29 diciembre 2005
Cortando por lo sano
A mí me parece insuficiente para prevenir todo el mal que nos acecha y propongo un conjunto de medidas complementarias que harán, por fin, de nuestro primer mundo un lugar seguro.
Adelante pues, vamos a vaciar de contenido los mapas y las imágenes para que no sepan donde está, por ejemplo, la central nuclear de Almaraz, potencial objetivo (hay que acordarse también de poner una pantalla opaca en la autopista que pasa al lado). De forma general, podemos cambiar los mapas e imágenes con información falsa para que los terroristas se suiciden (se autoinmolen, que dijo algún cabestro) en alta mar creyéndose en la plaza mayor del pueblo.
Luego podríamos seguir por borrar el catastro, no sea que alguien haga un uso malicioso localizando el domicilio de algún famoso y dándole pasaporte como a John Lennon (¿había Google Earth entonces?).
A continuación incluimos la "disponibilidad selectiva" en el sistema Galileo de forma que siempre salgan las coordenadas de Las Batuecas (con la única excepción del rally París-Dakar, o cómo se llame ahora eso).
Y como medida definitiva, como puntilla final para ponernos por delante de los primos yanquis en la protección de los valores occidentales, podemos restringir las revistas científicas, donde puede encontrarse información perniciosa, impidiendo el acceso a todos los que no sean socios de la Asociación Nacional del Rifle. Bueno, a esos tampoco, porque habría que enseñarles a leer antes y no merece la pena.
16 diciembre 2005
El desatascador que lo desatasque...
Los resultados no son estadísticamente defendibles (aunque conste que lo mismo que algunas encuestas aparentemente serias) pero sí claros: de 13 participantes, 10 cumplian las siguientes condiciones:
(a) eran investigadores de los que hacen investigación (hay otra subespecie de la que hablaré otro día), y (b) estaban en una situación laboral precaria o peor.
Lo cual me recordó a un trabajo publicado en El País Semanal hace unos meses dedicado a las mujeres jóvenes con peso en la ciencia en España. Bueno, pues de los 4 ejemplos del reportaje, 2 eran becarias Ramón y Cajal lo que significa que al fin de su beca se van a ir a hacer encaje de bolillos para ganarse la vida a menos que se les haga un hueco en el sistema.
Y ese hueco es difícil de abrir. El nulo interés por la ciencia (y en general por la cultura) en España se manifiesta por la escasa inversión y el discutible reparto de la tarta entre los supervivientes. Eso no sería un problema muy grave en algunas áreas porque los latinos somos capaces de hacer robots reciclando latas, pero lo que sí es dañino es el mínimo reciclado del personal.
Y es que en la universidad, una vez rellena la patera ya no cabe uno más. No defiendo el constante trasiego de las universidades estadounidenses pero tampoco es razonable la estabilidad sin límites y el café para todos actualmente imperante.
Hace un par de meses nos solicitaron propuestas para otra reforma de la Ley Orgánica de Universidades. Yo, desde mi inmensa inocencia y mi nula capacidad de influencia, propuse que se planteara de una vez una diferenciación entre carrera docente e investigadora. ¿Cuál sería la ventaja de esta medida? Lo explico brevemente: actualmente sólo se conceden nuevas plazas cuando hay exceso de docencia. El resultado, vista la dinámica demográfica, es fácil de suponer: no hay nuevas plazas y los departamentos se estancan durante décadas porque sólo pueden renovarse por jubilación de los profesores actuales. Los becarios que entran en el sistema saben que sus opciones a medio plazo son prácticamente nulas ¿Vivir de la investigación? Una risa. Con suerte 4 ó 5 años de beca predoctoral y n años de becas o contratos postdoctorales. Luego a hacer puñetas de ganchillo.
Comentario al margen: hacer depender la plantilla del número de alumnos refleja claramente (a) la dependencia de la clientela = escasa inversión, y (b) la nula fe en la labor investigadora del profesor cuya actividad al margen de la docencia se considera de segunda fila y de escaso interés de acuerdo con los criterios economicistas imperantes en esta política de pacotilla de la new age.
La definición de una carrera preferentemente investigadora permitiría considerar otras variables a la hora de ampliar plantilla, introduciendo personas nuevas con ganas de trabajar (que no faltan). Y tampoco sería necesario separar completamente ambas carreras ya que los docentes podrían integrarse en grupos de investigación para no perder el tren y los investigadores dar clases especializadas en los nuevos postgrados.
Como corolario, comentaré que estos días se ha hecho público el borrador de las modificaciones de la LOU. Lo he leido y me sube la bilirrubina, que decía Juan Luis Guerra. Qué desperdicio, qué falta de atrevimiento y de imaginación. Y siento ser tan pesimista pero las modificaciones propuestas tienen la misma transcendencia que la reforma constitucional que comenté en la entrada anterior. Marear la perdiz para nada. ¿Tal vez en la próxima reencarnación?
11 diciembre 2005
La chapuza legislativa
Las leyes y decretos deberían ser como los medicamentos, y sólo salir al público tras estudios que garanticen tres cosas esenciales: que realmente son funcionales contra la enfermedad que sea, que sus efectos secundarios, aunque existan, están bajo control y que sus interacciones con otros medicamentos no darán sorpresas desagradables.
Las leyes deberían ser iguales y pasar, antes de publicarse en el BOE y afectar a toda la comunidad, un control de calidad equivalente sobre su función, efectos e interacciones. Pero nada más lejos de la realidad.
En política, que lo es todo, vivimos del titular. Esta tendencia es perversa en sí misma porque prioriza chapuceras actuaciones de cartelera sobre otras más meditadas pero menos útiles para el escaparate por depender de planes a medio plazo. Pero hay más: al no existir una planificación general que las guíe, las iniciativas pierden su contexto y generan frecuentemente "efectos colaterales" no previstos e indeseables. Finalmente, al generar las normas con prisas, su mala calidad técnica genera problemas al ser parcialmente incompatibles con otras normas.
Todo ello genera normas efímeras o, como mínimo, que deben parchearse para reducir las vías de agua que amenazan con hundir la chalupa.
Les voy a poner un único ejemplo porque tengo en mente cebarme a fondo con la legislación universitaria próximamente. A finales del año 2001 se publicó la Ley Orgánica 6/2001 de Universidades. A grandes rasgos, esta ley nació tarada con problemas de los cuales los tres siguientes son sólo una muestra:
- al ignorar el contexto de la convergencia europea ya en funcionamiento, una buena parte de sus artículos estaban ya fuera de lugar, perpetuando un esquema que caducaría en los siguientes años y haría la ley inútil.
- se modificó el sistema de selección del profesorado funcionario adoptando un nuevo modelo absolutamente insostenible por su complejidad y coste.
- se planteó un sistema de acreditación para el profesorado contratado mal diseñado por, entre otras cosas, la ausencia de baremos explícitos en las evaluaciones.
Consecuentemente, en los años siguientes se han publicado normas complementarias, modificaciones y chapuzas varias que han hecho que la legislación universitaria esté, hoy, hecha unos zorros. Estos cambios han intentado tapar los agujeros o errores de la ley básica pero su calidad es aún peor. El resultado más grave, en mi opinión, es que la entrada de gente nueva en el sistema se convierte en una carrera de obstáculos pero donde las reglas se cambian de año en año, generando frustración tras frustración, con efectos que sin duda veremos en un futuro próximo.
Conste en acta que no estoy satisfecho con este post porque me gusta más tratar las cosas con ironía y cierto distanciamento. Pero estamos tratando del futuro de la educación superior, jodido por unos y otros, y también del futuro de muchas personas que ven cerrada su entrada en el sistema de investigación porque el ministro/ministra y adláteres fueron unos incompetentes. Y aquí ya no cabe ironía.
27 noviembre 2005
Educación básica: 3 medidas que no se tomarán mañana
Algunos nos resistimos a comulgar, especialmente con ruedas de molino, que luego nos gastamos el sueldo en Almax.
- La enseñanza financiada con fondos públicos será laica, las religiones no se impartirán en los centros de enseñanza públicos ni concertados.
- El Estado y las Iglesias serán independientes: las religiones no recibirán fondos públicos ni recaudarán sus fondos con instrumentos del estado.
- Un centro sólo podrá recibir financiación del Estado si todos sus profesores han obtenido su plaza en pruebas selectivas públicas.
¿Por qué, por ejemplo, la primera medida? Pues porque a menos que demostremos fehacientemente que la religión católica es la verdadera (y la verdad, no se me ocurre ninguna prueba experimental), tendrá que haber café para todos: veremos a profesores de religión católica, ortodoxos, bahai, jainistas, sintoístas, sufís, taoistas, anglicanos, confucianistas, budistas, protestantes, islamistas (con asignaturas optativas de sunnitas, shiitas y wahabis), judíos, adventistas... Y eso contando con las religiones con cierto volumen de socios, que si mantenemos el respeto a las minorías el equipo docente se crece. O sea, que ni siquiera me lleva mi ateísmo militante, es sólo cuestión de presupuesto.
Y mientras tanto los de la CONCAPA van de paladines de la libertad de enseñanza, tiene huevos la cosa. Si no se lo creen miren su página web (eso sí, se la buscan ustedes, que a mí me da repelús ponerla aquí). De paso allá encontrarán la cuenta bancaria para hacer donaciones en contra de la LOE (?).
22 noviembre 2005
Premios de rebajas
Pero hay otros sobre los que me permito opinar. Hoy me quiero meter con los Premios Príncipe de Asturias, que parece que últimamente andan un poco despistados. Y con la innegable influencia pública de este blog, estoy seguro de que corregirán algunos deslices recientes.
Los PPA han tenido momentos mágicos, como cuando le concedieron el premio de Investigación Científica y Técnica a Jane Goodall en el 2003 (aunque no nos engañenos, la Goodall ha hecho méritos que igualan cientos de científicos en el mundo pero a alguien se lo tenían que dar y ella sin duda supera el listón). Otros son algo más deficientes, como el caso de Robert C. Gallo y Luc Montaguier, paradigma de la investigación interesada.
Y donde ya no cuela es en dos casos recientes, para mí sangrantes: mi paisano Fernando Alonso (2005) y Joanne Kathleen Rowling (2003). Al primero le dan el premio de los Deportes y a la segunda el de la Concordia.
La memez de darle el premio a Fernando Alonso sólo se entiende cuando el oportunismo y lo políticamente correcto se imponen por encima del sentido común. Recordemos que entre otros candidatos estaban Ángel Nieto (13 campeonatos del mundo 13), André Agassi, Fermín Cacho y Carlos Sainz. La comparación con cualquiera de ellos no necesita, en mi opinión, comentario alguno pero si lo hacemos con Hicham El Guerrouj, el premiado del año pasado, acaba siendo sangrante. Hubo que tragar, sin embargo, porque la mercadería tiene su fuerza.
Lo de la Rowling es incluso más raro, porque los méritos de la chica eran haber escrito tres (3) libros. Se hace rica y encima le dan el premio de la Concordia, hay que nacer de pie...
Dice el acta del jurado "por las características de su obra, que trasciende el ámbito literario, para convertirse en un vínculo de unión entre continentes y generaciones que promueve la imaginación como fuente de libertad al servicio del bien y la cooperación y la solidaridad entre las personas".
¿Tiene la Rowling una producción literaria secreta? Mis referencias son que es la autora de los libros de Harry Potter, muy entretenidos, sí, pero cuya "trascendencia del ámbito literario" y su papel "como vínculo intercontinental" no acabo de entender. Tal vez se refieran a que no fue discriminada ninguna moneda, blanca o negra, a la hora de forrarse con las ventas.
16 noviembre 2005
Paulo Coelho, Richard Bach y demás parientes
Y ahora sale Coelho soltando las mismas chorradas que entonces y teniendo un éxito aún mayor. En su momento, la gaviota de marras atravesaba una piedra volando porque se había convencido de que podía. Las leyes de la física cambiaron para ella por esfuerzo de voluntad. En fin, era la versión naif de las frases de don Paulo: "Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena" o "Cuando quieres realmente una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla". Menos mal que los de las pateras no lo han leido aún, porque creo que disentirían.
El libro más conocido de Coelho se llama "El alquimista". El lector se encontrará con la historia de un pastor de ovejas que hace un viaje iniciático desde Andalucía hasta Egipto. Por el camino pasa aventuras como conocer a un mago que sabe destilar el elíxir de la larga vida y que ha fabricado un huevo (la piedra filosofal) con cuya ralladura se puede convertir en oro cualquier otro metal.
Todo el libro es así, ligero, volátil, sintaxis minimalista, vocabulario limitado, contenido inexistente. El resumen es que basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar el lenguaje que está más allá de las palabras. Hasta Fernando Sánchez Dragó escribió cosas con más sentido en "El camino del corazón" (y ya es decir).
No se pierdan el prefacio del alquimista, es lo mejor de la novela, les copio algunos fragmentos reveladores:
"durante 11 años de mi vida estudié Alquimia"
"en Brasil no se encontraban aún publicaciones serias sobre Alquimia"
"... algunas incursiones mías en las áreas pantanosas de la Magia ..."
"Cierta noche, mientras conversábamos después de una extenuante sesión de telepatía..."
No me jodas, Coelho...