01 diciembre 2006

La universidad de los mercaderes

El cierre de titulaciones en Reading, un aviso a navegantes

Hace tres o cuatro años que se ha planteado en las universidades españolas una campaña de reeducación que a mí se me antoja algo discutible. Uno de los arietes es el tema de la interacción universidad-empresa. Desde mi punto de vista, las relaciones U-E están bien y son interesantes a veces. Pero no son el objetivo principal ni deben conducir (o coaccionar) las actitudes universitarias. Tal vez mis líneas de investigación no interesen a ninguna empresa. Eso no debería ser un demérito sino simplemente la constatación de que los intereses de "Fibrocementos Acme" no son los mismos que los del "grupo Kraken". Lo cual no debería sorprender a nadie.
Las relaciones se van a establecer con más facilidad con aquellos que se dediquen a la investigación aplicada y sólo en un número limitado de campos. En términos generales, no será posible para la investigación pura, que suele dedicarse a la ampliación de conocimiento en campos de nulo interés para la empresa.
La justificación de la imperiosa necesidad de que la universidad establezca vínculos indisolubles con la empresa fue en su momento aquello de que la universidad vive en su torre de cristal, aislada de la sociedad y tal... Una idea tan falsa como estúpida porque la universidad es una parte de la sociedad y los que estamos en ella interactuamos con el resto como cualquiera o más. Pero como en los tiempos que vivimos nos alimentamos de tópicos, el mensaje inicial se ha acompañado de ideas colaterales aún más preocupantes. Por ejemplo, que la universidad debe adaptar sus contenidos docentes a “lo que la sociedad demanda”. La expresión entrecomillada es más falsa que un euro de chocolate por dos motivos: 1. Se quiere decir “lo que las empresas demandan” y las empresas no son la sociedad, sólo una parte de ella con unos intereses peculiares y particulares, y 2. La demanda lo es siempre a corto plazo y no tiene porqué ser lo deseable a medio y largo plazo para el conjunto de la sociedad.

El eslogan anterior convierte a la universidad es una academia al servicio de los intereses empresariales, muy respetables pero ajenos a lo que deberíamos contemplar. Las consecuencias son previsibles ¿para qué una licenciatura o un grado en matemática, por ejemplo, si no hay demanda social? Los matemáticos son entes molestos que tardarán años en incorporarse a una plaza laboral, probablemente en la propia universidad, jodiendo las estadísticas durante ese periodo (“España va bien”).
Lo mismo con el arte, la historia, la física... por no hablar de la filosofía. Si creen que exagero, entre los criterios de calidad de las titulaciones que se están cocinando cosas tan bonitas como el porcentaje de egresados que consigue empleo en el primer y segundo año, o el tiempo que tardan en terminar la carrera los alumnos... Lo que convierte a nuestras aulas en un centro de colocación: hay que enseñar sólo lo que integre ipso facto al alumno en el ciclo productivo y, además, no conviene exigir demasiado porque entonces el alumno terminará en 5 o 6 años en vez de en los 4 políticamente correctos y eso restará puntos a la titulación.

Hay mucha gente con vocación por conocer, investigar y vivir en el descubrimiento de las cosas, mucha. Lamentablemente, esa gente se verá condicionada por planes de estudios que deberán atender otras prioridades porque así se marca desde el Ministerio del ramo. Porque, o pasas por las horcas caudinas o te quedas con títulos no homologados y sin financiación. Así de claro. Ya comenté en este blog en otro momento que es perfectamente posible, según los planes actuales, que un universitario consiga el título de grado sin haber tenido ningún contacto con la investigación. Incluso hay modalidades de postgrado que tampoco la contemplan y donde se valora la presencia de patrocinadores empresariales que sufraguen los gastos. Y se supone que es enseñanza reglada, que ha de ser estable y captar profesores de calidad. Seguro.
Bien, hasta aquí el desahogo. Para que vean por dónde van los tiros, les traduzco una noticia de la Universidad de Reading (GB), aparecida en el Science de esta semana (vol. 314:1363).
La Universidad de Reading se ha convertido esta semana en la vigésimoprimera universidad británica que desde 1997 anuncia el cierre de su Departamento de Física. A pesar de las protestas de profesorado y estudiantes y de las peticiones de más de 2000 investigadores de todo el mundo, el Consejo de la universidad votó el pasado 20 de Noviembre no aceptar más estudiantes de física. El Departamento se cerrará en el 2010.
Las universidades de Gran Bretaña están financiadas en gran parte por la administración, con cantidades dependientes del número de alumnos y de la calidad de la investigación. El vicerrector de Reading, Gordon Marchall, comunicó en una carta abierta que el Departamento de Física está perdiendo sobre 1 millón de dólares al año debido a que no consiguen suficientes nuevos estudiantes (28 este año sobre un objetivo de 50) ni suficientes ingresos por investigación.
Estos dos párrafos apuntan alguna otra perversión. Por ejemplo, la evaluación de los departamentos atiende a su balance económico. Esta ingeniosa idea supone implícitamente:
  • considerar que la universidad es un negocio y no una inversión: el balance económico debe ser equilibrado a corto plazo, no importa que los egresados se integren posteriormente en el sistema de investigación nacional y a lo mejor desarrollen una carrera larga y fructífera.
  • cerrar titulaciones por la escasa demanda, sin tener en cuenta que hay carreras que son en sí mismas minoritarias pero cuya eliminación supone una pérdida social no evaluable económicamente y que conduce, poco a poco, a la degradación cultural de la sociedad.
  • descargar en los profesores no sólo la docencia y la investigación sino también la responsabilidad de captar alumnos en la enseñanza secundaria a menos que quieran ver como su disciplina se extingue.
  • concebir que la investigación debe incrementar las cuentas más que incrementar el conocimiento (que no se evalúa). La necesidad de ingresar dinero obliga a dirigir los proyectos hacia líneas de financiación jugosas (lo que se ha venido en llamar sexy-science). ¡Ay de aquél que se salga de las líneas marcadas!
Para finalizar les confesaré que soy pesimista y que creo que el cierre de titulaciones será una consecuencia ineludible del enfoque economicista de las reformas universitarias. En el fondo está siempre el desprecio al conocimiento, lo que lleva a ver la universidad como un negocio más: hay que compensar los sueldos de sus profesores introduciendo a los alumnos lo antes posible en el ciclo económico de los “mileuristas”. La formación científica, la cultura, el espíritu crítico son irrelevantes en este esquema, cuando no perniciosos. Y las titulaciones que no entren por el aro que se vayan muriendo ellas solas de déficit crónico.

7 comentarios:

Pedro Terán dijo...

Totalmente de acuerdo, por desgracia.

Ana dijo...

Esa es la tendencia global. Y cuando lleguen ustedes a los profesores horarios al uso nuestro, veremos qué queda de lo que han sido las universidades. Me parece que en América Central no hay una sola universidad que investigue.

Y a juzgar por el enfrentamiento entre el creacionismo y la evolución, en las universidades de corte religioso tampoco se investiga. Con el dogma es suficiente.

En mi país y en otros del área los catedráticos (excepto algunos en la universidad nacional) ganan por clase dada. Ni prestaciones ni nada. Entonces, solo hay dos tipos de docentes: 1. los horarios, que van de una universidad a otra, y luego a uno o varios institutos de educación media a fin de ganar entre muchos retazos un salario para poder enfrentar los gastos familiares.

Ni hay que comentar que esos catedráticos carecen del tiempo suficiente para preparar clases, o calificar.

2. Los catedráticos horarios que dan clase, además de tener un trabajo principal, pero que enseñan porque tienen la vocación. Suelen tener una sola cátedra porque no les queda tiempo para más y el salario que ganan no les alcanza ni para el combustible del auto, que aquí no hay servicios de transporte público que puedan llamarse así.

Sin embargo, las cuotas mensuales de los alumnos suben y se les ofrece una excelencia que está muy lejos de ser realidad.

Muchísimas de las actividades humanas están ahora al servicio de las grandes corporaciones, por lo tanto, las facultades de humanidades se están quedando sin alumnos.

Triste, pero cierto.

Lanarch dijo...

Totalmente de acuerdo. Solo añadir que desde los alumnos también se considera que la universidad es una máquina de prepararles para el mercado laboral o las oposiciones. Solo una pequeña parte de ellos está ahí porque les guste su carrera. No sé si eso ha sido así desde siempre (probablemente), pero me parece bastante triste.

Voy a enlazar esto un poquillo...

Lanarch dijo...

Ay, salvo una cosa:

> además, no conviene exigir demasiado porque entonces el alumno terminará en 5 o 6 años en vez de en los 4 políticamente correctos y eso restará puntos a la titulación.

No sé cómo será en otros sitios, pero al menos en la Universidad de Valladolid, en la facultad de ciencias, los cambios en los planes de estudio fueron brutales. Tengo una anécdota muy clara. Unas amigas y yo empezamos en el plan antiguo, uno de los que no tenía ni créditos. Al cabo de unos años, una de ellas estaba en el plan nuevo (de cuatro años) y la otra seguía en el antiguo. Un día se pusieron a comparar los apuntes de Química Inorgánica y descubrieron que lo que la del plan nuevo había visto en un cuatrimestre de una asignatura troncal (u obligatoria, no recuerdo) era lo mismo que la del plan antiguo había dado en dos años de especialidad.

Afortunadamente se cambió esto... un poco. De cuatro años se pasó a cinco, con lo que se "desinfló" un poco la presión por año, pero los temarios seguían siendo los mismos.

De todo esto hace no sé, cuatro o cinco años. No sé si la tendencia cambiará, pero, como dijo un profesor mientras se hacía el plan re-nuevo, "Cómo nos pasamos, si parece que vayan a hacer todos la tesis en nuestro departamento".

También es cierto que la UVA es un asco, pero bueno.

Unknown dijo...

Aunque alejado de la universidad, veo con preocupación la tendencia que señalas y que coincide con la de EE.UU. y, por desgracia, en Europa. En EE.UU. les salva el hecho de que tienen universidades con capacidades económica y política suficientes para mantener cuantos departamentos crean necesarios, pero me temo que en Europa no ocurre lo mismo. Y sobre nosotros se cierne el tan publicitado "espacio europeo", que, en mi opinión, va a acabar de raíz con la posibilidad de que el alumno pregraduado se acerque a algo parecido a investigación.
Añádase a esto la perversa conversión de la universidad en una especie de instituto para niños grandes (es una sensación, pero muy "sentida"). Uno habla con bastantes universitarios (no todos, por supuesto) y su "único" (y recalco el "único") es no convertirse en "mileurista", norte al que se somete la actividad intelectual, cuyo objetivo inmediato es la "nota". El "saber" (que solo se "crea" investigando) pasa a un lugar subordinado.
Para cerrar el círculo, es imprescindible mencionar a los catedráticos y titulares "con poder" que ya no recuerdan lo que es publicar algo, no hablemos de investigar, y las relaciones de poder archipiramidal que existe en algunas facultades universitarias, incluso con "mando invisible" (el que de verdad manda no aparece en los papeles). Eso sí, suelen tener "contactos".
Por supuesto, no todo el panorama es así, pero el que señalo existe, y es independiente de la "iglesia política" que esté en el poder.
Es muy posible que los tiros vayan más o menos en la línea que indica Jarvis en su libro "Universidades corporativas" (título en castellano), a menos que, de la misma universidad, surgiese un movimiento muy fuerte en contra (pero me temo que eso es dificilísimo).
En fin, de nuevo enhorabuena por el blog, y un saludo.

Unknown dijo...

Hola, Angel. Esta vez entiendo pero no comparto tu razonamiento. Después de veinticinco años en la empresa privada, y de recibir licenciados en prácticas, mi experiencia es distinta y desfavorable para la universidad. Como sabes, hace unos meses me he quedado enparo (uno más) y he aprovechado el tiempo para intentar reciclarme haciendo un master universitario sobre gestión y desarrollo de la empresa alimentaria. Es un máster mixto, organizado por la universidad y en el que participan profesores de la empresa, y finaliza con un período de prácticas de 10 meses en la empresa. Si tuviese que puntuarlo de 1 a 10 desde mi experiencia de empresa, le daría un 5 pelado, siendo generoso. Y eso que los alumnos pagamos algo más de 3.000 euros. Nivel docente heterogéneo, falta de coherencia en los criterios académicos, cada profesor a su bola (la pretendida autonomía docente), temas cercanos a la experiencia de cada profesor, pero sin interés, etc etc. Por otro lado, se han creado centros, como el Instituto de Productos Lacteos de Asturias, un centro dependiente del CSIC, cuyo nombre sugiere a las autoridades asturianas que ya tienen lo necesario para que el sector lácteo pueda progresar e innovar. Pero no es así, el IPLA es un centro de investigación cuyos planes de trabajo responden a las necesidades de publicación y curriculum de sus investigadores, y no a lo que el mercado demanda a las pequeñas y medianas empresas asturianas, que cada vez se quedan más descolgadas en cuanto a su capacidad de innovación y renovación. Entiendo que deben existir centros como el IPLA, es bueno que exista y que esté en Asturias, el inconveniente es que su existencia impida la de otros centros que respondan a las necesidades reales de aquellas empresas que no tienen por sí mismas capacidad de inversión en innovación, cuando es la economía productiva la que genera los recursos para la sociedad. Es un tema muy hablado y nada nuevo, pero siempre actual. No quiero extenderme y ocupar demasiado sitio, tendríamos para hablar largo y tendido.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Juan (comento brevemente porque ahora no tengo tiempo) creo que son problemas distintos. Una cosa es que los másteres o cursos X sean una basura porque no se planifican correctamente y otra que el enfoque de las universidades esté condicionado solamente por el mercado de trabajo en cada momento.
Lo primero es cierto en muchas ocasiones, en otras no. Lo que habría que hacer es meterse en serio con ese asunto como en tantos otros y echar a gente que no cumple con su trabajo con solvencia. Pero, insisto, cro que ese es un problema diferente.
Sería bueno discutir de esto con abundante sidra, a ver si se tercia :-)

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