24 junio 2008

Viajes memorables o todo por la ciencia

He estado estos días fuera, tal vez alguien (sólo tal vez) haya notado que no ha habido novedades en el blog. El caso es que hemos tenido una reunión en Bogotá con los colegas integrantes de la Red Temática que les comenté en este post. Una reunión muy interesante incluyendo su comienzo y su final, juzguen ustedes mismos:

Viaje de ida: Madrid/Bogotá, salida prevista a las 14 h del aeropuerto de Barajas.
  • desde Extremadura no existe posibilidad de llegar al aeropuerto con antelación en transporte público: alquilo un coche en Mérida y recojo a A en Cáceres para llegar a tiempo al aeropuerto. Todo ello supone que me levanto a las 5:30 h.
  • 11:30 h, llegamos a Barajas sin contratiempos aunque damos tres vueltas al aparcamiento hasta encontrar la entrada correcta.
  • 12:00 h, nos acercamos al mostrador de facturación a recoger las tarjetas de embarque. Comienza el espectáculo:
    • buenas, aquí tiene los billetes...
    • ... ¿les han dicho ya que el vuelo sale con retraso?
    • mmm... pues no ¿cuánto retraso?
    • cuatro horas
    • esteee... ¿hasta las seis de la tarde?
    • sí, pero están ustedes invitados a comer en el restaurante X de la zona de embarque a partir de las 14:30
    • ah, qué bien ¿y se sabe la causa del retraso?
    • sí, es que el avión llega retrasado
    • (silencio)
  • 14:00 h, nos reunimos con B y J que vienen de Albacete y pasamos los controles para acercarnos al restaurante.
  • 14:30 h: la cola es más bien grande y la comida de la calidad que todos ustedes se suponen. La wifi teóricamente presente no deja conectarse.
  • 17:00 h: ... pasa el tiempo, B se echa una siesta, el resto nos dedicamos a mirar con envidia a otros aviones, la puerta de embarque sigue vacía.
  • 18:00 h: una chica se sienta en la silla de la puerta de embarque y un montón de gente se levanta para hacer una cola de 20 m (en el avión caben 280 personas).
  • 18:30 h: comienza el embarque.
  • 18:45, el avión, un Airbus 340, despega; las pantallas de televisión están estropeadas, olvidémosnos del cine.
  • pasan casi 10 horas, aterrizamos en Bogotá a las 21:30 hora local más o menos, a las 4:30 de la madrugada para nosotros.
  • la recogida de equipajes es desesperante y la aduana y control de pasaportes más; los pasajeros de varios vuelos se mezclan y tardamos una hora y media en salir del aeropuerto; obviamente se ha hecho de noche hace horas.
  • tomamos un taxi y le damos la dirección del hotel; el contacto con los taxistas de Bogotá es interesante y aprendemos que los semáforos en rojo son sólo una decoración navideña.
  • llegamos al hotel a las 11:30 o así (no me pidan exactitud) hechos polvo; yo llevo 26 o 27 horas despierto:
    • buenas noches, somos A, B, A y J, tenemos reserva de habitaciones.
    • señores, aquí no consta ninguna reserva.
    • ... a ver ¿no están aquí X e Y?
    • sí, esos señores están pero de ustedes no tengo ninguna reserva y el hotel está completo, no puedo atenderles.
    • (recuerdo de repente que llevo fotocopia de los tickets de reseva del hotel, los saco y se los enseño, comienza a oler a quemado)
    • ya... ¿pero han reconfirmado ustedes sus reservas?
    • no porque las habitaciones ya están pagadas (énfasis) y cuando están pagadas no se reconfirman las reservas
    • pues es que no han reconfirmado ustedes sus reservas y lo siento pero el hotel está completo.
    • estas ... habitaciones ... están ... pagadas
    • ... bueno, voy a confirmar que no les hayan ingresado en otro hotel de la cadena (teléfono) ... miren, sí, parece que están ustedes asignados al Hotel X, donde les van a esperar, no se preocupen que yo les consigo un taxi para ir...
    • doce semáforos en rojo ignorados más tarde conseguimos, por fin, entrar en las habitaciones (magníficas, por cierto) del Hotel X. El reloj marca la 1:00 más o menos, hora local.
Viaje de vuelta: Bogotá(Madrid, salida prevista a las 21 h del aeropuerto Eldorado.
  • 17:45 h: llegamos al hotel en la furgoneta que habíamos alquilado para una excursión por los alrededores; un ejército de botones nos saca el aquipaje que habíamos dejado ya recogido por la mañana y lo introduce en la furgoneta.
  • 18:55 h: llegamos al aeropuerto tras circular a una velocidad media de 15 km/h,
    el tráfico en Bogotá es alucinógeno.
  • 19:00 h: descargamos las maletas; falya una, la mía, grande y de color naranja. Por suerte nos acompaña F que llama al hotel. Allá revisan los equipajes y se dan cuenta de que se han olvidado de meter en la furgoneta esa maleta, la que tiene en su etiqueta un claro "1 de 2" bultos. Desde el hotel nos dicen que enviarán la maleta en un taxi para que podamos recogerla antes de salir. Dado el tráfico la cosa no está precisamente clara.
  • la cola del embarque es gigantesca. Hay que abortar varios intentos de colarse de gente que considera que eso de guardar el turno es algo que no va con ellos. F se queda fuera a la espera de la maleta para luego buscarnos y dárnosla. Decidimos hacerle un monumento si conseguimos llegar a España.
  • la cola apenas avanza; eso es bueno porque la maleta llega una hora después. F, de verdad, gracias de nuevo.
  • una chica policía muy amable nos revisa el pasaporte y nos pone una pegatina en la cubierta; es para ahorrar tiempo, dice. Para animar el ambiente se corre la voz de que no cabemos todos en el avión.
  • media hora más adelante llegamos a un pequeño mostrador donde hay que pagar las tasas aeroportuarias, nada menos que 33 dólares por persona. Por suerte estábamos avisados y llevo un billete de 100 dólares, tres de 20 y alguno más pequeño. Nos dicen que no admiten billetes de 100 dólares. Tampoco euros. De tarjetas ni hablamos.
  • rascando los bolsillos logramos encontrar los más de 80000 pesos que cuesta una de las tasas y pago el resto en dólares. Sobra un billete de un dólar.
  • llegamos al mostrador de embarque y saco mi tarjeta sin problemas: cuando llegan los demás:
    • lo siento pero el vuelo está cerrado.
    • ¿cómo?
    • sí, en la pantalla nos sale que el vuelo está cerrado.
    • pero si están funcionando las otras terminales...
    • ya... espere que mire
  • la terminal se había bloqueado; tanto es así que no podían sacar las tarjetas en las otras. Yo me separo para ir a ver los paneles porque el avión salía a las 21 h y son las 21:20. Un policía no me deja regresar. Al final les hicieron las tarjetas de embarque escritas a mano. Cortaron el embarque justo detrás de ellos, el avión se había llenado.
  • subo arriba, al segundo piso y pregunto por la puerta 2; una policía me mira con lástima y señala una cola, de nuevo enorme, donde nos juntamos todos los vuelos; veinte minutos más tarde encuentro la explicación: una única persona estaba revisando los pasaportes en la entrada. Veo que mis tres compañeros han logrado colarse y van algo más adelante que yo.
  • llego a la auténtica revisión de pasaportes; son las 21:45. Aquí no hay problemas y me voy a paso rápido hacia la puerta de embarque. Por el camino, en un pasillo que parece interminable aparece una chica.
    • Ella: ¡¿Vuelo de AirComet?! Rápido que el avión está para salir.
    • Yo: ¡Aquí!
    • Un policía: un momento por favor, abra la bolsa...
    • El mismo policía, mirando dentro: saque el computador...
    • El mismo policía, al que deseo se reencarne en garrapata: enciéndalo...
    • La chica: AirComet por favor...
    • Yo: no puedo encenderlo, acá tienen 110 V y me he quedado sin batería, no es posible encender este ordenador.
    • La chica: AirComet por favor... (y se va)
    • El policía va a hablar con otro que estaba a unos metros mirando, me miran: puede seguir...
    • Otro policía diez metros más allá: pare un momento, por favor (me cachea).
    • Aún otro policía quince metros más allá: pare un momento, por favor (me cachea).
  • finalmente llego a la manguera de embarque y me introduzco en un solitario pasaje; allá veo a A en una puerta lateral, una maleta negra en el suelo y dos policías al lado:
    • Yo: ¿qué pasa ahora?
    • A: es que dicen que hay que registrar esta maleta pero dicen que es mía y no es cierto. Va a ser de B.
    • Policía: ¿de quién dicen que es?
    • A: de B (una azafata va a buscarla al avión)
    • Policía: ¿esá cerrada la maleta?
    • Yo: no sé, a ver... (voy y abro la cerradura, por suerte está abierta)
    • Policía: si desean podemos revisarla con ustedes presentes como testigos.
    • Yo (desesperado): de acuerdo, adelante, ya (los policías revisan la maleta. La zona opaca que les había alarmado era un caja de mapas plegados del Instituto Geográfico. Me doy cuente de que yo llevo otra igual en mi ya famosa maleta naranja).
    • Llega B y le da un ataque de risa: pues no se cómo se van a arreglar para cerrarla, a mí me costó media hora, ja, ja... (no se da cuenta de que la miro como diciendo "B, querida, no me parece buena política ponerse a echar carcajadas delante de estos dos, la verdad").
  • al fin subimos al avión; los motorees están parados y no hay refrigeración, la temperatura es de unos 30 grados. Los demás pasajeros me miran mientras ocupo el único asiento libre. Son las 22:30 h.
Fundido en negro.

15 junio 2008

¿Somos de origen extraterrestre?

O la noticia amarilla de la semana

1. La noticia

Parece que no se puede vivir sin titulares espectaculares aunque el aparente brillo venga de errores groseros, inexactitudes fácilmente detectables y corregibles o exageraciones sin sentido. Leo en 20 minutos lo siguiente (literal aunque las cursivas son mías):

Un grupo de científicos ingleses creen que el ADN no se originó en la Tierra

Un grupo de científicos del Imperial College de Londres aseguran haber encontrado pruebas tangibles que demuestran que la vida humana no se originó en la Tierra según un estudio realizado en unos fragmentos de meteorito Murchison, que se estrelló en Australia en 1969.

Zita Martins, investigadora del Departamento de Ciencia del Imperial Gollege, asegura que la materia prima de la que están constituidas las piezas fue utilizada para desarrollar las primeras moléculas de ADN, por lo que dice que "pueden ser de origen extraterrestre", según TG Daily.

Los investigadores aseguran que descubrieron uracil y xantina, sustancias que se encuentran en las moléculas que constituyen el ADN. Al parecer, las pruebas constataron que las moléculas provienen del espacio y no son el resultado de la contaminación del meteorito aterrizado en nuestro planeta.

La noticia de 20minutos puede enfocarse desde dos puntos de vista. El primero es educativo porque es un ejemplo de degradación de la información a partir de la fuente original. El segundo es ver qué hay realmente detrás de esa noticia espectacular.

Respecto al primer enfoque, 20minutos yerra varias veces en los tres párrafos de la noticia, por ejemplo:

  1. El titular es falso, ese grupo de científicos no ha dicho eso.
  2. Zita Martins no pertenece al Departamento de Ciencia, que no existe en el Imperial College, sino que es postdoctoral en el de Ciencia e Ingeniería de la Tierra (Earth Science and Engineering).
  3. Los científicos no han dicho tampoco que hayan encontrado nada que demuestre que la vida humana no se originó en la Tierra (aparte de que no han mencionado "vida humana" en ningún momento).

Es interesante destacar que la fuente citada por 20 minutos, TG Daily, sí da la noticia bastante correctamente: sitúan a Zita Martins en el sitio correcto y comentan que uracilo y xantina son "precursores" de los componentes de moléculas constituyentes de los ácidos nucleicos (ver nota 1 abajo). El caso de 20 minutos parece, por tanto, un ejemplo claro de prisas que llevan a malas traducciones e interpretaciones (con alguna errata) y a dar una noticia de un preocupante tono amarillento.

2. El artículo

Cerrado este caso ¿cuál es el contenido real de la noticia?

Pues Martins y colegas han dicho tres cosas: (1) que han encontrado uracilo y xantina en un meteorito de Murchinson, que cayó en Australia en 1969, (2) que han descartado el origen terrestre de estas moléculas por los porcentajes de carbono 13, y (3) que estas moléculas podrían haber sido utilizadas como material "bruto" por formas de vida incipientes para formar parte de su material genético (el resumen original está aquí).

El artículo, por tanto, tiene dos componentes, uno científico y otro especulativo.

El científico (la existencia de estas moléculas en el meteorito) es muy interesante pero no nuevo: la presencia de moléculas orgánicas extraterrestres ya se mostró desde hace bastante tiempo no sólo en los meteoritos sino también en el espacio exterior y en planetas de pelaje diverso (nota 2): la formación de moléculas orgánicas no es especialmente improbable ni infrecuente.

Dado que la existencia de estas moléculas facilita potencialmente la vida, al menos tal como la conocemos aquí, es fácil caer en la tentación de establecer relaciones causales. ¿Es probable que los meteoritos como portadores de estas moléculas hayan intervenido significativamente en el surgimiento de la vida en la Tierra? Para responder a esto es conveniente recordar el experimento de Miller-Urey, un clásico que estableció que las condiciones en la atmósfera terrestre temprana eran favorables para la formación de moléculas orgánicas.

El experimento se realizo por primera vez en 1953. Stanley L. Miller y Harold C. Urey recrearon una atmósfera de metano, hidrógeno y amoniaco sobre agua y la sometieron a descargas eléctricas. Al cabo de unos pocos días aparecieron aminoácidos entre otras moléculas orgánicas. Juan Oró replicó el experimento a primeros de los 60 obteniendo también adenina, un nucleótido que forma parte del ADN y ARN y esencial para la adenosina trifosfato (ATP), la molécula "almacén" de energía en las células. Estos trabajos pioneros se publicaron conjuntamente en 1976 donde, por cierto, ya hablaban de los compuestos orgánicos del meteorito de Murchinson:

Miller S.L.; Urey, H.C.; Oró, J., 1976, Origin of organic compounds on the primitive Earth and in meteorites, J. Mol. Evol., 9 : 59-72.

En resumen, no parece que la parte especulativa añada mucho valor a la parte científica pero es útil para formar titulares. La parte científica es interesante porque aporta más información a lo conocido pero no es nueva (ver aquí algunos artículos relevantes): es posible que esos componentes tuvieran algo que ver en la evolución de la vida pero ni es seguro ni parece necesario.

¿Probado el origen extraterrestre de la vida humana como dice 20minutos? No, en absoluto, sólo es un garrafal error de interpretación.

¿Probado que las moléculas orgánicas de los meteoritos ayudaron a la vida en la Tierra? No, en absoluto, sigue siendo una hipòtesis que, además, no parece necesaria. De los hechos conocidos no se deduce esto de ninguna manera.

PS: revisando un poco, hay diarios que ya dan por demostrado el origen extraterrestre de la vida. Véase un ejemplo nítido de titular gilipollas en el Heraldo.es: "Los científicos confirman que la vida terrestre tiene su origen en las estrellas". Con dos cojones.

Nota 1: creo que las xantinas no son precursores de componentes del ADN o ARN pero si hay alguien que lo sepa con seguridad (o lo contrario) que lo diga.

Nota 2: me disculpo pero no he tenido tiempo de completar referencias académicas sobre esto. Algunos ejemplos interesantes, muy recientes o más antiguos: 1 (NASA/ESA Hubble Page, 2008), 2 (New Scientist, 2004), 3 (Space.com, 2006), 3 (NASA, 1996).

13 junio 2008

La Ecología en versión vaticana

Me avisa Lanarch de que el Vaticano organiza un Congreso Internacional sobre Ecología. Sí, así como se lo cuento. Se llevará a cabo en la Expo Zaragoza 2008 (esa que han construido en la zona inundable del Ebro) y que se inaugura creo que hoy. Personalmente me parece estupendo que el Vaticano, aparte de tener un stand en dicha Feria, organice un congreso científico para luego andemos criticando por ahí diciendo que son un obstáculo a la ciencia y tal. Además de ecología, una especialidad difícil donde hay que saber bastante de todo, desde física hasta estadística pasando, obviamente, por biología.

Acudo raudo a la página web del congreso para ver quién habla, a qué ecólogos han traído (supongo que internacionales ya que el congreso aparece también como International Congress on Ecology). En la inauguración aparecen dos ecólogos famosos:

  • Em. Rvdma. Cardenal Renato Raffaele, Cardenal Martina, Presidente del Pontificio Consejo 'Justicia y Paz', Ciudad del Vaticano
  • Exc. Rvdma. Mons. Manuel Ureña Pastor, Arzobispo de Zaragoza y Gran Canciller de la Universidad San Jorge.

Bueno, vale, no hay ecólogos pero supongo que es porque las presentaciones son institucionales y muchas veces aparecen políticos y tal. Los ecólogos seguro que vienen después en las ponencias científicas. Pero… oopss, parece que no toca todavía porque por la mañana tenemos:

  1. El hombre, espíritu corpóreo en el mundo por Giovanni Salmeri de la Universidad La Sapienza de Roma (donde, por cierto, no aparece en el directorio telefónico).
  2. El contraste del ser humano respecto de los demás vivientes: la dignidad personal del hombre por Santiago García Acuña de la Facultad de Teología San Dámaso localizada en Madrid.
  3. El hombre, 'señor y custodio' del mundo por Pablo Domínguez Prieto del mismo sitio que el anterior.

¿Custodio del mundo? ¿Espíritu corpóreo? Vaya mala memoria que tengo porque no recuerdo haber estudiado estos temas en Ecología. Voy al libro de referencia de aquellos años y, en efecto, don Ramón Margalef no habla de esto sino de energía, organización, fotosíntesis, competencia, complejidad, redes tróficas… vaya olvido el suyo, se le pasó lo del custodio espíritual corpóreo. Y decían que la Universidad de Oviedo era buena en biología...

Pero lo mejor y lo más trascendente viene a última hora del primer día con una sesión de comunicaciones que se titula Un mundo con sentido: el diseño inteligente del universo.

Sí, han leído bien, diseño inteligente para dar sentido al mundo. ¿Los conferenciantes? Como era ya previsible, tampoco son científicos ni mucho menos ecólogos. Eso sí, los títulos de sus comunicaciones deben haberles llevado un rato:

  • El mundo en su condición de religado al 'Lógos' creador y como don de Éste al hombre en cuanto criatura que tiene 'lógos', por Esther Godoy Henarejos, Universidad de Murcia.
  • El mundo como 'cosmos' y la problematicidad del 'caos' en cuanto naturaleza enfrentada con el hombre, por Juan Arana Cañedo-Argüelles, Universidad de Sevilla.
Como metadatos, doña Esther, que dice estar en la Universidad de Murcia, lo está en efecto pero como alumna de periodismo, no como profesora como parece deducirse del "Prof." que le ponen delante. Don Juan, por su parte, es Catedrático de Filosofía.

En fin, no les aburro más, no pierdan el tiempo buscando ecólogos en un congreso de ecología. El problema es que hace tiempo que algunos llaman Ecología a cualquier cosa aunque siempre, siempre es gente que no se ha molestado en estudiarla.

PS. Debatía con wazne en el post de los embarazos movidos por la oración sobre que sólo pongo noticias que dejan a la religión en malas condiciones. Allí se lo justifiqué (y le mostré una excepción) y aquí me acuerdo de él. Lo lamento pero es que a estas cosas hay que darles publicidad.

Genealogía: me lo dijo Lanarch que lo había leído en el blog del Copépodo a quien se lo había chivado El Gorrión. Que siga la saga.

12 junio 2008

Dimes y diretes en Ciencia e Innovación

Me da una enorme pereza escribir de esto, lo reconozco, es tan cansino como la falsa convergencia boloñesa pero toca hacerlo. La nueva ministra, Cristina Garmendia, que llevaba dos meses como Bono, sin decir ni mu, ha hablado por fin. Cuando la nombraron se la recibió bien porque era empresaria. Igual de bien se había recibido a su predecesora porque era universitaria. Hartos de mediocridad, aquí todo cambio despierta esperanzas. Por lo que sea, por algo y por su contrario, por estar dentro o por estar fuera, por ser o por no ser.

Hace unos días aparecieron sus dos primeras entrevistas en El País y en El Correo. En El Correo no habló de nada relativo a su nueva función, la entrevista fue un relato de lugares comunes de la política vasca y de irrelevancias personales. Obviémosla porque no encontraremos aquí un solo bit de nueva información ni una sola reflexión valiosa, ni política ni científica.

En El País sí habló de la ciencia en España y de la Universidad. Creo que ni el entrevistador estuvo certero (¿dónde se han ido los periodistas?) ni la ministra dijo gran cosa aparte de vaguedades. Pero bueno, no decir gran cosa no es no decir nada. Algo dijo con esa neolingua del buen rollo y escasa concisión. Se lo comento a continuación y luego, con su permiso, vuelvo a sumirme en el desaliento.

Voy a eliminar el ruido y los lugares comunes y seleccionar sólo media docena de frases. Seguro que mi filtro Dune de análisis semántico y su reflejo en la traducción no es objetivo pero para eso tienen la entrevista original y su propio raciocinio.

Dice la ministra (1):

Las universidades realizan el 60% de la investigación en España, pero hay que comprometerlas con el nuevo patrón de crecimiento económico.

Traducción: me importa un bledo lo que las universidades hayan hecho hasta ahora, tendrán que generar dinero sirviendo a las empresas, que las estadísticas están fatal. La investigacion que no tenga inmediata aplicación en la economía se la pueden meter por donde les quepa.

Comentario: Reconozco que la traducción presenta al menos un problema porque nadie sabe qué significa a ciencia cierta "el nuevo patrón de crecimiento económico". Dada la crisis actual supongo que la ministra no se refiere a nada de lo que está pasando ahora por lo que si era otra cosa debería haberse explicado. No lo hizo.

Dice la ministra (2):

[Ser científico en España] hasta ahora desgraciadamente ha sido una vocación. Y uno de los compromisos que tenemos es desarrollar la carrera científica en condiciones, donde se reconozca al talento como en cualquier otro ámbito o disciplina.

Traducción: el científico vocacional no interesa porque es capaz el muy gilipollas de dedicarse a estudiar los escarabajos peloteros (saludos JL). Quiero empleados que hagan lo que se les diga, no lo que les apetezca.

Comentario: ¿Desgraciadamente? Y yo que creía que ser vocacional era precisamente lo que hacía salir lo mejor de la ciencia...

Dice la ministra (3):

[Que un profesor sea mileurista] no es compatible con ser la octava potencia económica del mundo, y es algo que tenemos que solucionar: tenemos que promover que los investigadores puedan participar en empresas de base tecnológica, que puedan promover y asesorar libremente sin que eso se malinterprete, y que puedan acceder a esos otros complementos salariales.

Traducción: el que quiera mejorar su sueldo que se vaya a la empresa a ver si se lo pagan ellos, del Ministerio no va a salir un euro.

Comentario: no aborda la ministra que consecuencias va a tener esa nueva dedicación (tiempo y esfuerzos) en la calidad de la enseñanza y de la investigación.

Dice la ministra (4):

Hay ahora científicos internacionales que se plantean venir a España a liderar proyectos que se pueden mover en este país porque ven que es el momento […] Por ejemplo, el otro día Joan Massagué, me decía que muchos de sus colegas en Estados Unidos están muy interesados en el proceso que está viviendo España, que estarían encantados de contribuir. Ésta es una magnífica noticia.

Traducción: ficharemos, si se dejan, a dos o tres figuras que salgan en la tele poniéndoles un laboratorio propio. Eso se consigue con solo poner dinero encima de la mesa mientras que organizar eficazmente una compleja estructura científica exige planificación y pensar a medio y largo plazo.

Comentarios: A mí me han dicho un par de postdoctorales que ellos, hoy exiliados, también estarían encantados de volver pero que no han podido. Menos mal que con los últimos cambios ya van a quedar pocos postdocs que den la lata.

Dice la ministra (5):

[…] las humanidades tienen que jugar un papel muy importante. Pero las humanidades tienen que implicarse mucho más de lo que están en el campo científico y tecnológico. Y esto implica un cambio de actitud: en este ministerio encontrarán la puerta abierta para analizar aquellos proyectos que nos presenten.

Traducción: a ver, a esos parásitos de letras que no aportan nada a la economía dejémoslos languidecer sin dinero y sin proyectos que así cerrarán y dejarán de molestar.

Comentario: ministra ¿me explica por qué las humanidades deben implicarse más en la tecnología? ¿está segura de que su campo no es otro?

Dice la ministra (6):

No hemos hecho ninguna estimación de facultades que puedan cerrar. Tengo la percepción de algunas dificultades en donde tú has apuntado: humanidades…

Traducción: me importa un bledo quien cierre y quien no, cada palo que aguante su vela. Eso sí, las humanidades ni agua que para lo que valen…

Comentario: en realidad la kinistra no miente: no han hecho ninguna estimación de nada. Ni ella ni sus antecesoras y así nos va. Lo que ya es difícil de soportar es eso de ”tengo la percepción” ¿por adbucción? ¿en la bola de cristal? ¿en una epifanía?

Para finalizar y que lo entendamos todos: la universidad tendrá que buscar financiación en la empresa ya que “debe ser sostenible desde el punto de vista financiero”. Este punto de vista ignora que la universidad es una inversión del Estado a medio y largo plazo, no un negocio para hacer caja hoy. La riqueza se crea y se potencia si sembramos hoy y a los titulados se les da una oportunidad decente mañana, no buscando unas cuentas balanceadas mes a mes. Pero esa oportunidad no se les da por lo que esa visión a medio plazo no existe, es mejor colocarlos rápidamente en el mercado cutre para que poder presentar cifras en los debates. En este contexto sobrevivirán las disciplinas cuyos productos interesen ahora a las empresas o que consigan dinero de la ciencia financiada por las corrientes de moda. ¿Que usted se dedica a la paleontología? Pues lo tiene crudo, tanto como los matemáticos o los historiadores. Ustedes no entran en la rueda productiva, extínganse por favor y no den la lata. Hay que salvar las cuentas hoy, el futuro queda muy lejos.

09 junio 2008

Al principio fue el disco...

Una mañana de estas me entretuve con F haciendo fotografías a discos de ordenador, desde fijos a removibles. Las cintas (otro día vemos algunas) ya no se usan. Los discos, en cambio, siguen siendo una tecnología segura y rápida. Sólo que no siempre pudieron llevarse en el bolsillo. Comencemos...

Una unidad con tres discos de 40 cm de diámetro y un peso de una docena de kg. La pieza negra de la derecha es el motor que hace girar el eje. F ha conseguido rastrear el modelo: un Data General de 5 (cinco) Mb de capacidad (los tres platos juntos, no cada uno) y en uso desde 1982 a 1988. Motores y discos aún giran pero ya no hay ordenadores que sean capaces de manejarlos.

Detalle de una cabeza de lectura/escritura. Aquí pueden distinguirse los tres discos.



La aparición de los discos flexibles (disquettes o floppys) en los años 70 fue un gran avance para facilitar la movilidad de la información, el almacenaje y las copias de seguridad. Inicialmente se fabricaron de dos tamaños: 8 y 5 ¼ pulgadas. Ambos eran una delgada lámina de plástico con una capa magnética en un "sobre" de cartón. No se les podía pedir mucho, apenas 1.2 Mb para los grandes (ya evolucionados, al principio era menos) y 360 kb para los pequeños. Bastante después aparecieron los de 3 ½ en carcasa de plástico. Estos últimos llegaron a almacenar 1.44 Mb a finales de los 80.
Arriba pueden ver un lector para discos de 8 pulgadas. Con un peso de unos 6 kg su tamaño era de unos 40 x 25 cm (el CD de 12 cm de diámetro que hay encima permite hacerse una idea).

Cuando era necesaria una mayor movilidad se usaban discos removibles. El de la foto de arriba mide unos 35 cm de diámetro y se insertaba en el lector de forma que los cabezales entraban por la ventana rectangular para alcanzar el disco interno. Como en la unidad anterior, los discos parecen fabricados de baquelita.

Esta unidad de 4 discos de acero ya tiene dimensiones más moderadas, de unos 15x12 cm y un peso más discreto (aunque no demasiado, sorprende cuando lo levantas).

Iomega sacó a mediados de los 90 los discos ZIP que usaban el mismo material que los floppys de 3.5 pulgadas pero podían almacenar 100 Mb debido a que no había rozamiento con la carcasa ni contacto con las cabezas lectoras.

El siguiente avance dentro de los discos magnéticos removibles fue el JAZ, todo 1 Gb de información comercializado a partir de 1997. JAZ usaba dos platos internos con tecnología similar a los discos duros de la época.

¿Y en qué estamos ahora? No resisto la tentación de enseñarles el último juguete, este algo más moderno. Resulta que tenemos algunos análisis que espero contarles pronto cuya ejecución lleva bastantes horas de CPU y cuyo almacenamiento, incluso borrando resultados intermedios, puede requerir unos cientos de Gb. Para estas cosas hemos tenido que acudir a unidades como la de la foto: 4 Tb de discos extraibles en modo RAID 5.

06 junio 2008

¡Lee antes de citar!

Tenemos un trabajo publicado en el 2004 que se acerca a las ochenta citas. Es todo un aliciente hasta que empiezas a sospechar que algunas, en un porcentaje difícil de estimar, son de relleno. No es que no vengan a cuento sino que no parece que en esos trabajos tengan la más mínima repercusión en el desarrollo del artículo. Vamos, que te imaginas al tipo buscando afanosamente por internet mientras piensa “a ver si encuentro algo más para este apartado que ando corto de referencias”.

Lo anterior sólo ocurre en un pequeño conjunto de casos… O al menos eso queremos creer. Al respecto me envía J dos artículos. Uno es el último que nos cita donde, cosas de la vida, se confunden con conceptos clásicos de Barrio Sésamo (ya saben, arriba y abajo, cerca y lejos, Norte y Sur…). Comprensión lectora creo que se llama el problema: si nos han leido no se han enterado de algún pequeño detalle. Y para ilustrar me añade otro de apenas 6 páginas titulado Read before you cite! o sea ¡Lee antes de citar! (a lo que apetece añadir un improperio, no me digan que no).

La referencia es Simkin, M.V.; Roychowdhury, V.P., 2003, Complex Systems, 14: 269-274. El resumen contiene, como debe ser, la información más relevante:

Describimos un método para estimar el porcentaje de gente que realmente ha leido los artículos que cita. El método se basa en un modelo estocástico del proceso de cita ajustado a estudios empíricos de propagación de citas erróneas. Estimamos que sólo el 20% de los autores que citan leen realmente el original.

El método seguido es interesante: supongan que un autor cita un trabajo donde se cuela una errata, por ejemplo, un dígito erróneo en la página inicial o final (1204 en vez de 1604). Cuando un autor posterior acceda a ese trabajo para leerlo se dará cuenta inmediatamente de que hay un error y lo corregirá en la bibliografía. Con esta idea, se pueden revisar los trabajos donde la errata se propaga sin corregirse, indicador de que alguien se ha limitado al copia/pega de la bibliografía errónea pero no se ha molestado el localizar el original.

Lógicamente, el seguimiento sólo puede hacerse con trabajos muy citados donde además debe existir una errata, algo poco frecuente. Simkin y el otro tipo de apellido imposible han hecho ese seguimiento en la enorme base de datos del ISI Web of Knowlegde asegurándose también de que las erratas son reales y no introducidas por el ISI (una conducta prudente dado el tema del estudio).

Sus resultados, insisto, indican que sólo un 20% ha leido lo que cita. El que quiera consultar el trabajo original, donde dan más detalles del modelo, lo tiene aquí.

Debo reconocer que este trabajo parece uno de esos del autodenominado “observatorio español de internet” pero temo que sea más serio. Yo he insistido a las personas que hacen su tesis conmigo que siempre localicen el trabajo original, aunque sea antiguo (o precisamente por eso). Y puedo asegurarles que hemos tenido un par de sorpresas relativas a bulos que se han propagado a lo largo de publicaciones porque nadie se había molestado en revisar el trabajo original donde presuntamente se decía aquello.

Como consecuencia, tal vez deberíamos empezar a arriesgarnos a introducir sólo las citas de verdad, como en la tesis de John Nash (dos citas en total y una de ellas suya). Al respecto, les aseguro que leo todo lo que cito pero también debo admitir que he citado a veces trabajos que hubieran podido obviarse.

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