03 abril 2021

Mentir en política

Acabo de oír por la radio dos secuencias de declaraciones de políticos de colores diferentes con un nexo: la mentira. Sólo citaré una de ellas: Grande-Marlaska en el asunto del cese de Pérez de los Cobos. Sus declaraciones van cambiando, a veces sutilmente, otras no tanto, según se destapaba información que comprometía las anteriores. Estoy seguro de que en cada país se pueden encontrar ejemplos locales que replican lo mismo. 

Eso me ha hecho recordar el librito de Sam Harris “Mentir” donde desgrana los argumentos que hacen que mentir no sea la mejor opción en casi ninguna circunstancia (creo recordar que él defiende que en ninguna).

Y ambas cosas me han hecho reconocer que la mentira en la política (y en más ámbitos, pero hoy hablo concretamente de esto) tiene más consecuencias que la mera exposición pública de que alguien nos ha querido engañar. Voy a intentar enumerarlas para comprender mi propia desolación. 

Cuando alguien nos miente está afirmando un hecho falso con intención de engañarnos y lo está haciendo con consciencia y con intención. Las consecuencias de una mentira son, o deberían ser, de cierta importancia. La primera es la pérdida de confianza: esa persona ha demostrado que no es de fiar y si ha querido engañarnos una vez, no podemos asegurar que sea la única y que en el pasado y en el futuro esa conducta e intención sean otras. Ya solo con esto, esa persona deja de ser un referente y se convierte en un escombro, una sombra que, no sólo no nos vale para nada, sino que debemos eliminar, siempre con esfuerzo por nuestra parte, del paisaje político en cuando a promesas, programas, declaraciones y confianza. Nada en lo que él intervenga será fiable, nada quedará limpio cuando hable de ello, nada podemos creer si pasa por sus manos porque él mismo se ha encargado de destruir la confianza que podríamos haberle concedido a priori como regalo, ahora dilapidado.

Otras reacciones son posibles, claro, especialmente en política. La más común es la justificación, que muchas veces acaba recurriendo a la causa mayor: en efecto, ha mentido, pero lo hacía por una buena razón o para salvaguardarnos de un mal mayor. No voy a entrar hoy en la repugnancia que me provocan los “fans” que acuden sistemáticamente a este tipo de argumento. Sólo diré que si el político ha destruido la confianza, el “fan” dinamita su propia credibilidad personal al hacer patente que prefiere que nos engañen a que nos cuenten la verdad. Con ello deja claro que él mismo mentiría sin problema renunciando voluntaria y púbicamente a su honradez e integridad, algo de lo que los demás deberíamos tomar nota por si en un futuro nuestros caminos se cruzan en cualquier ámbito, personal o profesional incluidos.

Pero el problema, lamentablemente, no se limita a la destrucción de la confianza en el individuo pillado en falta. Cuando un político miente, lo más frecuente es que en su propio partido se le proteja, se juegue con nuevos engaños para intentar camuflar o atenuar la mentira original. La bola de nieve crece según más políticos se añaden al alud, mienten a su vez y usan un “argumentario” construido para reducir la realidad a términos más beneficiosos para su color, simples de asimilar e intencionalmente sesgados para ocultar lo que evidencia la mentira. Hay intención de confundir, de ofuscar, de impedir la libertad de análisis de la ciudadanía ocultándole información o dándola tan distorsionada que resulta perniciosa.

Cuando esta conducta se generaliza a todos los partidos, las mentiras acumuladas forman tramas complejas, en constante colisión entre ellas, y las consecuencias suben un nivel más: no solo la confianza se socava definitivamente a nivel global (personas y partidos) sino que obliga a los ciudadanos a un inmenso esfuerzo para intentar atisbar la verdad detrás de todas las “realidades alternativas” que se han ido formando con la bola de nieve infinita que una mentira libera. 

En este estadio, ya no es fácil distinguir qué debemos usar como dato y qué debemos descartar, la falsedad se hace tan común que oculta y degrada la información veraz ¿quién nos garantiza la veracidad si la mentira se ha hecho herramienta común para llegar a fines partidistas, para manipular a los ciudadanos a beneficio de un color? La honradez se compromete, no sólo a nivel del mentiroso, sino que éste y sus secuaces consiguen que la duda se extienda a todo el escenario político que se convierte en un mal sueño ¿quién querría vivir en un decorado donde no sólo sabes que hay una gran proporción de falsedad, sino que, además, no puedes reconocer la verdad?

Como dije antes, las consecuencias a nivel social son demoledoras: el ciudadano no fanatizado puede seguir con su ideología personal pero descree del sistema para llevarla adelante, no confía en los “representantes” ya que la mentira usada y aceptada como herramienta política ha destruido esa confianza. Todo el sistema en el que debería basarse una democracia se tambalea y la unión de la sociedad con la política, que es el fundamento de una sociedad avanzada, desaparece. La mentira ha traído la desolación que, como en La historia interminable, nos oscurece el mundo poco a poco.


4 comentarios:

Unknown dijo...

Encontré un escrito suyo sobre la tierra hueca,estoy publicando un pequeño libro sobre este tema que puede ser una erramienta contra quienes invocan a la ciencia para criticar esta idea.tiene información sobre grupos que son defensores de esta idea “la tierra hueca

Ángel M. Felicísimo dijo...

Hola, se nota que no ha leído mi escrito sobre la Tierra hueca porque vengo a decir que creer en ello solo se explica desde la más profunda ignorancia científica. Por si le apetece leerlo, le doy la dirección exacta y en los comentarios hay cosas muy sabrosas. Saludos.
https://golemp.blogspot.com/2008/03/las-entradas-la-tierra-hueca.html

Unknown dijo...

No lo leí por que no creo en la tontería de que exista una civilización dentro de ella ,ni que puedan existir conductos que nos lleven a su interior,pero si estudias el comportamiento de las ondas sismicas tipo s encontraras que estas no pueden atravesar el núcleo de la tierra y esto sólo puede ocurrir si a partir de la discontinuidad de Gutenberg la densidad disminuye,si ves los datos que están viniendo del sismógrafo que instalaron en martes,veras que estos duran más de una hora,ósea Marte vibra como una campana ,la gravedad como sistema dinámico no es un sumidero es un ciclo límite eso es lo que encontré y voy a publicar,puede que tengas razón si piensas que quienes creen en la tierra hueca son un poco ingenuos pero es muy posible que tengan la mente más abierta que un graduado o adoctrinado de Harvard ,( un dato ,sabías que Chandrasekhar el padre de los agujeros negros pidió que Halton ARP uno de los más grandes astrónomos del siglo pasado,fuera expulsado del telescopio de monte palomar,por encontrar evidencias en contra de la teoría del Big Bang,y al final lo lograron,señor las ciencia actual está plagada de estafadores,prefiero a los ingenuos de la tierra hueca ,sorry

Ángel M. Felicísimo dijo...

Y sigues sin leerlo por lo que veo. Lo mínimo es que te tomes el trabajo de hacerlo antes de ponerte a soltar historias sin sentido ("Marte vibra como una campana") que me interesan tanto como las de la Tierra plana. Suerte con el trabajo, espero que sea algo razonado, con pruebas y bien hilado.

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