Javier Sádaba es Catedrático de Ética y Filosofía de la Religión en la Universidad Autónoma de Madrid |
El segundo problema es que los principios "éticolaicos" de Sádaba son poco menos que lugares comunes. Creo que el párrafo siguiente sirve de resumen:
"La superación de los dilemas éticos sólo se puede lograr construyendo una bioética responsable, laica y respetuosa, que no niegue las distintas culturas sino que las integre dentro de una universalidad común [...] y que esté atenta a los datos de la ciencia y a los derechos de los ciudadanos".Pues vale, cómo no, pero eso no nos soluciona ningún problema y especialmente no responde a las dos preguntas clave ¿cuáles son las bases concretas de su propuesta bioética y por qué esas bases son más sólidas y coherentes que otras? Por un lado, "responsable", "respetuosa", "atenta a la ciencia"... son vaguedades insuficientes y por otro la solidez de los fundamentos queda al final al albur de un "buenismo" con el que podemos estar de acuerdo pero a cuyo favor no esgrime razones poderosas.
La sensación es desalentadora porque Sádaba hace una declaración de principios pero no desarrolla argumentos para que estos se sostengan, se apoyen unos a otros y muestren que el entramado resultante no es más arbitrario que otros posibles escenarios.
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