22 abril 2006

Marlo Morgan ilumina mi espíritu

La novela más idiota del último año, huyan hacia donde puedan
“Marlo Morgan sirve de guía a miles de personas en busca de un nuevo camino hacia la espiritualidad” dice la reseña en la contraportada. Como verán a continuación, no estoy muy seguro de la veracidad de esa afirmación pero tampoco quiero hurtarles a ustedes la oportunidad de tomar ese camino espiritual diciendo que este libro es lo peor que he leido en los últimos meses (vaya, ya se me escapó).

Lo compré porque me gustan los libros de antropología (El antropólogo inocente debería ser de lectura obligatoria) y metí la pata hasta el corvejón. Pero miren, no todo se ha perdido porque puedo contarles a grandes rasgos de qué va la historia y luego tomen sus propias decisiones, que ya son “personas humanas” adultas.
Se supone una historia autobiográfica, donde una mujer realiza el clásico viaje iniciático. Viaje que, como todos los iniciáticos, le permitirá descubrir lo equivocada que estaba, lo llena de prejuicios y lo bien que se lo monta un grupito de aborígenes australianos. Novela del buen salvaje químicamente pura.
La chica en cuestión, que se dice médica acupuntora, viaja a Australia. Allí la está esperando un grupo de indígenas que han oído su “llamada” psi porque la pobre pasa por malos momentos personales. Pero claro, antes de abrirle los ojos hay que hacerle algunas pruebas a ver si es digna de tal regalo. Las pruebas son difíciles: coger una piedra de un montón, bendecir una fruta a ver si luego se pelaba así o asá y tirar unos huesos a ver como caen (es que allí no usan los posos del café porque no hay).
Superadas estas pruebas de sabiduría profunda, la ponen a caminar descalza por el desierto. Lógicamente, los pies le duran 5 minutos y sangra copiosamente. Pero no hay problema, una del grupo le dice que “ponga su atención en otra cosa”, y listo, a seguir. Al final del día el chamán le cura los pies con una canción:
“Hace sonidos especiales para curar heridas y cortes. También emite sonidos que extraen los fluidos de la hinchazón”.
Lógicamente, todo funciona y la Morgan empieza a darse cuenta de su cerrazón mental de urbanita.
El siguiente paso es entender la profunda filosofía del grupo aborigen. Les ahorro detalles pero al leerla me pregunté como podían haber llegado al desierto profundo australiano los tópicos de la beatería ecológica “new age” típica de los EE.UU. Misterios de la vida.
Bueno, siguen caminando, la Morgan se vuelve rápidamente fuerte y receptiva, soporta temperaturas de hasta 55 ºC sin problemas. Oye los pasos de las lagartijas, la mirada de las águilas y cosas así. Y todo sin comer peyote, que se sepa.
Pero lo más interesante viene después. Por ejemplo, los tales aborígenes son telépatas. No de vez en cuando, ni alguno en concreto, no. Todos y continuamente.
“Por fin comprendí porqué caminábamos siempre en silencio. Aquella gente se comunicaba la mayor parte del tiempo mediante telepatía, y yo era testigo presencial” (sic).
Aparte del sistema de comunicación, poseen muchas otras virtudes. Lógicamente, su dieta “desintoxica el cuerpo”, están en perfecta armonía con el mundo, no padecen enfermedades, no conocen la ira, la envidia ni, supongo, ningún otro pecado capital.
Curan la fiebre poniendo los pies en arena fría: “me dijeron que si conseguían atraer el calor de la cabeza a los pies se equilibraría su temperatura corporal”. Y funciona, claro.
Esa terapia fue, sin embargo, muy poca cosa comparada con la cura de una fractura abierta que hizo el chamán mediante imposición de manos.
¿El resultado?
“Sencillamente, el hueso volvió a meterse por el agujero del que asomaba”. “Al día siguiente […] se levantó y caminó con nosotros. No cojeaba en absoluto.”
Aquí la presunta médica nos regala los oídos con un discurso definitivo:
“De hecho, estoy convencida de que jamás ningún médico en ningún lugar de ningún país y en ninguna época de la historia ha curado a nadie. Cada persona lleva la curación en su interior”.
Y aquí, sobre la página 150, dejé de leer.

20 abril 2006

Una brevísima historia de Rapa Nui

Un par de misterios (?) resueltos por la aburrida ciencia oficial
¿Se acuerdan de Erich von Däniken? Es un personaje que en las pasadas décadas vendió teorías explicativas de misterios como la construcción de las pirámides egipcias, las líneas de Nazca, los moai de Pascua (Rapa Nui) y muchas otras construcciones reales o imaginarias. El Von sigue vivito y coleando y acaba de inaugurar incluso un parque temático (¿adivinan de qué tema?), con resultados aparentemente decepcionantes (enlace a 'El retorno de los charlatanes', con una historia un poco más extensa).
Las explicaciones de don Erich son elegantes e impecables y se basan en dos premisas: a) levantar todas estas construcciones era tarea imposible con la tecnología de su tiempo, ergo b) la única explicación posible es la presencia de extraterrestres de tecnología avanzada que las hicieron o enseñaron a hacerlas. Aparte de la discutible construcción del silogismo, sus ideas van siendo desautorizadas por la cruda realidad, que se empeña en ser simple.
Un artículo reciente en una revista de “ciencia oficial” aburrida y encorsetada, cuando no claramente contubérnica, habla de uno de sus lugares favoritos: la Isla de Pascua o Rapa Nui.
Les recuerdo algunos datos: Rapa Nui está llena de estatuas más bien grandecitas de bustos de señores, llamadas moai. Existen 887 estatuas monolíticas de las cuales el 288 están en su sitio definitivo, 397 siguen en la cantera donde comenzaron a excavarse y 92 están a medio camino, algunas rotas en el transporte, otras aparentemente abandonadas. Dos sitios excelentes para hacerles una visita son Secrets of the Eastern Island y Territorio Rapa Nui.

Erich Von Däniken afirma en el libro “Retorno a las estrellas” que los extraterrestres suministraron a los colonos herramientas avanzadas y que luego se fueron, abandonándolos a su suerte. Con el tiempo las herramientas se estropearon y la sociedad olvidó, fracasando en posteriores intentos de talla y transporte (supongo que el Von intenta explicar así la cantidad de moai a medio hacer o rotos). Por cierto, dos observaciones: 1) de las herramientas no queda ni rastro, qué pena, yo pensaría que serían de aleaciones indestructibles, y 2) ¿avanzadas? bastaría con un camión grúa y un par de martillos neumáticos (pero molan menos que los rayos láser, es verdad). Sigamos...
Como es gratis, yo he elaborado mi hipótesis propia (el licor de cereza del Jerte está de miedo e ilumina mucho para estas tareas). Mi idea es que a la Tierra sufrió una serie de hipos telúricos que pusieron en pie a todos los moai y los colocaron en su sitio. Improbable, vale, pero demuéstrenme que es falso.
Finalmente, la hipótesis más vulgar es la de Jo Anne van Tilburg: un conjunto de personas coloca la estatua sobre una cuna de madera y la mueve sobre troncos. Lo malo de esta hipótesis para el Von y para mí, es que la posibilidad de mover así las grandes piedras ha sido demostrada con un moai de 10 toneladas y no demasiada gente.
Pero mientras nos entretenemos con estas bobadas, y como creo recordar que decía el Super Ratón, el bien nunca descansa: les comentaré algo bastante más aburrido, que son los últimos resultados de las investigaciones sobre la evolución social y ecológica de Rapa Nui. Y es que a algunos científicos se les ha ocurrido que, a pesar de que Von Däniken ya lo ha explicado todo, tal vez no estaría de más hacer algunos análisis polínicos y algunas dataciones con carbono 14.
El trabajo, publicado por Terry L. Hunt y Carl P. Lipo en Science (17 de marzo de 2006) permite resumir la triste historia de Rapa Nui más o menos así:
Rapa Nui fue colonizada por polinesios sobre el año 1200 (esta fecha es más tardía de lo que otros habían propuesto antes). A partir de su llegada, los colonizadores se asentaron y destruyeron la mayoría del bosque subtropical y palmeras gigantes que proveían de madera para las canoas, para transportar las estatuas y para el fuego. Las palmeras, por ejemplo, desaparecieron en apenas un siglo. Los datos se deducen a partir de una duna de la isla que contiene un buen registro estratificado en excelentes condiciones de conservación. La capa inferior del análisis contiene un suelo poco formado con presencia de artefactos, carbón y restos de fauna, entre los cuales aparece Rattus exulans, una pequeña rata llegada con los colonizadores que probablemente no contribuyó en nada a la conservación de la fauna original de la isla. También aparecen restos de la extinta palmera gigante del género Jubaea. Por debajo de este estrato hay una absoluta ausencia de artefactos humanos lo que da una pista para datar la llegada de los primeros pobladores.
A partir de aquí, existe una clara evidencia de deforestación y erosión de la isla, producida con rapidez debido probablemente al incremento de población. La construcción de los moai se realiza en los primeros 200 años desde la colonización. Luego, la destrucción ecológica de la isla y el incremento de población hizo que en 1722, los europeos encontraran una isla con una población en precario estado debido especialmente a los conflictos internos y a la escasez de recursos básicos.
Hoy Rapa Nui es territorio de Chile. Se conoce la antigua lengua aunque de la escritura sólo se han conservado un par de docenas de tablillas grabadas. Se va conociendo la historia y los extraterrestres no tienen lugar en ella. Mejor, realmente, porque esto es como los milagros de tres al cuarto de algunos lugares: ya que los ET tenían una tecnología apabullante, podían habernos dejado algo más productivo. Siempre positivo, les doy la idea de la energía de fusión, por poner un ejemplo útil en estos tiempos del petróleo por la nubes. Pero no, nos dejan una colección de estatuas de piedra puestas en pie. Vete a hacer puñetas, ET.

18 abril 2006

SOHO, una visión alternativa

Imágenes tan reales como otras aunque no podamos verlas
Estos días estuve en Oviedo y visité una pequeña exposición sobre energía. Aunque probablemente no era lo más llamativo, en una de las salas había una pantalla que mostraba el Sol. Las imágenes son suficientes para dejar claro que no hacen falta fenómenos más extraordinarios que los normales para maravillarse.
La misión funciona desde 1995 y se llama SOHO, acrónimo de Solar and Heliospheric Observatory, un proyecto de la NASA y de la Agencia Espacial Europea cuyos objetivos genéricos son estudiar la estructura interna del Sol y el viento solar. La órbita de SOHO ha sido calculada de forma que, aprovechando la fuerza gravitatoria combinada de la Tierra y el Sol, se mantenga siempre en línea entre los dos a unos 1.5 millones de km de nosotros. SOHO hace patente que nuestros sentidos sólo nos permiten abarcar una mínima parte de la realidad, apenas vemos entre los 380-780 nm de un espectro electromagnético mucho más amplio. En esa pequeñísima ventana percibimos las sensaciones del espectro de color completo. Las imágenes siguientes son sólo dos de las visiones alternativas que nos perdemos.


Esta imagen del Sol es una composición en falso color formada a partir de la radiación emitida en tres longitudes de onda (17.1 , 19.5 y 28.4 nm, en el ultravioleta extremo) asignadas respectivamente a los colores rojo, verde y azul.




Y aquí el Sol visto a través del EIT (Extreme Ultraviolet Imaging Telescope) que nos muestra un poco más de lo que hay tras esa aparente brillante homogeneidad.

17 abril 2006

Sagan, demonios y parásitos

Estoy releyendo el libro “El mundo y sus demonios” de Carl Sagan. Y esta vez me está dejando una sensación desagradable. Es un libro escrito desde el sentido común, donde
se defienden estrategias tan obvias como no buscar explicaciones inverosímiles si las hay simples o que si te han desaparecido las llaves de casa no eches la culpa a un extraterrestre, probablemente las has dejado en el bar.
¿Porqué entonces ese regusto amargo? Pues porque ahora, unos años más tarde, veo más claro que la superchería, los gurús, los vendedores fraudulentos de salud y bienestar son de un atractivo tan enorme que estarán siempre con nosotros. Aprovechan esa estrategia de parásitos para la que hay siempre espacio, especialmente en sociedades de cultura débil y donde el conocimiento científico es muy limitado. La situación se agrava en tiempos donde no se promueve el pensamiento crítico en la educación y donde, a juzgar por su comportamiento público, cualquier patán puede llegar a diputado sin excesivos problemas.
Esta sensación de desasosiego se agrava al escuchar continuamente declaraciones pomposas o falaces por parte de los responsables de los nuevos (¿) paradigmas educativos. Les pongo sólo un ejemplo mínimo, casi irrelevante, pero que posee esa extraña cualidad que me enerva como pocas otras cosas: hace unos días, el secretario de Estado de Universidades e Investigación, Salvador Ordóñez dice que “se están dando grandes pasos en política científica, con compromisos como el incremento presupuestario del 25 por ciento anual”. Muy bonito, magnífico, don Salvador, pero estoy harto de que se confundan las promesas con los hechos. Este tipo de declaraciones son una estafa porque sólo venden humo y generan esa suerte de majadería que en las primeras semanas de vida de este blog, no hace tanto tiempo, llamé nonoticias.

Y ahí está el libro de Sagan, que debería ser obligatorio en los institutos y promocionado en las bibliotecas, comparando a la ciencia con una pequeña luz perdida en la oscuridad del mito y la superstición.
No será posible ganar, sin duda, porque la superchería es una estrategia evolutivamente estable y eliminarla es volver a la utopía. Lo que al menos debemos intentar es evitar que toda esta basura llegue a la vida pública en forma de ley. Para eso deberían estar sus señorías/os, los diputados/as, Pero no, su reino no es del mundo mortal, está en otro país, nación o lo que diablos sea esto, en un plano astral que tiene tanto que ver con la realidad como la echadora de cartas del tarot.

14 abril 2006

Creative Commons reconocida por un juez

Donde un juez deja claro que las licencias CC son válidas y que la SGAE no puede cobrar por las obras acogidas a ellas.
Creative Commons es una buena idea, es una forma de que los autores de cualquier cosa (incluido este blog) dejen claro cuales consideran sus derechos sobre la obra y cuales están dispuestos a ceder. Y desde hace unos días permite, como efecto colateral, que la SGAE no llene sus arcas a lo buitre, recaudando sobre lo que no es suyo. El problema era que las licencias CC podían no ser reconocidas por los jueces en caso de conflicto de intereses.

Este conflicto se produjo cuando la Sociedad General de Autores y Editores demandó al propietario de un bar de Badajoz solicitándole el pago de algo más de 4800 euros en concepto de derechos de autor por la música que ponía en su local.
Que en dicho bar se reprodujera o tocara música bajo licencia Creative Commons le daba igual. El hecho de que la sociedad no gestione este tipo de obras tampoco le importaba nada. La SGAE llegó a contratar a personas para grabar dentro del local la música que se ponía (¿no sería esto una grabación pirata?). Pero la racionalidad se impuso a través del juez de primera instancia del juzgado 6 de Badajoz que absolvió al demandado y condenó a la SGAE a pagar las costas del juicio.
En el estado actual de las cosas, y al no recurrir la SGAE, la sentencia es firme y según algunos medios de comunicación sienta jurisprudencia (yo esto no lo tengo claro).
La noticia original se reprodujo en diversos diarios pero siempre es mejor leer la sentencia, disponible en Derecho en Internet (bajo licencia Creative Commons).
La sentencia se basa en que la SGAE acusa al propietario del bar de poner música gestionada por ellos. A pesar de contratar a detectives privados para realizar grabaciones no fueron capaces de concretar la acusación mencionando expresamente alguna obra o autor. Por su parte el demandado demostró su capacidad técnica para descargar música bajo licencia CC y aportó testigos de que lo hacía sistemáticamente para reproducirla. Y el juez reconció que la música bajo licencia CC no está gestionada por la SGAE ni, en consecuencia, se le debe nada a esta sociedad.
La validez jurídica de las licencias CC es así reconocida legalmente, parece ser que por primera vez en un país europeo.
Lamentablemente, el canon sobre los medios de reproducción y los soportes de grabación sigue igual apoyado en falacias que cualquier alumno de instituto desmontaría en un minuto. No ocurre así con nuestros legisladores, que siguen en su plano astral particular, sin enterarse de lo que pasa en la realidad.

11 abril 2006

GRACE no sale en los periódicos

Estos días ha salido en todos los medios de comunicación la Venus Express. Es una misión de nuestra Agencia Espacial Europea por lo que merece toda la cobertura posible, por supuesto. Pero me he acordado de varias hermanas pequeñas que no salen en los periódicos ni en los telediarios. Hoy les comento la existencia de GRACE, acrónimo de Gravity Recovery and Climate Experiment, una de esas misiones científicas que poca gente conoce fuera de los especialistas. Misiones que se diseñan, desarrollan y desaparecen dejando tras de sí poca publicidad pero una enorme cantidad de conocimiento. Por eso me caen bien, porque son los olvidados del público, la antítesis de las grandes misiones, satélites pequeños y baratos, cuya documentación técnica y datos suelen estar disponibles en internet de forma gratuita porque se asume que no tienen valor comercial.

Imagen también disponible en alta resolución en la web de GRACE en la Universidad de Texas

GRACE está formado por dos satélites gemelos que orbitan casi juntos a una altitud de 500 km y su misión principal es hacer mapas del campo gravitatorio de la Tierra. Como GRACE tiene casi cuatro años de vida, los datos son ya muy numerosos y esos mapas (mensuales) están hechos. Han mostrado cosas interesantes, como que los gigantescos acuíferos amazónicos alteran estacionalmente el campo gravitatorio terrestre. Pero ahora empiezan a aflorar otros resultados, como efectos colaterales, que nos permiten conocer un poco más nuestro planeta y aventurar un futuro más o menos próximo.
Les cuento sólo uno de ellos. Isabella Velicogna y John Wahr acaban de publicar un trabajo titulado “Measurements of Time-Variable Gravity Show Mass Loss in Antarctica”. El resumen no es un texto hermético precisamente:
Mediante las medidas de gravedad de los satélites GRACE hemos determinado variaciones en la masa de la capa de hielo antártico en el periodo 2002-2005. Hemos encontrado que la masa de la capa de hielo ha disminuido significativamente con una tasa de 152 ± 80 kilómetros cúbicos de hielo al año, lo que equivale a 0.4 ± 0.2 milímetros de incremento del nivel medio de mar por año.
En uno de los comentarios de hace unas semanas, alguien hablada del “dogma” del calentamiento global. GRACE no entiende de dogmas. Si alquien quiere ver documentos al respecto puede echarle un vistazo a GRACE Science Papers o, menos técnico, a GRACE in the Press.
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