22 febrero 2006

Los nuevos inquisidores de Izquierda Verde

Donde algunas noticias recientes suenan a tribunal inquisitorial y no se oye a nadie defendiendo la libertad de expresión

Yo creía que era sólo en España donde nunca estamos en el justo medio: o nos pasamos de rosca o nos quedamos sin atornillar. Pero no, hay más ejemplos. Uno es la condena en Austria a tres años de prisión a un tal David Irving, presunto historiador, por negar la matanza nazi. El ejemplo local es la ocurrencia de Izquierda Verde de pedir en el Congreso español que la apología del franquismo se convierta en delito.
No sé lo que pasa en Austria pero aquí creo que sí. Como consecuencia de que cualquier indocumentado puede llegar a senador o a diputado, para lo cual no se exigen las pruebas que se debería (véase la reforma 3), asoman detalles con cierto tufillo estalinista.
A ver que me aclare las ideas ¿se trata tal vez de que si alguien dice que "en España, con Franco se vivía mejor" hay que trincarlo y ponerlo a la sombra un par de años? Entusiasta, como siempre, sugiero que desarrollemos esa medida coherentemente hasta el final:
  1. Como el delito hay que perseguirlo, no sólo quedarse esperando a que se cometa, pondremos grabadoras camufladas en los bancos del parque, porque ya se sabe que hay mucho jubileta nostálgico.
  2. Recuperaremos aquellos carteles admonitorios en los bares sustituyendo el "se prohíbe blasfemar" por algo más adecuado a la nueva situación como “se prohíbe mencionar al innombrable” y cosas así.
  3. Declararemos delito vender o difundir por cualquier medio los libros declarados incorrectos.
  4. Haremos una lista negra, no sólo de libros nefandos sino de temas que no deben ser objeto de tertulia porque no hay nada que discutir: la Verdad ya se ha hecho dogma y será asumida por todos los ciudadanos.
  5. Las listas negras de libros, temas y lo que haga falta serán elaboradas por un grupo selecto de políticos destinado a la noble tarea de decidir qué opiniones son punibles y con qué pena (es posible que haya que enseñarles a leer: se les dará un curso pagado con fondos públicos, no hay problema).
  6. Todo aquel que hable de cualquier tema sospechoso estará obligado por ley a expresar claramente y a gritos su rechazo ante tanta felonía para que quede bien grabado y no haya dudas de su progresismo.
  7. Se redactará un “libro rojo” como el de Mao, donde se definan con claridad los temas tabú; propongo que aparte del franquismo se añadan algunos más, por ejemplo, los Reyes Católicos (por fachas), la aventura de América (desde 1492 hasta que George W. Bush se enfadó con J. L. Rodríguez Zapatero), los viajes de Magallanes (por aquello del colonialismo)... las posibilidades son infinitas.
Es probable que los catetos de Izquierda Verde que proponen penalizar el derecho de opinión (opinión equivocada, pero opinión) no sepan qué fue el Tribunal de Orden Público ni hayan leído Farenheit 451 de Ray Bradbury, sería mucho pedir. En cuanto aprendan a leer sería bueno que repasaran la historia reciente de España. No tendrían que hacer un gran esfuerzo para llevar adelante su iniciativa, bastaría con resucitar el TOP tal como era. Y a mí que me parecía que el derecho a decir estupideces era también un avance democrático...

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