Me preocupa la información. Más en su calidad que en su cantidad, claro. Pero no acabo de pillarle el truco a la selección que nos sirven en los "partes" radiofónicos y en los noticiosos televisivos. Recientemente, cual entomólogo, he descubierto una nueva especie que, en poco tiempo, ha crecido como el "sin descartar ninguna hipótesis". La llamo nonoticia, así, todo junto. Se la reconoce por algunas caracteristicas que paso a resumir para que hagais la prueba del algodón vosotros mismos.
La primera es que no ha pasado nada. Es decir, se habla de acontecimientos que no han ocurrido, o al menos no han ocurrido en la realidad, sólo en la fecunda creatividad del orador.
La segunda es que alimenta sin excepción las tertulias radiofónicas, sustituyendo la reflexión y el análisis por la elucubración ("elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad", "imaginar sin mucho fundamento", definiciones de la RAE). No carece de lógica el asunto, porque para que un tertuliano pueda rellenar sus minutos de orador día tras día hay que echarle atrevimiento y a falta de fundamentos se acude al vicio de Onán (versión mental).
La tercera es perversa porque radica en que acabamos confundiendo escenarios imaginarios con realidades.
¿Un ejemplo? Pues vale, situemos el escenario: el jefe de la oposición (Rajoy, por ejemplo y sin "acritú") toma la palabra en el foro y suelta algo así como "sería terrible que el gobierno estuviera pensando en eliminar la religión de la escuela pública, es más, nos parece el mayor escándalo que ha pasado desde la República de Samarkanda".
Primera propiedad: no ha pasado nada.
Segunda propiedad: a partir de ese momento, no se parará de hablar en las radios de las consecuencias que en la sociedad española tendrá semejante acontecimiento.
Tercera propiedad: la nonoticia cambia del subjuntivo al indicativo y se convierte bien en regocijo para los impíos (entre los que me incluyo), bien en escándalo para los devotos.
Otro ejemplo para que no se me acuse de sectario: nuestro presidente Rodríguez (así se apellida, no Zapatero) anuncia a bombo y platillo que para el 2014 nuestro país llegará al 0.7 de PIB con destino a los países en desarrollo.
Primera propiedad: en la cruda realidad nada ha ocurrido, nada ha cambiado.
Segunda propiedad: la nonoticia se cuela en todos los telediarios y es objeto de comentario por doquier, normalmente de lógico regocijo (¡era hora de que España atendiera a las necesidades del Tercer Mundo!).
Tercera propiedad: la nonoticia aparece como un logro ya alcanzado (¡qué bien lo está haciendo el presi!) cuando no es más que una declaración de intenciones.
En cualquier caso, el cepo subliminal se ha cerrado y la trampa semántica, cebada y recrecida por los alimentadores de la desinformación nos ha metido, de nuevo, otro gol.
22 septiembre 2005
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1 comentarios:
Llego aquí por La Donna é mobile. Muy interesante.
Un abrazo (¡otro extremeño...!)
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