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26 marzo 2009

Lenguas en peligro

A través de Todocartografía me entero de que la UNESCO utiliza Google para mostrar el mapa de las lenguas en peligro en el mundo. Este Atlas está disponible en formato PDF (20 Mb) y en forma de hoja de cálculo pero su verdadera dimensión puede verse en la presentación cartográfica.
Es posible elegir varios niveles de problemas, desde "vulnerable" hasta "en situación crítica". El mapa de abajo corresponde a este último nivel e incluye 574 lenguas. De ellas, 519 tienen menos de 100 hablantes.

Por dar algún ejemplo, en Chile y Argentina aparecen cinco lenguas con serios problemas:
  • Chaná, considerada extinta desde el siglo XIX pero del que recientemente se descubrió que aún existía una persona que tenía conocimientos de ella: Blas Wilfredo Omar Jaime, de 75 años, residente en Paraná, Argentina.
  • Huilliche con un número poco claro de hablantes, tal vez hasta 2000, en Osorno y Chiloé (Chile).
  • Kawésqar o Alacaluf, hablado por unas 20 personas residentes, parece, en la zona de Puerto Edén, al Sur de Chile.
  • Aonek'enk (tehuelche meridionales), con sólo 4 hablantes en el año 2001, en Santa Cruz y Chubut.
  • Yahgan o Yámana, con sólo 1 hablante residente en Villa Ukika en la isla Navarino.
Y si nos vamos a las lenguas extintas (233 registradas a nivel mundial) en la misma zona tenemos dos ya perdidas:
  • Gününa Küne (tehuelche septentrionales)
  • Ona o Selk'nam

Grupo aonek'enk en una fotografía tomada hacia 1895, posiblemente en la zona del Estrecho de Magallanes.

Del cuaderno de bitácora personal.
Salíamos del invierno en Ushuaia y durante la semana nunca habíamos superado los 0 ºC. Nevaba a ratos y el viento no paraba nunca. Cruzamos el Canal Beagle en un pequeño pesquero rojo y azul. Atracamos en una isla sin árboles, donde el mar rompía en playas de cantos. Me protegí del frío y del aire helado en una oquedad rodeada de un pequeño muro de piedras medio derruido. Había allí una docena de huecos similares. Luego, a la vuelta, me dijeron que era lo que quedaba de un asentamiento yamana, los últimos pobladores locales de aquel rincón de Tierra del Fuego.

Familia de onas en Bahía Inútil, Chile, en 1890

31 diciembre 2007

El nacimiento de un alfabeto

Para fin de año un post de digestión lenta

Nota: no todos verán las letras y sílabas del idioma en cuestión. Yo los veo sin problemas pero ya me han avisado que otros no. El hangul tiene códigos asignados para su visualización en páginas web pero desconozco cómo cargarlos. Si no ven los ejemplos que les pongo aquí visiten los dos enlaces del final del post.

Las escrituras legítimamente originales parecen ser sólo dos: la cuneiforme sumeria y la mesoamericana, probablemente surgida en el sur del actual México. Podrían serlo también la china (probable) y la egipcia (menos probable) pero todas las demás han sido evoluciones, préstamos o imitaciones de las anteriores. Esto es, a la larga, una circunstancia afortunada porque permitió el desciframiento, por comparación, de algunas que se perdieron hace tiempo (véase el post 1953, una aventura intelectual, sobre el desciframiento de la Lineal B).

Las escrituras evolucionan en el tiempo y componen códigos más o menos flexibles, más o menos ambiguos, más o menos complejos. Algunas son logográficas, otras silábicas, otras alfabéticas, muchas son mezcla de las anteriores. No hay escritura perfecta desde el punto de vista de la eficacia porque son el resultado de una larga y azarosa evolución en la que no existe eso de la "selección natural".

Pero hay un caso excepcional que quiero traerles aquí en este fin de año. Se trata de una escritura creada artificialmente con el objetivo de dotar a una lengua preexistente de ese recurso imprescindible para que la experiencia perdure y se transmita a lo largo de las generaciones.

Este caso se remonta al siglo XV y se llama hangul. Es el alfabeto coreano, formado esencialmente por 10 vocales y 14 consonantes. La propiedad más notable del hangul es que fue creado ex novo bajo el reinado y mecenazgo del rey Sejong y fue declarado oficial en Corea en 1446. El significado que atribuyen a su nombre original deja claras las intenciones del invento: "sonidos correctos para la instrucción del pueblo". Sejong, nacido en 1397, rey a los 21 años, y erudito hasta su muerte a los 51, juzgó necesario superar las dificultades que la complicada escritura china suponía en su país y decidió que el idioma coreano debía escribirse con un sistema nuevo, simple, fácil de aprender y adaptado a la lengua hablada.

La planificación fue excelente: una escritura estrictamente fonética con un número limitado de letras; estas se agrupan en bloques silábicos que, con un orden preciso, forman grupos claramente identificables. Las sílabas se agrupan para formar las palabras que se separan por espacios. Esto puede parecer evidente pero recordemos que en las escrituras actuales hay de todo: algunas prescinden de las vocales, otras cambian su grafía en función del contexto, en otras el mismo signo puede tener diferentes sonidos o el mismo sonido puede corresponder a diferentes signos. Nada de esto se aplica al hangul.

Por ejemplo, una palabra importada (e internacional), banana, se escribe como su transcripción fonética:

바나나

donde la primera sílaba 바 está formada por la consonante ᄇ equivalente a la b y la vocal ᅡ equivalente a la a. Las dos sílabas siguientes son obviamente iguales, con la consonante ᄂ equivalente a la n y se repite la misma vocal. Este, aunque real, es un caso fácil porque al transcribirse la palabra sin modificaciones, la traducción coincide con la transliteración.

En hangul, las sílabas pueden estar formadas por un mínimo de dos letras (consonante y vocal) y un máximo de cuatro. Por ejemplo, la propia palabra hangul, que denomina al alfabeto en coreano está formada por dos sílabas de tres letras:

한글

La primera es 한 (han), formada por las letras ᄒ, ᅡ y ᄂ y la segunda es 글 (gul), formada por las letras ᄀ, ᅳ y ᄅ, y cuya vocal intermedia ᅳ se transcribe también como eu.

Se observa que las sílabas forman siempre un grupo compacto. También comienzan siempre por una consonante, C, (aunque puede ser la muda ᄋ) seguida de una vocal, V. Si esta vocal tiene forma gráfica vertical se escribe a la derecha de la consonante y debajo si tiene forma horizontal. Si la sílaba tiene más de dos letras, las restantes son consonantes. Es decir, la estructura silábica sólo puede tomar las formas CV, CVC y CVCC donde la primera consonante puede ser muda. Veamos unos pocos ejemplos de sílabas (de aquí):

  • está formada por la consonante k y la vocal ah y se pronuncia Kah
  • está formada por la consonante k y la vocal oh y se pronuncia Koh
  • está formada por ㄷ (t), ah y la consonante final ㄹ (l) y se pronuncia Tahl.
  • está formada por t, oh y l: Tohl.

Esta escritura representa todos los sonidos del idioma y se estructura de una forma sencilla y sin ambigüedades. Posiblemente por eso los estudiantes no tienen dificultades en aprender a leer y a escribir en comparación con chinos y japoneses, cuyas escrituras son de auténtica pesadilla en comparación con el hangul. Recordemos, aunque su relación con esto sea difícil de establecer, que Corea del Sur está en los primeros puestos del Informe Pisa en lectura (2º), ciencia (4º) y resolución de problemas (1º).

Y mientras pasa el día, les deseo a todos 행복한 새해 (seguro que no se escribe así pero la intención es lo que cuenta).

Un diario coreano actual

Notas: En Omniglot puede encontrarse más información sobre el hangul. Yo he usado esta página para escribir y obtener los códigos html correspondientes a las sílabas e incluirlos en este post.

18 diciembre 2006

Que no, que los SMS ni son lenguaje ni son una novedad

222 entradas, el número de entradas del segundo hermano pequeño de la bestia

Contexto: si, soy un borde. No tanto como House pero a veces me acerco. Desde hace tiempo me llegan correos electrónicos pidiendo información o ayuda sobre cuestiones académicas. Salvo error, contesto a todos intentando echar una mano. Pero eso se acabó. El reciclador de bits va a tener trabajo añadido.
Intenten entenderme: me llega un correo de un remitente genérico (tkpelot@yahahoo.com) que ni siquiera firma. El texto consta de una o dos líneas y no entiendo nada de lo que dice. No tiene acentos, no tiene signos de puntuación, no diferencia mayúsculas y minúsculas (o a veces me llega sólo en mayúsculas ¿me grita tal vez?). Eso sí, este viene con un saludo y una despedida, menos da una piedra:
k tal? kro un sig gtis pero kmo no se ingls qro mnual en espñl
Luego ya caigo: el tipo ha escrito como no tuviera un artilugio rectagular de más de 100 teclas delante del morro. Tal vez tenía que ir al baño urgentemente. El caso es que no le voy a contestar. La razón es que, de entender la pregunta, mi respuesta intentaría ser meditada, informativa, tal vez con un par de referencias o enlaces… lo que me llevará un cuarto de hora como mínimo. Y resulta que el tipo se ha despachado en 15 segundos sin molestarse en escribir con un mínimo de corrección y suponiendo que soy criptopolíglota. Pues no, dedicaré a la respuesta más o menos el mismo tiempo e interés que él a la pregunta pero redondeando: cero.

Pero además de aguantar el correo, con este tipo de escritura ocurre como con los grafitis o pintadas, que han pasado a llamarse “arte urbano” aunque decoren el acueducto de Segovia. Algunos se han empeñado en definir esta cutrez como nuevo lenguaje. Vean la introducción de diccionarioSMS.com (las cursivas son mías):

Los jóvenes están desarrollando nuevas formas de comunicarse a través de los móviles e Internet, su lenguaje es transgresor, sintético, rebelde y práctico. Una forma de comunicarse que es utilizada diariamente por millones de jóvenes, una realidad que va a influir en la evolución de la lengua y de la gramática.

Fíjense en los cuatro adjetivos calificativos (¿aún se llaman así?) de la primera frase y digan lo primero que se les venga a la cabeza. A mí me sale algo así:

Transgresor: chachi, guai, connotación positiva del atributo, la juventud es transgresora, rompe el idioma, un idioma que lleva siglos haciéndose por la gente, por todos nosotros, no por legisladores (por si alguien se siente tentado, la RAE, con trescientos años de historia, no legisla sobre las palabras sino que las recoge). Y si yo, que ya no tengo 20 años, escribo así ¿será transgresión chachi también?

Sintético: hay prisa, mucha prisa, no tienes tiempo para escribir un mensaje completo porque vas corriendo, aunque no sepas si de algo o hacia algo. Mucha síntesis: prescinde de los adverbios, luego de las vocales, finalmente de todo, total para lo que hay que decir.

Rebelde: ¿contra quién? ¿es lo mismo que la transgresión? ¿cómo se dice transgresión en SMS? ¿y literatura? ¿y biblioteca? Huy, perdón, que ya no se escribe de eso, además son palabras largas, no tengo tiempo, corred, corred. En realidad, les confieso que sí, que creo que alguno se siente rebelde con esta costumbre e incluso que supone que los poderes tiemblan ante un SMS suficientemente comprimido.

Práctico: mentira, todo lo contrario, ver más abajo.

Luego viene lo de “una realidad que va a influir en la evolución de la lengua y de la gramática”. Aquí ya dejo de correr y me paro a pensar un momento. Tres hipótesis ligeras al respecto:
Hipótesis 1: esto no es un lenguaje. Su sintaxis es un residuo de la castellana, no hay aportaciones propias ni desarrollo de ningún tipo, sólo pérdida. No tiene gramática, no tiene tiempos verbales compuestos (¿para qué?), no tiene tildes ni signos de puntuación.
Hipótesis 2: esto no es nuevo (ni de coña). Los radioaficionados llevan décadas utilizando síntesis cuando se comunican en morse (sí, en onda larga, que da la vuelta al mundo, aún se hace) donde la brevedad es virtud. Se ha llamado código Q (hay también un código Z) que conforma un conjunto ternas de letras con significados predefinidos. Con la ventaja de que es un código (fíjense que no lo llaman lenguaje) universal.
  • Hipótesis 3: los SMS tienen los días contados. El tecleo en el teclado del móvil es una operación técnicamente primitiva e ineficiente. Es un canal de comunicación prácticamente unidireccional, sin posibilidad de respuestas ágiles y sin capacidad para trasmitir información mínimamente elaborada. Actualmente se utiliza por cuestiones de precios y moda, por lo que eso de práctico queda en evidencia. Es mucho más práctico, rico y funcional llamar y hablar.

¿Si no es un lenguaje, qué es entonces esta forma de escribir? Pues aunque a muchos les parezca una novedad tecnológica, tampoco lo es. Su nombre es taquigrafía, que puede definirse como una forma de escribir basada en signos y abreviaturas con el objetivo de transcribir un dictado. Los SMS han perdido incluso este último sentido, son tributarios de la prisa y de la neurona huérfana. Y las taquigrafías (ha habido muchas) no han influido en la “evolución de la lengua y la gramática”. Ninguna. Nunca.

04 diciembre 2006

Los cromosomas de las palabras

Iba a pasar del asunto, se lo juro. Pero el idioma merece un respeto y con ese objetivo, sólo con ese, me meto en el fangal. La cosa salió en el blog de Javier Armentia, donde se nos informa de una iniciativa del Instituto de la Mujer promocionando a) el uso del femenino a la hora de mencionar, por ejemplo, oficios ejercidos por mujeres y b) el recurso al neutro cuando el genérico sea masculino o, alternativamente, la enumeración de ambos sexos. Ejemplos del caso a) albañila, estudianta, bedela, bachillera…(tomados del blog citado); ejemplo del caso b) donde antes se decía “a los árabes” ahora tenemos varias opciones: “al pueblo árabe”, “a la población árabe”, “a las personas árabes”, “a las y los árabes”, “a los y las árabes”.
La entrada de Armentia generó un amplio debate de más de 100 comentarios donde hubo de todo, desde argumentaciones más o menos pedestres hasta unas pocas de buen nivel por ambas partes salpimentadas con faltas de ortografía y sintaxis exóticas que llaman la atención dado el contexto del debate. Se citaron artículos de Pérez Reverte donde trata este tema con su prosa característica, tal vez incluso algo más ácida que de costumbre (¿existen los pH negativos?).
Pero yo quería abordar el asunto desde una perspectiva distinta pero igualmente apasionada.
Las palabras, los idiomas, no son artilugios donde ahora aprieto una tuerca, luego le cambio los halógenos y mira qué bien me ha quedado el tuning. Son sistemas complejos fruto de una evolución de siglos y en cuya forma intervenimos todos cuando nos toca vivirlos. Y si hablamos del nuestro, del castellano o español, que tanto me da, la sensación es de vértigo ante los centenares de millones de personas que hemos dado forma a esta herramienta que hoy permite que nos comuniquemos.
En este contexto, la iniciativa del Instituto de la Mujer incurre, en mi opinión, en dos errores.
El error básico es suponer que las lenguas pueden ser manejadas desde arriba, tirando de este hilo por aquí y del otro por allá para que se muevan en la dirección deseada. Subyacente al error parece estar algo peor: el desprecio al idioma, al que se quiere amputar, remendar y suplementar como un Frankenstein con su criatura, con la prepotencia que solo da la insensatez. Esto es sólo una suposición mía, claro, pero es que en la exposición de la iniciativa el predominio de los argumentos ideológicos sobre los lingüísticos (inexistentes) es demoledor.
El segundo error es que ese desprecio conduce a un perverso efecto colateral: el uso del idioma como arma de segregación. Porque, a partir de ahora, los que escribimos o hablamos sin seguir las directrices de la neolengua caemos bajo sospecha. Ya no podré escribir “los árabes” sin que haya gente que me acuse, como mínimo, de tibieza en la defensa de la igualdad de sexos. Y no seguiré la neolengua porque disfruto escribiendo y ni los corsés ni los cilicios han dado nunca placer.
Finalmente, habría que recordar que las palabras no surgen mágicamente de la marmita del brujo de turno. Alex Grijelmo habla en su “Defensa apasionada del idioma español” de los “cromosomas” de las palabras, queriendo decir que tienen historia y que sus formas pasadas, actuales y futuras son parte de ella y no son mudables a demanda.
Ya comenté otras veces mi defensa a ultranza de las lenguas separándolas de los intereses politicos por lo que sólo repetiré aquí lo esencial: las lenguas son inocentes, no así sus hablantes. Dejen en paz a las palabras y no carguen sobre ellas la responsabilidad de distinguir entre buenos y malos que ya tienen bastante con sobrevivir a la incultura.
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