09 agosto 2008

Stonehenge y el LHC

El LHC (Large Hadron Collider, no confundir con La Hora Chanante) se pondrá en marcha el próximo 10 de septiembre con un lavado de ciclo corto y baja temperatura. Sólo para probar. Sobre su coste y su significado viene a cuento una nota que encontré hace un tiempo (traducción libre):

Acabo de caer en la cuenta de que Stonehenge es el super-colisionador de la época predruídica. Se finalizó en el 2000 a.C. y representa una habilidad, imaginación y convicción similares a los que permiten construir su equivalente del año 2000 d.C. Su coste fue de 8 mil millones de dólares (corregida la inflación).

Leon Lederman (Fermilab), carta (irónica) en Science el 30 de octubre de 1992.

El LHC ha costado unos 2300 millones de euros (unos 3450 M$), equivalentes a algo más 18 IWD (Iraq War Day, que mide el coste de un día de guerra en Iraq para los EE.UU.; 1 IWD = 190 M$)

03 agosto 2008

Cómo se hizo "Las pardelas tienen GPS pero no le hacen caso": introducción.

Donde debatimos sobre el acceso abierto y sus circunstancias

Tenemos ya en prensa un artículo en PLoS One que hemos titulado "Ocean surface winds drive dynamics of transoceanic aerial movements". Este trabajo trata de las relaciones entre los "ocean wanderers" (aves que realizan migraciones de miles de km sobre los océanos) y los vientos marinos.

El artículo se publicará en internet el miércoles 13 de agosto y será de libre acceso. Hasta esa fecha estamos "embargados", es decir, no podemos dar detalles del asunto. Por ese motivo hoy les comento algunas cuestiones sobre esta revista, su modelo de publicación científica y nuestros motivos para intentar publicar en ella. Para el 13 tendré preparado un par de posts donde ya les contaré la historia del artículo, las técnicas que usamos, los resultados y los entresijos, fracasos y éxitos, de este trabajo que nos ha llevado unos tres años ver finalizado.

PLoS ONE es una de las revistas de la Public Library of Science, una iniciativa de publicación científica con tres novedades interesantes: a) se trata de una asociación sin ánimo de lucro (y, consecuentemente, sus cuentas son públicas), b) todos los artículos que publican son de acceso abierto y c) el acceso abierto se financia por parte de los autores que deben pagar una cuota por artículo. Todo, incluyendo las publicaciones, se acoge a una licencia Creative Commons que permite

...unrestricted use, distribution, and reproduction in any medium, provided the original author and source are credited.

Nota para los suspicaces: el pago se negocia después del proceso de revisión y se puede solicitar una reducción o incluso la exención de la cuota si no puedes pagarla.

La aventura PLoS comenzó en el año 2002 y, aunque aún no ha conseguido la autofinanciación y depende parcialmente de donaciones, sí ha logrado dos cosas. La primera es conseguir que se perciba el acceso abierto a los artículos científicos como algo normal en vez de extravagante o anecdótico. La segunda ha sido demostrar que el acceso abierto no es incompatible con revistas de alto impacto (ver más abajo) ni con artículos de alta calidad.

PLoS no ha sido necesariamente bien recibida por otras revistas con el modelo de negocio clásico basado en acceso cerrado, suscripciones y pago por descargar artículos. Un ejemplo de estas reacciones fue un comentario publicado en Nature hace un mes en la sección de News y firmado por Declan Butler (ligado al Nature Publishing Group desde 1993) donde arremete contra el modelo económico de PLoS y afirma que han tenido que acudir a bajar el nivel de calidad para recaudar más. Basta con leer el título para hacerse una idea:

PLoS stays afloat with bulk publishing, algo así como "PLoS se mantiene a flote con publicación a granel".

Lamentablemente no es posible leerlo completo porque es de acceso cerrado :-P

Butler acusa a PLoS de dos cosas: de mantener un modelo económico insostenible y de publicar artículos mediocres("sub-standard") precisamente en PLoS One, nacida apenas hace un año y medio (diciembre de 2006). Dice que se trata de una revista donde se aplica un ’light’ peer-review y donde cuela todo lo que no sea manifiestamente erróneo o impresentable. Se trataría de artículos que se aceptan sólo por recaudar la cuota del autor.

La afirmación de Butler ha sido fuertemente contestada en los comentarios a su artículo. En general, se considera que el artículo es sesgado y tendencioso. Otros van más lejos indicando que el hecho de utilizar a uno de sus rottweilers (sic) contra PLoS es indicador de la preocupación de Nature por proteger su propio negocio. Otros son breves y sintéticos jugando con la terminología de Butler:

Maybe "Nature" should be more careful not to publish sub-standard commentary...
Tal vez Nature debería poner más cuidado en no publicar comentarios sub-standard.

Aunque Butler no parece el más adecuado para abrir la boca al tener intereses en Nature, su opinión puede ser acertada. O no. Sólo hay una forma clara de rebatirla o confirmarla.

Lo que se debate en el fondo es la viabilidad del modelo económico del acceso abierto. PLoS aspira a autofinanciarse en unos pocos años aunque sigue necesitando el apoyo filantrópico que le dan dos fundaciones privadas (9 M$ de la Gordon and Betty Moore Foundation y 4 M$ de la Sandler Family Supporting Foundation).

Para llegar a su objetivo PLoS necesita convencer a los científicos de que deben publicar en sus revistas. Eso sólo se consigue mediante factores de impacto altos y una buena política de difusión. Los primeros valen para nosotros, los que necesitamos consolidar un currículum de buena calidad. Lo segundo atrae a las "vacas sagradas", aquellos investigadores consolidados que lo que quieren es la máxima difusión de sus trabajos, independientemente del medio en el que se publiquen.

Algunas cosas están bien conseguidas: PLoS One es una revista conocida por todo el mundillo científico y tampoco se ha descuidado el marketing social. En España, un país con medios no muy acostumbrados a la difusión científica, han salido en los diarios nacionales una docena de estudios publicados en los últimos meses.

Respecto al factor de impacto, PLoS tiene 6 revistas en los índices de JCR (todas las que, por tiempo de vida, puede tener). Con apenas de cinco años de existencia (algunas revistas aún menos) ha obtenido lo siguiente:

PLoS Biology llegó al 13.9 el primer año que tuvo factor de impacto (2004) y se ha mantenido estable. PLoS Medicine tiene el siguiente registro: 8.4 en 2005, 13.8 en 2006 y 12.6 en 2007.

PLoS Neglected Tropical Diseases o el mismo PLoS ONE no tiene FI debido a que éste se calcula con las citas de los dos últimos años y aún no han cumplido ese tiempo de existencia. Cabe señalar que PLoS ONE no va a tener FI espectaculares debido a que publica una cantidad elevada de artículos que luego figuran en el denominador de la ecuación (núm. de citas / número de artículos). Esto no es algo inusual y, por ponerles un ejemplo diferente, los PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA) han publicado nada menos que 3494 artículos en el año 2007. En el bienio 2005-2006 publicaron 6506 que acumularon más 62000 citas lo que ha generado un FI de 9.8.

PLoS conseguirá cerrarle la boca a Butler si consigue que la comunidad científica la respete. Y eso se demostrará citando sus trabajos pero tendremos que esperar a mediados de 2009 para saberlo.

Respecto al debate Butler, uno de los comentaristas llama la atención sobre la curiosa circunstancia de que en el mismo número de Nature, tres de los diez artículos destacados de la semana son de PLoS y dos de ellos del "sub-standard" PLoS ONE (!).

Respecto al "light peer review", Butler afirma lo siguiente:

... referees only check for serious methodological flaws, and not the importance of the result.

... los revisores sólo comprueban defectos metodológicos serios y no la importancia del resultado.

Sería muy bueno que Butler hubiera justificado la afirmación anterior (cosa que no hace) porque entra en conflicto con los criterios de PLoS ONE:

  • Content must report on original research (in any scientific discipline).
  • Results reported have not been published elsewhere.
  • Experiments, statistics, and other analyses are performed to a high technical standard.
  • Conclusions are presented in an appropriate fashionand supported by the text.
  • Techniques used have been documented in sufficient detail to allow replication.
  • Reports are presented in an intelligible fashion and written in standard English.
  • Research meets all applicable standards, including the Helsinki Declaration, with regard to the ethics of human and animal experimentation, consent, and research integrity.
  • Report adheres to the relevant community standards for research, reporting, and deposition of data.

Es decir, se exige lo mismo (y no es poco) que en cualquier otra revista científica.

Respecto a nuestra experiencia particular, el artículo pasó por un editor asociado y por tres revisores. La historia, en breve, ha sido:

  • 31-3-2008 Enviamos el trabajo a PLoS ONE.
  • 24-5-2007 Recibimos un correo de la revista donde nos piden una lista de posibles revisores de nuestro artículo.
  • 26-5-2008 Enviamos la lista con seis revisores que consideramos adecuados (nota: no conocemos personalmente a ninguno).
  • 27-6-2008 Recibimos los informes de los tres referees y las condiciones del editor para que revisemos el artículo.
  • 15-7-2008 Enviamos el artículo revisado y una carta al editor donde justificamos nuestra reacción a cada una de las observaciones de los revisores.
  • 20-7-2008 Recibimos la confirmación de que el artículo ha sido aceptado.
  • 29-7-2008 Nos piden una versión periodística para difundir en webs de novedades científicas.
  • 02-8-2008 Nos comunican la fecha de publicación: 13-8-2008.

Pero, claro, esta es sólo la historia de la publicación porque la del trabajo comenzó bastante antes, un verano del año 2003. Estaba dando un curso en Barcelona y conté el trabajo que estábamos haciendo sobre dispersión de plantas por el viento y que aún no había sido publicado (ver Cómo se hizo "A los musgos se los lleva el viento" en cinco partes: 1, 2, 3, 4 y 5). Jacob, uno de los asistentes y hoy coautor del artículo, ató cabos y se dio cuenta que podíamos unir esfuerzos. Me propuso realizar un análisis similar pero cambiando de sujetos: de elementos pasivos (trozos de musgos, esporas...) pasaríamos a gente de vuelo activo: aves migradoras oceánicas. Estas aves realizan migraciones a enormes distancias pero sus rutas son aparentemente extrañas ya que no siguen seguir la opción de menor distancia posible. ¿Tendrían que ver los vientos con esta conducta? Jacob tenía los datos y nosotros las técnicas de análisis.

28 julio 2008

Adiós, Dodo, adiós y una tierna y falsa historia

La entrada sobre el último tilacino ha sido una de las más visitadas de este blog. El tilacino fue un ejemplo, como ponía en el subtítulo, de que somos predadores eficientes y, además, no nos gusta la competencia. Desapareció en la década de 1930.

El caso de hoy es diferente porque el pobre dodo, lo mismo que algún otro pájaro que comentaré al final, no era un predador.

El dodo fue bautizado por Linneo en 1766 con el poco halagador nombre de Didus ineptus. Más tarde él mismo se lo cambió por el más discreto de Raphus cucullatus.

Descripción del dodo en Systema Naturae de Linneo, 1767, p. 267.

El dodo vivía exclusivamente en la Isla grande de Mauricio, al Este de Madagascar, donde al parecer fue descubierto por una expedición portuguesa en 1505. Se le supone un descendiente de palomas o similares que llegaron volando y colonizaron la isla mucho tiempo antes. La ausencia de predadores dio al futuro dodo la justificación para aumentar de peso y dejar de volar. Se convirtió en un grandote de 1 m de altura y más de 20 kg peso, sin alas y sin miedo. Ni siquiera tenía pesadillas en sus sueños. Era la perfecta candidata a la extinción en cuanto sus idílicas condiciones de vida cambiaran.

Y cambiaron. Los navíos portugueses, británicos y alemanes establecieron Mauricio como escala obligada en la zona para abastecerse de carne fresca... de dodo. A base de garrotazos, los dodos conoceron a su primer predador, aunque su carne tampoco era, dicen, especialmente apetitosa. El golpe de gracia lo dio la colonización de la isla hacia 1638. Aparte de la gente, ya dañina por sí misma, vinieron los perros y las ratas. Antes del fin del siglo XVII el dodo sólo existió en los relatos.

image

Dodo según un cuadro de de Jan Savery (1589-1654).

A pesar de la pasión coleccionista de los portugueses en cuanto a historia natural se refiere, apenas nos queda nada del desafortunado bicho. Hay dibujos y pinturas pero, en cuanto a restos biológicos no queda ningún ejemplar disecado, ningún esqueleto completo. Sólo un par de cabezas y de pata en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford y en el Museo Británico y huesos dispersos.

Dos leyendas por el precio de una

A la leyenda del dodo se asoció un tiempo después la del tambalacoque, un árbol con nombre científico Sideroxylon grandiflorum o Calvaria major. Cuentan en algunos sitios que en Mauricio existen aún ejemplares de este árbol endémico de la isla pero que, si se pasea entre ellos, no encontrarán ejemplares jóvenes: todos tienen más de 300 años. El motivo es que las semillas del tambalacoque nunca germinan si, simplemente, caen al suelo. Esto no es infrecuente en el mundo vegetal donde hay muchas especies cuyas semillas necesitan pasar por procesos más o menos agresivos para poder germinar (o, a veces, esperar mucho tiempo expuestas a la intemperie). Actualmente, para acelerar la germinación, en los viveros se usan técnicas que van desde mantenerlas en agua durante unos días a sumergirlas en ácido pasando por rallar la cáscara con una lima o hendirla con una cuchilla. De hecho, y para evitar estas manipulaciones, se utiliza frecuentemente la mucho más cómoda multiplicación vegetativa mediante estaquillas o esquejes.


Un tambalacoque jovencito (fuente de la imagen)

Un ornitólogo llamado Stanley Temple dijo en los años 70 que había descubierto el secreto del ocaso del tambalacoque. El grueso y duro endocarpo de la semilla impedía la germinación a menos que pasara por el tracto digestivo del dodo. En ese tránsito, diversas circunstancias(imagínense lo que quieran) debilitaban las paredes permitiendo que la semilla, una vez expulsada, germinara en un ambiente ricamente abonado. Así, al extinguir los dodos, el hombre había condenado a una extinción paralela a los bosques de la isla que, desde entonces, sólo envejecían y casi habían desaparecido: apenas quedaban trece árboles vivos en 1973. Una auténtica historia de armonía biológica. Lástima que sea falsa.

Temple publicó sus trabajos en Science, en los años 1977 y 1979:

Temple, S.A. (1977). Plant-animal mutualism: Coevolution with dodo leads to near extinction of plant. Science, 197, 885-886.

Temple, S.A. (1979). The dodo and the tambalacoque tree. Science, 203, 1364.

En esos trabajos comprobó su hipótesis mediante un experimento: obligó a unos pavos (lo más parecido a un dodo que encontró) a comerse 17 semillas de tambalacoque. Siete de ellas fueron trituradas en la molleja y de las diez restantes germinaron tres. Aparte de este trabajo, es Temple el que asegura que no hay tambalacoques más jóvenes de 300 años en Mauricio. La hipótesis del mutualismo entre dodo y tambalacoque tuvo notoriedad no sólo por donde se publicó sino por el transfondo romántico de la misma, muy del gusto del público conservacionista.

Sin embargo, la historia que propone Temple hace aguas por varios motivos. El más relevante es que hay autores han reportado la germinación de semillas de este árbol sin necesidad de abrasión (por ejemplo, Hill 1941). Temple no los cita en sus trabajos. Otra no menos importante es que otros han verificado que su afirmación de que no hay árboles de menos de 300 años es errónea (Vaughn and Wiehe 1941), lo mismo que lo de los 13 únicos supervivientes. Aunque, en efecto, los bosques de tambalacoque son hoy residuales, hay varios cientos de árboles vivos, no sólo trece como aseguraba Temple (Witmer and Cheke 1991).

Aparte de lo anterior, el trabajo de Temple presenta algunos problemas desde el punto de vista científico. El más importante, que debería haber obligado a revisar la publicación, es que en su experimento no tuvo grupo de control (semillas puestas a germinar sin pasar por el trance del pavo). Ante la ausencia del grupo de control y dado el minúsculo tamaño de muestra podría sugerirse perfectamente que los pavos dificultan la germinación ya que sólo 3 de 17 semillas pudieron hacerlo: el experimento no demuestra nada.

Es obvio que el dodo está extinto y que al tambalacoque no le va nada bien pero la historia del mutualismo obligado no se sostiene. Para explicar el desastre hay candidatos mucho más evidentes pero más prosaicos como la deforestación, los cultivos de caña de azúcar, la introducción de fauna exótica como ciervos, cerdos y monos, y nuevas enfermedades fúngicas, también introducidas. Pero, ya saben, nunca dejes que la realidad te estropee una buena historia.

Curiosamente, la historia del mutualismo obligado entre dodo y tambalacoque está bastante extendida por internet mientras que los argumentos en contra no disfrutan, ni de lejos, de tanta popularidad.

Epílogo

El dodo no estaba solo en su breve y catastrófica experiencia con la marinería. Lo acompañaron otros parientes de la zona menos conocidos como el dronte de Reunión (Raphus solitarius) extinto a principios del siglo XVIII y el solitario de Rodríguez (Pezophaps solitaria) extinto hacia 1790.

Dibujo From George Edwards en "A Natural History of Uncommon Birds and of some other Rare and Undescribed Animals, Quadrapeds, Reptiles, Fishes, Insects, &c.", London, 1750.

Referencias básicas

Hill, A.W. (1941). The genus Calvaria, with an account of the stony endocarp and germination of the seed, and description of the new species. Annals of Botany, 5(4): 587-606.
Owadally, A.W. (1979). The dodo and the tambalacoque tree. Science, 203, 1363-1364.
Vaughn, R.E. and Wiehe, P.O. (1941). Studies on the vegetation of Mauritius III. The structure and development of the upland forest. Journal of Ecology, 29, 127-160.
Witmer, M.C. and Cheke, A.S. (1991). The dodo and the tambalacoque tree: An obligate mutualism reconsidered. Oikos, 61, 133-137.

Un artículo crítico sobre el mutualismo del dodo y tambalacoque y otro, en español, estusiasta y bien escrito.

23 julio 2008

El caso del Culex y su virus acompañante

Ya he comentado en otras ocasiones que la ciencia avanza poco a poco, con gran esfuerzo. Algunos de estos avances son muy significativos, otros son sólo pasos necesarios que exigen años de trabajo y dedicación. Hoy, en homenaje al investigador de a pie, les comento uno de estos casos.

La encefalitis japonesa fue descrita en Japón en 1871. Es una enfermedad vírica que se transmite por la picadura de mosquitos del género Culex. Actualmente, aunque prácticamente ha desaparecido de Japón debido a vacunaciones y pesticidas, es endémica de amplias zonas rurales del Sudeste asiático donde se registran anualmente entre 30000 y 50000 casos aunque probablemente son muchos más.

Una inquietante imagen (ganadora de un premio) de un Culex saliendo como adulto del estado de pupa (foto tomada de aquí). Pulsar encima para verla con más resolución.

El reservorio de virus está en los cerdos domésticos y en las aves, donde se desarrollan intensamente, no existiendo aparentemente el contagio entre humanos. Algunos otros animales domésticos pueden padecer también la enfermedad aunque no parece que la transmitan a través de los mosquitos.

La EJ es una enfermedad que afecta especialmente a niños y que es mortal en el 30% de los casos. Tras la infección, el virus invade el sistema nervioso central incluyendo el cerebro y la médula espinal.

Los síntomas de los casos graves son parálisis, convulsiones, coma y muerte. Los que se libran de morir quedan con secuelas, frecuentemente graves, que afectan a su función neurológica: convulsiones, parálisis parcial motora y de nervios craneales, ceguera cortical... Hasta un 75% de los niños que sobreviven sufren alteraciones psicológicas.

Declarada la enfermedad no existe tratamiento específico ya que no se han descubierto antivirales adecuados y, como ya sabemos, los antibióticos no son eficaces contra los virus. Sólo cabe la hospitalización para un cuidado intensivo, algo imposible en muchas de las zonas afectadas. Sí existen vacunas que son bastante efectivas (entre un 85 y un 98% según la modalidad) pero exigen una planificación y un calendario para las dosis de recuerdo que no son de frecuente ejecución.

Después de esta larga introducción les comentaré que no se sabía cómo el virus era capaz de dañar permanentemente las células del sistema nervioso ya que en muchas encefalitis víricas la recuperación es completa en unas semanas mientras que aquí los daños son permanentes. Una jovencísima científica llamada Sulagna Das y un investigador "senior", Anirban Basu, del National Brain Research Center han dado con la clave y la publican en el Journal of Neurochemistry.

Su trabajo ha revelado que los virus no sólo matan las neuronas sino también a las células madre que debían regenerarlas (las llaman indistintamente neural stem cells y neural progenitor cells, NPC). La destrucción de las NPC no permite la reparación de los daños y las secuelas se hacen permanentes. Por si fuera poco, los virus bloquean una fase específica de la división de las NPC supervivientes impidiendo su proliferación. Tres efectos que explican la gravedad de la enfermedad y sus secuelas.

Aunque este descubrimiento no ofrece soluciones sí permite saber que el problema es múltiple y permite también situarlo, con lo que las investigaciones futuras pueden dirigirse más directamente a las dianas adecuadas.

Para terminar, me ha llamado la atención que al buscar información sobre esta enfermedad aparece sobre todo como un riesgo para turistas y como un problema veterinario. Es como si la gente que vive en las zonas afectadas no existiera.

PS.: Otros posts sobre enfermedades que afectan a países en desarrollo y avances en ellas:

21 julio 2008

Unos terabytes de datos libres

De vez en cuando ocurren cosas que no salen en los periódicos ni consiguen especial difusión en Internet pero que son auténticos acontecimientos científicos. Una está a punto de suceder y, en mi opinión, generará una enorme cantidad de información sobre la evolución de la Tierra en las últimas décadas. Para que esto ocurra se han debido unir un enorme esfuerzo tecnológico y económico constante en el tiempo y, aún más importante por infrecuente, una voluntad de libre acceso a la información que merecería ser tomada en cuenta en este país. Vamos a ello:

Bajo el nombre genérico de Landsat se agrupa una serie de satélites que llevan 36 años sobrevolando la Tierra desde unos 700 km de altitud. El pionero en esta recogida de información desde satélites fue el Landsat 1, que se lanzó el 23 de julio de 1972. Este satélite llevaba un sensor llamado MSS (Multispectral Scanner) que tomó las primeras imágenes de la Tierra de forma sistemática en 4 canales diferentes (desde el verde al infrarrojo próximo). El aquel momento la resolución de estas imágenes (el tamaño del píxel sobre la superficie terrestre) era de 68x83 m. Actualmente estamos en el séptimo satélite de la serie, cuyo sensor estrella es el ETM+ (Enhanced Thematic Mapper Plus), con 7 bandas (desde el azul hasta el IR térmico) con resolución de 30 m (60 el IR térmico) y una toma pancromática de 15 m de pixel.

El Landsat 1 en la plataforma de lanzamiento (julio de 1972)

La NASA es el organismo del cual depende el programa Landsat y tiene una librería limitada de imágenes de acceso gratuito mientras que la mayoría son de pago. Las más baratas son las llamadas "históricas", que pueden conseguirse por algo más de 600 € y que cubren unos 180x180 km de superficie terrestre.

La buena noticia es que la situación actual va a cambiar de forma inmediata ya que la NASA ha anunciado oficialmente que todas las imágenes Landsat serán gratuitas y de acceso libre vía Internet. Esto supone muchos cientos de terabytes (Tb) de datos ya que cada escena (formada por 7 imágenes tomadas en varias longitudes de onda) viene a "pesar" entre 400 y 600 Mb.

Actualmente ya están disponibles las tomas recientes del sensor ETM+ de Norteamérica y África. Esta cobertura se extenderá a todo el mundo en este mes, julio de 2008. A partir de aquí la disponibilidad de datos se extenderá progresivamente hacia atrás: el 30 de septiembre de 2008 estarán disponibles todos los datos del Landsat 7 (1999-2008); los datos del sensor TM del Landsat 5 (1984-1994) el 5 de diciembre de 2008; finalmente, el 30 de enero de 2009 estarán todos los datos del sensor MSS de los Landsat 1 a 5 (1972-1994) y el 30 de abril de 2009 los del sensor TM del Landsat 4 (1982-1984). Pueden ver el calendario y algunos datos técnicos aquí.

Landsat 7 en montaje

Con esta colección de datos tendremos la posibilidad de analizar los cambios acaecidos sobre la Tierra de forma objetiva en las cuatro últimas décadas: urbanización, bosques, aridez, erosión, cobertura vegetal, hielos y glaciares, cambios fenológicos (ciclos temporales en la vegetación), fitoplancton marino, incendios, cultivos... Una vida de trabajo por delante.

¿Dónde se descarga todo esto? Hay dos opciones:

Abajo les pongo un ejemplo de imagen Landsat compuesta con canales visibles e infrarrojos. Es una zona del Sur de Alaska (Novarupta). Si pinchen encima para verla a resolución completa podrán disfrutar de los detalles que en esta vista pasan desapercibidos.

Imagen en falso color del sur de Alaska (Novarupta); pulsen encima para verla con buena resolución (841 kb)

Landsat no es el único ejemplo de datos satelitales libres aunque sí el de mayor resolución espacial y mayor trayectoria temporal. Entre otras opciones merece la pena mencionar MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer), de cuyas grandes posibilidades hablaremos otro día.

10 julio 2008

El Perito Moreno y el cambio climático

Leo en Informativos Telecinco:
El glaciar Perito Moreno, en el sur de Argentina, ha empezado un proceso de ruptura inusual en pleno invierno austral. Esto es algo que no ocurría desde el año 1917. Lo habitual es que el glaciar comience su deshielo durante el verano. El hecho de que ocurra en pleno invierno parece una señal más del cambio climático que está sufriendo la Tierra.
Lo cual son sólo verdades a medias aparte de alguna inexactitud. Es cierto que es inusual (aunque faltan datos importantes), es falso que no ocurra desde 1917. Es insostenible que es ruptura invernal sea achacable con claridad a ningún cambio climático. Aparte de esto, el fenómeno merece la pena, veamos de qué va la cosa y qué datos hay:

La imagen que ven abajo es la del famoso glaciar, que desciende desde los hielos andinos (Campo de Hielo Sur) hasta el Lago Argentino, en la Patagonia. La gran lengua helada llega desde el Oeste y acaba cruzando el Brazo Sur del lago hasta chocar con la orilla Este (foto panorámica). El hielo, de unos 60 m de altura y de 3 a 5 km de frente forma un dique que divide el lago en dos partes. De vez en cuando, grandes bloques se desprenden del frente y caen sobre el lago. Pero este no es el único espectáculo que el Perito Moreno nos ofrece.

Imagen tomada de Google Earth

El sistema es inestable ya que, al quedar represado por la lengua glaciar, el nivel en la parte Sur, la más alejada de la desembocadura del lago, sube poco a poco debido a los aportes de agua. La presión creciente sobre el hielo crea un gran túnel de desagüe y el ciclo finaliza con el colapso de su bóveda, un magnífico espectáculo que pueden ver en el video. No se pierdan el final, a partir de los 2'15". Si lo anterior no funciona, pueden usar este enlace.

Estuve allá, hace unos años, en un día gélido que le iba muy bien al paisaje. La ladera de enfrente está cubierta por bosques de haya antártica (Nothofagus) que contrastan con el irreal blanco azulado del hielo. Gente del lugar (de El Calafate en realidad) me comentó que estaban preocupados porque el fenómeno era antes regular y que ya se estaba retrasando mucho. Tendrían que esperar hasta marzo del año 2004 para ver otra ruptura. Habían pasado 16 años desde la anterior, en febrero de 1988. Sin embargo, el siguiente ciclo fue rápido: en marzo del 2006 volvió a romperse. Y en julio de 2008, ayer, fue la siguiente ocasión.

La percepción de regularidad es falsa como puede verse a continuación en las fechas de las rupturas con mes/año allá donde se sabe (o donde he encontrado datos). Las rupturas en el invierno austral están en azul y en granate las del verano; en cursiva donde no he encontrado datos:

  • son las siguientes: 1917, 1935, 2/1940, primavera/1947, 3/1952, 3/1953, 9/1954, 10/1956, 3/1960*, 2/1963, 2/1966*, 1970, 1972, 1975, 1977, 1980, 1984, 2/1988, 3/2004, 3/2006, 7/2008. Los asteriscos significan dos rupturas ese año (datos de aquí). La figura de abajo lo representa gráficamente salvo los dos últimos años (de Stuefer et al., 2007).
  • los intervalos en años son, aproximadamente: 18, 5, 7, 5, 1, 1, 2, 4, 3, 3, 4, 2, 3, 2, 3, 4, 4, 16, 2, 2.

Aunque, en efecto, las rupturas suelen producirse a finales del verano, en 1954 se produjo una en invierno y la de dos años después en el primer mes de primavera. No he encontrado información sobre el mes de ruptura de 9 años: 1917, 1935, 1970, 1972, 1975, 1977, 1980, 1984 por lo que no sabemos si hubo algún otro evento invernal o no. En cualquier caso, las relaciones con el cambio climático son temerarias y con esta serie de datos carecen de sentido. He comentado en este blog que hay muchos otros glaciares que están retrocediendo en las últimas décadas así como algún otro trabajo relevante, es innecesario acudir a este estandarte.

La referencia del trabajo mencionado:
Martin Stuefer, Helmut Rott, Pedro Skvarca, 2007, Glaciar Perito Moreno, Patagonia: climate sensitivities and glacier characteristics preceding the 2003/04 and 2005/06 damming events, Journal of Glaciology, 53: 3-16.

Del diario personal:
Llegamos al aeropuerto de Río Gallegos desde Buenos Aires. La empresa de acercarnos a El Calafate parecía ardua ya que sólo nos ofrecían un autobús para recorrer los más de 300 km que lo separaba de Río Gallegos. La carretera empezaba a pavimentarse ese año por lo hacerse todo ese camino de ripio y llegar de madrugada a nuestro destino no era plato de gusto. Vi a dos tipos vestidos de piloto que se acercaba por el pasillo. Y cuando digo "de piloto" me refiero a que iban con cazadora de cuero marrón, pantalones acolchados y sendos sacos de lona colgados del hombro. Reconozco que suelo tener suerte en la vida y esa vez no fue excepción: me acerqué, les pregunté y me dijeron que salían en media hora para allá y que tenían plazas libres. Fuimos a una pequeña oficina y pagamos algo menos de lo que costaba el viaje por tierra. Al preguntar por el avión nos señalaron una puerta que daba a una trasera de las pistas. Allí estaba: una avioneta DHC-6, roja y gris, de apenas unos 15 m de largo con dos motores de hélice. Dentro había asientos para una decena de personas ya que la parte trasera estaba ocupada por un montón de bultos a los que se unieron nuestros equipajes. Un rótulo bajo las alas explicaba la situación: Fuerza Aérea Argentina. Los dos pilotos iban en una cabina cuya puerta estuvo abierta todo el viaje. Así pudimos ver los Instrumentos analógicos, los controles de los motores que bajaban del techo... una sorpresa. Volamos sobre la Patagonia a unos 2000 m de altura y aterrizamos suavemente en la pista de tierra de El Calafate.
La vuelta fue otro cantar porque una tormenta nos obligó a desviarnos. Todos nos sentíamos bastante mal y un turista francés que iba delente de mí me señaló un instrumento de la cabina. Era el altímetro y marcaba 5500 m. La avioneta no estaba presurizada.

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