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04 marzo 2010

Amanecer en el Sahara

No me gusta mucho el estilo de Théodore Monod, recargado y donde es fácil perderse recorriendo sus frases interminables. Aún así, a veces sorprende en su descripción de fenómenos aparentemente simples, como la transición entre la noche del desierto, donde confiesa haber pasado un frío atroz, hasta las horas de viaje diurno bajo un Sol insoportable cuya luz ni siquiera les deja abrir los ojos. Dice Monod (bueno, digo yo en una traducción muy libre):
Amanece y se ven ligeras nubes que flotan en el horizonte sobre la arena gris. Hacia el oriente de pronto se despliega un brillante hechizo de luz púrpura y oro. Aparecido el Sol, el mundo cambia en una fiesta de colores y de luz. Al pie de la duna nos embriagamos en las cálidas irradiaciones, en el incendio del aire sobrecalentado que palpita a lo lejos en el falso horizonte de un espejismo. "Loado seas Señor por nuestro hermano el Sol" que llena nuestros ojos de claridad y nos aturde en una sensación de extraño misticismo. 
Pero el idilio no dura, el beso se vuelve mordedura y la caricia abrasa. El Sol ya no es el amigo apacible ni la indulgente divinidad de hace unos minutos. Ahora es el enemigo, el dios cruel e implacable de la sed, el que llena de ampollas la carne, el que suspende una mortal amenaza sobre nuestras cabezas. Es el que reseca las gargantas, agrieta los labios, deja los ojos doloridos y hace el suelo insoportable para los pies. Es el que calcina las tierras muertas del desierto y el que, bajo la cúpula de un cielo descolorido, derrama un incendio con sus rayos verticales. 
Meharées, de Théodore Monod, 1937. 
Valga el texto anterior, que tenía en la recámara desde hace tiempo, para ponerles unas fotos de mis recuerdos marroquíes.

Campamento bereber en la llanura de los fostatos

Pueblo amurallado camino de Warzāzāt (Uarzazate)

Primavera en el desierto de piedra

Oasis camino de Zagora
Cedro en la región de Khénifra, en el Atlas medio.
Alguna foto más en el álbum Marruecos.

31 enero 2010

El bosque de los arrayanes

Hago fotografías desde hace mucho aunque debo reconocer que nunca fui un artista y si hay alguna destacable se debe más a la casualidad que a mi técnica o visión de la jugada. Fruto de esos años tengo un montón de diapositivas que sólo recientemente he decidido digitalizar poco a poco. A ratos les iré poniendo algunas de lugares interesantes que supongo aún pueden ser visitados.
El primero está en Argentina, en la llamada península de Quetrihué, que penetra sobre el lago Nahuel Huapi. Era un día frío y húmedo de primavera y llegamos allá en una lanchita que atracó en un precario muelle de madera. Apenas a unos metros comenzaba un extraño bosque de árboles de color naranja por el que ya entonces se circulaba sobre una pasarela para evitar daños. Ese árbol es el arrayán, de nombre científico Luma apiculata, que allá supera a veces los quince metros de altura. De crecimiento lento, dicen que ha tenido problemas en estos últimos años por las visitas masivas. Por suerte no fue nuestro caso y pudimos disfrutar del fantasmal y silencioso ambiente del lugar sin demasiada compañía.
Aquí les dejo un par de imágenes de aquel día que espero puedan transmitir el ambiente del lugar.

 Costa de la península de Quetrihué.

 Bosque de arrayanes

  Bosque de arrayanes
  Rebrote desde la base de un árbol

31 diciembre 2009

Fotografía: corrección de perspectiva

Ando estos días por Oviedo haciendo fotos de algunos edificios notables, a ver si me voy acostumbrando a mirar hacia arriba y no sólo al suelo o a los escaparates. Levantando la vista y planificando la foto en la cabeza te das cuenta de cosas que normalmente pasan desapercibidas. Una de ellas es lo difícil que resulta fotografiar un edificio completo, de suelo a techo, eludiendo coches, farolas y semáforos (de los anuncios ni hablamos). Otra, lo complicado de la luz en esas calles, donde las casas siempre están (Murphy ataca de nuevo) en sombra por sí misma o a la sombra de otra, especialmente en estas fechas invernales. La excepción son las plazas, con espacio ¡por fin! para decidir distancias y encuadres. Pero ahí atacan los cables. Estos días, la foto clásica de la fachada principal de la catedral es imposible porque a algún lumbreras se le ocurrió pasar un grueso cable eléctrico a diez metros de altura por el mismo medio de la plaza. La solución es acercarse y tomar la foto por debajo del cable pero eso genera un efecto que puede resultar molesto: la distorsión por perspectiva.
Es una deformación que depende estrechamente del ángulo de la toma respecto a la línea perpendicular a la fachada. Normalmente dejamos ese efecto sin corregir pero en las fotos arquitectónicas puede ser indeseable. Abajo tienen una imagen bastante normal donde pueden ver que las líneas de la fachada no son paralelas, por ejemplo, la casa es más ancha abajo que arriba y las estructuras verticales no son paralelas ni entre sí ni a los bordes de la foto. La solución directa sería hacer la toma perpendicularmente a la fachada y en su punto medio (a media altura también), circunstancias en las que la distorsión por perspectiva se hace mínima. En el caso de la foto de abajo ni siquiera pude ponerme más a la derecha porque había un camión aparcado a mi lado. La levitación ayudaría pero aún no la tengo entre mis habilidades.


En fotogrametría hay programas específicos para hacer la corrección por perspectiva y generar una ortoimagen: una imagen donde las propiedades métricas se conservan, es decir, sobre la que podemos medir y obtener datos de distancias y ángulos válidos. En fotografía no hace falta tanta historia y nos basta con una corrección aproximada. Hoy les cuento que he encontrado un filtro para Photoshop muy cómodo de usar y que pueden descargarse como versión de prueba en DCE Tools Essentials. Lo que hace es superponer una rejilla rectangular a la imagen y permitirnos mover las esquinas hasta ajustarlas a las estructuras de la foto. Fijados los cuatro vértices, se realiza una transformación que distorsiona la imagen hasta hacerla encajar en la rejilla rectangular inicial. El resultado con la foto anterior lo tienen abajo.

Este procedimiento no hace milagros y cuando es necesario expandir una zona de la imagen tiene que sacarse los píxeles de la manga, interpolando a partir de los realmente existentes. Si son pocos no hay problema pero si nos excedemos la resolución será claramente menor en el lado "corto" de la imagen original. Tampoco se trata de una transformación en tres dimensiones, sólo juega con píxeles en un plano, lo que genera extraños efectos si la imagen no representa un objeto esencialmente plano. Abajo tienen un ejemplo de ese problema.

La imagen original

La imagen rectificada. Observen que son visibles los laterales de las dos galerías, efecto especialmente notable en los aleros, justo por debajo de la vegetación. En estos casos puede ser conveniente corregir exclusivamente la distorsión vertical.
Que tengan un buen comienzo de año.

25 diciembre 2009

De RAW y bits ¿por qué tomar fotos en formatos "brutos"?

Llevaba muchos años haciendo fotografías con cámaras analógicas, las que había en ese tiempo. Cuando decidí que había que comenzar con las digitales se plantearon algunas incógnitas porque algunos conceptos eran radicalmente nuevos.

Una de las cuestiones era decidir sobre el formato y la calidad de las fotos. Para mí la respuesta era evidente ya que considero que las fotos son lo único que nos queda del pasado, más fieles que los recuerdos y, por supuesto, algo mucho más duradero. Bajo ese punto de vista siempre quiero la mayor calidad posible dentro de las limitaciones que pueda tener en cada momento.

Con algunas cámaras pequeñas la cosa no es demasiado complicada porque sólo nos ofrece la opción del formato JPEG con alta, media o baja calidad. En este caso, la calidad es función inversa de la compresión de las imágenes. JPEG es un formato que nunca respeta los datos originales sino que los reduce a unos coeficientes que permiten su almacenamiento en ficheros de menor tamaño del que sería necesario para conservar la toma original. Al descomprimir o decodificar la imagen sólo se recupera una aproximación de los valores iniciales de los píxeles. Y a mayor compresión, menor tamaño y peor calidad. Toqué el tema hace casi tres años en Que no, que no trabaje con imágenes JPEG (relacionada, por si les pica la curiosidad: Porqué no escuchar a Amaral en el teléfono móvil). Después de leer ese post queda claro que debemos huir del JPEG si podemos y si no es así grabar con la máxima calidad posible y, caso de querer manipular las fotos, pasarlo previamente a un formato como TIF, que se comprime sin pérdida de calidad (usen el algoritmo LZW, claro).

Los formatos RAW
Con las cámaras un poco más avanzadas las opciones cambian y creo que todas permiten grabar en el formato llamado genéricamente RAW y que en cada marca puede adoptar nombres diferentes: NEF en Nikon, CRW en Canon...
Ahora tengo una Nikon D70s, comprada de segunda mano hace unos meses. Las incógnitas en este caso eran la naturaleza del formato RAW, llamado NEF en mi caso, si tenía que usarlo preferentemente a cualquier otro y las razones para ello.
Como solo soy un principante en esto (saben de mi pasión por hablar de lo que ignoro) lo que les contaré a continuación les parecerá banal a algunos de ustedes pero como no lo he encontrado bien explicado por ahí, se lo suelto condensado por si resulta de interés.

El sensor digital y la resolución radiométrica
El primer punto es saber cómo funciona, aunque sea muy someramente, una cámara digital. La idea básica es que el objetivo transmite la imagen exterior sobre una matriz de minúsculos sensores sensibles a la luz llamados CCD o CMOS según el tipo. Cuando nos dicen que nuestra cámara tiene 8 Megapíxeles significa que hay aproximadamente 8 millones de elementos fotosensibles en esa matriz. Es importante saber que esos elementos son sensibles a la intensidad de la luz no a su color. Consecuentemente, el sensor solo capta imágenes en tonos de gris. ¿Cómo se reproduce el color? Pues haciendo el truco se poner sobre cada elemento del sensor un filtro que solo deja pasar la luz verde, azul o roja. Si un elemento recibe solamente la componente verde de la luz, está midiendo la intensidad de ese color. Si sus vecinos miden respectivamente la de la luz azul y roja, podrán combinarse las tres medidas para tener una idea aproximada del color real de la luz.

Lógicamente, este método reduce la resolución efectiva del sensor al color porque, aunque el número de píxeles sigue siendo el mismo, el color debe asignarse en grupos como mínimo de tres píxeles. El proceso de mezcla se denomina demosaicing en inglés y el filtro se llama Bayer por Bryce E. Bayer, el tipo que lo inventó. El filtro suele estar formado por un 50% de elementos verdes, un 25% de rojos y un 25% de azules. Se dice que la abundancia de verdes se debe a la mayor sensibilidad de ojo humano a los matices de ese color aunque debo confesarles que yo no lo tengo nada claro.

¿Qué pasa cuando la luz, sea del color que sea, incide sobre un elemento fotosensible? El resultado es que cada elemento genera un voltaje eléctrico proporcional a la luz recibida. Este voltaje es analógico y debe ser trasformado a un valor digital. Aquí viene uno de los puntos clave del asunto: no todos los sensores son capaces de diferenciar el mismo número de niveles de iluminación. A esa capacidad se le suele llamar resolución radiométrica. Si un sensor tiene una resolución radiométrica de 8 bits se supone que es sensible a 256 diferentes grados de iluminación entre el mínimo y el máximo de luz que mide (2 elevado a 8). Por debajo del mínimo, que no tiene que ser necesariamente la oscuridad absoluta, la señal será nula y a partir de cierta intensidad de luz el sensor queda saturado y ya no es capaz de medir niveles superiores.
En resumen, un sensor nos proporciona intensidades de luz entre 0 y un número variable de niveles que depende de su resolución radiométrica: 0-255 para 8 bits, 0-4095 para 12 bits y 0-16383 para 16 bits. Además, se almacena un conjunto de metadatos sobre la cámara, la toma (diafragma, velocidad de obturación...), etc.

Millones de colores
Los niveles pueden ser de rojo, verde o azul gracias al filtro Bayer y al combinarlos para obtener el color real de cada zona de la imagen multiplicamos las posibilidades. Si trabajamos con 256 niveles por color primario, el número de colores que se pueden definir es de 256 x 256 x 256, unos 16,8 millones. Eso parece mucho pero si el sensor es de 12 bits serán casi 69 mil millones de colores y con 14 bits llegamos a superar los 4,3 billones.
Parece que nuestro ojo puede distinguir varios millones de colores (las referencias que he encontrado son muy contradictorias pero la más seria parece ser esta) pero está claro que los 12 o 14 bits exceden nuestra capacidad sensorial. Por añadidura las pantallas de ordenador son normalmente de 24 bits (8 bits por color primario) y excepcionalmente de 30 bits (ver este modelo de HP). En cualquier caso, parece innecesario tomar imágenes en 12 o 14 bits por color primerio ya que eso nos lleva a poder componer un montón de modulaciones que jamás veremos y que no podemos representar siquiera en una pantalla. ¿O esto no es del todo correcto?

Los motivos del RAW
Yo creo que el enfique anterior no es correcto y que debemos siempre tomar las imágenes en RAW con el máximo número de bits que nos permita la cámara. El motivo es que las imágenes son digitales, es decir, están codificadas en cifras y esa información, aunque no podamos verla, existe y puede ser procesada. Cuando tomamos la misma escena en 8 y 12 bits, el rango dinámico no cambia pero la resolución tonal, la capacidad de resolver tonos diferentes, sí. Eso es enormemente importante si luego queremos manipular las fotos para, por ejemplo, realzar detalles en las zonas más oscuras o modificar las importancias relativas de luces, medios tonos y sombras: en los 12 bits habrá mucha más información que en los 8 bits y los resultados serán muy diferentes. Gracias a esta información podremos también corregir mejor problemas derivados de contraluces o de errores en la exposición.

El formato RAW es, en resumen, un enorme depósito de información apenas procesada a partir del cual podemos empezar a trabajar con cualquier programa como Gimp o Photoshop para realizar los tratamientos básicos que son casi siempre necesarios: corregir las desviaciones tonales y mejorar la resolución tonal en las zonas extremas, más oscuras y más iluminadas. Eso sí, no olviden guardar los RAW originales como guardaban antes los negativos analógicos.

Un formato abierto para los ficheros RAW
Comenté antes de pasada que hay varios formatos que pueden incluirse genéricamente bajo la denominación RAW. De hecho, cada marca de cámaras tiene el suyo del que no sólo no desvela su estructura sino que habitualmente difiere de los demás en la longitud de su cabecera, en los metadatos o, incluso, en el uso o no de niveles ligeros de compresión. Esto plantea problemas ahora y en el futuro ya que el NEF actual puede no ser legible por un Photoshop o Gimp de dentro de cinco años. Una posible solución ha venido de Adobe, que propuso en septiembre de 2004 un formato abierto llamado DNG (Digital Negative), basado en un estándar previo de escaso éxito (TIFF/EP). Para intentar que se convierta en un estándar más aceptado ha puesto en internet un programa gratuito, Adobe DNG Converter, que lee los RAW y los transforma en DNG sin pérdida de información y conservando los metadatos. Posteriormente estos DNG deberán ser importados por nuestro programa de proceso de imágenes, manipulados en lo que nos apetezca y guardados en otro formato no-RAW. En ese paso yo prefiero usar TIF de 16 bits a pesar del mayor tamaño de las imágenes. A partir de aquí, lo que quieran; por ejemplo, Flickr sólo admite JPG, GIF y PNG por lo hay que hacer la transformación pertinente y asumir que Flickr es sólo un muestrario de imágenes de calidad limitada y no un almacén de fotos de la más alta calidad. Esas deben quedar en nuestro disco externo y en nuestra copia de seguridad.

15 diciembre 2009

01 diciembre 2009

Reunión en México

Como aparece en los comentarios del post anterior, he tenido una temporada muy saturada lo que me ha obligado a dejar el blog en espera. Por suerte la cosa parece que mejora. Desde el verano he estado preparando el informe final de un proyecto que ya les comenté hace un tiempo en ¿Cómo será de verde la Península en 2100? y en EnRedados. Dicho proyecto ya está entregado y el wiki donde se explica todo se hará público en enero, ya les iré comentando algo de los resultados. Por otra parte, he tenido un viaje en noviembre cuya preparación también me ha tenido ocupado y este próximo domingo me voy de nuevo. Para entretener la espera hasta que me asiente de una vez les pongo aquí algunas fotos del viaje pasado, tomadas en el día de asueto donde salimos a pasear cámara en ristre. En esta ocasión es fácil saber cual es el sitio. Si les gusta la muestra, les animo a echar un vistazo al álbum en Flickr.




Vista general de la fachada de la Catedral de México. Está construida uniendo dos fotogramas con lo cual el tamaño final es de 3309 x 3259 píxeles (disponible en Flickr). Como no usé trípode no fue posible que los bordes superior e inferior encajaran correctamente. Las fotos anteriores son de un pueblo llamado Malinalco, donde parece que informaron al emperador mexica Moctezuma que habían llegado unos hombres blancos a las costas orientales de sus dominios.

05 agosto 2009

[Fotos] Valdediós

He decidido hacer una cuenta en Flickr y organizar las fotos allá, supongo que era inevitable. Esta es de la Iglesia de San Salvador pero hay alguna más de mi periplo de ayer.

03 agosto 2009

Experimentando con HDR

HDR significa High dynamic range y es una técnica fotográfica que lo mismo puede dar buenos resultados que generar auténticos monumentos al mal gusto. Hay mucha información en internet y yo no estoy, ni de lejos, capacitado para dar lecciones por lo que me limitaré a contarles lo esencial. La idea es que una cámara digital no consigue, por puras limitaciones físicas, registrar adecuadamente todo el rango de reflectancia de una escena con fuertes contrastes de iluminación. Supongamos un interior más bien oscuro donde hay una ventana al exterior. Elegimos un diafragma y jugamos con el tiempo de exposición. Podemos elegir una exposición larga para que nos salga bien el interior poco iluminado pero en este caso la ventana quedará saturada y sin ningún detalle. O bien, elegimos una exposición más corta para evitar ese desagradable efecto pero entonces el interior apenas se adivinará entre las sombras.
Una solución a este problema es tomar varias fotografías con exposiciones diferentes: una sobreexpuesta, una equililbrada y una subexpuesta. En la primera quedarán más o menos bien las sombras, en la segunda los medios tonos y en la tercera las luces.
La técnica HDR es fundir las tres tomas de forma que tengamos lo mejor de todas: las sombras de una, las luces de otra y los medios tonos de la tercera.

El caso es que en este mes de vacaciones que pasaré en Asturias me apetecía experimentar un poco esta y otras técnicas que nunca he usado. Hoy por la tarde me acerqué a uno de los monumentos prerrománicos de Asturias, la Iglesia de Santa Cristina de Lena. Ha sido un día gris, de luz difusa y con algo de bruma. Los resultados del experimento están abajo, a ver si les gustan. Cuando echen un vistazo por ahí verán que la técnica HDR puede dar resultados espectaculares pero en este caso yo perseguía más conseguir una foto que reflejara el objeto en cuestión perdiendo poca información en las iluminaciones extremas: menos espectáculo pero tal vez más realismo. Lógicamente hace falta un trípode sólido porque los tres (o más) fotogramas deben encajar entre sí. Fijado el trípode y elegido el encuadre sólo hace falta medir la luz y tomar la primera imagen. Luego se subexpone y sobreexpone 1.5 diafragmas para las dos siguientes consiguiendo así un efecto no demasiado escandaloso.
Como curiosidad, verán que 4 de las imágenes presentan una distorsión bastante evidente lo cual es debido a que la falta de sitio, incluso en el exterior, me obligó a usar un objetivo de 10 mm de distancia focal. La otra está tomada algo más lejos con un zoom más convencional. La fusión la hice con la versión de prueba de Photomatix.
Aquí he subido imágenes reducidas, aunque pulsando sobre ellas se amplían bastante. Si quieren, pueden descargarlas al tamaño original (1 Mb cada una más o menos) en el enlace de Wikimedia Commons relativo a la Iglesia de Santa Cristina de Lena. o en el álbum de Facebook.





08 julio 2009

Recuerdos de viaje

Como les comenté, he estado fuera unos días lo que me ha obligado al abandono temporal del blog. Para compensar les dejo aquí con unas pocas imágenes. No es un reportaje ni un catálogo, sólo momentos que ya pasaron. A ver si al fin de semana saco un rato por fin, vuelvo a tomar el pulso del blog y les cuento algo con sentido. Gracias por esperar.
Todas las imágenes son mayores que lo que se ve aquí, pueden pulsar encima para ampliarlas.









20 abril 2009

Desde el aire hace 60 años

Las primeras campañas de fotografía aérea que cubrieron España de forma completa fueron realizados por el Ejército de los EE.UU. Una de esas series se conoce con el nombre, cargado de razón, de "vuelo americano" y se realizó en los años 1956 y 1957. Los fotogramas del "vuelo americano" han sido muy utilizados para estudios territoriales ya que nos retrata el país hace más de 50 años. Aparte del nombre coloquial, la denominación oficial del conjunto de fotos es "Serie B".
Y se preguntarán ustedes sagazmente: si hay una "Serie B" ¿no debería haber una "Serie A"? La respuesta es que sí, sólo que es mucho menos conocida. La Serie A se hizo entre 1 de febrero de 1945 y el 6 de septiembre de 1946 lo cual fue posible gracias a un acuerdo bilateral entre los gobiernos de España y los EE.UU. firmado a finales de 1944, a un año del final de la II Guerra Mundial. A los EE.UU. les interesaba tener cubierto un territorio que presumía estratégico a pesar de que no existía una especial afinidad entre ambos países y España conseguía ayuda para la modernización de algunos aeropuertos así como disponer de una cobertura fotográfica que por sus propios medios estaba muy lejos de conseguir.
La Serie A constó en su momento de 435 rollos de película fotográfica en blanco y negro, estimándose un total de unos 30000 fotogramas. El tiempo ha castigado la colección y 86 rollos se han perdido totalmente (no hay negativos ni copias positivas) y de 141 se han perdido los negativos aunque parece que sí han sobrevivido copias en papel. No se sabe gran cosa de las características técnicas de vuelo, sólo que la altura de las tomas estuvo entre los 5700 m (rollo 13) y los 8800 m (rollo 234) y que las focales de los objetivos estaban entre los 151 y 155 mm.
Últimamente estoy a la caza y rescate de este tipo de documentos y un amigo me ha pasado los primeros fotogramas de Mérida, realizados en octubre de 1945. Tenía ganas de enseñarles los resultados y para ello he hecho un montaje rápido y no muy escrupuloso de tres fotogramas que muestran la parte sur de la ciudad tal como era hace 64 años.

Mérida Sur en 1945 (pulsar encima para ampliar, para obtener una imagen grande, de 3.8 Mb, pulsar aquí)

La imagen está orientada de forma que el Sur está en la parte superior. Cruzando el río se ve el puente romano. de casi 800 m, y en su extremo visible el gran recinto de la amurallada alcazaba árabe, construida en el 835. Los que conozcan la zona verán en su interior (centro derecha) la sombra que proyecta la cubierta del aljibe.También son fácilmente identificables la plaza de toros en la periferia urbana y el teatro y anfiteatro romanos ya restaurados (construidos en el año 15 d.C. y 8 a.C. respecticamente, su primera restauración de José Ramón Mélida se hizo a partir de 1910).
Referencia: he sacado los datos sobre el vuelo del artículo: Fernández, F., Quirós, F., 1997, El vuelo fotográfico de la "Serie A", Ería, 43: 190-198.
Nota: existen vuelos anteriores a la Serie A pero son locales, no generales. Por ejemplo, en Murcia se realizó el vuelo llamado hoy "Ruiz de Alda" entre 1928 y 1932 por encargo de la Confederación Hidrográfica del Segura. Dicho vuelo ha sido recuperado recientemente tal como se comenta en la página del proyecto.

17 marzo 2009

De bombas de racimo y otras hierbas

Con estos temas siempre pasa lo mismo: poca información y, aún esa, de fiabilidad imposible de contrastar. Hay cosas que sí, que se pueden saber, como que España, junto con otro centenar de países, firmó en diciembre un tratado contra el uso de las bombas de racimo. Más o menos a la vez, la ministra de Defensa, Carmen Chacón, anunció que España destruirá todo su arsenal de bombas de racimo para el 1 de junio de 2009.
Eso significa que tenemos bombas de racimo en nuestro arsenal.
Ese es el aspecto clave pero no parece que sea el único detalle. Se confirma, por ejemplo, que la destrucción de las bombas de racimo se hace en las instalaciones de FAEX (Fabricaciones Extremeñas) en Cáceres. Una parajoda (no es errata) porque FAEX forma parte de la compañía Explosivos Alaveses SA (Expal) que fabrica las llamadas BME 330. Podemos encontrar algo de información al respecto en Portal Aeronáutico, donde en una sección de armamento aire-superficie del Ejército del Aire se mencionan tres variantes. Para confirmar un poco más el dato, en esta página aparece información de la BME 330 proviniente de una empresa del ramo bajo el título "BME 330 AR Cluster Bomb (Spain)". Podemos encontrar datos similares en Infodefensa.com. Dicen que en el Ejército del Aire hay tres tipos de BME 330, según su carga:
  • BME 330C, con una carga de 180 submuniciones CP, CH o SNA
  • BME 330AT, con una carga de 512 SAC-1 y 4 MAC-2
  • BME 330AR, con una carga de 8 SAP y 20 SNA
A continuación nos explican un poco más las entretelas que se ocultan en los 317 kg que pesa cada unidad BME 330:
  • CP: antipersonal, alto explosivo de fragmentación, letal a 5 m (0.8 kg)
  • CH: carga hueca, anticarro, 200 mm.(0.8 kg)
  • SNA: alto explosivo, denegación de área (0.8 kg)
  • SAC-1: carga hueca y fragmentación, anticarro, 100 mm (0.2 kg)
  • MAC-2:alto explosivo, anticarro, denegación de área (3.5 kg)
  • SAP: carga hueca y alto explosivo, perforante, daña unos 50 m cuadrados (18 kg)
Foto tomada de Espejo aeronáutico

Según la misma página, se utiliza otro tipo de bomba de racimo aunque en este caso de origen foráneo:
  • MK-20 Rockeye II, de origen norteamericano aunque fabricadas aquí bajo licencia. En concreto, el Ejército del Aire utiliza la version CBU-100/B, que con un peso de 248 kg contiene 247 bombetas Mk-118 anticarro de 600 g de peso cada una que pueden perforar 19 centimetros de acero.
Instalaza S.A. es otro fabricante español que lo declara directamente ya que en su web anuncia uno de sus productos:
  • MAT 120: munición de mortero, con 21 submuniciones de efecto contra carro y de fragmentación, cuyas espoletas electrónicas están dotadas de dispositivos de autodestrucción y auto-neutralización, eliminando así el riesgo de municiones activas abandonadas sobre el terreno.
Lamentablemente, el Ejército español no da demasiada información al respecto por lo que es difícil saber con seguridad cual es la situación actual. Personalmente me disgusta saber que este tipo de armas se fabrica aquí, que no se hace público a quién se vende ni tampoco hasta qué punto entra en los planes de nuestros ejército la posibilidad de usarlas.

Por cerrar con un detalle menos siniestro les diré que las bombas de racimo han estado en un sitio donde no se las esperaba: en el discurso de un fotógrafo llamado Gervasio Sánchez, un cordobés que ha pasado su vida reflejando en sus fotografías los peores lugares del mundo.
A este fotógrafo se le concedió el Premio Ortega y Gasset de fotografía por una imagen titulada Sofía y Alia. La breve historia de Sofía Elface está aquí y la foto es esta:


Gervasio Sánchez escribe artículos, siempre sobre lo mismo: nuestro fracaso como humanos evidenciado por las guerras. Merece la pena también leerle en Los desastres de la guerra.
Gervasio recibió el premio y dijo, entre otras cosas y con nombres propios, lo siguiente (el discurso completo está aquí):
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años. Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad. Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado. Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas. Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas. Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

14 marzo 2009

20000 fotos de expediciones polares

Me entero de uno de esos sitios para mirar, perderse y soñar un rato: Freeze Frame recoge veinte mil fotografías digitalizadas de una veintena de expediciones polares desde 1845 a 1982. Les copio aquí abajo algunas de esas imágenes de la vida cotidiana que me gustan especialmente y donde me dedico a mirar los objetos, libros y demás trastos que acompañaban a esta gente durante meses intentando parecerse a un hogar.

Scott escribiendo su diario en los cuarteles de invierno un 7 de octubre de 1911


Remendando sacos de dormir (Captain Scott’s Antarctic Expedition 1911-1912)

Entrando en la tienda de campaña en Cabo Royds, 1904

El fotógrafo Herbert Pointing revela negativos un 22 de julio de 1911

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