En cuanto a la forma, el estilo literario de Sampedro es magnífico. Aunque el libro trata de temas complejos, el ejercicio de divulgación es excelente ya que el texto y el mensaje se lee bien y se entiende sin dificultades. En cuanto al fondo encuentro al menos una cuestión conflictiva por innecesaria. Se trata de que Sampedro nos cuenta cosas en el libro que presuntamente son críticas al "darwinismo ortodoxo". Parece que bajo ese concepto quiere incluir a los "dogmáticos del gradualismo", es decir, a aquellos que, a) sólo aceptan la evolución como mínimos pasos acumulativos guiados exclusivamente por la selección natural, b) excluyen toda posibilidad de cualquier otro mecanismo evolutivo y c) se ofenden, machacan y destruyen (o lo intentan) a los que se atreven a contradecir, aunque sea tímidamente, las premisas anteriores.
Supongo que don Javier sabe de lo que habla porque fue cocinero antes que fraile (dedicó a la ciencia una parte de su carrera derivando después al periodismo científico y a la divulgación) pero esta parte es poco relevante en mi opinión. ¿Por qué? Pues primero porque los ultradarwinistas, con Wilson como figura destacada en el libro, no representan la corriente general, mucho más abierta y menos dada a salir al ring que algunas grandes figuras. Y segundo, porque una de las características de la ciencia es que aunque existan lobbys bloqueando a los disidentes, siempre se acaba por aceptar aquello que las evidencias confirman. Un claro ejemplo de ello es precisamente la endosimbiosis de Lynn Margulis, cuya peripecia ocupa una parte significativa del libro.
El caso es que cuando Sampedro olvida los calificativos (dogmático, ortodoxo, fundamentalista, etc.) llega muy alto en la divulgación de temas tan aparentemente inextricables como la endosimbiosis, los genes reguladores o lo que él llama "evolución modular".
No he podido escanear la portada del libro por lo que, a cambio, pongo este autorretrato del autor que me ha gustado un montón
Y a partir de ahí el libro es fascinante. Tras una pertinente introducción sobre Darwin, tras recordar la mencionada odisea de Margulis y su hipótesis de la endosimbiosis como origen de la célula eucariota (algo a lo que me apetece dedicar un post un día de estos). El "equilibrio puntuado" de Gould y Eldredge y la explosión cámbrica de diversidad son la antesala del núcleo más novedoso de libro: el descubrimiento de los "genes Hox" y la explicación de su sorprendente funcionamiento e implicaciones en la filogenia de los seres vivos. Para mí, esta parte es la más interesante con mucho del libro y hay que reconocer que, a pesar de que "genes Hox" pueda sonar a aburrido o especializado, Sampedro consigue que no lo sea en absoluto.
En mi impresión personal (insisto, de lego en la materia), a partir de este momento el libro se va diluyendo poco a poco en la elucubración. Tengo que volver a leerlo para fijar mejor los puntos clave pero cuando nos acercamos al final, a la evolución humana y al surgimiento de la consciencia, el hilo argumental se me va como arena entre los dedos. Tal vez las cosas sean como las pinta Sampedro, pero muchos eslabones de la cadena argumental me parecen muy débiles y algunos enlaces muy cogidos por los pelos. Cosas de la psicología, supongo, que es más escurridiza que la genética. En cualquier caso, los argumentos presentados tienen algo que no se encuentra casi nunca: se entienden. Podemos considerarlos como hipótesis, elucubraciones o ideas más o menos atractivas o acertadas pero no se ocultan tras un prosa grandilocuente o críptica, algo muy de agradecer.
Conclusión: altamente recomendado, incluso sin nociones de biología más allá del bachillerato, pero tampoco se lo tome al pie de la letra, que debajo no hay red, especialmente en la última parte.