23 diciembre 2007

Los laberintos de la ética y de la comunicación científica (y II)

Adelantándose a las críticas.

Como decía en el post anterior, el editorial de The Lancet del 22 de septiembre se titula La erosión de la confianza y comienza así:

Esta semana, The Lancet publica dos documentos de interés fundamental para la supervivencia de los niños. Lamentablemente, ambos han despertado inquietudes sobre el uso indebido de los datos por organismos de la ONU [...]

Se refiere a que la OMS y a UNICEF han utilizado resultados de artículos científicos para promocionar sus propios intereses como institución.

Ya comenté el caso de la OMS con los enlaces a los documentos originales la semana pasada. Comentaré hoy el de la UNICEF, que parece haber adoptado eso del "ataque preventivo": si te enteras de que alguien va a publicar un resultado que no te gusta, adelántate con otro que lo contradiga, al menos aparentemente, y asegúrate de que tenga una amplia cobertura mediática. ¿Que es exagerado u oculta datos fundamentales? Bueno, nadie es perfecto. Si van a criticar tu forma de hacer las cosas adelántate y vende sólo los buenos resultados. La UNICEF nos da una buena lección sobre cómo hacerlo.

El trabajo científico

El artículo, firmado por Christopher J.L. Murray, T. Laakso, K. Shibuya, K. Hill y A.D. López MD, se titula

Can we achieve Millennium Development Goal 4? New analysis of country trends and forecasts of under-5 mortality to 2015.

Comienza con afirmaciones incómodas (las cursivas son mías):

Aunque se han logrado aumentar la exactitud y puntualidad de las estimaciones de mortalidad infantil de menos de 5 años, estas estimaciones no utilizan todos los datos disponibles, no usan métodos transparentes y reproducibles, no distinguen entre medidas y predicciones y no proporcionan valores de incertidumbre para las estimaciones. Nos hemos propuesto desarrollar nuevos métodos que sean reproducibles y reanalizar los datos existente para proporcionar tendencias temporales detalladas.

Y los resultados, además de claros, también son incómodos ya que muestran un escaso avance:

Se prevé que la mortalidad global de menores de 5 años descienda un 27% desde 1990 al 2015, considerablemente menos que el descenso del 67% marcado por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (Millennium Development Goal 4, MDG4).

Luego, en la intepretación:

Globalmente, nuestro trabajo en la reducción de la mortalidad infantil no ha sido mejor que tres décadas atrás.

El trabajo de Murray y colegas mantiene, por tanto, que cuando se aplican métodos claros y técnicas reproducibles, cosas que no han sido lo habitual, la reducción de mortalidad aparece como muy alejada de los objetivos marcados por la UNICEF.

El conflicto con la UNICEF

Y aquí, The Lancet empieza a contar una historia sorprendente.

Antes de la recepción del trabajo de Murray, la revista recibe indicaciones desde la UNICEF de que la aparición de estimaciones de mortalidad infantil paralelas a las suyas puede dañar la cooperación entre agencias y organismos (el trabajo en cuestión era una colaboración entre el Institute for Health Metrics and Evaluation en la Universidad de Washington, y las Universidades de Harvard y Queensland).

Visto como se pone el panorama, desde la revista se hacen consultas a especialistas en el tema para ver si aconsejan o no la publicación del artículo. La respuesta es prácticamente unánime: el trabajo debe ser publicado.

Antes de la publicación del artículo, The Lancet se lo envía a la UNICEF a la espera de sus comentarios. También les comunican la fecha prevista de publicación.

Seis días después de este envío, el 10 de septiembre, la UNICEF convoca a periodistas para informarles de un "gran éxito de salud pública": por primera vez, la mortalidad anual de niños menores de 5 años ha descendido de 10 millones (informe completo, 72 pág.)

Según The Lancet, los periodistas están perplejos: la convocatoria es repentina, se realiza por primera vez separadamente del informe anual y no se dan datos concretos que apoyen las afirmaciones.

La UNICEF niega que hayan querido adelantarse al artículo, claramente crítico, de Murray y colegas pero un asesor de la organización comunica a The Lancet que el trabajo de Murray es "éticamente procupante" y que "no nos sentimos infelices por haber dado nuestras cifras antes". En realidad, las cifras de mortalidad las daba Murray y parece que la UNICEF simplemente las copió sin citar la fuente:

Child deaths worldwide have decreased from 13·5 (13·4–13·6) million in 1980 to an estimated 9·7 (9·5–10·0) million in 2005.

Sólo se trataba, pues, de desviar la atención sobre la parte que interesaba menos: la gran distancia que hay entre las cifras reales y el "objetivo del milenio".

Comentarios finales

Los casos de la OMS y de la UNICEF son distintos pero ambos caen en prácticas indeseables: la manipulación de resultados, la falta de transparencia en los datos y métodos y la hostilidad ante análisis críticos. Todo ello conduce al deterioro de la confianza ante instituciones que deberían tenerla toda.

Independientemente de este tipo de conductas tampoco debemos olvidar que la realidad a la que se refieren es lo más importante y nos da cifras tremendas: la proporción de niños muertos en el periodo neonatal (38% en el año 2000) está incrementándose. Se estiman 4 millones de niños muertos anualmente en ese periodo (4 primeras semanas tras el parto), un número similar de nacidos muertos y 0.5 millones de madres que mueren por causas relacionadas con el embarazo (Lawn, J.E. et al., 2005, 4 million neonatal deaths: when? Where? Why?, The Lancet, May 28-Jun 3, 365: 1845).

16 diciembre 2007

Laberintos de la ética en la comunicación científica

Que la realidad no te estropee una buena noticia.

El editorial de The Lancet del 22 de septiembre se titula La erosión de la confianza y comienza así:

Esta semana, The Lancet publica dos documentos de interés fundamental para la supervivencia de los niños. Lamentablemente, ambos han despertado inquietudes sobre el uso indebido de los datos por organismos de la ONU [...]

Se refiere nada menos que a la OMS y a UNICEF que han utilizado resultados de artículos científicos para promocionar sus propios intereses como institución.

¿Cómo se hace eso? Pues emitiendo comunicados de prensa donde sólo se comentan los aspectos positivos, se ocultan las incertidumbres y se atribuyen parte del mérito o lo usan como confirmación de la bondad de sus estrategias. La mejor forma de vender unos buenos resultados es ocultar los problemas y los factores que puedan crear incertidumbre aunque ello suponga distorsionar la realidad

Ya saben ustedes la opinión que me merecen los científicos que salen a la prensa vendiendo sus trabajos antes de que sean revisados y publicados. Aquí pasa algo similar, tal vez peor: la OMS y la UNICEF nos venden una moto trucada pero lo hacen a sabiendas. Veamos los datos del caso OMS (el de UNICEF lo dejo para otro post si veo que este les interesa).

El trabajo científico

El primer trabajo está firmado por Greg W. Fegan y colegas y trata de la eficacia de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga duración en la mortalidad de los niños por malaria. No es cuestión de analizar aquí completamente el trabajo sino de resumir sus resultados que, traducidos y zipeados, son:

Tras el seguimiento de 3500 niños de entre 1 mes y 6 años de edad en varios lugares de Kenia, se estima que el uso de mosquiteras tratadas con insectidas redujo la mortalidad un 44%.

El resultado parece espectacular pero Fegan y compañía son honrados y en su artículo hacen énfasis en los problemas y limitaciones del estudio así y dan estimaciones de incertidumbre que no pueden ser obviadas. En la Discusión del trabajo completo se lee (traducción no literal):

La tasa estimada de mortalidad en niños que han usado una mosquitera tratada es del 56% de los niños que no la han usado [...]. Esto supone unas siete muertes evitadas por cada 1000 mosquiteras repartidas.

A pesar de esto, la mortalidad infantil en conjunto no ha variado en los dos años de observación. Una posible explicación para estos resultados aparentemente contradictorios es que durante el primer año hubo una sequía que pudo afectar a la transmisión de la malaria destacando otros efectos de la situación sanitaria (1). Durante el segundo año llovió el doble y se las mosquiteras fueron repartidas masivamente en la segunda mitad del año eliminando las desigualdades anteriores.

(1) Se refiere a la posibilidad de acceso a las mosquiteras, muy diferente en ese año según zonas.

Otro efecto que ha podido influir en los resultados es la introducción de nuevos medicamentos antimalaria [...] con capacidad de reducir la transmisión de la anfermedad.

Los medicamentos mencionados comenzaron a usarse entre julio y septiembre de 2006, coincidiendo con parte del estudio. Los autores siguen enumerando problemas con honradez, entre ellos la dificultad de verificar algunos datos básicos:

No podemos estar completamente seguros de los informes sobre el uso de mosquiteras por parte de los niños que han muerto.

Ufff... Pero volvamos al resultado principal: la reducción del 44% en la mortalidad se expresa también en el trabajo como la relación entre mortalidades con y sin mosquiteras, que es de 0·56. Es un resultado aparentemente estupendo pero los autores estiman que está afectado por una incertidumbre que se refleja en un intervalo de confianza (95%) de 0·33 a 0·96 (p=0·04). Ese rango hace que los resultados deban tomarse con pinzas e interpretarse con mucha precaución.

Las mosquiteras no sólo evitan cientos de picaduras durante la noche sino que reducen la población de mosquitos al estar tratadas con insecticidas (imagen).

La versión publicitaria

A primeros de agosto de 2007, el grupo de Fegan conversó con la OMS sobre el trabajo bajo condición de confidencialidad ya que no les parecía correcto darlo a conocer antes de "legitimarlo" mediante su revisión por otros especialistas y su publicación en una revista relevante (The Lancet tiene un factor de impacto de 25).

Contaban con el compromiso de la OMS que tardó sólo unos días en incumplirlo haciendo una declaración de prensa sin avisar al equipo de sus intenciones. El comunicado con fecha del 16 de agosto, firmado por J. Palmer y V. Crowell (esta última de la OMS) tiene como subtítulo "Datos recientes en Kenia 'finalizan el debate' sobre la distribución las mosquiteras". Ese debate se refiere a la eficacia de dos estrategias: la de mosquiteras con tratamientos insecticidas únicos, de larga permanencia, y la de mosquiteras que son rociadas a intervalos determinados. La OMS defiende la eficacia de la primera y usa este estudio como prueba definitiva (las cursivas son mías):

Sensacionales resultados en Kenia, conseguidos mediante la nueva estrategia recomendada por la OMS, muestran que la distribución masiva de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga permanencia es una forma eficaz de incrementar rápida y espectacularmente la protección, especialmente entre los más pobres.

Los responsables de la OMS no sólo violaron la confianza del grupo actuando a sus espaldas sino que emitieron un comunicado excesivamente simplista obviando las partes que podían oscurecer una noticia tan espectacular y prometedora. Entre estos, el más relevante porque pone en entredicho el principal resultado del estudio, es el intervalo de confianza mencionado antes. Lógicamente, tampoco se comunica ninguna de las posibles fuentes de incertidumbre que los autores plantearon en su artículo.

Comentarios finales

Creo que del ejemplo podemos sacar algunas conclusiones. La primera es que organizaciones cuya acción merece respeto y apoyo pueden comportarse de forma irresponsable. La segunda es que no podemos dedicarnos a confirmar todas las noticias que nos saturan pero sí deberíamos poner en remojo aquellas sobre resultados espectaculares en materias tan sensibles como la salud. La tercera es que la mayoría de los resultados científicos no pueden resumirse en un par de frases o titulares sin obviar elementos esenciales. Es una pena pero es la cosa es así. Esto confirma la necesidad de que científicos y periodistas nos esforcemos en hacer una comunicación a la vez ágil y veraz. Eso sí, tampoco hay que quitar responsabilidad al resto de la sociedad, que debería esforzarse también en leer con atención y espíritu crítico. Difícil todo ello pero no imposible.

15 diciembre 2007

[Breves] SOS: problemas de conexión

A ver si alguien sabe algo del problema que tengo desde hace un mes y medio. Resulta que, sin motivo aparente, no puedo entrar desde la conexión de mi casa a ningún sitio relacionado con Blogger, incluyendo cualquier blog que sea *.blogspot.com
He probado con dos ordenadores, uno conectado mediante wifi y otro con cable directamente al router. También con tres navegadores: Mozilla Firefox, Amaya e Internet Explorer. Con Firefox, el mensaje habitual es un "Terminado" con la página en blanco. Con los otros un directo "No se puede mostrar la página web".
Con cualquier otro blog o página web que no sea *.blogspot.com todo funciona correctamente. Curiosamente, el lector de feeds (Feedreader) los lee correctamente vengan de donde vengan, aunque luego tampoco es capaz de mostrarme la página completa en el caso de que sean sólo un resumen. Todas estas aplicaciones están actualizadas menos el IExplorer, que no utilizo normalmente.
Este problema me está impidiendo actualizar con comodidad, contestar en mi propio blog y comentar en otros por ejemplo, para felicitar al Topo por su publicación.

13 diciembre 2007

Aquellos poderosos ordenadores

Mi tesis de licenciatura, que iba sobre climatología, exigió una serie de análisis estadísticos que me obligaron a viajar a Santiago de Compostela, donde existía un ordenador con el paquete estadístico BMDP. El proceso era ritual: llegabas por la mañana, justo a la hora de abrir la puerta del Centro de Cálculo. La sala no tenía nada más que unos cajones de madera en una de las paredes. Tirabas de uno e introducías un paquete de tarjetas de cartón unidas por una goma elástica. Esas tarjetas contenían los parámetros que había que pasarle al BMDP y los datos sobre los que debía trabajar. Empujabas el cajón y se suponía que una mano misteriosa, en algún momento, recogía el paquete desde el otro lado.

Las tarjetas habían sido perforadas una a una en una suerte de pupitre con teclado, y mi tesina contaba con 642. Cada tarjeta podía almacenar 80 caracteres alfabéticos o numéricos.

Una vez introducido el paquete podías dedicarte a deambular por la granítica ciudad hasta pasado el mediodía. En ese momento volvías a la sala y abrías el cajón. Si no había nada era que aún no habían tenido tiempo para procesar el encargo y podías tomarte el día libre (lo cual solía tomar forma de vino de Ribeiro y queso con anchoas). Si había algo eran las fichas y un montón de papel rayado ("pijama" se decía). Salvo errores de lectura, allá estaban los cálculos impresos con una enorme impresora matricial.

Mi primer ordenador fue un Sharp 3201 al que llamé Cornelia (no me pregunten la razón, siempre quise darle nombre a estos trastos). Cornelia ganaba por goleada a sus congéneres de principios de los 80 porque mientras todos tenían 32 Kb de RAM, aquí podíamos disfrutar de 48 Kb. Además podía trabajar con una cinta de cassette para almacenar secuencialmente un "sinfín" de datos. Con Cornelia se elaboró el Estudio Epidemiológico en la Población Escolar de Avilés que comenté hace poco.

Luego mejoré notablemente mis capacidades comprando un Digital Rainbow 100+ de nombre Mariana que ya contaba con 128 kb de RAM aunque aún carecía de disco duro. Mariana se reseteaba cada vez que alguien pulsaba el timbre de la puerta. Por suerte encontré la solución: un gran transformador 220 a 220 V; y sí, en efecto, transformar no transformaba nada pero evitaba los picos y con ellos el desplome del sistema y del trabajo.

Por el medio muchas variantes de cálculo, desde una calculadora HP-41CV que aún uso (cumple estos días 27 años de funcionamiento intachable), hasta la regla de cálculo Faber-Castell que aprendí a manejar por pura afición porque, obviamente, hacía años que pertenecía al Jurásico.

Hoy, Cornelia II es un ordenador con 4 procesadores, 8 Gb de RAM y 2 Tb de disco duro. Poéticamente, ya no es lo mismo, pero es de una eficacia aplastante.

Cornelia II

11 diciembre 2007

Jocelyn y su director de tesis

En julio de 1967 se captó una secuencia de señales radioeléctricas extrañas. Se estaban buscando cuásares mediante una técnica llamada IPS (interplanetary scintillation) en un radiotelescopio diseñado por Antony Hewish. No era el radiotelescopio que estamos acostumbrados a ver, de esos en forma de antena parabólica. Éste estaba formado por un millar de postes de unos 3 m de altura que sostenían dos mil antenas (dipolos) interconectadas. El montaje, de 1.6 ha de extensión y con un par de centenares de km de cable y alambre, se llamaba Interplanetary Scintillation Array (IPS Array) y estaba en el Observatorio Mullard de Radioastronomía en la Universidad de Cambridge.

El IPS Array

El IPSA exploraba una zona del espacio entre 50º y -10º con una periodicidad de cuatro días. Los resultados se imprimían con plumillas en rollos de papel a razón de unos 34 m al día. Estos registros eran examinados manualmente por Jocelyn Bell Burnell que con 23 años estaba trabajando en su tesis doctoral. A las pocas semanas de analizar los registros, Jocelyn encontró unas señales que no encajaban con el típico centelleo de los cuásares que estudiaban pero tampoco parecían interferencias. Se dió cuenta también de que, aunque desaparecían y reaparecían, venían de la misma zona del espacio.

Jocelyn Bell en el IPS Array (1968)

De acuerdo con su director de tesis, Antony Hewish, decidieron acelerar el papel para tener una mejor discriminación de la extraña señal. Esto no podía hacerse de forma continua porque suponía unos 3 km de papel al día por lo que se buscaron sólo los momentos adecuados. Durante semanas Jocelyn no fue capaz de dar con la dichosa señal hasta que una noche, a finales de noviembre de 1967, reapareció. Se trataba de una serie de pulsos regularmente espaciados.

Al ver que la señal se adelantaba cuatro minutos cada noche, encajando perfectamente con el tiempo sidéreo, se descartó un origen terrestre. Pero los pulsos parecían claramente artificiales, excesivamente regulares: el periodo era exactamente de 3.67 segundos. Unos días después, P.F. Scott y R.A. Collins lograron hacer la misma observación desde otro radiotelescopio, lo que garantizaba que no era un problema instrumental. John Pilkington midió la dispersión estableciendo que la fuente estaba fuera del Sistema Solar pero dentro de nuestra galaxia.

La posibilidad de que proviniera de seres extraterrestres fue tomada como posible opción lo que, con bastante ironía añadida, les llevó a bautizar a la fuente como LGM1 (Little Green Men: pequeños hombres verdes).

Una noche antes de la Navidad, Jocelyn se puso a examinar otras zonas diferentes en los registros y encontró algo que parecía similar en la zona de α-Casiopea. Confirmó que aparecía en otros días y unas horas más tarde analizó con el radiotelescopio la zona sospechosa durante apenas cinco minutos: los pulsos aparecían claramente con periodos de 1.2 segundos.

Un análisis exhaustivo de los registros permitió encontrar dos nuevos conjuntos de señales: ya iban cuatro. Aunque los llamaron LGM2, 3 y 4, la hipótesis de los hombrecillos verdes se deshizo: era altamente improbable que cuatro mundos extraterrestres enviaran a la vez y en la misma frecuencia señales similares desde lugares tan distantes. Tenía que haber otra causa.

El descubrimiento de la primera fuente de señales se publicó en Nature el 24 de febrebro de 1968, apenas 12 días después de haberlo enviado:

Hewish, A.; Bell, S.J.; Pilkington, J.D.H.; Scott, P.F.; Collins, R. A., 1968. Observation of a rapidly pulsating radio source. Nature, 217: 709-713 (24 de febrero de 1968). DOI: 10.1038/217709a0

El resumen era, como corresponde, breve y claro:

Unusual signals from pulsating radio sources have been recorded at the Mullard Radio Astronomy Observatory. The radiation seems to come from local objects within the galaxy, and may be associated with oscillations of white dwarf or neutron stars.

A partir de ese momento y tras un periodo de popularidad "mediática", Jocelyn Bell abandonó las observaciones y se dedicó a sacar adelante su tesis sobre los cuásares, su objetivo inicial. Luego cambió de lugar de residencia y de trabajo y no volvió a trabajar en el asunto que la hizo efímeramente famosa. Siguió su carrera universitaria y este año 2007, con 64 años, recibió el doctorado honoris causa por las universidades de Oxford y Durham.

Púlsares

La fuente de las insólitas señales resultó ser un alucinógeno tipo de estrella que recibió el nombre de púlsar (de pulsating star). Los púlsares tienen una masa similar a la de nuestro Sol, sólo que reducida a una esfera de pocas decenas de km de diámetro. Son un tipo de estrellas de neutrones con un campo magnético algo más intenso que el terrestre, sobre un billón de veces más o menos. La radiación se emite por los polos de dicho campo que, al no estar alineados con el eje de rotación, convierten a la estrella en un faro cósmico. Los periodos de rotación de los púlsares son difíciles de asimilar: el de LGM1, llamado después PSR B1919+21, es de 1.3373 s; PSR B0531+21 (púlsar del Cangrejo) gira 30 veces cada segundo; PSR B1937+21 tiene un periodo de 0.0015578 s, es decir, gira 642 veces por segundo. La superficie de este púlsar se mueve a 1/7 de la velocidad de la luz.

No se pierdan el "sonido" del púlsar Vela y la imagen tomada por el observatorio de Rayos X Chandra :


Todo eso valía un premio Nobel pero se lo dieron a Antony Hewish, no a Jocelyn Bell, en 1974. Fred Hoyle fue uno los físicos que dijo que deberían haberlo compartido. Jocelyn mantuvo años después que no tenía resquemor por aquello, que a fin de cuentas sólo era una estudiante de doctorado. Espero que esa declaración fuera sólo una muestra de corrección política en vez de una muestra de perfecta inserción en el escalafón.

Para explorar:
Sonidos del espacio.
Sonidos de púlsares.

07 diciembre 2007

Los códices desaparecidos

Juan de Zumárraga nació en Durango (Vizcaya) hacia 1475 (otros dicen 1468) y se hizo franciscano. Fue inquisidor en España y ejerció con provecho ya que la enciclopedia franciscana lo etiqueta como "represor de brujas en el País Vasco". Nombrado por Carlos I, fue obispo de México además de ostentar el cargo de "protector de indios", cosa que se entendía en aquel tiempo como más bien orientado hacia la evangelización porque ello supondría mayor beneficio espiritual (of course).

«Por la presente vos cometemos y encargamos y mandamos que tengáis mucho cuidado de mirar y visitar los dichos indios y hacer que sean bien tratados e industriados y enseñados en las cosas de nuestra santa fe católica por las personas que los tienen o tuvieren a cargo y veáis las leyes y ordenanzas e instrucciones y provisiones que se han hecho o hicieren cerca del buen tratamiento y conversión de los dichos indios, las cuales haréis guardar y cumplir como en ellas se contiene, con mucha diligencia y cuidado»

Movido por su ardiente celo apostólico inició también procesos inquisitoriales en México con un total de 183 causas. En una de ellas, en 1539, actuó contra Carlos Ometochtzin, hijo del señor de Texcoco, Nezahualpilli, acusado de apóstata e instigador de la idolatría. Fue quemado vivo el 30 de noviembre en la plaza Mayor de la ciudad de México. Estaba claro cual era el dios verdadero y qué pasaba si abandonabas el buen camino.

No contento con la conversión de los vivos, decidió facilitar el olvido del legado de los muertos. Cito literalmente el texto de su biografía en la poco sospechosa web de la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe:

...apenas cinco meses antes de recibir a Juan Diego, se precia en una carta al Capítulo General de su Orden, en Tolosa, de haber arrasado con cuanto había podido: ‘quinientos templos de los dioses y más de 20.000 imágenes de los demonios que adoraban...'

Pero no sólo templos e imágenes, sino también libros y papeles prehispánicos, de naturaleza jurídica, administrativa, comercial y de diversos ámbitos de conocimiento, fueron destruidos sistemáticamente por Zumárraga y sus ayudantes

Fernando Báez ratifica: "en el año 1530, en Tetzcoco, hizo una hoguera con todos los escritos e ídolos de los mayas". Eduardo Galeano, Juan Bautista Pomar y C. W. Ceram repiten la existencia del "auto de fe" donde se borraba irrecuperablemente el pasado para dejar paso libre a un futuro recto.

La parajoda (no es errata) está en que Fray Juan fue también el primer editor de libros en México. Libros, no lo duden, siempre correctos.

Como hoy va de franciscanos, citaremos también a Diego de Landa, otro celoso vigilante de la fe nacido en Cifuentes (Guadalajara) en 1524. En este caso realizó su labor en Yucatán, donde fue Provincial a partir de 1561 (la zona incluia también la actual Guatemala). Al año siguiente se estrenó mediante un auto de fe en Maní que, tras "interrogatorio hostil" (así se dice ahora), culminó el 12 de julio con la quema de cientos de ídolos y todos los libros que pudieron encontrar. En su obra "Relación de las cosas de Yucatán" (hacia 1566) lo dice y justifica:

Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena.

Otra parajoda (sigue sin ser errata) es que Fray Diego fue el único que describió los signos de la escritura maya y su equivalencia con el español. A pesar de los numerosos errores, derivados del empeño en usar una clave alfabética en vez de reconocer la naturaleza silábica de la escritura, fue útil para comenzar la tarea de desciframiento. Asimismo, su Relación es un documento único para el estudio de la situación en aquel siglo crítico donde tanto se perdió.

La destrucción de los escritos mayas fue eficaz ya que sólo cuatro de ellos sobrevivieron en forma de códices (otras muestras han quedado esculpidas o pintadas en murales o cerámica). Los códices están escritos sobre papel plegado en acordeón, hecho de corteza vegetal. Los supervivientes son los llamados de Dresden (39 pág., 3.6 m), de Madrid (112 pág., 6.8 m), de París y Grolier (11 páginas fragmentarias y de autenticidad discutida). Todos pueden descargarse en los enlaces anteriores aunque algunas fotos son antiguas (el códice de París, por ejemplo, lleva tiempo almacenado en una caja sellada por su fragilidad).


Una página del códice de Madrid

La escritura maya surgió de forma independiente del resto de las escrituras del mundo. A pesar de su complejidad, los glifos en que se basa se saben leer actualmente en buena parte, aunque aún hay muchos detalles sin comprender.

El personaje clave de este trabajo fue Yuri Valentinovich Knórosov (1922-1999), un soldado ruso en la Segunda Guerra Mundial. Se dice que, al entrar con el ejército ruso en Berlín se llevó de la Biblioteca Nacional dos libros: la mencionada Relación de las cosas de Yucatán de Diego de Landa y Códices mayas (1930-1933), con reproducciones de los hermanos guatemaltecos José Antonio y Carlos A. Villacorta Calderón. Pero esto merece ser una historia aparte.


Yuri Valentinovich Knórosov

Finalizo con la trascripción de un texto de José de Acosta (1539-1600):

En la provincia de Yucatán, donde es el obispado que llaman de Honduras, había unos libros de hojas a su modo encuadernados o plegados, en que tenían los indios sabios la distribución de sus tiempos, y conocimiento de plantas y animales, y otras cosas naturales, y sus antiguallas; cosa de grande curiosidad y diligencia. Parecióle a un doctrinero que todo aquello debía de ser hechizos y arte mágica, y porfió que se habían de quemar, y quemáronse aquellos libros, lo cual sintieron después no sólo los indios, sino españoles curiosos, que deseaban saber secretos de aquella tierra.

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