04 noviembre 2012

Exoplanetas, vida y trascendencia humana


El simposio
En noviembre del año 2011 se celebró un simposio internacional en Madrid bajo el título “Ciencia y religión en el siglo XXI: recuperar el diálogo”. Creo que el título es suficiente para entender el objetivo de dicha reunión. El libro con los ensayos, coordinado por Emilio Chuvieco y Denis Alexander, puede descargarse gratuitamente en la Fundación Ramón Areces, organizadora del evento.

El ensayo de J. J. Wiseman
Hubo una docena de presentaciones y, tras leerme el libro con bastante atención, creo que haré comentarios sobre algunas de ellas. Hoy me centraré en el capítulo que da título a este post, redactado por Jennifer J. Wiseman, astrofísica en del Goddard Space Flight Center. En este ensayo Wiseman se propone analizar las posibles repercusiones de encontrar vida inteligente extraterrestre en “las concepciones actuales sobre la vida en la Tierra” aunque con esa vaga expresión se refiere en realidad al posible impacto sobre las religiones.
Jennifer J. Wiseman
Tras una introducción sobre el estado actual de la búsqueda de planetas susceptibles de albergar vida (recordemos que en el momento presente hay evidencia de varios cientos de exoplanetas, aunque pocos en la llamada zona “habitable”), Wiseman revisa las “respuestas” de las religiones ante la vida extraterrestre. Como era esperable, ninguna religión tiene en cuenta esa posibilidad no porque la nieguen, sino porque no estaba en la concepción del mundo del tiempo en el que se originaron. Afirma que “para las religiones judaicas monoteístas, la idea de que Dios creó la Tierra y toda forma de vida en ella, es igualmente fehaciente en cualquier lugar del universo, ya sea a través de un milagro o por medio de procesos evolutivos” (afirmación sin documentar) y sostiene que el Islam incluye la idea de otros mundos (aunque en realidad se basa en una cita única del filósofo del siglo XII Fakhr al-Din al-Razi).
La cuestión relevante se aborda a continuación ¿Daría lugar la existencia de civilizaciones extraterrestres a un profundo replanteamiento de las actuales creencias religiosas? La primera respuesta se basa, no en un análisis de los posibles conflictos sino en una encuesta donde más del 90% (de creyentes) dijeron que no tendría impacto sobre ellos. Luego se centra en el caso del cristianismo, cuyos fundamentos descansan en una base que, sospecho, podría parecer un tanto extravagante a un ET: Dios se hace humano (no otra cosa) en un judío (cuestión no irrelevante), en un lugar y tiempo terrestre (no en otro sitio), para redimir y salvar a la humanidad (hecha a su imagen y semejanza, no a otros) de cuestiones relacionadas con su historia (no la de los ETs).
En este momento Wiseman menciona la única cita crítica de su ensayo:
… la verdadera amenaza vendría del descubrimiento de inteligencia extraterrestre, porque si hay seres en otros lugares del universo, entonces los cristianos están en un terrible aprieto. Ellos creen que Dios se encarnó en la persona de Jesucristo con el fin de salvar a la humanidad, no a los delfines o chimpancés o pequeños hombres verdes de otros planetas (Paul Davies, en The Washington Post). 
Paul Davies
Ese era el momento, pienso yo, de entrar a debatir como la tradición cristiana podría ser explicada a un ET salvando esas tremendas dificultades y como podría, al menos potencialmente, ser asumida por éste como propia.
¿Y qué hace Wiseman en el momento de entrar en el problema? En mi opinión, muy poca cosa. Cita al “padre O’Collins” (Gerry O'Collins, profesor emérito de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana) diciendo
...al final, si hay extraterrestres, los cristianos pueden afirmar con confianza que ellos también son salvados por Cristo, aun cuando la cuestión de la salvación conlleve otras reflexiones.
Y dos páginas después escribe “para los creyentes cristianos el descubrimiento de vida inteligente extraterrestre plantea una consideración especial, al requerir que los efectos de la ‘encarnación’ de Dios en la Tierra sean extensibles a todas las formas de vida del cosmos”.
Y ya está. Con la cita de O’Collins, rebosante de confianza pero ignorando todas las contradicciones, y con el aparente reconocimiento de que se plantearían algunos problemillas (“consideración especial”), Wiseman da por terminado el asunto.

Mi conclusión
Wiseman no entra en el debate, no analiza las potenciales dificultades, no propone o busca soluciones a ellas. Por mi parte, veo que las religiones están hechas por la especie humana a medida de sí misma y no son exportables a nada más, simplemente porque en su origen los seres humanos no podían prever el trascurso de la historia y las novedades que estaban por venir. Para los que suponemos un origen natural (no sobrenatural) de las religiones lo realmente sorprendente sería una que desde sus orígenes más remotos hubiera predicho e integrado a civilizaciones ET. Pero eso, en la Tierra, no existe. A todo lo que pueden aspirar la mayoría de las religiones es, en palabras de Jill Tarter, directora del Center for SETI Research, a intentar acomodarse a la posibilidad de ET mediante esforzados ejercicios de gimnasia teológica. O, añado, a confiar en que ese contacto no se produzca nunca, cosa en la que creo que tendrán suerte.
Nota: podrán ustedes calificar esta disquisición de pura especulación. Les doy la razón pero recuerden que no he sido yo el que ha traído el tema :-)

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