09 enero 2007

Ridiculum vitae

La propuesta es muy simple: es absolutamente necesario que los currículos académicos y los sexenios concedidos sean públicos y no, como hasta ahora, secretos celosamente guardados para no revelar al mundo vergüenzas propias o ajenas.
El cabreo viene a cuento de que hoy a un colega le han denegado la acreditación para la figura de profesor contratado doctor. No se trata aquí de clamar ante la injusticia sino, simplemente, de reconocer que los aspirantes a plazas están absolutamente indefensos ante las decisiones. ¿Por qué? Pues porque no saben a quién tienen delante, qué méritos les acreditan para juzgar ni qué baremos se aplican para la resolución. Aceptado o denegado, esa es la cuestión y eso es todo. Anónimo, injustificado, tal vez afectado por un grado de arbitrariedad insoportable, no se sabe.
La idea subyacente a todo esto es que hay un conspicuo conjunto de personas que aparecen por comisiones y tribunales cuyos méritos para estar ahí son imposibles de definir.
La tentación es decir que no tienen esos méritos porque cuando uno mira en la Web of Science o en Scopus, sus publicaciones en revistas con factor de impacto parecen inexistentes. Recordemos el caso de un insigne funcionario al que sólo se le puede asignar una solitaria publicación (F.I.=0.4) en su dilatada experiencia docente e investigadora. Tan dilatada que, además de Catedrático de Universidad, es secretario de Estado de Universidades e Investigación y dirige, por tanto, la política de investigación nacional.
Como estoy seguro de que cometo una injusticia al sospechar que hubo tiempos donde se saldaban algunos méritos propongo de nuevo la solución: transparencia e información. Y la fórmula más simple e inmediata es que los currículos académicos de todos los funcionarios de universidades y de todo el personal contratado o becado deben ser públicos: que corra el aire por sus páginas, que sepamos realmente de qué vamos cuando se decide el futuro de la gente, su empleo o su financiación.
La solución técnica no es especialmente compleja, para eso tenemos internet: un servidor centralizado en el Ministerio donde cada uno tenga acceso a editar sus méritos y todos podamos leerlos.
Veo que este post me ha quedado muy breve. Pero es que la idea es muy simple.

7 comentarios:

sq dijo...

Ójala lo llegásemos a ver pronto, aunque, desgraciadamente, lo dudo mucho...

Pedro Terán dijo...

A mí no me importaría, otra cosa son las cuestiones del derecho a la intimidad, protección de datos, etc.

Ángel M. Felicísimo dijo...

El asunto de la protección de datos es cierto pero creo que tengo un argumento razonable: se trata de datos profesionales que dan acceso a privilegios que dan poder sobre los demás. No es un dato privado e inocente sino que tiene consecuencias.
Creo que enfocado por ahí también yo tengo derecho a saber cuáles son los méritos del tribunal que va a juzgarme o que evalúa a un miembro de mi grupo o que da una cátedra a un julai al que le tengo manía y que va a valorar mis proyectos a partir de ese momento.

Anónimo dijo...

Por supuesto que deberían ser públicos. Y por supuesto que los criterios de baremación deberían ser previos y estar publicados. Pero resulta evidente que existe mucha gente a la que esto no le interesa especialmente.

Lo del secretario de estado es espectacular, pero no raro (desgraciadamente). En mi autonomía tuvimos un director general de investigación que a duras penas juntaba 3 o 4 papers en SCI. También tenemos un presentador de programas sobre temas científicos en la televisión pública que no sabe ni remotaemnte lo que es la ciencia (por ejemplo).

Anónimo dijo...

En el texto de reforma socialista de la LOU, aprobado hace poco por el Congreso y a punto de entrar en el Senado, se recoge la obligación de hacer públicos los curricula de los miembros de las comisiones de acreditación y también de las de concurso a plazas de profesorado.

Ángel M. Felicísimo dijo...

En efecto, es un buen comienzo y esperemos que no lo echen para atrás. Aunque lo que me gustaría es que fueran públicos todos los CV por lo menos sabremos los méritos de los que tienen poder a la hora de decidir.

Anónimo dijo...

Me parece una idea estupenda GOLEM. Puede que sea un paso para terminar con el actual sistema de selección de las empresas o ampliar el proceso de enchufados. A mi no me importaria se una enchufada, talentosa, eso sí.

;)

Besos,
Ana

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