02 diciembre 2007

Los libros arden tan bien...

Sugerencia: lean esto primero (o después)

La obra completa de Aristóteles estaba en la Biblioteca de Alejandría. No desapareció sola ya que en su destrucción se acompañó de cientos de miles de rollos: 700000 según Aulo Gelio (Noctes Atticae, Libro VI: XVII) y Amiano Marcelino (Ammiani Marcellini Historiae, Libro XXII: 16,13); otros dan cifras menores pero, en cualquier caso, enormes.

La Biblioteca de Pérgamo, en la costa occidental de la actual Turquía, fue fundada hace algo más de 2000 años. Fue contemporánea de la de Alejandría y llegó a reunir entre doscientos y trescientos mil volúmenes sobre pergamino, material más resistente que el papiro. El esfuerzo fue vano ya que, tras ser parcialmente destruida en las guerras de Asia Menor, lo que pudo quedar desapareció sin dejar rastro, tal vez en la conquista de la ciudad por Marco Antonio o poco después en Alejandría, donde se dice que fueron a parar los fondos que quedaban como regalo de Marco Antonio a su Cleopatra.

No fueron las únicas, aunque sí las más famosas de la antigüedad. Se mencionan en fuentes clásicas las bibliotecas privadas del propio Aristóteles, Eurípides, Pisístrato o Hierón, las públicas de Atenas o Rodas. De otras sólo queda registro en alguna mención o inscripción: Cos, Milasa, Delfos...

Las bibliotecas islámicas fueron muchas y preservaron durante siglos oscuros el saber anterior y desarrollaron el propio. No por ello se libraron de la destrucción (los libros arden tan bien). Por mencionar dos: Dar al-Hikmah, fundada por el califa abbasí Hārūn al-Rashīd a finales del siglo VIII en la ciudad de Bagdad y que alcanzó su cénit con su hijo al-Mámun. La biblioteca fue destruída junto con la ciudad de Bagdad completa por los mongoles de Hulagu Khan en 1258.

La otra podría ser Dar al-I'lem, fundada en el año 1005 en al-Qáhira (El Cairo) por el sultán de la dinastía fatimí al-Hakim y destruida por Saladino el año 1172.

En España también tenemos casos notables ya que época omeya hubo hasta 70 bibliotecas entre públicas y privadas. La más famosa fue la fundada por Al-Hakem II (961-976), califa de Córdoba que compró o mandó copiar todo lo que consiguió, incluyendo viajes a Bagdad, Damasco o Alejandría. Se estima que atesoró unas cuatrocientas mil obras. La biblioteca de Córdoba duró poco ya que fue quemada en su mayor parte por Al-Mansur (Almanzor en nombre cristiano) en un intento, eliminando libros impíos, de aparecer como adalid de la religión ante sus críticos.

Cosas de antiguos, podríamos suponer si no tuviéramos memoria. Pero los avances cientificos y tecnológicos no han supuesto necesariamente avances culturales equivalentes.

Así, muy cerca tenemos ejemplos magníficos por lo recientes y por lo que podríamos aprender de ellos. Cuenta Fernando Baéz, citando al escritor Ivan Lovrenović, la destrucción de la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina en Sarajevo (pueden ver un artículo de Lovrenović sobre estas destrucciones aquí):

La biblioteca tenía 1500000 de volúmenes, 155000 obras raras, 478 manuscritos, millones de periódicos del mundo entero, pero fue devastada por órdenes del general serbio Ratko Mladic por medio de 25 obuses incendiarios...

Y en otra ocasion hablé del peor acontecimiento, permitido, cuando no alentado, por las potencias que se supone más desarrolladas en cultura y derechos.

La Biblioteca Nacional de Iraq, en Bagdad, fue quemada en abril de 2003. El día 10 comenzó el saqueo. Las tropas de los EE.UU. estaban allí pero no hicieron nada para proteger el edificio. Una semana más tarde un grupo no identificado entró, de nuevo sin oposición alguna, y provocó el incendio. En el mismo también desapareció el Archivo Nacional, con 10 millones de documentos. Sólo por mencionar un libro entre tantos: el Canon en Medicina de Avicena (980-1037 d. C).

No fue esto lo único, claro, la Biblioteca Awqaf, en el Ministerio de Asuntos Religiosos, quedó en ruinas. Algo parecido pasó en la Casa de la Sabiduría (Bayt al-Hikma) y en la Academia de Ciencias de Irak.

En el archivo de Bagdad (foto de NYT)

Donald Rumsfeld lo explicó con claridad "la gente libre es capaz de cometer fechorías, y eso no puede impedirse". En el Ministerio del Petróleo no se extravió nada. Ahí sí pudieron impedirlo ya que estaba fuertemente custodiado.

Algo más de información:
Artículo de Fernando Báez con fotografías.
Artículo de Javier Gimeno.

Quema de libros en Berlín, 10 de mayo de 1933. Fue coordinada en Bonn, Braunschweig, Bremen, Breslau, Dortmund, Dresden, Frankfurt, Göttingen, Greifswald, Hannover, Hannoversch-Münden, Kiel, Königsberg, Marburg, München, Münster, Nürenberg, Rostock y Worms.

Nota: no me olvido de la quema sistemática de códices en América tras la conquista. Otro día hablaremos de ello pero es un excelente ejemplo de destrucción sistemática destinada a borrar el pasado y sustituirlo por "valores" nuevos.

30 noviembre 2007

Una historia sobre salud y contaminación

En 1950, dicen que Avilés era una villa asturiana con 21300 habitantes y con una población claramente envejecida. En esa misma década, la zona fue elegida como cabecera industrial del "milagro económico" de los 50 y 60 en España. Aparecieron la Empresa Nacional Siderúrgica, S.A. (ENSIDESA, 1950), Cris­talería Española, S.A. (1952) y la Empresa Nacional del Aluminio, S.A. (ENDASA, 1958).

En sólo unos años la población se dobló (48500 habitantes en 1960) y experimentó un fuerte rejuvenecimiento. Fue la década de la emigración interior por la Ruta de la Plata romana y Avilés se llenó de andaluces, extremeños y castellanos. Algunos pueblos de Burgos o León perdieron toda su población joven buscando ese Eldorado norteño.

Los cambios introducidos por la instalación de las industrias básicas tuvie­ron, entre otras consecuencias, un claro deterioro de las condiciones ambientales. Mi padre, un emigrante catalán, recordaba años después que cuando llegó a Avilés a mediados de los 50, el café en las terrazas de los bares se tomaba con el plato encima de la taza para que recogiera el orbayu de cenizas.

Baste para terminar esta introducción con decir que en 1981, Avilés había llegado a los 86500 habitantes, una parte de los cuales vivía en barrios al pie de las chimeneas.

En esta situación, el Servicio de Pediatría del Hospital San Agustín (el que atendía a la comarca) hizo públicas algunas cifras que empezaron a llamar la atención. Por ejemplo, que de todos los niños ingresados en el Servicio en la década de los 80, el 46% lo hacía por problemas respiratorios mientras que lo más común en otras zonas de España eran porcentajes cercanos al 25%.

La creación de un Servicio de Lucha contra la Contaminación a finales de los 70 permitió organizar una red de medidores y conocer los niveles de inmisión de algunos contaminantes. Los resultados hicieron que Avilés se declarase en 1981 Zona de Atmósfera Contaminada, ya que los niveles de inmisión de partículas eran entre 2 y 30 veces superiores a los máximos declarados admisibles en la legislación del momento.

En este contexto se planteó la realización de un estudio epidemiológico cuyo objetivo era:

[...] establecer si exis­te una relación significativa entre los niveles de contaminación atmosféri­ca y los síntomas, enfermedades e indicadores relacionados con la fun­ción respiratoria.

La cosa tuvo dos vertientes interesantes. La primera fue personal ya que, recién salido de biológicas, este fue mi primer trabajo freelance. Me llamaron para que me encargara del diseño del muestreo y elaboración estadística de los datos, tareas a las que hubo que añadir la revisión bibliográfica, cartografía de la contaminación y redacción de los informes (800 páginas)...

Interesante también porque no había precedentes en España sobre este tipo de estudio que surgía, además, de las administraciones responsables del posible daño ya que las mayores industrias eran de titularidad estatal.

Con un estusiasmo un poco inconsciente nos pusimos a trabajar. Se definieron tres zonas según el nivel de contaminación que sufrían: alto, medio y bajo. Se eligieron 10 colegios de esas zonas y durante dos cursos escolares se realizaron 28230 espirometrías forzadas a un total de 2962 niños, mayoritariamente entre los 8 y 11 años. De las espirometrías se extrajeron los valores de 7 variables de capacidad pulmonar y flujo eliminando los casos de afecciones agudas.

Quedan anécdotas del momento, como que la base de datos y la estadística se hizo en el ordenador de mi casa, un Sharp con 48 kb de RAM. O que todos los análisis se hicieron con aplicaciones que tuve que programar en un dialecto de BASIC, desde los estadísticos más simples hasta el análisis de la covarianza.

Los resultados que encontramos son largos de exponer, demasiado para el espacio de un post pero, aunque sólo sea por recordar a esos niños que hoy habrán pasado ya de la treintena, les resumo que encontramos, entre otras cosas:

  • que la función respiratoria en niños y niñas era progresivamente menor según aumentaba el nivel de contaminación de la zona donde vivían.
  • que todos los grupos, incluso los de la zona de menor contaminación, presentaban menores valores de variables respiratorias que los considerados estándar. En los niños la reducción era de un -8% aproximadamente; en las niñas, de un -13%.
  • que en la zona de alta contaminación, la prevalencia de problemas respiratorios era más elevada para bronquitis aguda, tos habitual, catarros con flemas, silbidos en el pecho, haber padecido enfermedad respiratoria de más de 7 días de duración...

En fin, lo esencial es que a finales de los 80 encontramos una clara relación entre las condiciones de vida al pie de la fábrica y la salud de niños que aún no habían llegado a la adolescencia. Entonces lo tomamos como un ejercicio profesional, el primero de nuestra carrera. Ahora lo veo de otra forma porque recuerdo las mañanas en los colegios, las ojeadas curiosas al espirómetro, la decepción de un niño porque le decíamos que estaba enfermo y no podía hacer las pruebas, la atención preocupada con la que algunos pediatras locales seguían el trabajo...

En la zona de alta contaminación ya no vive nadie. Las familias de los 149 escolares y todos sus vecinos dejaron sus casas, antes rurales, y fueron realojadas en otros barrios. Con la crisis industrial, el cierre de instalaciones o la apertura de otras nuevas ya dotadas de electrofiltros, se redujo la contaminación general de forma que hoy Avilés se parece muy poco al de hace veinte años.

Del estudio epidemiológico nunca más se supo. Hubo un avance el primer año y a su finalización fue olvidado completamente. Se presentó como una iniciativa pionera dentro de las acciones de lucha contra la contaminación pero nunca llegó a publicarse ni a publicitarse. Tampoco tuvo efecto alguno ya que el desalojo de la zona más contaminada estaba decidido previamente y el resto se quedó como estaba.

Y este post viene a cuento porque encontré hace unos días el estudio original en unos archivadores y releyendo los nombres de los niños, decidí recordar y contárselo a ustedes.

27 noviembre 2007

Canteranos

Este próximo año 2008, en nuestro pequeño grupo de investigación se defenderán cinco tesis doctorales. La primera ya tiene fecha: el 11 de enero. Trabajo nos ha costado a todos pero el final ya está a la vista.

El problema es que eso del "final" es literal ya que previsiblemente ninguno se quedará en el grupo, todos se irán, nadie se dedicará a la investigación. Ha llegado la hora de las decisiones y no han tenido alternativa. Pueden optar, eso sí, a un beca postdoctoral en Australia y luego otra en Francia o en Canadá, pero eso sólo alejará unos pocos años la vuelta al mismo problema.

En mi equipo de fútbol había cantera. Eso significaba que desde los siete u ocho años se jugaba al fútbol en las categorías menores y los buenos eran promocionados poco a poco hasta llegar, si tenían méritos, al equipo mayor. No sé allá al otro lado del charco la forma de hacer. Aquí ya no hay cantera porque los equipos fichan a jugadores estrella que van pasando de club en club, cambiando de colores según sube el sueldo.

El problema es que misma estrategia se sigue en la investigación. O peor. Nuestra cantera son los recién egresados, entre los cuales no sería difícil seleccionar uno o dos al año que conjugaran inteligencia (hay bastantes) y vocación (algunos menos). Podría ofrecerles una línea de trabajo razonablemente productiva y una beca/contrato (2+2) predoctoral para hacer la tesis. Puedo incluso garantizarles que, si trabajan con la dedicación esperable, su tesis no fracasará porque estará bien planificada y tendrán el material necesario para sacarla adelante. Pero no hay más que ofrecer.

Por ese motivo, sueño con unas pocas reformas en la universidad. Pero temo que no se van a realizar mañana. Hoy sólo les esbozo una: que las universidades tengan plazas tanto de docentes como de investigadores. Actualmente sólo se crean plazas si hay alumnos. No hay nuevos alumnos ergo no hay nuevas plazas. Así de fácil. Por lo tanto, a esos cinco nuevos doctores (tres mujeres y dos hombres) no se les va a abrir ninguna puerta.

Por ese motivo, como no quiero ver ni generar más frustración, he decidido no dirigir más tesis doctorales. Así terminamos el Año de la Ciencia.

El lado bueno es que todos nuestros ex-alumnos están colocados, a veces antes de terminar el proyecto fin de carrera. Con pleno empleo ¿para qué iban a dedicarse a la investigación?

26 noviembre 2007

Ecos internacionales

La aparición del tigre chino en Mérida no podía pasar desapercibida para la siensia. Aquí lo tienen. Si lo hubiera contado nadie lo hubiera creído salvo IJ pero claro, con fotos...

Nota 1: Nada ocurre por casualidad. ¿Una abducción? (mía en este caso) ¿Efectos del cambio climático? ¿Una conspiración mesónica? Todo estaba vaticinado por las profecías secretas del Codicilo de Cirilo.

Nota 2: Gracias a Mangas Verdes por avisarme de la portada, sin él no me habría enterado ;-)

24 noviembre 2007

[Breves] Reflexiones, un blog

En esta blogocosa del copy/paste/coloreo es de agradecer un blog con contenidos propios. Aprovecho para avisaros de que un amigo recuperado después de muchos años se ha decidido y ha abierto el suyo, Reflexiones. Alfredo es psicólogo y sus dos primeros posts ya merecen comentarios. Alcohol, drogas y adolescentes y una mirada atrás hacia nuestras reacciones ante el Gulag. Que dure.

23 noviembre 2007

Morirse

Estamos programados para morirnos. No nos lo podemos tomar a mal porque la naturaleza no nos tiene especial manía, en todo caso una indiferencia algo molesta. Pero sí podemos preguntarnos es la esencia de ese final que casi siempre llega en un momento inoportuno.

Lo primero es tal vez reseñar que el concepto de muerte aplicado a los organismos unicelulares presenta situaciones escurridizas: las células se dividen en dos y siguen cada una como una entidad aislada y completamente funcional. En este sentido no puede hablarse de que la célula original haya muerto pero tampoco de que perviva.

En nuestro caso el concepto es más claro. Somos organismos formados por 30 a 60 billones de células funcionando armónicamente. esa armonía ha conseguido crear la complejidad suficiente como para que tengamos conciencia de nostros mismos como entidad. Nuestra muerte es más la pérdida definitiva de esa conciencia que la muerte de nuestras células. Vamos a ver algunos hechos y matices interesantes partiendo de lo simple.

En principio hay dos formas de que una célula muera: la necrosis y la apoptosis.

La necrosis es una muerte celular traumática. Las quemaduras, golpes, cortes, infecciones... provocan necrosis. Las células afectadas se rompen y "derraman" su contenido lo que produce una inflamación al atraer las células del sistema inmunitario. Si la necrosis afecta a un número suficiente de células, el resultado es la muerte del organismo, nuestra muerte. Pero aunque eludamos ese final nos queda el otro.

La apoptosis es una muerte programada. Por un lado nuestras células no son inmortales, sólo pueden dividirse un número limitado de veces y, por tanto, también viven sólo un tiempo limitado. En los humanos, el número de veces que esa división puede realizarse es variable pero siempre pequeño, de 50 o menos. Esa limitación fue descubierta por Leonard Hayflick hacia 1960 y se conoce hoy como el límite de Hayflick.

Hayflick L. (1965) The limited in vitro lifetime of human diploid cell strains. Experimental Cell Research, 37: 614-636.

Podríamos desear que la división celular fuera eterna con la esperanza de que esa circunstancia nos otorgara una vida indefinida, sólo sujeta a accidentes. Y en efecto, hay células en las que eso ocurre pero no nos gustaría adoptarlas porque, lamentablemente, todas son tumorales. Las células sanas se mueren cuando les toca y gracias a eso vivimos.

En condiciones normales y en organismos pluricelulares, las células que mueren por apoptosis son sustituidas por otras procedentes de la división celular. Hay un equilibrio en la renovación y el sistema funciona. La apoptosis no ocasiona problemas como la necrosis porque las células se fraccionan y son engullidas por las células vecinas sin reacciones negativas ni inflamación.

Sin embargo, no es necesario esperar al límite de Hayflick para que una célula muera por apoptosis ya que esta se desencadena por múltiples causas, entre ellas el daño al material genético. Por ejemplo, el paso del tiempo, el envejecimiento, multiplica los errores genéticos en la reproducción celular y, por lo tanto, la frecuencia de apoptosis se incrementa. Esto es demoledor en el caso de que afecte a las células nerviosas ya que su regeneración en muy limitada. Por otra parte, si la apoptosis no se desencadena con la oportunidad o frecuencia necesarias aparecerán tumores.

 

Vemos que la muerte progresiva y ordenada de nuestras células no es nuestra muerte sino más bien un seguro de supervivencia. Nuestra muerte se identifica con el desmontaje del sistema, cuya complejidad nos da la conciencia de ser algo diferenciado del entorno. Perdida esa complejidad certificarán nuestro paso al estado de fiambre aunque muchos millones de células seguirán vivas durante unas horas, ignorantes de que ya no contribuyen a la causa.

Lo interesante de esto es que no hay nada estable en nosotros: casi todas nuestras células se renuevan varias veces a lo largo de la vida. Al morir de viejo nadie se parece demasiado a sí mismo de joven en sus "componentes", todo ha cambiado menos nuestra conciencia de ser los mismos. ¿Qué somos exactamente?

 

Por cierto, que todo lo que conocemos ahora nos señala que nuestro límite biológico a la vida que está en unos 120-125 años. Las historias sonre longevos extremos no han sido nunca comprobadas con seguridad. Sólo se han constatado una veintena de personas en el mundo que hayan superado los 110 años. En tiempos pasados es imposible saberlo por la ausencia de documentos pero no es probable que las proporciones fueran mejores.

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