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13 mayo 2017

De políticas y ejes a izquierda y derecha

Vale, las barras de los bares no son el mejor sitio para hablar de política pero, inevitablemente, es donde el paisano de al lado dice que es apolítico y, si el día es especialmente aciago, añade que eso de la izquierda y la derecha está ya superado.
La idea es intentar convencerle de que, aunque no lo sepa, él no es apolítico y que no, que tampoco ese eje izquierda-derecha está superado (sea lo que sea que signifique tal palabra).
Tal vez lo primero sea definir qué es eso de “ideología”. La mejor definición que se me ocurre sin caer en ambigüedades o en tecnicismos que no domino, es que consta de dos componentes. El primero es necesario ya que es la expresión minimalista del concepto. El segundo es opcional aunque creo que poca gente carece por completo de ideas al respecto.
Entrando en el tema: el primer componente es el modelo de sociedad en la que quisiéramos vivir y que vivieran nuestros hijos (por decir algo que le dé dimensión temporal). A este modelo se llega inevitablemente, aunque sea sólo de forma parcial: cuando la carretera está llena de baches nos gustaría que estuviera bien, cuando llevamos caminando un rato por una calle bajo un sol de justicia echaríamos de menos que hubiera unos árboles en las aceras, cuando ha pasado el autobús hace media hora quisiéramos un servicio de transporte más frecuente… Esto son, obviamente, ejemplos anecdóticos y no conforman un escenario de sociedad ideal pero sirven para ilustrar por dónde quiero ir. Otros ejemplos menos banales son, por dar alguna idea, aquellos relativos a la sanidad, a la educación, a la igualdad (o no), a los servicios públicos… Imagínate que un día te duele intensamente el abdomen y te diagnostican una peritonitis que debe ser operada urgentemente ¿crees que deberías tener derecho a una operación gratuita (pagada por la sociedad) en un hospital o piensas que eso no es correcto y que cada uno debe tener la sanidad que pueda pagarse con su propio dinero? ¿o tal vez sólo se atenderían las urgencias y no las enfermedades crónicas como, por ejemplo, una diabetes? ¿desearías una sociedad donde la educación fuera pagada por todos hasta cierta edad o te parecería mejor que cada niño tuviera una educación a medida del poder adquisitivo de sus padres? ¿en tu sociedad ideal cabría pobreza extrema o, al contrario, erradicar esa situación sería un objetivo? ¿y la riqueza extrema? ¿estarían las ciudades de tu sociedad ideal libres de contaminación o la calidad del aire no es algo que deba ser tenido en cuenta? ¿tendrían todas las personas los mismos derechos sociales o estos dependerían de algún factor como, por ejemplo, su sexo o su religión?
Independientemente de las opciones que cada persona considere deseables, construir ese escenario (o fragmento de escenario) supone una decisión entre alternativas y conforma un esbozo de ideología. Hasta el momento no conozco a nadie que no tenga una propuesta a varias de las preguntas anteriores y a docenas de otras que pueden formularse sobre los objetivos que una sociedad imaginada nos gustaría que cumpliera.
El segundo componente es más elaborado: definido, al menos en parte, el escenario de tu sociedad ideal ¿cómo crees que debe ser el camino para llegar a ella?
Las opciones aquí ya suelen ser más complejas. Por ejemplo, si has decidido que en tu sociedad no debe haber esclavitud ¿crees que un trabajador debe tener un sueldo mínimo asegurado por las leyes o que ese sueldo debe ser fruto de una negociación personal con el empresario? Si consideras bueno que haya una financiación de ciertos servicios públicos ¿crees que los impuestos, de existir, deben ser un porcentaje fijo de las ganancias o ese porcentaje debe depender de la magnitud de estas?
Preguntas como estas permiten diferenciar caminos diferentes para llegar, a veces, a los mismos objetivos. No es lo mismo plantear una revolución violenta como vía para llegar a la justicia social (o lo que sea) que plantear cambios progresivos desde dentro de la maquinaria existente. No es lo mismo decidir que la producción de energía eléctrica debe ser pública a decidir que puede ser privada pero con controles sobre los precios o, tercera vía, liberar dichos precios con independencia de que todo el mundo pueda o no pagarlos.
Definir un escenario deseado y plantear los caminos concretos son cosas diferentes pero complementarias y ambas conforman una ideología, al menos en su nivel básico. Lógicamente, elegir un camino u otro casi nunca es banal y pocas veces debe confiarse solamente en el instinto: son decisiones que frecuentemente necesitan conocimientos algo elaborados para que sean sólidas y tengan garantías de funcionar.
No será sorprendente que en este punto establezca una relación con mi anterior artículo sobre las tramas cognitivas: hace falta cultura para tomar decisiones sabias y aunque esa palabra suene “grande” no deberíamos renunciar a ella. Nuestras decisiones como ciudadanos serán potencialmente mejores si nuestra trama cognitiva es amplia y compleja porque ello nos permitirá evaluar mejor las alternativas y elegir con menor riesgo de error o de engaño.
En este contexto, el apoliticismo es difícil de concebir porque supone no sólo renunciar a los cambios sociales sino no tener ideas sobre cómo te gustaría vivir, ser indiferente ante la posible solución a problemas e injusticias. En el momento en el que no eres así, ya estás tomando una posición política, que no depende solamente de votar o no votar en unas elecciones.
Con lo de la izquierda y la derecha pasa algo similar porque muchas de las opciones ante una situación social tienen su posición en este eje ideológico. La izquierda tiende a hacer prevalecer los derechos de la sociedad sobre los individuales y la derecha tiende más a sacralizar los derechos personales sobre los colectivos. Dentro de esta simplificación caben multitud de variantes y complejidades pero el eje existe, tiene una larga historia y todos, en cuanto tomamos unas pocas decisiones sobre ideales y cómo llegar a ellos, nos ubicamos en algún punto sobre él. Para cerrar esta reflexión incluyo un cartel sobre las características de la izquierda y la derecha. Lamentablemente, esta muy focalizado sobre los Estados Unidos de América con lo que a los europeos nos pueden chocar algunas cosas pero vale para ilustrar la complejidad de la situación y la banalidad de ignorar que las ideologías existen y nos afectan, y que no es posible ponerse por encima o fuera de ellas sin tener que dar muchas explicaciones.


31 agosto 2011

Democracia deficiente o los límites del poder

La democracia parlamentaria es probablemente la modalidad de régimen político menos mala que se ha inventado hasta el momento. Descartada la democracia directa, asamblearia, por su nula operatividad, en la democracia parlamentaria el pueblo no gobierna por sí mismo sino que delega su poder de decisión a unos representantes que lo harán en su nombre.
El problema es que, como en todas las reglas sociales, el peligro del abuso está siempre presente.
A mi me parece evidente que cuando voto por unos representantes no les estoy dando carta blanca para tomar las decisiones que les venga en gana sino las que vienen en su programa electoral. Es cierto que esa delegación de decisión puede y debe ampliarse a cuestiones no previstas en el programa pero que son lógicas y coherentes con él, pero esa ampliación tiene sus límites.
Un ejemplo: el partido X propuso en su programa elaborar una ley de regulación de la eutanasia explicando los principios básicos en los que se basará. Si yo les voto, espero que cuando esté gobernando, X elabore dicha ley, la proponga en el parlamento e intente sacarla adelante.
Pero si X, aprovechando el poder delegado, decide sobre la marcha elaborar una ley que reponga el servicio militar obligatorio, la cosa cambia. Dado que dicha ley no estaba en su programa electoral, X no tiene derecho a elaborarla como si se tratara de la anterior ya que mi delegación mediante el voto no le otorga derechos ilimitados sino dentro de los límites establecidos en su programa.
Pero si se presenta la necesidad de tomar decisiones no previstas en el programa ¿cómo lo solucionamos? No hay que ser excesivamente innovador: cuando un gobierno quiere tomar una decisión que excede la confianza del voto hay un mecanismo muy simple: consultar. El referendum es una herramienta que perfecciona la democracia indirecta y que está previsto en nuestra Constitución en el artículo 92 para "decisiones políticas de especial transcendencia".


Nuestro ya casi extinto presidente, Rodríguez Zapatero, en sus últimos estertores, ha tomado la decisión, apoyada por el Partido Popular, de que la reforma del artículo 135 de la Constitución no pase por referéndum (en la actual normativa, propuesta de referéndum le corresponde al presidente del gobierno). Este es para mí un claro ejemplo de decisión excesiva ya que la reforma es trascendente y no aparecía en su programa. Estas situaciones que exceden el derecho otorgado por el voto deberían resolverse por la vía del complemento democrático: debate público y abierto sobre las razones y las consecuencias y, posteriormente, referéndum. Los debates no se han  hecho y la consulta se ha despreciado con argumentos que son un insulto a la inteligencia.
¿Cuáles son las razones de rechazar la consulta? Creo que simplemente una: miedo a que la voluntad de los ciudadanos no avale la medida. ¿El precio? Un déficit democrático poco soportable.
Para no ser solamente negativo propondría una medida más de modificación de la Constitución: el plebiscito por iniciativa popular. Este procedimiento existe en Suiza, donde leyes y decretos pueden ser sometidos a votación popular dentro de un plazo de tres meses si 50000 ciudadanos lo solicitan. Dada la diferencia de población y para no caer en una espiral de convocatorias, en España la cifra mínima debería ser mayor, por ejemplo, 250000. En el momento de escribir este post, los votos en Actuable son 125000, justo la mitad de los necesarios si aceptamos la cifra propuesta.
En resumen: queridos parlamentarios, no volváis a esgrimir que el pueblo os votó para tomar decisiones que os exceden, no tenéis carta blanca y vuestros abusos son un síntoma más de que nuestro sistema necesita cambios.

23 mayo 2011

En el día postelectoral

El día de hoy no es igual al de las votaciones pasadas. Hoy el PSOE debería interpretar su desastre electoral como su última oportunidad para las generales del próximo año. Ya sabe qué le ha pasado, ya sabe que los aplausos que recogen en los mitines son un espejismo, como hacerse trampas a uno mismo en el solitario. También debería saber la razón de su descalabro: un millón y medio de ex-votantes que confiaron en ellos hace cuatro años pero que hoy están hartos de su incompetencia.
La oportunidad es que esto le ha pasado en unas elecciones locales y autonómicas y tiene un año para adaptarse y reaccionar, si es que sabe, evitando tal vez otra catástrofe en las elecciones generales. Lo malo es que para eso hay que hacer una profunda autocrítica, algo improbable con su rumbo actual y vistas las reacciones de ayer por la noche y de hoy. Esas reacciones han sido, en mi opinión, lamentables: que si no hemos sabido explicar nuestros esfuerzos, que si hay que despertar entusiasmo, que si... zarandajas. Y hace un momento me entero de que Rodríguez Zapatero no dimite como secretario general y que las primarias siguen adelante. Más de lo mismo, como si nada hubiera pasado, increíble si no supiéramos que viven en el mundo de la abejita Maya trazado por su adorado líder.
Respecto a #nolesvotes y al movimiento 15M, no es posible valorar hasta qué punto ha tenido influencia en unas aguas tan revueltas. Los dos partidos que teóricamente iban a beneficiarse (IU en sus múltiples advocaciones y UPyD) han subido en votos y en escaños, condicionados como siempre por las trampas de una ley electoral donde la regla del 5% hace estragos. Pero, con efecto o sin efecto, creo que ambos movimientos seguirán y resurgirá ante los próximos comicios. ¿Por qué? Por que los "indignados" siguen sin casa, sin trabajo y sin miedo. No tienen nada que perder.
Dentro de un año el PSOE podrá volver a decir que somos bobos y no hemos entendido sus esfuerzos por el bien común pero no podrán decir que no se lo esperaban o que no había propuestas. Tendrán que admitir que han ignorado deliberadamente a gente que propone muchas cosas razonables y posibles.
Respecto a IU y UPyD hay que exigirles que aprovechen esta oportunidad y que entiendan lo que muchas personas, tanto diestras como zurdas, esperan de ellos: que su presencia se note, que se den cuenta de donde les viene su resurgir y quién les ha sacado del pozo. No desperdicien esta oportunidad.

20 mayo 2011

Prohibición por suposición, nueva modalidad legislativa

Dice la resolución de la Junta Electoral Central respecto a las concentraciones de mañana y pasado:
Esta Junta estima que, con independencia de la calidad de los sujetos, la petición de emisión de voto a favor de candidaturas concurrentes a un proceso electoral, así como la invitación a excuir a cualquiera de esas candidaturas en el ejercicio del derecho al voto, es un comportamiento no acorde a la previsiones de la LOREG y que excede el derecho de manifestación garantizado constitucionalmente.
Por todo lo anterior, esta Junta Electoral acuerda:
Comunicar a todas las Juntas Electorales así como al Abogado General del Estado que las concentraciones y reuniones a las que se refieren las consultas elevadas a esta Junta son contrarias a la legislación electoral a partir de las cero horas del sábado 21 de mayo hasta las 24 horas del domingo 22 de mayo de 2001 y en consecuencia no podrán celebrarse.
Dejando claro que probablemente me nubla la parcialidad, no entiendo bien por qué el segundo párrafo se deduce del primero. El problema es que en la resolución se presupone que en esas concentraciones se va a pedir el voto o el no voto a partidos, cosa que no tiene por qué ocurrir. Esa suposición (¿habrán consultado a Rappel?) lleva a la prohibición general de reuniones donde, si la cosa se organiza adecuadamente, no se vulnerará ninguna ley.
Prohibición adivinatoria, una nueva modalidad legislativa ¿qué pasará si en esas reuniones no se produce lo que la Junta Electoral supone que va a pasar? ¿Qué razón se dará para disolverlas?


Nota complementaria.
El Tribunal Constitucional, en sentencia 170/2008, cuya jurisprudencia es vinculante, dijo:
El ejercicio del derecho de reunión, del que el derecho de manifestación resulta una vertiente, debe prevalecer, salvo que resulte suficientemente acreditado por la Administración y, en su caso, por los tribunales, que la finalidad principal de la convocatoria es la captación de sufragios.
Para todo el que tenga ojos, las reuniones y concentraciones aludidas no tienen como finalidad la captación de sufragios con lo que debería prevalecer el derecho fundamental. Más información y argumentos en el artículo de M. A. Presno.

18 mayo 2011

No les votes (2)

A veces la Constitución Española merece la pena ser leída.
Artículo 21.
1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará de autorización previa.
2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.
Los de la Junta Electoral Provincial de Madrid prohíben la concentración de hoy en la Puerta del Sol basándose en un curiosísimo argumento:
Se considera que la peticion de voto responsable a que hace referencia pueda afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto.
Aparte de la peculiar sintaxis, posiblemente debida a una redacción apresurada y no muy meditada, ya saben: no se les ocurra pedir el voto responsable que hay gente que considera que eso es un atentado contra la libertad.
El texto completo de la resolución está aquí (una página, PDF).
No les votes

17 mayo 2011

No les votes

Manifiesto
Creo que la situación social está degradándose de una forma acelerada y alarmante. No es solamente el paro y la crisis económica, que ya sería mucho, sino también el deterioro de la enseñanza, la atención sanitaria, las libertades individuales, los derechos colectivos... No es solamente todo lo anterior, que ya sería suficiente, sino también el descarado desprecio de la clase política hacia al resto de la sociedad, su mediocridad, su incompetencia y su tolerancia con los corruptos.
Habrá que pensar qué se puede hacer que sea realmente efectivo y no solamente un gesto pero, mientras tanto, por pura dignidad y sentido común, me abstendré de votar a aquellos que, por ejemplo, lleven imputados o tránsfugas en sus listas, que hayan sido la voz de su amo en perjuicio de la ciudadanía o que hayan dilapidado los bienes que eran de todos abusando de nuestra confianza.
Luego, con más tranquilidad y algo de reflexión, tendremos que hacer una autocrítica sobre cómo hemos llegado a permitir estos desafueros y ver qué podemos hacer para enmendarlos. Este domingo toca votar con un poco de dignidad a quien se lo merezca. Espero que quede alguno.

07 octubre 2009

La ciencia en España no necesita tijeras

Gabilondo lo sintetizó con claridad en un informativo el pasado 1 de octubre, después de lo que ya he comentado en este blog y de los artículos destacados en Twitter creo no hace falta decir más, sólo hace falta una rectificación por parte de nuestras volubles autoridades.



30 septiembre 2009

Cambio global: intenciones y contradicciones

Aventuraba yo el otro día hablando del desarrollo y de la "sostenibilidad" que anunciar medidas a medio y largo plazo está bien pero no cuando, a) se usan como coartada para no poner en práctica otras medidas evidentes y de urgencia inmediata y/o b) en realidad no se piensa en llevarlas a la práctica cuando llegue el momento. M. A. Sabadell abundó en este asunto en su blog en Público hace unos meses.

La cosa venía a cuento de que, como ya les conté alguna vez, estamos finalizando un proyecto donde intentamos evaluar los potenciales efectos que algunos escenarios de cambio climático tendrían sobre la vegetación peninsular. No puedo aún darles detalles pero la cosa pinta de regular a mal. Y claro, en las reuniones ya se empieza a plantear la discusión: ¿qué se puede hacer para reducir ese posible daño?

La pregunta es un arma de doble filo: por un lado se reconoce la necesidad de hacer algo pero, por otra, se reconoce el fracaso de no haber hecho nada en el pasado. Por ese motivo, y aunque las discusiones tienen su interés, creo poco en las medidas que podemos recomendar tomar. La causa es mi impresión de que muchas medidas de protección del medio natural son esencialmente lo que dije antes: coartadas. Me explico con un ejemplo conocido: España firma en 1990 el compromiso de que en el año 2014 sus emisiones de CO2 no se incrementarían más allá del 15%. A 5 años de esa fecha nuestras emisiones ya han aumentado casi el triple. ¿Cuál es el motivo? Pues fácil: después de firmar no se ha hecho gran cosa para controlar esas emisiones. Eso sí, la firma se presentó como un éxito, un gran detalle de solidaridad mundial y de buen rollo ambiental. ¿Qué se va a hacer cuando llegue la fecha y se haga patente el flagrante incumplimiento? Con mis poderes paranormales predigo que se firmará otro acuerdo, tal vez más ambicioso (total, qué más da) pero con fecha del 2025 o 2050. Y con este pasará, muy probablemente, lo mismo que con el anterior.

Parece común en estos tiempos la sensación de que firmar un acuerdo es suficiente para conseguir la meta. O de que anunciar que algo se va a hacer es equivalente a haberlo hecho. Parece tan común como la desidia para tomar medidas inmediatas ante los daños reales que estamos, ahora, viendo crecer ante nuestros ojos.

En el caso de nuestro proyecto de vulnerabilidad de la vegetación nos encontramos con una paradoja (parajoda diría alguno) que afecta tanto a los bosques como a las especies singulares. Ambos grupos lo van a pasar mal y probablemente algunas especies desaparezcan definitivamente si se confirma alguno de los escenarios analizados. Pero su problema principal no es el cambio climático, nunca lo ha sido. Su problema viene de nuestra actuación pasada y actual. Varios bosques pueden verse reducidos drásticamente pero esto es una consecuencia sobrevenida sobre la realidad de que ya los tenemos en una situación crítica: fragmentados y limitados a unas extensiones ridículas respecto a su área potencial. Del mismo modo, muchas especies que actualmente están en las “listas rojas” o equivalentes, lo están debido como causa primaria a la reducción o degradación de su hábitat no porque hayan subido las temperaturas de febrero o bajado las lluvias de abril.

Temperatura media de las máximas anual en el periodo 1961-1990; los datos de las estaciones provienen de la AEMET, su tratamiento, organización y proceso posterior (interpolación y gradientes antitudinales) es nuestro.

Otro día me desahogo y les cuento algunas medidas obvias que hay que tomar, a ver si están de acuerdo conmigo. Mientras tanto les diré que la semana pasada estuve en La Casa Encendida en Madrid, reunido con otros "agentes" de la compleja cadena que analiza y propone cosas respecto al llamado "cambio global". Analiza y propone pero no dispone. Allá estábamos un par de universitarios, algunas organizaciones ecologistas, otras ONG no directamente ecologistas, sindicatos del campo, seguros, algún medio de comunicación y varios técnicos del Ministerio y de las Comunidades Autónomas. Por la mañana nos dedicamos en privado a hablar de los problemas y retos, también de las soluciones. Por la tarde hubo una mesa redonda pública en el auditorio.

Mis sensaciones son encontradas. Por un lado es necesario hacer estas reuniones, por otro nunca sale nada nuevo de ellas. Lo que sí me quedó claro fueron dos cosas, una buena y otra mala. La buena es que el personal técnico, funcionario o contratado, es generalmente estusiasta y se molesta en hacer bien su trabajo. La mala es que en el piso de arriba, los políticos de ir y venir cada cuatro años, no les hacen ni puñetero caso. Los tienen porque mola en estos tiempos pero no se creen nada ni están dispuestos a mojarse lo más mínimo. Finalmente, la repetición de ese patrón de exigencia y frustración tiene efectos demoledores en los técnicos. La muestra de ese divorcio, el más importante de toda la cadena de decisión, es que los políticos no están nunca en las discusiones, eso lo dejan a los técnicos que, lógicamente, no tienen responsabilidad en las decisiones finales, en la acción o la inacción.

Por lo tanto, las medidas que propondremos serán probablemente brindis al sol porque suponen decisiones serias y con efectos a medio y largo plazo. Para un político medio esto carece de interés: muchos no creen que haya que hacer nada (primera dificultad) pero aunque eso no se de, las decisiones son complicadas y van contra la corriente: mucha mejor gestión del suelo, mucha menos contaminación, mucho mejor control en la explotación del agua, muchos más medios contra los incendios, promoción real y decidida del transporte público... todo ello aderezado con honradez en la gestión urbanística, sensibilidad ambiental y mucho sentido común. Nada interesante a cuatro años vista.

Les dejo con un par de mapas, el de arriba y el de abajo. Tenemos muchos más, a cientos, resultado de modelizaciones donde trabajamos con tres modelos, dos escenarios (A2 y B2) y tres horizontes temporales. Como ya se han expueto en público creo que puedo ponerlos aquí para ir abriendo boca y contarles más adelante los detalles de la cuestión, lo que hemos hecho y lo bueno y lo malo del proyecto, que de todo hay, claro.

Temperatura media de las máximas anual prevista en el periodo 1971-2100 de acuerdo con el modelo CGCM2 y el escenario A2. La escala de colores es la misma que en la figura de arriba. La temperatura media se incrementa 4.6 ºC.

29 octubre 2007

Momentos memorables

Que no, que no todo es tensión en el Congreso de los Diputados. Aunque ya pasó hace unos meses, acabo de encontrarlo en un disco externo y creo que merece la pena: les rescato la enmienda parlamentaria del año, ovacionada unánimemente y con petición de bis (no atendida por el artista). El que habla es Manuel Marín y ocurrió el 22 de diciembre de 2005.



Si no ves el reproductor de audio insiste pulsando Ctrl+F5 o sigue este enlace.

23 octubre 2007

Don Mariano y el cambio climático

"Los romanos hicieron en estos casos lo que todo príncipe prudente debe hacer, lo cual no consiste simplemente en preocuparse de los desórdenes presentes sino también de los futuros, y de evitar los primeros a cualquier precio. Porque previniéndolos a tiempo se pueden remediar con facilidad pero si se espera que progresen la medicina llega a deshora, pues la enfermedad se ha vuelto incurable."

"Por lo tanto, aquel que en un principado no descubre los males sino una vez nacidos no es verdaderamente sabio, pero ésta es virtud que tienen pocos".

El Príncipe, Nicolás Maquiavelo

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Grabación de don Mariano Rajoy

Transcripción a partir de la grabación:

Yo le digo: yo de este asunto sé poco, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: ‘Oiga, He traído aquí a... diez de los más importantes científicos del mundo... y ninguno me ha garantizado el tiempo que iba a hacer mañana en Sevilla’.

¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años? No lo sé, es decir, no lo sé, es un asunto al que hay que estar muy atentos... Pero, en fin, tampoco lo podemos convertir... en el gran problema mundial. Hay otros problemas más importantes, como los problemas del sector energético, los problemas de las emisiones, y otros problemas muy importantes.

La reseña de lo dicho en Público.es
Una entrevista al primo de don Mariano Rajoy.

Javier Brey Abalo es un físico de prestigio en el Área de Física Teórica, con 154 publicaciones, 1870 citas y un índice h de 23. Ha declinado comparecer ante los medios de comunicación y creo que ha hecho bien. Aunque uno sea cautivo de sus palabras también puede hacerse dueño de sus silencios.

30 abril 2007

Por la boca muere el pez

Don Miguel Ángel Quintanilla Fisac, Secretario de Estado de Universidades e Investigación, debería tener asesores para quedarse mudo de vez en cuando. Me entero a través de Assembleia de Filosofía, que en el V Congreso de Universidades, celebrado en Toledo hace unos días dijo, hablando de las relaciones universidad-empresa:
"Se trata de ofrecer a las empresas lo mejor de la universidad, la mejor mercancia"
Con lo cual ya lo ha dicho todo y yo no voy a comentar nada que son las 0:01 y a estas horas puede uno soltar más de una impertinencia. Las declaraciones aquí, los comentarios de la asamblea de estudiantes de filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela aquí.
Hace unos meses comenté algo sobre sus intervenciones y singular capacidad para molestar y crear problemas, en vez de solucionarlos. Se nota que necesitaba un poco de protagonismo.

27 abril 2007

Pensar

Cuentan que un reconocido científico de la Universidad Estatal de Pensilvania, cuando aparecía por su despacho algún empleado de la Universidad para supervisar a qué dedicaba su tiempo, le decía, cortés pero enérgicamente: “Estoy pensando”, ante lo cual el enviado desaparecía, confundido. Si al cabo de los días la cabeza del muchacho asomaba de nuevo, tímidamente, por su puerta entreabierta, nuestro colega vociferaba contrariado: “I’m still thinking”.
Así empieza un documento de dos páginas que circula por internet y del que son autores Juan Manuel García Ruiz (Profesor de Investigación del CSIC y director del LEC) y Fernando Hiraldo
(director de la Estación Biológica de Doñana). Desde mi mucho más modesta posición de CITCLP (cutre investigador torpe con los papeles) estoy de acuerdo y por eso lo transcribo aquí. El documento original es éste, abajo me he permitido reducir un poco la extensión manteniendo forma y espíritu para adecuarlo a una entrada de blog, que prefiero sea un poco más breve.
El oficio de científico requiere periodos de una continuada concentración y de periodos de dedicación mental casi exclusiva. A pesar de ello, la administración española tiene una habilidad extraordinaria, casi un empeño, en evitar que los científicos nos dediquemos a eso. Dirigir un proyecto de investigación debería ser algo simple donde sólo habría de resolver las dificultades de lo inesperado en la investigación. Pues no. Dirigir hoy un proyecto de investigación es un calvario donde las tareas administrativas ocupan la mayor parte del tiempo y constituyen lo principal de las inquietudes. No las de investigación sino las que genera tramitar la adquisición de equipamiento, la contratación de servicios, la captación de personal, los viajes de campo, todo ello con procedimientos burocráticamente arcaicos que, en el mejor de los casos, no entiendes. La penitencia puede llegar hasta tener que mendigar un sitio donde llevar a cabo tus proyectos.

Está situación se ve agravada por la falta de personal conexo a la investigación y por la falta de incentivos para el existente: la falta de administrativos, ayudantes y técnicos es aún más acuciante que la de científicos. El esfuerzo que se lleva haciendo en los últimos años por incorporar científicos de calidad al sistema de ciencia y tecnología puede resultar, en cierta medida, estéril si esta situación no se corrige. En el mundo, las estructuras científicas eficientes son piramidales: una ancha base formada por el personal conexo, mayoritario, que se va estrechando conforme avanzamos hacia un minoritario personal científico. En España la relación entre técnicos y otro personal auxiliar y científicos la cuarta parte de lo que se encuentra en países europeos más avanzados, EE.UU. y Japón.

Y hoy por hoy la tendencia es más a agravar el problema que a solucionarlo. Como muestra, el CSIC ha tenido en la oferta pública del 2007 una concesión de 275 plazas de científicos a la cual debería corresponder un mínimo de 550 plazas de personal conexo que, en la realidad, se han quedado en 110 plazas de técnicos, 6 de gestión y ninguna de administrativo. Nada nuevo porque en los años anteriores ha sido similar.

Esta tenacidad en el error, con la inestimable ayuda de la ininteligible maraña de normas administrativas a la que antes nos hemos referido, han conseguido construir una de las herramientas más eficientes que imaginarse puedan para impedir que los científicos españoles piensen, descubran e innoven. No debe pues extrañarnos los relativos escasos logros de la ciencia en nuestro país. Más bien deberíamos sorprendernos y admirarnos de la existencia de un buen número de científicos excelentes en España. Eso sí, cansados, agobiados y bastante hartos de un sistema que no les deja hacer aquello para lo que se han formado: pensar.

Todo se valora hoy con parámetros numéricos que, se supone, miden objetivamente el éxito pero quienes dirigen las universidades y los organismos públicos de investigación no suelen preocuparse por saber si sus científicos tienen las condiciones adecuadas para llevar a cabo su trabajo, si sus ideas van a poder desarrollarse sin más trabas administrativas que las necesarias. Y eso que están ahí para ayudar al resto de los científicos, que son el alma del sistema, para quitar obstáculos a la investigación, para animar a que se afronten grandes retos, para buscar soluciones que mejoren el marco cotidiano en el que se desarrolla su vida profesional. Están ahí para pensar y para ayudar a pensar.

Esa generosidad de mirar hacia dentro del sistema, y no sólo hacia fuera y hacia arriba, es la que marca la diferencia. Es imprescindible que las instituciones dedicadas a la investigación estén en manos de profesionales que hayan ejercido y que conozcan como se hace la ciencia, pero que a la vez hayan optado por servirnos y servirse desde la función de Gestionar, con mayúscula, el ejercicio de la ciencia. Y que estén comprometidos con el único objetivo posible en este su mundo: que el sistema funcione por y para quienes hacen ciencia, para los científicos. Y eso también es objetivable. Son los que están en el laboratorio, los que imaginan proyectos, los que disfrutan descubriendo, los que se deleitan leyendo el gran artículo de un colega, los que exploran la naturaleza, los que miden, los que … En fin, todos los que se dedican a pensar.

En los albores de la democracia, el gran Perich nos alegró una mañana de huelga reivindicativa con un chiste que decía: “¿Qué querrán estos (científicos)? Disfrutan con lo que hacen y encima quieren que les paguen”. Hoy, intentamos recuperar la dignidad de una profesión maldita por siglos en España. Ya es hora de poner este país a pensar.

Y yo, no todo va a ser protestar, quiero reconocer que en mi universidad se está haciendo desde hace unos años un esfuerzo grande para reducir esos problemas. Ojalá fuera en todo el sistema.

04 diciembre 2006

Los cromosomas de las palabras

Iba a pasar del asunto, se lo juro. Pero el idioma merece un respeto y con ese objetivo, sólo con ese, me meto en el fangal. La cosa salió en el blog de Javier Armentia, donde se nos informa de una iniciativa del Instituto de la Mujer promocionando a) el uso del femenino a la hora de mencionar, por ejemplo, oficios ejercidos por mujeres y b) el recurso al neutro cuando el genérico sea masculino o, alternativamente, la enumeración de ambos sexos. Ejemplos del caso a) albañila, estudianta, bedela, bachillera…(tomados del blog citado); ejemplo del caso b) donde antes se decía “a los árabes” ahora tenemos varias opciones: “al pueblo árabe”, “a la población árabe”, “a las personas árabes”, “a las y los árabes”, “a los y las árabes”.
La entrada de Armentia generó un amplio debate de más de 100 comentarios donde hubo de todo, desde argumentaciones más o menos pedestres hasta unas pocas de buen nivel por ambas partes salpimentadas con faltas de ortografía y sintaxis exóticas que llaman la atención dado el contexto del debate. Se citaron artículos de Pérez Reverte donde trata este tema con su prosa característica, tal vez incluso algo más ácida que de costumbre (¿existen los pH negativos?).
Pero yo quería abordar el asunto desde una perspectiva distinta pero igualmente apasionada.
Las palabras, los idiomas, no son artilugios donde ahora aprieto una tuerca, luego le cambio los halógenos y mira qué bien me ha quedado el tuning. Son sistemas complejos fruto de una evolución de siglos y en cuya forma intervenimos todos cuando nos toca vivirlos. Y si hablamos del nuestro, del castellano o español, que tanto me da, la sensación es de vértigo ante los centenares de millones de personas que hemos dado forma a esta herramienta que hoy permite que nos comuniquemos.
En este contexto, la iniciativa del Instituto de la Mujer incurre, en mi opinión, en dos errores.
El error básico es suponer que las lenguas pueden ser manejadas desde arriba, tirando de este hilo por aquí y del otro por allá para que se muevan en la dirección deseada. Subyacente al error parece estar algo peor: el desprecio al idioma, al que se quiere amputar, remendar y suplementar como un Frankenstein con su criatura, con la prepotencia que solo da la insensatez. Esto es sólo una suposición mía, claro, pero es que en la exposición de la iniciativa el predominio de los argumentos ideológicos sobre los lingüísticos (inexistentes) es demoledor.
El segundo error es que ese desprecio conduce a un perverso efecto colateral: el uso del idioma como arma de segregación. Porque, a partir de ahora, los que escribimos o hablamos sin seguir las directrices de la neolengua caemos bajo sospecha. Ya no podré escribir “los árabes” sin que haya gente que me acuse, como mínimo, de tibieza en la defensa de la igualdad de sexos. Y no seguiré la neolengua porque disfruto escribiendo y ni los corsés ni los cilicios han dado nunca placer.
Finalmente, habría que recordar que las palabras no surgen mágicamente de la marmita del brujo de turno. Alex Grijelmo habla en su “Defensa apasionada del idioma español” de los “cromosomas” de las palabras, queriendo decir que tienen historia y que sus formas pasadas, actuales y futuras son parte de ella y no son mudables a demanda.
Ya comenté otras veces mi defensa a ultranza de las lenguas separándolas de los intereses politicos por lo que sólo repetiré aquí lo esencial: las lenguas son inocentes, no así sus hablantes. Dejen en paz a las palabras y no carguen sobre ellas la responsabilidad de distinguir entre buenos y malos que ya tienen bastante con sobrevivir a la incultura.
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