10 agosto 2008

La razón estrangulada

Acabo de leer el libro de Carlos Elías publicado en Debate (1). Es imposible hacer un comentario de un libro de 450 páginas en un post sin dejárselo uno casi todo en el tintero. Por ese motivo voy a dar hoy mis impresiones generales sin querer entrar en el debate de las ideas que considero, y ya empiezo a confesar, muy discutibles. El libro es entretenido, provocador e "incorrecto" pero eso no significa que todos sus argumentos se sostengan (empezando por el propio título porque la "razón" es esencial en la ciencia pero no es de su exclusivo patrimonio).

La tesis de don Carlos es que la ciencia en nuestro mundo occidental está en declive y que los mayores responsables son los medios de comunicación que transmiten una idea sesgada de la misma que la hace menos popular y atractiva, así como estereotipos nocivos. La causa es, dice, que los profesionales de la información son "de letras", no saben nada de ciencia y su incompetencia o su hostilidad se traduce en un sesgo pernicioso cada vez que hablan de ciencia y de científicos. Es una tesis atractiva para el complejo de Calimero de algunos "de ciencias" y rentable por lo polémica.

Seguramente me anime a hacer un post sobre los capítulos que más me interesan pero no va a ser este mes. Por lo tanto, doy sólo mi impresión general a través de unas pocas cuestiones.

La primera es respecto a la tesis básica ¿está la ciencia en declive? Creo que esa afirmación, que es uno de los pilares del libro, es muy discutible y que Elías, en su intento de justificarla, mezcla la ciencia con la percepción social de la ciencia. Podría haber usado indicadores más directos, globales, completos y fáciles de obtener. Dos podrían ser, por ejemplo, la evolución de la cantidad de científicos o de la propia producción científica. Pero creo que ahí las cifras no apoyarían la afirmación básica del libro.

La segunda cuestión es respecto al método usado para justificar las sucesivas afirmaciones. Elías acusa a los "de letras" de no usar el método científico por desconocimiento pero creo sinceramente que él, conociendo ese método, tampoco lo hace. Justifica sus afirmaciones con casos específicos y muy rara vez con datos suficientes (al menos según mi criterio), completos y de interpretación clara. Usa muchos casos anecdóticos o parciales como prueba pero eso tiene dos problemas: no sirven como tal (son anecdatos) y no son objetivos ya que están expresamente elegidos para apoyar la tesis que se defiende. Creo que eso se hace sistemáticamente a lo largo del libro.

La tercera es sobre la interpretación interesada de los casos que saca a colación. Aquí sí voy a poner un ejemplo porque es breve e ilustra una tendencia general a ver las cosas a través de un cristal coloreado que me ha parecido general en todos los capítulos. Elías dedica el capítulo 4 a mostrar cómo el cine y la televisión denigran o, al menos, dan una imagen sesgada y siempre negativa de la ciencia. Creo que es un capítulo donde casi todo es prescindible: se busca la película y dentro de esta el momento adecuado para apoyar la tesis. Otras películas y otros momentos no se mencionan nunca. Frecuentemente la interpretación es discutible y algo forzada. En algunos casos es algo más que eso: la serie de Harry Potter es anticientífica porque al tratar de magia pretende ponerla por encima de la razón y lo mismo pasa con la Guerra de las Galaxias porque se centra en la "fuerza", algo místico. Elías obvia, no sé por qué, que mucha gente es perfectamente capaz de distinguir la ficción de la realidad aunque no sea de ciencias (/ironía).

La cuarta es que hay partes contradictorias. El autor parece ser capaz de criticar una cosa y la contraria con pocas páginas de separación. Por poner un ejemplo rápido: arremete contra el periodismo científico en general por superficial e inepto pero después también critica al departamento de prensa de Nature, que hace un periodismo de calidad por el puro hecho de dar las noticias bien elaboradas a los medios de comunicación y ejercer (según él) un monopolio informativo sobre las noticias de ciencia (que, por cierto, es falso).

En fin, ya comentaré algo más detallado a la vuelta de septiembre pero, por el momento, la impresión que me queda es que el fenómeno que se denuncia en el libro, de ser real, puede tener explicaciones alternativas o complementarias. Personalmente estoy de acuerdo con que vivimos una época donde la enseñanza básica y secundaria es débil pero creo que lo es tanto en ciencias como en letras. También estoy de acuerdo en que las noticias de ciencias se dan a veces buscando el espectáculo pero creo que eso se hace también con otros temas. Sería cosa de asegurarse de que esa animadversión a la ciencia no sea un rechazo al pensamiento en general.

En fin, que afirmar que los "de letras" y en concreto los periodistas odian la ciencia y son los principales responsables de su presunto declive es una provocación absurda. O tal vez interesada.

Nota 1. Este asunto me ha recordado una entrevista que le hicieron a Rosendo, el rockero, hace unos años. El hombre se sinceró cuando le preguntaron cómo elaboraba sus letras: "yo le canto al público 'alguien te está jodiendo' y así sé que ya tengo a la mayoría de mi parte" (la cita no es literal). El libro de Elías tendrá una parte de su apoyo en algunos sectores de ciencias poco reflexivos porque representa una postura en la que resulta cómodo refugiarse.

Nota 2: en el blog del Topo ha habido una discusión sobre este libro. Yo insisto en que el fallo, en mi opinión, no es en presentar hechos (el descenso de matrículas en ciencias, por ejemplo) sino en justificar su causalidad y su significado. El Topo lo explica bien, sobre todo en los comentarios, y yo estoy de acuerdo con él (ver 1 y 2). Lamentablemente algunos de sus comentaristas han ido por el camino fácil del descrédito ad hominem, estrategia catalogada entre las falacias desde hace siglos.

(1) Carlos Elías, 2008, La razón estrangulada. La crisis de la ciencia en la sociedad contemporánea. Debate. Barcelona, 479 p.

27 comentarios:

Lanarch dijo...

No he leído el libro, pero comentas algo que me hace gracia porque tiene que ver con una de mis pajas mentales favoritas:

"...En algunos casos es algo más que eso: la serie de Harry Potter es anticientífica porque al tratar de magia pretende ponerla por encima de la razón..."

Yo solo he leído los dos primeros y he visto la primera película, pero vamos, la magia esa es básicamente ciencia. Puedes estudiarla de forma sistemática, los resultados son predecibles, usas máquinas (los objetos mágicos son eso), en fin.

Mi tesis está explicada de forma algo más extensa, aunque probablemente no lo suficiente, aquí, si se me permite la autofrikicita (cada uno tiene sus pasiones XD ).

Ángel M. Felicísimo dijo...

Reconozco que no había caido pero no tengo más remedio que darte la razón. ¿Será que la magia está en crisis en la sociedad contemporánea?

Anónimo dijo...

Angel, yo también acabo de leer el libro, y tengo que reconocer que, aun estando en desacuerdo con muchas afirmaciones, me ha gustado. Se trata de un ensayo divulgativo que pretende crear polémica, y sin ninguna duda lo está consiguiendo.
Hay un detalle en el libro que me ha llamado mucho la atención: el encarnizanimiento con la pedagogía y los pedagogos. Tengo que reconocer que no les tengo en demasíada estima -salvo algunas excepciones como mi mujer-, sin embargo, me parece excesivo atribuirles la responsabilidad de las deficiencias del sistema educativo. Creo que los psicólogos educativos han tenido una mayor presencia, y responsabilidad, en nuestro país, tanto en la elaboración de las leyes educativas como en el trabajo diarío en escuelas e institutos, sin embargo, parece que la psicología es una de las ciencias sociales a las que Elías salva en parte de la quema.Tengo que pensar que en su etapa como profesor de secundaria, Elías no debío tener una buena experiencia con algún o algunos profesionales de la pedagogía. Y en este sentido, creo que el autor es demasiado transparente con respecto al origen de muchas de sus fobias.


Respeto y admiro a quienes dedican sus esfuerzos a la investigación en "ciencias duras", pero tengo que reconocer que me resulta bastante más apasionante dedicar mi tiempo al estudio de temas como la agresividad, el vínculo entre padres e hijos o las emociones, que a investigar sobre cualquier asunto superespecializado de química. Por ello, aun teniendo más aptitudes para las matemáticas o la física, me dedique a la psicología. ¿Resulta tan difícil de entender?.

Estoy de acuerdo contigo en lo referente a las muchas contradicciones en las que incurre Elías.

Unknown dijo...

Yo también me acabo de leer el libro en vacaciones. A mi me ha gustado mucho. Y no he visto las contradicciones que señalas, Angel. Por ejemplo, respecto a la producción científica, Elias dice que ha aumentado porque ahora se publica mucho (y muchas veces se repite) para llenar los currículos, pero señala que eso necesariamente no implica que haya más ciencia. Y pone otro libro para argumentar su tesis, el de Horgan del “fin de la ciencia” que no conocía y que me estoy leyendo en estos momentos.

Elías llama a esto publicaciones basura, o algo así. Tengo varios amigos que hacen la tesis (en ciencias y en letras) y me dicen que lo que ahora vale es el número y el impacto, porque nadie se lee lo que hay dentro. Yo que ahora tengo contacto con las publicaciones científicas por motivos de trabajo, creo que la gran mayoría no aportan nada. Y he leído una entrevista de Elías en la que dice que Einstein con sus tres publicaciones sobre la relatividad no hubiese pasado muchos filtros actuales. Cantidad no es calidad y Elías señala que la cantidad está produciendo sobreinformación, pero no más ciencia. Estoy totalmente de acuerdo.

En cuanto al numero de científicos, creo que afirma que los que están ahora son los que estudiaron en los años 60 y 70 cuando aún no había crisis de vocaciones. En algún lugar del libro pone que en Gran Bretaña había, en el año 1966, el doble de matriculados en físicas que en 2006. Me ha impactado mucho ese dato.

Respecto a lo de Nature, Elias explica la supuesta contradicción con una frase parecida a esta "Si Nature es tan buena cómo he dicho hasta ahora cómo es que la incluyo en un libro sobre el declive de la ciencia". Y luego señala cómo impone la agenda o cómo destruyó el equipo de Wilmut, el de Dolly.

siento citar de memoria, pero he prestado el libro.

Yo soy periodista de un gabinete de prensa de una universidad pública y el poder de Nature es tal, que jamás mandamos comunicados los miércoles o los jueves (para publicar los jueves y viernes) porque sabemos que sólo sale lo de Nature (jueves) o Science (viernes).

Y eso en periódicos donde hay periodistas científicos, que sólo son El País y El Mundo. Es lamentable, pero no hay más. En el resto salen noticias de ciencias, pero elaboradas por gente que no sabe. Es un verdadero desastre.

Sobre el capítulo del cine, me parece obvio que la ciencia no queda bien parada en el cine. Lógicamente Elias busca argumentos que lo apoyen. Pero su libro no es una tesis doctoral, es un ensayo. ¿Qué hacen ensayistas como Marx, Freud, Sartori o cualquier otro? No incluyeron tampoco argumentos que lo contradijeran. ¿O es que Marx en El Capital habló de datos que apoyaran que la burguesía era beneficiosa para el trabajador? Es más, creo que Elías usa muchos datos que lo contradicen, aunque luego los refuta, y eso da la impresión de que se contradice.

Yo, que suelo leer ensayo de vez en cuando, creo que no es habitual que se usen datos que contradigan la tesis principal, para luego refutarlos. Lo normal son sólo datos en un sentido.

La razón estrangulada se parece tb un poco al libro de Snow, que habla de su experiencia como científico y como novelista.

Tuvo muchas críticas, sobre todo de letras, como se señala en el libro de Elías, pero es uno de los libros más polémicos y más citados.

a mi me ha gustado el libro de Elías porque me ha hecho pensar, aunque también creo que es algo humillante para los de letras o ciencias sociales. Sin embargo, es de los pocos que dicen que hay que estudiar letras en las carreras de ciencias.

Yo hice periodismo y estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Elías de cómo se imparte la carrera en la universidad. En este sentido, creo que es el libro más valiente que he leído.

Creo que Elías busca deliberadamente la polémica, como hizo Snow y, al parecer, le está saliendo bien. Es una técnica periodística para que hablen de uno. Aunque a mí me hubiese gustado que hubiera sido más neutro, para que la polémica no empañara su mensaje.

También creo que Elías se mueve en un terreno de periodismo y profesores de periodismo, donde todo el mundo es hipercrítico. Pero, ahora que trabajo con otro tipo de licenciados, creo que eso no pasa en otras áreas. Sociólogos, pedagogos, psicólogos, economistas, etc, no suelen aceptar la mínima crítica a sus disciplinas.

Ángel M. Felicísimo dijo...

>Elias dice que ha aumentado porque ahora se publica mucho (y muchas veces se repite) para llenar los currículos, pero señala que eso necesariamente no implica que haya más ciencia.

Bueno, tampoco lo contrario. He dedicado un post en algún momento a la "ciencia gris" que son esos artículos que nadie cita nunca. No son necesariamente "ciencia basura". Incluso aunque hubiera un 80% de basura ese otro 20% va creciendo en números absolutos. Elías debería demostrar que la producción científica ha bajado de nivel y no lo hace. Mientras no lo haga (y lo tiene dificil) todo es una opinión personal sin más fundamento. Acudiendo al "anecdato", actuo dos o tres veces al año de revisor y rechazo sin dudarlo la ciencia basura. No me cuesta nada porque lo primero que debe contestar un revisor es si el trabajo tiene contenidos novedosos. Habrá excepciones como en todo pero en el momento en que digas que no hay aportaciones nuevas, el artículo va directamente a la papelera.

Lo que quiero destacar en esta discusión genérica es que hay muchas afirmaciones que son sólo percepciones. Coincido contigo en que el libro crea polémica pero, sinceramente, me da la impresión (y es sólo una percepción como las suyas) de que se agarra a una hipótesis que se le ocurrió una vez como línea de trabajo como a un clavo ardiendo.

Respecto a lo de que es un ensayo estamos de acuerdo pero en él se vierten acusaciones a colectivos de personas que creo que no se lo merecen, por eso no es lo mismo que un ensayo sobre el sexo de los ángeles y por eso creo que se puede y debe criticar el enfoque y el método.

De todas formas, aquí tampoco se trata de dar la razón a ninguno de nosotros sino de presentar nuestra opinión. Gracias por comentar en este mes tan vacacional y saludos.

Unknown dijo...

Muy interesante este blog. Yo también acabo de leerme el libro La razón estrangulada de Carlos Elías y he de confesar que a mi, en concreto, me ha fascinado.

Antes de nada tengo que aclarar que soy de ciencias puras y, además, catedrática de universidad. Me lo empecé a leer a finales de julio y ya lo he terminado. Tal ha sido mi cautivación.

Creo que el libro tiene dos lecturas diametralmente diferentes: una si se es de ciencias y otra si se es de letras o ciencias sociales. Ahora lo está leyendo mi marido, que es catedrático de derecho, y a veces viene indignado. Pero yo le rebato. Se está convirtiendo en un tema de conversación del verano tb con otros colegas de vacaciones.

Mi primera impresión es que el libro documenta perfectamente el declive de la ciencia y lo hace tanto en percepción de la ciencia a través de encuestas (que es un síntoma de declive) o en número de matriculados en occidente (que es otro síntoma que, además, yo sufro) sino en la excesiva importancia que se le está dando a las ciencias sociales y, sobre todo, a las terribles condiciones laborales que nos hemos impuesto los de ciencias naturales.

Lo digo aquí desde el anonimato, mi cátedra me costó mucho más trabajo que la de mi marido y, además, él ahora vive como quiere mientras yo tengo unos horarios durísimos. Y ambos ganamos lo mismo.

El declive de la ciencia se percibe en el libro no tanto en la batería de datos que ofrece sobre matrículas o, como ha dicho un participante anterior, en que en Gran Bretaña en 1966 había el doble de matriculados en físicas que en 2006 (p.62) En 1966, según Elias, había en Gran Bretaña 31.831 matriculados en fisica, y en todas las ciencias sociales 28.149. Ese dato es importante, porque como se dice en el libro los científicos que estamos ahora somos la mayoría ya muy viejos y estudiamos en los 60 y 70.

Pero lo que más me ha gustado del libro como científica que soy, es cómo describe el declive de la ciencia con el método de las publicaciones. En este sentido, es cierto lo que dice Elías en el libro de que cada día se necesita más dinero y más trabajo para sacar resultados perfectamente prescindibles. En mi área (la bioquímica) hay que reconocer que los grandes, grandes avances se hicieron en la década de los 50 y 60.

Después se ha mejorado la tecnología aplicada, pero poco el conocimiento científico puro. Es curioso que hace poco asistí a un congreso en el que se señalaba que la mayoría de los fármacos revolucionarios se habían obtenido hasta los años 70. Le hubiese venido bien este dato a Elías.

Más publicaciones no significa más ciencia. La estructura del ADN sólo necesitó un paper y dos firmantes y su importancia para la ciencia es mayor que los 9.000 papers que se han publicado este año en el área.

Darwin publicó su mejor obra científica en un sólo libro, no en 300 artículos, aunque el contenido de su libro diera para muchos más. ¿Cómo obtendría ahora Darwin mejor una cátedra con un sólo libro o con 300 artículos. Los artículos se perderán en el anonimato del tiempo, pero no su libro. Los artículos segmentarán la información, pero no un libro que le llevó muchos años escribirlo.

Otro síntoma de declive que describe muy bien Elías es cómo se ha pasado del colaborador al simple contribuyente. Nuestros trabajos los firman a veces una docena de personas. ¿Qué ha hecho cada uno de ellos? ¿Cómo un joven se puede sentir realizado si es un simple peon en un engranaje? ¿Quién medianamente brillante quiere un trabajo así?


Los científicos nos hemos convertido en una masa anónima como los artistas de la Edad Media. Y como muy bien dice Elías, esto nos lo hemos autoimpuesto nosotros mismos. Nadie de fuera nos ha forzado. Miento: tal vez hayan sido los que elaboran la política científica que, en demasiadas ocasiones, no suelen ser científicos.


Para mí como científica, los capítulos 9 y 10 son realmente soberbios y tb el tercero sobre las terribles condiciones laborales que nos hemos impuesto los científicos y en el que me he visto totalmente reflejada. Suscribiría absolutamente todo ese capítulo 3.

Dentro de dos años me jubilaré y la lectura del magnífico libro de Elías me ha hecho reflexionar mucho: ¿qué condiciones laborales les hemos dejado a los que nos preceden?

Es cierto que la ciencia te puede dar la gloria eterna. Ahí están el caso de Cajal o Severo Ochoa. Un catedrático de derecho de aquella época nunca la tendrá en esa magnitud. Pero no todos podemos ser Cajal y, tal vez, en estos momentos, aunque trabajemos como él, la ciencia no es un campo de oportunidades como lo era antes. Me ha gustado mucho esa visión del libro de Elías.


Me ha encantado tb la parte sobre el juicio a Ian Willmut y comprobar cómo el que más había trabajado en la clonación de Dolly, había salido en último lugar en la publicación. ¡Cuántas veces he visto esas injusticias! ¡Merece Willmut la gloria de Cajal! En los últimos años me he convertido en una gestora, no en una científca.

El anonimato es algo que te permite sincerarte. Tengo cinco sexenios, varios artículos en Nature y Science y, sin embargo, ahora que me voy a jubilar: qué quedará de todo lo que he trabajado y de lo que he publicado.

¿Unas citas en una publicación de un colega que sólo leerán otros colegas especializados?

Una de las cosas que más me ha gustado del libro de Carlo Elías es su lenguaje en primera persona y sus experiencias vitales. Relata lo difícil que le resultaba su primera etapa como científico en químicas y luego añade que si él no hubiese escrito el libro que estamos comentando, nadie lo hubiese hecho como él; sin embargo, las moléculas que dejó de hacer otros las habrán sintetizado.

No sé si el método será el adecuado. No sé si habrá un mejor método para hablar de lo que él habla (la diferencia ciencias-letras) que la experiencia propia . Y me da que, al menos en España, pocos tienen esa experiencia.

Y aquí nos vemos, un grupo de personas que no conocemos de nada a Carlos Elías y que no somos de su área, hablando de su obra en nuestras vacaciones.

Un Elías que, según aparece en la biografía que publica el libro, es titular sólo desde 2003. Apenas está empezando y hay varios foros en Internet hablando de su libro. Estimado Ángel: éste es el gran declive de la ciencia que documenta perfectamente Elías

¿Habrá foros hablando sobre mi trabajo? Te aseguro que no.

La ciencia me ha dado muchas satisfacciones, pero la lectura de este libro me está haaciendo recapacitar mucho. Sinceramente, creo que a los de letras o ciencias sociales no les aportará demasiado. Pienso que no lo entenderán en toda su magnitud. Pero lo considero fundamental para los que somos de ciencias puras. Creo que es de esos libros brillantes por dentro que, sin embargo, por las tapas o el título parece que prometen menos de lo que realmente es.

Le agradezco a Elías que lo haya intentado y que no lo haya hecho sólo con frías estadísticas, sino con su propia experiencia como hilo conductor.

Muchas gracias, Ángel, por ofrecernos un foro donde comentar este libro

Ángel M. Felicísimo dijo...

Faltaría más, gracias por comentar vuestras impresiones (y que no decaiga) :-)

El Editor dijo...

Desconozco el libro, sin embargo me parece que el enfoque es equivocado.
Si la ciencia está en crisis se debería medir con los aciertos o errores de la misma ciencia. Por ejemplo, que el método de los ingenieros para calcular la construcción de un puente resulte en la caída de los mismos, que los protocolos para crear un medicamento generen un remedio inocuo, que los artefactos electrónicos no funcionen, las comunicaciones se colapsen, etc.
En todo caso si los "de letras" difunden mal la ciencia allá ellos.

Por otro lado, al menos en Argentina desde hace unos años se realiza muy buena divulgación científica, y la hacen científicos de primera línea. Excepcionalmente periodistas, pero nunca gente "de letras". De hecho los "de letras" ni si quiera divulgan lo suyo.

Como complemento de este libro sugiero la lectura de "El Olvido de la Razón" de J. Sebrelli cuyo comentario podrán ver en
http://adepensar.blogspot.com/2007/06/junio-2007.html


CARLOS Q.

Alfredo Oliva dijo...

El comentario realizado por "el editor" sobre que "De hecho los de letras ni si quiera divulgan lo suyo" supongo que no estará referido a quienes trabajamos en ciencias sociales, que sí que lo hacemos, y mucho. Tal vez, en el libro de Elías haya un fuerte dualismo: ciencias puras frente a todos los demás, que resulte demasiado simplista. Es posible que un psicólogo argentino pueda sentirse más cercano a un filósofo o, incluso, a un astrólogo, pero no es el caso de muchos otros/as que trabajamos con otros enfoques. En mi caso particular, me siento más cercano en mi forma de entender el mundo y la ciencia, a un biólogo o a un neurólogo, que a un abogado o economista.

Un ejemplo de un buen libro divulgativo, con gran éxito de ventas es "Inteligencia social" de Daniel Goleman. Muy recomendable para los muchos científicos "puros" que muestran intereses que van más allá de sus superespecializados campos de investigación.

Saludos
Alfredo

Anónimo dijo...

Alfredo
Por los de letras, quise decir los de letras.
En los programas de divulgación científica de Argentina a los que me refiero, obviamente incluyo a las ciencias sociales. ¿VOS NO LAS CONSIDERÁS CIENCIAS?
Insisto en la lectura de "El Olvido de la Razón" de J. Sebrelli.

CARLOS Q.

Unknown dijo...

Sólo quería decir que el libro de Elías es, sobre todo, un libro de viajes. No puede leerse como un tratado filosófico o una tesis doctoral.

A mí me ha recordado los libros del periodista Javier Reverte. Cuando Reverte habla de África en su "Vagabundo en África" o de Grecia en (no me acuerdo del título ahora) no nos atiborra con datos y estadísticas. Nos ofrece, sobre todo, su mirada asombrada y su experiencia vital para comprender lo que ve.


La razón estrangulada es un libro parecido. Es la mirada y la experiencia vital contada en primera persona de alguien que ha sido científico-químico, profesor de ciencias en instituto, periodista político, periodista científico y, por último, investigador en ciencias sociales como profesor titular de ciencias de la información. Ha estudiado ciencias y letras y ha investigado en los dos campos. Se va a Inglaterra a investigar el declive y nos cuenta su viaje. Eso es lo que hace el libro tan sugerente: que use su experiencia.

Luego la adorna con datos aquí y allá, pero creo que su peripecia vital es muy singular para contar una historia como ésta. Él lo sabe y por eso usa una técnica narrativa de libro de viajes y, en cierto modo, de crónica periodística.

Quien quiera un libro más sesudo (y, para mí, tostón) de Elías sobre una temática parecida recomiendo "Fundamentos de periodismo científico y divulgación mediática (Alianza editorial) que lo tenemos de cabecera en nuestro gabinete de prensa.

Lo que me gustaría destacar es que pese a que Elías nos critique tanto a los periodsitas en La razón estrangulada delata que él es, ante todo, periodista. Se nota en la técnica narrativa. No me imagino a un científico (de naturales, sociales o humanístico) español que escriba un libro en este formato.

Por cierto, me ha impresionado el testimonio de Mariam. Parece que el libro tiene muchas lecturas distintas.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Sin duda, todos tendemos a valorar el libro por nuestra experiencia personal y eso hace que tenga (este y todos) múltiples lecturas.
Relacionada con esta cuestión, he comentado en el post siguiente que un periodita llamado Pedro Cáceres ha hecho una magnífica labor a la hora de traducir un artículo nuestro a su periódico. Un ejemplo de buen hacer en este debate tan complicado (El Mundo, Sección Ciencias, 13(08(2008, pág. 24).

Unknown dijo...

También soy uno de los que ha leído este verano el libro de Elías "La razón estrangulada". Estoy de acuerdo con Ángel en que cada uno valora el libro según su experiencia. Pero no creo que eso pase con todos los libros, sino sólo con los buenos.

Yo soy químico y profesor de instituto de secundaria. Recomiendo muchísimo el libro a los que sean profesores de ciencias. A mí me ha encantado. De lo mejor que he leído en mucho tiempo, y que conste que suelo leer bastante!

Elías escribe lo que muchos pensamos y verbalizamos en nuestras reuniones de seminario, pero no nos atrevemos a ir más lejos. Tiene el pensamiento de alguien de ciencias, pero las formas de los de letras que siempre defienden más sus posturas de forma pública.

Yo empecé a hacer la tesis en química con una beca, pero el futuro no era muy esperanzador y saqué las oposiciones. Ahora estoy a punto de finalizar la tesis en didáctica de la ciencia y no puedo estar más de acuerdo con Elías en que las ciencias sociales son muy inferiores pero, sobre todo, los que las practican (practicamos) viven mucho mejor que los científicos naturales porque los estándares son más bajos. La diferencia entre hacer una tesis en químicas o en pedagogía es descomunal. (muchísimo más compleja la de químicas)

Valoro del libro los "cojones" (perdón) que ha tenido Elías al describir su experiencia personal y decir, por ejemplo, que la carrera de químicas le costó 23 veces más esfuerzo que la de periodismo, o que cuando en junio tiene que corregir la selectividad de química de la Carlos III y, a la vez, los exámenes de sus alumnos de tercero de periodismo, concluye que la selectividad es mucho más difícil.

Pocas veces se habían escrito cosas tan políticamente incorrectas en España. Lo mismo cuando se pregunta cómo un catedrático de comunicación audiovisual puede cobrar lo mismo (en España) que uno de mecánica cuántica y aclara que en el mundo anglosajón eso no sucede.

Al margen de datos, estadísticas del declive de la ciencia o los problemas en los medios, Elías tiene la valentía de decir en público lo que muchos pensamos en privado. Y tiene la honestidad intelectual de criticar el gremio al que él pertenece (el de profesores de periodismo) por lo que está claro que lo que escribe no lo hace ni desde el gremialismo ni para favorecer su carrera académica. Desde mi experiencia en la universidad (como becario hace años y ahora como doctorando a tiempo parcial), a Elías le puede costar muy caro haber escrito esto en su futuro profesional y esas actitudes no son habituales en la universidad española donde sólo se pelotea y la autocrítica jamás existe.

Sólo por eso y, sobre todo, por cómo describe que la irracionalidad se está adueñando de Occidente y la ciencia se está trasladando a Oriente, merece muchísimo la pena este libro. Es el que siempre me hubiese gustado escribir; pero yo, en mis circunstancias actuales, no puedo hacerlo ni tampoco tendría nunca la autoridad de Elías con sus experiencias vitales y profesionales.

Lo recomiendo de verdad para que los de ciencias podamos salir airosos en las múltiples discusiones ciencias-letras que siempre se dan entre profesores de instituto.

Anónimo dijo...

Y por qué, yo que acudo por cuestiones profesionales a diario a institutos,y tengo muchos relaciones con profesores tanto de secundaria como de universidad, encuentro un nivel intelectual más alto entre los de sociales o de letras? Se puede hablar con ellos de asuntos sociales, político, literatura, etc. Mientras que, con honrosas excepciones, los de letras no son capaces de expresar una idea coherente sobre algo que no sea su especialidad.
Tal vez, la culpa sea de los mismos psicólogos que a la hora de valorar la inteligencia han dado más peso en sus pruebas a los contenidos de ciencias (física, matemática), y así han contribuido a sobrevalorar a los de ciencias.

En fin, es posible que yo valore la inteligencia de forma diferente, en la línea de los nuevos avances en el campo del pensamiento post-formal, que es más evolucionado que el formal o racional.

Alfredo Oliva dijo...

Editor,

con algo de retraso (he estado fuera) contesto que por supuesto que la psicología es una ciencia, y perdona por la confusión.

Y hablando de recomendar libros, hay dos que están muy relacionados con este tema tan pólémico. Uno es Consilience de E. O. Wilson, y otro, "Erase una vez el zorro y el erizo: las humanidades y la ciencia en el tercer milenio", en el que Stephen jay Gould da la réplica a Wilson. No sé si los habrá leído Carlos Elías, pero en su libro no los cita. Gould plantea que habría que admitir una compresión superior de las humanidades en 3 aspectos: 1) el reconocimiento y análisis de las influencias sociales y sesgos que hay tras todo trabajo empírico 2) prestar atención a las preocupaciones de estilo y retóricas en la presentación y aceptación de cualquier buen razonamiento y 3) desarrollar algunos modeos de conocimiento necesarios para la ciencia, pero que que nunca fueron aceptados por ella.

En fin, ambos son trabajos interesantes de dos "monstruos" del pensamiento. Quizá Gould, algo sobrevalorado, y Wilson injustamente denigrado a raiz de sus planteamientos sociobiológicos, por los que fue tachado de poco menos que facista. Steven Pinker, recoge en su libro "La Tabla rasa" estas disputas tan ideologizadas.

Alfredo

Unknown dijo...

Vengo aquí dirigido desde este otro blog, donde me parece que la reseña es más equilibrada para alguien que quiera saber cómo es el libro de marras en realidad.

http://alfredo-reflexiones.blogspot.
com/2008/08/la-razn-estrangulada-y-el-declive-de-la.html

A mí me ha gustado mucho -muchísimo- el libro y no me considero en absoluto un "científico poco reflexivo que busque una postura cómoda donde refugiarme" tal y como nos desacredita Ángel a quienes nos ha gustado el libro.

No voy a contradecir este post porque ya lo han hecho mis antecesores mucho mejor, pero sólo un matiz. Cuando Ángel critica el capítulo del libro en el que Elías describe la influencia del cine en el declive de la ciencia por la exaltación que hace el cine de la magia, Ángel se permite la descalificación gratuita de que Elías "obvia" que la gente es capaz de separar realidad de ficción.

Pero eso no es cierto, sobre todo, tal y como subraya Elías, en la población más joven. Un ejemplo claro lo tenemos en el reciente y triste accidente aéreo de Barajas. Uno de los niños supervivientes, preguntaba al bombero cuándo se terminaba la película.

Ángel podría haber citado las referencias que aparecen en el libro sobre cómo la opinión pública tiende a representar la realidad que desconoce en los términos en que aparecen en los medios, sobre todo en las imágenes. De hecho, quien vea una película y, después, lea el libro sobre el que se ha basado la película, va a ver a los personajes como aparecieron en el cine, no cómo los describe el autor del libro.

Obviamente, el declive de la ciencia puede tener múltiples causas. Pero me ha parecido muy atractiva la causa que propone Elías relacionada con los medios de comunicación.

Como señalo en el otro post, un libro éste con muchos datos, argumentos, experiencias personales y anécodotas y, sobre todo, autocrítico, característica ésta que ya por sí sola le da un marchamo de credibilidad o, al menos, de honestidad.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Respecto al libro no contesto nada porque ya está diho pero respecto al post sí porque considero que atacas cosas que no he dicho, a saber:

>"científico poco reflexivo que busque una postura cómoda donde refugiarme" tal y como nos desacredita Ángel a quienes nos ha gustado el libro.
Esa interpretación es un error obvio porque lo que dije literalmente es "el libro de Elías tendrá una parte de su apoyo en algunos sectores de ciencias poco reflexivos porque representa una postura en la que resulta cómodo refugiarse."
REPITO: *una parte* de su apoyo vendrá de ahí de donde se deduce fácilmente que hay otras partes.

Digo:
Dices "Ángel se permite la descalificación gratuita de que Elías "obvia" que la gente es capaz de separar realidad de ficción."

Primero eso no es una descalificación y mucho menos gratuita. Pero es que además lo que digo es otra cosa, literalmente:
"Elías obvia, no sé por qué, que mucha gente es perfectamente capaz de distinguir la ficción de la realidad aunque no sea de ciencias (/ironía)."

REPITO: *mucha gente* es capaz de distinguir la realidad de la ficción.

Como prueba de que esa afirmación (no general) es un error me pones el ejemplo de *un niño* (uno y niño) lo cual, suponiendo que la anécdota sea cierta, es un anecdato.
Eso no me parece de peso para contradecir que *mucha gente" es capaz de distinguir la realidad de la ficción que es exactamente lo que yo dije: mucha gente, la inmensa mayoría.

E insisto para terminar: el libro es interesante pero no puedo estar de acuerdo con la tesis básica de que los de letras son hostiles a la ciencia. No creo que sea así. Creo que Elías busca la polémica cargando las tintas interesadamente. Eso no es ni bueno ni malo, lo mismo que estar de acuerdo o no con todo o con una parte del libro. Pero, por favor, no busques en mi post descalificaciones a los que están de acuerdo con el libro porque no las hay.
Saludos.

Tonyo dijo...

Me alegro que el libro haya suscitado esta interesante discusión. Yo también lo he leído, y me parece muy interesante. Lo he comentado (un poco largamente) en mi propio blog: http://www.delbarrio.eu/2008/09/un-libro-de-un-periodista-que-los.htm.
Aquí no me enrollo mucho más pero sí quiero apuntar dos puntos que considero importantes:

- Creo que Elías no critica las "letras" en general, sino sólo algunas disciplinas, a las que les queda mucho por mejorar en cuanto al rigor. En concreto, creo que se le nota que es profesor (y no necesariamente de ciencias) por su clara crítica a la Pedagogía. Pero menciona positivamente en varias ocasiones a otras disciplinas de letras como la filosofía, filología o historia.

- Me temo que el libro lo van a leer sobre todo los ya convencidos. Viendo la nula repercusión que está teniendo en los medios, no lo leerán aquéllos a los que les hace más falta: los periodistas. Y sería una pena.

Alfredo Oliva dijo...

Vuelvo a leer aquí lo que Tonyo comenta en su blog referente a la escasa repercusión en los medios del libro. Y comentó aquí, como lo hice allí, que el libro ha tenido una cobertura mediática excepcional para un libro y un autor de esas características (reseñas y entrevistas en multitud de periódicos). Ya quisieran muchos autores ser tan hábiles como Elías para "colocar" su libro.

William Wallace dijo...

Hola, he llegado a tu blog a través de un montón de rebotes. Acabo de empezar el libro, esperando por fin una crítica valiente a una sociedad que valora cada vez menos el conocimiento, y me he encontrado con una pataleta sin rigor.

Acabo de empezar, y ya en la página 45 demuestra que no sabe manejar porcentajes: si tengo el 6% de algo en un momento dado, y un 12% en un momento posterior, el porcentaje, el ratio, se ha duplicado, ni ha crecido en valor absoluto un 6% (como dice él), ni en relativo al porcentaje. Si después de pasar un filtro editorial tiene ese gazapo repetido por todo el texto, me hace dudar del rigor y la seriedadad que afirma que otros carecen.

Que desprecie absolutamente todas las ramas del conocimiento, incluyendo hasta las ingenierías (en un momento dado dice que los ingenieros son técnicos, lejos de intelectuales, meros "ejecutores" y no "pensadores") para denunciar que el resto desprecien su rama predilecta es asqueroso y fácil.

Estudio en la misma universidad en la que imparte clases, pero en el otro campus (el de ingeniería). Llevo desde 2001, y he visto como se precipitaba la demanda de carreras científicas Y técnicas. De los datos que menciona sobre encuestas, no recuerdo ninguno en mi campus ni que se hayan comentado los resultados que menciona (actualmente soy becario de investigación y jamás he oido hablar de su trabajo o de los debates de los que habla).

Al final, el ensayo es una triste parodia de los males que denuncia. Él mismo cae en absolutamente todo lo que clama que está mal. Es poco riguroso, no contrasta lo que dice, emite opiniones absurdas ("en mi opinión es objetivo" (sic)). Una oportunidad perdida para denunciar que la mal llamada "sociedad del conocimiento" se está quedando en "sociedad del becerro".

unnombrealazar dijo...

Los niños que crecen creyendo en los Reyes Magos desarrollan pensamientos más dados a la magia. Tenderán a pensar que es posible que personas recorran el mundo entero durante una noche, cargados con toneladas y teniendo que entrar en millones de casas cerradas a cal y canto. Los Reyes Magos son responsables del declive de la ciencia.

Este es el tipo de razonamiento que emplea Elías.

Miriam:

El que tu marido se rasca la panza y tú te hartes de trabajar es cotilleo, no evidencia. Y tu tonillo de "yo lo he captado porque soy de ciencias... los de letras o ciencias sociales no lo pueden pillar como yo" es pelín prepotente.

Tonyo:

Elías critica a los de letras y ciencias sociales en general. Después 'rescata' ciertas disciplinas, según la va viniendo bien. Es lo bueno de no exigirse a uno mismo ser coherente a lo largo de todo un libro.

Bruno:

Que a Elías le haya costado más su carrera de Químicas que la de Periodismo quizá tenga que ver con que él no estaba especialmente dotado para la Química. O que en su universidad el nivel de Periodismo está especialmente tirado. O que ha madurado con los años y se ha hecho más eficaz en el estudio. O... vete tú a saber.

Aun suponiendo que estudiar una carrera de letras o ciencias sociales sea mucho más sencillo que una de ciencias naturales, eso no implica que el nivel de rigor y exigencia de las diferentes disciplinas sea diferente. Imaginemos que mañana mismo todos los profesores de Físicas de este país deciden bajar el nivel. ¿Esto hace más tontos a estos profesores? El nivel de exigencia al alumnado no marca el nivel intelectual o cultural del profesorado.

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Preguntas:

¿Es un matemático, por el hecho de haber estudiado Matemáticas, más capaz que un pedagogo para hablar de Atapuerca? Según Elías, la respuesta es un rotundo sí. ¿Están ustedes de acuerdo?

Los libros de Punset están plagados de errores (según Elías; yo no los he leído). Esos se errores, ¿se deben a que Punset es cutre o a que Punset es de letras? Según Elías, lo segundo.

Según Elías, los científicos sociales se cubren las miserias los unos a los otros. En un mundo en el que las publicaciones son tan valoradas, ¿no sería un buen modo de hacer currículum el irse dedicando a publicar poniendo de manifiesto errores ajenos? Según Elías, ningún científico social se saldría del círculo, ni aunque cientos de artículos fáciles le estuvieran esperando ahí al lado.

Unknown dijo...

Respecto a las preguntas que propone Topo tengo que afirmar que, routundamente, un matemático está infinitamente más capacitado para hablar de Atapuerca y de ciencia en general que un pedagogo.

Cualquiera que no sea de ciencias sociales o de ciencias ocultas respondería lo mismo.

La pedagogía es una patraña intelectual con un halo de cientificidad. Por eso sus integrantes se enfadan tanto cuando los atacan. Y por eso, como bien dice el libro de Elías, cuantos más pedagogos hay en un sistema educativo, más se resiente.

Yo soy filósofo (por cierto, de los que han colgado en la Complutense la pancarta de fuera pedagogos) y creo que el libro de Elías es uno de los mejores ensayos que se han publicado en España en los últimos años.

Un ensayo no es una teoría científica, sino un juicio de valor, una reflexión personal de un tema concreto, pero escrito de forma que no sólo interese al mundo académico. Es lo que hacía Sartre o Bertrand Russell tan idolatrado por cierto por ELías (y, a mi juicio, con razón)

En este sentido, este ensayo cubre todas las expectativas y, sobre todo, la más importante, moviliza a sectores a favor y en contra (como ocurrió con Satre o Russell). Si esto lo hubiese publicado en un oscuro formato académico no quedaría en nada.

Es por ello que quizá este libro esté teniendo tanta repercusión.

Respecto al comentario de William Wallace es curioso que diga pertenece a su universidad pero que "no recuerda que se hicieran las encuestas de la que habla Elías".

Pues esas encustas están publicadas y perfectamente identificadas por Elías. (pág 48, nota a pie n 2)y en la bibliografía final del libro.

Yo he buscado el libro (Periodismo y poder) en contreto para usarlo en un trabajo de investigación porque desconocía su existencia. (Por cierto en la Carlos III hay 7 ejemplares del libro, así que me imagino que William podrá consultarlo)

Pero lo más importante: si es cierto lo que dice William de que esas encuestas nunca se hicieron, le da toda la razón a Elias de que en ciencias sociales se puede engañar y nadie se entera. Porque esas encuestas están publicadas e identificadas. Están siendo citadas. Y parece que gracias al libro de Elías nos hemos enterado de un fraude en ciencias sociales. Y qué hago yo ahora, las cito en mi trabajo o no? Yo ya no puedo reproducir el experimento.

Como filósofo también tengo que alabar el libro de Elías. Se atreve a reivindicar la filosofía clásica (Platón, Aristóteles) frente a al pufo intelectual de la filosofía postmoderna.

Respecto a los ingenieros también tiene toda la razón. Uno de los que más patenes tiene en la historia es Edison. ¿Puede compararse con Newton o Mendel?

Y no debe olvidarse que la dictadura franquista premió a los ingenieros frente a los científicos, la mayoría de los cuales tuvieron que exiliarse.

La historia del pensamiento sería nula si hubiera que considerar la aportación de los ingenieros. Ello no implica que no sean importantes para que el agua caliente llegue a mi casa. Como también lo son los fontaneros.

Amigo William, sigue leyendo porque, repito, el libro es de lo mejor y más valiente que se ha escrito en España en los últimos años. La prueba es el debate en éste y otros blogs

Alfredo Oliva dijo...

Teniendo en cuenta el interés y la polémica suscitada por el libro, acabo de publicar una segunda entrada sobre el tema en mi blog, para quienes pueda interesar:
http://alfredo-reflexiones.blogspot.com/2008/09/de-nuevo-con-la-razn-estrangulada-o.html

Un saludo

Anónimo dijo...

Sigue así. Muy bueno.

DivulgaUNED dijo...

Aquí os dejo una reseña bibliográfica realizada por un divulgador que muestra una visión divergente de la de este post. Interesante debate.

http://divulgauned.es/spip.php?article136

Ángel M. Felicísimo dijo...

Gracias por el enlace, en su momento hubo un debate en varios lugares, alguno de buen nivel, y debo reconocer que mi visión no es la más aceptada. Saludos.

Betawriter dijo...

Leí hace tiempo este libro y me pareció magnífico. Puede que el tono resulte duro y puede que algunas de sus premisas resulten discutibles (o quizá excesivamente simplistas). Pero Elías trata de hacerse preguntas y de buscar explicaciones a algo que es contrastable y que está en el aire: el declive, maltrato y manipulación que la ciencia sufre actualmente.

A mi juicio, la mayoría de su exposición es acertada, y aunque suene feo, buscar e identificar "culpables" (ya sean personas o disciplinas) es positivo. Algunos por confundir al personal utilizando encima a "la ciencia" como salvaguarda (me encanta el ejemplo de Punset) y en general culparnos a nosotros mismos, por no ser suficientemente rigurosos y estrictos cuando hay que serlo.

El problema es que nuestra actitud sumisa y de silencio (véase el ejemplo anónimo de la Catedrática, que dice en alto lo que la mayoría pensamos pero que seguramente jamás ha dicho en público -donde debía-) tiene su explicación: en un país donde tu futuro depende más de tus relaciones, tu nivel de sumisión y de a quién le hagas la pelota, que de tu valor o tu capacidad de trabajo, ¿cómo vas a triunfar la ciencia?

Quizá Elías debería haber buscado más "culpables" por ahí: nuestro gregarismo, sumisión, jerarquías y tradicional falta de democracia.

Todos sabemos cómo funciona nuestro campo. Puro teatro y pura mafia. Y al que no le guste, puerta. A estas alturas no hace falta que nos engañemos.

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