castro Ordóñez.

Rafael Castro llevó adelante su cometido en unas condiciones difíciles. Las fotografías se hacían con una técnica nueva, introducida por Gustave Le Gray y Frederick Scott Archer apenas 10 años antes de la expedición: el colodión húmedo sobre placas de vidrio. Esta técnica permitía unos tiempos de exposición relativamente breves debido a la "alta" sensibilidad del soporte (ISO 6º), entre 2 y 30 segundos en buenas condiciones de luz. La técnica alternativa, el daguerrotipo, exigía unas 15 veces más.

Rafael Castro no vió su obra acabada pero documentó fotográficamente una de las aventuras científicas más importantes del siglo XIX. Sólo muy recientemente los fondos han sido digitalizados y salvados del olvido.

El colodión húmedo actuaba como sustrato donde quedaban inmersos los minúsculos cristales de yoduro de plata. Para fabricar un negativo debía mezclarse celulosa de algodón con nitroglicerina y diluirse con éter y alcohol. Intenten recrear el proceso posterior en condiciones tropicales y dentro de una tienda de campaña a oscuras (tomado de aquí):

Una vez obtenida la solución correcta de nitrocelulosa, éter y alcohol se saturaba ésta con bromo-yoduro de potasio. En la botella se veian suspendidas las partículas de bromo y iodo todas equidistantes y muy bien distribuidas. Esa suspensión se colocaba por goteo continuo sobre un vidrio perfectamente limpio y sin imperfecciones. Emulsionado el vidrio con una capa uniforme de colodión, se pasaba a una solución de nitrato de plata. La placa de vidrio se introducía por inmersión total y a oscuras en el nitrato de plata por algunos segundos y vigilando si la reacción de cristalización de sales de plata era homogénea, constante y progresiva. Cuando la placa presentaba un color blanquecino, casi nacarado, la sensibilización era correcta y la placa húmeda se colocaba en el chasis de la cámara para su exposición. Una vez expuesta, aún húmeda, se revelaba con nitrato de celulosa y ácido pirogálico. El proceso de fijado se realizaba con hiposulfíto de sodio y cianuro de potasio. Acto seguido, se lavaba con agua destilada abundandante y se dejaba secar.

Dado que las placas debían ser elaboradas in situ, expuestas y reveladas inmediatamente, era obligatorio llevar tiendas-laboratorio a donde quiera que se tomaran las imágenes. Como curiosidad, el colodión es conocido también como algodón-pólvora, un explosivo.

Rafael Castro, que era dibujante además de fotógrafo, no tuvo tiempo de rematar su faena. Volvió a Madrid desde Guayaquil a finales de 1864 pero murió al año siguiente. Su legado, depositado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, está formado por 282 negativos de colodión húmedo, 131 copias a la albúmina (positivos, otro procedimiento espectacularmente complejo) y nueve copias al platino.

Este fondo documental quedó inédito y casi perdido en el MNCN, donde se redescubrió en 1984. Se hicieron copias a partir de 1990 pero por procedimientos convencionales con lo que los resultados no eran especialmente buenos.

En 1995 se descubrieron más fotografías en el Fondo Marcos Jiménez de la Espada de la Biblioteca General de Humanidades del CSIC: 524 copias a la albúmina que no sólo complementaron el fondo anterior sino que permitieron la identificación de algunos lugares antes indocumentados. Los resultados finales se resumen así:

En el MNCN:

  • Fotografías: 392 imágenes (113 fotos únicas y 271 fotos iguales a las copias de la BGH)
  • Soporte original: 285 placas de vidrio (colodión húmedo, negativos) y 105 positivos (albúmina). Aún hay 76 imágenes no identificadas. El resto pertenecen a Argentina, California, Chile, Ecuador, España, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

En la BGH:

  • Fotografías: 586 imágenes con 184 duplicados y 133 imágenes únicas. El resto son copias similares a las existentes en la colección del MNCN.
  • Soporte original: positivos (albúminas).

Los fondos del MNCN y del BGH fueron finalmente digitalizados a partir del año 2005 y una parte de las reproducciones se muestran en una exposición itinerante por las sedes del Instituto Cervantes. Las fotografías de abajo son sólo una muestra mínima de esta expedición cuyos detalles pueden visitarse en la web Comisión Científica del Pacífico. Y es que en los museos aún hay muchas cosas por descubrir.

Río Solís Uruguay 1862/1863

Mujer con niño (sin fecha ni localización)

El fondo textual está (parcialmente) disponible aquí y el iconográfico aqui. (Nota: a la hora de escribir este post el servidor no responde). Y es muy recomendable el breve viaje virtual de la expedición.

Los componentes de la CCP fueron:

  • Patricio M. Paz (1808-1874), marino, presidente de la comisión científica.
  • Fernando Amor y Mayor (1822-1863), se encargó de la geología y la entomología hasta su fallecimiento en San Francisco de California en 1863.
  • Francisco de Paula Martínez y Sáez (1835-1908) y Marcos Jiménez de la Espada (1831-1898), encargados de los estudios zoológicos.
  • Manuel Almagro y Vega (1834-1895), encargado de los estudios etnológicos y antropológicos y redactor de la memoria oficial.
  • Juan Isern y Batlló (1825-1866), responsable de los estudios botánicos. En el viaje a través del Amazonas contrajo una enfermedad que le costó la vida.
  • Bartolomé Puig y Galup (1826-?), encargado de los trabajos de taxidermia y conservación.
  • Rafael Castro Ordóñez (?-1865), dibujante y fotógrafo de la expedición.
Parte de los expedicionarios

25 marzo 2007

El viaje del Nautilus

Todo el mundo sabe que Robert Edwin Peary y sus acompañantes fueron los primeros en alcanzar el Polo Norte, allá por abril de 1909. El Polo Sur le correspondió a Roald Amundsen en diciembre de 1911, mientras que Robert Falcon Scott y su equipo lo alcanzaron apenas un mes después muriendo en la vuelta.
Pero poca gente sabe que William R. Anderson capitaneó el primer equipo que alcanzó el Polo Norte por debajo de la capa de hielo que cubre el Océano Ártico.
Y es que el Nautilus existió. Fue un submarino de propulsión nuclear estadounidense con nombre USS Nautilus SSN 571. Fue botado el 21 de enero de 1954 y detuvo sus máquinas definitivamente 25 años después, en marzo de 1980. Nunca entró en combate.
La aventura comenzó el 22 de julio de 1958 en la famosa base Pearl Harbor en Hawai cuando zarpó rumbo Norte con una tripulación de 116 hombres en cumplimiento de una misión secreta llamada Sunshine. No era la primera vez: el año anterior lo habían intentado pero los hielos les cerraron el paso en las aguas poco profundas del Mar de Chukchi, al Norte del estrecho de Bering. En cierto momento pasaron entre el fondo marino y un enorme témpano flotante con apenas un par de metros de holgura lo cual fue suficiente para que Anderson ordenara dar media vuelta y esperar tiempos mejores. Estos llegaron al verano siguiente. Después de intentar meterse bajo la banquisa por el mismo lugar que el año anterior lograron llegar al mar Barrow que hoy podemos ver en directo a través de una webcam. Allí encontraron aguas profundas y avanzaron hacia su objetivo.

Batimetría del Océano Ártico, desconocida en los años del viaje. Los azules más oscuros señalan mayor profundidad (hasta 4500 m aprox.)

Finalmente, el 3 de agosto de 1958, el Nautilus llegó al Polo Norte geográfico. Un lugar sin características especiales, en medio de la nada, donde la temperatura del agua era exactamente 0 ºC y la profundidad 4089 m. La travesía en inmersión continua fue de 1830 millas, casi 3400 km, y se realizó en 96 horas. Anderson envió más adelante (las transmisiones eran imposibles sumergidos) un mensaje al jefe de Operaciones Navales en un buen ejercicio de síntesis: “Nautilus 90º Norte”.
Derrota aproximada del Nautilus en su viaje bajo la banquisa ártica

¿Por qué hubo que esperar a la propulsión nuclear para el fantasmal viaje bajo la banquisa boreal? Básicamente porque en los submarinos convencionales es necesario salir a la superficie periódicamente (o al menos sacar un snorkel) para recargar los acumuladores mediante sus motores diesel que, además, necesitan oxígeno para funcionar. Un viaje en inmersión tan largo era imposible. Los submarinos atómicos no tienen esa necesidad y además son más rápidos, algo conveniente para recorrer 3400 km sumergido. También fue necesario perfeccionar los girocompases y sistemas inerciales de navegación, avances que luego serían muy útiles en usos civiles.

En algún sitio, hace años, encontré la lista de nombres que formaban la tripulación del Nautilus. Nemo no estaba pero sí anoté a un tal Stepherd M. Jenks, oficial de derrota, que tuvo la difícil pero crítica tarea de saber dónde diablos había que ir ya que a latitudes altas la brújula no funciona y los giróscopos necesitan atención constante para no caer en lo que se llama la “ruleta de las longitudes”, una desorientación de los instrumentos que puede acabar haciendo que el submarino de continuas vueltas al Polo sin poder definir el rumbo ni la posición.

El USS Nautilus navegando en superficie

17 noviembre 2006

Eldorados y otros objetivos improbables

Donde no todos los aventureros son famosos ni terminan sus búsquedas comiendo perdices

Percy Harrison Fawcett era un ingenuo. En el mejor y en el peor sentido de la palabra. En el libro que les reseño al final relata sus viajes por la Amazonia. Viajes de los que ni ustedes ni yo quisiéramos ser protagonistas. Comenzaba el siglo pasado cuando le encargaron deslindar las fronteras de Bolivia lo que le llevó a explorar territorios que sólo eran un blanco en los mapas. Los viajes fueron cualquier cosa menos envidiables: legiones de moscas, de mosquitos, de avispas, parásitos, hombres, serpientes de todos los tamaños, hambre, agotamiento… Pero su relato es apasionante porque viene de una personalidad única, capaz de ver la muerte y las penalidades con un distanciamiento sorprendente y con una visión límpida y sin dobleces. Era de otro mundo por lo que no se encontraba bien en este.
Tal vez por eso dio crédito a todas las leyendas que llegaron a sus oidos: ciudades perdidas, gigantes prediluvianos, civilizaciones ocultas. Y eso le costó la vida cuando en 1925 salió a buscarlas y no volvió. Por el camino nos deja visiones de anacondas de veinte metros, de rumores de grandes animales desconocidos para la ciencia y toda la mitología que los lugares vírgenes generan inevitablemente en nuestra mente.
Y al leerlo me recordó a otro personaje, esta vez español, empeñado en metas igualmente innacesibles. Este se llamaba Jordi Magraner y se ilusionó con encontrar al yeti o bar-manu en las montañas de Chitral, en Pakistán. Tuvo la misma mala fortuna que Fawcett y tras unos años de vida en los valles del norte de ese país fue asesinado en el año 2002.
Fawcett y Magraner son igualmente respetables porque eran personas convencidas de la razón de su aventura y no hay que mezclarlas con los infames que hacen del engaño su profesión. Ingenuos, simplemente, pero honrados.
Fawcett dedica los últimos tres capítulos de su libro (escrito en realidad por su hijo a partir de las notas originales) a exponer una teoría delirante sobre las civilizaciones perdidas del Amazonas, con evidencia basada en relatos indígenas y leyendas. Algo muy lejos de sus rigurosos levantamientos topográficos en condiciones imposibles y de sus notas que permitieron llenar poco a poco los vacíos en los mapas. Magraner esgrimía argumentos similares (“yo sé que está ahí”) a partir de declaraciones de pastores y de cuestionarios que paseaba por los pueblos buscando testimonios que confirmaran aquello de lo que él ya estaba convencido. Su trabajo parece haber sido realizado con rigor y consecuentemente los resultados fueron claros: nada.
Apenas he encontrado textos suyos, ahora que la web de la Sociedad Española de Criptozoología parece cerrada pero recordaba haber leido hace un año una comunicación sobre las características de los sonidos que emiten los bar-manu y las consecuencias en la comprensión de la evolución del aparato fonador humano. He reencontrado el texto en otro lugar por si tienen curiosidad, se titula Oral statements concerning living unknown hominids: analysis, criticism, and implications for language origins. Es un curioso ejercicio, bien escrito, bien documentado y carente de toda evidencia.

P. H. Fawcett, A través de la selva amazónica, 395 p.
Biblioteca Grandes Viajeros, Barcelona, 2003.
ISBN 84-666-1105-3.
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