03 agosto 2007

De la curiosidad aI desasosiego

No hacemos ciencia ni creamos arte para conocer o disfrutar sino como consecuencia de la necesidad de sobrevivir. Somos animales culturales, lo cual  nos diferencia del resto. Pero el surgimiento de la cultura no ha sido fruto de la casualidad sino un efecto de la curiosidad. Y la curiosidad es una potente característica evolutivamente ventajosa, probablemente porque lleva al conocimiento y éste al progresivo control del medio.

La curiosidad y el consecuente conocimiento permitieron dos logros esenciales en nuestra evolución como humanos. El primero fue la capacidad de elaborar modelos de la realidad lo que permite adelantarse a ella, reconocer sus ciclos, establecer causas y consecuencias. La segunda, que dió aún más importancia a la primera, fue el nacimiento de la tecnología que nos permitió en momentos muy difíciles vestirnos previniendo los ciclos meteorológicos, resguardarnos de los enemigos tras barreras artificiales, desarrollar trampas e instrumentos de caza como el propulsor o la honda, usar el fuego para iluminar la noche, cocinar o defendernos del frío... Ambos aumentaron la estabilidad ante la incertidumbre, nos aisló del azar y permitió a nuestros antepasados lejanos experimentar un éxito evolutivo inédito para una única especie en tan corto espacio de tiempo.

Es importante reparar en que sólo en un contexto de estabilidad, de razonable independencia del azar, puede desarrollarse la complejidad. Complejidad cultural en nuestro caso, que necesitó y llevó a la búsqueda y desarrollo de métodos de comunicación entre individuos y el surgimiento, consecuentemente, de la cultura como patrimonio colectivo.

Aquí aparece otro tipo de evolución, la cultural, que debe cumplir, como la biológica, algunas condiciones. La más importante es que debe transmitirse entre generaciones. Esta transmisión supone la existencia de un mensaje, el acervo cultural, y de un soporte o medio. 

En sus estadios iniciales el proceso encontró rápidamente sus límites técnicos ya que el medio era la transmisión oral, un mecanismo incompleto, ineficaz y muy sensible a los errores. Cualquier descubrimiento o avance individual apenas tenía repercusión más que en el ámbito inmediato, espacial y temporal.

La solución vino, ya lo sabemos, con una creación revolucionaria que garantizaba el éxito del proceso y lo catalizaba: la escritura. De construcción lenta pero muy eficaz como medio de transmisión, permitió que el conocimiento se propagara, por fin, rompiendo límites temporales y espaciales. En la época de la transmisión oral la cadena era estricta: una persona hablaba con otra sólo cuando coincidían en un lugar y en un momento; además el hecho era único, difícilmente repetible. La escritura rompió esas limitaciones y hoy leemos textos con independencia de donde y cuando hayan sido escritos.

La eficacia de la escritura es efecto de varias causas. Una de ellas es la tecnología implicada: la copia manual, un método ineficaz y trabajoso, duró muchos siglos. Las imprentas permitieron que nacieran las  bibliotecas y con ellas la generalización del acceso a la cultura.

Hoy todo está cambiando. Al mensaje escrito se ha unido la imagen y el sonido. Desde el daguerrotipo o el colodión húmedo hasta la fotografía actual, desde los discos de cera o pizarra hasta la grabación magnética apenas nos separan un siglo. La información ya no se codifica en formatos analógicos sino digitalmente lo que permite, si fuéramos cuidadosos, la réplica exacta e ilimitada. La difusión ya no se hace mediante el intercambio de material tangible sino de secuencias de estados de energía. La revolución tecnológica ha permitido unificar soportes, medios y procedimientos de transmisión para las tres formas básicas de información cultural: escritura, imagen y sonido.

Pero la revolución tecnológica lleva aparejada otra silenciosa: la del contenido, el mensaje. Y en esta última somos seres inadaptados. 

Estamos adaptados a recibir por nuestros sentidos un ingente flujo de información de forma continua. Nuestros ojos son equivalentes a una cámara de algo más de 1 Megapíxel y funcionan de forma continua en la vigilia. Nuestros oídos reciben un flujo continuo de sonido. Otros sentidos están captando también continuamente información del medio: el tacto, la presión, el equilibrio, el olfato, la temperatura...

Toda esa información debe ser procesada por nuestro cerebro de forma, además, de que quede "CPU" libre para cualquier análisis consciente que estemos haciendo, desde manejar una herramienta hasta examinar un mapa. 

Pero eso ya sabemos hacerlo, en parte porque la información que recibimos por nuestros sentidos es muy redundante y en parte porque lo que queda es filtrado bastante eficazmente hasta separar lo útil de lo irrelevante, una herencia evolutiva.

Lo que ya no sabemos hacer, ya que la evolución no nos ha preparado para ello, es aplicar ese mismo proceso a la información cultural. Esa información nos llega desagregada, aislada, independiente una de la otra a través de los medios de transmisión: radio, televisión, libros, discos, internet, fotografía... Estamos ante ella en una situación de desamparo derivada de la falta de mecanismos para conocer y filtrar. Obviando incluso la información basura, ya no podemos leer lo que se escribe, ni mirar lo que se fotografía, ni escuchar lo que se compone. Ni una fracción ínfima. Estamos en una situación equivalente a cuando imperaba la tradición oral: antes no había tiempo de viajar y hablar con todos los maestros; hoy, que ya no hay que viajar, no lo hay de seleccionar entre todo lo desplegado ante nosotros.

Y seguimos, con mucho esfuerzo, analizando y seleccionando nuestras lecturas... Pero el tiempo pasa y la labor pendiente crece. Por eso la sensación ante lo que existe y la porción minúscula a la que el tiempo nos permite acceder es a veces de vértigo y las más de desasosiego. Necesitamos vivir más ¿se apuntan?

30 julio 2007

Una aventura fotográfica (1862-1866)

Una de las aventuras españolas más singulares del siglo XIX fue la llamada Comisión Científica del Pacífico (CCP). Se trató de una expedición científica, una como otras, acordes con el espíritu romántico de la época, pero ésta tenía una característica nueva. Además de tres zoólogos, un geólogo, un botánico, un antropólogo y un taxidermista se incluyó a un fotógrafo llamado Rafael Castro Ordóñez.

Rafael Castro llevó adelante su cometido en unas condiciones difíciles. Las fotografías se hacían con una técnica nueva, introducida por Gustave Le Gray y Frederick Scott Archer apenas 10 años antes de la expedición: el colodión húmedo sobre placas de vidrio. Esta técnica permitía unos tiempos de exposición relativamente breves debido a la "alta" sensibilidad del soporte (ISO 6º), entre 2 y 30 segundos en buenas condiciones de luz. La técnica alternativa, el daguerrotipo, exigía unas 15 veces más.

Rafael Castro no vió su obra acabada pero documentó fotográficamente una de las aventuras científicas más importantes del siglo XIX. Sólo muy recientemente los fondos han sido digitalizados y salvados del olvido.

El colodión húmedo actuaba como sustrato donde quedaban inmersos los minúsculos cristales de yoduro de plata. Para fabricar un negativo debía mezclarse celulosa de algodón con nitroglicerina y diluirse con éter y alcohol. Intenten recrear el proceso posterior en condiciones tropicales y dentro de una tienda de campaña a oscuras (tomado de aquí):

Una vez obtenida la solución correcta de nitrocelulosa, éter y alcohol se saturaba ésta con bromo-yoduro de potasio. En la botella se veian suspendidas las partículas de bromo y iodo todas equidistantes y muy bien distribuidas. Esa suspensión se colocaba por goteo continuo sobre un vidrio perfectamente limpio y sin imperfecciones. Emulsionado el vidrio con una capa uniforme de colodión, se pasaba a una solución de nitrato de plata. La placa de vidrio se introducía por inmersión total y a oscuras en el nitrato de plata por algunos segundos y vigilando si la reacción de cristalización de sales de plata era homogénea, constante y progresiva. Cuando la placa presentaba un color blanquecino, casi nacarado, la sensibilización era correcta y la placa húmeda se colocaba en el chasis de la cámara para su exposición. Una vez expuesta, aún húmeda, se revelaba con nitrato de celulosa y ácido pirogálico. El proceso de fijado se realizaba con hiposulfíto de sodio y cianuro de potasio. Acto seguido, se lavaba con agua destilada abundandante y se dejaba secar.

Dado que las placas debían ser elaboradas in situ, expuestas y reveladas inmediatamente, era obligatorio llevar tiendas-laboratorio a donde quiera que se tomaran las imágenes. Como curiosidad, el colodión es conocido también como algodón-pólvora, un explosivo.

Rafael Castro, que era dibujante además de fotógrafo, no tuvo tiempo de rematar su faena. Volvió a Madrid desde Guayaquil a finales de 1864 pero murió al año siguiente. Su legado, depositado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, está formado por 282 negativos de colodión húmedo, 131 copias a la albúmina (positivos, otro procedimiento espectacularmente complejo) y nueve copias al platino.

Este fondo documental quedó inédito y casi perdido en el MNCN, donde se redescubrió en 1984. Se hicieron copias a partir de 1990 pero por procedimientos convencionales con lo que los resultados no eran especialmente buenos.

En 1995 se descubrieron más fotografías en el Fondo Marcos Jiménez de la Espada de la Biblioteca General de Humanidades del CSIC: 524 copias a la albúmina que no sólo complementaron el fondo anterior sino que permitieron la identificación de algunos lugares antes indocumentados. Los resultados finales se resumen así:

En el MNCN:

  • Fotografías: 392 imágenes (113 fotos únicas y 271 fotos iguales a las copias de la BGH)
  • Soporte original: 285 placas de vidrio (colodión húmedo, negativos) y 105 positivos (albúmina). Aún hay 76 imágenes no identificadas. El resto pertenecen a Argentina, California, Chile, Ecuador, España, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

En la BGH:

  • Fotografías: 586 imágenes con 184 duplicados y 133 imágenes únicas. El resto son copias similares a las existentes en la colección del MNCN.
  • Soporte original: positivos (albúminas).

Los fondos del MNCN y del BGH fueron finalmente digitalizados a partir del año 2005 y una parte de las reproducciones se muestran en una exposición itinerante por las sedes del Instituto Cervantes. Las fotografías de abajo son sólo una muestra mínima de esta expedición cuyos detalles pueden visitarse en la web Comisión Científica del Pacífico. Y es que en los museos aún hay muchas cosas por descubrir.

Río Solís Uruguay 1862/1863

Mujer con niño (sin fecha ni localización)

El fondo textual está (parcialmente) disponible aquí y el iconográfico aqui. (Nota: a la hora de escribir este post el servidor no responde). Y es muy recomendable el breve viaje virtual de la expedición.

Los componentes de la CCP fueron:

  • Patricio M. Paz (1808-1874), marino, presidente de la comisión científica.
  • Fernando Amor y Mayor (1822-1863), se encargó de la geología y la entomología hasta su fallecimiento en San Francisco de California en 1863.
  • Francisco de Paula Martínez y Sáez (1835-1908) y Marcos Jiménez de la Espada (1831-1898), encargados de los estudios zoológicos.
  • Manuel Almagro y Vega (1834-1895), encargado de los estudios etnológicos y antropológicos y redactor de la memoria oficial.
  • Juan Isern y Batlló (1825-1866), responsable de los estudios botánicos. En el viaje a través del Amazonas contrajo una enfermedad que le costó la vida.
  • Bartolomé Puig y Galup (1826-?), encargado de los trabajos de taxidermia y conservación.
  • Rafael Castro Ordóñez (?-1865), dibujante y fotógrafo de la expedición.
Parte de los expedicionarios

26 julio 2007

[Off topic] Harry Potter 7

¿Cómo conseguir cien mil visitas diarias en un blog? Pues obvio: ofreciendo algo que le gente quiere, por ejemplo, la traducción al español del séptimo libro de Harry Potter titulado en inglés Harry Potter and the Deathly Hallows. Una traducción aquí y otra aquí.

23 julio 2007

[Breves] Muestreando

JC está terminando su tesis sobre modelos de distribución. Los sujetos son mariposas y la zona de procedencia de los datos es Angola. La historia es curiosa y se sintetiza en que Angola fue colonia portuguesa (inicialmente fue suministradora "privilegiada" del comercio de esclavos) hasta que consiguió su independencia en 1975. Los destacamentos militares y cuerpos técnicos durante ese periodo se aburrían como ostras y se popularizó entre los oficiales y los engenheiros la colección de mariposas. Esa afición fue el origen de los cientos de ejemplares custodiados hoy en los armarios de madera del Instituto de Investigaçao Científica e Tropical (IICT) de Lisboa. Probablemente muchos otros se perdieron en Angola en los años de guerra civil tras la declaración de independencia. Por suerte otros regresaron a Portugal y sus propietarios (o sus viudas en muchos casos) los legaron al IICT. Podemos rescatar así nombres como el engenheiro Nozolino de Azevedo, de los Caminhos de Ferro de Benguela, o el Teniente General y Piloto de Navío António Figueira, que probablemente nunca supusieron que su afición pudiera tener este curioso destino.

Lógicamente no se trataba de una prospección sistemática y uno de los problemas importantes en este análisis es un muestreo muy irregular. El engenheiro Azevedo, por ejemplo, se desplazaba con una vagoneta por las líneas férreas y no parece que se alejara mucho de ellas. Otros utilizaban sólo los caminos existentes o las vías fluviales si eran navegables. Tampoco ha sido facil recuperar todas las localizaciones geográficas debido a que no solían tomarse coordenadas y los nombres podían darse en versión portuguesa o en transcripciones más o menos exactas de las lenguas locales.

Pero bueno, el post de hoy era sobre todo para mostrarles la foto de abajo, procedente del archivo del IICT, donde se muestra el sistema que algunos usaban para no mancharse los bajos de los pantalones.

Angarilla para transporte (de blancos). Foto del archivo del IICT.

Recuerden un caso similar (aunque peor) aquí.

11 julio 2007

Financiación de proyectos de I+D 2007

Los grupos de investigación nos financiamos en buena medida compitiendo en convocatorias públicas de I+D. Esta opción es esencial para los que no nos dedicamos a nada especialmente útil y por tanto no contratamos con empresas. En España tiene relevancia la convocatoria anual de proyectos de investigación del Ministerio de Educación y Ciencia. Hace unos días se han terminado de publicar los resultados provisionales de este año 2007. Los datos están en la página web del Ministerio, aquí, y permiten acceder a cifras básicas por programas. Aunque no se puede sacar demasiado, les pongo algunas cifras generales por aquello de la curiosidad:

  • proyectos solicitados: 4369
  • proyectos concedidos: 2750 (63%)
  • euros solicitados: 525 M€
  • euros concedidos: 273 M€ (52%)

Para los proyectos concedidos:

  • financiación media solicitada: 120000 €
  • financiación media concedida: 99000 € (83%)

Programas con menos proyectos solicitados (concedidos entre paréntesis):

  • Investigación polar: 7 (6)
  • Fusión termonuclear: 9 (8)
  • Recursos y tecnologias agroalimentarias (Forestal): 18 (11)
  • Acuicultura y pesca: 29 (17)

Programas con más proyectos solicitados (concedidos entre paréntesis):

  • Biomedicina: 376 (209, 56%)
  • Materiales: 217 (154, 71%)
  • Química básica: 213 (150, 70%)
  • Filología: 208 (124, 60%)

Programas con mayor coste medio por proyecto:

  • Espacio: 368000 €/P
  • Biotecnología: 195000 €/P
  • Biomedicina: 169000 €/P
  • Astronomía y astrofísica: 157000 €/P
  • Materiales: 144000 €/P

Programas con menor coste medio por proyecto:

  • Arte: 30000 €/P
  • Historia: 38000 €/P
  • Ciencias jurídicas: 41000 €/P
  • Filosofía: 43000 €/P
  • Filología: 43200 €/P

Programas con mayor porcentaje de proyectos concedidos (obviando Investigación polar y Fusión termonuclear) y coste medio por proyecto:

  • Astronomía y astrofísica (51/48, 94%, 157000 €/P)
  • Atmósfera y clima (47/43, 91%, 76000 €/P)
  • Espacio (34/29, 85%, 368000 €/P)
  • Matemáticas (154/120, 78%, 55000 €/P)
  • Diseño y producción industrial (180/140, 78%, 95000 €/P)

Programas con menor porcentaje de proyectos concedidos y coste medio por proyecto:

  • Psicología (177/75, 42%, 57000 €/P)
  • Educación (119/50, 42%, 35000 €/P)
  • Tecnologías de servicios de la sociedad de la información (51/23, 45%, 87000 €/P)
  • Filosofía (36/17, 47%, 43000 €/P)
  • Arte (49/24, 49%, 30000 €/P)

Mejor relación (€ solicitados / € concedidos) y coste medio final por proyecto:

  • Fusión termonuclear (71%, 104000 €/P)
  • Espacio (70%, 368000 €/P)
  • Biotecnología (64%, 195000 €/P)
  • Investigación polar (64%, 108000 €/P)
  • Investigación química orientada (64%, 140000 €/P)

Peor relación (€ solicitados / € concedidos) y coste medio final por proyecto:

  • Educación (25%, 35000 €/P)
  • Tecnologías de servicios de la sociedad de la información (25%, 87000 €/P)
  • Arte (26%, 30000 €/P)
  • Construcción (28%, 79000 €/P)
  • Ciencias políticas, Geografía, Sociales (28%, 44000 €/P)

Vamos, que los de Educación, Arte y Tecnologías de servicios de la sociedad de la información no están de enhorabuena: además de zurrarles a la hora de conceder proyectos luego se llevan la medalla (de hojalata) en la reducción del presupuesto :-(

Algunas relaciones (o ausencia de ellas) a nivel de programa:

  • no existe relación entre el porcentaje de financiación concedido y la financiación solicitada.
  • no existe relación entre el porcentaje de proyectos concedidos y la financiación solicitada.
  • existe una relación positiva muy significativa entre el porcentaje de proyectos concedidos y el porcentaje de financiación concedida.

Dado que estamos en la fase de alegaciones aún no existe un listado de proyectos concedidos en la web aunque sí se hará público posteriormente. Actualmente están los de los años anteriores con el título del proyecto, investigador principal, entidad y financiación concedida.

Nota: estoy con dos ordenadores a la vez, aprovechando que a uno los cálculos le llevan un rato. Espero no haber metido el remo en la estadística o haberme dejado algún programa fuera de la lista.

10 julio 2007

Savater define "científico"

(O lo importante es el "conceto").

Científico: dícese del deficiente simbólico.

Así sintetiza (algoritmo de compresión sin pérdida) Arcadi Espada un "párrafo inmortal" del artículo que Fernando Savater escribe en El País titulado ¿Ciudadanos o feligreses?

Y es que don Fernando, antes de seguir con otros temas se marca un largo párrafo de lo más pintoresco:

En los últimos tiempos han proliferado los libros en torno al fenómeno religioso o, más bien, contra la religión: Daniel Dennett, Richard Dawkins, Michel Onfray, Sam Harris, André Comte-Sponville, Christopher Hitchens... En ese catálogo, los autores anglosajones destacan por su agresividad y también por un cierto candor misionero en su refutación de las viejas creencias. Incluso dedican numerosas páginas a demoler las pruebas tradicionales de la existencia de Dios (que no han mejorado desde Tomás de Aquino), empeño que a estas alturas del siglo XXI, y con Hume, Kant y Freud a nuestras espaldas, resulta casi conmovedor de puro antiguo, como bordar fundas para almohadas o algo así. Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional. Dicho sea en su descargo, los autores citados son más bien científicos (o partidarios de subordinar la filosofía a la ciencia, como antaño fue "criada de la teología"), o sea, expertos en el manejo de los números y en la experimentación con los hechos, pero deficientes en la comprensión de los símbolos.

Y no, por esas horcas caudinas no paso. Con todos mis respetos al filósofo creo que sería bueno darse cuenta de un par de cosas.

Por un lado, Richard Dawkins no hace otra cosa que analizar las religiones de dioses personales desde un punto de vista legítimo: la razón y la ciencia. Los que creemos que la razón es una herramienta razonablemente adecuada para analizar las cosas y discriminar entre lo real y la tontería, no nos parece que el empeño sea vano. Es más, es necesario ya que la sinrazón lleva siglos imperando sin rendir resultado benéfico alguno.

Le parece mal a Savater que se refuten los "argumentos" clásicos (las vías tomistas, por ejemplo) cuando lo realmente patético y antiguo no es la réplica sino las "pruebas". Tal vez don Fernando las considere tan obviamente infantiles que no merece la pena mencionarlas pero debe ser porque su mundo no se interseca con ciertas militancias donde rancios impenitentes siguen sacándolas a colación como prueba de la cuadratura del círculo. No sobra, no.

Como tampoco sobra dar un toque de razón a la sinrazón. La frase es espectacular y merecería ser repetida cámara lenta:

Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional.

Coño, pues claro ¿cómo convencer si no? ¿tal vez proponiendo a su divinidad el MEV? ¿Cómo convence Savater en sus discusiones, con pases mágicos? Como no da alternativa, yo, deficiente simbólico, sigo sin apearme de la convicción de que los argumentos pueden servir de palanca para mover a los dioses de sus pedestales. Sinceramente, desconozco otro mecanismo porque la espada, el alfanje y la hoguera son monopolio de los otros.

No se para Savater en ese párrafo. Nos regala más adelante otro par de perlas interesantes.

La verdad es que no considero tal liquidación [de la religión] un objetivo deseable (además de que lo tengo por imposible).

[...] combatirla como una plaga más sin atender los anhelos que expresa es empobrecedor no sólo para la imaginación, sino hasta para la razón humana.

No ha reparado Savater en que la vía de liquidación de las religiones no es mediante dosis masivas de insecticida sino por dos caminos muy diferentes.

El primero es el progresivo convencimiento que llega con la cultura científica. Ya lo comenté sucintamente hace unos días. Eso significa que no se vuelve uno ateo por imposición, lo cual es una virtud objetiva frente al tradicional comportamiento de muchas religiones.

El segundo es la batalla cívica: las religiones tienen patente de corso para adoctrinar a los niños. Dice Dawkins que no existen niños católicos o musulmanes sino niños forzosamente adoctrinados en la superstición católica o musulmana. Sin ese adoctrinamiento sectario la "pérdida" de los dioses no deja ningún hueco perceptible porque se revela que su necesidad ha sido creada artificialmente.

Esta última batalla es la que se libra ahora en España con la oposición a la asignatura de "Educación para la ciudadanía" por parte de obispos montunos y mariachis acompañando con el guitarrón. Ya trataremos de ese tema más adelante, cuando veamos el resultado de la cruzada que montan estos siniestros personajes que han llegado al ridículo de decir que los colegios que la impartan "estarán colaborando con el mal". Eso sí, mientras ellos se arrogan la representación del bien, el Tribunal Supremo condena al Arzobispado de Madrid, encabezado por Antonio María Rouco Varela, como responsable subsidiario de un caso de pederastia o, para que se entere Rouco, que recurrió la primera sentencia: abusos sexuales continuados por parte de un sacerdote a dos niños de 10 y 12 años en la sede de la vicaría.

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