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15 octubre 2013

Imagina que el cielo no existe

Un amigo acaba de revelarme este texto que no conocía. Es la aportación que Salman Rushdie escribió para un libro cuya reseña no he podido encontrar. El texto se ha publicó hace años en varios diarios (Clarín, El Mundo...) y está dirigido al individuo 6000000000 de la especie humana:


Querida pequeña persona viva número seis mil mi­llones:
Como miembro más reciente de una especie sabi­damente inquisitiva, es probable que no tardes mucho en empezar a hacerte las dos preguntas de los sesenta y cuatro mil dólares con las que los otros 5.999.999.999 humanos venimos lidiando desde hace tiempo: ¿Cómo hemos llega­do hasta aquí? Y ahora que esta­mos aquí, ¿cómo vamos a vivir?
Curiosamente –como si no nos bastara con seis mil millones de congéneres–, casi con toda segu­ridad te insinuarán que para en­contrar respuesta a la pregunta del origen es necesario que creas en la existencia de un Ser más, invi­sible, inefable, presente "en algún sitio por ahí arriba", un creador omnipotente a quien nosotros, pobres criaturas limitadas, somos incapaces siquiera de percibir, y menos aún de comprender. Es decir, te alentarán con insistencia a imaginar un cielo con al menos un dios residente.


Este dios-cielo, dicen, creó el universo revolviendo su materia en una olla gigante. O bailó. O vomitó la Creación de sus propias entrañas. O simplemente pronunció unas palabras para dar­le existencia y, ¡zas!, existió.
En algunas de las historias de la creación más interesantes, el dios-cielo único y poderoso se subdivide en muchas fuerzas menores: deidades subalternas, avatares, "ancestros" metamórfi­cos gigantescos cuyas aventuras crean el paisaje, o los panteones caprichosos, arbitrarios, entro­metidos y crueles de los grandes politeísmos, cuyas desaforadas hazañas te convencerán de que el motor verdadero de la creación fue el anhelo: de poder infinito, de cuerpos humanos que se rompen con excesiva facilidad, de nubes de gloria. Pero justo es añadir que hay asimismo historias que transmiten el mensaje de que el impulso creador primigenio fue, y es, el amor. Muchas de estas historias se te antojarán sumamente hermosas y, por tanto, seductoras.
Ahora bien, por desgracia, no te exigirán una respuesta a ellas puramente litera­ria. Sólo las historias de religiones "muertas" pueden valorarse por su belleza. Las religiones vivas te exigen mucho más. Te dirán, pues, que la fe en "tus" historias y la adhesión a los rituales de ve­neración que se han desarrollado en torno a ellas deben convertirse en parte esencial de tu vida en este mundo abarrotado de gente. Las llamarán el corazón de tu cultura, incluso de tu identidad individual. Puede que en algún punto las sientas como algo de lo que es im­posible escapar, imposible escapar no como de la verdad, sino como de la cárcel. Acaso en algún punto dejen de parecerte textos en los que unos seres humanos han in­tentado resolver un gran misterio y te parezcan, en cambio, los pre­textos para que otros seres huma­nos debidamente ungidos te den órdenes.
Es cierto que la historia humana está llena de esa opresión pública forjada por los aurigas de los dioses. En opinión de las per­sonas religiosas, no obstante, el consuelo íntimo que procura la religión compensa con creces el mal obrado en su nombre. A medida que ha aumentado el conocimiento humano, ha que­dado claro asimismo que toda na­rración religiosa sobre cómo llega­mos aquí está totalmente equivo­cada.
En última instancia, esto es lo que tienen en común todas las religiones: no acertaron.
No hubo revoltillo celestial, ni danza del hacedor, ni vómito de galaxias, ni antepasados canguros o serpien­tes, ni Valhalla, ni Olimpo, ni un truco mágico de seis días seguido de un día de descanso. Todo mal, mal, mal.
Pero en este punto nos encontramos algo realmente extra­ño. El error de los relatos sagrados no ha mermado el fanatismo del devoto. Es más, el simple delirio inconexo de la religión conduce al religioso a insistir de manera cada vez más estridente en la importan­cia de la fe ciega. De resultas de esta fe, dicho sea de paso, en muchas partes del mundo ha sido imposible impe­dir el alarmante crecimiento del número de seres humanos. Cul­pemos de la superpoblación del planeta, por lo menos en parte, al deplorable sentido de la orien­tación de los guías espirituales de la especie.
En tu propio tiempo de vida, bien puede ocurrir que seas testigo de la llegada del nueve mil millonésimo ciudadano del mun­do. Si eres indio (y tienes una entre seis posibilidades de serlo), aún estarás vivo cuando, gracias al fracaso de la planificación fa­miliar en ese país pobre y dejado de la mano de Dios, su población supere a la china. Y si como resul­tado de las restricciones religiosas sobre el control de la natalidad nacen demasiadas personas, tam­bién morirán demasiadas perso­nas, porque la cultura religiosa, negándose a afrontar las reali­dades de la sexualidad humana, también se niega a luchar contra la propagación de enfermedades de transmisión sexual.
Hay quienes dicen que las grandes guerras del nuevo siglo volverán a ser guerras religiosas, yihads y cruzadas, como en la Edad Media. Aunque, desde hace ya años, suenan en el aire los gri­tos de guerra de los fieles mientras convierten sus cuerpos en bombas de Dios, y también los alaridos de sus víctimas, me he resistido a creer en esta teoría, o al menos en el sentido que le da la mayoría. Llevo tiempo afirmando que la teoría del "choque de las civili­zaciones" de Samuel Huntington es una simplificación excesiva: que la mayoría de los musulma­nes no tienen el menor interés en participar en guerras religiosas, que las divisiones en el mundo musulmán son tan profundas como sus elementos comunes (si te cabe alguna duda de que esto es así echa una ojeada al conflicto suní-chií en Irak). Apenas puede encontrarse nada que se parezca a un objetivo islámico común.
In­cluso cuando la OTAN no islámi­ca libró una guerra a favor de los albaneses kosovares musulmanes, el mundo musulmán fue remiso a la hora de ofrecer la muy necesa­ria ayuda humanitaria. Las auténticas guerras religio­sas son las guerras que las reli­giones desatan contra ciudadanos corrientes dentro de su "esfera de influencia". Son guerras de los píos contra los prácticamente indefensos: los fundamentalistas estadounidenses contra los médi­cos partidarios de la libre elección, los mulás iraníes contra la mino­ría judía de su país, los talibanes contra el pueblo afgano, los fun­damentalistas hindúes de Bombay contra los musulmanes cada vez más asustados de la ciudad. Y las auténticas guerras reli­giosas son asimismo las guerras que las religiones desatan contra los no creyentes, cuya intolerable incredulidad se recalifica como de­lito, como razón suficiente para su erradicación.
Pero con el paso del tiempo me he visto obligado a reconocer una cruda realidad: que la masa de los llamados musulmanes corrientes parece haberse dejado embaucar por las fantasías paranoicas de los extremistas y parece dedicar una mayor parte de su energía a la movilización contra caricaturistas, novelistas o el Papa, que a conde­nar, privar de derechos civiles y expulsar a los asesinos fascistas que habitan entre ellos.
Si esta mayoría silenciosa permite que se libre una guerra en su nombre, se convertirá finalmente en cómplice de esa guerra. Por tanto, quizá sí se ha inicia­do, al fin y al cabo, una guerra re­ligiosa, porque está permitiéndose a los peores de nosotros dictar las prioridades de los demás, y por­que los fanáticos, que no se andan con chiquitas, no encuentran opo­sición suficiente entre "su propio pueblo".
Y si eso es así, los vencedores de dicha guerra no deben ser los estrechos de miras que, como siempre, marchan a la batalla con Dios de su lado. Elegir la in­credulidad es elegir el espíritu so­bre el dogma, confiar en nuestra humanidad y no en todas esas peligrosas divinidades.
Así pues, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? No busques la respuesta en las narraciones "sagradas". Puede que el imperfecto conocimiento humano sea un camino lleno de baches y hoyos, pero es el único camino a la sabiduría digno de seguirse. Virgilio, que creía que el apicultor Aristeo podía generar espontáneamente abejas nuevas a partir de una vaca muerta en des­composición, estaba más cerca de la verdad sobre el origen que todos los libros venerados de la Antigüedad. Las sabidurías an­cestrales son tonterías modernas.
Vive en tu tiempo, utiliza lo que sabemos, y cuando crezcas, quizá la especie humana haya crecido por fin contigo. Como dice la canción: "Es fácil si lo intentas".
En cuanto a la moralidad, la se­gunda gran pregunta –¿cómo vi­vir?, ¿cuál es la actuación correcta y cuál la incorrecta?– se reduce a tu predisposición a pensar por ti mismo. Sólo tú puedes decidir si quieres que la ley te sea entrega­da por sacerdotes y aceptar que el bien y el mal son cosas de algún modo externas a nosotros. A mi juicio, la religión, incluso en su forma más elaborada, en esencia infantiliza nuestra identidad ética estableciendo árbitros infalibles de la moral y tentadores irredimiblemente inmorales por encima de nosotros: los padres eternos, el bien y el mal, la luz y las tinieblas, el reino sobrenatural.
¿Cómo, pues, vamos a tomar decisiones éticas sin un regla­mento divino o un juez? ¿Es aca­so la incredulidad el primer paso en la larga caída hacia la muerte cerebral del relativismo cultural, conforme al que muchas cosas insoportables –la circuncisión femenina, por citar sólo un ca­so– pueden disculparse por mo­tivos culturalmente específicos, y la universalidad de los derechos humanos puede también pasarse por alto? (Esta última muestra de negación moral encuentra parti­darios en algunos de los regíme­nes más autoritarios del mundo, y también, inquietantemente, en las páginas de opinión del Daily Telegraph.)

Bien, pues no lo es, pero las ra­zones para dar esta respuesta no están claramente definidas. Sólo una ideología de línea dura está claramente definida. La libertad, que es la palabra que empleo para la posición ética secular, es ine­vitablemente más confusa. Sí, la libertad es ese espacio donde pue­de reinar la contradicción; es un debate interminable. No es en sí misma la respuesta a la pregunta de la moralidad, sino la conversa­ción sobre esa pregunta. Y es mucho más que simple relativismo, porque no es simple­mente una tertulia interminable, sino un lugar donde se toman de­cisiones, se definen y defienden valores.
La libertad intelectual, en la historia europea, ha represen­tado sobre todo libertad respecto a las restricciones de la Iglesia, no del Estado. Esta es la batalla que libró Voltaire, y es también lo que nosotros, los seis mil millones, podríamos hacer por nosotros mismos, la revolución en la que cada uno de nosotros podría des­empeñar nuestro pequeño papel, una seis mil millonésima parte del total. De una vez por todas, po­dríamos negarnos a permitir que los sacerdotes, y las ficciones en cuyo nombre afirman hablar, sean la policía de nuestras libertades y nuestro comportamiento. De una vez por todas, podríamos devolver las historias a los libros, devolver los libros a las estanterías y ver el mundo sin dogmas y en toda su sencillez. Imagina que el cielo no existe, mi querido seis mil millo­nésimo, y de inmediato no habrá más límite que el cielo.

08 febrero 2011

Confidencias de un ateo

No creo que ningún dios exista. Ni Thor, ni Ra, ni Yahvé, ni Shiva, ni ningún otro. Soy, por tanto, ateo.  De vez en cuando tengo algún debate sobre el asunto, a veces con creyentes más o menos verdaderos, a veces con agnósticos más o menos reflexivos. El debate suele plantearse de una manera que, en mi opinión, es errónea y que parte de la suposición de que ser teísta es lo natural y que ser ateo es la consecuencia de algún proceso que te lleva desde el lado "bueno" al "malo". No es mi caso y comentaré algo de eso a continuación aprovechando que acabo de leer un post en la Ciencia y sus Demonios que dice que la "hipótesis de dios" no puede ser abordada desde un punto de vista racional y con el que no estoy completamente de acuerdo.

Evolución: del pensamiento mágico al pensamiento racional
En cierta ocasión una creyente me preguntó cómo había perdido la fe. La pregunta estaba equivocada e intenté explicarle la razón. De niño yo iba a misa, hice algún curso de catequesis y confesaba mis "pecados". No quedaba otro remedio, por supuesto, ya que estábamos en una sociedad que se declaraba católica. A resultas de todo eso creía en el dios de los católicos, y esto es lo importante, del mismo modo con el que creía en los Reyes Magos o en la bruja buena que vivía en la casa blanca del camino al río. El tiempo pasó y como todos los niños me enteré de qué iban los regalos navideños y que aquella bruja era una señora como cualquiera otra. En ese proceso, el dios de los católicos siguió el mismo camino que los otros personajes de ficción infantil y lo hizo sin mayor algarabía ni crisis existencial. Hoy sigo considerándolo justa y solamente eso, una de tantas cosas que los niños creen pero que al crecer vemos como una de tantas fantasías de un periodo donde la inmadurez nos hace compatibles con el pensamiento mágico.
Esa parte de mi vida mostró simplemente que el adoctrinamiento sufrido durante años tuvo que rendirse a la razón, la herramienta que uso para intentar distinguir lo verdadero de lo falso. Otros niños no tuvieron esa posibilidad y, tal vez más influenciables o menos reflexivos, ya no cuestionaron las "verdades" que les inculcaron en una época especialmente vulnerable.
Una vez que descartas a los Reyes Magos y los colocas en el cajón de los seres imaginarios es casi imposible que vuelvas a creer en su existencia. Has leído, has estudiado, has reflexionado, has vivido. El resultado es que poco a poco vas organizando una concepción de mundo basada ya en tus experiencias y no en lo que te cuentan tus padres o el cura de la parroquia. En esa cosmovisión podrías incluir a los Reyes Magos pero eso no sale gratis ya que suponer su existencia generaría conflictos incompatibles con el resto de tu experiencia.
Con los dioses me pasa exactamente lo mismo: los que creen en ellos me cuentan que tienen unas propiedades tan increíbles que el choque con la realidad se me antoja insalvable. Para su pesar, creer en esta etapa de mi vida ya no es lo mismo que creer de niño: el pensamiento lógico ha sustituido al pensamiento mágico y la confianza incondicional en lo que te cuentan ya no existe. Leo por ahí que este proceso me ha convertido en un positivista, filosóficamente hablando. Aparte de las denominaciones, en este momento serían necesarias pruebas extraordinarias para convertirse en un teísta y toda mi experiencia me dice que semejante pruebas no existen.

Probando, probando (o intentándolo)
Con lo anterior creo que mi opinión sobre este tema queda bastante clara pero podemos dar un par de pasos más. La pregunta del millón es, por supuesto si la existencia de un dios puede ser probada. Aquí comienzan a manifestarse los conflictos con los adictos al pensamiento mágico ya que es necesario un consenso sobre que consideramos "prueba". Algunos "mágicos" defienden que su única experiencia personal es prueba suficiente: ellos "saben" que dios existe, luego dios existe. Lo sorprendente es que la incoherencia de su argumento no les es evidente. Si funcionara, el yeti, las abducciones extraterrestres y la Tierra plana serían reales solo porque alguien cree en ellos. En resumen, si alguien tiene una epifanía o un "viaje" puede acabar creyendo en un dios y estar convencido, más allá de cualquier duda, de su existencia pero esa "existencia" no se transfiere mágicamente a la realidad. Curiosamente, este argumento fue utilizado sin rubor en foros presuntamente serios.
Otros "mágicos" intentan acercarse a un concepto de prueba más general. Aquí hay dos tendencias que, en mi ignorancia de la terminología filosófica, llamaré respectivamente "prueba argumental" y "prueba empírica".
La prueba argumental se basa exclusivamente en razonamientos que aplicando la lógica y los conocimientos disponibles intentan llegar a la conclusión de que un dios existe (o de todo lo contrario). Los más conocidos son el argumento ontológico y el cosmológico. Desde mi punto de vista, las pruebas basadas en argumentos verbales tienen un problema fundamental aparte de su mayor o menor consistencia lógica: dan a entender que el salto desde el mundo de las palabras al mundo real tiene efectos reales o, dicho de otro modo, un argumento aparentemente correcto ejercerá una misteriosa fuerza sobre la realidad que hace que esta se adapte a lo que de él se deduzca. Insisto en la expresión "aparentemente correcto" porque en el pasado se han propuesto muchos argumentos que hoy se revelan de una candidez extrema pero que entonces parecían irrefutables. Entre unos y otros solo ha cambiado nuestro conocimiento del mundo. En mi opinión, un argumento formalmente correcto (aparentemente correcto) es poderoso en el sentido de que puede ser un estímulo intenso (piensen en los "experimentos mentales" de Einstein) pero le falta un requisito: el contraste empírico. Conste que lo mismo es aplicable a los argumentos en sentido contrario, como la paradoja de Draygomb, por poner un ejemplo cualquiera.
Y llegamos al final porque ese contraste empírico es el último tipo de prueba y, de hecho, la única que desde mi enfoque sería aceptable y suficiente. Hasta el presente, entiendo que la única prueba empírica que los "mágicos" pueden esgrimir son los llamados "milagros", hechos que la ciencia no es capaz de explicar y que al violar las leyes de la naturaleza prueban que hay una intervención sobrenatural que se atribuye a un dios. En mi opinión, esas pruebas presentan un par de problemas que las hacen insuficientes. El primero es que el hecho de que la ciencia no sea capaz de explicar algo hoy no significa que no pueda hacerlo mañana. El segundo, el más importante, es que el hecho de que la ciencia no pueda explicar algo hoy, o mañana, o nunca, no prueba ni implica que la causa sea sobrenatural siendo indicio únicamente de nuestras limitaciones. En los "milagros", la relación causa (un dios) efecto (curación, por ejemplo) siempre es un suposición, una afirmación gratuita que los creyentes aceptan sin más y que yo veo con absoluto escepticismo.

Dioses con atributos humanos
Finalmente, en las discusiones suele aparecer la pregunta ¿y tú puedes demostrar que los dioses no existen? A eso se suele contestar de dos formas. La primera es que la carga de la prueba corresponde al que afirma su existencia. Es una respuesta razonable pero insatisfactoria porque realmente no responde a la pregunta. La segunda es que no es posible demostrar la inexistencia de algo como "dios". La primera dificultad radica en la propia demostración de "inexistencia": yo no puedo demostrar que nuestro universo no es una simple vesícula en el interior de una gigantesca serpiente que vive en un mundo de seis dimensiones. Pero si yo lanzara esa afirmación no me extrañaría de que cualquiera me pida pruebas de semejante atrevimiento y esas pruebas deberían ser rotundas.

La serpiente cósmica en cuyo interior se aloja nuestro universo.
Con la existencia de uno o varios dioses pasa lo mismo pero solo hasta cierto punto ya que el entusiasmo de los creyentes les ha llevado a cruzar una línea de difícil retorno. Por ejemplo, los cristianos asignan a su dios propiedades extraordinarias, entre ellas el ser omnipotente, omnisciente e infinitamente bueno y misericordioso entre otras cosas. Esas supuestas características divinas han creado un enorme cúmulo de problemas ya que, a cualquiera con un mínimo de comprensión lectora le resulta evidente que en su libro sagrado ese dios manifiesta frecuentemente una crueldad espantosa. Incluso haciendo abstracción de ese libro, la existencia de víctimas inocentes en desastres naturales es incompatible con la bondad y omnisciencia de su dios. En algunas discusiones con fundamentalistas bíblicos yo les ponía el ejemplo siguiente: estoy observando a un niño jugar y me doy cuenta de que un camión está dando marcha atrás y va a aplastarlo; si yo puedo retirar al niño de ese lugar pero me quedo mirando como muere sin hacer nada, la mayoría de la gente dirá que soy un malvado. Curiosamente, esa es la conducta del dios cristiano: jamás interviene, pudiendo hacerlo, para salvar a alguien obviamente inocente, de una desgracia. Por ese motivo, la existencia de un dios con las características del cristiano es imposible, se da de bruces con la evidencia de la realidad.

Finalizando
Verán que no me he puesto a discutir sobre lo positivo o negativo de las religiones ya que el objetivo del post es simplemente contarles el punto de vista sobre los dioses, punto de vista extrapolable a todo el cortejo de seres sobrenaturales que suelen acompañarlos en la mayoría de las religiones. Lo que sí me gustaría destacar es que todos los creyentes de las religiones monoteístas niegan los dioses de los demás. Son ateos para todos los dioses menos uno que, casualmente, suele coincidir con el de la religión que le inculcaron de niño. Dada la diversidad de dioses en los que la humanidad cree, se me hace especialmente llamativo que cada cual vea tan evidente la falsedad de los ajenos como la realidad del propio.

09 octubre 2010

Como comparar dos libros puede llevarte a la cárcel

En la Europa de la libertades, un tribunal ha decidido que comparar el libro X con el libro Y puede ser motivo suficiente para encarcelarte. ¿Extraño, no? Pues resulta que un tipo llamado Geert Wilders, presidente del Partido por la Libertad holandés, dijo que El Corán es "un libro fascista como el Mein Kampf".
Wilders reconoce abiertamente que detesta el islam y sostiene sin tapujos que es una ideología peligrosa y violenta. A partir de ahí, la frase citada sirvió para que se la haya abierto un juicio por "incitación al odio, discriminación e insultos a los musulmanes" ante el cual Wilders dice que simplemente hace uso de su libertad de expresión para manifestar su opinión .
En la mía, que la comparación sea justa o sea una tontería no es importante. Tampoco es la cuestión de fondo estar de acuerdo o no con Wilders respecto al carácter del Corán. La cuestión es mucho más profunda y relevante  ¿puedo expresar en público la opinión de que el Corán incluye contenidos que son una amenaza para, por ejemplo, las sociedades occidentales sin que eso sea considerado incitación al odio? ¿Toda opinión crítica al Corán será considerada un insulto a los musulmanes y me llevará a juicio?

El caso es que en países laicos parece que algunos tribunales empiezan a acotar la libertad de expresión trazando límites que casualmente siempre coinciden con la superficie de la religión islámica.
Avisos hubo, no hay que negarlo. Nos caímos del guindo al enterarnos de la fatwa del ayatolá Jomeini en 1989 llamando al asesinato del escritor Salman Rushdie por blasfemia y apostasía. El affaire de las caricaturas de Mahoma publicadas en un diario danés en el año 2005 nos hizo evidente que la condena de Rushdie no nos era tan ajena como pudo parecer en un principio. En este caso, el gobierno danés defendió la libertad de expresión y se negó a ceder a las presiones que, lamentablemente, fueron ejercidas no solo por países islámicos sino también por los EE.UU. y Gran Bretaña. Parece que fue aquí donde surgió la expresión mágica ya que estos últimos países calificaron las caricaturas como un inaceptable incentivo al odio religioso y étnico. Además de numerosas y violentas manifestaciones en varios países islámicos, las representación consular de Dinamarca en Beirut y la embajada en Siria fueron incendiadas y el periódico amenazado. Ninguno de los casos pierde vigencia ya ue la fatwa de Rushdie sigue ne pie y en enero de este mismo año 2010 un tipo armado con un hacha intentó matar a uno de los dibujantes. 
La equiparación de una caricatura con la "incitación al odio religioso y étnico" (¿étnico?) y la aplicación de esta expresión talismán a la comparación de los dos libros solo se explica por el miedo y por falta de convicción a la hora de defender derechos que nos hemos otorgado en un proceso largo y costoso. Es necesaria, en primer lugar, una reflexión sobre la solidez de nuestros principios y, en segundo, sobre intromisión de las religiones en las reglas sociales. Estamos en la sociedad de la tolerancia pero es necesario no sólo que la apliquemos nosotros sino que la exijamos al otro lado.

13 septiembre 2010

Quemar o no quemar (Coranes): elogio de la indiferencia y de la defensa de derechos

Gente como el "pastor" Terry Jones existe y existirá siempre (no caigan en la tentación casi irresistible de confundirlo con el miembro homónimo de los Monty Python). Son, por fortuna y por el momento, una minoría desquiciada y agresiva pero el desarrollo de esta pequeña historia ha mostrado que el problema que realmente debe solucionarse no son ellos. Me explico: con gente así tendremos que lidiar por pura estadística, jamás desaparecerán. Ante la imposibilidad de librarnos de ellos, la reacción más sana es la indiferencia ya que sus acciones sólo son ruido, no contienen nada valioso que merezca la pena escuchar. No quiero confundir la indiferencia con la tolerancia. Ser tolerante es aceptar el derecho que tienen los demás a hacer algo aunque este algo nos desagrade; la indiferencia añade un punto de desprecio y es, por lo tanto, algo más recompensante.

Quema de libros en Berlín, 10 de mayo de 1933

Esa deseable reacción de indiferencia no será unánime. Si Jones está, por hacer un símil estadístico, en una cola de la distribución, los del otro extremo reaccionarán de forma similar, posiblemente mimética, con lo que nosotros, que estamos en el medio, deberemos tratar a ambos de igual forma.
Pero analizando lo que ha pasado con el mencionado Jones podemos darnos cuenta de varias cosas:
el anuncio de la quema de Coranes por parte de este soplagaitas recibió una publicidad incomprensible que gracias a las escasas luces de los medios de comunicación alcanzó en pocas horas una repercusión internacional. Ese es el primer problema serio que deberíamos solucionar: la educación de los medios. Si eso no se produce, visto el facilísimo éxito mediático de la iniciativa, siempre habrá gente dispuesta a anunciar cualquier cosa con tal de aparecer en la televisión. Es tan barato...
El segundo problema ha sido la reacción de la mayoría de la sociedad estadounidense. La indiferencia no se produjo sino más bien una reacción en cadena de emociones dispares aderezada por intervenciones que nunca recomendaron la conducta más razonable: ignoren a ese payaso.
El tercer problema fue que nadie "importante" (al menos que yo sepa) defendió el derecho a quemar cualquier libro, estatua o fotografía que uno pueda tener. Quemar un Corán (o una Biblia) es un gesto que, aunque a mí me parezca innecesario, no tiene efecto alguno sobre las cosas. Es, o debería ser, como quemar una guía telefónica, "El capital" o, si nos ponemos a lo grande, las obras completas de Lenin.
Sin embargo, nadie se atrevió a plantear esa cuestión en un contexto de completo acojone ante la prevista ira islámica y sus posibles consecuencias.
Y eso nos lleva al otro lado. En este caso concreto desconozco la proporción de musulmanes que podrían ofenderse por esa anunciada combustión y tampoco sé cuántos de ellos estarian dispuestos a matar al autor de la ofensa. Temo, sin embargo, que la minoría no es aquí sólo una anécdota y que la acción violenta vía fatwa o cualquier otro pretexto es probable vista su persistencia en imponer el pensamiento mágico sobre la sociedad civil, sea ésta o no de la misma cuerda. Personalmente creo que ello refleja falta de fe porque un creyente de verdad no puede rebajar a su dios hasta el extremo de creer que puede ofenderse porque una reacción química degrade unos papeles en un rincón de este mundo. Pero bueno, muftíes y ayatolás tiene la iglesia por lo que ese tercer problema a solucionar es nuestro y se traduce en la falta de convicción a la hora de defender derechos elementales (digo elementales en su acepción de obvios) cuando a ellos se opone un grupo de fanáticos.

Relacionado: los libros arden tan bien.

04 junio 2010

Pterodáctilos en una pajarera

En busca del ninki-nanka, o del orang-pendek... Toda una caterva de personajes se ha dedicado durante años a la búsqueda de bichos inexistentes. A veces se trató de gente honrada como Percy Harrison Fawcett cuya vida fue una continua aventura con final poco feliz.
Lo de hoy es de otro pelaje porque me acabo de enterar de una expedición en busca de pterodáctilos vivitos y colenado. La gente que la organiza ha utilizado sofisticados métodos de análisis que les han permitido trazar las rutas migratorias de los pteros desde un lugar originario en Oriente Medio hasta recónditos lugares africanos. ¿Por qué Oriente Medio? Fácil: porque allí atracó el Arca de Noé. Los pterodáctilos desembarcaron del Arca en el Monte Ararat e iniciaron una migración que les llevó, con toda probabilidad, hasta las faldas del Kilimanjaro. ¿No se lo creen? Echen un vistazo al mapa:


Para la gente del Proyecto Pterosaurio el hecho de que no haya ni una sola evidencia de la existencia de estos animales les trae al fresco porque a ellos los ilumina un objetivo superior:  llevar pterodáctilos vivos a una pajarera del Museo de la Creación (como en Parque Jurásico 3, en efecto):
The goal of Project Pterosaur is to mount an expedition to locate and bring back to the United States living specimens of pterosaurs or their fertile eggs, which will be displayed in a Pterosaur Rookery that will be the center piece of the planned Fellowship Creation Science Museum and Research Institute (FCSMRI).
Aunque la cosa se va poniendo un tanto delirante aún hay más. Por ejemplo, en su perfil en Facebook comunican que han conseguido el apoyo de un activista cristiano de peso, nada menos que Chuck Norris:
We have recently procured the services of Christian activist, handsome beast, and kung-fu fighter Chuck Norris!
Supongo que bastará que semejante personaje diga "pitas pitas" para que los pterodácticos bajen a comer en sus manos. Pero hay más. Por ejemplo, el director de la expedición es un científico de "reconocido prestigio": Richard Paley, que en su curriculum dice ser doctor y docente en Divinidad y Teobiología en la Fellowship University.
Sin embargo, esta panda de chiflados aún no está completa y dicen que tienen lugar en su expedición para más gente. Algunos puestos están ocupados, como el ya mencionado de teobiólogo o un hallazgo nuevo, el de baraminólogo. Otros, en cambio, están aún libres, como el de pterosaurólogo. En este último caso, explican las razones de buscar uno: ayudar a identificar los especímenes vivos y relacionarlos con el Diluvio y la Biblia (?).
Pero no saquen aún sus billetes porque tienen malas experiencias y no les dejarán apuntarse al sarao con facilidad, no sea que les salga rana:
To avoid problems from past expeditions, background checks will be performed on all expedition members to ensure that they are good, upstanding Christians.
Bueno, venga, les cuento que es eso de baraminólogo. Si quieren poner eso en su tarjeta de visita tendrán que especializarse en taxonomía "no evolucionista", es decir, donde los taxones son los originales de la Biblia, creados tal cual y subidos al Arca para sobrevivir al Diluvio y reproducirse (con escasa diversidad génetica, pero ese es otro de los detalles que a esta gente les importa un bledo). Lamentablemente no he podido encontrar una relación de taxones baraminológica. Hubiera sido aún más divertida que la propia expedición.

 Conste que ya me gustaría pero va a ser que no.

19 abril 2010

[Breves] Las mujeres son la causa de los terremotos

Décadas de estudios sísmicos, el desarrollo de la tectónica de placas, todo queda reducido a nada ante la sabiduría de algunos clérigos (un doctorado en teología no se lo dan a cualquiera). Un tipo de esos ha revelado el secreto de los terremotos: están causados por las mujeres. No por todas, no, sólo por las promiscuas y por las que llevan ropas indecentes.
Muchas mujeres que no visten con modestia ... lo que lleva a los hombres jóvenes extraviados a corromper su castidad y a extender el adulterio en la sociedad, lo que aumenta los terremotos.
El lumbreras se llama Kazem Sedighi y es un importante clérigo iraquí de una religión que tiene, parece ser, unos 1200 millones de seguidores en este extraño mundo. No les cuento más porque creo que la noticia habla por sí sola. Ante estas sandeces queda siempre una sensación de confusión ya que a las ganas de reirte del enorme ridículo se superpone la preocupación de que esta gentuza y sus delirios religiosos tengan aún tanta audiencia en el mundo.

Habrá que crear un Nobel de Geología para este sujeto

06 abril 2010

"Brujo" condenado a muerte en Arabia Saudí

Yo les multaría por estafadores pero hay lugares donde eso no les parece suficiente.
Ali Sibat es un musulmán de cuarenta y tantos años que tenía un programa de televisión en la cadena libanesa Sheherezade. Sibat afirmaba poseer poderes mágicos, algo que demostraba con trucos de magia, adivinaciones y cosas así. Es un estafador, como todos estos individuos, pero la cosa se le escapó de las manos. En el año 2008 viajó a Arabia Saudí en peregrinación y no vió en su futuro que iba a ser reconocido y detenido por la policía religiosa de ese país (llamada elegantemente Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio).
Sibat fue acusado de brujería y ante semejante delito fue condenado a muerte. El motivo es que para muchos mulsulmanes, la magia, brujería y demás tonterías no sólo existen sino que son inequívocamente diabólicas. Según el tribunal islámico, al hacer sus trucos en la televisión libanesa Sibat estaba realmente invocando al diablo con quien probablemente tenía un pacto que le hacía posible realizar sus "hazañas" psíquicas.
Su ejecución pública estaba programada para el viernes pasado pero, aunque las noticias no son claras, parece que su decapitación, el método más habitual en ese país de matar a alguien, ha sido aplazada al presentar un recurso a una instancia superior.
Está claro que adivinar el futuro sólo es una práctica exenta de riesgos si eres realmente un adivino, algo que Sibat está claro que no es (un argumento que podría haber usado en el juicio de tener abogado defensor, algo que parece no ocurrió).
El caso está pendiente como tantos otros que probablemente desconocemos y que sólo son posibles con leyes religiosas elaboradas por fanáticos con los que, no hay que olvidarlo, mantenemos "excelentes" relaciones diplomáticas.


Por lo tanto, yerran quienes dicen que la brujería no existe, sino que es algo puramente imaginario, aunque no creen que los diablos existan, salvo en la imaginación de la gente ignorante y vulgar, y los accidentes naturales que le ocurren al hombre los atribuye él por error a un supuesto demonio. Pues la imaginación de algunos hombres es tan vívida, que les hace creer que ven figuras y apariciones reales, que no son otra cosa que el reflejo de sus pensamientos, y entonces éstos son tomados por apariciones de espíritus malignos, y aun por espectros de brujas. Pero esto es contrario a la verdadera fe, que nos enseña que ciertos ángeles cayeron del cielo y ahora son demonios, y debemos reconocer que por naturaleza son capaces de hacer cosas que nosotros no podemos. Y quienes tratan de inducir a otros a realizar tales maravillas de malvada índole son llamados brujos o brujas. Y como la infidelidad en una persona bautizada se denomina técnicamente herejía, esas personas son lisa y llanamente herejes (Malleus maleficarum).

05 febrero 2010

El poder curativo de la oración

Jeffrey Beagley y Marci Rae son dos imbéciles. Eso, en principio, no sería necesariamente noticia pero los distingue a consecuencia de su imbecilidad su hijo de 16 años murió. Una muerte evitable y esencialmente deliberada. Mientras que la gente normal lleva a su hijo a un centro sanitario cuando hay problemas de salud, esta pareja de Oregón prefirió rezar para conseguir curar la enfermedad del suyo negándose a hospitalizarlo.


La historia comenzó el 30 de marzo de 2008, cuando una llamada anónima a una institución de servicios sociales avisó de que un chico llamado Neil Beagley tenía grandes dificultades para respirar y podía morir si no lo atendían rápidamente. Un empleado acudió a la casa de los Beagley y al cabo de un par de días consiguió ver al chico que, postrado en una mecedora, le dijo que no quería ir al médico. Neil Beagley siguió enfermo y sin tratamiento médico durante semanas hasta que el 17 de junio murió por una afección urinaria no diagnosticada ni, por supuesto, tratada.    
Sus padres pertenecen a la Iglesia de los Seguidores de Cristo, una secta evangélica arraigada en Oregón que rechaza la medicina y usa métodos alternativos bastante más "espirituales" como la oración y la imposición de manos. Los resultados de semejantes majaderías se han hecho evidentes.
El juicio ha terminado y los padres han sido encontrados culpables de homicidio por negligencia criminal. Este delito podría suponer hasta 10 años de cárcel pero, al no tener antecedentes penales, se espera una pena máxima de 18 meses. La sentencia se hará pública el próximo día 18 de febrero.
Buscando información, encontré un comentario en OregonLive.com que da escalofríos:
Estos son los primeros miembros de los Seguidores de Cristo convictos de homicidio en una congregación con una larga historia de niños muertos por enfermedades médicamente tratables. 
Y es que, en efecto, el caso no es único. En febrero de 2008 Ava Worthington tenía apenas un año y medio de edad y se puso enferma. Sus padres, Carl and Raylene, se negaron a darle tratamiento médico sosteniendo que la oración era lo único necesario para curar a su hija. El resultado fue que Ava murió el 2 de marzo por una neumonía bacteriana tratable con antibióticos. El padre fue condenado a dos meses de cárcel y un periodo de cinco años de libertad condicional. A pesar de su siniestro logro no han dudado en abrir una web defendiendo su derecho constitucional a la libertad religiosa (y, se supone, a dejar morir a sus hijos si llega el caso). Estos tipos eran, al igual que los primeros, miembros de la Iglesia de los Seguidores de Cristo de Oregón.
Muy probablemente la verdad es aún mucho más dura ya que se sospecha que unos veinticinco niños murieron en los últimos diez años de dolencias tratables, "algunos en circunstancias atroces". En este artículo se mencionan algunos casos más con nombres propios: Alex Dale Morris, de cuatro años, o Bo Phillips, de once.
Y no hemos terminado ya que he encontrado algunos artículos que hacen una revisión de estas muertes debidas al fanatismo religioso. Pero hoy es tarde y escribir esto me ha dejado sin ganas de seguir leyendo. Buenas noches.

26 enero 2010

Yo objeto, o Logos y su extraño mundo

Después de que Logos dejara de publicar mis comentarios en su blog literalista, se me ha ocurrido hacerle caso y redactar un breve manifiesto inspirado en hechos ocurridos en este país no hace muchos meses:
Objeto a la asignatura de Ciencias Naturales porque no tiene en cuenta la dimensión transcendental del hombre y sugiere que somos esencialmente iguales al resto de seres vivos.
Objeto a la asignatura de Matemáticas porque se desarrolla en un mundo autosuficiente, donde ningún dios aparece para igualar las ecuaciones.
Objeto a la Literatura porque habla de libros que nunca deberían haber sido escritos y cuya lectura debería estar prohibida porque sólo es necesario un único Libro.
Objeto, por supuesto, a la Física y la Química porque sugiere que todo funciona obedeciendo leyes comprensibles y que podemos entender sin intermediarios.
Objeto, faltaría más, a la educación en general porque cuanto más se sabe de este mundo menos se echa en falta que exista otro.
Objeto a mi vocación, la ciencia, porque por lo visto es cosa del demonio y yo, ejerciéndola, me convierto en su seguidor.
Objeto, ya puestos, a la inteligencia, porque si la uso Logos, que habla interpretando a Dios, me condena a la tortura eterna y además ella parece muy feliz tras renunciar a la razón.
Todo esto y mucho más lo presenta esta chica como la única verdad, una chica que intentando salir de antiguos problemas ha caído en un estado rayano en la demencia, con un mundo que se reduce a un libro de cuentos y donde casi toda la humanidad será condenada por su Dios matón, caprichoso y canalla. Logos ha renunciado a lo que nos hace humanos: la curiosidad, las ganas de entender, el instinto de iluminar la oscuridad.

12 enero 2010

¿La Biblia se escribió mucho antes de lo supuesto?

Pues no necesariamente. La noticia se ha publicado en varios lugares como, por ejemplo, en el diario digital Público.es donde titulan "La Biblia se escribió 10 siglos antes de Cristo". La afirmación pretende sostenerse en una cadena de hechos y supuestos que comienzan a las 10 de la mañana del día 8 de julio de 2008, cuando un voluntario de 17 años llamado Oded Yair encontró un trozo de vasija de unos 15 x 15 cm. Yair se encontraba en un lugar llamado Khirbet Qeiyafa donde hubo hace ya 30 siglos una ciudad fortificada aún no identificada. No fue hasta media tarde que Sang-Yeop Jang, el supervisor de la zona, se dió cuenta de que el fragmento era un ostracon: un trozo de cerámica que contenía unas líneas escritas aparentemente con tinta.


El primer examen mostró cinco líneas de escritura separadas por rayas y con caracteres muy arcaicos en un estilo llamado Proto-Cananita. La lengua no fue identificada inicialmente aunque en octubre de 2008 se aventuró que era hebreo y se comunicó que se habían identificado palabras como "rey", "esclavo" y "juez".
La noticia más reciente es la publicación del texto completo ya traducido y la confirmación de que se trata de hebreo, basada en el uso de ciertos verbos propios del hebreo y en el contexto social de lo escrito. La importancia del hecho radica en que hasta el momento es el texto más antiguo localizado en esta lengua, unos 5 siglos anterior a los texctos conocidos.
Hasta aquí todo correcto: una noticia arqueológica más de innegable trascendencia. El problema comienza cuando al traductor del texto, Gershon Galil, del Departamento de Estudios Bíblicos de la Universidad de Haifa, le parece poco lo conseguido y declara lo siguiente:
Esto indica que el Reino de Israel ya existía en el siglo X a.C. y que al menos algunos de los textos bíblicos fueron escritos cientos de años antes de las fechas aceptadas hasta ahora.
De la información disponible no se entiende qué tiene que ver el "Reino de Israel" en este asunto (salvo por "contaminación" patriótica) ni, por supuesto, se deduce que la Biblia haya sido escrita en alguna de sus partes en ese momento ya que el texto descifrado, por añadidura, no es bíblico (lo cual no impide titulares como el de Science News: "Most ancient Hebrew biblical inscription deciphered").
La cadena de hechos y suposiciones es, en resumen:
  • se descubre un texto del siglo X a.C.
  • parece que el texto es un hebreo arcaico
  • hay una "teoría" que asume que la Biblia comenzó a escribirse al nacer esa lengua
  • luego la Biblia se escribió en el siglo X a.C.
La cosa queda aún más en evidencia cuando existen traducciones menos alegres y menos imaginativas. La de Galil es la siguiente (la dejo en inglés para no liarla aún más).

1 you shall not do [it], but worship the [Lord].
2 Judge the sla[ve] and the wid[ow] / Judge the orph[an]
3 [and] the stranger. [Pl]ead for the infant / plead for the po[or and]
4 the widow. Rehabilitate [the poor] at the hands of the king.
5 Protect the po[or and] the slave / [supp]ort the stranger.

La de John Hobbins (citado aquí) es:

1 Do not do [anything bad?], and serve [personal name?]

2 ruler of [geographical name?] . . . ruler . . .

3 [geographical names?] . . .

4 [unclear] and wreak judgment on YSD king of Gath . . .

5 seren of G[aza? . . .] [unclear] . . .

Da pánico comparar ambas ¿no? Espero que no toda la arqueología se haga de esta forma.

P.S. Aquí tienen información competente y un debate interesante.

13 agosto 2009

[Breves] Rabinos contra la gripe A

Hay un par de formas de enfrentarse a la gripe A, esencialmente vacunas (aún en fase de desarrollo) y antivirales (genéricos y de eficacia limitada). Los rabinos de Israel poseen una "tercera vía" y han decidido actuar. Vean el video (apenas 45 segundos) porque el espectáculo es difícil de describir, casi se ve a los virus deshacerse en el aire a golpe de trompeta. Atentos a las estadísticas de afectados en Israel en los próximos días porque, supongo, el efecto será inmediato.

20 julio 2009

La blasfemia será delito en Irlanda

La Constitución de Irlanda confirma en su artículo 40, entre otros derechos, el de "expresar libremente sus convicciones y opiniones" pero también acota los límites de este derecho:
The publication or utterance of blasphemous, seditious, or indecent matter is an offence which shall be punishable in accordance with law.
La publicación o expresión de cuestiones blasfemas, sediciosas o indecentes es un delito que será castigado de acuerdo con la ley.
Uhmmm ¿blasfemia? ¿de qué estamos hablando? La historia es curiosa, reciente y patética: el 7 de mayo de 2008 fue nombrado Ministro de Justicia un personaje llamado Dermot Chistopher Ahern. Una de sus primeras iniciativas, supongo que era algo prioritario, fue desarrollar el artículo constitucional enmendando la llamada Defamation Bill para introducir expresamente la blasfemia como delito. Según él, la blasfemia debe entenderse como:
Una expresión manifiestamente abusiva o insultante en relación con cuestiones consideradas sagradas por cualquier religión, proponiéndose con dicha expresión causar indignación entre un significativo número de adeptos a esa religión.
Piensen en las expresiones: abusiva o insultante para lo que otros, de cualquier religión, consideren sagrado. Además deben juzgar la intención. Por lo visto pueden ustedes proferir maldiciones contra todos los santos del cielo si con ello no tienen la intención de causar indignación entre muchos (si indignan a pocos, en número "no significativo", no hay problema).
La propuesta del gobierno fue aprobada en la cámara baja (donde la multa máxima se rebajó de 100000 euros a 25000) y pasó al Senado donde se votó hace apenas 9 días. El resultado fue que el proyecto de ley se aprobó por un único voto de diferencia: 23 contra 22 (de 60 miembros).
Para que esta ley entre en vigor ya sólo falta un informe del Consejo de Estado que se debatirá el próximo miércoles pero que no es vinculante para el presidente que, una vez recibido y con independencia de su contenido, podrá firmar la ley. Tal vez deba pasar por otro informe para evaluar su constitucionalidad pero no olvidemos que la blasfemia está incluida ya en la Carta Magna irlandesa.

La oposición manifestó que lo que había que hacer era modificar la Constitución para eliminar de ella la referencia a la blasfemia pero el gobierno argumentó que era algo inviable porque el preceptivo referendum era excesivamente caro en estos tiempos de crisis. Curiosamente sí se va a hacer un referendum el próximo octubre para ver si a la segunda se aprueba el Tratado de la Unión Europea, rechazado en el año 2008.

Pero no todo está perdido. Se lo crean o no, se podrá blasfemar si una "persona razonable" encuentra genuinos valores literarios, artísticos, políticos, científicos o académicos en la expresión delictiva:
It shall be a defence to proceedings for an offence under this section for the defendant to prove that a reasonable person would find genuine literary, artistic, political, scientific, or academic value in the matter to which the offence relates.
Eso sí, tengan cuidado si no se expresan "con arte" porque se añade que el juez podrá dictar una orden con la que la policía podrá entrar incluso en su domicilio "ejerciendo si es necesario una fuerza razonable" para buscar copias de la ofensa y tal y cual...
[...] authorising any member of the Garda Siochana to enter (if necessary by the use of reasonable force) at all reasonable times any premises (including a dwelling) at which he or she has reasonable grounds for believing that copies of the statement to which the offence related are to be found...
[...] se autoriza a cualquier miembro de la Garda Siochana para entrar (si es necesario con el uso de fuerza razonable) en cualquier momento oportuno a todos los locales (incluida la vivienda) en el que haya motivos razonables para creer que puedan encontrarse copias de las expresiones relacionadas con el delito...
Por si les resulta difícil de creer tanta estupidez, tienen ustedes el texto completo aquí.

Esta majadería es un claro ejemplo de legislación basura, aunque no debido a sus efectos sobre la libertad de expresión, que creo que serán nulos, sino por la pésima redacción, la subjetividad y la acumulación de ambigüedades que la hará no aplicable. Comentaba en este blog, allá a finales del 2005, que las leyes y decretos deberían ser como los medicamentos y sólo deben aplicarse tras estudios que garanticen tres cosas esenciales: que realmente son funcionales contra la enfermedad que sea, que sus efectos secundarios, aunque existan, están bajo control y que sus interacciones con otros medicamentos no darán sorpresas desagradables. No es el caso.
Creo, sin embargo, que esta nueva normativa no tendrá efectos reales. Comentan en algunos lugares que podrán multarle a usted si le da por opinar de palabra o por escrito que los dioses son seres imaginarios ya que eso es sagrado para muchas personas que podrán sentirse ofendidas y denunciarle por haberlas agraviado. Pero si la norma se cumple, el juez tendrá que valorar que su declaración no tienen valores políticos, literarios, artísticos, etc. y que, además, usted tenía intención directa de ofender. Demasiado complicado aunque de los jueces no puede fiarse uno demasiado.
Consecuentemente con la ley, hay cosas importantes que pueden quedar a salvo: "La vida de Brian" podrá exponerse y ser vista o alquilada en un videoclub sin riesgos si alguna "persona razonable" dice que tiene algo contenido artístico (¿qué será eso de "persona razonable"?)
Con esta normativa Irlanda se ha separado de sus vecinos (Inglaterra y Gales eliminaron la blasfemia de su ordenamiento legal en 2008) y unido a aquellos otros países que viviendo en la Edad Media consideran que las creencias religiosas no pueden ser criticadas (ver aquí).
Personalmente les diré por aquello de dejar las cosas claras que considero que la libertad de expresión debe ser muy amplia y sólo debe regularse en cuanto se incite a la comisión de delitos. Por eso tampoco estoy de acuerdo con que en algunos países se penalice decir que la matanza de judíos en la Alemania nazi no existió (o que Herodes no mató a nadie, o mató a muchos, o que los Reyes Magos no existen, etc.). Las opiniones, infundadas, erróneas o delirantes deben ser toleradas (1) y, en su caso, desmontadas mediante datos y argumentos, pero nunca penalizadas. La blasfemia, que en España es una tradición, puede ser antiestética pero nunca un delito.

(1) Recuerden que tolerancia es aceptar que lo que no nos gusta tiene derecho a existir, no nos obliga a que nos hagamos devotos de ninguna idea. Rafael Reig lo explica perfectamente con su peculiar toque de mala leche.

15 julio 2009

Católicos declarados en España

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pregunta en una de sus encuestas (1) dos cosas interesantes:

Pregunta 37: ¿Cómo se define usted en materia religosa?
  • Católico: 76.1%
  • Creyente en otra religión: 2.0%
  • No creyente: 14.5%
  • Ateo: 5.4%
  • No contesta: 2.1%
Pregunta 38: ¿Con qué frecuencia asiste Ud. a misa u otros oficios religiosos, sin contar las ocasiones relacionadas con
ceremonias de tipo social, por ejemplo, bodas, comuniones o funerales?
  • Casi nunca: 57.8%
  • Varias veces al año: 14.3%
  • Alguna vez al mes: 9.4%
  • Casi todos los domingos y festivos: 14.6%
  • Varias veces a la semana: 2.5%
  • No contesta: 1.4%
Algo falla ¿no? (Bueno, además de las opciones de respuesta, que son algo confusas en algunos casos).


(1) No digan "el nuevo barómetro del CIS" para referirse a estas encuestas y nos llevaremos bien.

08 junio 2009

Correlación entre paz y religión

¿Llevan las religiones a la paz? Algunos lo tenemos más o menos claro pero también sabemos reconocer que nuestra impresión es sólo eso, una impresión. Por suerte, podemos echarle un vistazo a datos más completos y más objetivos que nuestras limitadas percepciones personales.

Datos sobre paz

Los tenemos en la web Global Peace Index que ha elaborado el susodicho GPI para 144 países basándose en 23 indicadores. Metodología y resultados están bien explicados en los diferentes apartados de la web. Les pongo los 10 países con mayor y menor puntuación al respecto:
  • en cabeza están Nueva Zelanda, Dinamarca, Noruega, Islandia, Austria, Japón, Canadá, Finlandia, Eslovenia y República Checa.
  • y por la cola no hay nada sorprendente: Iraq, Afganistán, Somalia, Israel, Sudán, Congo, Chad, Pakistán, Rusia y Zimbabwe.
En esta escala, España ocupa el vigésimo octavo lugar, algo claramente mejorable. Por hablar de los países de Latinoamérica, el mejor situado es Chile, seguido de Uruguay y Costa Rica. Por la cola, Colombia (el último), Venezuela y Haití.

Datos sobre religiosidad

Estos podemos encontrarlos en World Values Survey que atesora un montón de información muy variada y que merecería mayor atención. He rescatado los valores de religiosidad como respuesta a tres preguntas simples: ¿cree en Dios? ¿cree en el infierno? ¿cree en el Cielo? Luego, al ver los resultados me di cuenta de que están altamente correlacionados por lo que aquí les pongo solamente las respuestas a la primera de las preguntas, que en la encuesta sólo son afirmativas o negativas. Hay información completa para los países en cabeza de la lista pero no sobre algunos de los países chungos (a ver quién va a hacer una encuesta en según qué sitios). Por ello, he recopilado los datos de los países en peores condiciones recorriendo el ranking desde el último puesto (Iraq) hasta completar 10 países con información. Les pongo los resultados por países como porcentaje de no creyentes:
  • Nueva Zelanda (20.7), Dinamarca (32.8), Noruega (30.5), Islandia (16.6), Austria (13.7), Japón (41.4), Canadá (9.8), Finlandia (19.3), Eslovenia (35.9) y República Checa (61.7).
  • Iraq (0.2), Pakistán (0.0), Rusia (37.9), Zimbabue (0.6), Georgia (6.8), Colombia (0.9), Nigeria (0.4), Sudáfrica (1.5), India (5.8), Turquía (2.0).
Los porcentajes medios son el 28.2% de no creyentes en los países que están a la cabeza de la lista de paz y de 5.6% en los países de cola. En estos, si elimináramos la anomalía rusa, el porcentaje caería al 2.0%. En España, por situarnos, el porcentaje de ateos es del 12.3%.

¿Conclusiones?

¿Qué conclusiones podemos sacar de estas cifras? Probablemente ninguna definitiva ya que, como he insistido varias veces en otros posts, correlación no implica causalidad. Pero es que llevo un par de semanas leyendo en silencio algunos blogs religiosos donde aseguran la maldad de los ateos, su inadaptación social y su condenación eterna. Allá me han dicho (literalmente) que sirvo a Satanás (!) y que mi problema (?) sólo podrá tener solución rezando mucho. Las patéticas afirmaciones de esta gente, plagadas de amenazas, nunca se sustentan más que en su intolerancia ante formas distintas de pensar y por eso me apetecía poner aquí esas cifras, por aquello de aportar datos para la reflexión.
Es cierto que las impresiones sobre estas correlaciones pueden ser diversas. La mía es que hay una gradación en las religiones, desde algunas filosofías orientales (realmente no teístas), no proselitistas y esencialmente pacíficas, hasta los actuales fundamentalismos de las religiones monoteístas con pretensiones ecuménicas. Estos últimos no pueden llevar a la paz porque no aceptan la libertad de pensamiento y eso lleva irremediablemente a rechazar al diferente. Y ya se sabe, una cosa lleva a la otra...
Sin embargo, esa circunstancia no explica por sí sola un fenómeno tan complejo. Hay otras como que en los países en peores condiciones la gente se refugia en la religión de turno (la que le toque) esperando que en su vida imaginaria tendrán lo que no han conseguido en la real. Este efecto se sabe que es real pero tampoco lo explica todo.
Mientras tanto, las cifras muestran que a menos religiosidad (hay muchos más items en las encuestas, revísenlos) son más altos los índices de estabilidad social, derechos humanos, libertades y ausencia de conflictos. ¿Causalidad? No, no puede ser uno tan simplista. En cualquier caso, las relaciones causales se deberán a una compleja red de interacciones. Pero ¿casualidad? Uhmm... tampoco.

Edificantes momentos de religiosidad, moderación y sentido común en la procesión de El Rocío, en Huelva, España.

Idea tomada de Epiphenom.

31 marzo 2009

Cuestión de tamaños

Ver actualización al final del post.

Dice el obispo de Orleans, André Fort, como prueba de que el preservativo no es fiable contra el SIDA:
Usted lo sabe muy bien, todos los científicos lo saben, el tamaño del virus del SIDA es infinitamente más pequeño que el de un espermatozoide... Esa es la prueba de que el preservativo no es una garantía al cien por cien contra el SIDA.
De lo cual entiendo que el obispo afirma que el preservativo detiene los espermatozoides porque son grandes pero no detiene el virus del SIDA porque es (mucho) más pequeño.
Dos observaciones al respecto (a riesgo que que me llamen comecuras, claro, pero verán que soy exquisito en mis comentarios y no pongo "comecuras" en las etiquetas).
La primera es que nadie defiende que el condón sea eficaz al 100%: no lo es. Lo que se afirma es que las relaciones sexuales son mucho más seguras usándolo que sin usarlo: se previenen embarazos no deseados y se dificulta el contagio de SIDA en porcentajes muy significativos.
La segunda observación es que la certeza o no de la afirmación del obispo puede comprobarse siguiendo su mismo razonamiento "métrico" con tres datos fáciles de verificar. El primero es que la cabeza del espermatozoide humano mide unas 6 micras (6000 nm). El segundo es que el virus del SIDA mide unos 100 nm, luego es aproximadamente 1/60 del espermatozoide, no "infinitamente" menor. El tercer dato es que la molécula de agua mide unos 0.1 nm, es decir, un tamaño equivalente a una milésima parte del virus del SIDA.
Ahora viene la parte experimental, muy sencilla ¿han probado ustedes a llenar un condón de latex de agua? ¿Se sale? Pues eso. Eso sí, que sea de látex, no de ganchillo.

Es evidente que lo mejor para no contraer enfermedades de transmisión sexual es no tener relaciones sexuales nunca o tenerlas en exclusiva (la otra persona también, claro). Lo mismo que para evitar tener un accidente de coche lo más seguro es no subir nunca a un coche o subirse pero no sacarlo del garaje. Pero en el mundo real y entendiendo que nunca hay una eficacia completa, es necesario usar preservativo de látex y usarlo bien ya que hoy en día la mayoría de los fallos se deben a un uso deficiente del mismo, no a su material. Es obvio que hay preservativos defectuosos por lo cual la seguridad total no es posible, pero tan obvio como lo anterior es que usarlo es siempre mucho más seguro que no hacerlo.

Para terminar, por si quieren saber la posición de la OMS, UNAIDS y UNFPA sobre los preservativos y la prevención del HIV la tienen aquí.

Actualización: apenas se publica este post y me entero de que el obispo se ha dado cuenta de que había metido el remo y se retracta. Aplausos sinceros. Quede aquí el tema de los tamaños para los que siguen dando la matraca con ello, que hay legión.

24 enero 2009

¿Libertad de expresión?

La Conferencia Episcopal Española está a favor de la libertad de expresión y el derecho a la libertad religiosa. Pero parece que sólo de la suya. Dicen en su página web:

La libertad de expresión es un derecho fundamental. Todos pueden ejercerlo por medios lícitos. Pero los espacios públicos que deben ser utilizados de modo obligado por los ciudadanos no deben ser empleados para publicitar mensajes que ofenden las convicciones religiosas de muchos de ellos. Si se hace así, se lesiona el derecho al ejercicio libre de la religión, que debe ser posible sin que nadie se vea necesariamente menospreciado o atacado.

Insinuar que Dios probablemente sea una invención de los creyentes y afirmar además que no les deja vivir en paz ni disfrutar de la vida, es objetivamente una blasfemia y una ofensa a los que creen.

En mi simpleza entiendo que dudar de la existencia de Dios jamás puede ser un insulto a nadie. Tú crees y lo dices, yo no creo y lo digo, así de simple. Es como si dudar de que los OVNIS sean visitas extraterrestres fuera una ofensa a los que así lo creen. Menos aún puede ser una lesión al “libre ejercicio de la religión”. ¿O es que esos carteles impiden a alguien ir a misa los domingos?

¿Qué piden los obispos como solución a la afrenta? Lean:

Las autoridades competentes deberían tutelar el ejercicio pleno del derecho de libertad religiosa. Es posible hacerlo compaginándolo al mismo tiempo con el amparo y la promoción de la libertad de expresión de todos. Así lo muestra el modo en que se ha procedido en ciudades como Roma, Milán o Zaragoza.

¿Qué ha pasado en esas ciudades “modelo de ejercicio pleno del derecho de libertad religiosa”? En Milán y Roma lo ignoro pero el caso de Zaragoza es claro: tanto el alcalde socialista Juan Alberto Belloch como la empresa concesionaria de los transportes urbanos se han negado a contratar los anuncios. Ese es el modelo de "libertad de expresión de todos" según los obispos.

Respecto a la frase "los espacios públicos que deben ser utilizados de modo obligado por los ciudadanos no deben ser empleados para publicitar mensajes que ofenden las convicciones religiosas de muchos de ellos" se me ocurre que no estaría de más que la Conferencia Episcopal recordara, por poner un ejemplo, cuando los espacios públicos son ocupados por las procesiones de Semana Santa, obligando a los no creyentes y a los creyentes en otras religiones a recibir su propaganda religiosa, visual y sonora, incluyendo escenas explícitas de tortura y muerte. Eso sí tenemos que soportarlo sin rechistar, claro, en aras de la "libertad de expresión de todos".

Procesión en una vía pública con acompañamiento de la Policía Municipal en León, 2007 (tomada de Wikimedia).

En fin, una pataleta a la altura justa de la catadura de los redactores de la nota para los cuales la libertad de expresión sólo es un derecho cuando les hace coro. Por cierto, ayer, volviendo a mi casa, vi la primera pegatina en un coche particular. Decía “Dios existe. Vive la vida en pleno gozo en Cristo Jesús”. Me pareció un ejercicio de libre expresión un tanto esotérico, no voy a negarlo, pero no un insulto.

En Italia, allá donde les dejen ponerla, la frase es diferente y, en mi opinión, más certera: La mala noticia es que Dios no existe. La buena es que no hay necesidad.

12 noviembre 2008

¿Se puede saber que Dios existe? La respuesta es...

La cuestión que alguna vez nos preocupó está zanjada. La demostración ha sido habilidosa, todo un hallazgo. Juzguen ustedes mismos. Era una jornada en la Universidad Francisco de Vitoria, privada y de "inspiración católica", donde se debatía sobre una de tantas preguntas del millón: ¿se puede saber que Dios existe?
Y para debatir se formaron dos equipos, uno apoyando el sí y otro defendiendo el no.
El argumento empleado por un tal Salvador Antuñano, profesor en dicha universidad e integrante del equipo del sí, fue demoledor:
"Sólo hay un modo válido de responder en positivo sobre esta cuestión que se nos plantea: sabiendo que Dios existe. Y esto implica ya una ventaja existencial y epistemológica para nuestro equipo sobre el otro".
Pues eso, se acabó la discusión. Irrefutable. Este colega los tiene (es sólo una opinión) como el caballo de Espartero. Si quieren leerlo completo pulsen aquí.

10 noviembre 2008

No hay incompatibilidad entre evolución y creación

El cardenal Christoph Schönborn, que ya ha aparecido alguna vez en este blog, ha hablado de nuevo ante la Academia Pontificia de las Ciencias y ha dicho "no existe contraposición entre evolucionismo y creencia en la Creación". Notarán que hoy estoy positivo porque la expresión me gusta: habla de "creencia" en la Creación, algo ajustado a lo que realmente es, mientras que no parece haber hablado de "creencia" en la evolución. O tal estoy hilando demasiado fino, puede ser.

¿Dónde está el problema entonces? Aclara Schönborn que lo que existe es:

"un conflicto entre dos concepciones diversas del hombre y de su racionalidad, entre la visión cristiana y un racionalismo que pretende reducir al hombre a su dimensión biológica".

Y me alegro de estar de acuerdo de nuevo: ese es el problema. Bueno, más exactamente, ese es su problema. Schönborn añade

"aun enriqueciendo nuestro conocimiento de la vida, esta teoría [de la evolución] no responde a la gran pregunta filosófica: ¿De dónde viene todo y cómo ese todo toma un camino hasta llegar al hombre?"

Como ya me conocen, no insistiré en que las respuestas de las religiones a esa pregunta no me parecen más satisfactorias que las de un horóscopo de periódico, por poner un ejemplo. El caso es que a Schönborn las respuestas de su religión sí le satisfacen y aparentemente le resuelven todas las dudas sobre "de donde viene todo".

Sin necesidad de meternos en filosofía, opino que la ciencia sí hace alguna propuesta sobre nuestros orígenes y el camino seguido hasta el presente. Otra cosa es que sean propuestas incómodas e incompatibles con las premisas que Schönborn, después del buen rollo inicial, nos señala para marcar el territorio y definir qué debe ser y qué no:

se trata de descubrir "que existe una idea precedente, que el hombre no es fruto del caos, sino que 'ha sido pensado', 'querido' y amado" por el Creador.

Dejando aparte lo del "caos", un error clásico en los críticos de la evolución (y una falacia de los creacionistas) se trata de sostener esa posición privilegiada de nuestra especie ante el resto de los seres vivos. Antes eso era fácil pero la cosa se complicó cuando la teoría de la evolución y la genética nos bajaron del pedestal sin anestesia. De considerarnos seres nada menos que a imagen y semejanza de Dios, pasamos a un estatus mucho más terrenal. La incómoda sugerencia de la ciencia es, para escándalo de muchos, que somos simplemente una de tantas ramitas de un árbol evolutivo común. Nada de seres privilegiados, nada de dueños del mundo, nada que sugiera otra cosa que un sistema biológico complejo y nada disonante con sus parientes vivos.

Y ese es todo el problema: por un lado, una realidad que nos sugiere que no somos más que unos primates sociales con un destacable y tal vez efímero éxito evolutivo. Por otro, una afirmación de que somos "seres espirituales" lo que exige la existencia de algo sobrenatural que necesita, a su vez, un ente creador de las mismas extrañas características.

El pecado de la evolución, y en general de la ciencia, está en que conduce sin grandes conflictos lógicos, al materialismo. Y de ahí al descreimiento no hay ni medio paso; recordemos la gran cantidad de no creyentes entre los científicos en comparación con el resto de la sociedad (1).

Y por terminar bien y que alguno no se enfade conmigo :-( , valoro que Schönborn parezca en primera instancia aceptar los resultados de la ciencia. Que se oponga luego al "racionalismo" porque lleva a descartar en la práctica la existencia de espíritus inmortales, entes sobrenaturales y tal, es otra cuestión y va en el precio. Allá cada cual con su credulidad si no intenta meterse en terrenos ajenos. Pero esto no ha terminado, ahora les queda la incómoda cuestión de cuando al prehomínido se le insufló ese espíritu en el continuo de la evolución humana. De Prada dice que en las cavernas pero no me parece que sea un vocero de gran calidad, a ver si gente más ilustrada se aclara y nos lo explica.

(1) He perdido la referencia, si alguien me la recuerda se lo agradecería.

02 noviembre 2008

[Breves] El Papa dice "no" al evolucionismo radical

El Papa dice "no" al evolucionismo radical. titula Aciprensa ("lo que todo católico necesita saber"). Permítanme que en este caso simplemente sonría y cambie de canal. El Papa puede decir misa (literal o metafóricamente hablando) porque la realidad no va a cambiar por las declaraciones de desaprobación institucional de SS. Una declaración más para añadir a la larga y poco lucida lista de desaprobaciones en su permanente confrontación con la ciencia.
Si quieren ver el discurso original de B16 lo tienen aquí (en inglés).

Deberes para la semana:
  • defina "evolucionismo radical" y distíngalo (con claridad, por favor) del "evolucionismo moderado".
Material de apoyo: proposiciones del Concilio Vaticano I (1869-1870) que nunca deberíamos perder de vista para tener claras las relaciones Iglesia-ciencia:
  • Si alguno fuere tan osado como para afirmar que no existe nada fuera de la materia: sea anatema.
  • Si alguno dijere que la razón humana es de tal modo independiente que no puede serle mandada la fe por Dios: sea anatema.
  • Si alguno dijere que todos los milagros son imposibles [...] o que los milagros no pueden ser nunca conocidos con certeza, ni puede con ellos probarse legítimamente el origen divino de la religión cristiana: sea anatema.
  • Si alguno dijere que las disciplinas humanas deben ser desarrolladas con tal grado de libertad que sus aserciones puedan ser sostenidas como verdaderas incluso cuando se oponen a la revelación divina, y que estas no pueden ser prohibidas por la Iglesia: sea anatema.
  • Si alguno dijere que es posible que en algún momento, dado el avance del conocimiento, pueda asignarse a los dogmas propuestos por la Iglesia un sentido distinto de aquel que la misma Iglesia ha entendido y entiende: sea anatema.
P.S.: tema tratado también en La revolución naturalista.

12 octubre 2008

El hombre de paja y un mundo de fantasmas

Juan Manuel de Prada se queja esta semana en el XLSemanal de las críticas recibidas por su "Creacionismo". No las refuta, claro, sino que, lastimero, insiste en moverse en su mundo, ese extraño mundo donde entes inmateriales gobiernan el universo y nos imponen el pensamiento recto bajo amenaza de castigo eterno. Si quieren ver un ejemplo químicamente puro de la falacia del hombre de paja (y sonreír con un punto de tristeza) lean su deposición de esta semana. En ella mezcla sin rubor aparente ciencia con espiritismo, ideologías (no dice cuales) con los hooligans del libre mercado, la bolsa con el oración curativa. Todo vale en ese totum revolutum donde lo único que demuestra es su debilidad argumental y su incapacidad de hilar un razonamiento simple sin recursos tramposos.

Al final, don Juan Manuel me apena un poco, tengo que reconocerlo. Creo que en sus escritos se refleja, más que su ignorancia en lo que a la ciencia se refiere (que también), su desesperación porque la oscuridad en la que se sentía cómodo va desapareciendo a marchas forzadas. Antes, lo que eran grandes "misterios" sólo encontraban explicación (es un decir) en poderes sobrenaturales ejercidos por entes necesitados, casi siempre, de urgente tratamiento psiquiátrico. Ahora ya no, lo siento. Hace tiempo que empezamos a darnos cuenta de que esos seres son tan necesarios para entender el mundo como el hombre del saco o las meigas.

¿No se ha dado cuenta don Juan Manuel de que el conocimiento que nos da la ciencia nunca ha necesitado volver al mito? Ningún "misterio" desvelado ha tenido que ser revisado para retornar a la divinidad como explicación razonable. En la breve historia de la ciencia, incluso cuando una idea se ha demostrado errónea, ha sido para avanzar en esa inmensa construcción humana y arrinconar a los espíritus y ectoplasmas como explicación del mundo. Mal que le pese a algunos, es muy improbable que tengamos que volver al martillo de Thor para explicar los truenos o al diseño divino como causa de la fisiología del camello (Harun Yahya dixit aunque no se lo crean).

En contraste, todo el histórico montaje de dioses con mediums que los canalizan se diluye con rapidez y sin pausa. No es que la ciencia se haya propuesto ese objetivo sino que es un efecto irremediable del hecho de saber más de nuestro universo. Ante su desconcierto, el mundo de fantasmas de Juan Manuel de Prada se queda sin papel y él sin argumentos. ¿Multiplicación de panes y peces, dice? A otro perro con ese hueso, señor de Prada. Y no, tampoco creo en los Reyes Magos de la Bolsa. ¿O es que no sabe que hay mucha gente así?

P.S.: les juro que eso de los Reyes Magos sólo es por la frase hecha.
En El fondo del asunto Fernando ha tenido más paciencia que yo y desmenuza el artículo en el post Prada y los molinos de viento (gracias Ricardo).

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