Donde un satélite rememora leyendas marineras
Leyendo las Crónicas de Ana María (no dejes de escribir) encuentro y disfruto un post titulado los 40 bramadores. Habla de un libro donde Vito Dumas cuenta su vuelta al mundo en un barquito de vela de menos de 10 m de eslora, allá por los años 40 del siglo pasado. No sólo la historia es bonita (léanla en el blog) sino que se dio la casualidad de que yo había encontrado ese librito en la biblioteca hace un par de años y me pasó lo mismo que a Ana María, me quedé fascinado con la aventura y con la forma de contarla.
Hoy sabemos algo más de los vientos que en la época de Dumas, no tan lejana en el tiempo pero sí en tecnología. Lo de los “40 bramadores” hace referencia a un cinturón de vientos que rodea la Tierra a esas latitudes en el hemisferio Sur. En realidad, la situación latitudinal es variable según la estación del año pero lo que no cambia es su permanente presencia.
Los veleros de siglos pasados temían tanto las calmas como la mar arbolada y huían de zonas donde las condiciones adversas eran conocidas. A veces no tenían muchas opciones, como en el Cabo de Hornos, donde yacen cientos de pecios, algunos siguen ahí físicamente, otros muchos sólo quedan en el recuerdo.
En nuestro grupo de investigación no hacemos lo que se llama “gran ciencia”, de millones de euros y cientos de participantes, pero intentamos aprovechar datos de muy diferente pelaje e integrarlos en estudios que incluso, a veces, nos han salido bien.
Uno de esos datos es el viento y hoy, aprovechando el recuerdo de Vito Dumas, les hablaré muy brevemente del QuikSCAT, un satélite de esos baratitos que se lanzan con más frecuencia de lo que parece pero que quedan ocultos por las misiones estrella, mucho más espectaculares. QuikSCAT mide vientos desde 800 km de altura y mediante un radar algo especial llamado escaterómetro. Este aparato emite continuamente pulsos de microondas hacia el océano y recoge su eco. La potencia emitida es de apenas 110 W, más o menos como esa bombilla que tiene usted en la lámpara. El principio de medida es esencialmente, que el eco recibido es más o menos intenso en función de la rugosidad de la superficie del mar, o sea, de las olas. Y las olas dependen del viento. Integrando dos pulsos polarizados, el escaterómetro es capaz de estimar dirección y velocidad del viento con una incertidumbre de unos 20º y 2 m/s respectivamente.
Abajo les pongo una de las figuras que dan una idea de qué debió ser el viaje de Dumas. Es un mapa de velocidad del viento y fíjense que estamos viendo la Tierra desde el Polo Sur, que está en el centro de la imagen. Las zonas terrestres aparecen en negro: pueden reconocer Sudamérica abajo a la izquierda, Australia arriba a la derecha y África asomando arriba a la izquierda (técnicamente se trata de una proyección polar estereográfica pero eso es lo de menos). La zona central es la Antártida. No es que sea así sino que QuikSCAT no puede medir en mares con hielo y por eso aparece una amplia zona en negro.
Y el resto son velocidades del viento, desde casi calmas en negro hasta viento muy fuertes (de 30 m/s para arriba) en blanco. A mí la imagen me deja un regusto extraño porque aunque está tomada con la última tecnología, estamos viendo lo mismo que pasaba cuando Magallanes, Elcano, Malaespina o Dumas circulaban por mares y océanos. Cuando me fijo en el color blanco del Cabo de Hornos vuelvo a leer las novelas de Patrick O’Brian con otros ojos.
P.S. Se me olvidan pequeños detalles: los datos de viento del QuikSCAT, de cobertura mundial y diarios pueden descargarse libremente en el ftp del PO.DAAC donde podemos encontrar mucha más información: corrientes marinas, flujo de calor, datos gravimétricos, topografía marina (sí, el mar no es plano ni de coña). No logro olvidarme de que esta política de puertas abiertas y de libre circulación de la información no existe en España (ver post anterior) y apenas asoma en Europa, una Unión económica a fin de cuentas. Snif...
2 comentarios:
He quedado impresionada con la imagen de QuickSCAT. Imagino que con los conocimientos actuales, Dumas habría realizado su aventura de la misma forma.
Ahora Dumas no iría porque tendría que llevar GPS, radiobalizas de emergencia, casco de fibra de nosequé... Y el estaba hecho de otra pasta, las aventuras de verdad tienen cada vez menos sitio.
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