La gran ola de Kanagawa (Wikimedia Commons) |
La onda se mueve a una velocidad que depende de la profundidad de la masa de agua de la forma siguiente: v = sqrt(g · h), siendo sqrt la raíz cuadrada, g la aceleración de la gravedad y h la profundidad. Por ejemplo, sobre un océano de 3 km de profundidad, la velocidad será de 170 m/s, algo más de 600 km/h.
Sin embargo, en esta etapa el agua no se traslada, sólo la onda que, en alta mar, apenas se mostrará como una ondulación de uno o dos metros de altura como máximo, pasando frecuentemente desapercibida por los barcos.
El problema comienza cuando llega a profundidades menores donde, como plantea la fórmula, la velocidad se reduce, la energía se acumula y la altura de la ola aumenta. Al llegar a la costa la velocidad puede estar entre los 50 y los 100 km/h, según la topografía submarina, y la inmensa energía acumulada hace su efecto.