Centrándome exclusivamente en la educación, una cita representativa:
“La actividad mental de la sociedad se elabora por doquier en una zona neutra de eclecticismo individual salvo entre las cuatro paredes de los establecimientos escolares. La escuela es la última excepción al self-service generalizado. Así pues, el malentendido que separa esta institución de sus usuarios va en aumento: la escuela es moderna, los alumnos son postmodernos; ella tiene por objeto formar los espíritus, ellos le oponen la atención flotante del joven telespectador; la escuela tiende, según Condoncet, “a borrar el límite entre la porción grosera y la porción iluminada del género humano”; ellos retraducen este objetivo emancipador en programa arcaico de sujeción y confunden, en un mismo rechazo de la autoridad y de la disciplina, el maestro que instruye y el amo que domina.Y para finalizar, la síntesis:
¿Cómo resolver esta contradicción? “Postmodernizando” la escuela, afirman tanto los gestores como los reformadores. Estos buscan los medios de aproximar la formación al consumo […] Los primeros preconizan, más seriamente, la introducción masiva de ordenadores en las aulas a fin de adaptar a los escolares a la seriedad de la técnica sin obligarles, por ello, a abandonar el mundo lúdico de la infancia. […] Poco importa que la comprensión así desarrollada por el juego con la máquina sea del tipo de la manipulación y no del razonamiento”.
"Así pues, la barbarie ha acabado por apoderarse de la cultura. A la sombra de esa gran palabra crece la intolerancia, al mismo tiempo que el infantilismo. Cuando no es la identidad cultural la que encierra al individuo en su ámbito cultural y, bajo pena de alta traición, le rechaza el acceso a la duda, a la ironía, a la razón –a todo lo que podría sustraerle de la matriz colectiva-, es la industria del ocio, esa creación de la era técnica que reduce a pacotilla las obras del espíritu. Y la vida guiada por el pensamiento cede suavemente su lugar al terrible y ridículo cara a cara del fanático y del zombi."Tal vez no estaré de acuerdo con otras opiniones de Alain Finkielkraut, pero los párrafos precedentes, en mi opinión, describen una parte de la realidad y de nuestros problemas con absoluta claridad.
P.S.: también acabo de leer el libro "La venta del alma" de Agustín García Calvo: no me he enterado de absolutamente nada.
7 comentarios:
Oí vos, te escribo desde Chiapas, México. La verdad es que ese libro me sacó un poco de onda y más cuando me enteré de que ese compa es francés, pensé que era alemán por su forma de hablar de la Revolución Francesa. La verdad me ha parecido interesante el libro, sobre todo por la forma en que describe el desmoronamiento de la sociedad occidental, en donde el progreso trajo contracaras absurdas como el fanatismo o el "todo se vale", pero no en términos de Feyerabend, sino en relación a la desracionalización.
Saludos.
BUENO EL LIBR
O ESTA GENIAL ...
Me encanta el hombre en su estado de espectador sin abrumarse con nacionalidades exarcerbadas para después de un "puñetazo despertar a toda la sonámbula humanidad"...
George de Lima
GRacias por el artículo y los comentarios. Creo que me voy a comprar ese libro.
Merece la pena, no lo dudes. Saludos.
Me gusta tu comentario, que mas nos puedes aportar de este autor. Desde mexico saludos
No puedo aportar mucho más pero tu comentario me ha decidido a conseguir algunos libros suyos y ponerme al día.
Saludos.
Publicar un comentario