05 febrero 2006

Los nuevos matemáticos

Las reformas universitarias en las que llevamos metidos el último lustro ( y "pa" seguir) tendrán como repercusión matemáticos más dicharacheros y comunicativos con el resto del mundo. El País Universidad publica una nota esclarecedora sobre las expectativas en lo que respecta a los futuros matemáticos. El Ministerio, tras profundo estudio (lo supongo en función del tiempo que les ha llevado), llega a la conclusión de "una de las principales preocupaciones con vistas a la reforma de esta carrera" es que los titulados de matemáticas deben ser capaces de "comunicar, tanto por escrito como de forma oral, conocimientos, procedimientos, resultados e ideas matemáticas. Una vez que adquieran esta destreza, además de muchas otras, recibirán el título de licenciado en Matemáticas."
Curiosa esta nota. ¿Realmente existe actualmente incapacidad para comunicar en la licenciatura en matemática? ¿Es ese realmente el problema más relevante y hacia el que hay que dirigir el mayor esfuerzo? ¿No habrá algún otro problemilla o algún otro objetivo levemente más relevante?
Yo tengo ideas más rancias, simples como el mecanismo de un botijo. Creo que un matemático debe ser capaz esencialmente de trabajar en matemática, avanzar en la investigación y proponer nuevas ideas en su disciplina. Cabe que estos objetivos estén incluidos en la expresión "y muchas otras", no sé.
Y respecto a los esfuerzos en la modificación de la carrera, creería que es más importante dar medios, facilitar el acceso a las revistas, a los congresos, a las estancias, crear nuevas plazas que no se deban estrictamente a la existencia de alumnos, tratados como mercadería. Pero no, de dinero no me hables, que siempre estás igual, me dirán...
Medios y plazas deben ser problemas secundarios para la reforma. Basta ya de matemáticos encerrados en sus despachos resolviendo el último teorema de Fermat o la conjetura de Kepler. ¿De qué vale eso si no salen a demostrar que el dinero público se invierte bien? Miren ustedes a Arsuaga, qué bien lo hace, o a Gustavo, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo. Usted no recibirá el título hasta que no demuestre (¿ante quién?) su capacidad verbal y escrita a la hora de comunicar.
Yo juraría que los exámenes consisten en eso en buena medida pero...
Por cierto que me gustaría que se exigiera esta nueva "destreza" a los que elaboran estas normas porque la verdad es que se entienden más bien poco.

¿Qué habría sido
de John Forbes Nash Jr. en este nuevo paradigma educativo? El matemático representado en "Una mente maravillosa" no hubiera pasado nunca esta prueba. Cierto que su tesis sobre juegos no cooperativos no llegaba a las 30 páginas, qué vergüenza. Y encima le dan un Nobel. Si fuera español tendría más futuro de caddy de golf en los nuevos campos de Murcia que en la universidad.
Al final todo encaja con tal de banalizar el conocimiento. Hemos caido en manos de los pedagogos postmodernos, herederos de aquellos que unas décadas atrás, sustituyeron el álgebra por la teoría de conjuntos, eliminaron el estudio implantando el "discútelo con tus compañeros" o el "subraya los conceptos importantes". A estos se les llena la boca con destrezas, capacidades y competencias, con autoevaluaciones y encuestas sobre niveles de satisfacción. Podeis iros a hacer puñetas, queridos, porque lo que necesitamos es otra cosa: un poco de sentido común y algo de seriedad. Sí, ya sé, esa mezcla es indistinguible de un cóctel Molotov.


Disculpadme, Ventura y Nieto, por este asalto. La viñeta viene de "Grouñidos en el desierto"

02 febrero 2006

¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?

En la entrada anterior mencioné un trabajo disponible en internet llamado proyecto SILA. Está firmado por Francisco Máñez y tiene la virtud, no muy frecuente en este tipo de trabajos, de molestarse en poner las tablas de resultados de experimentos "psi". Ya quedó claro que no estoy de acuerdo con el enfoque del asunto que se trasluce tras el texto que acompaña al artículo pero me dije: vamos a valorar los resultados, a ver qué sale. Y es que el tratamiento estadístico que hace don Francisco es más bien escasito.
Lo que sale es lo siguiente, expuesto más o menos ordenadamente:
  • la frecuencia esperada de coincidencias de cartas en las pruebas A, B, C y D es p= 0.2
  • dado un número de ensayos determinado, se observarán discrepancias entre las concidencias observadas (f_obs) y esperadas (f_esp); llamemos a ese número k: k = f_obs - f_esp
  • la hipótesis nula es H0: k = 0; esto no significa que k sea exactamente 0, es decir que las coincidencias observadas sean exactamente las mismas que las esperadas, sino que la magnitud de k es tal que no podemos descartar que sea debida al azar. Esto parece vago pero no lo es porque es fácil estimar la probabilidad P de que un valor k determinado se deba al azar.
  • la hipótesis alternativa es H1: k>0; o sea que las coincidencias observadas son significativamente mayores que las esperadas. En este caso, el valor de P será pequeño; por ejemplo, con P menor que 0.001, k podría atribuirse al azar con una probabilidad menor que uno entre mil.
  • tenemos 4 grupos de ensayos con cartas y 1 con dados. En el primer caso hay 21 series y en el segundo 5. Para cada serie se dispone del número de coincidencias (remito al texto original) y he calculado el valor de P de acuerdo con una distribución normal (estrictamente sería una binomial pero con este número de casos son indistinguibles).
  • los resultados son, en síntesis, los siguientes:
    • de las 21 series de cartas, 17 tienen valores de P mayor que 0.05, 5 tienen P menor que 0.05, y ninguna llega a P menor que 0.01.
    • de las 5 series de dados, 4 tienen valores de P mayor que 0.05 y la otra tiene P=0.02
    • de las 21 series de cartas, 2 tienen valores de P<0.05>para no coincidencias.
  • los valores de P concretos son, por orden de series, los siguientes:
    0.029, 0.021, 0.085, 0.548, 0.201, 0.236, 0.990, 0.059, 0.017, 0.614, 0.965, 0.063, 0.844, 0.586, 0.638, 0.044, 0.087, 0.641, 0.051, 0.012, 0.816, 0.268, 0.021, 0.262, 0.450, 0.785
    (los últimos 5 corresponden a los dados)
¿Qué significa lo anterior? Pues lo siguiente: si realizáramos ensayos al azar, mediante cartas perfectamente barajadas, o buenos generadores aleatorios de números, podríamos encontrar resultados con las mismas o más coincidencias que las obtenidas en cada serie con una probabilidad igual al valor de P en cada caso. Por ejemplo, P=0.085 (tercera serie de cartas) significa que por puro azar encontraríamos las mismas o más coincidencias que las observadas en un 8.5% de los ensayos. Lógicamente, para suponer una desviación significativa del azar es necesario encontrar valores de P suficientemente pequeños. En este sentido, los resultados de los experimentos de don Francisco son pobres porque ningún caso tiene una P menor que 0.01. Hay 5 casos con P menor que 0.05 (una probabilidad de que se deban al azar menor que el 5%) pero también hay dos casos con P menor que 0.05 para no coincidencias.
Aparte de la ausencia de resultados (5 valores de P entre 0.01 y 0.05 no son para tirar cohetes y mucho menos para demostrar nada) me he lanzado al análisis dando por buenas algunas hipótesis de partida que están sin comprobar. Incluso si eliminamos el fraude del experimento quedan incógnitas importantes pendientes. Por poner un ejemplo: sería imprescindible disponer de las secuencias de cartas en cada serie, ya que es la única forma de comprobar que se barajaron bien (analizando estadísticamente la existencia de correlación entre las secuencias de series consecutivas).
Una circunstancia que me llama poderosamente la atención es que en 4 de los 6 resultados más significativos (P menor que 0.05) interviene el autor, como él mismo reconoce. Esto parecería significar que tiene influencia sobre los resultados (psi o no psi, que eso es otra cosa). Pero resulta que el propio autor hizo pruebas masivas él solito sin obtener nada significativo (cosa que usa como prueba de no sé bien qué):
  • "completamente aparte, yo mismo efectué 3100 pruebas clásicas de PES general usando siempre el mismo mazo, permitiéndome toda clase de manipulación física de las cartas, sin que, pese a mi deseo, pudiera alcanzar unos resultados no atribuibles al azar."
  • "realicé 37800 tiradas comparativas empleando los mismos dados, entrando los resultados en la esperado por el azar."
¿Por qué no considera don Francisco que estos resultados negativos refutan su influencia en las series "oficiales" o, al menos, son tan válidos como ellas? Pues no, a pesar de lo expuesto, sus conclusiones son como las de los partidos políticos después de las elecciones, todos ganan:
  • "como fundamento para continuar las investigaciones, los tres puntos principales que se pretendían explorar en la experiencia piloto dieron frutos positivos."
Finalmente, para no aburrir más: incluso si hubieran salido valores de P abrumadores, habría que buscar la causa. Asignar esos resultados a poderes "psi", sin más, es una arbitrariedad insultante. Algunas causas alternativas podrían ser factibles, como dados defectuosos o mezcla deficiente en el caso de las cartas. Aunque yo prefiero atribuirlos a la influencia del ángel de la guarda (una hipótesis tan chula como la otra). Pero sólo cuando salgan, no ahora.

Nota: he tenido problemas con los signos "mayor que" y "menor que" debido a los códigos html, por eso los he sustituído por texto

01 febrero 2006

Ciencia y no-ciencia (III y ahora sí que acabo)

Para finalizar con este rollo que me he marcado, me gustaría destacar una diferencia más de funcionamiento entre ciencia y no-ciencia y que atañe a la experimentación.
La experimentación es el primer carro de combate de la ciencia normal. En algunas disciplinas no existe, caso de la matemática, pero hay que pagar por ello un alto precio: la desvinculación absoluta con la realidad. En el resto de ciencias se asume un principio básico: todo experimento es repetible e independiente del experimentador. Por eso, es esencial que los experimentadores tengan un control absoluto sobre las condiciones del proceso; por ejemplo, algunas reacciones químicas sólo se producen en un rango concreto de temperatura, por lo que ésta deberá estar claramente controlada por el experimentador y lo que deberá reflejarse en su cuaderno de laboratorio. Cualquier otro equipo en el mundo debería ser capaz de obtener los mismos resultados si replica el experimento. Y si no ocurre, la duda aparece y debe ser resuelta: ningún investigador toma en cuenta experimentos no repetibles.
Este marco es antagónico con la no-ciencia. Por ejemplo, los poderes "psi" sólo se manifestarán en condiciones favorables, entendiendo éstas como la ausencia de controles y controladores que perturban el experimento con su agresiva incredulidad. Este marco es el que permite que, ante controles estrictos, los fenómenos paranormales no se produzcan. Según los paranormalistas esto no se debe a que el control evita el fraude sino que inhibe la potencialidad del sujeto. El principio de repetibilidad salta hecho pedazos y, con él, se instala la necesidad de que yo crea en experimentos que a mí no me funcionan y en resultados que no puedo repetir. Eso no es ciencia, sino fe.
Las reglas que los paranormalistas usan para justificar la ausencia de resultados son muy curiosas. Entre ellas figura un extrañísimo concepto de la causalidad, como se refleja en este texto que he extraido de la página del llamado proyecto SILA:
Pero en tres experimentos efectuados por Sarah Featcher y el filósofo Bob Brier, se observó que las personas encargadas del control de los resultados, pese a no estar presentes en las sesiones ni conocer a los participantes, afectaban de modo notable el número de aciertos.
En ciencia normal este párrafo es inaceptable porque propone relaciones causales inexplicables. Lo que entiende el autor como influencia del observador se explica con absoluta claridad un poco más adelante:
Un grupo de investigadores que no crea en la existencia del fenómeno, empeñado en demostrar que las facultades paranormales son sólo una falacia, encontrará sus resultados dentro de la esperado por el azar. De igual forma, otro grupo que admita su existencia, pero que trabaje sin una auténtica convicción de obtener resultados positivos, encontrará la evidencia de psi muy esquiva para él. Ha este hecho lo denomino "efecto observador".
Aparte de lo pintoresco de la observación y de la falta de ortografía, de nuevo se justifica la ausencia de evidencia mediante mecanismos no explicables. Debemos darnos cuenta de ponerle nombre a algo ("efecto observador") no supone ninguna explicación sobre ese algo. Y finalmente, es enternecedor el método de control para prevención del fraude:
El fraude, consciente o inconsciente, no parece ser probable en estas pruebas, al encontrarse el dado testigo completamente oculto.
Según esto, todos los trucos de cartas de Juan Tamariz o del Magomigue son auténticas revelaciones "psi" porque es obvio que las cartas están ocultas para ellos. La posibilidad de que exista fraude se considera inverosímil simplemente porque el experimentador desconoce absolutamente todo sobre los trucos más nimios (aunque le bastaría comprar un libro del mismo Tamariz para conocerlos).
Finalmente, imaginemos que una serie de pruebas "psi" seguidas manifiestan tanto resultados positivos como negativos. Según el experimentador, eso no supone un problema para la existencia de fenómenos paranormales sino que es una manifestación del "principio de conservación del orden", a saber:
El filósofo y psicólogo Koneru R. Rao indicó mediante su "principio de conservación del orden", que la PES podía actuar de manera similar a lo obtenido en las pruebas B. La naturaleza es orden, y psi lo rompe. Mientras unos sujetos obtienen resultados positivos, otros los consiguen negativos, manteniéndose la armonía preestablecida.
Según el experimentador, las fluctuaciones por encima y por debajo del resultado esperable por puro azar son, en el primer caso, manifestaciones "psi"; y en el segundo también, pero al revés para devolver el equilibrio a la naturaleza.
En ciencia, las fluctuaciones aleatorias alrededor de la media son simplemente el principio básico de la estadística. Y por supuesto, a nadie se le ocurriría defender que la existencia de gordos está motivada por la existencia paralela de flacos ya que existe una ley natural que busca equilibrar el peso global de la humanidad. Esta hipótesis sin demostrar sí debe ser tomada en serio, por lo visto, si la dice el "filósofo y psicólogo Koneru R. Rao".

29 enero 2006

Ciencia y no-ciencia (II)

En la entrada anterior mencioné dos características de la ciencia que permiten asignar valores de verosimilitud a supuestos hechos o datos: la posibilidad del contraste experimental y la coherencia con un corpus de conocimiento ya consolidado. También comenté que ninguna es definitiva ya que siempre es posible descubrir cosas radicalmente nuevas que derrumben parcialmente el edificio ya construido. Por ejemplo, las teorías de la relatividad que planteó Einstein fueron una revolución y no encajaban en ninguna de las características mencionadas: no eran en ese momento objeto de experimento y le daban un revolcón a la gravedad newtoniana que era como se entendía entonces. Eran una gigantesca construcción teórica que fue aceptada poco a poco porque el proceso deductivo era impecable. Luego, algunas de sus predicciones fueron sujeto de experimento y verificadas como, por ejemplo, que los campos gravitatorios modifican la trayectoria de la luz.
Y aquí quería llegar: otras características que permiten diferenciar la ciencia de la pseudociencia están relacionadas con su estructura interna y su dinámica. Simplificando, el corpus de conocimiento de la ciencia está formado por hechos, hipótesis y teorías. Los hechos deben ser verificables, las hipótesis deben ser contrastables y las teorías deben, enlazando en un conjunto coherente el conocimiento previo, proponer nuevas hipótesis: si esta teoría es cierta, en tales circunstancias debería pasar tal cosa. Estas predicciones se someterán a verificación experimental que las refutarán o corroborarán. Ojo, que mientras que una refutación suele ser definitiva, una verificación nunca es completa porque sólo garantiza que la cosa funciona en las condiciones del experimento pero no puede ofrecer seguridades sobre lo que pasaría en escenarios alternativos.
Pues bien, las pseudociencias no funcionan así. Normalmente los hechos que defienden no son nunca verificables y sólo funcionan en condiciones fuera de control: ante la ausencia de escépticos, sólo si no hay medidores de campo cerca, etc. Si se hace un experimento y el resultado es negativo suele acudirse a disculpas que tampoco son verificables, como que el supuesto telépata perdió la concentración, o que hay energías negativas y cosas así. Lógicamente, tampoco se dan detalles sobre qué es "energía negativa" ni cómo puede medirse, de dónde sale, a dónde va con esos pelos...
Las pseudociencias tampoco plantean hipótesis ni elaboran teorías, lo cual es lógico dada la imposibilidad de probar o refutar los presuntos hechos paranormales que las fundamentan.
Esta ausencia de una estructura sólida es una buena pista para distinguir la ciencia del cuento chino. Para que se les tome en serio por la comunidad científica los defensores de la telepatía (sigo con ese ejemplo) deberían desarrollar una "teoría telepática", que explicara los principios del fenómeno y, a través del conocimiento adquirido, propusiera, por ejemplo, que la intensidad de la comunicación es constante y no desciende con la distancia entre emisor y receptor lo cual sería, por cierto, un descubrimiento extraordinario.
¿Está libre la ciencia de pseudociencia? Pues no, claro que no. Lo que pasa es que su propia dinámica permite separar el grano de la paja. A veces tarde, es cierto, pero las chifladuras acaban cayendo en el olvido o en el ridículo; por ejemplo, la dianética de Hubbard, la energía orgónica de Reich, la cámara Kirlian, los rayos N de Blondlot... Otras pseudociencias son extremadamente populares en algunos países, como el psicoanálisis, derivado de los delirios de Sigmund Freud y que no tiene base objetiva alguna.
¿Les pongo una lista de pseudociencias y hechos a los que asigno una verosimilitud indistinguible de cero? Aquí van:
  • los poderes de las pirámides: la forma piramidal serviría lo mismo para dormir bien que para afilar cuchillas que para conservar los alimentos.
  • la levitación de gente (normalmente siempre muy lejos de nosotros) mediante la meditación, que permitiría violar la ley física de la gravitación
  • la telequinesia, que permitiría mover objetos sólo con el pensamiento
  • la telepatía, que permitiría la comunicación mental entre personas
  • la cirugía psíquica, según la cual algunos chamanes o curanderos harían cirugía mayor mediante sus manos, sin penetrar físicamente en los tejidos
  • la quiromancia, donde las arrugas de las manos describen el carácter del individuo y permiten conocer aspectos de su futuro
  • el tarot, como instrumento de adivinación del pasado, presente y porvenir
  • los biorritmos, una teoría que defendía que la suerte, los estados de ánimo y habilidades como la creatividad, potencia sexual y cosas así se debían a superposiciones de ritmos físicos, emocionales e intelectuales con periodos diferentes
  • la astrología, que afirma que la posición de algunos cuerpos celestes influye en el destino de las personas
  • el viaje astral, que permitiría personarse de forma no física en lugares lejanos mediante una disociación del cuerpo físico y del "cuerpo astral"
  • el espiritismo, práctica que permitiría comunicarse con espíritus normalmente a través de personas intermediarias llamadas mediums
  • la numerología, por la que se predeciría el futuro de una persona interpretando el orden de
    los números en la fecha de nacimiento o un valor numérico de las
    letras de su nombre
  • la radiestesia o rabdomancia, que facilitaría entre otras cosas localizar a personas mediante un péndulo o una varita sobre un mapa
  • la homeopatía, que pretende los poderes curativos de una sustancia pueden aumentarse reduciendo su concentración en agua, incluso hasta la desaparición física de la misma
En fín, una chocante cantidad de propuestas que siguen siendo creídas por bastante gente, incluso en países desarrollados, donde la cultura está al alcance de todos. Una versión más ligera pero también mucho más lucrativa de la pseudociencia son productos como las plantillas magnéticas, los parches antigrasa, los revitalizantes a base de ginseng o jalea real, las dietas milagro, las pulseras magnéticas, el agua imantada...
Y ahora les dejo, que el espíritu de Rhine me está echando aire helado en las orejas.

28 enero 2006

Ciencia y no-ciencia

Soy asiduo a los blogs que recomiendo en un lateral. Hace nada surgió, de nuevo, una polémica en Por la boca muere el pez de Javier Armentia. El tema original fue una foto de fantasmas que Iker Jiménez mostró en su programa de la cadena Cuatro. El señor Jiménez es un tema recurrente en los blogs llamados "escépticos" donde se le da caña como representante de una comunidad de personajes que explotan y viven de la credulidad ajena. Yo mismo le he mencionado en alguna ocasión, aunque más bien como decorado para otros objetivos. En los comentarios de la entrada de Armentia aparece un poco de todo pero me llamaron la atención los de un contertulio en concreto, que firma como magic16v. Extraigo del contexto dos frases:
En mi llana y modesta opinión, creo que muchos cientificos, en ocasiones, se deberían apartar un poco de la senda del empirismo y mirar un poco más lejos; y con esto no quiero decir que se crea todo, pero tampoco rechazar cualquier versión de cualquier cosa, sólo por no ser totalmente consistente desde un punto de vista científico.
No estoy cuadriculando a los científicos, lo que quiero decir es que muchos dicen que si no se puede probar científicamente, no existe o no es verdad.
Y quiero hacer también un par de comentarios al respecto. La visión que magic16v refleja es compartida por mucha gente que ve la ciencia desde fuera y que no conoce bien lo que llamamos "método científico" que, más que un método, es una forma de trabajar y de compartir el trabajo y sus resultados.
Empezaré comentando que la ciencia tiene un objetivo básico: aumentar el conocimiento colectivo. Luego vendrán más cosas, el prestigio, el dinero, o lo que sea, pero eso es objetivo de los científicos, no de la ciencia.
El conocimiento es el conjunto de datos, hechos y relaciones entre ellos que se demuestran ciertos. Y aquí viene el quid de la cuestión ¿cómo distingo la certeza de la falsedad? O ilustrado en ejemplos ¿por qué acepto que la malaria la transmite la picadura de un mosquito, que trasfiere un protozoo de un animal a otro? Y en cambio ¿por qué no acepto que exista la telepatía?
Necesito herramientas que me permitan distinguir lo que debe incorporarse al conocimiento científico y lo que debe descartarse por no merecer credibilidad. Estas herramientas existen y permiten asignar un valor de verosimilitud a hechos y teorías. Por ejemplo, si a mí me preguntan que verosimilitud (probabilidad de ser cierto) le asigno a la observación de un dinosaurio de 20 toneladas en el Lago Ness responderé que muy baja, próxima a cero. No la descartaré de forma absoluta porque ha habido casos de descubrimiento de especies que se suponían extintas, como el celacanto, pero casi porque el ejemplo tiene problemas serios: a) 20 t son un bicho muy grande para haber pasado desapercibido hasta ahora, b) lógicamente un sólo ejemplar no es viable en el tiempo y sería necesaria la presencia de una población de centenares de ejemplares para haber aguantado desde el cretácico hasta ahora, c) la comida que necesitaría una comunidad de bichos así no puede aportársela durante millones de años un lago oligotrófico como el mencionado, etc...
Es importante notar que el hecho es extraordinario no sólo porque implique a un dino de gran tonelaje sino porque, además, la presencia del bicho genera un cúmulo de problemas colaterales que entran en conflicto con conocimientos ya consolidados que abarcan desde la genética (la endogamia conduce a la extinción a medio plazo) a la ecología (la producción primaria de un lago oligotrófico no es algo arbitrario) pasando por la pura física (las aguas son muy frías y un bicho como ese entraría en hipotermia en pocas horas).
Por tanto, yo puedo creer que Nessie existe pero necesitaría un conjunto de pruebas muy sólidas que me expliquen cómo se han superado los problemas genéticos, ecológicos y fisiológicos mencionados. Si me las dan, no tengo problema en revisar todo el conocimiento que se haya refutado, es más, estaré encantado porque se abren horizontes apasionantes. Pero eso sí, mientras tanto seguiré asignando una verosimilitud infinitesimal al posible hecho.
Fíjense que en el párrafo anterior he evaluado la supuesta existencia de Nessie sólo en base a si encaja o no con el conocimiento existente. No encaja, luego la verosimilitud es baja. Esa es una de las herramientas de la ciencia. Eso sí, si un día muestran al dino en un pecera (grande) la revolución será extraordinaria. Por tanto, la prueba en este tipo de casos es simple: si me dicen que existe algo extraordinario, deberán ofrecer pruebas sólidas para modificar mi primera opinión de alta improbabilidad.
La segunda herramienta de la ciencia es la posibilidad de someter una hipótesis a verificación experimental. En todo aquello que no se pueda verificar experimentalmente la ciencia no entrará; no dirá que no existe, simplemente porque está fuera de su ámbito, que se limita a los hechos potencialmente verificables. Por ejemplo, la existencia de vida en Marte entra dentro del ámbito de la ciencia porque es susceptible de ser verificada experimentalmente. La telepatía también. Pero luego hay que atenerse a las consecuencias: si alguien defiende que la telepatía es un fenómeno real deberá diseñarse un experimento que lo demuestre. Es más, si funciona el experimento la cosa no acabará ahí porque a continuación se iniciaría una línea de investigación donde deberían aclararse cosas como: qué tipo de energía se emite, cómo se codifica el mensaje, cuales son los mecanismos emisores y receptores y muchas cosas más relativas a la física y fisiología del hecho.
Pero si me piden que incorpore al conocimiento científico una energía que no se puede medir con aparatos y que no está sometida a ley física alguna, me dejarán que no lo haga, lo siento.
La telepatía fue investigada, cómo no, especialmente en el periodo posterior a la II Guerra Mundial. Era lógico dada la enorme transcendencia que tendría que un estado pudiera enviar mensajes de persona a persona sin acudir a encuentros físicos ni a medios escritos. Pero no funcionó a pesar de que hubo proyectos con financiación millonaria.
Y en ciencia, cuando alguien afirma que ha hecho un descubrimiento, a) debe probarlo y b) debe dar información suficiente para que otros grupos puedan replicar sus logros. Si no lo prueba, su afirmación no será ni siquiera publicada en ninguna revista seria. Si la réplica fracasa será considerado, en el mejor de los casos, como un error de laboratorio y, en otros, como un fraude.
Hay más herramientas en la ciencia para estimar la veracidad de las cosas pero esto ya es muy largo, las dejamos para otro día.
Para rematar, vuelvo a las frases de magic16v y le contesto: los científicos usamos más herramientas que la experimentación, de hecho, casi todas las ideas nuevas se generan por deducción y sólo después con comprobadas mediante experimentos. En algunos casos la experimentación no existe, como en la matemática o va muy por detrás de la teoría, como en la física. Las cosas no se rechazan por ser parcialmente inconsistentes con el conocimiento existente, si fuera así no habría avances. Lo que pasa es que si se propone algo totalmente inconsistente quien debe probarlo es el que lo defiende. Finalmente, si algo no se puede probar, la ciencia no dice que no exista, sino que no forma parte de su ámbito. Por ejemplo, no habrá una línea de investigación sobre la existencia del Espíritu Santo porque eso es religión, no ciencia.

27 enero 2006

La paja en tu ojo y la viga en el mío

Supongo que les suena la historia. Muy resumida es la siguiente: el Consejo Audiovisual de Cataluña, órgano dependiente de la Generalidad de Cataluña, dictamina que la COPE se ha pasado de la raya en algunas de sus emisiones, superando la línea de la libertad de expresión y entrando en terreno prohibido al faltar a la veracidad informando sin fundamento y desacreditando a personas con acusaciones sin comprobar. Algunos partidos han aplaudido ante la amenaza de suspensión de emisiones. Otros han hecho como la mayoría de los medios de comunicación: pasar de puntillas sobre el problema que se plantea entre la libertad de opinión y el derecho de los aludidos a no ser insultados.
Yo no voy a entrar en la polémica de forma convencional sino que les propongo que vale, que aceptamos que un organismo con miembros nombrados por los partidos políticos dominantes, puedan decidir qué es veraz y qué no, qué es insulto y qué es opinión. Pero, aceptado pulpo como animal de compañía, exijo un periodo de prueba, como con las versiones beta: durante dos años, el CAC se dedicará a ejercer la misma vigilancia sobre las declaraciones de los políticos, incluyendo a los que van de guardianes de la verdad, de la ortodoxia y de no se qué más chorradas.
A los que se descubra faltando a la verdad se les obligará a buscar bibliografía sobre los informes que Iker Jiménez desgrana en sus programas. A los que acusen sin pruebas, se les condenará a ver episodios de CSI interrumpidos cada 5 minutos por anuncios del osito de Mimosín. Finalmente, los que insulten se verán obligados a aprender de memoria el Inventario general de insultos, de Pancracio Celdrán. Convengo con ustedes en que esto último no es un castigo pero tiene una función útil: elevará el nivel del improperio en el parlamento haciéndolo, no sé si educativo, pero sin duda más entretenido.
A los que queden libres de toda culpa se les premiará con la medalla Celacanto, por fósiles vivientes y por raros.
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