13 enero 2006

Argumentos falaces

Falacia:
  1. f. Engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar alguien.
  2. f. Hábito de emplear falsedades en daño ajeno.
Esta es una entrada didáctica, si me lo permiten. La pobreza argumental de los debates más recientes me recordó la existencia de una especie de catálogo de falacias, pseudoargumentos que se utilizan con excesiva frecuencia por personajes indocumentados en la lógica, bien sea de la subespecie política o paranormal. Busqué por ahí y encontré las expresiones que dispongo a continuación, algunas bien conocidas, otras no tanto. Allá van:
  • argumento ad hominem: método que se basa en rebatir lo que dice el adversario descalificando a la persona, más que a sus razones. El ejemplo más reciente que recuerdo son los famosos "patriotas de hojalata" y "bobo solemne" con que se regalaron Rodríguez Zapatero y Rajoy. El auténtico debate, los presupuestos de la UE, quedaron en un segundo (o tercer, o inexistente) plano.
  • argumento ad populum, identificado popularmente como demagogia: son discursos que pretenden captar la aprobación de la ciudadanía sobre una conclusión que no tiene apoyos lógicos apelando a sentimientos básicos. La patria que se rompe, la cultura oprimida, el "hecho diferencial", son ejemplos manidos.
  • argumento ad ignorantiam: un método muy usado por los parapsicólogos y demás fauna donde un hecho se da por cierto a partir de que su contrario no ha sido probado; por ejemplo: no se ha demostrado que los extraterrestres no nos hayan visitado, luego nadie puede negar que los OVNIS sean naves extraterrestres. Una versión ligera de la falacia es volcar la necesidad de probar la necedad de lo que se dice en el contrario: si yo digo que tengo unos parches milagrosos que disuelven las grasas y tú dices que eso es una estafa, yo respondo que las pruebas de que no funciona debes aportarlas tú (en vez de aportar yo las pruebas de que sí funciona).
  • argumento ad verecundiam: donde se pretende dar por buena la tesis debido al prestigio real o supuesto de una persona ajena que lo defiende. Un ejemplo gracioso de esta falacia es el anuncio de Revital, un producto que según te lo tomas, hecho polvo, te devuelve la energía y bla, bla, bla... El anuncio finaliza con un argumento ad verecundiam: "palabra de Jimmy Giménez-Arnau". Sin comentarios...
He añadido de mi propia cosecha, forzando un poco las cosas, otros dos elementos al conjunto:
  • argumento ad nauseam: donde una falacia se repite buscando que la gente acabe creyéndola por puro aburrimiento o porque, tarde o temprano, la pillas con la guardia baja. Un triste ejemplo son los argumentos de un aparente historiador, llamado Pío Moa, que ha disfrutado de múltiples entrevistas y apariciones en algunas cadenas de radio y televisión rehaciendo la historia reciente con una desfachatez monumental. Como es una persona preparada, don Pío utiliza también con soltura los argumentos ad ignorantiam y ad verecumdiam.
  • argumento ad googlem: una especie nueva, muy de moda entre mi alumnado, donde una cosa es cierta porque la ha encontrado a través de Google, magnífica herramienta pero que lo mismo nos sirve filetes de primera que despojos de autopsia.
A veces echo de menos aquello de Barbara, Celarent, Darii, Ferio ¿alguien se acuerda de cuando se estudiaban los silogismos en el instituto?

11 enero 2006

El tramposo cutre

Al hilo del tramposo Woo Suk Hwang y sus clones de las Guerra de las Galaxias me apetece comentar un par de obviedades sobre la publicación de trabajos científicos y la posibilidad de fraude en ellos. Intentaré ser ordenado por una vez:
  • los trabajos científicos se publican en revistas una vez que dichos trabajos han sido revisados y dados por buenos por dos o tres revisores, normalmente anónimos.
  • los revisores no se plantean si los datos son reales o no: se supone que lo son. Sólo se proponen revisar las novedades del artículo, lo adecuado de la metodología, lo correcto de las conclusiones...
  • algunos revisores pasan bastante de su tarea y no examinan a fondo los trabajos que les llegan, lo que facilita que no se publiquen solamente los buenos trabajos.
  • los tramposos existen y existirán porque de las publicaciones se deriva la promoción profesional, la financiación y el prestigio.
  • los trabajos científicos han llegado a un grado de sofisticación elevado de forma que ningún revisor puede detectar el fraude a primera vista si el artículo está bien cocinado técnicamente.

Por ejemplo, si aparecen unas fotografías de electroforesis en gel como las de la figura (las he tomado prestadas y no sé ni de qué son), el revisor no puede saber si reflejan realmente los resultados de la prueba; ni siquiera puede saber si el aparato estaba correctamente calibrado, si los "gusanitos" de gel no estaban contaminados o caducados, si las condiciones ambientales de la prueba eran las correctas... Por defecto, supondrá que todo ha sido correcto.
Los fraudes en las publicaciones son normalmente menos graves que el de Hwang; algunos ejemplos, de menor a mayor que pueden encontrarse con cierta frecuencia:
  • el "leve" retoque del dato inconveniente que molesta porque no confirma la hipótesis, no se inventa nada pero se quita aquello que estorba.
  • la ocultación de información estadística relevante que debería darse para saber si los resultados son realmente consistentes; por ejemplo, el tamaño de la muestra, los intervalos de confianza para los estadísticos...
  • la invención de datos para engrosar la muestra y hacerla más representativa: sólo se tomaron 30 medidas pero si las cuadruplico, llego a las 120, por ejemplo, y la cosa tiene un pasar.
A los tramposos persistentes podemos dividirlos a grandes rasgos en dos grandes grupos: los cutres y los finos.
A los cutres se les nota porque el cocido está poco hecho o se les ha pasado. Normalmente saben poca estadística y un revisor atento puede notar que su trabajo huele porque los datos y los análisis son, en menor o mayor medida, inverosímiles.
Los finos son harina de otro costal. Sus recetas son tan buenas que sólo cuando otros equipos se ponen a repetirlas aparece el problema: nadie es capaz de llegar a sus resultados. Cuando el trabajo es irrelevante el fraude cuela y queda escrito para siempre. Pero cuando el tema es importante, como el caso de los clones del Hwang, el pestazo se va a notar más bien temprano que tarde.
Por cierto, que estos tramposos de fino estilo suelen acompañarse por más firmantes que han confiado en él y que, sin participar en el trabajo, aceptan la autoría regalada (otro tipo de fraude) para engrosar su curriculum. Luego vienen las rebajas, las retractaciones, los balones fuera (no, si en realidad yo no intervine en el trabajo...).
Por eso el caso del coreano es extraño, porque no podía colar.

10 enero 2006

La parajoda constitucional

No quiero entrar demasiado a fondo en el asunto pero quede claro que en este país hemos avanzado mucho. Resulta que antes los militares daban golpes de estado para su propio beneficio, simultaneando esta noble tarea con la más prosaica de cepillarse a cualquiera que tuviera dos dedos más de frente que la mona Chita.
Ahora ya no, ahora un tal José Mena Aguado, teniente general, riza el rizo y pretende que el ejército "intervenga" si el parlamento español decide aprobar el estatuto de autonomía de Cataluña en unos términos inconvenientes. Pero, eso sí, nada de alzamientos ilícitos, lo haría en nombre de la Constitución.
Un golpe de estado plenamente constitucional, vamos...
No merece mucho la pena comentar la creativa ocurrencia del ciudadano Mena porque a estas alturas del generalato dudo que sea permeable a cualquier réplica. Sin embargo, sí resultaría interesante que ampliara su idea, tal vez patentable. Ha dejado cabos sueltos y me corroen las dudas.
Por ejemplo, ¿quién sería el encargado de decidir si el parlamento se había pasado de la raya? ¿El cabo furriel o el oficial de guardia en las Chafarinas? ¿O harían un referendum?
¿Qué haría exactamente el ejército en caso necesario? Lo de siempre, supongo. Para variar propongo una idea creativa y mucho más barata (los misiles están por las nubes): abandonar Cataluña a su suerte vaciando los cuarteles y dejándola a merced de los gabachos, que siempre le tuvieron ganas. Así se iban a enterar, los listillos, de lo que es el centralismo de verdad.
En fin, ciudadano Mena, ha logrado usía el más difícil todavia: que aplaudan su filípica aquellos que en su momento no apoyaron la Constitución. O peor todavía: que, en silencio, algunos miserables sonrían al ver el desaguisado. Felicidades.

Para enterarse, que luego dicen que manipulo, dos documentos que, al menos hoy, funcionan: el discurso completo del ciudadano y el párrafo más interesante en formato mp3.

08 enero 2006

De idiomas oprimidos y opresores

España es una suma de intolerancias y su historia una secuencia de navajazos. Nuestras relaciones han sido exactamente como pinta Goya en su cuadro. Y nuestra estupidez colectiva ha hecho de las lenguas una "víctima colateral".


Primero pegó el garrotazo el de la izquierda del cuadro, que hago símbolo de una dictadura que hizo del catalán, vasco, gallego y de algunos más un síntoma de traición. Esos infames consiguieron que el español fuera considerado un patrimonio del franquismo. Y otros infames consintieron en creerlo, dándoles el patrimonio de una lengua con siglos de historia y que hablan 400 millones de personas en el mundo.
Y ahora, le toca al de la derecha devolver el garrotazo, marginar allá donde se pueda, vengar una afrenta que el idioma no hizo sino sus ejecutores.
Las lenguas son inocentes, no así sus hablantes. ¿Y saben cuando la "cuestión lingüistica" estará normalizada? Pues cuando veamos cumplidos dos hechos, por ejemplo en nuestro parlamento: que todos los idiomas, lenguas y lo que sea menester sean oficiales y, simultáneamente, que teniendo el derecho a expresarse en cualquiera de ellas, todas sus señorías se avengan voluntariamente a debatir en una única lengua de trabajo.
Pero en este país de navaja y posta lobera este ejercicio de generosidad no llegará mañana.
Mientras tanto les animo a leer un texto de Fulgencio Argüelles, escrito en 1997 y publicado entonces en "La Nueva España", diario de Oviedo. Dice todo lo que hay que decir con una rara mezcla de corazón, lógica y bondad y no merece caer en el olvido. Sea este mi pequeño grano de arena a la causa de los idiomas inocentes.

04 enero 2006

3 reformas constitucionales que no se harán mañana

En España se discute sobre reformas de la Constitución. Aparte de las que se manejan en los mentideros de la villa y corte quiero aportar mi granito de arena. Es más, tengo la seguridad de que el buen rollito imperante estos meses hará que sus señorías discutan sesudamente estas propuestas en el bar de las Cortes y lleguen, incluso, a proponer alternativas más elaboradas.
  1. La representación parlamentaria será directamente proporcional al número de votos.
  2. El senado será disuelto por inútil.
  3. La toma de posesión de los ministros estará condicionada a una prueba práctica donde deberán demostrar ser capaces de:
  • expresar ideas simples sin errores gramaticales
  • aplicar las cuatro reglas aritméticas básicas con decimales
  • tener conocimiento de la historia de su país más allá de la última legislatura
En cuanto a la medida 1, véase la entrada de Malaprensa donde muestra que las reglas de reparto actuales sólo benefician al PSOE y al PP y perjudican seriamente la salud de IU. Los partidos nacionalistas están, más o menos, donde les toca.
La medida 2 es pura higiene: todo el mundo está de acuerdo en que el senado no es eficaz pero, simultáneamente, todos los intentos de cambiarlo en dos décadas han fracasado. En conclusión, para poner pesebres, mejor en otra parte y para gente que lo necesite más, que de buitres de corbata y PDA estamos servidos.
La medida 3 es la más difícil, lo comprendo. Pero soy duro, nada de talante, inamovible. Estaría incluso dispuesto a agregar que el ministro de exteriores y el presidente del gobierno deberían saber inglés. A menos que queramos seguir haciendo el ridículo, claro.

31 diciembre 2005

Meta, orto, paraciencia

He hablado en varias entradas anteriores del rollo del analfabetismo numérico y, lo que es peor, la ausencia del simple sentido común. La más conspicua manifestación de este problema (yo creo que es un problema) se refleja en los periódicos, radios y televisiones. Pillas una radio y los voceros de turno suelen tratar los temas de ciencia y tecnología con enfoques manifiestamente mejorables. A los de a pie no les echo la culpa ya que no suelen dejarles tiempo para informarse ellos mismos de una noticia y apenas para elaborarla; sospecho que a veces no saben ni lo que están leyendo. A los que deberían revisar lo que van a emitir sí les echo en cara sus frecuentes actos de incompetencia.
Por poner un ejemplo reciente: hace unas semanas se hizo un programa en la 2 de la televisión española sobre "medicinas alternativas" (Enfoque, dirigido por Pedro Piqueras). Entre los invitados había gente pintoresca pero lo más granado era Fernando Sanchez Dragó. ¿A quién se le ocurrió elegir a don Fernando para este debate? ¿Cuáles son sus méritos en una discusión médica? ¿Porqué él y no Pocholo Martínez Bordiú, por ejemplo?
Bueno, aparte del improperio anterior ¿porqué hacer énfasis en el periodismo, pobre criatura, precisamente? Pues porque esta profesión tiene una influencia inmensa. Se supone que los periodistas captan, resumen, analizan y trasmiten aquello que ocurre en la sociedad y que los demás podemos aprovechar esta benéfica síntesis para llegar adonde nuestro tiempo o conocimiento no nos permite directamente.
Pues bien, hoy recomendaré dos blogs dedicados a temas que sus propios nombres explican: Malaprensa y Malaciencia. En esta última hay dos entradas muy interesantes sobre el sistema Galileo, tan de moda últimamente.
Y aprovechando la jugada, échenle un vistazo a un programa de divulgación científica que creo poco conocido. Se llama Vanguardia de la ciencia, es de Radio Exterior de España y está dirigido por Ángel Rodríguez Lozano. Este programa semanal lleva 10 años emitiéndose y ha tenido el sentido común de poner las grabaciones de sus emisiones en su página web en formato mp3. Probablemente ha sido una estrategia para compensar el horario de madrugada que sistemáticamente se les asigna a este tipo de programas, no vaya a ser que los vea alguien.
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