24 mayo 2006

El feminismo empieza por una misma

Donde dudo sobre la intención de las mujeres de tomar las riendas
El acceso de las mujeres a las universidades en España no es cosa reciente, a pesar del tópico, era reciente hace 25 años pero ya pasó el tiempo. Aún así, es obvio que los porcentajes de catedráticas y profesoras de universidad son inferiores al 50% socialmente representativo. Y es que los catedráticos y profesores del otro sexo nos aferramos a la vida como cualquiera y por tanto la renovación de porcentajes se realiza con inercia de décadas.
En mi universidad se están celebrando unas jornadas sobre la presencia de las mujeres, enlazando el asunto con la posible, presunta o real discriminación. El titular de la noticia es el siguiente:
Las mujeres son mayoría entre el alumnado y en el área de conocimiento de Ciencias de la Salud. Superan a los hombres en cuanto a distinciones pero son minoría en los equipos de gobierno.
Luego viene una serie de porcentajes algo confusos cuyo objetivo no está claro aunque supongo que se quiere mantener la idea de la discriminación sexual en la actualidad (sólo supongo). Como con las cifras que dan es imposible corroborar ni refutar nada se me ocurrió una pequeña prueba que es la que hoy les comento. En síntesis: vamos a ver las ganas de las mujeres por mandar.
Los datos actuales de la Universidad de Extremadura respecto a la presencia femenina son:
“En los equipos de gobierno de los centros [la presencia de mujeres] es del 26,4% […] Y en el caso de los departamentos el porcentaje de mujeres es similar, con un 25,6%.”
Lógicamente, si el número de candidatas fuera claramente superior a ese 25-26% la cosa puede ser una pista de posible discriminación por parte de los votantes, que las rechazaría preferentemente a los hombres.
Casualmente estamos en vísperas de elecciones para el Claustro Universitario. El recuento que les presento es el de candidatos a formar parte del Claustro. Es importante destacar que estas candidaturas son libres y no tienen requisitos, es decir, se presenta el que quiera y todos los presentados son candidatos (salvo error formal). Los profesores están divididos en dos grupos; el A incluye a los funcionarios doctores y el B al resto (contratados y funcionarios no doctores). Los resultados de las candidaturas presentadas son los siguientes:
Grupo A. Hombres: 77%, Mujeres: 23%
Grupo B. Hombres: 63%, Mujeres: 37%
Globalmente. Hombres: 73%, Mujeres: 27%
De lo cual deduzco un par de cosas:
  • La representación actual global de las mujeres en los equipos de gobierno de centros y departamentos es igual a la de candidatas al claustro. No parece haber, por tanto, infrarrepresentación sino, precisamente, igualdad en el porcentaje elegido por sexo.
  • Dado que el 36% del profesorado total son mujeres y sólo hay un 27% de candidatas al Claustro, empiezo a dudar de las ganas de las propias mujeres de cambiar la situación actual.
  • Esas ganas están más patentes en el grupo B, de gente normalmente más joven y en situación frecuentemente más precaria. El porcentaje de este grupo coincide exactamente con el porcentaje total, luego las ganas de gobernar parecen iguales en ambos sexos.
La mayor dificultad del argumento es comparar claustro con centros y departamentos pero no tengo motivo para suponer que haya un sesgo en ello. En cualquier caso: a ponerse las pilas queridas. Y a hacer real esa máxima atribuida a los jesuítas: “a Dios rogando y con el mazo dando” y la otra de un grupo más mundano llamado Coz: "las chicas son guerreras".
Nota: conste que en mi grupo de investigación hay 4 mujeres y 5 hombres. Nos planteamos la igualdad de 4,5 pero nadie quería someterse al método de Salomón.

13 comentarios:

Wonka dijo...

Como el "género" está socialmente construido, podéis nombrar, qué sé yo, a un asociado como de género rotatorio--a ser posible por meses o años: por días debe de ser muy cansado. Muy interesantes los datos de candidaturas por sexos.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Ya suponía que te llamarían la atención. Los porcentajes de candidaturas están hechos contando simplemente sobre las papeletas oficiales. Lo que no he conseguido son datos complementarios que serían interesantes: no es posible saber los porcentajes de cátedras, titularidades, sexenios de investigación... nada.

unnombrealazar dijo...

Interesante. Tu anotación está enlazada en mi blog.

Anónimo dijo...

De los datos que proporcionas, no se deduce necesariamente que las chicas no quieran tomar las riendas. Me gustaría proponer una explicación alternativa, y que conste que no soy sociólogo. Imagino que una persona que está pensando en ser candidato a un puesto, y que más o menos comprueba que los demás no están dispuestos a votarle, terminará por no presentarse. ¿No puede ocurrir que en la universidad todavía consideremos a las mujeres "menos eligibles" que los hombres? En ese caso, sí existiría discriminación y supongo que romper con esa dinámica es lo que se busca al establecer cuotas.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Pepe, tienes razón en que las razones pueden ser diversas y no necesariamente la de falta de ganas. De todas formas, luego vemos que la representación real de las mujeres coincide casi exactamente con el porcentaje de candidatas lo que sugiere que a la hora de elegir no hay preferencias por sexo. Yo, en mi entorno, puedo asegurar que no se mira eso al votar (menos mal). Lo que sí hay es una especie de "listas" no oficiales de las diferentes sectas dentro de la universidad. Los partidarios del rector de turno tienen una y se votan entre sí, los partidarios del anterior rector tienen otra, etc... Yo este año voy de "freelance", ya os contaré si salgo.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Pepe, tienes razón en que las razones pueden ser diversas y no necesariamente la de falta de ganas. De todas formas, luego vemos que la representación real de las mujeres coincide casi exactamente con el porcentaje de candidatas lo que sugiere que a la hora de elegir no hay preferencias por sexo. Yo, en mi entorno, puedo asegurar que no se mira eso al votar (menos mal). Lo que sí hay es una especie de "listas" no oficiales de las diferentes sectas dentro de la universidad. Los partidarios del rector de turno tienen una y se votan entre sí, los partidarios del anterior rector tienen otra, etc... Yo este año voy de "freelance", ya os contaré si salgo.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Topo universitario: échale un vistazo a las entradas sobre "La universidad desasosegada" y me das tu opinión desde el punto de vista "precario".

Anónimo dijo...

Tenéis razón en que las razones para todo esto pueden ser muy diversas; una sóla experiencia puntual no indica nada.

Pero también es cierto en que estamos en la era de lo políticamente correcto, y hay opiniones que oficialmente no caen bien y van a ser inmediatamente rechazadas por "machistas" o racistas".

Por ejemplo, imaginemos que en un partido político hay un 72 % de afiliados masculinos, y un 27 % de afiliadas (el 1 % no se define) Con la moda de elegir el 50 % de los cargos ¿No estaríamos discriminando a los varones?

Lo mismo podemos aplicar a las etnias. Si un 2 % de los españoles son gitanos ¿Por qué no un 2 % de cargos obligatoriamente gitanos? O inmigrantes magrebíes. O zurdos. o rubios.

Aún más. Si un 5 % de los españoles tienen tartamudez (me invento la cifra) un 5 % de los locutores radiofónicos deberían ser tartamudos. Yo he visto en los hospitales celadores que, por tener una discapacidad importante, o por ser muy débiles físicamente, no eran capaces de empujar una camilla. ¿Por qué no poner un guardia de la circulación invidente? ¿Le gustaría ser juzgado por un juez esquizofrénico?

Hace unos años los tribunales europeos anularon un caso de "discriminación positiva". A un puesto se habían presentado un varón y una mujer con los mismos méritos, excepto que el varón tenía más antigüedad (ya no eran idénticos los méritos, digo yo, pero bueno) Se le dió el puesto a la mujer por ser mujer. El hombre demandó y ganó el juicio. Los políticos se rasgaron las vestiduras diciendo que la sentencia "retrocedía varios años la lucha por la igualdad de sexos". Pero bueno ¿Por qué iba a pagar el pobre hombre, que seguramente tenía esposa e hijos, los platos rotos de muchos años de discriminación cometida por otros?

Escribiendo este comentario no es mi intención molestar a nadie, pero es que creo que la verdadera igualdad está en las oportunidades que se dé a todo el mundo. Quién ocupa los puestos es cuestión de mérito y capacidad, simplemente.

AGRA dijo...

Yo siempre he tenido claro que el acceder a una situación estable docente/investigadora no es más que una carrera de obstáculos (principalmente de naturaleza económica). En esa carrera quedan atrás gente con muchas capacidades, digamos, intelectuales, mientras que consiguen llegar a la meta muchos que, digamos, no son lo más granado. Creo que una de las barreras es sin duda la discriminación de género. Una vez superadas esas barreras la discriminación disminuye o desaparece (de hecho aparece otra que no entiende de géneros, el clasismo) lo que se corrobora por los datos que aporta Angel. Mi pregunta es, ¿cuál es el porcentaje de becarios de investigación según el sexo en tu Universidad? Al menos por mi laboratorio ese porcentaje ronda el 50% y algo similar ocurre en mi departamento (con quizás más proporción de mujeres que de hombres). Quizás la perspectiva "precaria" nos pueda ilustrar en este asunto.

Lupe

Ángel M. Felicísimo dijo...

Lupe: sí, la proporción de becarios pre o postdoctorales es similar por sexos aunque no tengo las cifras. El problema para acabar de equilibrar de forma natural la presencia en la universidad es que, como decía en la entrada, 1) los que ya estamos dentro tardamos mucho en morirnos (o jubilarnos) y 2) el que entra se queda para siempre porque no hay ninguna trayectoria de promoción o especialización que no sea quedándose en la universidad.
Habría propuestas para hacer en este asunto; yo defiendo la posibilidad de una progresiva especialización bien en docencia, bien en investigación, con lo que se abrirían más huecos y las promociones recientes podrían entrar. Pero soy muy pesimista sobre las reformas que vayan a hacerse a este respecto. La ministra actual parece algo más capaz de decidir que la anterior pero aún así las reformas que se proponen a la LOU son ridículas. Y lo que me pone de los nervios es ver a gente auténticamente brillante saltar de beca en beca mientras dentro hay un porcentaje no despreciable de incapaces sin ganas de trabajar.

Anónimo dijo...

Hace poco hice un pequeño análisis para clase sobre la presencia de mujeres en la universidad pública española.
Ahora no tengo a mano los datos, pero lo que está claro es que no hay "falta de ganas de llegar más alto" sino otros problemas variados. Por ejemplo:
¿por qué en carreras donde cerca de un 70% del alumnado son chicas, la proporción de profesoras es mucho menor y las catedráticas destacan por su excepción?
¿por qué si hay más mujeres matriculadas en los cursos de doctorado son proporcionalmente pocas las que presentan la tesis?
...y muchas otras preguntas cuya respuesta remite al sistema patriarcal donde el poder se reparte entre los grupos masculinos de iguales.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Lo que tengo ganas de aclarar es si el sistema patriarcal se degrada (que creo que sí) y a qué ritmo. De todas formas, si tienes datos y puedes compartirlos me gustaría mucho conocerlos. Saludos

Anónimo dijo...

Feminismos y perspectivas

http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/gynandro0607.htm

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