03 noviembre 2005

Libros que no son superventas

"En 1941, el profesor Richard Evans Schultes desapareció en la selva amazónica donde pasó los siguientes 12 años de su vida explorando ríos que no figuraban en los mapas, recolectando plantas desconocidas para la ciencia y estudiando la sabiduría y las costumbres de docenas de tribus indígenas de Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Venezuela y, particularmente, Colombia." Treinta años después, dos alumnos suyos, también botánicos, Tim Plowman y Wade Davis siguen sus pasos. Tim Plowman morirá y Wade Davis escribirá este libro que recomiendo a todos los que quieran evadirse, al menos un rato, de la ponzoñosa actualidad de este país. Ojo, que luego hay que volver.


Wade Davis, 2004. El río. Editorial Pre-textos, Valencia, 639 páginas. Traducción de Nicolás Suescún. Pueden leerse las primeras páginas en http://www.lafabulaciencia.com/archivo/04/lect-11.html

29 octubre 2005

El estatuto del GILA

Para los que no están al loro informaré que en febrero de este año 2005, Juan José Ibarretxe, presidente del Gobierno Vasco, presentó al Congreso de los Diputados español su propuesta de Estatuto Político, más conocida como Plan Ibarretxe. La propuesta fue rechazada por una exigua mayoría: 313 diputados en contra frente a 29 a favor (para que no tengan que echar cuentas, un 91.5%). Tras el revolcón parlamentario, JJ convocó elecciones anticipadas en el País Vasco a ver si había suerte y ganando votos demostraba fehacientemente que el pueblo vasco estaba con él y que la injusticia cósmica que se había producido debía ser corregida de inmediato. No la hubo (suerte) y la coalición PNV-EA perdió más de 140000 votos.
A pesar de ello, el lehendakari no tiró la toalla y sigue manteniendo que su Plan es la solución a todos los males.
Yo, desde mi escaso entendimiento, he leido atentamente el Plan y le encuentro tantas cosas positivas que, solidariamente, voy a adoptarlo en mi cotidianeidad. No sé si saben que me dedico a la investigación y docencia en la universidad. Adaptando las ideas básicas del Plan a esta situación, queda un articulado ligero de la siguiente guisa.

  1. Se constituye el GILA, Grupo de Investigación Libre Asociado
  2. El GILA es una entidad de destino en lo universal, sea lo que sea tal cosa, y en consecuencia defiende un patrimonio histórico singular que nace en los experimentos de Galileo, del que somos sus herederos legítimos, cosa que se demuestra por los libros de historia que redactaremos en algún momento.
  3. Los integrantes e integrantas del GILA tienen capacidad para decidir lo que les dé la real gana y manifiestan su derecho a establecer un nuevo modelo de relación con la Universidad donde se asientan geográficamente. Estas relaciones se establecen como sigue:
  4. Derechos el GILA: la universidad pagará religiosamente los sueldos del GILA, les dará espacio, calefacción, aire acondicionado y barra libre en el bar.
  5. Derechos de la universidad: la universidad podrá elegir en qué moneda paga los sueldos (dólares o euros).
  6. La universidad aceptará todo aquello que los miembros del GILA decidan democráticamente entre ellos.
  7. En caso de no aceptarlo se abrirá un periodo de negociación bilateral hasta que se cumpla el punto 6.
  8. Para que no se diga y garantizar que el trabajo es de la calidad necesaria, el GILA formará una comisión interna que funcionará de acuerdo con modernos criterios de autoevaluación continua. Esta comisión estará formada por los miembros/as del GILA elegidos democráticamente. Dado el mecanismo intachable aplicado, la universidad aceptará los resultados de la autovaloración que, como la propia expresión indica, será potestad y competencia exclusiva del GILA.
Ahora estoy añadiendo algún detalle leyendo la propuesta de reforma del Estatut catalán, que también tiene ideas brillantes. Estoy barajando alguna cosa sobre la gestión de las matrículas de los alumnos, que creo que vamos a cobrar directamente en el GILA. Ya les contaré.

21 octubre 2005

El ministro desatinado

Italo Calvino es un escritor que tiene escrita una trilogía muy recomendable formada por "El barón rampante", "El vizconde demediado" y "El caballero inexistente". Son tres novelas cortas y absolutamente chifladas que me han venido a la cabeza al oir las últimas declaraciones de nuestro ministro de asuntos exteriores Miguel Ángel Moratinos, que tal vez podría ampliar la colección hasta conformar una tetralogía. Sería la historia de un señor que llega a ministro en un mundo real pero que vive en un plano paralelo de la realidad donde algunas cosas ocurren de otro modo mientras otras, aparentemente, no ocurren. De otra forma no se explican declaraciones perpetradas sin el más mínimo sonrojo en los últimos tiempos. Por ejemplo, ese extraño empeño en convencernos de que las relaciones con Marruecos son excelentes. Conste que me considero más cercano a los marroquíes que a los suecos, por poner un ejemplo, pero nuestros vecinos del Sur sólo se atusan el caftán si ven negocio en el horizonte, y nuestras relaciones son lo que han sido siempre: un regateo constante donde somos, sin duda, los menos profesionales. Otra declaración de origen indudablemente alienígena es aquella donde el entrañable ministro nos alecciona sobre los esfuerzos del gobierno marroquí en la defensa de los derechos humanos, terreno donde ni el actual Mohammed Ben Al Hassan ni su difunto progenitor fueron nunca los primeros de la clase.
Y en cambio, no parecen existir en ese plano astral pequeños detalles como la existencia de un antiguo Sahara Español (sí, español), abandonado a su suerte, donde la gente aún espera que España deje de mirar hacia otro lado, se vuelva y dé la cara, aunque sea tarde. Tampoco parece que moleste demasiado la situación de otra ex-colonia, antes llamada Guinea Española, donde hace ya más de 25 años un tal Teodoro Obiang llegó al poder mediante golpe de estado, ejecutando de paso a su antecesor y dejando el país cual merienda de negros (con perdón).
El ministro no está sólo, sin embargo. Y para que no se me acuse de sectario baste recordar a un tal José María Aznar que nos aseguraba (supongo que abducido por extraterrestres, porque si no, no hay explicación) la indudable existencia de armas de destrucción masiva en Irak ("créanme", decía el tío). O Manuel Fraga, capaz de dar saltos de funámbulo como supone el recibir a Fidel Castro (otro demócrata de aquí te espero) con gaitas, pulpo a feira y lo que haga falta.

15 octubre 2005

Murphy y los conspiranoicos

Acabo de leer el libro "Las 20 grandes conspiraciones de la historia". Bueno, casi. Debo reconocer que cuando llegué a que lo de la Luna de 1969 fué una película grabada en un estudio, y además, con fallos que no tenían las pelis de la época ("2001 Una odisea del espacio", de Stanley Kubrik, por ejemplo), me dí por vencido. El librito en cuestión fue recomendado, como no, por Iker Jiménez en su programa (ver más abajo) como una obra de referencia para comprender las manipulaciones a las que nos somete no se sabe muy bien quién.
Vaya por delante que no voy a hablar del libro, salvo para decirles que no se han perdido nada.
El fondo de las historias es la palabra "conspiración" que se usa en la acepción de un gran engaño urdido por grupos misteriosos para objetivos oscuros. A los adeptos a esta visión de las cosas se les llama, para bien y para mal, "conspiranoicos".
La conspiranoia tiene un problema intrínseco que parece haber pasado inadvertido para los adeptos: achaca a gobiernos, grupos misteriosos, herederos de ocultas sectas iniciáticas, la capacidad de planificar, ejecutar y controlar toda clase de hechos de repercusión mundial y, además, de camuflarlos vendiendo falsas versiones perfectamente orquestadas y maquilladas de forma que todo el mundo (salvo los conspiranoicos, claro) es engañado y lo ve de otra manera.
¿Cuál es el problema? Pues básicamente que no hay nadie capaz de planificar semejantes conspiraciones. Somos una chapuza, no somos capaces de hacer más allá de una O con un canuto (algunos ni eso). Baste ver la planificación (?) de la invasión de Irak por la nación más potente, informada y satelizada, con perdón, del mundo para empezar a dudar que los USA sean capaces de ocultar un platillo volante desde 1947 hasta nuestros días (incidente Roswell). Si realmente hubiera pasado, alguno hubiera cantado al primer divorcio, depresión o borrachera de fin de semana y hubiera salido en el "Hello" (el "Hola" versión guiri). A lo mejor, a los conspiradores no les pasa nada de eso, no sé...
Luego tenemos las Leyes de Murphy, implacables y de aplicación universal. Baste con recordar la primera: si algo puede salir mal, saldrá mal.
Hacer conspiraciones en este entorno es imposible, oiga. Los conspiranoicos infravaloran por varios órdenes de magnitud la estupidez humana y la capacidad de la naturaleza para sembrar el caos.
Aunque ahora ha surgido un nuevo chivo expiatorio para dirigir las miradas conspiranoicas: los "illuminati". Están de moda, parece que han gobernado el mundo desde siempre y tienen hasta página web. Aunque en este caso creo que debe ser verdad porque lo he visto en una peli ("Tomb Raider") y perdonen pero Angelina Jolie, aparte de ser algo más palpable que los herederos del Temple o de las sectas piramidales, me da muchísimo mejor rollo.

11 octubre 2005

La vacuna de la razón

Hay un programa radiofónico en la SER que se llama Milenio 3. Lo dirige un periodista llamado Iker Jiménez y lo he escuchado atentamente algunas veces que se me ha puesto a tiro. Hoy lo he buscado en internet y en la presentación del programa en su página web aparece lo siguiente: "Misterios no resueltos, periodismo de investigación, fenómenos extraños, ciencia de vanguardia..."; y aquí es que me sale lo del "no pasarán". Vaya por delante que cada uno se gana la vida como puede pero hasta aquí hemos llegado. Y es que los contenidos del programa son cualquier cosa menos ciencia. La ciencia se publica, es pública y transparente, y se somete a verificación a través de procedimientos (el método científico) mejorables pero honrados. Sería complicado explicar con brevedad las trampas semánticas, los retortijones a la lógica, la verborrea sin contenido que alimenta este programa y renuncio a ello. Pero a lo que no renuncio es a reclamar respeto para los que creemos que la razón es la herramienta fundamental que nos permite separar la verdad de la mentira, lo probable de lo improbable, los hechos de las supersticiones. No me toquen la ciencia, please, que hablar de método científico aplicado a parapsicología, fantasmas, psicofonías y demás bichos de la nutrida fauna del zoo Iker es como dice un ilustre tertuliano de la radio "una parajoda".
El problema es que es muy fácil alimentar con chorradas la imaginación del personal. Yo soy un buen aficionado al cine y literatura de ciencia ficción y no me perdía los expedientes X en la tele. Pero de aquí a comulgar con ruedas de molino hay un abismo. ¿Dónde está la trampa? Pues está en que las opiniones de barra de bar y los razonamientos marca Groucho Marx los puede hacer cualquiera. Lo que no es tan fácil es acumular conocimiento, contexto y fundamentos para debatir, criticar y valorar en profundidad. Eso lleva tiempo, estudio y esfuerzo, y claro, es demasiado pedir. Es más fácil escuchar a personajes como Rappel, la pitonisa Lola o Iker Jiménez que a Manuel Toharia o a Juan Luis Arsuaga (y pongo ejemplos con pico de oro), o leer las memeces de J. J. Benítez que la divulgación de altura de Stephen Jay Gould.
Acabaremos teniendo un "Instituto de Ciencias Religiosas" ya verán.

09 octubre 2005

Estrategia evolutivamente estable

En 1989, un biólogo llamado Richard Dawkins publicó un libro titulado "El gen egoísta". Aunque la idea es anterior, aquí lei por primera vez la expresión "estrategia evolutivamente estable" (EEE). Se llama así a un comportamiento que por su propia naturaleza tiende a perpetuarse en la sociedad. Un contraejemplo sería una sociedad que decidiera matar a sus hijos al nacer; obviamente, dicha sociedad desaparecería en breve por adoptar este comportamiento de decrecimiento insostenible. Una EEE políticamente incorrecta pero indiscutible sería que una sociedad practicara la eutanasia de los más viejos para poder sobrevivir en tiempos de penuria (véase la película de Shohei Imamura "La balada de Narayama").
La idea me llamó la atención y con los años he ido interpretando, a veces dando saltos mortales, algunas cosas que nos pasan a la luz de las EEE.
Por ejemplo, a pesar de lo inverosímil de la monarquía como régimen (eso de que el derecho a gobernar se propaga por los espermatozoides es algo difícilmente defendible) ahí tenemos la nuestra, con tanto apoyo popular que hasta Labordeta se apunta, eso sí, sólo cuando le sube la alcoholemia. Y resulta que en nuestro país el rey ni siquiera gobierna, sólo reina, sea lo que sea tal cosa. La EEE es que, ante el patético espectáculo de la clase política, rebosante de gañanes y treparriscos, el único asidero con visos de firmeza y por encima del lodo parlamentario es un tal Juan Carlos R. Y la EEE funciona porque si tuviéramos realmente que confiar en los gobiernos que periódicamente nos salen de la urnas sería para echarse a temblar y apuntarse a otra EEE infalible: las religiones, cuanto más oscurantistas mejor, que pensar es duro.
El rey, por tanto, es un asidero emocional para la peña, y para eso se le paga. Yo, que no soy nada y mucho menos monárquico, espero sin embargo que cumpla con su trabajo. Por el momento lo va haciendo con solvencia, aunque hay que reconocer que las casas reales europeas han dejado el listón por los suelos. Eso sí, que no se quejen demasiado, que el presupuesto de la Casa Real para el 2006 es de 9,05 millones de euros, algo más de 1505 millones de pesetas.
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