Las llamadas "bayas de goji" comenzaron a venderse en España hace un par de años. Podrían haberse promocionado como un producto alimenticio más pero se prefirió adornar su publicidad con un aura de misterio con el propósito de atraer a los más incautos con los cebos habituales del misticismo oriental, medicinas milenarias y las propiedades casi mágicas del producto. Al día de hoy hay hechos que permiten valorar algunas afirmaciones.
Datos básicos: las llamadas bayas de goji son el fruto de una solanácea de nombre científico
Lycium barbarum L. Las solanáceas son una amplia familia entre cuyos representantes figuran la patata, el tomate, la berenjena o el pimiento (
y otras más estupefacientes).
Afirmación 1: el goji es una planta originaria del Tibet donde crece a unos 4000 m de altitud.
Comentario:
Lycium barbarum L. es una planta originaria del sudeste europeo y sudoeste asiático por lo que no es una sorpresa que fuera descrita por Linneo en el volumen 2 de su
Species plantarum de 1873 (
1) y dibujada en floras europeas bastante añejas como la alemana de Otto Wilhelm Thomé de 1885 (
2). El arbusto crece muy por debajo de los 4000 m.
Afirmación 2: el goji se cultiva en el Tibet de forma tradicional y con intensivos cuidados que incluyen no ser tocados por la mano humana.
Comentario: la planta no se cultiva en el Tibet sino de forma comercial y extensiva principamente en la provincia china de Ningsia (Cheng,, K.-T. et al. (2000), RAPD analysis of Lycium barbarum medicine in Taiwan market. Bot. Bull. Acad. Sin. 41: 11-14.1); es, por tanto, un producto más que veremos después que no respeta un supuesto cultivo "ecológico".
Afirmación 3: es el alimento que utiliza
la milenaria Medicina Tradicional China para recuperar el
chi o energía vital.
Comentario: tal vez se use en las prácticas pseudomédicas de China pero sería un hecho irrelevante por dos motivos: 1) la MTC es acientífica y lo mismo incluye las bayas susodichas que el polvo de cuerno de rinoceronte y 2) la existencia del
chi y, consecuentemente, la necesidad de recuperarlo, repararlo o parchearlo es algo indemostrado con lo que supone un argumento de validez nula.
Afirmación 4: las bayas son un alimento excepcional con multitud de nutrientes, antioxidantes, vitaminas, etc. y beneficiosos efectos sobre la salud.
Comentario: puede ser aunque hay circunstancias que aconsejan ser escéptico. El motivo es que los estudios y análisis existentes están monopolizados por un autor llamado H. Amagase cuya filiación es una empresa privada llamada Freelife International especializada en productos pseudomédicos donde, sorpresa, aparece nuestro goji bajo la marca registrada GoChi. Este tipo de cosas se llama conflicto de intereses y aunque no prueban que los estudios sean falsos deben ponernos en guardia ya que están hechos por los mismos que lo venden (ver
Merck y sus fantasmales autores para un ejemplo farmacológico severo).
La única declaración explícita sobre las propiedades nutricionales del goji la ha hecho Emilio Martínez, catedrático de Fisología que
comenta que no tienen ninguna propiedad beneficiosa probada en estudios científicos extensos de intervención clínica en humanos y que sus componentes son los mismos que los de otras frutas y verduras.
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Masajeando las bayas relajadamente |
Los problemas
Las bayas de goji pueden ser un alimento o complemento para quien esté dispuesto a pagar
hasta 60 euros por kg pero recientemente ha surgido un problema que echa por tierra el aura místico/ecológica que algunos querían para este producto. La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha hecho una serie de análisis cuyo resumen es las
10 muestras analizadas incumplen los requisitos para su comercialización en Europa ya que "contienen gran cantidad de pesticidas, algunos ilegales en Europa, y
metales pesados como cadmio, cobre y plomo".
Aunque la cantidad de metales pesados no supera los límites legales, los pesticidas sí incumplen la normativa:
[...] El análisis de pesticidas revela la existencia de 13 pesticidas en las muestras de bayas [...] hay marcas que emplean hasta 10 pesticidas diferentes. De las 13 sustancias empleadas como
pesticidas 3 no se encuentran autorizadas en la Unión Europea: se trata
de Cyhalotrin, presente en 8 de las 10 muestras, un disruptor endocrino o
sustancias capaces de alterar el sistema reproductor y endocrino en
general, irritante en la piel; Fenpropatrin, presente en 3 de las 10
muestras, irritante tracto respiratorio, y Fenvalerato presente en 8 de
las 10 muestras (disruptor endocrino, irritante tracto respiratorio,
irritante en la piel). Además, se usan sustancias autorizadas, pero a
menudo por encima de los límites establecidos, es el caso de
Cipermetrina y Acetamiprid, sustancias con efecto irritante.
La OCU ha pedido la retirada del producto de los mercados y un mayor control de las importaciones. La
reacción de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha sido comedida aunque tiene un par de aspectos curiosos:
En relación a los metales pesados, teniendo en cuenta que se presenta como
producto desecado y de acuerdo con los límites establecidos en la legislación
europea vigente, no se sobrepasan los valores permitidos.
En relación a los plaguicidas, se encuentran dentro de los límites legales,
a excepción de una muestra que supera el límite establecido para un
plaguicida en una centésima.
Así pues a la vista de estos datos y teniendo en cuenta que tampoco se trata
de una muestra reglamentaria, desde la AESAN no se estima la pertinencia de
proceder a la retirada solicitada por OCU, asimismo, queremos aclarar que no
existe ningún riesgo inmediato para la salud, para las personas que hayan
consumido este producto.
También ponemos de manifiesto que no existen evidencias científicas que
avalen la publicidad sobre los efectos saludables que a veces se realizan de
este tipo de productos
Personalmente supondría que la reacción lógica ante las "muestras no reglamentarias" sería que la propia AESAN replicara los análisis con "muestras reglamentarias" para verificar o refutar los análisis de la OCU. No parece que vaya a hacerlo. También es algo extraño que al mencionar los plaguicidas se obvie la presunta presencia de productos no autorizados.
En cualquier caso y ante esta situación, la ciudadanía debería actuar con lógica: consumo moderado o abstención hasta que la cosa esté mucho más clara y olvidarse de los presuntos efectos casi mágicos hasta que realmente exista evidencia de ellos si es que eso ocurre alguna vez.