15 diciembre 2010

Cómo citar en los trabajos científicos

Siguiendo con la pequeña serie de posts dedicados a la bibliografía científica, comentaré hoy algunos detalles sobre las citas y referencias en artículos, tesis y demás. Son cosas que muchos encontrarán evidentes pero que nunca está de más dejar por escrito.
Como podemos ver en cualquier trabajo publicado en una revista científica, más o menos al final aparece un apartado titulado Referencias o Bibliografía donde, según el asunto tratado, pueden aparecer desde unas pocas a varias docenas de documentos. Una referencia típica sería:
Effler, S.W. (1988) Secchi disc transparency and turbidity. J. Environ. Eng., 114 (6): 1436-1447.
Donde ya vemos el tipo de información que se suministra: autor, año de publicación, título del trabajo, nombre de la revista (en este caso abreviado), volumen y número (entre paréntesis), página inicial y final... La idea es que exista toda la información necesaria para que otra persona tenga una referencia inequívoca del trabajo citado y puede localizarlo sin errores.
En este post describiré algunos detalles sobre cómo citar trabajos de otros autores en un documento científico propio. Como existen varias formas de hacerlo, veremos las variantes más comunes aunque es seguro que habrá que cambiar detalles según en qué revista vayamos a publicar. Por ejemplo, en la referencia anterior el nombre de la revista aparece en letra cursiva, algo habitual pero que no todas las revistas aceptan.
En cualquier caso, las ideas generales son aplicables a todo trabajo científico por lo que serán útiles para cualquier tipo de redacción, desde un artículo a una tesis doctoral.

En la biblioteca de la Universidad de Coimbra
¿Qué es una cita?
Una cita es una nota donde damos los datos de una publicación de otro autor de la cual hemos tomado ideas, datos o conclusiones de utilidad para desarrollar nuestro propio trabajo. Las citas a publicaciones ajenas son lógicas ya que nuestro trabajo no se desarrolla de forma aislada e independiente del resto de la comunidad científica sino que debe apoyarse en lo ya hecho por otros.
En el estado actual de la ciencia y técnica, ni siquiera una idea revolucionaria puede exponerse sin citas a documentos externos.
¿Por qué citar?
Un trabajo sin citas suele ser síntoma de dos problemas:
  • el autor no conoce lo que el resto de la comunidad científica ha hecho en su tema de investigación. Esto supone un riesgo cierto de repetir lo ya hecho y de resolver problemas que hace tiempo están ya solucionados. Se ha hecho relativamente famoso el caso de M. M. Tai, un médico que descubrió y publicó "un modelo matemático para la determinación del área total bajo las curvas de diferentes estudios metabólicos". Léanlo en Redescubriendo la sopa de ajo.
  • el autor conoce lo que han hecho los demás lo oculta y lo escribe como si fuera de desarrollo propio.
En el primer caso, el trabajo será probablemente de baja calidad ya que la figura del investigador competente pero aislado informativamente del resto de la comunidad no existe. En el segundo caso se está cometiendo plagio, figura que puede ser perseguida legalmente y que, en el mejor de los casos, supone el descrédito el investigador que lo realiza.
Incluso desde un punto de vista egoísta, citar de forma juiciosa es beneficioso: una buena selección de referencias garantiza al lector que se ha realizado una revisión del "estado del arte“ en el tema tratado y lo coloca con un ánimo favorable ante el trabajo, cuestión especialmente importante cuando el lector es un revisor y nuestro objetivo es publicar en una revista.
¿Cuándo citar?
Siempre que se tome un dato, una idea o cualquier otro tipo de información de un trabajo ajeno debe citarse la fuente. Esta conducta no sólo debe seguirse en la realización de artículos o tesis doctorales sino en cualquier otro trabajo científico o técnico incluyendo, cómo no, apuntes de clase del profesor y trabajos de asignaturas de alumnos: todo trabajo se apoya en una enorme cantidad de esfuerzo previo de otros autores y es honrado reconocerlo explícitamente.
Sin embargo, no hay que citarlo todo. La cita no debe hacerse cuando la argumentación es obvia o lo que se presenta ha pasado a formar parte de los conocimientos generales dentro de la especialidad. No tiene demasiado sentido escribir
—"La refracción de la luz (Newton, 1671) es el principio de los objetivos ópticos fotográficos“.

¿Qué tipos de documentos se citan?
Es posible citar cualquier documento aunque lo más frecuente es citar artículos de revista y, con frecuencia decreciente libros, comunicaciones en congresos, tesis doctorales, informes técnicos, mapas e incluso trabajos inéditos. Recientemente se han hecho frecuentes las citas a documentos localizables solamente en direcciones de Internet.
Es importante distinguir entre cita de fuentes primarias y de fuentes secundarias. Una cita primaria se hace a partir de la obra original mientras que una cita secundaria se hace copiando la referencia de un segundo autor que cita al primero. Lógicamente, hay que huir de las citas secundarias porque no responden a un examen directo de la obra original y son fuente continua de malentendidos y errores. La norma, por tanto, es que toda cita debe responder a un examen del documento real: no se deben citar documentos que no se hayan visto. Realizar una cita secundaria debe ser el último recurso y antes deben hacerse todos los esfuerzos posibles por localizar la obra original y trabajar sobre ella.
¿Cómo citar?
La norma básica es que todas las referencias (las que aparecen en el listado del final) deben estar citadas en el texto principal. La inversa es también obligatoria: siempre que se cita en un texto, la referencia correspondiente debe figurar en el apartado final. Debe haber, por tanto, una correspondencia estricta entre las citas en el texto y las Referencias.
A la hora de elegir los estilos de cita y referencia existen dos normas básicas (UNE 50-104-94 e ISO 690:1987) pero nadie les hace el más mínimo caso porque las revistas científicas suelen tener normas propias (generalmente más elegantes aunque el contenido sea similar). Por ejemplo, el Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE) edita varias revistas científicas cuyas normas están disponibles en una Guía de estilo completa. La forma de hacer las citas y referencias ocupa bastantes páginas que comienzan en la 5 (Editing References).
La cita dentro del texto
El sistema de cita más habitual (y cómodo) es el llamado de autor/fecha. Según la redacción del párrafo se hará de alguna forma de las siguientes:
  • ... el mejor resultado fue obtenido por Robertson (1999), que encontró un error de 3.5 m.
  • ... el mejor resultado fue un error de 3.5 m (Robertson, 1999).
Si hay más de un autor se siguen normalmente las reglas siguientes:
  • dos autores: ... según Longman y Butfield (1998) ...
  • tres autores o más: ... según Eatsman et al. (1997) ...
Es decir, para tres autores o más, en la cita del texto sólo se especifica el primer autor seguido de "et al." en letra cursiva (del latín et alii, y otros). Sin embargo, en la referencia deben figurar todos los autores. En este sistema, las referencias estarán ordenadas alfabéticamente y si un autor tiene más de una se ordenarán éstas por fecha, de más antigua a más reciente.
Otro sistema bastante utilizado es representar cada cita por un número correlativo entre corchetes. En este caso, las citas tendrían la forma:

  • ... el mejor resultado fue un error de 3.5 m [1].
  • ... en [1] se muestra el mejor resultado: un error de 3.5 m.

Lógicamente, en este caso las referencias al final estarán ordenadas de acuerdo con el número de cita.
En trabajos de ciencia y tecnología no es costumbre incluir las referencias bajo la forma de notas a pie de página ni utilizar abreviaturas que, sin embargo, son ampliamente usadas en otras disciplinas ( op. cit. , ibidem ., etc.)
Tampoco es frecuente introducir textos largos de otros autores en nuestro propio trabajo. En cualquier caso, si se reproducen textos ajenos esta reproducción deberá ser literal (exacta y sin cambios) y se hará entre comillas o en letra cursiva. Siempre debe quedar claro qué parte del texto es original nuestra y qué parte es una copia de otros. Finalmente, en el caso de Tesis Doctorales y otras monografías de investigación considero una buena práctica especificar la página en la cual se ubica la cita que se hace de la forma siguiente:

  • ... este concepto se define por primera vez en Kekill (1979:116).

Este ejemplo dirige al lector directamente a la página 116 del libro de Kekill, donde decimos que hemos localizado la definición. En el caso de no especificar la página nos veríamos obligados a revisar el libro hasta encontrarla.
La referencia
En el apartado de Referencias, todas las obras citadas en el texto principal estarán con sus datos completos ordenadas alfabéticamente por el apellido del primer autor o por orden de cita, según qué sistema se use.
Existen muchos estilos para elaborar las referencias aunque la información es siempre muy similar. A la hora de publicar en una revista tendremos que adaptarnos a las normas que nos digan, algo bastante enojoso porque todas suelen diferir en algún detalle. Para facilitarnos la tarea de gestionar la bibliografía y de interactual con el procesador de textos es muy importante usar desde el principio un gestor bibliográfico. Puedo recomendar tres, bastante diferentes:
  • Endnote, de pago pero muy completo, incluyendo conexión con bases de datos para localizar y descargar referencias. Tiene incluidos los estilos de cientos de revistas para una maquetación automática.  
  • Mendeley, gratuito y muy rompedor en muchos de sus detalles, incluyendo la posibilidad de compartir bases de datos en internet. 
  • Zotero, también gratuito y cada vez más usado. Yo aún no lo he probado pero como mucha gente lo recomienda aquí les pongo la referencia. 

11 diciembre 2010

Engaños y ocultamientos

Hay un blog llamado CO2 del que es autor Antón Uriarte y en el que todos los posts están dedicados a desacreditar la hipótesis del cambio climático, a veces zurrándole a la propia realidad del cambio, a veces solamente al origen antrópico del mismo. Eso está bien ya que es interesante que haya aportaciones de todos los lados del debate. El problema viene cuando la información que se presenta parece haber sido elegida deliberadamente para que confirme lo que al autor le interesa, ocultando otra que no es tan favorable.
Recientemente se han publicado en CO2 dos breves posts para mostrar: a) que los inviernos actuales en España no son más cálidos que en décadas pasadas y b) que las lluvias en el Sahel son hoy más abundantes que en décadas pasadas. Ninguna de ambas afirmaciones es necesariamente sorprendente pero hay que reconocer que son de difícil digestión  para los que apoyan que el cambio climático está sucediendo ya y que se está reflejando en un calentamiento generalizado en la Península Ibérica. Pero ¿es correcto ese dato? Como no tengo mucho tiempo, hoy voy a comentarles solamente el primer caso. Dice don Antón:
Desde hace 40 años la temperatura media de los inviernos en España (Diciembre-Enero-Febrero) no muestra ninguna tendencia, a pesar de que la concentración de CO2 haya pasado globalmente de unas 320 ppm a unas 390 ppm (partes por millón).
Para avalar la afirmación muestra una figura y enlaza a un informe de la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología). La figura es:
Temperaturas medias del invierno en España desde 1971 hasta 2009.
donde se ve, en efecto, que la temperatura media desde 1971 hasta el 2009 oscila entre los 6 y los 10 ºC sin una aparente tendencia.
Estos datos me interesaron y dado que se trataba del informe de sólo una estación busqué por si encontraba los de las otras tres. El resultado es que están disponibles los de primavera y los de verano ya que el otoño de 2010 aún no ha terminado. Hay informes de años anteriores pero no tienen un gráfico equivalente al de arriba (pueden localizarlos todos aquí).
¿Por qué don Antón no nos puso en su post los gráficos de primavera y de verano? ¿Por qué puso el enlace solamente al PDF del invierno y no a la página donde están todos los informes?
A lo mejor eran redundantes y bastaba con el del invierno, quién sabe. Yo sí voy a traerles toda la información, a ver si notan algo:
Temperaturas medias de primavera en España desde 1971 hasta 2009.

Temperaturas medias de verano en España desde 1971 hasta 2009
Aunque los gráficos no son muy afortunados (escalas diferentes, origen en cero grados...), da la sensación de que en estos dos casos sí hay una tendencia a la subida, más clara en primavera que en verano. Como reconozco que evaluarlo así, a ojo, no es un método objetivo, me han pasado (gracias R) los gráficos a cifras con lo que obtenemos lo siguiente (b es la pendiente de la recta de regresión y P es la significación estadística de esa pendiente):
  • invierno: b = 0,014; P = 0,270
  • primavera: b = 0,069; P < 0,001
  • verano: b = 0,069; P < 0,001
Es decir, que don Antón tiene razón cuando dice que no hay tendencia en las temperaturas medias de los inviernos pero nos ocultó los dos informes de primavera y verano donde dicha tendencia es creciente y estadísticamente muy significativa ¿vale engañar?
Finalmente, tampoco suponía un gasto excesivo ponernos un resumen anual, en vez de estacional. En este caso, el informe nos muestra una figura con las desviaciones desde 1961 respecto al periodo de referencia 1971-2000, a saber:
Desviaciones de la temperatura media anual respecto a la media de 1971-2000.
Está claro ¿verdad? Independientemente de la escala del eje vertical, que podemos exagerar para hacer más o menos espectaculares los cambios, la relación es visible, permítanme que no haga números aquí. ¿Es algo coyuntural o es un reflejo del cambio climático? No lo sé pero sí recuerdo que ocultar la información que no nos conviene es uno de los tipos de fraude científico que les comenté unos días atrás en los posts dedicados a ese tema aquí y aquí.

Nota: las temperaturas medias no son un buen indicador de casi nada y cuando se trata conjuntamente un país como el nuestro, extenso y con zonas climáticamente muy diferentes, aún menos. Los análisis de cambio climático deben hacerse teniendo en cuenta el espacio, ya que las variaciones no son iguales en todas las zonas. Asimismo, en mi opinión, es preferible trabajar con las temperaturas mínimas y máximas por separado ya que son las que realmente se miden en muchas estaciones. Las temperaturas medias no suelen ser realmente medias sino una media entre máximas y mínimas, que no es lo mismo.

09 diciembre 2010

Algunos detalles sobre el curriculum vitae normalizado

Pues eso, resulta que me toca pedir sexenio este fin de año y una de las opciones que nos da el Ministerio es presentar nuestro curriculum en el formato normalizado. Sobre el CVN ya comenté algo en este post:
La necesidad de organizar ese caos era evidente y el Ministerio de Ciencia e Innovación y la FECYT han elaborado un CV digital normalizado, el CVN. Se supone que será válido en todo lugar aunque el listado de instituciones que lo han adoptado es, por el momento, corto. Al CVN se incorporará una firma electrónica (por fin) y estará en formato PDF con estructura interna XML.
Luego manifestaba algunas dudas que no podía resolver al no estar mi universidad adscrita al CVN. Ahora ya es posible rellenar el CVN online con lo que no es necesario esperar a que la UEX espabile y se entere de qué va la la fiesta. Sin embargo comienzan a aparecer algunos problemas, alguno previsible. El primero es que se ha optado por una información tan exhaustiva que muchos detalles van a ser muy fatigosos de rellenar y probablemente poco útiles en cualquier evaluación. No puedo darles más información ahora porque no consigo entrar a la aplicación (he reseteado mi clave pero el correo con la nueva no llega), será en otro momento. Los otros que he detectado son, creo, fáciles de solucionar, a saber:
  • sólo es posible la importación de datos CVN.XML, es decir, el formato XML propio de la aplicación. En cambio, no es posible importar nada de cualquier otra fuente, entre las cuales deberían estar los formatos clásicos de los gestores bibliográficos, como el RIS.
  • se supone que puedes importar tus publicaciones desde la Web of Knowledge a partir de tu nombre y apellido pero no he conseguido que funcione (a mí no me encuentra, y eso que mi apellido es ciertamente pintoresco).
  • se puede introducir el DOI de los artículos pero no hay opción de que se recupere los datos del artículo a partir de dicho identificador. Hay aplicaciones que ya lo hacen con bastante soltura, como Mendeley, un gestor bibliográfico bastante interesante.
Estas tres cosas han sido enviadas al buzón de sugerencias, aunque reconozco que la última puede ser más compleja de implementar, a ver si hacen caso.

22 noviembre 2010

[Foto] Flores del frío (2)

Según el sobre donde estaban las semillas, se trata de Podranea ricasoliana. Quién sabe. El caso es que la planté hace seis años en una esquina de la casa y hasta hoy florece cada noviembre con unas grandes inflorescencias de color rosado. ¿EL bicho? Una casualidad afortunada.

19 noviembre 2010

¿Cómo y dónde encuentro artículos científicos?

Es necesario que en todo trabajo de investigación estemos al día de los avances que se hayan producido en nuestro campo. Cuando hablamos de trabajos de investigación nos estamos refiriendo a muy diversos tipos de documentos pero, sobre todo, a artículos publicados en revistas. Nuestros propios artículos deberán citar los trabajos previos de otros siempre que sean relevantes pero, lógicamente, antes de llegar a eso habrá sido necesario buscarlos y encontrarlos. El problema que intentaremos solucionar en este post es ¿cómo localizo artículos de buen nivel para ir formando un archivo bibliográfico?

¿Dónde debo mirar?
Los trabajos de investigación con los últimos avances se publican mayoritariamente en revistas especializadas y en inglés. En menor medida (depende de las áreas) pueden encontrarse en las publicaciones que recogen las comunicaciones de congresos y ocasionalmente bajo la forma de libros.
En este último caso hay que tener en cuenta que la escritura y publicación de un libro es una tarea que necesita un mínimo de dos o tres años; por este motivo los libros son obras que comunican conocimientos consolidados más que los últimos avances en el campo que se trate. Estos avances vamos a encontrarlos, sobre todo, en revistas.


¿Cómo localizo las revistas científicas?
Afortunadamente, en los últimos años la práctica totalidad de revistas de cierto nivel está en Internet con texto completo. Incluso aunque no podamos acceder al trabajo en su totalidad, sí podremos a los índices y a los resúmenes. La mayoría de las revistas son editadas por un número limitado de empresas editoriales especializadas o puestas en Internet por “mayoristas“ de la publicación. Los sitios de este tipo más importantes son los siguientes (algunos enlaces pueden cambiar con el tiempo):
Estos lugares ofrecen un listado de todas las revistas disponibles, alfabético o por temas, así como métodos de búsqueda dentro de las revistas. Usaremos los buscadores para localizar artículos de interés para nuestro trabajo mediante palabras clave, nombres de autores, etc.

Cómo buscar
Lo primero que hay que tener claro es qué se quiere buscar exactamente. Las búsquedas generales generan listados de cientos o miles de documentos que son completamente inútiles. Es preferible, por tanto, definir la búsqueda mediante palabras clave específicas y claras. Por ejemplo “cartografía“ no es una palabra adecuada ya que es excesivamente genérica (además de estar en español). Localizar las palabras clave adecuadas puede ser una tarea complicada por lo que, si hay dudas, lo mejor es buscarlas en los artículos que ya tengamos en el fondo documental.
Una vez definidos los criterios de búsqueda basta con introducirlos en los buscadores que se han mostrado antes; por ejemplo, en la página de ScienceDirect:


Con un poco de paciencia podremos localizar artículos que responden a nuestras palabras clave y que pueden aparecer en diversas revistas. Veremos que las consultas devuelven trabajos interesantes en revistas que, en principio, no miraríamos. Lo que ya no será siempre posible es el examen del texto completo del artículo ya que salvo excepciones están sujetos a suscripción. Una de estas excepciones es el conjunto de revistas publicadas por la Public Library of Science, de acceso abierto:
¿Cómo consigo el trabajo?
No sirve de mucho tener una amplia colección de referencias si no se consiguen (y leen) los trabajos originales. La forma más habitual es usar internet en los enlaces de arriba para acceder a las revistas en su versión digital pero hay otras formas alternativas en caso de emergencia o de trabajos antiguos. Les comento un par por aquello de tener un plan B en caso necesario:
  • localizar físicamente la revista en REBIUN y pedir fotocopias y/o un favor
  • buscar el texto en Internet
  • pedir el trabajo al autor
  • utilizar las suscripciones personales o de organismos de investigación
REBIUN rs el acrónimo de Red de Bibliotecas Universitarias. A través de un buscador se puede localizar la revista que nos interesa (no un artículo) y dónde está, es decir, qué universidad española tiene una suscripción a la revista en cuestión bien en papel, bien electrónica.
En el catálogo colectivo se localizará la revista tecleando el título (en minúsculas). Por ejemplo, “photogrammetric engineering“ (para localizar Photogrammetric Engineering & Remote Sensing):
Lo cual nos devuelve, entre otras pocas cosas:

Pinchando en la penúltima entrada, que refleja el nombre de la revista, nos saldrán las universidades que tienen la revista en sus bibliotecas y donde tendremos que buscar la que más nos interese para conseguir el trabajo.

En internet
La tercera opción es localizar la separata con su texto completo en Internet; esto es posible a veces con los trabajos recientes y más difícil con los trabajos antiguos. Para buscarlos se teclea el título completo entre comillas en un buscador como Google. Hay trabajos que están puestos por los autores en sus páginas o en las de sus grupos (en mi grupo lo hacemos así) o aparecen en versiones casi definitivas en lugares como arXiv.org, un gran repositorio de preprints.

Peticiones al autor
La última opción, que no es excluyente con algunas anteriores, es solicitar directamente el artículo al autor. Antes se tenía que hacer por correo postal así porque en internet no había nada. Enviabas una postal y era un ritual estar atento al correo diario a ver si te llegaba algún sobre, cuanto más voluminoso mejor. Hoy todo va en PDF y mucho más rápido, claro. El caso es que podemos tener noticia de algún trabajo publicado en una revista a la que no tenemos acceso. Lo más simple es escribir al autor y pedirle el PDF. La experiencia muestra que la respuesta a estas solicitudes es de casi el 100%. Finalizamos con unas reglas mínimas. El correo estará redactado habitualmente en inglés. La redacción será correcta y educada; no es habitual entre la comunidad científica un tratamiento excesivamente formal pero no está de más ser prudente; así, será preferible dirigirnos con un ”Dear Dr. Fisher‘ que con un ”Hi, colleague!‘
Si es posible, se ofrecerá algún trabajo propio que pueda interesarle; aunque no es obligatorio hacer esto, normalmente es muy bien recibido. Tampoco estará de más explicar un poco en qué trabajamos y cual es nuestro interés en sus artículos.

16 noviembre 2010

Hace dos mil años

Hace tiempo murió un ciudadano romano residente en Colonia Iulia Augusta Emerita. Un artista le hizo un retrato para que quien visitara su tumba pudiera recordarle tal como era al final de su vida. Sin que sepamos la razón, la necrópolis se abandonó y cayó en el olvido. Durante dos mil años su busto en mármol estuvo oculto, enterrado entre otros restos. Tras el abandono de un cuartel militar, la zona comenzó a excavarse hace pocos años. En octubre del 2009, el retrato salió de nuevo a la luz y hoy podemos verlo en una exposición temporal en el Museo de Arte Romano de Mérida.


Notas sobre las fotografías: la iluminación en el Museo es muy pobre y no dejan usar trípode (ni flash, claro). Estas dos fotos son las únicas que conseguí nítidas de más de veinte. Hubo que hacer una corrección de blancos ya que el foco que ilumina esta pieza tiene una temperatura de color de 2400 K y lógicamente las fotos salen rojizas.  
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