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19 septiembre 2008

Sólo "moderadamente científico" por favor

Sí, una frase rara, pero no crean que lo es para todos. Resulta que al Vaticano le ha dado por organizar últimamente congresos científicos. Comenté uno en la finalizada Expo de Zaragoza donde, se supone, se iba a hablar de ecología. Sólo que no había ecólogos.

Ahora anuncian otro sobre evolución. Se celebrará en Roma en marzo del próximo 2009 como celebración del 150 aniversario de la publicación de "El origen de las especies". Hasta aquí todo bien. O mejor, porque dice el jesuita Marc Leclerc que los organizadores buscan que la conferencia sea estrictamente científica ("wanted to create a conference that was strictly scientific").

Esto les ha llevado, por ejemplo, a excluir al creacionismo y al diseño inteligente ("we did not think to invite supporters of creationism and intelligent design"), por no cumplir unos requisitos suficientes sobre su naturaleza científica. Podría felicitarles por ello aunque sea algo bastante evidente.

Pero... esto no podía salir bien, decía el compañero pesimista de Leoncio.

Y es que dice el arzobispo Gianfranco Ravasi, sin que se le mueva el solideo, que el otro extremo del debate sobre evolución, que son los que proponen una concepción demasiado científica de la evolución y de la selección natural, tampoco serán invitados.

Y aquí es, en esta frase, donde don Gianfranco demuestra que no entiende nada. Aunque este blog no esté dentro de sus lecturas (no se lo reprocho) aquí le dejo cuatro puntos muy simples que cualquiera puede entender, a ver si aclaramos las cosas:

  • no hay debate científico sobre la evolución; las parodias creacionistas son una caricatura risible para cualquiera con algo de cultura científica y no son ni han sido nunca objeto de debate científico.
  • la equidistancia entre creacionismo y ciencia es una majadería. Es tan impertinente como buscar la equidistancia entre un estafador y una persona honrada.
  • no existe un evolucionismo "excesivamente" científico, sólo científico. No existe tampoco otra forma de estudiar la evolución que desde la ciencia.
  • como consecuencia de lo anterior, esos "dos extremos" en el "debate" sobre evolución sólo existen en la imaginación de algunos.

En conclusión, van a hablar de evolución desde un enfoque estrictamente científico pero sin científicos. ¿De qué van a hablar entonces? Lo dice Marc Lecrerc: "de filosofía y teología junto con los últimos descubrimientos científicos".

Sí, han leído bien, teología en un congreso "estrictamente científico" de donde se excluyen los "excesivamente científicos". Luego dirán que no se les entiende bien. Yo, por mi parte, les prometo no organizar un congreso sobre Teología a base de botánicos. Aunque solo sea porque me parece un chifladura.

Actualización: en 2cat24 mencionan algunos de los que sí han sido invitados: "A la conferència participaran especialistes com el premi Nobel Werner Arber, el neuròleg Marc Jeannerod o el premi Templeton Michael Heller, entre altres.!

Anna ha buscado quienes son estos insignes personajes y se ha encontrado con una pequeña sorpresa: Werner Arber es partidario y defensor del Diseño Inteligente. Observen que el artículo anterior está publicado en la web del Institute for Creation Research. Y se preguntarán ustedes ¿pero no habíamos quedado en que esto quedaba fuera del congreso? Es lo mismo que me pregunto yo.

(Noticia vista por primera vez en Pharyngula).

Para terminar: en un lateral del blog tengo una pequeña sección sobre tonterías leídas por ahí. Les copio aquí una que viene a cuento:

El origen del hombre no puede deberse exclusivamente al azar, pero tampoco debemos caer en un creacionismo excluyente: la hipótesis más razonable es un evolucionismo moderado (Monseñor Raúl Berzosa, obispo auxiliar, sólo moderadamente, de Oviedo, ver para creer).

20 enero 2008

Lo que Ratzinger iba a decir

A estas alturas les supongo a todos al tanto de la suspensión del discurso de Joseph Aloysius Ratzinger, aka Benedicto XVI, en Sapienza, Università di Roma. Su intervención estaba prevista para cerrar los actos de la inauguración del 705º año académico, fijada para el 17 de enero de 2008, y fue cancelada por el propio Vaticano ante la oposición de parte de la comunidad académica.
Los argumentos de la oposición a B16 fueron diversos aunque, esencialmente, se basaban en considerar que el personaje era una representación de tendencias oscurantistas, dogmáticas y anticientíficas. Por eso le recordaron una frase de uno de sus discursos de hace años donde apoyó una afirmación de Paul K. Feyerabend: "en la época de Galileo la Iglesia era mucho más fiel a la razón que el propio Galileo. El proceso contra Galileo fue razonable y justo."
Ahora, transcurridos unos días nos damos cuenta de que todos nos hemos ocupado del choque de trenes pero hemos olvidado algo potencialmente más interesante ¿qué iba a decir B16 en la universidad?


El texto completo puede encontrarse en la propia Sapienza. Aunque B16 se va ganando cierta fama de metepatas por la inconveniencia de sus declaraciones, que luego deben ser rectificadas, matizadas o apagadas (con el recurso aquel de "no se entendió bien"), este no es el caso: aunque oscuro y farragoso, como siempre, el mensaje está claro.
B16 empezó (me salto algunas partes) definiendo la tarea universitaria:
¿Y qué es la universidad? ¿Cuál es su función? […] Pienso que se puede decir que el verdadero, el íntimo origen de la universidad está en el deseo de conocimiento que es propio del hombre. Él quiere saber qué cosa es todo aquello que lo rodea. Quiere verdad.
Hasta aquí podemos estar de acuerdo pero a partir de este comienzo aparentemente inocuo el discurso se enturbia y se complica hasta dar la impresión de que se te escurre entre los dedos. Como yo soy más simple que el mecanismo de un botijo les propongo a continuación mi síntesis eliminando la paja.
En realidad, Ratzinger no iba a la universidad a crear polémica sino que le alentaba una buena intención: avisar de los peligros que corremos, de los que sólo se ha percatado el Vaticano, y proponer una solución a todos ellos. Tras avisar de que "el simple saber entristece" (sic) nos enumera los peligros del mundo actual:
  1. Peligro 1: que el hombre "en virtud de la grandeza de su saber y su poder, se rinda ante la cuestión de la verdad".
  2. Peligro 2: que "la filosofía, no sintiéndose más capaz de realizar su verdadera tarea, se degrade en positivismo".
  3. Peligro 3: que "la teología, con su mensaje dirigido a la razón, sea confinada en la esfera privada".
  4. Peligro 4: que la razón se vuelva "sorda al gran mensaje que viene de la fe cristiana y de su sabiduría" con lo que "se seca como un árbol cuyas raíces no alcanzan más las aguas que le dan vida" y "pierde el aliento por la verdad".
  5. Peligro 5: que nuestra cultura europea, preocupada por la laicidad, "se separe de las raíces de las cuales vive" "descomponiéndose y haciéndose añicos".
Un feo panorama se avecina: los que defendemos la laicidad del Estado, el libre ejercicio religioso en el ámbito privado pero su erradicación del público, la no injerencia de la religión en la ciencia, la aplicación de la razón como única herramienta para distinguir lo verdadero de lo falso y para avanzar en el conocimiento... somos responsables de la llegada del apocalipsis, vamos a perder al aliento por la verdad y nuestra razón (presunta) va a secarse por falta de agua radicular. Yo aún no tengo síntomas pero avisado quedo, luego no protestaré.
Por suerte B16 nos da la solución:
[...] invitar de nuevo a la razón a ponerse en búsqueda de lo verdadero, del bien, de Dios y, en este camino, invitarla a percibir las luces útiles surgidas a lo largo de la historia de la fe cristiana, y a percibir así a Jesucristo como la Luz que ilumina la historia y ayuda a encontrar la vía hacia el futuro.
O sea que ya lo saben, si ponen en Google Maps "destino: futuro" verán que el camino sólo puede pasar por el Vaticano y su religión verdadera. ¿Cómo habrá podido la medicina, la genética, la astronomía, la matemática, la física... avanzar sin este faro?

Dado que hay rumores de una nueva invitación a Benedicto XVI por parte de Sapienza, desde aquí le lanzo un par de ideas sobre temas a tratar. Y es que el Vaticano aún no se ha decidido a dejar claro qué piensa sobre la validez del creacionismo y/o "diseño inteligente" (ver este post sobre B16 y la evolución). Tampoco deben recordar que el mes que viene se cumplen cuatrocientos ocho años desde que Giordano Bruno fuera quemado vivo en Roma el 17 de febrero de 1600. Sin duda Ratzinger incluirá en su discurso alguna referencia al finado Bruno y aclarará si su proceso también fue "razonable y justo".

Aunque tambié, puestos a hablar sobre las relaciones entre iglesia católica y religión (lean el post Razón, ciencia, anatema si no les importa sentir escalofríos) tampoco sería mal tema exponer algunas de las proposiciones que salieron del Concilio Vaticano I y que siguen vigentes:
Si alguno fuere tan osado como para afirmar que no existe nada fuera de la materia: sea anatema.
Si alguno dijere que la razón humana es de tal modo independiente que no puede serle mandada la fe por Dios: sea anatema.
Si alguno dijere que todos los milagros son imposibles [...] o que los milagros no pueden ser nunca conocidos con certeza, ni puede con ellos probarse legítimamente el origen divino de la religión cristiana: sea anatema.
Si alguno dijere que las disciplinas humanas deben ser desarrolladas con tal grado de libertad que sus aserciones puedan ser sostenidas como verdaderas incluso cuando se oponen a la revelación divina, y que estas no pueden ser prohibidas por la Iglesia: sea anatema.
Si alguno dijere que es posible que en algún momento, dado el avance del conocimiento, pueda asignarse a los dogmas propuestos por la Iglesia un sentido distinto de aquel que la misma Iglesia ha entendido y entiende: sea anatema.

08 noviembre 2007

Las reliquias de Wojtila y otras intercesiones

Aviso: esta entrada no es ciencia ni nada que se le parezca.

En esta época en la que la Iglesia Católica comienza a contratar anuncios pidiendo dinero en nuestra declaración de impuestos, hay otros signos de que algo está pasando. Les reseño dos minucias que me han llamado la atención (no lo tomen a mal que sólo digo que me ayudan a mantener mi estado de sombro perpetuo).

La primera es que el Vicariato de Roma envía reliquias de Wojtila y/o estampitas con una oración expresamente diseñada para la intercesión (con aprobación eclesiástica).

Para recibir una reliquia «ex-indumentis» -de los vestidos- y/o una estampa del Siervo de Dios Juan Pablo II basta con dirigirse al Vicariato de Roma.

Se debe enviar una petición por correo postal, fax o e-mail al «Servicio de Estampas y Reliquias»...

No se confundan los malpensantes, que esto no es un negocio ya que avisan:

La venta de reliquias está muy difundida por internet y permítanme decirles que esto es un sacrilegio.

Pero aquí no hay sacrilegio porque sólo se envía dinero si se quiere:

Sólo si el destinatario lo desea, puede hacer llegar un donativo para los gastos de imprenta y expedición.

Y no se lo tomen a broma, recuerden que es posible que JPII haya salvado a Kubica del accidente que tuvo el 10 de junio pasado al llevar una imagen suya en el casco. Otros dicen que fue la pegatina de al lado, la que dice "Intel inside" pero no les hagan caso porque no tienen pruebas de tal extraordinaria afirmación (1).

Lo cual me recordó otro fenómeno: el caso de la prestigiosa Radio María.

Radio María les puede pasar, en España, en cualquier momento en el que enciendan la radio del coche. Si en vez de política o deportes oyen un rosario a cappella o seráficos cánticos con déficit en letra y música no es un acontecimiento paranormal. La katana de Occam (Occam ya no puede ir desfaciendo entuertos con una navajilla en estos tiempos) sentencia que es Radio María, la omnipresente.

Y Radio María tiene web. Pero no sólo eso: tiene comunicación con el más allá. En "Peticiones a la Santa Madre" puede usted dejar en un formulario su nombre, apellidos, correo electrónico, ciudad, provincia, país, código postal... y su petición. Se garantiza que todas las todas las peticiones recibidas le serán ofrecidas (sic) a la Virgen con periodicidad mensual.

No he encontrado estadísticas de éxito ni garantía de acuse de recibo.

(1) Por ser honrado, lo de Kubica vía intercesión de JPII tiene pinta de leyenda urbana, no hay referencias en ningún sitio que sea de fiar de que el Vaticano esté tomándoselo en serio.

10 octubre 2007

Una resolución oportuna

Lo primero los hechos, luego los comentarios. Aviso: el documento puede herir algunas sensibilidades; si le ocurre eso, está usted en el blog equivocado.

En la trigésimo quinta sesión de la Asamblea Parlamentaria de la Unión Europea del Consejo de Europa, celebrada hace pocos días (4 de octubre), se aprobó la Resolución 1580. No se hizo sin obstáculos previos (ver más abajo) pero, finalmente, se quedó con el texto siguiente (original en inglés):

Los peligros del creacionismo en la educación.
Resolución 1580 (2007).

  1. El objetivo de este informe no es cuestionar o combatir una creencia —el derecho a la libertad de creencias no lo permite—. El objetivo es alertar sobre algunas tendencias para hacer pasar creencias como ciencia. Es necesario separar creencia de ciencia. No es un asunto de antagonismo. Ciencia y creencia pueden ser capaces de coexistir. No es cuestión de oponer creencia y ciencia pero es necesario prevenir la creencia como oposición a la ciencia.
  2. Para algunas personas la Creación, como cuestión de creencia religiosa, da un significado a la vida. Sin embargo, existe preocupación en la Asamblea parlamentaria sobre los posibles efectos nocivos de la difusión de las ideas creacionistas en los sistemas de educación y sobre las consecuencias para nuestras democracias. Si no somos cuidadosos, el creacionismo puede llegar a ser una amenaza para los derechos humanos, que son un asunto clave para el Consejo de Europa.
  3. El creacionismo, nacido de la negación de la evolución de las especies mediante la selección natural, ha sido durante largo tiempo sólo un fenómeno casi exclusivamente americano. Actualmente, las ideas creacionistas tienden a encontrar un camino en Europa y su difusión afecta a un buen número de Estados miembros del Consejo de Europa.
  4. El principal objetivo de los creacionistas actuales, la mayoría de los cuales son Cristianos o Musulmanes, es la educación. Los creacionistas tienden a asegurarse de que sus ideas se incluyan en los programas de estudios. El creacionismo, sin embargo, no puede pedir que se le considere una disciplina científica.
  5. Los creacionistas cuestionan la naturaleza científica de algunos conocimientos y sostienen que la teoría de la evolución es sólo una interpretación más entre otras. Denuncian que los científicos no aportan suficiente evidencia para establecer la teoría de la evolución como científicamente válida. Y al contrario, ellos defienden sus propias afirmaciones como científicas. Nada de esto resiste un análisis objetivo.
  6. Estamos siendo testigos de un crecimiento de líneas de pensamiento que cuestionan el conocimiento consolidado sobre la naturaleza, sus orígenes y su lugar en el universo.
  7. Esto genera un auténtico riesgo de introducir una grave confusión en la mente de los niños sobre qué tienen que hacer con convicciones, creencias, ideales de todo todo y sus relaciones con la ciencia. La actitud de "todas las ideas son iguales" puede parecer atractiva y tolerante pero es, de hecho, peligrosa.
  8. El creacionismo manifiesta aspectos contradictorios. La idea del "diseño inteligente", la última y más refinada versión del creacionismo, no niega un cierto grado de evolución. Sin embargo, el DI, presentado de esta forma más sutil, busca ser entendido como un enfoque científico y en ese sentido representa un peligro.
  9. La Asamblea ha insistido continuamente en la fundamental importancia de la ciencia. La ciencia ha hecho posible grandes mejoras en las condiciones de vida y de trabajo y tampoco es un factor insignificante en el desarrollo económico, tecnológico y social. La teoría de la evolución no tiene ninguna relación con la revelación divina sino que está basada en hechos.
  10. El creacionismo sostiene que se basa en el rigor científico. La realidad es que los métodos usados por los creacionistas son de tres tipos: afirmaciones puramente dogmáticas, el uso distorsionado de citas científicas, a veces ilustradas con llamativas fotografías, y el apoyo en científicos más o menos conocidos, muchos de los cuales no son especialistas en la materia. De esta forma, los creacionistas pretenden atraer a no especialistas y sembrar la duda y la confusión en sus mentes.
  11. La evolución no es sólo un asunto relativo a la evolución humana o de poblaciones. Su negación tiene importantes consecuencias para el desarrollo de nuestra sociedad. Los avances en investigación médica con el objetivo de combatir con eficacia enfermedades infecciosas como el SIDA son imposibles si la evolución se niega. No se puede ser consciente de los riesgos concernientes a la pérdida de biodiversidad o el cambio climático si no se comprenden los mecanismos evolutivos.
  12. Nuestro mundo tiene sus raíces en una larga historia en la que el desarrollo de la ciencia y la tecnología tiene un papel fundamental. Sin embargo, el enfoque científico aún no es bien comprendido, lo que hace posible alentar el desarrollo de todo tipo de fundamentalismos y extremismos. El rechazo total a la ciencia es claramente una de las más importantes amenazas de los derechos humanos y derechos civiles.
  13. La guerra contra la teoría de la evolución y sus proponentes tiene su origen con gran frecuencia en formas de extremismo religioso que están estrechamente relacionadas con movimientos políticos de extrema derecha. Los movimientos creacionistas tienen un poder político real. El hecho fundamental, puesto de manifiesto en algunas ocasiones, es que algunos abogados del creacionismo estricto están por la sustitución de la democracia por la teocracia.
  14. Todos los representantes principales de las principales religiones monoteístas han adoptado un actitud mucho más moderada. El Papa Benedicto XVI, por ejemplo, como su predecesor el Papa Juan Pablo II, elogian el papel de las ciencias en la evolución de la humanidad y reconocen que la teoría de la evolución es "más que una hipótesis".
  15. La enseñanza de todos los fenómenos concernientes a la evolución como una teoría científica fundamental es, consecuentemente, crucial para el futuro de nuestras sociedades y democracias. Por esta razón, debe ocupar un lugar central en el currículo y, especialmente, en los planes de estudio de ciencia, mientras, como cualquier otra teoría, pueda mantenerse firme ante un minucioso escrutinio cientifico. La evolución está en todas partes, desde la excesiva prescripción médica de antibióticos que facilita el surgimiento de bacterias resistentes, hasta el uso abusivo de pesticidas agrícolas, que da pie de mutaciones en insectos sobre los cuales los pesticidas ya no tienen ningún efecto.
  16. El Consejo de Europa ha subrayado la importancia de enseñar sobre cultura y religión. En el nombre de la libertad de expresión y de las creencias individuales, las ideas creacionistas, como cualquier otra posición teológica, pueden posiblemente presentarse como un complemento a la educación cultura y religiosa pero no pueden reclamar la respetabilidad científica.
  17. Science provides irreplaceable training in intellectual rigour. It seeks not to explain “why things are” but to understand how they work.
  18. El análisis de la creciente influencia de los creacionistas muestra que la disputa entre creacionismo y evolución va más allá del debate intelectual. Si no se tiene precaución, los valores que son la esencia del Consejo de Europa estarán directamente amenazados por los fundamentalistas creacionistas. Es parte del papel de los parlamentarios reaccionar antes de que sea demasiado tarde.
  19. Consecuentemente, la Asamblea Parlamentaria anima a los Estados miembros y especialmente a las autoridades educativas: (1) a defender y promocionar el conocimiento científico, (2) a reforzar la enseñanza de los fundamentos de la ciencia, su historia, su epistemología y sus métodos, junto con la enseñanza del conocimiento científico objetivo, (3) a hacer la ciencia más comprensible, atractiva y cercana a la realidad del mundo actual, (4) a opornerse con firmeza a la enseñanza del creacionismo como disciplina científica al mismo nivel que la teoría de la evolución y, en general, a oponerse a la presentación de las ideas creacionistas en cualquier disciplina diferente de la religión, (5) a promover la enseñanza de la evolución como teoría científica fundamental en el currículo escolar.
  20. La Asamblea celebra que 27 Academias de Ciencias del Consejo de Europa hayan firmado, en junio de 2006 una declaración sobre la enseñanza de la evolución y hace un llamamiento a las Academias que aún no lo han hecho para que la firmes a su vez.

La noticia ha sido ya comentada en Magonia y en Las penas del Agente Smith donde se ha hecho hincapié en que la resolución se aprobó por 48 votos a favor, 25 en contra y 3 abstenciones.

¿Por qué 25 negativas? Creo realmente que el voto negativo no obedece a una sola razón sino a varias. Y no creo que ser creacionista sea la mayoritaria. Más bien es que la Resolución es realmente muy dura, frente a otras que suelen ser más tibias y políticamente correctas. Este texto es toda una declaración de principios pero se acompaña de relaciones que han levantado urticaria.

Empecemos por una tabla sencilla donde creo que las votaciones se aclaran bastante. En la tabla siguiente, los grupos están más o menos ordenados de derechas (arriba) a izquierdas (abajo) con sus votos a favor y en contra de la Resolución:

  • EPP-CD: el Partido Popular Europeo/Democracia Cristiana.
  • EDG: Grupo Democrático Europeo, autodefinido como de centro-derecha
  • ALDE: Alianza de Demócratas y Liberales por Europa.
  • SOC: Grupo Socialista
  • UEL: Grupo Confederal de Izquierda Unida Europea

A favor En contra
EPP-CD 8 17
EDG 4 6
ALDE 7 2
SOC 18 0
UEL 5 0
otros 2 0

Las tres abstenciones fueron del Grupo Socialista.

Como comenté antes, hubo obstáculos para que este texto saliera a la luz. El más importante, que pudo ser definitivo, fue el holandés Luc Van den Brande, que consiguió que en junio pasado el texto fuera devuelto a la comisión en un intento de evitar el debate en la Asamblea y con ello la aprobación del texto (63 votos de 119). Justificó su postura planteando que la crítica al creacionismo estaba sesgada y que, en cualquier caso, este tema no era propio de un organismo político (ver aquí) :

¿Somos una academia científica? ¿O somos un organismo político? ¿Es éste un tema apropiado?

Se le opuso el francés Guy Lengagne señalando que no era un asunto sólo científico sino que tenía importantes repercusiones en el progreso y estatus democrático de los Estados miembros y, por tanto, completamente pertinente como tema en la Asamblea. Lengagne fue claro en esta etapa del proceso:

Estamos siendo testigos de un cambio de dirección para el retorno a la Edad Media, y demasiados miembros de esta Asamblea no se están dando cuenta.

Otra causa de disenso fue la frase donde los creacionistas son asimilados a "extremistas religiosos próximos a movimientos políticos de extrema derecha". La realidad nos dice que esa relación existe pero aún así provocó urticaria a algunos miembros de la Asamblea.

Ya personalmente, creo que en Europa estamos avisados de los movimientos creacionistas pero creo también que sobrevaloramos nuestra estabilidad ante ellos. El hecho de que su implantación sea escasa da una sensación de estabilidad engañosa, simplemente aún no se ha desatado la batalla.

Ya hemos comentado aquí algunas cuestiones sobre el creacionismo y particularmente no tengo nada claro que la Iglesia Católica no acabe adhiriéndose a alguna versión más o menos difusa del Diseño Inteligente. El "algo más que una hipótesis" de Benedicto XVI es poco menos que nada, aunque haya sido incluido en el texto para reconfortar a los del ala cristiana y dejarles más o menos claro que la cosa no va con ellos.

En fin, hay que esperar y ver pero mientras tanto adoptemos el lema que dicen es jesuítico: "A Dios rogando y con el mazo dando".

Complementos.

Un buen texto sobre los informes que se usaron para redactar la Resolución está aquí y el debate de enmiendas aquí.

Y en el improbable caso de que hayan llegado hasta aquí, creo que hay otros posts en este blog que pueden tener algún interés:

29 agosto 2007

Razón, ciencia, anatema...

En "Ciencia versus religión", Stephen Jay Gould propone una visión de las relaciones entre ciencia y religión que difiere claramente a la de Richard Dawkins en "El espejismo de Dios". La idea central de Gould es que convivencia pacífica es posible si se realiza y respeta una nítida separación de ámbitos de competencia, lo que él llama "magisterios que no se superponen" —non-overlapping magisteria—. En resumen y sin matizar, un "zapatero a tus zapatos" donde las religiones se limitarían a actuar en el ámbito religioso sin interferir en aquellos otros donde la ciencia genera conocimiento objetivo y la ciencia a lo suyo sin meterse en camisas de once varas. Si alguno dijere que las disciplinas humanas deben ser desarrolladas con tal grado de libertad que sus aserciones puedan ser sostenidas como verdaderas incluso cuando se oponen a la revelación divina, y que estas no pueden ser prohibidas por la Iglesia: sea anatema.

Gould se limita a las religiones cristianas en sus diversas variantes, católicos, protestantes de ramas diversas, Testigos de Jehová... y aborda a lo largo del libro debates históricos relacionados principalmente con el caso Galileo, los primeros debates darwinistas y la más actual corriente creacionista en los EE.UU.

La solución de Gould parece estupenda pero, en mi opinión, es tan bienintencionada como inexistente. Por un lado, es muy difícil definir los ámbitos de ambos magisterios sin superposición. Hay que tener en cuenta que las Iglesias se ocupan no sólo de la fe sino de la moral y en este último campo la injerencia es difícil de evitar. Véase, sólo por poner un par de ejemplos, la oposición al uso del preservativo en las relaciones sexuales o a la vacuna del papiloma humano en las niñas. En ambos casos, el argumento es que incita a la promiscuidad sexual, uno de las obsesiones morales de la Iglesia Católica, mientras que desde la ciencia está claro que preservativo y vacuna reducen la prevalencia de un conjunto no despreciable de enfermedades.

Refiriéndose al creacionismo y afines, Gould mantiene que el problema no es tan profundo como aparenta porque, en realidad, los literalistas bíblicos son una minoría y la inmensa mayoría de cristianos está abierta al avance de la ciencia. Ojalá tenga razón aunque recientes estadísticas sobre las creencias creacionistas/evolucionistas en los EE.UU. no son tranquilizadoras. De todas formas no se trata del número de fundamentalistas sino de su capacidad para influir en la sociedad, algo mucho más importante.

Tampoco tengo nada claro que la principal oposición venga de minorías fundamentalistas —que también y además arman más escándalo— sino que hay principios, al menos en la ortodoxia católica, que son claras injerencias en el papel de la razón en general y de la ciencia en particular. Estas injerencias pueden tener una repercusión enorme a pesar de ser aplicadas con sordina y sin la algarabía característica de los extremistas.

Gould recoge algunos de estos casos a través de citas de los documentos generados en el Concilio Vaticano I (1869-1870) convocado por el Papa Pío IX. He confirmado la corrección de esos párrafos porque su redacción, tal como aparece en el libro, deja muy pocas esperanzas de convivencia relajada entre el catolicismo y la ciencia.

El Concilio Vaticano I se conoce principalmente por hacer dogma de fe la doctrina de la infalibilidad papal pero hubo bastante más. Entre otras cosas, se quiso dejar clara la oposición a las corrientes racionalistas de la época, que ponían en entredicho tanto el poder terrenal del Papado, ya muy deteriorado respecto a los siglos anteriores, como la propia autoridad de la Iglesia en cuestiones que antes eran aceptadas sin más. Para solucionar estos problemas hubo una intensa dedicación a definir claramente "los errores del racionalismo, materialismo y ateísmo modernos" (1).

Se utilizó para ello un listado de proposiciones que terminaban, todas, en "sea anatema". Roma locuta est causa finita est. Asunto resuelto y a otra cosa, los católicos ya tienen una guía para sus relaciones con las razón. Gould incluye tres en su libro y yo he rescatado cinco que estoy seguro considerarán sugerentes; piensen si caen en alguno de estos errores, mi preferido es el cuarto:

Si alguno fuere tan osado como para afirmar que no existe nada fuera de la materia: sea anatema.
Si alguno dijere que la razón humana es de tal modo independiente que no puede serle mandada la fe por Dios: sea anatema.
Si alguno dijere que todos los milagros son imposibles [...] o que los milagros no pueden ser nunca conocidos con certeza, ni puede con ellos probarse legítimamente el origen divino de la religión cristiana: sea anatema.
Si alguno dijere que las disciplinas humanas deben ser desarrolladas con tal grado de libertad que sus aserciones puedan ser sostenidas como verdaderas incluso cuando se oponen a la revelación divina, y que estas no pueden ser prohibidas por la Iglesia: sea anatema.
Si alguno dijere que es posible que en algún momento, dado el avance del conocimiento, pueda asignarse a los dogmas propuestos por la Iglesia un sentido distinto de aquel que la misma Iglesia ha entendido y entiende: sea anatema.

No tengo noticia de que estos cánones hayan sido revisados en los últimos ciento treinta años pero mi impresión es que si se desea una convivencia armónica entre ciencia y religión católica, algunos de estos párrafos lo dificultan. La otra opción es que no haya demasiados científicos católicos porque recordemos que anatema conduce a excomunión. Menos mal que la mayor parte de los católicos desconoce la religión que dice profesar.

Respecto a los anatemas, hay más, yo he utilizado como fuente la Biblioteca Electrónica Cristiana donde encontrarán otros, resultado también del Vaticano I.

La referencia del libro de Gould (edición en español, traducida por Juandomènec Ros):

Stephen Jay Gould, 2007, Ciencia versus religión. Un falso conflicto. Drakontos Bolsillo, Crítica, Barcelona, 232 páginas.

En síntesis, el entendimiento es posible pero siempre que se cumplan las condiciones adecuadas, explicadas ya hace mucho tiempo:

"Que el entendimiento, el conocimiento y la sabiduría crezcan con el correr de las épocas y los siglos, y que florezcan grandes y vigorosos, en cada uno y en todos, en cada individuo y en toda la Iglesia: pero esto sólo de manera apropiada, esto es, en la misma doctrina, el mismo sentido y el mismo entendimiento". San Vicente de Lerins, Commonitorium primum, siglo V.

10 julio 2007

Savater define "científico"

(O lo importante es el "conceto").

Científico: dícese del deficiente simbólico.

Así sintetiza (algoritmo de compresión sin pérdida) Arcadi Espada un "párrafo inmortal" del artículo que Fernando Savater escribe en El País titulado ¿Ciudadanos o feligreses?

Y es que don Fernando, antes de seguir con otros temas se marca un largo párrafo de lo más pintoresco:

En los últimos tiempos han proliferado los libros en torno al fenómeno religioso o, más bien, contra la religión: Daniel Dennett, Richard Dawkins, Michel Onfray, Sam Harris, André Comte-Sponville, Christopher Hitchens... En ese catálogo, los autores anglosajones destacan por su agresividad y también por un cierto candor misionero en su refutación de las viejas creencias. Incluso dedican numerosas páginas a demoler las pruebas tradicionales de la existencia de Dios (que no han mejorado desde Tomás de Aquino), empeño que a estas alturas del siglo XXI, y con Hume, Kant y Freud a nuestras espaldas, resulta casi conmovedor de puro antiguo, como bordar fundas para almohadas o algo así. Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional. Dicho sea en su descargo, los autores citados son más bien científicos (o partidarios de subordinar la filosofía a la ciencia, como antaño fue "criada de la teología"), o sea, expertos en el manejo de los números y en la experimentación con los hechos, pero deficientes en la comprensión de los símbolos.

Y no, por esas horcas caudinas no paso. Con todos mis respetos al filósofo creo que sería bueno darse cuenta de un par de cosas.

Por un lado, Richard Dawkins no hace otra cosa que analizar las religiones de dioses personales desde un punto de vista legítimo: la razón y la ciencia. Los que creemos que la razón es una herramienta razonablemente adecuada para analizar las cosas y discriminar entre lo real y la tontería, no nos parece que el empeño sea vano. Es más, es necesario ya que la sinrazón lleva siglos imperando sin rendir resultado benéfico alguno.

Le parece mal a Savater que se refuten los "argumentos" clásicos (las vías tomistas, por ejemplo) cuando lo realmente patético y antiguo no es la réplica sino las "pruebas". Tal vez don Fernando las considere tan obviamente infantiles que no merece la pena mencionarlas pero debe ser porque su mundo no se interseca con ciertas militancias donde rancios impenitentes siguen sacándolas a colación como prueba de la cuadratura del círculo. No sobra, no.

Como tampoco sobra dar un toque de razón a la sinrazón. La frase es espectacular y merecería ser repetida cámara lenta:

Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional.

Coño, pues claro ¿cómo convencer si no? ¿tal vez proponiendo a su divinidad el MEV? ¿Cómo convence Savater en sus discusiones, con pases mágicos? Como no da alternativa, yo, deficiente simbólico, sigo sin apearme de la convicción de que los argumentos pueden servir de palanca para mover a los dioses de sus pedestales. Sinceramente, desconozco otro mecanismo porque la espada, el alfanje y la hoguera son monopolio de los otros.

No se para Savater en ese párrafo. Nos regala más adelante otro par de perlas interesantes.

La verdad es que no considero tal liquidación [de la religión] un objetivo deseable (además de que lo tengo por imposible).

[...] combatirla como una plaga más sin atender los anhelos que expresa es empobrecedor no sólo para la imaginación, sino hasta para la razón humana.

No ha reparado Savater en que la vía de liquidación de las religiones no es mediante dosis masivas de insecticida sino por dos caminos muy diferentes.

El primero es el progresivo convencimiento que llega con la cultura científica. Ya lo comenté sucintamente hace unos días. Eso significa que no se vuelve uno ateo por imposición, lo cual es una virtud objetiva frente al tradicional comportamiento de muchas religiones.

El segundo es la batalla cívica: las religiones tienen patente de corso para adoctrinar a los niños. Dice Dawkins que no existen niños católicos o musulmanes sino niños forzosamente adoctrinados en la superstición católica o musulmana. Sin ese adoctrinamiento sectario la "pérdida" de los dioses no deja ningún hueco perceptible porque se revela que su necesidad ha sido creada artificialmente.

Esta última batalla es la que se libra ahora en España con la oposición a la asignatura de "Educación para la ciudadanía" por parte de obispos montunos y mariachis acompañando con el guitarrón. Ya trataremos de ese tema más adelante, cuando veamos el resultado de la cruzada que montan estos siniestros personajes que han llegado al ridículo de decir que los colegios que la impartan "estarán colaborando con el mal". Eso sí, mientras ellos se arrogan la representación del bien, el Tribunal Supremo condena al Arzobispado de Madrid, encabezado por Antonio María Rouco Varela, como responsable subsidiario de un caso de pederastia o, para que se entere Rouco, que recurrió la primera sentencia: abusos sexuales continuados por parte de un sacerdote a dos niños de 10 y 12 años en la sede de la vicaría.

29 junio 2007

Un único espacio para la verdad y la falsedad

Un día en el pueblo para llevar a la familia, apenas ida y vuelta, y ete aquí que una conversación con el párroco basta para convencerme de la existencia de universos paralelos. Imposible encontrar un mínimo nexo, siquiera semántico, para el encuentro. Y en función de esa conversación que ya relataré en agosto con más tranquilidad les comento, sabiendo que no invento nada, que como Dawkins tampoco creo que la ciencia y la religión estén en planos diferentes y deban mantenerse aisladas. Eso de que "la ciencia no tiene nada que decir acerca de las creencias religiosas" es más falso que un euro de chocolate. Todo está en el mismo espacio, el espacio de la verosimilitud, el espacio de la verdad y la falsedad.

Ya hace un tiempo escribí en este blog sobre el proceso de asignar valores de verosimilitud a las afirmaciones sobre hechos (Ciencia y no-ciencia: 1 y 2). Por muy relativistas que seamos, hay hechos que se acercan a uno de ambos extremos (verdadero/falso) mientras que otros están en algún lugar entre ellos, en función de la evidencia que exista para su valoración. Y, para ser completos, cada asignación de valor de certeza se acompañará de un valor de incertidumbre que hará al anterior más o menos útil. Por ejemplo, "hay otros planetas con vida en el universo" posee un valor de incertidumbre tan grande que cualquier valor de certeza que le demos es igualmente inútil. Probablemente acabemos cerrando esa grieta poco a poco (o de golpe, con la constatación) pero no va a ser ahora. Al contrario: "el paludismo se debe a una infección por un protozoo" es una afirmación con un grado de certeza indistinguible de 1 y un grado de incertidumbre indistinguible de 0.  

Hablando con el cura del pueblo comentaba yo que las religiones suelen complacerse en hacer afirmaciones rocambolescas que a la luz del conocimiento actual tienen un grado de certeza infinitesimal. Algunas se escabullen no porque haya evidencia a su favor sino porque se mantienen arropadas en esos exóticos universos paralelos que comentaba antes. Por ejemplo, en 1854 se hizo "verdad de fe" la CIM o "concepción inmaculada de María", es decir, que se había librado del "pecado original" sin que sirva de precedente. La verosimilitud de la CIM ni siquiera puede comenzar a analizarse ya que ninguno de los conceptos implicados tiene más sentido real que asegurar que Thor tiene un martillo o Shiva tres ojos.

En cambio, en otros casos, las religiones hacen sin rubor afirmaciones que tienen consecuencias sobre el mundo real y que entran de lleno en terrenos susceptibles de contraste. Por ejemplo, se mantiene que María era virgen (dogma desde 1555) y a pesar de ello llevó adelante un embarazo y además el resultado fue un niño. Tal vez hace siglos esa afirmación no era más sorprendente que otras (Minerva naciendo del cerebro de Júpiter tras haberse comido éste a Metis, por ejemplo). Hoy, en cambio, la cosa se complica, obliga a explicaciones imposibles y plantea interrogantes biológicos molestos. Y ahí la ciencia sí tiene cosas que decir. Todas ellas reducen la historia a lo que es: un cuento con verosimilitud indistinguible de cero.

La segunda parte es preguntarse cómo se mete la Iglesia Católica en estos callejones sin salida. ¿No le bastaba con llenar la dogmática de detalles esotéricos excluyentes con el mundo real? Lamentablemente para ella, la actual IC es tributaria de muchos siglos de historia y sus dificultades son consecuencia de un mecanismo muy simple: el avance del conocimiento. Hace siglos los dioses intervenían directa y cotidianamente en el mundo. El Antiguo Testamento es tan prolífico en estas intervenciones (normalmente terroríficas y malvadas) como el resto de las mitologías. Las disidencias, fueran de origen político, religioso o racional, se zanjaban con la declaración de herejía y, cuando pudieron, con la ruina, el destierro, la tortura o la muerte.

Cuando la difunde la idea de Descartes, que plantea la duda racional como necesidad metodológica, el edificio se agrieta. Antes, los espacios oscuros y los vacíos en la comprensión del mundo se rellenaban de religión ya que era lo único que parecía ofrecer respuestas. Cuando el conocimiento avanza las zonas oscuras se van iluminando y se hace patente el fraude de lo que antes se aceptaba. Ese es el motivo por el cual el porcentaje de ateos entre científicos se hace poco a poco abrumadoramente alto (ver aquí): se han iluminado tantos huecos y esta nueva luz ha sido tan satisfactoria que las religiones pierden crédito y son expulsadas de los otros múltiples rincones oscuros que quedan y que surgen.

Por ese motivo las religiones privilegian el dogma (obediencia obligatoria) y la fe (creer sin pruebas o ignorando las existentes). Y también por ese motivo intentan aprovecharse de los ingenuos  que consideran que ciencia y religión pueden acabar viviendo en armonía. A este respecto, el ejemplo de Ratzinger, Schönborn y Schuster es antológico (1 y 2).

Lamentablemente, en paralelo al extraordinario éxito de la ciencia y tecnología en el mundo real, estamos asistiendo al resurgimento de lo más duro de los movimientos religiosos. Los fundamentalismos, el creacionismo cristiano o islámico o, a nivel local, la pataleta de los obispos españoles con la educación pública son pistas y motivo suficiente para no ceder el más mínimo espacio a la superstición.

24 mayo 2007

Por qué soy cristiano

Sigo a José Antonio Marina en alguna tertulia de la radio y me parece un personaje razonable y comprensible. Por eso no dudé en leer su libro "Por qué soy cristiano". Para ser honrado les comentaré que me resultaba extraño que una persona como él se definiera cristiano con la carga histórica que esa denominación conlleva.
Y el libro me respondió a algunas preguntas, me confirmó que Marina es, en efecto, un pensador crítico y razonable pero también me aclaró que Marina de cristiano tiene poco a pesar de su declaración. Intentaré explicarme a continuación.
Un cristianismo etéreo, humanista, ético. No encaja con la realidad ni con la historia. Y además, al final, está el miedo. Antes era a la condenación eterna, al castigo. Ahora lo es al vacío. Distinto pero igual. Siempre el miedo
La tesis básica del libro es que podemos distinguir dos tipos de verdades. La primera es de validez universal, como las que poco a poco va descubriendo la ciencia. La segunda es sólo de validez personal y se basa en experiencias personales. Aquí podemos estar de acuerdo, aunque yo preferiría usar la palabra "convencimiento" sustituyendo a "verdad", que me parece excesiva en sí misma.
En este sentido, Marina dice que las religiones son "verdades" privadas y como tales están basadas en reglas de "verificación" ("que hace verdadero") no universales sino personales y tan subjetivas como pueden serlo las de una sola persona. Yo supongo que ese "creer" sin evidencia universal que se llama fe se integra perfectamente en esta definición. Lógicamente, las reglas personales (esto lo digo yo, no él) pueden basarse en la razón o no, estar sometidas a la "lógica" personal del sujeto con lo que eso puede suponer porque hay gente cuya lógica no supera a la de las maracas de Machín. Implícito al argumento, aunque Marina no lo dice y por lo tanto es sólo mi opinion, está el reconocimiento de la religión como por encima de otras posibles "verdades" privadas. Y es que las "verdades" privadas son un saco inmenso que puede abarcar desde creencias en alienígenas o en fantasmas hasta la distorsión psiquiátrica más exótica. No comenta Marina la diferencia, si es que existe, entre ambas ni cual es la razón de la trascendencia de la religión sobre cualquier otra visión particular del mundo.

La crítica a las religiones viene cuando enuncia que, en caso de conflicto, las verdades privadas deben supeditarse a las universales. O dicho de otra forma: las religiones pertenecen al ámbito privado y sus "verdades" no deben aplicarse o filtrarse al ámbito público. En esto estoy de acuerdo, claro. La paradoja es que Marina, al defender este principio, comienza ya a oponerse al catolicismo actual (y a todas las religiones que persiguen la universalidad y que la sociedad integre sus "verdades" en las leyes de todos). Y no, no confundo cristianismo y catolicismo pero es que Marina habla directa y constantemente de la Iglesia Católica, centrando en ella sus críticas explícitas. Apenas menciona al protestantismo ni a los ortodoxos ni al resto de variantes como, por poner un ejemplo, los coptos.
El catolicismo en concreto, y según su opinión, es un claro ejemplo de progresiva dogmatización. Con un inicio cristiano abierto y popular, creó una compleja estructura con el fin de blindar su poder terrenal y espiritual. La actual Iglesia Católica es el resultado de esta degradación de los principios cristianos originales. La mayoría, o todas, las divisiones del cristianismo tuvieron su origen más en las luchas por el poder que en divergencias religiosas reales.

Marina no defiende, por tanto, el dogma, al contrario. Y aquí empiezan los problemas porque, en mi opinión, cuando alguien se define como cristiano debe estar a las duras y a las maduras. Y Marina defiende y profesa algo mucho más razonable, más ético, más limpio, pero inexistente como religión. Eso no es el cristianismo actual en ninguna de sus variantes sino lo que él supone que pudo ser alguna vez. El cristianismo arrastra hoy la historia de la Iglesia, con siglos siniestros, la de los concilios donde se declaró anatema todo aquello que amenazara su monopolio de las ideas, la de sucios episodios donde se recrean todos los pecados capitales y algunos nuevos. Marina critica duramente episodios de la Iglesia como los concilios donde se empezó monopolizando la interpretación de las Escrituras y se acabó por ratificar la infalibilidad de Papa en ciertas circunstancias.

Y tras criticarlo, defiende implícitamente que se puede ser cristiano obviándolo todo. Y yo creo que no es así, el cristianismo no es sólo lo que cada uno quiera que sea, tiene una historia que lo ha construido y un presente que lo conforma. Dice Marina que "el cristianismo es un modo de comportarse" (éticamente). Y esto no es verdad, el cristianismo es también un conjunto de creencias, un sometimiento a los dogmas, un reconocimiento de la autoridad terrenal de figuras ostentosamente imperfectas. Olvidar eso es cerrar los ojos, violentar los significados y reducir la historia a cenizas.

El final me pareció decepcionante. En el último capítulo Marina elogia la actividad creadora del hombre, la belleza, la bondad... hasta aquí vale, hace un canto a lo bueno que el género humano puede hacer. Pero ¿qué pinta un Dios aquí? Pues la respuesta es simple: nada. Marina da un salto mortal y declara "no quiero expulsar de mi mundo la religión" porque rechaza "encerrarse" en "el mundo de lo fáctico y lo trivial". Luego lo aclara un poco más. "no quiero ser una naturaleza monda y lironda".
Marina tiene miedo del vacío y para reducirlo cierra los ojos recurriendo a una divinidad anónima que nada tene que ver con la Trinidad cristiana (un dogma acuñado en el concilio de Nicea hace siete diecisiete siglos) y a un supuesto cristianismo humanista (el reino de Dios es el bien que hacen los hombres) que nunca existió pero que es mucho más cómodo que la realidad actual y pasada de la Iglesia.
Incluso creo que Marina hace una pirueta para salirse por la tangente del meollo del asunto. Como no puede dar razón alguna de su creencia en un Dios (sólo lo menciona de pasada a tres páginas del final) recurre al argumento inicial: es mi verdad privada. Con lo cual se acaba la discusión, el libro queda sin sustancia y yo llego a la conclusión de que para este viaje no hacían falta estas alforjas. El miedo al vacío sustituye al miedo al castigo y la condenación pero, al final, el motor de la religión sigue siendo el miedo.
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