Parece que todo está cambiando en la universidad y a nuevos tiempos, nuevos títulos y nuevos objetivos.
Para entender esos nuevos objetivos les copio unas pocas frases selectas de las normativas de varias universidades españolas (tengo bastantes más pero tampoco hay que ponerse pesado, son todas reiterativas). Las cursivas son mías:
El título de Grado implica una formación básica que habilita a los titulados para incorporarse al mercado laboral, por lo que debe tener básicamente un formato de troncalidad común para todos ellos.
Las nuevas enseñanzas han de ser fruto de un diálogo abierto con los empleadores...
Han d'incloure [las titulaciones] una descripció dels mecanismes que permetrien eventualment una revisió de la titulació si es produïssin canvis significatius en la demanda social...
O deseño da nova oferta de titulacións [...] debe enmarcarse nun sistema mais aberto, diverso e versátil, que permita e favoreza unha mellor adaptabilidade a unha realidade laboral cambiante...
[Los planes de estudios] han de posibilitar la realización de un periodo de prácticas externas [...]que deben estar concebidas y organizadas para favorecer la ocupación de los futuros egresados.
Ya ven que aquí las diferentes "lenguas del Estado" no implican desacuerdo ni confrontación: las titulaciones tendrán una clara expectativa de salida laboral inmediata y si no la tienen se quitan y, además, serán las que los empleadores pidan. El conocimiento no es un objetivo; será, tal vez, un posible efecto colateral. En este contexto, la matemática, la física, la filosofía... tienen un oscuro futuro pero no digan que no les avisé en la universidad de los mercaderes.
Les confieso que, después de varios años de analizar (o intentarlo) las nuevas normativas, decretos y promociones publicitarias ministeriales, mi opinión se ha consolidado: esto de Bolonia es un gran cuento, un hoax de esos que circulan por la red. No sé si está escrito por halcones o por palomas pero, en este último caso, todo se les ha ido de las manos. Tengo la esperanza de que la universidad de desmorone de una vez y que de sus cenizas, dentro de unas décadas, salga algo nuevo impulsado por gente ilusionada, amante del saber, y con un proyecto con sentido de futuro a largo plazo.
Recuerdo aquí, con desesperanza, una reflexión de Edsger Wybe Dijkstra que viene al pelo (y recordemos que estaba en una universidad estadounidense):
La tarea de la universidad no es ofrecer lo que la sociedad demanda, sino lo que la sociedad necesita. Las cosas que la sociedad demanda son, en general, bien conocidas, y para ello no necesitas una universidad, la universidad tiene que ofrecer lo que nadie más puede proveer.
Concluyo que esta sociedad ha decidido que no necesita una universidad, algo que siempre le ha sido lejano y difícilmente comprensible, sino que prefiere una coartada para títulos subprime, de fácil y barata colocación. Por eso ha delegado su representación en los "empleadores", que no son la sociedad sino sólo una parte de ella y con intereses diferentes. Esa es la única causa que se me ocurre para que se considere "docencia de calidad" aquella que aprueba a todos a la primera y con buenas notas, aquella que fija sus niveles de exigencia en función del "cliente" y lo eyecta al mercado laboral en el mínimo tiempo posible (no hablo por hablar, ya les contaré).
La nueva universidad no debería tener como objetivo que los alumnos contraten su hipoteca lo antes posible y estén más pendientes del Euribor que de las ganas de cambiar la sociedad. Esos son otros intereses de otra gente. Pero así son las cosas.