24 abril 2008

Merck y sus fantasmales autores

Merck es una gran empresa farmacéutica cuya fundación se remonta a 1891. Ha hecho grandes cosas, alguna de las cuales reseñé en este blog (ver Malas noticias en salud): en 1987 Merck inició el Mectizan Donation Program mediante el cual proporciona gratuitamente 68 millones de dosis anuales de ivermectina, el único medicamento efectivo contra la filariasis linfática y la oncocercosis, dos enfermedades producidas por gusanos parásitos que afectan a decenas de millones de personas en el mundo.Donde Merck usa autorías falsas para ocultar su intervención en ensayos clínicos de un medicamento propio con proble- mas de mortalidad

Pero todo tiene su lado oscuro y Merck ha sido acusada de usar autores fantasma para mostrar resultados favorables a uno de sus medicamentos, un analgésico llamado rofecoxib (comercializado como Vioxx y Ceoxx). La estrategia fue omitir nombres de autores ligados a la industria farmacéutica añadiendo el de otros que, en realidad, no habían trabajado en el artículo. De esta forma, la implicación de Merck en el ensayo clínico se ocultaba. Joseph S. Ross, del Hospital Monte Sinaí, lo ha resumido contundentemente:

"La idea de una compañía farmacéutica dirigiendo un ensayo clínico donde sus propios empleados lo diseñan, analizan los datos y escriben el artículo para luego, al final, contratar autores académicos para poner su nombre en el documento y dar un sello de supuesta autenticidad es algo escandaloso"

Ross es el primer autor de un trabajo donde analizaron un par de cientos de artículos relacionados con el medicamento publicados entre 1996 y 2004. Encontraron ensayos clínicos en cuyos borradores el primer autor era un empleado de Merck. A la hora de publicarse en revistas científicas, en 16 de 20 artículos este autor desapareció de ese lugar, que fue ocupado por un académico externo. El equipo de Ross encontró "escasa evidencia" de que esos autores académicos hubieran estado realmente involucrados en la investigación que firmaban pero sí localizaron evidencia de que habían sido pagados por aceptar su autoría, frecuentemente en solitario.

¿Tenía Merck algún interés en que estos ensayos le resultaran favorables? Lamentablemente, sí. Merck está en juicios por muertes ocasionadas aparentemente por dicho medicamento. Algunos análisis comenzaron a revelar que las tasas de mortalidad atribidas al Vioxx estaban claramente infravaloradas. Otros mostraron intervenciones sospechosas: en un estudio con enfermos de Alzheimer se encontró que se ocultaron o minimizaron tasas significativas de mortalidad respecto a grupos placebo. La sospecha de que estos ensayos clínicos fraudulentos están dirigidos a apoyar como argumento de autoridad a la compañía en los juicios es inevitable.

El negocio de Merck con este fármaco estaba en unos 2.5 mil millones de dólares hasta que fue retirado a finales del año 2004, cuando empezaron a destaparse los problemas de mortalidad por accidente cardiovascular y comenzaron los juicios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que es muy de agradecer la divulgación de estos casos y, además, es también muy de agradecer el "tono" de la divulgación: contundente, documentado y en absoluto insultante.
Pero más incluso que la falta de ética de la multinacional, casi (por desgracia) esperable cuando hay en juego un sustancioso negocio (ya lo decía Quevedo, ¿no?), es la falta de ética profesional de los universitarios que prestan su nombre "a cambio de..." (otra vez Quevedo).
De todos modos, parece que no todo está perdido: la prueba está en la iniciativa y el trabajo de Ross y sus colaboradores, aunque queda siempre el regusto amargo de la necesidad de estas revisiones para aclarar las cosas.
Lo dicho, gracias por la divulgación. Saludos.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Estoy de acuerdo con la apreciación de la falta de ética de los que aceptan firmar falsamente un artículo. De lo leido de deducido que estos pseudoautores no eran científicos de primera línea por lo que la oferta debió parecerles interesante no sólo económicamente sino como aportación al curriculum propio. También hay muchas formas de engañar y no sabemos cómo se desarrolló el asunto. Puedo imaginarme algo menos escandaloso como "hemos hecho un artículo y deseamos que usted lo revise antes de enviarlo a publicar. Lógicamente le pagaremos por ello. Es más, si introduce usted mejoras sustanciales en la estructura o redacción no tenemos inconveniente de que figure como coautor". Y ya está armada.
Y de nada, faltaría más.

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