Hay veces que me veo en el reflejo de la pantalla y veo a Alien, salivando ante la inminencia del festín. Y es que escribir posts puede ser hasta fácil, nos lo ponen en bandeja, aunque sea para lamentarlo. A saber:
Don Miguel Ángel Quintanilla Fisac es el Secretario de Estado de Universidades e Investigación.
Y ha concedido una entrevista al periódico El Mundo. Una entrevista interesante para aquellos que teníamos alguna incertidumbre sobre los cambios que estaban planteándose en la universidad española. Ahora ya no tengo incertidumbre sino mareo y un comienzo de náusea, probablemente debido a la escora del barco. Me explicaré a continuación.
Don Miguel habla de todo y aunque no dice gran cosa en concreto, sí podemos vislumbrar su opinión (o no-opinión) sobre algunos temas candentes. Sobre los becarios en general les remito aquí.
Aunque sea un poco reiterativo, me han llamado especialmente la atención sus comentarios sobre los futuros profesores/investigadores. Por ejemplo (pregunta/respuesta, las cursivas son mías):
P.- Por otro lado, a los investigadores del Programa Ramón y Cajal se les acaba el contrato ya y no saben qué será de ellos.
R.- Los 'cajales' son contratos de 'posdoc' y temporales y no podemos obligar a nadie a que contrate indefinidamente a una persona si lo hizo sólo por unos años. Creamos un programa de ayuda para su integración y está dando resultados. Muchos han optado a plazas permanentes. Otros se irán fuera, pero es inevitable. Dicen que se van porque aquí no les hacen caso. Pues qué pena... Habrá que incentivar a las universidades, pero no podemos dramatizar. El problema no es tanto que se vayan. Lo sintomático es los pocos investigadores que vienen aquí de fuera.
Lo que sugiere muchas preguntas: ¿por qué no da cifras concretas? ¿Por qué será que vienen pocos de fuera? ¿Por el mal clima? ¿El problema no es tanto que se vayan? ¿Cuál es entonces? ¿Este es todo el análisis que el responsable de investigación sabe hacer?
Contextualicemos: el Programa Ramón y Cajal se lanzó hace cinco años para aumentar el número de investigadores en España y reducir así las distancias con otros países desarrollados. La selección fue dura y a nivel internacional, con fuertes exigencias curriculares. Todo más o menos bien, con problemas a veces absurdos pero el programa salió adelante. Pero han pasado ya los cinco años y a los "cajales" se les acaba la historia y tendrán que irse porque tras esos cinco años no se ha habido demasiadas iniciativas para consolidar a estos investigadores en nuestro sistema de ciencia. ¿Cuál es el comentario del don Miguel? "Pues qué pena..." Tal vez yo sea muy exigente pero viniendo del responsable de universidades e investigación en España me parece una respuesta más bien pobre.
Algo parecido piensan otros. Por ejemplo, José L. Alonso y Ernesto Freire opinan en El País sobre el asunto (pasado por el escáner). Su opinión puede no ser despreciable vistos los cargos que ostentan. Fíjense que trabajan en áreas de ciencias: Física Teórica y Biología y Biofísica, respectivamente.
Y no están solos tampoco. En una carta de uno de los "cajales" en ese mismo periódico empieza ya a vislumbrarse una explicación ante el aparente desprecio:
En el tenis, el ranking de la ATP clasifica a los tenistas según sus victorias en torneos. Todo el mundo sabe que el cabeza de serie número 2 es Nadal, y pocos sabrán quién es el 125 de la serie. En ciencia, el sistema es parecido. El número de artículos en revistas serias hace las veces de los torneos. Alguien que ha publicado en las mejores revistas equivale a alguien que ha jugado, y ganado, muchos torneos. Si uno sólo juega al tenis en su pueblo con los amigos, su ranking en la ATP no va ser muy alto, aunque los machaque a todos por 6-0. Ante las recientes declaraciones del secretario de Estado de Universidades e Investigación, Miguel Ángel Quintanilla, sobre los RyC, en las que nos considera equivalentes a los recogepelotas de un torneo de tenis de pueblo, creo que los españoles tienen derecho a saber que los RyC son los que en España juegan y ganan los torneos, mientras que muchos catedráticos como Quintanilla, que se permiten decir que el que se va a investigar fuera es porque quiere y que él no puede hacer nada, jamás han ganado un torneo fuera de su pueblo. Como muestra, un botón. Yo, que soy un Ramón y Cajal de los jovencitos y vagos, tengo ocho artículos en revistas de impacto. La ministra y catedrática Cabrera, sólo dos. Y el catedrático Quintanilla, que dirige la política científica de este país, uno. Como diría Forges, fastuoso.
Como da la casualidad que conozco de rebote al "cajal" en cuestión y lo tengo en alta estima, me puse a rebuscar para ver si tenía razón en lo de las publicaciones. Y no, querido F.J., no tienes razón. La realidad es peor.
En la ISI Web of Science (de pago) puede uno buscar por autores a ver qué ha publicado la gente. Ahí están indexadas las revistas con cierto nivel (con factor de impacto) y algunas otras que no lo tienen. Los resultados son los siguientes
Don Miguel Ángel Quintanilla: dos (2) publicaciones en la revista Arbor- Ciencia, Pensamiento y Cultura. ¿Factor de impacto? Cero (0).
Nota: rectifico porque erré, me han pasado una publicación que sí tiene factor de impacto (0,4) del Dr. Quintanilla.
Y me dió por echar un vistazo a las publicaciones de la jefa, la ministra de Educación, doña Mercedes Cabrera. Sí, la misma que dijo hace unos días que si los escolares abandonaban la escuela era señal de una economía "boyante" porque es que podían trabajar, ésa misma (¿no se pueden creer? pasen y vean). A lo que íbamos: cinco (5) publicaciones en las revistas: Hispania - Revista Española de Historia, Cuadernos de Occidente y Arbor. ¿Factor de impacto? Todas ellas tienen el mismo: cero (0).
Nota: estas cifras sí están bien.
Me dirán ustedes que me estoy poniendo muy exigente pero creo que un secretario de universidades e investigación debería saber algo de investigación. Y la pertenencia a áreas de "letras" no es eximente porque existen numerosas revistas en el JCR Social Sciences Edition, que no todo es ciencia dura.
Algún dato más, reconozco que con alevosía y nocturnidad: Ernest Freire, uno de los firmantes del artículo comentado antes tiene 21 publicaciones sólo en los años 2004-2006 (ver aquí).
Aún así, don Miguel Ángel no se anda con tonterías a la hora de definir criterios para la futura acreditación, paso obligatorio pero no único para llegar a profesor de universidad:
[...] el proceso de acreditación va a ser muy riguroso y estricto, para garantizar que todos los acreditados sean muy buenos [...]Me parece bien pero me asalta una duda ¿ha pensado si lo pasaría él?