29 enero 2006

Ciencia y no-ciencia (II)

En la entrada anterior mencioné dos características de la ciencia que permiten asignar valores de verosimilitud a supuestos hechos o datos: la posibilidad del contraste experimental y la coherencia con un corpus de conocimiento ya consolidado. También comenté que ninguna es definitiva ya que siempre es posible descubrir cosas radicalmente nuevas que derrumben parcialmente el edificio ya construido. Por ejemplo, las teorías de la relatividad que planteó Einstein fueron una revolución y no encajaban en ninguna de las características mencionadas: no eran en ese momento objeto de experimento y le daban un revolcón a la gravedad newtoniana que era como se entendía entonces. Eran una gigantesca construcción teórica que fue aceptada poco a poco porque el proceso deductivo era impecable. Luego, algunas de sus predicciones fueron sujeto de experimento y verificadas como, por ejemplo, que los campos gravitatorios modifican la trayectoria de la luz.
Y aquí quería llegar: otras características que permiten diferenciar la ciencia de la pseudociencia están relacionadas con su estructura interna y su dinámica. Simplificando, el corpus de conocimiento de la ciencia está formado por hechos, hipótesis y teorías. Los hechos deben ser verificables, las hipótesis deben ser contrastables y las teorías deben, enlazando en un conjunto coherente el conocimiento previo, proponer nuevas hipótesis: si esta teoría es cierta, en tales circunstancias debería pasar tal cosa. Estas predicciones se someterán a verificación experimental que las refutarán o corroborarán. Ojo, que mientras que una refutación suele ser definitiva, una verificación nunca es completa porque sólo garantiza que la cosa funciona en las condiciones del experimento pero no puede ofrecer seguridades sobre lo que pasaría en escenarios alternativos.
Pues bien, las pseudociencias no funcionan así. Normalmente los hechos que defienden no son nunca verificables y sólo funcionan en condiciones fuera de control: ante la ausencia de escépticos, sólo si no hay medidores de campo cerca, etc. Si se hace un experimento y el resultado es negativo suele acudirse a disculpas que tampoco son verificables, como que el supuesto telépata perdió la concentración, o que hay energías negativas y cosas así. Lógicamente, tampoco se dan detalles sobre qué es "energía negativa" ni cómo puede medirse, de dónde sale, a dónde va con esos pelos...
Las pseudociencias tampoco plantean hipótesis ni elaboran teorías, lo cual es lógico dada la imposibilidad de probar o refutar los presuntos hechos paranormales que las fundamentan.
Esta ausencia de una estructura sólida es una buena pista para distinguir la ciencia del cuento chino. Para que se les tome en serio por la comunidad científica los defensores de la telepatía (sigo con ese ejemplo) deberían desarrollar una "teoría telepática", que explicara los principios del fenómeno y, a través del conocimiento adquirido, propusiera, por ejemplo, que la intensidad de la comunicación es constante y no desciende con la distancia entre emisor y receptor lo cual sería, por cierto, un descubrimiento extraordinario.
¿Está libre la ciencia de pseudociencia? Pues no, claro que no. Lo que pasa es que su propia dinámica permite separar el grano de la paja. A veces tarde, es cierto, pero las chifladuras acaban cayendo en el olvido o en el ridículo; por ejemplo, la dianética de Hubbard, la energía orgónica de Reich, la cámara Kirlian, los rayos N de Blondlot... Otras pseudociencias son extremadamente populares en algunos países, como el psicoanálisis, derivado de los delirios de Sigmund Freud y que no tiene base objetiva alguna.
¿Les pongo una lista de pseudociencias y hechos a los que asigno una verosimilitud indistinguible de cero? Aquí van:
  • los poderes de las pirámides: la forma piramidal serviría lo mismo para dormir bien que para afilar cuchillas que para conservar los alimentos.
  • la levitación de gente (normalmente siempre muy lejos de nosotros) mediante la meditación, que permitiría violar la ley física de la gravitación
  • la telequinesia, que permitiría mover objetos sólo con el pensamiento
  • la telepatía, que permitiría la comunicación mental entre personas
  • la cirugía psíquica, según la cual algunos chamanes o curanderos harían cirugía mayor mediante sus manos, sin penetrar físicamente en los tejidos
  • la quiromancia, donde las arrugas de las manos describen el carácter del individuo y permiten conocer aspectos de su futuro
  • el tarot, como instrumento de adivinación del pasado, presente y porvenir
  • los biorritmos, una teoría que defendía que la suerte, los estados de ánimo y habilidades como la creatividad, potencia sexual y cosas así se debían a superposiciones de ritmos físicos, emocionales e intelectuales con periodos diferentes
  • la astrología, que afirma que la posición de algunos cuerpos celestes influye en el destino de las personas
  • el viaje astral, que permitiría personarse de forma no física en lugares lejanos mediante una disociación del cuerpo físico y del "cuerpo astral"
  • el espiritismo, práctica que permitiría comunicarse con espíritus normalmente a través de personas intermediarias llamadas mediums
  • la numerología, por la que se predeciría el futuro de una persona interpretando el orden de
    los números en la fecha de nacimiento o un valor numérico de las
    letras de su nombre
  • la radiestesia o rabdomancia, que facilitaría entre otras cosas localizar a personas mediante un péndulo o una varita sobre un mapa
  • la homeopatía, que pretende los poderes curativos de una sustancia pueden aumentarse reduciendo su concentración en agua, incluso hasta la desaparición física de la misma
En fín, una chocante cantidad de propuestas que siguen siendo creídas por bastante gente, incluso en países desarrollados, donde la cultura está al alcance de todos. Una versión más ligera pero también mucho más lucrativa de la pseudociencia son productos como las plantillas magnéticas, los parches antigrasa, los revitalizantes a base de ginseng o jalea real, las dietas milagro, las pulseras magnéticas, el agua imantada...
Y ahora les dejo, que el espíritu de Rhine me está echando aire helado en las orejas.

28 enero 2006

Ciencia y no-ciencia

Soy asiduo a los blogs que recomiendo en un lateral. Hace nada surgió, de nuevo, una polémica en Por la boca muere el pez de Javier Armentia. El tema original fue una foto de fantasmas que Iker Jiménez mostró en su programa de la cadena Cuatro. El señor Jiménez es un tema recurrente en los blogs llamados "escépticos" donde se le da caña como representante de una comunidad de personajes que explotan y viven de la credulidad ajena. Yo mismo le he mencionado en alguna ocasión, aunque más bien como decorado para otros objetivos. En los comentarios de la entrada de Armentia aparece un poco de todo pero me llamaron la atención los de un contertulio en concreto, que firma como magic16v. Extraigo del contexto dos frases:
En mi llana y modesta opinión, creo que muchos cientificos, en ocasiones, se deberían apartar un poco de la senda del empirismo y mirar un poco más lejos; y con esto no quiero decir que se crea todo, pero tampoco rechazar cualquier versión de cualquier cosa, sólo por no ser totalmente consistente desde un punto de vista científico.
No estoy cuadriculando a los científicos, lo que quiero decir es que muchos dicen que si no se puede probar científicamente, no existe o no es verdad.
Y quiero hacer también un par de comentarios al respecto. La visión que magic16v refleja es compartida por mucha gente que ve la ciencia desde fuera y que no conoce bien lo que llamamos "método científico" que, más que un método, es una forma de trabajar y de compartir el trabajo y sus resultados.
Empezaré comentando que la ciencia tiene un objetivo básico: aumentar el conocimiento colectivo. Luego vendrán más cosas, el prestigio, el dinero, o lo que sea, pero eso es objetivo de los científicos, no de la ciencia.
El conocimiento es el conjunto de datos, hechos y relaciones entre ellos que se demuestran ciertos. Y aquí viene el quid de la cuestión ¿cómo distingo la certeza de la falsedad? O ilustrado en ejemplos ¿por qué acepto que la malaria la transmite la picadura de un mosquito, que trasfiere un protozoo de un animal a otro? Y en cambio ¿por qué no acepto que exista la telepatía?
Necesito herramientas que me permitan distinguir lo que debe incorporarse al conocimiento científico y lo que debe descartarse por no merecer credibilidad. Estas herramientas existen y permiten asignar un valor de verosimilitud a hechos y teorías. Por ejemplo, si a mí me preguntan que verosimilitud (probabilidad de ser cierto) le asigno a la observación de un dinosaurio de 20 toneladas en el Lago Ness responderé que muy baja, próxima a cero. No la descartaré de forma absoluta porque ha habido casos de descubrimiento de especies que se suponían extintas, como el celacanto, pero casi porque el ejemplo tiene problemas serios: a) 20 t son un bicho muy grande para haber pasado desapercibido hasta ahora, b) lógicamente un sólo ejemplar no es viable en el tiempo y sería necesaria la presencia de una población de centenares de ejemplares para haber aguantado desde el cretácico hasta ahora, c) la comida que necesitaría una comunidad de bichos así no puede aportársela durante millones de años un lago oligotrófico como el mencionado, etc...
Es importante notar que el hecho es extraordinario no sólo porque implique a un dino de gran tonelaje sino porque, además, la presencia del bicho genera un cúmulo de problemas colaterales que entran en conflicto con conocimientos ya consolidados que abarcan desde la genética (la endogamia conduce a la extinción a medio plazo) a la ecología (la producción primaria de un lago oligotrófico no es algo arbitrario) pasando por la pura física (las aguas son muy frías y un bicho como ese entraría en hipotermia en pocas horas).
Por tanto, yo puedo creer que Nessie existe pero necesitaría un conjunto de pruebas muy sólidas que me expliquen cómo se han superado los problemas genéticos, ecológicos y fisiológicos mencionados. Si me las dan, no tengo problema en revisar todo el conocimiento que se haya refutado, es más, estaré encantado porque se abren horizontes apasionantes. Pero eso sí, mientras tanto seguiré asignando una verosimilitud infinitesimal al posible hecho.
Fíjense que en el párrafo anterior he evaluado la supuesta existencia de Nessie sólo en base a si encaja o no con el conocimiento existente. No encaja, luego la verosimilitud es baja. Esa es una de las herramientas de la ciencia. Eso sí, si un día muestran al dino en un pecera (grande) la revolución será extraordinaria. Por tanto, la prueba en este tipo de casos es simple: si me dicen que existe algo extraordinario, deberán ofrecer pruebas sólidas para modificar mi primera opinión de alta improbabilidad.
La segunda herramienta de la ciencia es la posibilidad de someter una hipótesis a verificación experimental. En todo aquello que no se pueda verificar experimentalmente la ciencia no entrará; no dirá que no existe, simplemente porque está fuera de su ámbito, que se limita a los hechos potencialmente verificables. Por ejemplo, la existencia de vida en Marte entra dentro del ámbito de la ciencia porque es susceptible de ser verificada experimentalmente. La telepatía también. Pero luego hay que atenerse a las consecuencias: si alguien defiende que la telepatía es un fenómeno real deberá diseñarse un experimento que lo demuestre. Es más, si funciona el experimento la cosa no acabará ahí porque a continuación se iniciaría una línea de investigación donde deberían aclararse cosas como: qué tipo de energía se emite, cómo se codifica el mensaje, cuales son los mecanismos emisores y receptores y muchas cosas más relativas a la física y fisiología del hecho.
Pero si me piden que incorpore al conocimiento científico una energía que no se puede medir con aparatos y que no está sometida a ley física alguna, me dejarán que no lo haga, lo siento.
La telepatía fue investigada, cómo no, especialmente en el periodo posterior a la II Guerra Mundial. Era lógico dada la enorme transcendencia que tendría que un estado pudiera enviar mensajes de persona a persona sin acudir a encuentros físicos ni a medios escritos. Pero no funcionó a pesar de que hubo proyectos con financiación millonaria.
Y en ciencia, cuando alguien afirma que ha hecho un descubrimiento, a) debe probarlo y b) debe dar información suficiente para que otros grupos puedan replicar sus logros. Si no lo prueba, su afirmación no será ni siquiera publicada en ninguna revista seria. Si la réplica fracasa será considerado, en el mejor de los casos, como un error de laboratorio y, en otros, como un fraude.
Hay más herramientas en la ciencia para estimar la veracidad de las cosas pero esto ya es muy largo, las dejamos para otro día.
Para rematar, vuelvo a las frases de magic16v y le contesto: los científicos usamos más herramientas que la experimentación, de hecho, casi todas las ideas nuevas se generan por deducción y sólo después con comprobadas mediante experimentos. En algunos casos la experimentación no existe, como en la matemática o va muy por detrás de la teoría, como en la física. Las cosas no se rechazan por ser parcialmente inconsistentes con el conocimiento existente, si fuera así no habría avances. Lo que pasa es que si se propone algo totalmente inconsistente quien debe probarlo es el que lo defiende. Finalmente, si algo no se puede probar, la ciencia no dice que no exista, sino que no forma parte de su ámbito. Por ejemplo, no habrá una línea de investigación sobre la existencia del Espíritu Santo porque eso es religión, no ciencia.

27 enero 2006

La paja en tu ojo y la viga en el mío

Supongo que les suena la historia. Muy resumida es la siguiente: el Consejo Audiovisual de Cataluña, órgano dependiente de la Generalidad de Cataluña, dictamina que la COPE se ha pasado de la raya en algunas de sus emisiones, superando la línea de la libertad de expresión y entrando en terreno prohibido al faltar a la veracidad informando sin fundamento y desacreditando a personas con acusaciones sin comprobar. Algunos partidos han aplaudido ante la amenaza de suspensión de emisiones. Otros han hecho como la mayoría de los medios de comunicación: pasar de puntillas sobre el problema que se plantea entre la libertad de opinión y el derecho de los aludidos a no ser insultados.
Yo no voy a entrar en la polémica de forma convencional sino que les propongo que vale, que aceptamos que un organismo con miembros nombrados por los partidos políticos dominantes, puedan decidir qué es veraz y qué no, qué es insulto y qué es opinión. Pero, aceptado pulpo como animal de compañía, exijo un periodo de prueba, como con las versiones beta: durante dos años, el CAC se dedicará a ejercer la misma vigilancia sobre las declaraciones de los políticos, incluyendo a los que van de guardianes de la verdad, de la ortodoxia y de no se qué más chorradas.
A los que se descubra faltando a la verdad se les obligará a buscar bibliografía sobre los informes que Iker Jiménez desgrana en sus programas. A los que acusen sin pruebas, se les condenará a ver episodios de CSI interrumpidos cada 5 minutos por anuncios del osito de Mimosín. Finalmente, los que insulten se verán obligados a aprender de memoria el Inventario general de insultos, de Pancracio Celdrán. Convengo con ustedes en que esto último no es un castigo pero tiene una función útil: elevará el nivel del improperio en el parlamento haciéndolo, no sé si educativo, pero sin duda más entretenido.
A los que queden libres de toda culpa se les premiará con la medalla Celacanto, por fósiles vivientes y por raros.

26 enero 2006

La universidad desasosegada (II) ¿Convergir? ¿Hacia dónde?

convergencia: Acción y efecto de convergir
convergir: Dicho de dos o más líneas: dirigirse a unirse en un punto.
Las universidades españolas se han metido en un proceso denominado "de convergencia europea". La idea básica es que los títulos de cada país sean válidos en la UE y sirvan para los curritos puedan moverse por ella con cierta garantía de homologación. Hasta ahí vale, nada que objetar.
Pero surge un pequeño problema: este proceso necesita ideas claras y buena planificación, lo que aparentemente se constituye en obstáculo insalvable. Hoy les comentaré un ejemplo mínimo: los listados de titulaciones. La historia es que, para que los titulados puedan moverse por el espacio europeo, las titulaciones tienen que ser algo similar, parececerse en un mínimo en cuanto a formación, tomática, horas...
Para llegar a ello, en mi opinión, equivocada sin duda, el proceso debería haber sido algo así: para que las titulaciones universitarias de los países miembros sean reconocidas en toda la UE, vamos a planificar en la UE un conjunto común de "titulaciones UE" y unas directrices comunes respecto sus contenidos básicos.
Una vez elaborada este listado y estas directrices, todas ellas de ámbito europeo, llegaría el turno de que cada país se adaptara. Así, cada universidad haría una oferta de "títulos europeos" que se considera capaz de dar y, en su caso, de títulos propios no homologados en la UE.
Pues no, no podía ser tan fácil. El catálogo europeo no existe ni tiene visos de existir. Mucho menos las directrices comunes europeas. ¿Cómo puñetas se pueden adaptar las titulaciones actuales si no existe ninguna referencia? ¿Cómo recorrer el camino de la convergencia si no sabemos donde hay que llegar?
Este marco tan pintorescamente incierto no fue impedimento para que se formaran 4 comisiones para proponer los listados de futuras titulaciones en las áreas de enseñanzas técnicas, humanidades, ciencias sociales y jurídicas y ciencias experimentales y de la salud.
Mal comienzo de travesía si no hay un puerto donde llegar. Estas comisiones comienzan a hablar sin que, además, el Ministerio les diga nada sobre directrices que guíen su trabajo por lo que su camino, hay que reconocerlo, es algo crudo. El área de titulaciones técnicas tiene, además, que lidiar con colegios profesionales potentes, lo que dificulta aún más su labor, tanto que hasta la fecha no ha hecho público ningún resultado. Por cierto, que el horizonte para que todo esto funcione en la UE finaliza en el año 2010, que se acerca lento pero seguro.
Y para que esto sea como el camarote de los Marx, a algún lumbreras se le ocurre poner en un Real Decreto que los títulos de Postgrado (que aún no se sabe cuales son, faltaría más) deben implantarse de forma que los doctorados actuales a los que sustituyen deben "comenzar su proceso de extinción" antes de octubre del 2007. Con este curioso sistema, los títulos de postgrado se implantarán antes que los de Grado con lo que entramos en los dominios del auténtico folklore hispánico
A todo esto, los planes de financiación son inexistentes, las evaluaciones de las posibles necesidades en profesorado, material e infraestructuras no se han hecho. Las universidades, transferidas a las autonomías, deben torear a las dos administraciones simultáneamente, frecuentemente en idéntico estado de entropía. A mí, la verdad, sólo se me ocurre una reacción: ¡socorro!

25 enero 2006

Investigación bajo cero

Escuché la semana pasada una entrevista a Santiago Grisolía, creo que en La 2 de RTVE. El entrevistado estuvo bien, entretenido, contando anécdotas de su vida y tal. Todo más o menos normal dentro de la elegancia que este médico bioquímico destila por todos los poros. Pero el presentador tuvo un error: finalizó la entrevista con una pregunta imprudente, algo así como ¿y como ve la investigación en España en estos últimos años? No sé si esperaba el tópico de siempre: hombre, vamos con retraso pero estamos haciendo un esfuerzo que nos acerca a nuestro lugar en Europa, etc. Una respuesta políticamente correcta para finalizar bien el programa.
Y aquí, don Santigo no se cortó un pelo, cosa que le agradezco desde esta página. Su respuesta fue más o menos que "desde hace 10 o 12 años la investigación en España tiene un electroencefalograma plano". Y añadió luego que Rodríguez Zapatero había prometido un incremento del 25% del presupuesto de I+D y no lo había cumplido. Y para más INRI, soltó unos porcentajes sobre la parte del presupuesto se destina a investigación militar que al pobre presentador no se le ocurrió más que cerrar la entrevista con un "!que barbaridad¡".
La Opinión Alternativa ha publicado algún dato más que apoya lo dicho por Grisolía. Podeis verlo en las entradas Investigación científica ¿para qué? I y II.
Estas entradas son resúmenes de un informe de 11 páginas elaborado por una ONG, la Fundació per la Pau. Como siempre, no se fíen a ciegas de ningún informe porque casi todos ocultan verdades inconvenientes o seleccionan los datos que más les interesan. En este caso se exponen cifras concretas sobre partidas concretas del presupuesto nacional. Si tiene algo de verdad, alguien nos están tomando el pelo cuando nos cuentan las cifras destinadas a I+D.

24 enero 2006

Carroñeros Unidos, S.A.

No trago a los de la SGAE, están en la cúspide de la pirámide trófica, ocupando el lugar de los carroñeros, pero sin realizar la tarea de limpieza intríseca a la noble labor animal. Abajo fotosintetizan los curritos, que son pasto de los representantes, sobre los que depredan las compañías, y uno creería que ya, que se acabó. Pues no, resulta que los de la SGAE aún se dedican a sacar pelas del trabajo de los demás. ¿Recibe Bruce Springsteen la cuota que debe por hacerme yo una copia privada de su CD? No sé, no sé...
De su página web rescato el siguiente texto sobre la copia privada (el coloreado es mío):

Según la Ley de Propiedad Intelectual, una obra ya divulgada puede ser reproducida sin autorización del autor cuando dicha reproducción se hace "para uso privado del copista" y siempre que la copia no sea objeto de utilización colectiva ni lucrativa.
Por tanto, un usuario particular no tiene que solicitar autorización del autor/es de una obra musical o audiovisual cada vez que graba la misma para su propio uso, y sin que vaya a ser objeto de negocio.
Pero esta reproducción autorizada por Ley, genera una remuneración compensatoria por copia privada que está destinada a compensar la pérdida de ingresos que, para los titulares de una obra musical o audiovisual genera esta posibilidad de hacer copias de las mismas para uso privado. Es obvio que cada vez que se hace una copia de un disco para uso privado, se deja de vender un ejemplar del mismo, por lo que hay que compensar de alguna manera a los titulares de las obras contenidas en el mismo, por los ingresos que dejan de percibir.
De lo anterior, lo importante es que yo puedo hacer una copia de un disco original para uso particular pero me cobran por ello. La cosa se empieza a poner tonta cuando ese cobro se realiza sobre todos los materiales (CD, DVD...) susceptibles de ser soporte de copia privada, sin prestar atención al pequeño detalle de que una buena parte de esos CD no van a usarse para eso. Pero eso a la SGAE le da igual, el caso es encontrar una forma de ingresar dinero en caja y el que use CD para otros usos que se aguante.
Otra cosa de cierto interés antropológico es esa frase que empieza "es obvio que...". Tiene cierto interés porque la obviedad es más falsa que un euro de chocolate: no es obvio que cada vez que se hace una copia privada se pierda de vender otro ejemplar del disco. ¿Realmente piensan que los que compraron aquellos CD de Sony con protección anticopia compraron dos ejemplares porque no podían hacer copia privada? Por supuesto que no, no lo piensan. La explicación es más cutre que la mera estupidez y es que les da igual. No les importa que se hagan una o diez copias de cada CD original, lo que sí les interesa es justificar la tasa para tener unos ingresos fijos, pagados por las empresas que luego los hacen recaer en los de a pie, en nosotros.
La solución para este embrollo sería muy fácil: bastaría que en cada caja con un CD original viniera una copia del mismo con la carátula bien visible: copia privada. Esa copia supondría un incremento de precio razonable, un poco más que el equivalente al coste del soporte físico y del proceso de copia. Así ya no habría motivo para cargar los CD vírgenes con tasas puesto que el derecho a copia privada estaría salvaguardado. Pero no, no se hará porque el negociete de la SGAE es mayor cobrando a destajo sobre CD, DVD, escáneres, fotocopiadoras...
Una pregunta para finalizar ¿cómo puedo hacer copia privada de un DVD que acabo de comprar si está protegido para evitar que ejerza mi derecho?
Curiosamente esta cuestión no figura en las FAQ de la SGAE.
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