La idea que los individuos occidentales poseen sobre sí mismos, e incluso Occidente en cuanto colectividad, sería radicalmente distinta sin pensadores como Sigmund Freud.Lo cual me parece una afirmación sin sentido. Yo no sé cuál es la idea que los "individuos occidentales" tenemos de nosotros mismos o como colectividad (vaya palabrería) pero sí estoy seguro de que en España nadie contempla a Freud como un pensador que haya esclarecido ningún asunto al respecto sino, en todo caso, todo lo contrario.
¿Cómo hablar de la historia del arte, del cine, de la literatura, de la música, de los masivos movimientos políticos o los extraños movimientos del corazón ignorando a Freud?Descartado que lo de "los extraños movimientos del corazón" aluda a la sístole y a la diástole ¿a qué se refiere entonces? ¿De verdad que debo buscar las claves de la música o de la literatura en las nunca verificadas ideas de don Sigmundo?
En fin, el editorialista sigue metiendo a Marx como comparación en cuanto a causa explicativa y un par de chorradas más. El final es desconcertante:
¿Podría imaginarse un trato más voluntariamente humano y una cura, gracias al habla, más acorde, en teoría, con el supremo bien de la comunicación?Vaya, resulta que al periodista le va la marcha corporativa. El psicoanálisis es estupendo porque está relacionado en teoría (?) con el bla, bla, bla... Y resulta que eso es comunicación, supremo bien del oficio.
No quiero insistir en la bobada. Creo que el autor tuvo un mal día, no supo qué decir exactamente y encadenó la primera sarta de tópicos que le pasó por la cabeza. Le puede pasar a cualquiera. Incluso en un blog.
Y hoy, martes 9 de mayo, aparece una carta al director de Ignacio Morgado Bernal sobre el ya cansino asunto. Don Ignacio es catedrático de Psicobiología del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona; tal vez sepa algo del tema. Como su carta es breve la transcribo directamente:
No puedo entender el editorial de ayer domingo Freud nos mira. No acierto a alcanzar las razones que han llevado a un diario tan serio a publicar semejantes afirmaciones. Es cierto que la falacia del psicoanálisis ha sido tan señalada por sus detractores como contestada por sus defensores. La polémica ha sido secular y al final, creo yo, nada hay en la ciencia positiva moderna que pueda sintonizar con tal falacia. Quienes dedican su vida a investigar científicamente cómo funciona el cerebro y cómo organiza la mente y el comportamiento deben sentirse profundamente decepcionados por ese editorial. Es cierto que, a diferencia del psicoanálisis y los psicoanalistas, quienes estudiamos la mente siguiendo el método científico no lo sabemos todo, pero los éxitos de la ciencia en el tratamiento de los problemas mentales están más que demostrados y se pueden conocer simplemente repasando las excelentes páginas de Salud y Ciencia de EL PAÍS en las hemerotecas. El editorialista puede consultarlas sin dificultad, pero le resultará mucho más complicado explicar a los lectores de este maduro periódico de 30 años en qué consisten "los enredos anidados en zonas oscuras e inconscientes del espíritu", quién ha negado "la influencia de Freud en las artes, el cine o la literatura", dónde están el crecimiento actual del psicoanálisis, los científicos que niegan el habla como método terapéutico, o los enfermos generosamente curados por las artes de quienes se resisten a validar científicamente sus teorías y procedimientos. ¡Qué pensarían los modernos astrónomos si, de repente EL PAÍS, reivindicara las maravillas de la astrología! Quien nos mira en 2006 no es Freud sino Cajal.Y quede claro que quiero agradecer a El País que haya publicado la réplica con tanta rapidez como la diligencia con la que Ignacio Morgado ha devuelto las vacías cuencas de Freud al sitio donde deben estar.
Por el medio, una entrada de Arcadi Espada de un estilo tan sarcástico como oscuro.
7 comentarios:
Suscribo las palabras de Morgado, aunque dedicándome a las neurociencias, suene un poco corporativista. Y sobre todo el final: no sólo es que los trabajos de Cajal se siguan citando en las introducciones de numerosos artículos de histología del sistema nervioso, sino que sus especulaciones científicas siguen siendo un referente fundamental para entender el funcionamiento del cerebro. Mucho se ha avanzado desde la concesión del Nóbel a Cajal en el conocimiento de este órgano que rige la conducta humana, pero en buena medida eso se ha debido a sus geniales intuiciones científicas.
Lupe
Lo de Arcadi hay que entenderlo como una sonora carcajada (algo parecido a esto de Tito). En realidad está harto de escribir acerca de las víctimas del psicoanálisis (a lo mejor alguien se dedica a cuantificarlas y podemos compararlas con las del nazismo o el bolchevismo).
Gracias por enviar la carta a este blog, me habría pasado desapercibida. Le daré más énfasis mediante una entrada específica ya que lo merece por sí misma. Saludos.
Pues yo defiendo el psicoanálisis a ultranza. Y qué pasa? Los cientificos deberian de ser más respetuosos con lo que no es ciencia, que a mi también me parece importante (sinó más).
¿Alguien ha faltado el respeto a algo? Aquí sólo se opina y la opinión de algunos de nosotros es que el psicoanálisis es un acúmulo de afirmaciones indemostrables e indemostradas. Respetar eso es magnífico si lo aceptamos como una religión pero cuando se pretende vivir del cuento la cosa empieza a ser menos presentable. Tú defiendes el psicoanálisis "a ultranza". Esa expresión significa más allá de toda evidencia, cosa que queda clara cuando no te molestas en replicar razonadamente a, por ejemplo, la carta de Freixa i Baqué. No es una buena forma de abodar una discusión (creo yo).
Saludos
Me parece demasiado absolutista ambos comentarios y trasnochado pensar en comprender la mente humana solo desde la mirada biologicista, que a mi parecer es una discusión que ya tuvo su momento, a estas alturas todos los metodos de estudios nos acercan mas a una visión aclectica del desarrollo del ser humano y sus emociones ya no basta una sola mirada! Es necesario indagar mucho mas alla y quedarnos sólo con una mirada
Estoy de acuerdo con lo que dice el autor sobre que el psicoanálisis no tuvo tanta influencia en España. Aquí dicha escuela estuvo proscrita durante los cuarenta años que duró el franquismo (al igual que lo estuvo en la antigua URSS, ya que las dictaduras siempre fueron defensoras del más estricto conductismo), que fueron los años de expansión y difusión de su cuerpo teórico y su práctica por todo el mundo.
En cuanto a Morgado, lo lamento, pero hay muchos otros neurólogos que no estarían de acuerdo con él (busquen un rato en la web los términos relacionados con el inconsciente y la investigación neurológica y verán más de una publicación al respecto).
Por último, las terapias "de la palabra" se extendieron mucho más allá del psicoanálisis (aunque comenzaran con éste), con excelentes resultados. Relacionar el "bla, bla, bla", como se menciona en este post, únicamente con el psicoanálisis, es erróneo. Aunque, en cualquier caso, coincide con el tono inexacto y poco riguroso de todo este texto.
Publicar un comentario